domingo, 10 de agosto de 2014

Al fin llegó la tan esperada Nochebuena, vestidas elegantemente para la cena, daban los últimos retoques a todo. Esther comprobaba el pavo aún en el horno mientras repasaba las fuentes ya preparadas. Abi recorría la casa a saltitos intentando entonar el “Feliz Navidad” aunque solo repetía una y otra vez el estribillo. Alicia estaba muy nerviosa por lo que se avecinaba e intentaba relajarse repasando inquieta la mesa muy bien preparada; colocaba bien el centro de flores una y otra vez dejándolo siempre de la misma manera: perfecto. Su madre la observaba desde la cocina y sonreía divertida. Abi volvía a repetir por millonésima vez la misma tonadilla
-¡¡Por favor Abi, basta ya!!- le gritó exasperada a la pequeña que se calló de pronto deteniendo en el acto sus brincos y la miró pasmada- Hija por Dios santo; apréndetela o cambia de canción mi rayito de sol; me estás poniendo histérica
-Histérica ya estás desde hace rato y la chiquilla no tiene nada que ver con ello- le reclamó cariñosa su madre dejando una de las fuentes sobre la mesa- no le hagas caso mi sol, tú sigue intentándolo- consoló tierna a la pequeña besándola en la mejilla, Abi le sonrió complacida
 -Es que tarda en llegar… ¿qué rayos está haciendo?- murmuró inquieta y de nuevo volvió a mover el centro floral
-¡Por todos los santos Alicia, deja en paz el florero de una vez!- le exigió su madre, ella la miró contrariada- hija, por mucho que lo muevas no hará que él llegue antes
-¡¡Aghh!!- explosionó sulfurada intentado expulsar sus nervios fuera- ¡¡Me voy volver loca como no llegue pronto mamá…!!- el timbre de la puerta la interrumpió
-Ahí lo está ya desquiciada- dijo serenamente Esther
 -No sé para qué lo invitamos- expuso fastidiada la pequeña dejándose caer de mala gana en el sofá pasmando a ambas mujeres, pero no comentaron nada y Esther fue a abrir mientras Alicia seguía estática en medio de la sala con la mirada clavada en la puerta sin atreverse a moverse y retorcía nerviosa sus manos. Esther se encontró con Vega disfrazado de papa Noel provocándole una risa divertida
-¡Jo, jo, jo ¿dónde anda Abi mamita Esther?!- dijo entrando en la casa, Alicia tampoco pudo evitar reír entretenida
-¡Bah, mira que eres bobo Vega!- expuso déspota la pequeña evitando mirarlo; los tres adultos se miraron inquietos, volvía a dar muestras de desprecio hacia él y no comprendían el por qué
-¡Ay que lista es mi niña que me ha pillado!- intentó disimular besándola apasionado en la mejilla pero la niña ni se inmutó; él la miró mucho más serio mientras se retiraba la barba y el gorro de la cabeza- ¿puede saberse qué te pasa conmigo ayer y hoy para tratarme así mi chiquita?- preguntó decidido, Abi lo observaba también muy fijamente
-Lo sabes muy bien- respondió mordaz intentando huir de nuevo a su cuarto como el día anterior -Alto ahí señorita- indicó tajante Vega sujetándola por el brazo deteniéndola- no, no lo sé; y usted no va a ir a ninguna parte sin aclararme que rayos he hecho
 -Suéltame, tú no mandas…
-Estás muy equivocada Abigail, yo sí mando aquí y mucho- la interrumpió rotundo, ella lo miró desafiante
-¿Por qué? ¿Acaso porque eres mi papá ya te crees con ese derecho?- exclamó déspota dejándolos a todos boquiabiertos
-Lo sabes- expresó conmocionado Vega tragando nervioso saliva
-Sí, como también sé por qué te marchaste a Australia y no volviste- aclaró altanera mirándolo desafiante, él frunció el ceño desconcertado- ¡¡porque no me querías Vega, no querías que yo naciera y por eso te fuiste!!- escupió llena de rabia
-Válgame Dios, que barbaridad- murmuró impresionada Esther
 -¡¡Eso no es cierto Abi!! ¡¿Quién te dijo esa enorme patraña?!- exclamó pasmado Vega mirando atónito a la pequeña
-No me vengas tú con mentiras, yo os oí ayer a mamá y a ti hablando en la cocina- declaró con rabia aunque sus ojitos se llenaron de lágrimas
-¡Oh Dios santo!- murmuró conmocionada Alicia cubriéndose sobrecogida la boca; Vega tomó aire profundamente
-¿Sabes que está muy feo escuchar tras la puertas, verdad?- indicó muy parsimonioso en un intento de controlar su mal genio que empezaba a florecer
-No escucho tras las puertas; vosotros hablabais demasiado alto- aclaró colocando sus manitas en la cintura de forma chulesca y poniendo una carita la mar de hermosa que provocó que Vega no pudiera contener una sonrisa tierna
-Touché- expresó derrotado- ven aquí y hablemos por favor, porque has malinterpretado las cosas y no fue así para nada mi chiquita- habló comedido guiándola hacia el sofá de nuevo sentándola y él se acuclilló ante ella- Abi, yo me fui porque no sabía que venías mi ángel; mami no me dijo nada y si yo llegara solo a sospecharlo, jamás ¿me oyes? Jamás me iría cielo mío, nunca sería capaz de abandonaros a mami y a ti si hubiera sabido que ibas a nacer- explicó serenamente, la pequeña lo miraba fijamente a los ojos- y lo que has oído ayer de que no quería que vinieras como mamá dijo, no es cierto Abi y si hubieras esperado un poquito y siguieras escuchando lo hubieras entendido: porque yo sí querías que vinieras, me moría de ganas por tener una niña preciosa como tú… pero al mismo tiempo tenía mucho miedo Abi, muchísimo miedo ángel mío- expresó angustiado, la pequeña apretó sus labios unos segundos
-¿A qué tenías miedo Vega?- inquirió sin poder aguantarse la curiosidad
-A no estar preparado mi niña, a no saber ser un buen papá para ti- aclaró entristecido, ella abrió sorprendida sus ojitos
-Pero eres un buen papá Vega- determinó rotunda, él sonrió encandilado
-¿A sí? ¿Tú crees?
-¡¡Sí!! Siempre tienes tiempo para jugar conmigo y me lo paso muy bien contigo- expresó resuelta provocando que los adultos rieran enternecidos
-Eso es porque estoy de vacaciones preciosa mía, pero pronto empezaré a trabajar y ya no podrá ser así- indicó apenado
-No importa, yo sé que lo intentarás como mami lo hace- aclaró decidida posando su mano en el hombro de Vega que volvió a sonreír- además, me cuidas y me defiendes como hiciste con el tío Carlos y me proteges como cuando me atropelló el coche…- la pequeña tomó el rostro de Vega entre sus manitas mirándolo fijamente a los ojos- eres muy buen papá Vega- repitió contundente y él volvió a sonreír conmovido
-Mi chiquita, no sabes cuánto te quiero mi ángel- exclamó sobrecogido abrazándola fuertemente contra él, pero ella lo separó bruscamente dejándolo de nuevo desconcertado
-Y si tanto me quieres… ¿por qué no me dijiste que eras mi papá en cuanto llegaste? ¡Tú sabías cuanto te esperaba!- gritó rabiosa sin poder contener las lágrimas- ¡¿Por qué Vega?! ¡¿Por qué lo guardaste en secreto?!- expresó golpeándolo en el brazo furiosa, miró colérica a su abuela y a su madre- ¡¿Ni tú abuelita?! ¡¿O tú mami?! ¡¿Por qué me mentisteis todos?!- les reprochó, Alicia apretaba los labios intentando no llorar por los reproches de su hija
-¡¡Ey mi chiquita; escúchame!!- la intentó tranquilizar Vega sujetándole los bracitos pero ella se reponía frenética intentando soltarse- Abi, Abi escúchame por favor, ni mami ni la abuelita tuvieron la culpa cielo; fui yo mi vida… fue mi culpa, fui muy tonto al no decírtelo antes y lo sé mi sol; pero tenía miedo Abi, tenía mucho miedo mi niña- declaró y la niña se contuvo mirándolo confundida -¿Más miedo? ¿A qué le tenías miedo?- preguntó intrigada, su padre acarició sus mejillas secándole las lágrimas
 -Pues tenía mucho miedo que no me quisieras mi amor… a qué me rechazaras por no venir antes; a que no me quisieras tanto como yo te quiero, mi bien; y por eso preferí antes ganarme tu cariño mi reinita, porque si me rechazaras me moriría de pena Abi
-Pero yo no te iba a rechazar nunca, porque eres mi papá- repuso desubicada- ¿es qué no comprendes que yo te quiero mucho Vega? y si además eres mi papá, aún más- aclaró resuelta, los ojos de Vega se llenaron de lágrimas
-Ahora lo sé mi sol ¿no te digo que soy muy tonto?- expuso chistoso y ella sonrió animada, las lágrimas comenzaron a correrle por las mejillas- ¿Me perdonas mi dulce melocotón?
-Vuelves a ser un tonto de nuevo ¿lo sabías?- dijo secándole con sus manitas las lágrimas- ¡Claro que te perdono, como no te voy a perdonar! ¡Si eres mi papi!- expuso satisfecha abrazándose a su cuello, Vega la oprimió apasionado contra él llorando de felicidad; también Alicia no aguantó más descargando las lágrimas que había estado conteniendo; Vega la observó y aquellas lágrimas lo conmovieron como siempre le ocurría cuando la veía llorar
-Ven aquí mi gatita llorona- expresó cariñoso tomándola por la cintura y, pasándola por encima del respaldo del sofá, la recostó sobre sus rodillas provocando que todos se rieran entretenidos; le secó dulcemente las lágrimas con sus dedos mientras se miraban enamorados y unas ganas insoportables de besarse los asaltó, Vega fijó su mirada en Abi- Hay algo más que tengo que decirte mi dulce melocotón- expuso resuelto, la pequeña sonrió pícara
-También lo sé- repuso resuelta
-¿Ah sí? ¿Y qué es lista resabida?- expuso burlón, la niña rió divertida
-Que aún quieres a mami y ella a ti y que por fin… ¡¡seremos una familia de verdad!!- explicó feliz echándose entre sus brazos y los tres se fundieron en un gran abrazo mientras reían dichosos; de pronto, Abi se alejó levemente de él y lo miró fijamente a los ojos- pero no más secretos y mentiras ¿vale?- expuso rotunda colocándole su dedito índice delante de la cara de Vega, ellos rieron divertidos y Vega le sujetó tierno su dedo besándoselo cariñoso
-Vale, pero eso que sea mutuo ¿eh?- la niña lo miró confundida y él sonrió dulcemente- ¿qué patraña fue esa que me colaste del gato de la señora Adela y la alergia de mamita Esther?
 -¡Ups!- repuso sorprendida y se sonrojó mostrando una sonrisa pícara- pero fue solo una mentirijilla, el pobrecito don Gato estaba solito en la calle y llegaste tú también solito…
-Y me lo emplumaste… ¡ya!- aclaró chistoso y se rieron alegres abrazándose de nuevo felices. El timbre del horno sonó
-Bueno, el pavo está ¿Qué os parece si cenamos?- repuso Esther animosa- aunque la verdad, yo no creo que pueda meter ni un langostino- aclaró con voz entrecortada
-Pues yo sí mamita Esther ¡tengo hambre y huele delicioso!- contestó alegre Vega mirándola encantado
-¿Y tú cuándo no tienes hambre?- repuso burlona Alicia, él le sujetó el mentón y la besó tierno en los labios
-Siempre… Y sobre todo de ti- murmuró apasionado, Abi los miraba sonriendo pícara y él volvió a abrazarla fuertemente contra su cuerpo- ¡Venga aquí mamita Esther!- pidió amable y la mujer obedeció; él las abrazó fuertemente a las tres juntas- ¡¡Como os quiero a las tres Dios, no voy a separarme nunca más de vosotras!!- repuso jocoso mientras las tres mujeres reían felices
Fue una velada encantadora, una noche mágica, una Nochebuena llena de felicidad. Alicia y su madre observaban deleitadas como Abi, siempre sentada en las rodillas de su padre, intentaba aprenderse por fin el dichoso villancico que él le enseñaba con paciencia. Llegó la hora de repartirse los regalos, la pequeña abría entusiasmada todos sus regalos ante la alegre mirada de los mayores que también desenvolvían los suyos. Alicia se encontró con una cajita pequeña que la ilusionó
-¿Qué es?- indagó esperanza mirando a Vega
-Ábrelo, lo traje también de Toulouse, hacía juego con los pendientes- repuso él que la miraba risueño; la abrió tomando aire profundamente y sus ojitos negros se apagaron: era un hermoso colgante en una fina cadena de oro blanco
-Oh que bonito Vega, gracias- le dijo amable y él soltó una divertida risotada desconcertándola
-¡Mi vida, me encanta ver la carita de desilusión que se te queda siempre!- expuso jocoso
 -¡No ¿por qué?! ¡¡Sí me gusta Vega, me gusta mucho!!- reclamó tierna y él se acercó a ella besándola en los labios
-Lo sé cielo, sé que te gusta pero no es lo que esperabas, lo que esperabas es esto- aclaró colocándole un anillo en su dedo de un hermoso diamante romboidal ensartado en oro blanco formando un hermoso conjunto con el colgante y los pendientes, dejándola sin palabras; Esther sonrió feliz mientras Abi atendía sin perder detalle
-Dios mío Vega… no sé qué decir- murmuró mirando el anillo en su dedo deslumbrada y él la besó dulcemente en los labios
-Dime solo que sí y me doy por satisfecho mi vida- indicó feliz besando su mano
-¿Qué solo diga sí?- repuso alegre- ¡¡Claro que sí mi amor, mil veces sí; te quiero Vega!!- repuso radiante y, sonriéndose felices, se besaron apasionados
-¡Válgame Dios, es el mejor regalo que me podíais haber dado hijos míos!- expuso la mujer alborotada aplaudiendo feliz y ellos rieron gozosos, Abi los miraba confundida
-Pero ¿qué pasa abuelita?- preguntó intrigada ante la estrepitosa reacción de su abuela
-Tu papi y tu mami se nos van a casar mi chiquita, se nos casan por fin mi niña- explicó resuelta tomándola en su regazo besándola en las mejillas y la niña rió alegre abrazándose feliz al cuello de sus padres
Acostaron a Abi después de muchas protestas por parte de la pequeña que no quería irse a la cama; cuando Vega la arropaba amoroso, la niña se sujetó arrebatada a su cuello
 -¿Sabes qué papi?- dijo mirándolo dulcemente a los ojos
 -¿Qué mi chiquita linda?
-Que te quiero mucho, muchísimo- declaró complacida
 -Y yo a ti mi dulce melocotón- respondió enternecido besándola en la frente, ella le sujetó la mano entre sus manitas colocándosela sobre su pecho
-Quédate conmigo hasta que me duerma ¿sí, porfi?- repuso alentada, él le sonrió feliz
-Claro mi sol, me encantará quedarme contigo- expuso campechano recostándose a su lado, la tomó entre sus brazos y ella se acomodó reposando su cabecita contra su pecho; él la besó tierno en el pelo mientras Alicia los observaba emocionada. Se durmió en seguida pero Vega no la soltó, se quedó mirándola embelesado mientras acariciaba tierno sus mejillas; era la muñequita más preciosa del mundo y así dormida, parecía un angelito que se le había escapado a Dios del cielo. Miraba embobado sus mejillas sonrosadas torneadas por su bello cabello ondulado negro, con su rostro ovalado y su naricilla perfectamente recta y afinada, su boca de labios finos aunque bien definidos; y sobretodo aquel hoyuelo en el mentón tan particular- Dios mío, como pude estar tan ciego- murmuró conmocionado con voz entrecortada acariciando tierno el hoyuelo
 -¿Qué tienes mi vida?- expuso inquietada Alicia al verlo tan impresionado; él tragó saliva emocionado mirándola tierno y le sonrió complacido
 -Si es igualita a mi madre mi amor ¿cómo pude estar tan ciego?- expuso enternecido, ella le sonrió dulcemente y se acercó a él rodeando su cuello con sus brazos, lo besó conmovida en el pelo
 -Yo también me retiro ya muchachos, también para mí se me ha hecho muy tarde- intervino pausadamente Esther no queriendo molestar, ya se había preparado para acostarse; ellos le sonrieron cariñosos
 -No se preocupe mamá Esther- respondió Vega dejando muy cuidadosamente a la pequeña de nuevo en su cama y cubriéndola con el edredón al tiempo que la besaba tierno en la frente, se dirigieron hacia ella- yo también me voy ya, mañana se levantara con muchas energías para hacer miles de cosas, ya la ha oído- se rieron animados mientras él le daba las buenas noches besándola cariñoso en la frente también como había hecho con Abi
-No seas bobo hijo, irte ahora arriba sería una soberana estupidez- explicó campechana y Vega rió entrañable mientras Alicia se sonrojaba tremendamente
-Mamá ¿qué dices?- repuso abochornada Alicia
-¡Bah! Que digo que digo... digo que es una tontería subir al ático cuando ya estáis aquí- aclaró indiferente y se rieron animados, posó dulcemente su mano en la mejilla de Alicia mirándola dulcemente- además, estoy más tranquila si os quedáis mi chiquita; que andes de arriba para debajo de mañana temprano no me gusta nada, podría verte alguien y ya sabes cómo son aquí… buena gente, no digo que no ¡Pero con una lengua…!- volvieron a reírse divertidos, se dieron las buenas noches y se retiró a su dormitorio. Ellos se miraron amorosos sonriéndose felices, Vega la rodeó con sus brazos por la cintura y la atrajo contra él
 -¿Nos vamos a la cama entonces mi palomita?- le murmuró malicioso, se besaron complacidos
 Él se desnudó y se metió en la cama mientras ella se alistaba en el baño; cuando regresó cerró la puerta y comenzó a desnudarse mientras él la contemplaba deleitado apoyado en sus brazos cruzados bajo la cabeza. Ella se acercó y recogió su camisón de debajo la almohada, él se lo intentó arrebatar de las manos no consiguiéndolo, la miró mimoso
-No te lo pongas cielito- dijo meloso tirando de él pero ella no lo soltaba
-¿Cómo qué no?
-¡Si te lo voy a quitar ahora mismo!- aclaró resueltamente decidido
-¡De eso nada! Mi madre duerme en la habitación de al lado ¡Ni se te ocurra pensarlo siquiera!
-Ok, tú mandas- contestó pacíficamente soltándoselo y se recostó de nuevo cruzando sus brazos debajo de su cabeza; ella se lo puso y se metió a su lado acomodándose contra su cuerpo. Vega la recogió amoroso entre sus brazos y se besaron deleitados mientras acariciaba su espalda oprimiéndola suavemente contra él; Alicia se iba encendiendo con el beso y sus caricias y, en seguida, estaba besándolo codiciosa apremiando su cuerpo contra el de él reclamando su contacto, Vega se retiró y la besó dulcemente en la punta de la nariz- hasta mañana mi cielo- repuso dándole la espalda dejándola confundida, sonreía divertido
-¿Qué haces idiota?- indagó sorprendida tirando de su hombro para voltearlo hacia ella
-¡Ni pensarlo siquiera, me acabas de decir mi amor!- comentó burlón mirándola malicioso, ella sonrió cautivada
 -Ya sé lo que dije…- expuso subiéndose encima suyo, jugueteó melosa con sus labios rozándoselos con su lengua, él sonreía complacido- pero ¿serías capaz de dejarme así mi cielito? ¿Y tú? ¿Lograrías dormir bien así?- añadió mimosa mientras acariciaba tierna su miembro endurecido, gimió deleitado- ¡chisss, pero ni un murmullo siquiera ¿me oyes?!
 -¿A mí qué me dices? Si la escandalosa eres tú- expuso divertido levantándole el camisón para sentir su piel bajo sus manos
-Anda, cállate; a mí puede que se me escape algún jadeito, pero tú gruñes como un oso- replicó chistosa
-¡¿Quién gruñe?!- protestó entretenido girándose y colocándose sobre ella; riéndose alegres, se besaron ardientes mientras sus manos buscaban su excitación mutua acariciándose sus partes íntimas. Cuando sus cuerpos ya buscaban codiciosos la incursión extrema, mientras su boca se deleitaba con los excitantes pechos de Alicia, la penetró pausadamente. Ambos soltaron un suspiro placentero al sentirse unidos por fin. Se movían mansamente, se acompasaban perfectamente en una entrega perfecta y dulce cargada de amor que los desposeyó igualmente llevándolos a unas frenéticas arremetidas empujándolos hacia ese frenesí inmenso que los devoraba por dentro. En un delirante arranque final, ese intenso poder se desperdigó por sus cuerpos induciéndolos a arrebatadas sacudidas mientras sus manos se enredaban crispadas en un intento de expulsar aquella tremenda y maravillosa furia que los invadía por dentro sin poder evitar los jadeos turbulentos en Alicia que Vega silenció en un fogoso beso atrapando impetuoso su boca y ella se entregó impulsivamente entusiasta. Se retiró levemente para ver aquel resplandeciente y hermoso rostro mientras sonreían dichosamente complacidos mirándose apasionados
 -¿Te has dado cuenta cómo sí gruñes?- aclaró divertida acariciando su rostro y él rió campechano -Palomita, creo que vamos a tener que insonorizar también nuestro dormitorio además de la sala de música- respondió chistoso depositando un dulce beso en sus labios y se rieron alegres. Se recostó a su lado y se ciñeron amorosos, se besaron deleitados y se durmieron plácidamente.

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