viernes, 22 de agosto de 2014


Aquella mañana, Alicia se encontraba realmente mal pero no dijo nada. Dormir ya era imposible pero tampoco había podido descansar debido a un sordo y perseverante dolor en sus riñones. Se fue al trabajo y realizó dos de las operaciones que tenía programadas pero, aquel dolor agudo seguía perforándole la espalda haciéndola sentir cada vez más incómoda. Durante la tercera, en plena operación, un fuerte pinchazo en sus riñones recorriéndola hasta su bajo vientre la hizo detenerse cerrando dolorida sus ojos y tomar aire profundamente.
-¿Se encuentra bien doctora?- indagó inquieta Marta su asistente en quirófanos, ella asintió con la cabeza y continuó como si nada hubiera ocurrido. Ya casi acabando de operar al paciente, se detuvo de pronto. Otro fuerte pinchazo la asaltó por segunda vez, cerró los ojos nuevamente intentando aguantar pero no pudo controlar un leve gemido que se escapó de su garganta
-¿De verdad se encuentra bien?- le preguntó Claudio el anestesista observándola preocupado como palidecía y su frente se inundaba de sudor, ella miró a sus asistentes; todos la observaban con cara de preocupación
-Sí, todo está bien; acabemos de una vez- intentó sonreírles tranquilizadora y regresó a su trabajo
-Pues tiene muy mala cara hoy doctora, más de lo habitual últimamente- comentó inquieta Marta secándole la frente de nuevo
-¿Queréis dejarlo de una vez?- exclamó fastidiada, todos guardaron un tenso silencio mirándola inquietos; ella tomó aire profundamente en un intento de serenarse- Estoy bien, tranquilos; por favor acabemos ¿sí?- expuso algo más calmada y acabó la sutura.
-¡Por Dios! ¡Qué mala cara tienes Alicia!- le comentó asombrada Bárbara así apareció en su despacho- ¿Te encuentras bien? ¿Llamo a Aurora?
-No, estoy bien; solo estoy muy, muy cansada- expuso calmadamente- voy a recostarme en el sofá antes de la siguiente intervención ¿a qué hora es?
-Está dispuesta para las tres de la tarde; tienes dos horas para descansar- le explicó cariñosa y ella le sonrió complacida
-Pues no me molestes con nada a no ser que sea algo muy importante, por favor
-Claro… ¿quieres que te vaya a buscar algo de comer?- propuso animosa mirándola esperanzada
-No, no tengo hambre; solo quiero acostarme y descansar- expuso entrando en su despacho
-Que novedad- la oyó quejarse irónica y cerró la puerta tras ella, se dirigió al baño y se asustó tremendamente cuando descubrió la sangre en sus pantalones- ¡¡Oh Dios!! ¡¡Bárbara!!- gritó aterrada, al instante entró la muchacha quedándose pasmada al ver también la sangre
-¡Oh Dios mío!- musitó asustada
-¡Llama a Aurora, rápido!- la apresuró rauda
-Sí, claro... ahora mismo- indicó sobrecogida saliendo del baño y tomando ya el teléfono sobre el escritorio de Alicia
-Alicia, tienes que serenarte y cuidarte más- le indicaba con voz firme Aurora después de examinarla sobre la camilla de la consulta de Alicia, ella la miraba con ojos asustados- todo parece estar bien, tranquilízate... pero por ahora; si sigues así volveremos a los sobresaltos como cuando fue de Abi ¿quieres perder al pequeñín Alicia?
-¡No!- expuso aterrada mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas
-Pues cálmate de una puñetera vez Alicia- explicó rotunda leyendo los resultados que Bárbara le entregara hacia unos minutos- ¿estás tomando las vitaminas que te receté y estás comiendo bien?
-Sí- respondió rauda
-Mentira, lleva semanas sin probar bocado a la hora de comer- declaró rauda Bárbara, Alicia la fulminó con la mirada- me da igual que me mires así Alicia, estás mal y no comes: esa es la verdad
-Alicia ¿qué pasa?- se interesó amistosa Aurora
-Nada, es que no tengo hambre- musitó abatida, Aurora tomó aire profundamente
-Puede ser debido a la anemia de órdago que tienes… ¿pero estás descansando todo lo que te recomendé verdad?
-Lo intento, procuro estar acostada todo el tiempo posible, pero dormir no soy capaz; no puedo cerrar los ojos en toda la noche
-Alicia, si sigues así no te puedo asegurar que todo vaya acabar bien ¿me estás escuchando?
-Sí- murmuró llorosa
-¿Qué te está pasando Ali? Te veía tan feliz y animada… ¿Acaso tenéis problemas tú y Vega?- se interesó amistosa
-No, que va... Solo que...- intentó explicarse pero rompió a llorar afligida impresionando a Aurora
-¡Por favor Alicia ¿qué ocurre cielo?!- se impresionó la doctora tomándola cariñosa entre sus brazos
-Es que Vega está de viaje y lleva unas semanas fuera; ella lo lleva francamente mal- le explicó conmovida Bárbara
-¡Por Dios santo Alicia! ¿Solo es eso?- expuso mirándola a los ojos con ternura mientras le acariciaba cariñosa las mejillas- amiga mía, si solo está de viaje; regresará mi cielo
-Lo sé pero todo esto es superior a mí- sollozó desolada
-Es mejor que pidas unos días y te quedes descansando en casa- le recomendó amistosa
-No- expuso rápidamente- en casa me es aún más insoportable su ausencia, el trabajo me entretiene
-Pues entonces deja de operar Ali; habla con Ventura y que te quite trabajo de encima o con Bermúdez si lo prefieres, pero hazlo o tu salud y tu pequeño saldrán perjudicados ¿quieres qué lo haga yo?- se ofreció amable
-No gracias, lo haré yo… hablaré con Ventura para que me releve de las operaciones y me pase a consultas, te lo prometo; pero Aurora… de esto no debe enterarse Vega, por favor- suplicó angustiada
-Pues cuídate y tranquilízate o seré yo misma quien lo llame y se lo cuente todo- la avisó tajante
-De acuerdo
-Quiero volver a verte la semana que viene y quiero estos resultados mejorados o, te prometo, que llamaré de inmediato a Vega
-Vale, comeré y descansaré más, prometido- se sonrieron animosas y volvieron a abrazarse. Sonaba el teléfono del despacho de Alicia que atendió pronta Bárbara
-Consulta de la doctora Martín- contestó profesionalmente pero su cara se tornó muy asustada inquietando a Alicia
-¿Qué pasa Bar?
-Alicia, tu paciente... el que acabas de operar...
-¿Qué le ocurre?- se inquietó aún más sentándose en la camilla
-Avisan de abajo que le está bajando la presión de manera descomunal y le están perdiendo
-¡¿Cómo?! ¡Si era una operación sencilla y todo fue bien! El paciente ya tenía que estar despierto- Alicia se levantó de la camilla inmediatamente dirigiéndose al pasillo a paso presuroso
-Alicia…- la intentó detener Aurora preocupada siguiéndola hasta la puerta
-¡¡Ahora no Aurora!! Esto es urgente- aclaró echando a correr hacia los ascensores donde desapareció. Bárbara observó la cara preocupada de Aurora
-¿Todo va tan mal como se lo pintaste o solo quisiste asustarla Aurora?- preguntó inquieta
-No Bárbara... está cayendo de nuevo en una depresión y las cosas pintan mal para esa criatura- explicó mirándola muy preocupada
-¿Crees que debo avisar a Vega?- expuso y ambas se quedaron mirando fijamente
El teléfono sonaba por cuarta vez y Vega ya se estaba inquietando por la tardanza en descolgar de Alicia, nunca dejaba que sonara más de dos veces
-¿Hola?- le llegó por fin la vocecilla de Abi
-¡Ey, mi dulce melocotón!- exclamó dichoso de oír a su pequeña
-¡¡Papi!!- soltó entusiasmada provocándole una sonrisa alegre- ¡Abuelita, es papi!
-Hola mi princesita ¿cómo estás?
-Bien ¿Y tú?
-También bien cielito ¿y mami? ¿Por qué no cogió ella el teléfono?- interrogó inquieto
-Porque aún no llegó papi- aquella noticia lo intranquilizó y observó su reloj, serían ya más de las nueve de la noche en España, tendría que estar de regreso en casa hacia horas
-¿Cómo que no regresó aún mi chiquita?- se impacientó nervioso
-Déjame el teléfono Abi- oyó a Esther a través del auricular- ¿Vega?
-Hola mamita Esther ¿cómo es eso de que Ali aún no llegó a casa? ¿Todo está bien?
-Sí hijo, solo que tuvo una urgencia de última hora pero todo está bien no te inquietes ¿cómo va Charles?
-Poco a poco mamita, los médicos dicen que va habiendo alguna mejoría.... mamita Esther ¿seguro qué todo va bien?
-Claro hijo- Esther agradecía que estuviera por teléfono y no tener que mentirle mirándole a los ojos; no podría ocultar su preocupación también porque Ali, no solo no había llegado, sino que ni había avisado; no sabía nada en absoluto de ella y estaba realmente muy angustiada
-¿Y con quien regresará? Es tarde mamita
-Seguramente cogerá un taxi, no te inquietes por eso; tú solo preocúpate de Charles y su familia que aquí todo está bien
-Bueno… llamaré mañana de nuevo; dele un beso a mis reinitas y otro para usted
-Vale, cuídate mucho hijo- la llamada se cortó y Esther se quedó desolada mirando el auricular en su mano
-¿Pasó algo Vega?- le preguntó Claire al verlo quedarse tan callado después de su llamada diaria a casa. Él levantó la vista y se encontró con la mirada de ella y de Gabriela que lo observaban intranquilas
-No tranquilas, solo que no pude hablar con Ali... tuvo una urgencia en el hospital y aún no llegó a casa
-¿Y regresará sola Vega? vuestra casa queda algo lejos y ya es tarde en España- indicó Gabriela inquieta, él la observó fijamente y empezó a marcar de nuevo su teléfono
-¿Willy?
-Hola colega ¿cómo va Charles?
-Recuperándose poco a poco ¿dónde estás Willy? Necesito que me hagas un gran favor
-En casa ya pero sabes que no hay ningún problema ¿qué necesitas amigo mío?
-¿Te importunaría mucho ir a recoger a Ali en el hospital? Se le ha hecho tarde y no quiero que regrese sola a casa ¿tienes algún inconveniente?
-¡Eso ni se pregunta colega! Ahora mismo voy a por ella; no te preocupes
-Gracias Willy, no sabes cómo te lo agradezco
-Nada amigo mío, tus reinitas siempre es lo primero en estos momentos; Ahora mismo te la recojo y te la dejo en casa
-Gracias Willy, muchísimas gracias.
Recorría  el pasillo del hospital camino del despacho de Alicia cuando le alcanzó las voces alteradas de varias personas desde el interior del consultorio
-¡¡Santo Dios Alicia!! ¡¿Cómo pudo pasar algo así?!- exponía atormentado un hombre
-¡¡No lo sé Ventura!! ¡¡No llego a comprenderlo, todo había ido bien!!- la voz de Alicia sonaba acongojada y él apuró el paso entrando en el despacho encontrándose a Alicia frente a dos hombres que no conocía y dos mujeres a su lado como queriéndola proteger que sí reconoció: una era Bárbara, lo conociera en la boda de Vega y Ali; y la otra la doctora que atendiera en el parto a Sarah.
-Por todos los santos Alicia... ¿sabes lo que puede significar esto?- le habló muy preocupado el hombre más mayor
-¡¡Lo sé, lo sé Bermúdez; pero no tengo explicación!! ¡¡Esa anafilaxia es inexplicable; según su historial no era alérgico a nada y yo hice bien mi trabajo Bermúdez!! ¡¡Lo hice bien!!- gritó desesperada Alicia y se cubrió la cara angustiada
-Dejarla ahora por favor Bermúdez, ella no está bien y eso ya no tiene remedio; ya tiene bastante tensión encima y acaba de sufrir un amago de aborto- dijo Aurora que la sostenían cariñosamente por los hombros, oír aquello sobresaltó a Willy
-¡¡Ali, Dios ¿qué ha pasado?!!- exclamó sobrecogido por lo que había oído y ella retiró sus manos de la cara mirándolo confundida
-¡Willy!- exclamó corriendo a sus brazos y él la recogió cariñoso contra su pecho
-¿Qué ha pasado chiquita?
-Se me ha muerto un paciente Willy... no sé qué pasó... no lo sé… todo fue perfecto, todo fue bien…- lloró desolada
-Bueno princesa, ahora ya no tiene remedio; cálmate- la consoló dulcemente besándola tierno en la frente
-¿Qué haces aquí?
-Me manda Vega a buscarte, llamó a casa y al ver que no llegaras se preocupó
-¡Oh Dios Vega!- volvió a romper a llorar angustiada
-Alicia por favor, serénate; no estás en condiciones de soportar tanta tensión- le recomendó cariñoso y miró a Aurora como movía la cabeza preocupada- ¿Qué es eso de que ha sufrido un amago de aborto doctora?- interrogó preocupado
-Fue esta tarde, pero pude controlarlo; anda muy decaída y ni duerme ni se alimenta en condiciones; debe ir a casa y descansar unos días, es preciso que se calme- indicó Aurora con preocupación
-¡Ali! ¿Eso es cierto?- le recriminó duramente, ella lo miró desolada
-Por favor Willy, no se lo digas a Vega o se regresará inmediatamente- imploró desesperada
-¡¿Cómo no voy a decírselo Alicia?! ¡¿Tú sabes lo que me estás pidiendo?! ¡¡Lo conoces Ali!!- exclamó atónito
-¡No por favor, Willy! ¡Por Dios te lo pido, no le digas nada!- sollozó afligida; él tomó aire profundamente
-Vale, está bien; pero cálmate diantres- le habló más comedido oprimiéndola tierno contra su cuerpo, ella recostó más relajada su cabeza contra su pecho- y tienes que prometerme que a partir de ahora te cuidarás mucho más- ella asentía con la cabeza
-Ve a casa Alicia, tranquilízate y descansa; yo me ocuparé de todo- dijo amable el doctor Bermúdez
-Pero Bermúdez... debo afrontar mi responsabilidad y hablar con la familia... debo...
-Tú no vas a hacer nada de eso Martín: mírate, no estás en condiciones- la interrumpió rotundo el doctor Ventura- yo me encargaré de todo y a ver si logro evitar la denuncia; tú obedecerás ahora mismo a Bermúdez: te irás a casa y no regreses hasta que te encuentres recuperada
-No me importa la denuncia, afrontaré lo que sea... pero no puedo entender lo que pasó Ventura, te juro que todo salió bien, no hubo complicaciones en la operación... todo fue perfecto… no le encuentro explicación a esa anafilaxia que sufrió de pronto y que no nos dio tiempo a nada…- volvía a angustiarse
-Ya no te preocupes más por eso Alicia; ha ocurrido una desgracia pero como bien dice tu amigo: eso ya no tiene remedio, ahora debemos centrarnos en ese pobre bebé que tampoco se las miro muy futuras como no intentes calmarte y sobre todo recuperarte- habló cariñosa Aurora- por favor, llévesela a casa y que descanse; que descanse mucho- le indicó a Willy que asintió con la cabeza- si vuelve a tener sangrado, por muy pequeño que sea, me llaman de inmediato; y dele esta pastilla cuando llegue a casa
-No quiero tranquilizantes Aurora- protestó Alicia rotunda 
-No son tranquilizantes, es un relajante…- pero la mirada furibunda que Alicia le envió la acalló- Vale, de acuerdo, no; pero entonces debes serenarte ya o si no te la haré tragar aunque no quieras- respondió la doctora pero, así a todo, se la entregó a Willy y asintió rotunda con la cabeza indicándole que sí se la dieran a pesar de sus protestas.
Llegados a casa, Willy le contó lo ocurrido a una muy inquieta Esther mientras ella se duchaba para meterse en la cama
-Dios santo, ya estamos de nuevo como cuando fue de Abi: de sobresalto en sobresalto porque esta muchacha no se tranquiliza con nada- se preocupó Esther
-Vaya con ella Esther mientras yo le preparo leche caliente y le disuelvo esta pastilla que me dio la doctora Aurora
-Sí hijo, gracias- subió al piso de arriba y se la encontró metiéndose ya en la cama- ¿Mejor cielito?- expuso pero la descubrió llorando de nuevo- Pero por Dios hija ¿ya estamos otra vez?- repuso alarmada Esther mientras la arropaba bajo el edredón
-Es que mamá... ¿cómo pudo ocurrir algo así? ¿Cómo se pudo morir ese muchacho si era una operación tan sencilla y todo fue tan bien?- lloró desconsolada abrazándose a ella
-Tranquila mi chiquita, todo irá bien; no te preocupes, tú solo descansa y verás cómo todo tiene una explicación
-Tómate esto Ali- le indico Willy entregándole el vaso de leche caliente
-¿Qué es?- indagó recelosa
-Leche princesa, solo y únicamente leche caliente para que te ayude a descansar- le mintió dulcemente
-¿De verdad Willy? ¿No me engañas?- remarcó desconfiada y él asintió con la cabeza al tiempo que tomaba su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón- ¡¿Qué vas a hacer Willy?!- exclamó sobresaltada al verlo
-Llamar a Vega- explicó resuelto
-¡¡No Willy!!- gritó angustiada intentando levantarse
-Estate quieta Ali- la frenó determinante- solo voy a avisarle que estás ya en casa ¿quieres tranquilízate y tomarte la leche de una vez? o sino, sí se lo contaré todo- la amenazó rotundo
-Vale, mira: ya me la tomo; pero no le digas nada- murmuró más serena y se tomó la leche de un trago mientras Willy esperaba contestación
-Ey colega, tú princesita ya está en casa sana y a salvo- le habló ameno así Vega descolgó
-Gracias Willy, muchísimas gracias ¿puedes pasármela por favor?- estuvieron hablando largo rato bajo la atenta mirada de Esther y Willy hasta que la pastilla hizo efecto y se quedó dormida- ¿Ali? ¿Ali? ¿Mi amor, estás ahí?- interrogó nervioso Vega al no oírla de pronto
-Se ha quedado dormida hijo, está agotada- le indicó Esther recuperando el teléfono y lo oyó reír tierno
-Mamita Esther ¿no estará trabajando demasiado, verdad?- se preocupó amoroso
-No cielo, es normal tener mucho cansancio durante los embarazos; además no te preocupes que ha decidido cogerse unos días que le debían para descansar, tú estate tranquilo
-¿Ali tomándose días libres?- repitió desconcertado, Esther se mordió inquieta el labio inferior- Mamita, si algo estuviera ocurriendo... ¿me lo diría verdad?- indagó insistente como si presintiera algo, la mujer tomó aire profundamente
-Claro hijo, tranquilo- respondió intentando parecer serena y él pareció calmarse

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