Aquella mañana,
Alicia se encontraba realmente mal pero no dijo nada. Dormir ya era imposible
pero tampoco había podido descansar debido a un sordo y perseverante dolor en
sus riñones. Se fue al trabajo y realizó dos de las operaciones que tenía
programadas pero, aquel dolor agudo seguía perforándole la espalda haciéndola
sentir cada vez más incómoda. Durante la tercera, en plena operación, un fuerte
pinchazo en sus riñones recorriéndola hasta su bajo vientre la hizo detenerse
cerrando dolorida sus ojos y tomar aire profundamente.
-¿Se encuentra
bien doctora?- indagó inquieta Marta su asistente en quirófanos, ella asintió
con la cabeza y continuó como si nada hubiera ocurrido. Ya casi acabando de
operar al paciente, se detuvo de pronto. Otro fuerte pinchazo la asaltó por
segunda vez, cerró los ojos nuevamente intentando aguantar pero no pudo
controlar un leve gemido que se escapó de su garganta
-¿De verdad se
encuentra bien?- le preguntó Claudio el anestesista observándola preocupado
como palidecía y su frente se inundaba de sudor, ella miró a sus asistentes;
todos la observaban con cara de preocupación
-Sí, todo está
bien; acabemos de una vez- intentó sonreírles tranquilizadora y regresó a su
trabajo
-Pues tiene muy
mala cara hoy doctora, más de lo habitual últimamente- comentó inquieta Marta
secándole la frente de nuevo
-¿Queréis
dejarlo de una vez?- exclamó fastidiada, todos guardaron un tenso silencio
mirándola inquietos; ella tomó aire profundamente en un intento de serenarse-
Estoy bien, tranquilos; por favor acabemos ¿sí?- expuso algo más calmada y
acabó la sutura.
-¡Por Dios! ¡Qué
mala cara tienes Alicia!- le comentó asombrada Bárbara así apareció en su
despacho- ¿Te encuentras bien? ¿Llamo a Aurora?
-No, estoy bien;
solo estoy muy, muy cansada- expuso calmadamente- voy a recostarme en el sofá
antes de la siguiente intervención ¿a qué hora es?
-Está dispuesta
para las tres de la tarde; tienes dos horas para descansar- le explicó cariñosa
y ella le sonrió complacida
-Pues no me
molestes con nada a no ser que sea algo muy importante, por favor
-Claro… ¿quieres
que te vaya a buscar algo de comer?- propuso animosa mirándola esperanzada
-No, no tengo
hambre; solo quiero acostarme y descansar- expuso entrando en su despacho
-Que novedad- la
oyó quejarse irónica y cerró la puerta tras ella, se dirigió al baño y se
asustó tremendamente cuando descubrió la sangre en sus pantalones- ¡¡Oh Dios!!
¡¡Bárbara!!- gritó aterrada, al instante entró la muchacha quedándose pasmada
al ver también la sangre
-¡Oh Dios mío!-
musitó asustada
-¡Llama a Aurora,
rápido!- la apresuró rauda
-Sí, claro...
ahora mismo- indicó sobrecogida saliendo del baño y tomando ya el teléfono
sobre el escritorio de Alicia
-Alicia, tienes
que serenarte y cuidarte más- le indicaba con voz firme Aurora después de
examinarla sobre la camilla de la consulta de Alicia, ella la miraba con ojos
asustados- todo parece estar bien, tranquilízate... pero por ahora; si sigues
así volveremos a los sobresaltos como cuando fue de Abi ¿quieres perder al
pequeñín Alicia?
-¡No!- expuso
aterrada mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas
-Pues cálmate de
una puñetera vez Alicia- explicó rotunda leyendo los resultados que Bárbara le
entregara hacia unos minutos- ¿estás tomando las vitaminas que te receté y
estás comiendo bien?
-Sí- respondió
rauda
-Mentira, lleva
semanas sin probar bocado a la hora de comer- declaró rauda Bárbara, Alicia la
fulminó con la mirada- me da igual que me mires así Alicia, estás mal y no
comes: esa es la verdad
-Alicia ¿qué
pasa?- se interesó amistosa Aurora
-Nada, es que no
tengo hambre- musitó abatida, Aurora tomó aire profundamente
-Puede ser
debido a la anemia de órdago que tienes… ¿pero estás descansando todo lo que te
recomendé verdad?
-Lo intento,
procuro estar acostada todo el tiempo posible, pero dormir no soy capaz; no
puedo cerrar los ojos en toda la noche
-Alicia, si
sigues así no te puedo asegurar que todo vaya acabar bien ¿me estás escuchando?
-Sí- murmuró
llorosa
-¿Qué te está
pasando Ali? Te veía tan feliz y animada… ¿Acaso tenéis problemas tú y Vega?-
se interesó amistosa
-No, que va...
Solo que...- intentó explicarse pero rompió a llorar afligida impresionando a
Aurora
-¡Por favor
Alicia ¿qué ocurre cielo?!- se impresionó la doctora tomándola cariñosa entre
sus brazos
-Es que Vega
está de viaje y lleva unas semanas fuera; ella lo lleva francamente mal- le
explicó conmovida Bárbara
-¡Por Dios santo
Alicia! ¿Solo es eso?- expuso mirándola a los ojos con ternura mientras le
acariciaba cariñosa las mejillas- amiga mía, si solo está de viaje; regresará
mi cielo
-Lo sé pero todo
esto es superior a mí- sollozó desolada
-Es mejor que
pidas unos días y te quedes descansando en casa- le recomendó amistosa
-No- expuso
rápidamente- en casa me es aún más insoportable su ausencia, el trabajo me
entretiene
-Pues entonces
deja de operar Ali; habla con Ventura y que te quite trabajo de encima o con
Bermúdez si lo prefieres, pero hazlo o tu salud y tu pequeño saldrán
perjudicados ¿quieres qué lo haga yo?- se ofreció amable
-No gracias, lo
haré yo… hablaré con Ventura para que me releve de las operaciones y me pase a
consultas, te lo prometo; pero Aurora… de esto no debe enterarse Vega, por
favor- suplicó angustiada
-Pues cuídate y
tranquilízate o seré yo misma quien lo llame y se lo cuente todo- la avisó
tajante
-De acuerdo
-Quiero volver a
verte la semana que viene y quiero estos resultados mejorados o, te prometo,
que llamaré de inmediato a Vega
-Vale, comeré y
descansaré más, prometido- se sonrieron animosas y volvieron a abrazarse.
Sonaba el teléfono del despacho de Alicia que atendió pronta Bárbara
-Consulta de la
doctora Martín- contestó profesionalmente pero su cara se tornó muy asustada
inquietando a Alicia
-¿Qué pasa Bar?
-Alicia, tu
paciente... el que acabas de operar...
-¿Qué le
ocurre?- se inquietó aún más sentándose en la camilla
-Avisan de abajo
que le está bajando la presión de manera descomunal y le están perdiendo
-¡¿Cómo?! ¡Si
era una operación sencilla y todo fue bien! El paciente ya tenía que estar
despierto- Alicia se levantó de la camilla inmediatamente dirigiéndose al
pasillo a paso presuroso
-Alicia…- la
intentó detener Aurora preocupada siguiéndola hasta la puerta
-¡¡Ahora no
Aurora!! Esto es urgente- aclaró echando a correr hacia los ascensores donde
desapareció. Bárbara observó la cara preocupada de Aurora
-¿Todo va tan
mal como se lo pintaste o solo quisiste asustarla Aurora?- preguntó inquieta
-No Bárbara...
está cayendo de nuevo en una depresión y las cosas pintan mal para esa
criatura- explicó mirándola muy preocupada
-¿Crees que debo
avisar a Vega?- expuso y ambas se quedaron mirando fijamente
El teléfono
sonaba por cuarta vez y Vega ya se estaba inquietando por la tardanza en
descolgar de Alicia, nunca dejaba que sonara más de dos veces
-¿Hola?- le
llegó por fin la vocecilla de Abi
-¡Ey, mi dulce
melocotón!- exclamó dichoso de oír a su pequeña
-¡¡Papi!!- soltó
entusiasmada provocándole una sonrisa alegre- ¡Abuelita, es papi!
-Hola mi
princesita ¿cómo estás?
-Bien ¿Y tú?
-También bien
cielito ¿y mami? ¿Por qué no cogió ella el teléfono?- interrogó inquieto
-Porque aún no
llegó papi- aquella noticia lo intranquilizó y observó su reloj, serían ya más
de las nueve de la noche en España, tendría que estar de regreso en casa hacia
horas
-¿Cómo que no
regresó aún mi chiquita?- se impacientó nervioso
-Déjame el
teléfono Abi- oyó a Esther a través del auricular- ¿Vega?
-Hola mamita
Esther ¿cómo es eso de que Ali aún no llegó a casa? ¿Todo está bien?
-Sí hijo, solo
que tuvo una urgencia de última hora pero todo está bien no te inquietes ¿cómo
va Charles?
-Poco a poco
mamita, los médicos dicen que va habiendo alguna mejoría.... mamita Esther
¿seguro qué todo va bien?
-Claro hijo-
Esther agradecía que estuviera por teléfono y no tener que mentirle mirándole a
los ojos; no podría ocultar su preocupación también porque Ali, no solo no
había llegado, sino que ni había avisado; no sabía nada en absoluto de ella y
estaba realmente muy angustiada
-¿Y con quien
regresará? Es tarde mamita
-Seguramente
cogerá un taxi, no te inquietes por eso; tú solo preocúpate de Charles y su
familia que aquí todo está bien
-Bueno… llamaré
mañana de nuevo; dele un beso a mis reinitas y otro para usted
-Vale, cuídate
mucho hijo- la llamada se cortó y Esther se quedó desolada mirando el auricular
en su mano
-¿Pasó algo
Vega?- le preguntó Claire al verlo quedarse tan callado después de su llamada
diaria a casa. Él levantó la vista y se encontró con la mirada de ella y de
Gabriela que lo observaban intranquilas
-No tranquilas,
solo que no pude hablar con Ali... tuvo una urgencia en el hospital y aún no
llegó a casa
-¿Y regresará
sola Vega? vuestra casa queda algo lejos y ya es tarde en España- indicó
Gabriela inquieta, él la observó fijamente y empezó a marcar de nuevo su
teléfono
-¿Willy?
-Hola colega
¿cómo va Charles?
-Recuperándose
poco a poco ¿dónde estás Willy? Necesito que me hagas un gran favor
-En casa ya pero
sabes que no hay ningún problema ¿qué necesitas amigo mío?
-¿Te
importunaría mucho ir a recoger a Ali en el hospital? Se le ha hecho tarde y no
quiero que regrese sola a casa ¿tienes algún inconveniente?
-¡Eso ni se
pregunta colega! Ahora mismo voy a por ella; no te preocupes
-Gracias Willy,
no sabes cómo te lo agradezco
-Nada amigo mío,
tus reinitas siempre es lo primero en estos momentos; Ahora mismo te la recojo
y te la dejo en casa
-Gracias Willy,
muchísimas gracias.
Recorría el pasillo del hospital camino del despacho
de Alicia cuando le alcanzó las voces alteradas de varias personas desde el
interior del consultorio
-¡¡Santo Dios
Alicia!! ¡¿Cómo pudo pasar algo así?!- exponía atormentado un hombre
-¡¡No lo sé
Ventura!! ¡¡No llego a comprenderlo, todo había ido bien!!- la voz de Alicia
sonaba acongojada y él apuró el paso entrando en el despacho encontrándose a
Alicia frente a dos hombres que no conocía y dos mujeres a su lado como
queriéndola proteger que sí reconoció: una era Bárbara, lo conociera en la boda
de Vega y Ali; y la otra la doctora que atendiera en el parto a Sarah.
-Por todos los
santos Alicia... ¿sabes lo que puede significar esto?- le habló muy preocupado
el hombre más mayor
-¡¡Lo sé, lo sé
Bermúdez; pero no tengo explicación!! ¡¡Esa anafilaxia es inexplicable; según
su historial no era alérgico a nada y yo hice bien mi trabajo Bermúdez!! ¡¡Lo
hice bien!!- gritó desesperada Alicia y se cubrió la cara angustiada
-Dejarla ahora
por favor Bermúdez, ella no está bien y eso ya no tiene remedio; ya tiene
bastante tensión encima y acaba de sufrir un amago de aborto- dijo Aurora que
la sostenían cariñosamente por los hombros, oír aquello sobresaltó a Willy
-¡¡Ali, Dios
¿qué ha pasado?!!- exclamó sobrecogido por lo que había oído y ella retiró sus
manos de la cara mirándolo confundida
-¡Willy!-
exclamó corriendo a sus brazos y él la recogió cariñoso contra su pecho
-¿Qué ha pasado
chiquita?
-Se me ha muerto
un paciente Willy... no sé qué pasó... no lo sé… todo fue perfecto, todo fue
bien…- lloró desolada
-Bueno princesa,
ahora ya no tiene remedio; cálmate- la consoló dulcemente besándola tierno en
la frente
-¿Qué haces
aquí?
-Me manda Vega a
buscarte, llamó a casa y al ver que no llegaras se preocupó
-¡Oh Dios Vega!-
volvió a romper a llorar angustiada
-Alicia por
favor, serénate; no estás en condiciones de soportar tanta tensión- le
recomendó cariñoso y miró a Aurora como movía la cabeza preocupada- ¿Qué es eso
de que ha sufrido un amago de aborto doctora?- interrogó preocupado
-Fue esta tarde,
pero pude controlarlo; anda muy decaída y ni duerme ni se alimenta en
condiciones; debe ir a casa y descansar unos días, es preciso que se calme-
indicó Aurora con preocupación
-¡Ali! ¿Eso es
cierto?- le recriminó duramente, ella lo miró desolada
-Por favor
Willy, no se lo digas a Vega o se regresará inmediatamente- imploró desesperada
-¡¿Cómo no voy a
decírselo Alicia?! ¡¿Tú sabes lo que me estás pidiendo?! ¡¡Lo conoces Ali!!-
exclamó atónito
-¡No por favor,
Willy! ¡Por Dios te lo pido, no le digas nada!- sollozó afligida; él tomó aire
profundamente
-Vale, está
bien; pero cálmate diantres- le habló más comedido oprimiéndola tierno contra
su cuerpo, ella recostó más relajada su cabeza contra su pecho- y tienes que
prometerme que a partir de ahora te cuidarás mucho más- ella asentía con la
cabeza
-Ve a casa
Alicia, tranquilízate y descansa; yo me ocuparé de todo- dijo amable el doctor
Bermúdez
-Pero
Bermúdez... debo afrontar mi responsabilidad y hablar con la familia... debo...
-Tú no vas a
hacer nada de eso Martín: mírate, no estás en condiciones- la interrumpió
rotundo el doctor Ventura- yo me encargaré de todo y a ver si logro evitar la
denuncia; tú obedecerás ahora mismo a Bermúdez: te irás a casa y no regreses
hasta que te encuentres recuperada
-No me importa
la denuncia, afrontaré lo que sea... pero no puedo entender lo que pasó
Ventura, te juro que todo salió bien, no hubo complicaciones en la operación...
todo fue perfecto… no le encuentro explicación a esa anafilaxia que sufrió de
pronto y que no nos dio tiempo a nada…- volvía a angustiarse
-Ya no te
preocupes más por eso Alicia; ha ocurrido una desgracia pero como bien dice tu
amigo: eso ya no tiene remedio, ahora debemos centrarnos en ese pobre bebé que
tampoco se las miro muy futuras como no intentes calmarte y sobre todo
recuperarte- habló cariñosa Aurora- por favor, llévesela a casa y que descanse;
que descanse mucho- le indicó a Willy que asintió con la cabeza- si vuelve a
tener sangrado, por muy pequeño que sea, me llaman de inmediato; y dele esta
pastilla cuando llegue a casa
-No quiero
tranquilizantes Aurora- protestó Alicia rotunda
-No son
tranquilizantes, es un relajante…- pero la mirada furibunda que Alicia le envió
la acalló- Vale, de acuerdo, no; pero entonces debes serenarte ya o si no te la
haré tragar aunque no quieras- respondió la doctora pero, así a todo, se la
entregó a Willy y asintió rotunda con la cabeza indicándole que sí se la dieran
a pesar de sus protestas.
Llegados a casa,
Willy le contó lo ocurrido a una muy inquieta Esther mientras ella se duchaba
para meterse en la cama
-Dios santo, ya
estamos de nuevo como cuando fue de Abi: de sobresalto en sobresalto porque
esta muchacha no se tranquiliza con nada- se preocupó Esther
-Vaya con ella
Esther mientras yo le preparo leche caliente y le disuelvo esta pastilla que me
dio la doctora Aurora
-Sí hijo,
gracias- subió al piso de arriba y se la encontró metiéndose ya en la cama-
¿Mejor cielito?- expuso pero la descubrió llorando de nuevo- Pero por Dios hija
¿ya estamos otra vez?- repuso alarmada Esther mientras la arropaba bajo el
edredón
-Es que mamá...
¿cómo pudo ocurrir algo así? ¿Cómo se pudo morir ese muchacho si era una
operación tan sencilla y todo fue tan bien?- lloró desconsolada abrazándose a
ella
-Tranquila mi
chiquita, todo irá bien; no te preocupes, tú solo descansa y verás cómo todo
tiene una explicación
-Tómate esto
Ali- le indico Willy entregándole el vaso de leche caliente
-¿Qué es?-
indagó recelosa
-Leche princesa,
solo y únicamente leche caliente para que te ayude a descansar- le mintió
dulcemente
-¿De verdad
Willy? ¿No me engañas?- remarcó desconfiada y él asintió con la cabeza al
tiempo que tomaba su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón- ¡¿Qué vas a
hacer Willy?!- exclamó sobresaltada al verlo
-Llamar a Vega-
explicó resuelto
-¡¡No Willy!!-
gritó angustiada intentando levantarse
-Estate quieta
Ali- la frenó determinante- solo voy a avisarle que estás ya en casa ¿quieres
tranquilízate y tomarte la leche de una vez? o sino, sí se lo contaré todo- la
amenazó rotundo
-Vale, mira: ya
me la tomo; pero no le digas nada- murmuró más serena y se tomó la leche de un
trago mientras Willy esperaba contestación
-Ey colega, tú
princesita ya está en casa sana y a salvo- le habló ameno así Vega descolgó
-Gracias Willy,
muchísimas gracias ¿puedes pasármela por favor?- estuvieron hablando largo rato
bajo la atenta mirada de Esther y Willy hasta que la pastilla hizo efecto y se
quedó dormida- ¿Ali? ¿Ali? ¿Mi amor, estás ahí?- interrogó nervioso Vega al no
oírla de pronto
-Se ha quedado
dormida hijo, está agotada- le indicó Esther recuperando el teléfono y lo oyó
reír tierno
-Mamita Esther
¿no estará trabajando demasiado, verdad?- se preocupó amoroso
-No cielo, es
normal tener mucho cansancio durante los embarazos; además no te preocupes que
ha decidido cogerse unos días que le debían para descansar, tú estate tranquilo
-¿Ali tomándose
días libres?- repitió desconcertado, Esther se mordió inquieta el labio
inferior- Mamita, si algo estuviera ocurriendo... ¿me lo diría verdad?- indagó
insistente como si presintiera algo, la mujer tomó aire profundamente
-Claro hijo,
tranquilo- respondió intentando parecer serena y él pareció calmarse
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