sábado, 9 de agosto de 2014


El teléfono de Alicia vibró sobre la mesita de cristal
-¡Vega!- exclamó entusiasmada Alicia recogiéndolo rauda. Esther sonrió enternecida al verla tan emocionada: y aquella locuela intentaba esconder todo aquel amor que sentía por Vega; imposible, era como intentar tapar el sol con un dedo, pensó divertida. Pero se preocupó al ver como el rostro de Alicia se ensombrecía al leer el mensaje
-¡¿Pasa algo mi niña?!- interrogó preocupada
-No mamá, todo está bien… o eso espero; Sarah se ha puesto inesperadamente de parto y Vega me dice que no lo espere porque no sabe a qué hora regresará ya que, aunque Gracias al cielo con Sarah está su madre, va a quedarse a acompañar a Willy que está atacado de los nervios y no da pie con bola según él- explicó sonriendo divertida por aquella explicación de Vega, su madre también rió entretenida
 -Había que verlo a él en esa situación- expresó burlona y ambas volvieron a reírse- bueno, espero que todo le salga bien a esa pobre muchachita… y como nosotras nada podemos hacerle, vayámonos a la cama ¿Qué te parece?- propuso resuelta y Alicia le sonrió dulcemente.
Pero como ya estaba completamente desvelada, a las siete y media decidió levantarse y preparar un delicioso desayuno para cuando su madre se levantara; se lo merecía con creces, pensó complacida. Retiraba ya del horno la hornada de magdalenas cuando le pareció oír un leve golpear en la puerta de casa. Insegura de si había oído bien o fueran imaginaciones suyas, decidió ir a mirar encontrándose a Vega
-Hola mi dulce melocotón, que bien que ya te hayas levantado; no sabes las ganas que tenía de verte- expresó complacido tomándola por la cintura acercándola a él, ella sonrió alegre rodeándole el cuello con sus brazos y se besaron prolongada y deliciosamente deleitados; Vega se retiró levemente olfateando el ambiente- ¡Uhmm, que olor más rico y cuantos buenos recuerdos me traen!- exclamó gustoso, Alicia sonrió contenta
-Magdalenas de miel y nueces, las preferidas de Abi- declaró vanidosa, él rió divertido
 -Mi vida, no te pudo salir una hija más igual a su padre- remarcó orgulloso besándola dulcemente en los labios
-Y eso que la hiciste sin querer, que si llegas a ponerle ganas…- expuso burlona y se rieron alegres adentrándose en la casa sujetos por las cinturas hasta la cocina- ¿Aún llegas ahora? ¿Cómo ha ido todo? ¿Sarah y Patri están bien?- se interesó mientras servía el café, él ya daba buena cuenta de una magdalena sentado a la mesa
-Sí, vengo directo del hospital; fue una tortuosa y larga espera pero al fin Patri ya está con nosotros- comentó y la miró encandilado- Tienes que verla mi ángel ¡¡es preciosa!! ¡¡Tan morenita, tan chiquita, tan perfecta…!! ¡¡Tiene unas manitas y unos piececillos tan pequeñitos que apenas se ven sus deditos!!- exclamó deslumbrado, ella sonrió enternecida de verlo tan impresionado por lo que acababa de vivir
-No, si te parece iba a nacer ya con unos pies como los tuyos- se burló socarrona
-¡Ey ¿qué le pasan a mis pies?!- protestó tomándola por la cintura y recostándola sobre sus rodillas, ella rió entretenida
-Nada, son preciosos y perfectos… pero calzas un 45 amor ¡¡puedes dormir tranquilamente de pie que no te caes con esos pies enormes!!- volvió a burlarse bromista
-Hoy la señorita se me ha levantado chistosilla ¿eh?- exclamó jocoso haciéndole cosquillas en la cintura provocándole pequeños grititos y ambos se rieron divertidos besándose amorosos los labios. De pronto, el rostro de Vega cambió poniéndose muy serio y se quedó mirándola fijamente a los ojos -¿Qué pasa cielo?- indagó inquieta mirándolo desconcertada por aquel radical cambio en su rostro Abi se fue despertando poco a poco, desperezándose buscó a su osito entre las sábanas y lo abrazó gustosa contra su cuerpo cerrando de nuevo sus ojitos. Un rico olor inundaba la casa, muy rico y delicioso… ¡¡magdalenas, mami había hecho magdalenas!! Reconoció abriendo de nuevo sus ojos y sonrió gustosa. Escuchó murmullos y risas que parecían provenir de la cocina y puso atención… ¡¡Vega!! Distinguió al instante su voz y saltó ilusionada de la cama corriendo por el pasillo. Pero algo que escuchó la detuvo al instante antes de alcanzar la puerta de la cocina…
-Ali, ahora que he visto in situ cómo es y todo lo que has tenido que pasar para que nuestra hija naciera, te quiero aún más vida mía- ¿“nuestra hija”? ¿Vega tenía una hija? ¿Y con su mamá? Pensó descolocada frunciendo su naricilla y siguió atendiendo a la conversación- …pero también me arrepiento mucho más que antes por haberme ido, no puedo explicarte con palabras como me duele haberte dejado sola Ali, haberte abandonado durante ese doloroso trance que fue traer a nuestra Abi a este mundo…- Abi abrió atónita sus ojos al tiempo que su corazón latía desenfrenado ¡¡Claro, “nuestra hija” era por ella!! ¡¡Vega era su papá!! Sonrió feliz avanzando unos pasos para ir a su encuentro pero de pronto se detuvo de nuevo frunciendo su ceño ¿pero por qué no le habían dicho ya que él era su papá? ¿Por qué siguieron callando todo este tiempo sabiendo que ella lo esperaba con tanta ilusión?
-No fue culpa tuya amor mío, fue toda mía; debí decírtelo…- expuso Alicia consternada por el dolor de su voz y sus ojos acariciándole tierna las sienes- pero tenía tanto miedo Vega, tanto miedo a que al saberlo decidieras quedarte y después te arrepintieras y me reprocharas haber perdido esa gran oportunidad por una hija que no querías…- Abi abrió sus ojos desmesuradamente y su corazoncito pareció detenerse en el acto ¡¡Su papá no la quería; por eso se había marchado a Australia y no había vuelto en tanto tiempo, porque no la quería!! No pudo contener las lágrimas que le provocaban aquel dolor tan grande que le había aparecido de pronto en el pecho y se refugió presurosa en su cuarto tirándose boca abajo sobre su cama donde lloró desconsolada hundiendo su carita en la almohada para que no la oyeran llorar
-Nunca vuelvas a repetir que no la quería porque no sabes el daño que me haces Ali- replicó tajante Vega mirando ofendido a Alicia aún sentada sobre sus rodillas- yo quería tener hijos Ali, claro que quería ¿cómo no iba a querer algo tan grande y que era producto del gran amor que nos teníamos? Lo deseaba y a veces soñaba con ello y me llenaba de felicidad… Pero el pánico que me daba ser padre tan joven y no estar a la altura era mayor; por eso tenía tanto cuidado Ali: no porque no quisiera tener hijos sino porque me aterraba no saber ser un buen padre debido a mi juventud- declaró con los ojos llenos de lágrimas conmoviendo a Alicia que volvió a acariciarle dulcemente las sienes
-Lo siento mi amor, perdóname por no entenderte; pero eso no trae un manual ni se sabe más por ser más mayor, y tú ya de aquella eras muy adulto y sensato a pesar de ser muy joven- se sonrieron tiernos y él la besó dulcemente en los labios
-Y hablando de adultos sensatos… ¿qué pasó con Gabriela así me fui Ali?- se interesó preocupado -Nada, no hubo problema; se fue en seguida y ni hablamos- respondió despreocupada, él la miró confuso pero ella le volvió a sonreír dulcemente
-Ali... referente a lo que pasó con ella...
-Chisss, no hablemos de eso ahora mi cielo- le cortó cariñosa besándolo dulcemente en los labios. -Pero quiero que sepas que no significó nada, no sé ni cómo fui capaz de hacerlo, yo te amo a ti- insistió inquieto
-Lo sé mi vida, y yo a ti, muchísimo; eso es pasado como Carlos ¿vale?... Olvídalo Vega- él guardó silencio y entró Esther en la cocina
-Oh hijo, ya estás aquí; hoy has madrugado ¿cómo le ha ido todo a esa muchachita?- se interesó cariñosa
-No he madrugado mamá Esther, aún no me he acostado; pero todo ha ido muy bien y ambas están perfectamente
-Estupendo, una gran noticia- repuso dichosa y los tres se sonrieron felices- ¿Y Abi? ¿Aún no se ha levantado?- indagó sorprendida sirviéndose un tazón de café
-Pues no mami… y es raro, es puntual como un reloj suizo- exclamó desconcertada Alicia examinando su reloj de pulsera
-Pues hoy a nuestra chiquitina se le han pegado las sábanas como a la perezosa de su mami- replicó burlón Vega besando levemente los labios de Alicia y ellas rieron alegres- yo me voy cielo; voy a tomar una ducha y prepararme ¿qué planes tenemos para hoy?- indagó entretenido acariciándole suavemente la espalda
 -Tengo que ir a hacer unas compras al centro comercial, pero no corren prisa; acuéstate un poco y descansa que has tenido una noche muy larga
-Entonces me echo un par de horitas y quedamos para las doce ¿te parece bien?
-Perfecto; ahora a ver si consigo que Abi no corra a despertarte- aclaró divertida y él rió feliz
-Si quiere ir no la detengas, me encanta que me despierte- expresó deleitado besándola de nuevo en los labios y la retiró de sobre sus rodillas para poder levantarse; besó la mejilla de Esther y se fue a casa.
Ali se preparaba ya en su dormitorio cuando entró su madre
 -Cielito ¿Abi no está durmiendo demasiado hoy?- expuso preocupada, Alicia examinó su reloj de pulsera
 -Caray, si ya son las once; pues sí que duerme hoy- exclamó desconcertada y ambas se miraron inquietas; sin decirse nada se dirigieron al cuarto de la pequeña encontrándosela acostada sobre la cama dormida profundamente. La llorera que había cogido al oír lo que su madre y Vega hablaban en la cocina, la dejara extenuada. Alicia le tocó la frente
-¿Tiene fiebre Ali?- se interesó inquieta Esther
-No mamá, parece estar bien… Abi, mi rayito de sol, despierta mi cielito- la zarandeó levemente y la pequeña abrió lentamente sus ojitos- mi ángel hoy has dormido mucho ¿te encuentras bien? -Mami…- apenas pudo pronunciar y rompió a llorar abrazándose a su cuello alarmando a las dos mujeres
-¿Qué tienes mi chiquita? ¿Qué te pasa Abi?- interrogó nerviosa Alicia oprimiendo tierna a su hija contra su cuerpo
-Te quiero mucho, mami; mucho- sollozó y ambas mujeres se miraron desconcertada
-Yo también a ti mi rayito de sol pero me estás asustando Abi ¿a qué viene esto cielo? ¿Te encuentras mal o te duele algo mi ángel?- insistió sobrecogida, la pequeña negó rotunda con la cabeza
-Habrá tenido una pesadilla la pobrecilla y la has asustado al despertarla- indicó más serena Esther -¿Fue eso Abi? ¿Tenías una pesadilla mi niña?- la niña se mordió el labio inferior sin atreverse a contestar- Háblame Abi ¿tuviste una pesadilla solamente o te encuentras mal mi niña?
-Tuve un sueño muy feo mami, muy feo- repuso finalmente y Alicia sonrió enternecida abrazando de nuevo a su hija contra su pecho
-Ah bueno, si fue eso no es nada mi ángel; solo es eso: un sueño feo que ya pasó- indicó más relajada besándola cariñosa en la frente- anda, vamos a desayunar que tenemos que ir al centro comercial y podrás enseñarle la tienda de animales a Vega…
-No quiero ir- aclaró rotunda sorprendiendo a ambas mujeres
 -Pero Abi, cielito; te encanta ir y vamos con Vega…- intentó insistir Alicia
 -¡Que no quiero ir ¿vale?!- remarcó tajante saltando de la cama y marchándose del dormitorio dejando desubicadas a Esther y Alicia que se miraron atónitas por aquel inesperado cambio de la pequeña.
-¿Qué narices le pasa ahora a esta niña?- exclamó asombrada Alicia
-Nada hija, estamos en las fechas en las que siempre se pone así; ya lo sabes- expuso Esther moviendo sus hombros despreocupada
 -Sí mamá, pero siempre es el día 26 al ver que no llega su esperado regalo de Papa Noel, y hoy aún es 23…- aclaró Alicia
-Bueno, pues este año habrá sido bisiesto y se le adelantó el mal humor o yo qué sé… pero eso sí: cada día que pasa se parece más a ti- reprochó chistosa y Alicia no pudo evitar sonreír- haz como te hago yo a ti siempre: déjala tranquila un rato y verás cómo se le pasará
 Pero no se le pasó, la niña seguía negándose rotunda a acompañarlos y Alicia se dio por vencida. Cuando llegó Vega a buscarlas, ambas mujeres se llevaron otra gran sorpresa: Abi sentada en el sofá mirando la televisión, ni se inmutó al oír llamar a Vega
-¿Estáis listas?- preguntó alegre así Alicia le abrió la puerta
-Yo sí, Abi dice que no quiere ir- indicó y él la miró desconcertado; observó que la pequeña estaba tranquilamente sentada en el sofá sin venir como siempre a recibirlo con un fuerte abrazo y un beso. Miró confundido a Alicia que solo movió los hombros desubicada
-Ey, mi dulce melocotón ¿hoy no me vas a saludar?- la incitó alegre
-Hola- respondió fría y distante sin moverse y ni siquiera mirarlo dejándolos atónitos a ambos que nuevamente se cruzaron una mirada pasmada. Esther que estaba en la cocina también salió incrédula al oírla quedándose en el quicio de la puerta observando asombrada a su nieta. Vega se acercó a la pequeña
-¿Qué pasa mi chiquita?- indagó acuclillándose ante ella, pero Abi se movió levemente para poder seguir viendo la televisión evitando descaradamente mirarlo y no contestó- Abi ¿qué te pasa?- insistió más serio tomándola suavemente de los brazos obligándola a mirarlo a la cara y se quedó helado al ver que, aquellos lindos ojos negros siempre tan dulces, esta vez lo miraban llenos de rabia
-¡¡Nada ¿quieres dejarme en paz?!!- respondió déspota manteniéndole desafiante la mirada
-Pero mi ángel ¿Acaso estás enfadada conmigo? ¿Qué he hecho mi niña?- indagó dolido por su actitud
-Tú sabrás- exclamó sarcástica mirándolo desdeñosa
 -¡Por todos los santos Abi ¿quieres hablarme claro que no entiendo nada?!- le increpó fastidiado -¡¡No, y déjame en paz ya pesado!!- bramó encrespada soltándose de un brusco gesto de su amarre -¡¡Santo Dios, como te pareces a tu madre cuando os ponéis así de tarugas!- expresó irritado
 -¡¡Mejor parecerme a la taruga de mi mamá mil veces que al imbécil de mi papá!!- escupió llena de rabia levantándose del sofá con toda intención de marcharse a su cuarto dejando a Vega completamente desconcertado
-¡¡Abi!!- le recriminó al instante Alicia
-¡¿Qué quieres?!- bramó furiosa mirando desafiante a su madre- ¿Acaso no es lo que siempre me contestas tú cuando te pregunto por el nombre de mi papá? ¿Qué se llama “imbécil”?- aclaró altanera y se encaminó hacia su cuarto
-¡¡Abi, vuelve aquí y pídele disculpas a tu madre!!- gritó autoritario Vega
 -En esta casa no mandas tú; mi mamá tiene razón, eres un… ¡¡imbécil!!- remarcó tajante cerrando de un fuerte portazo su habitación; los tres adultos se miraron atónitos
-¡¿Qué ha querido decir con eso Ali?!- se alarmó Vega intuyendo asustado a que se refería la pequeña -No lo sé Vega, te juro que no lo sé; que yo sepa nadie le ha dicho nada aún… ¿mamá?- expuso muy nerviosa mirando inquieta a su madre que movió las manos negando rotunda con ellas
-Yo no he dicho ni palabra mi niña- aseguró rotunda, Vega se pasó inquieto las manos por el pelo -Tengo que hablar con ella y ya Ali, algo sabe y va a ser peor- indicó muy nervioso
-No Vega, hoy se ha levantado realmente cruzada y lo peor que puedes hacer ahora es insistirle- aclaró Esther, él la miró preocupado- iros vosotros y dejarla que se calme sola; y tranquilo hijo, seguro que ha sido una simple casualidad- aunque no muy convencidos, obedecieron a Esther y se fueron del piso
-Vaya, que milagro hoy no ir la pequeñina con su adorado Vega- les habló animada la señora Marta que limpiaba la entrada del edificio
-Hoy no tiene ganas de salir- le contestó apagadamente Vega
-Señora Marta… ¿usted no le comentaría algo a Abi de que Vega es su padre verdad?- indagó desconfiada Alicia, la mujer abrió los ojos desmesuradamente
-¡Claro que no, Dios me librara!- exclamó persignándose- una que no es de mi incumbencia y dos que ni se me ocurriría tal cosa ya que Esther me contó que queríais decírselo como regalo de Navidad- aclaró rotunda, Ali y Vega se miraron confusos
-Entonces es lo que dijo mamá, Vega: solo fue una casualidad- indicó Alicia y él movió desconcertado la cabeza
-¿Acaso pasó algo?- curioseó la portera, Vega tomó aire profundamente
 -No, solo que ha hecho un comentario como si sospechara o supiera ya algo- indicó inquieto Vega, la mujer sonrió amena
-¡Ah ¿solo eso?! No os preocupéis, seguro que ha sido como ha dicho Esther, una coincidencia… Siempre que ocultamos algo nos ponemos un poquito paranoicos y nos parece que ya todo el mundo lo sabe y todo nos suena a indirectas ¿no lo creéis así?- les habló animosa y ellos sonrieron más calmados saliendo del edificio.
Tomados de la mano, recorrieron la ciudad de camino al centro comercial. Al poco de llegar se les olvidó el mal rato pasado con la pequeña entretenidos haciendo las últimas compras de Navidad. Alicia reía divertida ante el entusiasmo de Vega, todo lo quería comprar para Abi
-Me gustaría pasar a visitar a Sarita mi vida, estamos cerca y quisiera saber cómo se encuentra- propuso animado cuando salían del centro comercial
-¿A Sarita… o a Patri?- replicó pícara Alicia y él rió derrotado
-Tienes que verla mi amor, es una niña preciosa, un ángel; se parece a nuestra chiquitina- Alicia le sonrió encandilada
Pasaron por el hospital. Vega así llegó, recogió del nido a la pequeña y ya no la soltó hasta que se fueron a pesar de las protestas de Willy que también quería tenerla en brazos. Alicia y Sarah reían divertidas observándolos
 -Es un hombre maravilloso y os quiere tanto a Abi y a ti, Ali- expuso de pronto Sarah observando entretenida la pelea infantil que mantenían Vega y Willy, Alicia le sonrió dichosa
-Lo sé Sarah- repuso complacida
-Cuando se enteró de que Abi era su hija, estaba eufórico, tenías que ver como tocó aquella noche, casi acaba con mi pobre Willy intentando seguirle- explicó alegre y Alicia sonrió animada- pero cuando ayer nos contaba de que habíais vuelto... ¡Que feliz se le veía y cómo le brillaban los ojos Ali! te quiere muchísimo, tienes mucha suerte- le dijo Sarah llena de ternura observándolo acunar a su chiquita con mucho amor entre aquellos enormes brazos
-También lo sé; yo también lo amo con locura, parece que todo este tiempo separados en vez de apagar este amor, lo hizo crecer más aún- repuso encandilada y ambas se sonrieron dichosas.

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