martes, 5 de agosto de 2014

La oyó subir precipitadamente por las escaleras y se escondió junto a la puerta de la calle; Ali la abrió quedando oculto tras ella
-¿Vega?- indagó mientras cerraba la puerta sin volverse; él la atrapó por detrás rodeándola por la cintura besándola ardiente en el cuello
-¡Te atrapé mi gatita preciosa!- expuso satisfecho pero ella no se sobresaltó, solo rió divertida; se volvió y se besaron ardientemente apasionados. Ali hacía esfuerzos para detener aquel ansioso beso -Tengo que hablarte Vega- decía retirándose levemente de su boca que él apuraba a atrapar
-Después- respondía raudo y volvían a besarse ambiciosos
-No, ahora; debo decirte que…- pero no le permitía hablar, su boca le cubría rápidamente la de ella -Después mi chiquita… déjalo para luego- exponía inquieto; ella percibió su tono tenso y lo empujó levemente por el pecho mirándolo intrigada
-¿Qué pasa Vega?- indagó impaciente
-No quiero hablar ahora mi vida, no quiero saber tu decisión hasta después… Déjame disfrutarte una vez más mi dulce melocotón- dijo nervioso, casi angustiado
-Vega, te quiero mi amor- expuso sincera y apasionada acariciando sus mejillas con ambas manos- te quiero con locura, te quise siempre y te querré toda mi vida- él sonrió feliz- ¿Por qué crees que me aferré a quedarme aquí todos estos años? Esperaba siempre tu regreso aunque no quería reconocerlo mi amor; sabía que si regresabas, tarde o temprano vendrías aquí… quiero estar y que estés toda la vida a mi lado, que criemos a nuestra hija como la auténtica familia que siempre debimos ser sino fuera mi obstinada testarudez… Mañana mismo rompo ese estúpido compromiso que nunca debí aceptar... no le quiero Vega, solo me refugié en él para escapar de lo que realmente siento por ti -¿Estás segura?
 -Completamente, te quiero Vega- aseguró rotunda y él sonrió alegre
-Repítemelo- reclamó henchido de felicidad
-Te quiero- repitió sonriendo dichosa mientras acariciaba tierna sus sienes
-Repítelo de nuevo mi ángel- volvió a pedir gozoso
-¡¡Te quiero, te quiero... te quiero!!- coreó satisfecha rodeándole el cuello con su brazos y él la izó en el aire volteando con ella entre sus brazos mientras se reían plenos de felicidad dirigiéndose hacia el dormitorio. Ya allí se besaron dulcemente melosos, entregándose reposadamente todo su amor mientras se iban desnudando paulatinamente, deleitándose en contemplarse de nuevo, como aquella primera vez en la habitación de la residencia de estudiantes de la universidad. Encantadoramente sorprendidos, sentían de nuevo aquella sensación de la primera vez: aquella nerviosa inquietud por lo que iba a suceder junto a la timidez de verse por primera vez desnudos mezclado con aquel gran deseo de entregarse completamente por fin. Como aquella hermosa tarde de primavera de hacía doce años, también se recrearon en dedicarse caricias tan sensibles y delicadas que impresionaban, descubriéndose sus cuerpos de nuevo e incendiándose tremendamente. Sus bocas se dedicaron un beso inmensamente delicado pero cargado de pasión mientras se recostaban en la cama. No se hicieron el amor únicamente aquella noche, fue una entrega emotiva, sensible y sensitiva en donde se expresaban todo lo que sentían dentro sin restricciones. Se dijeron tanto sin pronunciar ni una sola palabra que aquello fue flamantemente espectacular. Aquella dedicación mutua de emociones los llevó hasta un encumbramiento grandioso del que parecía no iban a poder descender ya nunca más; sus cuerpos se batían enérgicos, sin tregua, en una impresionante descarga de tremendo e increíble placer
 -Te quiero Vega ¡Oh Dios mío cuanto te quiero!- expuso Alicia arrebatadamente espontánea asiéndose al cuerpo de Vega desposeída entre aquella locura desatada de goce encantador
 -Mi chiquita apasionada, yo sí que te amo con locura mi vida- respondió embriagadamente entusiasmado recogiéndola entre sus brazos oprimiéndola con ímpetu contra él. Se besaron complacidos y, sin desviarse ni un solo milímetro sus cuerpos adheridos, se relajaron dejándose invadir por el sueño que les abordaba tras aquella gratificante y maravillosa entrega.
 Un pitido muy suave pero insistente y molesto le zumbaba en los oídos fastidiándolo intensamente, se detuvo al fin y él, complacido, apretó más el cálido cuerpo desnudo de Alicia contra el suyo dejándose dormitar de nuevo. Pero volvía a sonar el dichoso pitido y, esta vez, Ali también se removió molesta
-¿Qué rayos es eso?- le preguntó incómodo a Ali
-No sé cielo- respondió entre sueños - parece el horno… mamá se debe estar preparando un té- resolvió despreocupada acoplándose más a él, se quedaron tranquilos con la deducción
 -Pero… mamá Esther no está aquí cielito- repuso desubicado cayendo en la cuenta de las palabras de Alicia
 -¡Santo Dios, es mi despertador!- exclamó sobresaltada ya despierta de sopetón levantándose impetuosa- se me hace tarde y aún me tengo que preparar- expuso precipitada vistiéndose presurosa la camisa y los pantalones bajo su mirada divertida
 -Tranquila cielo, solo tocó dos veces- le aclaró pausadamente para relajarla
-¡¿Dos?!- gritó frenética y él la miró desconcertado- Repite cada diez minutos Vega ¡¡Válgame Dios, hoy llego realmente tarde!!- expuso con prisas recogiendo su ropa interior y sus zapatos, saliendo descalza del cuarto, él la siguió rápidamente deteniéndola ya en el descansillo de las escaleras
-Mi beso de buenos días y el de despedida- reclamó meloso, ella sonrió alegre y se besaron apasionados
-Ahora sí me voy- dijo rotunda separándose de Vega y corrió escaleras abajo, él la observó por el hueco de escaleras mientras sonreía feliz. Entró en el piso recogiendo a don Gato que inspeccionaba como escaparse al rellano
-¿A dónde crees que vas tú?- le dijo tierno acariciándolo, descubrió el árbol desmontado, las bolas y el espumillón recorrían la sala- ¿También te has entretenido a gusto esta noche eh?- comentó divertido y sus ojos se encontraron con su móvil sobre la mesita; sonrió tierno recogiéndolo mientras dejaba al gato sobre su sofá
Entró veloz en el piso dirigiéndose a su cuarto
-Tienes ya todo preparado sobre la cama, dúchate rápido mientras te preparo el desayuno- dijo Esther serenamente desde la cocina
-¡Gracias mami!- se metió directa al baño. Se pegó una ducha rápida y empezó a maquillarse, cuanto agradecía en aquel momento tener el pelo corto, pensaba satisfecha
-Tómate ya el zumo mi niña- expuso Esther apareciendo en el baño entregándole el vaso que ella recogió agradecida bebiéndoselo de un trago- Parece que has pasado muy buena noche ¿no?
-Mamá- le reclamó abochornada y ella rió divertida observándola vestirse el pantalón de pinzas negro y un jersey de cuello alto de lana rosa fuerte que su madre ya le había colocado sobre la cama- Te quiero, eres un sol- expuso besándola en la mejilla cuando pasó junto a ella a correr hacia la cocina intentando calzarse los zapatos rasos, se bebió el café del tazón ya listo sobre la mesa mientras su madre la esperaba en la puerta sujetándole el abrigo que le ayudó a ponérselo; Ali examinó su reloj y sonrió feliz- busco un taxi en la esquina y llego justo a tiempo mamita- se sonrieron dichosas besándose de nuevo en las mejillas. Alicia bajó las escaleras y, afortunadamente, un taxi esperaba en la puerta- ¿Está ocupado?- le consultó amablemente al conductor por la ventanilla
-Sí señorita, estoy esperando a una tal…- consultó la nota pegada al salpicadero- Alicia Villas, para llevarla al hospital general- contestó cordial y ella sonrió feliz, Vega lo había llamado concluyó dichosa
-Soy yo- expuso subiéndose mientras se sonreían ambos animados.
Estaba disponiéndose ya para entrar a quirófano cuando su móvil le sonó avisando de un mensaje, al mismo tiempo entró en la zona de desinfección Carlos
 -¿Has visto ya el expediente del muchacho del que habláramos?- le repuso calmadamente
 -No, hoy se me pegaron las sábanas y ahora debo entrar a quirófano; pero lo miraré así tenga un hueco- le contestó despreocupada revisando el teléfono, era un número desconocido, abrió el mensaje: “Te quiero mi cielo, te fuiste antes de darme tiempo a decírtelo; voy a andar por el centro ¿comemos juntos mi dulce melocotón?” Su corazón empezó a latir emocionado como de adolescente y no pudo evitar sonreír alegre
-Se te ve muy feliz esta mañana, se ve que has dormido bien- indicó Carlos, ella apartó la vista de aquel precioso mensaje que le había alegrado el día descubriendo que él intentaba investigar disimuladamente de quien era
 -Sí, lo estoy- respondió cerrando rauda y descaradamente el teléfono ante sus narices y pudo percibir la rabia en sus ojos por no haber logrado ver con quien se escribía- ¿Podemos comer juntos? tengo que hablar contigo de algo muy importante que no puede esperar- le propuso animada
-Sí claro ¿reservo en Marlens?- expuso muy pausado, como desganado, ella asintió con la cabeza mientras contestaba al mensaje: “Yo también te quiero mi vida y ya te echo de menos, pero tengo que comer con don sosito para decirle hoy sin falta que rompo ese estúpido compromiso… Ah, gracias por el taxi, eres maravilloso y siempre atento a todo… Dios ¡¡cuánto te quiero y como desearía estar entre tus brazos ya de nuevo!! Besos”
-Doctora, la paciente está lista- salió el enfermero a avisarla
-Bien, ahora voy- le respondió mirando a Carlos- ¿Te viene bien a las dos?- le propuso animada
-Sí, a las dos me viene bien…- respondía muy sereno él cuando de nuevo el teléfono de Alicia repiqueteó y ella no pudo resistir ver de quien era el mensaje, Vega de nuevo; sonrió feliz- ¿Pasa algo?- indagó curioso
-No, todo está bien ¿por qué?- respondió revisando el nuevo mensaje: “No creo que sea buena idea que lo hagas sola Ali, puede sentarle mal y no sabes cómo reaccionará… No, fijo que le sentará mal; perderte no es plato de buen gusto, te lo digo por experiencia amor mio. Anda, dime al menos dónde comeréis para estar cerca” ella sonrió dulcemente, se percibía su preocupación
 -Tanto mensajito y tan temprano no es normal- indicó intentando volver a ver quién se los enviaba -No es nada…- respondió sin darle importancia mientras le contestaba a Vega: “Nada va a pasar mi vida, estamos hablando de don sosito ¿recuerdas? estate tranquilo”
 -¿De verdad todo está bien?- insistió intrigado por aquellos mensajes, ella le sonrió tranquilizadora -Que sí hombre, no seas pesado- replicó fastidiada- ¿a las dos entonces?- propuso serenamente posando el móvil sobre la repisa y se volvió a lavar las manos
 -Está bien, de acuerdo- expresó sereno y se sonrieron amenos antes de entrar ella en el quirófano. Carlos se quedó observando el móvil de Alicia que había olvidado recoger. Una curiosidad inmensa le reconcomía por dentro, se moría por saber de quién eran aquellos mensajes que hacían que Alicia sonriera de aquella manera solo con ver quien los enviaba, aunque ya se hacía una idea de quién podían ser y aquello aún lo desesperaba más por no saber… Bah, no se iba a enterar, pensó decidido y justo en el momento en que le echaba la mano al teléfono, se volvió a abrir las puertas del quirófano sobresaltándolo apareciendo Alicia que lo observó extrañada
-¿Qué haces aún aquí? ¿Necesitas algo más?- interrogó confusa al encontrárselo aún allí parado
-No, solo me quedé pensando- respondió esquivo intentando sonreírle pero, de los nervios, apenas le quedó en una breve mueca; ella movió la cabeza afirmativamente aunque no entendía nada, se le veía demasiado nervioso de pronto- ¿Y a ti? ¿Se te olvidó algo?- instó ameno
-Sí, mi móvil- indicó recogiéndolo y volvió a entrar en quirófanos dejando a Carlos con una rabia y un mal sabor de boca insoportable por no haber conseguido saber con quién se había estado mensajeando tanto.
Cuando Vega recibió la respuesta a su mensaje caminaba a paso presuroso hacia el centro, se detuvo en una floristería y encargó la entrega de una docena de rosas rojas; luego, sonriendo feliz, se dirigió a la inmobiliaria donde había quedado con la empleada que le mostraría los locales para las nuevas oficinas.
Salió de su segunda operación de la mañana, estaba agotada después de tres largas horas de esa última intervención y examinó su reloj, faltaba más de media hora para las dos. Caminó despacio por el pasillo en dirección a su despacho despojándose del gorro. Al entrar, su auxiliar colocaba un hermoso ramo de rosas rojas sobre su escritorio
 -Te han mandado esto Alicia, pero no traen tarjeta- le indicó alegre sonriendo amena, Alicia le correspondió
-No hace falta, ya me imagino de quién son- expresó complacida; las recogió y las olió satisfecha, su enfermera la miraba curiosa, nunca le había visto aquel resplandeciente brillo en sus ojos acompañado de aquella preciosa sonrisa. Le sonrió animada- dame ese expediente que me subió Carlos, voy a pegarle un repaso antes de irme a comer.
Sentada a su mesa, repasaba detenidamente el informe del muchacho, concentrada y ensimismada en su lectura. Llamaron suavemente a la puerta apareciendo Carlos
-¿Cari, no íbamos a comer juntos? Llegamos tarde, la reserva la hice para las dos- indicó amistoso, ella se sorprendió examinando su reloj; las dos y cuarto
-Oh, lo siento; estaba estudiando el caso que me pasaste y se me fue el santo al cielo, perdona- se disculpó cerrando el expediente y levantándose quitándose la bata blanca
 -¡Que bonitas! ¿Un regalo de un paciente?- preguntó oliendo las rosas mientras ella cambiaba la bata por el abrigo del perchero y recogía el bolso, le sonrió feliz mosqueándolo de nuevo
-Sí pero no de un paciente, son de alguien muy especial- contestó radiante y él la miró muy serio a los ojos- ¿Pasa algo Carlos?- expuso serena ante aquella fija y fría mirada, él negó con la cabeza- Pues vamos entonces, debo estar a las tres de vuelta que tengo reunión con los cirujanos- aclaró resuelta y salieron del despacho.
En el coche camino del restaurante, hablaban del paciente de Carlos y seguían sobre lo mismo mientras el camarero los guiaba hasta su mesa. Les sirvió vino blanco que Carlos degustó dándole su aprobación
-Bueno ¿y entonces qué?- dijo animoso regresando de nuevo su copa a la mesa
-¿Cómo que qué Carlos? Ya te acabo de decir que sí, que es viable la operación que pretendes- respondió serena
-No Alicia… ¿de qué es eso que me quieres hablar?- le sujetó la mano que tenía sobre la mesa- ¿No me digas que has cambiado de opinión y sí has decidido venir a pasar la Nochebuena en la casa de la montaña de mi familia?- expuso esperanzado, ella lo miró incrédula
-¡¡No, claro que no; creo que te lo dejé bien claro ya cuando me lo propusiste!! El día de navidad es especial para los niños Carlos ¿cómo pretendes que deje a mi hija en ese día? ¡¡Es que no sé ni cómo se te pasó por la cabeza proponérmelo, la verdad!!- expuso molesta retirando su mano de entre las de él
-Compréndelo cari, primero quiero que te conozcan a ti a mis padres, luego, más adelante… ya conocerán a Abi- dejó caer de tal manera que alertó a Alicia y lo miró fijamente a los ojos, aquello le sonaba muy sospechoso
-Carlos ¿tus padres saben que tengo una hija, verdad?- inquirió desconfiada
-¡Claro mujer!- expresó demasiado apurado esquivando nervioso su mirada y revolviéndose incómodo en su silla, Alicia abrió asombrada sus ojos ¡¡le estaba mintiendo descaradamente!! Pero ¿por qué? ¿Por qué le mentía? ¿Y por qué no les había dicho nada a sus padres sobre Abi? ¿Acaso era que se avergonzaba de ella? ¿O era de Abi? Aquella idea la inquietó
-Carlos, el sábado te hice una pregunta que evitaste contestar; ahora te la repito y quiero que me contestes sin evasivas: ¿Te estorba mi hija Carlos?- inquirió rotunda, él la miró nervioso a los ojos y su nuez bailó inquietantemente al tragar saliva
-No cari ¿cómo se te ocurre?- respondió sonriéndole amable, pero a Alicia no le sonó nada convincente- solo es que ya no sé qué hacer para complacer a esa hija tuya, no me soporta y me gustaría ganármela un poco antes de que mis padres la conocieran o dará muy mala impresión- siguió explicando muy comedido, Alicia apretó los labios tomando aire profundamente
 -¿Cuánto más crees que necesitarás Carlos? Llevas dos años sin conseguir nada y supuestamente nos casamos el 17, la conocerán en la boda quieras o no… ¿O acaso tus padres no van a asistir?- preguntó con segundas, él la miró incrédulo
 -¿Piensas llevar a Abi a la boda?- inquirió sorprendido y Alicia abrió la boca pasmada mirándolo incrédula
-¡¿Cómo?!- exclamó estupefacta, él la observaba confundido- ¡¿Qué pregunta absurda es esa?! ¡¡Claro que la voy a llevar Carlos ¿cómo no va a venir mi hija a mi boda?!- expresó atónita
-No te alteres y empieces a levantar la voz que sabes que no lo soporto- le recriminó tajante casi en un murmullo mientras observaba incómodo al resto de comensales que había en el restaurante irritando aún más a Alicia; parecía preocuparle más que los escucharan que lo que estaban discutiendo- párate a pensar cari: estarás muy ocupada conmigo atendiendo a los invitados y Abi es tan absorbente y puede llegar a ser tan cabezona que es fácil que se coja un berrinche de los suyos al no poder estar contigo todo el tiempo y acabe haciendo uno de sus espectaculares pataletas… así que no veo conveniente que venga cari- expresó decidido, Alicia no podía articular palabra, estaba estupefacta- además, podía quedarse con su padre ¿no? hicieron buenas migas y les vendrá bien pasar más tiempo juntos, así se irán conociendo mejor- resolvió y ella lo miró atónita por su forma de hablar déspota de su niña
-¡Oh que amable por tu parte, Vega seguro que te lo agradecerá! Aunque no sé cómo se tomará que desprecies de esta manera a su hija- expresó mordaz, él la miró receloso
-Tardabas en nombrarlo, últimamente solo sabes hablar de él- le reprochó fastidiado, ella lo miró desconcertada
 -Fuiste tú el primero que hablaste de él Carlos- indicó rotunda, él se revolvió incómodo en su asiento -Y no estoy despreciando a tu hija cari- siguió comentando evitando seguir la conversación sobre Vega- pero la niña ni me soporta ni está de acuerdo con este matrimonio, seguro que hará alguna de las suyas para fastidiar la boda; la verdad es que la tienes demasiado mimada cari, necesita más mano dura…- Alicia abrió sus ojos pasmada de lo que estaba oyendo- a ver si logro ganármela antes de que se venga a vivir con nosotros- añadió más resuelto, Alicia no salía de su asombro
 -¿Cómo que antes de que se venga a vivir con nosotros?- cuestionó inquieta, él la miró confundido -Hombre Alicia, supongo que no estarás pensando en traerla a vivir con nosotros ya desde el primer día ¿no?- aseguró rotundo pero la cara de asombro que ponía Alicia lo alertó- seremos una pareja de recién casados cari ¿qué pinta Abi entre nosotros? Mejor que se quede con tu madre una temporada -¡¿Cómo dices?!- expuso asombrada
-¡Al menos el primer año Alicia! Nos la llevaremos a pasar los fines de semana y así se irá haciendo a la casa nueva y sobre todo a mí; después ya se vendrá definitivamente
-¿Y dónde se supone que queda mi madre en estos maravillosos planes tuyos Carlos?- indagó intrigada
-¡En su casa naturalmente! ¿No querrás también traerla a vivir a nuestra casa, no?- Alicia quedó boquiabierta al oír aquello; Carlos se proponía abandonar a su madre, su única familia, su única compañía durante todos aquellos años, su gran ayuda y apoyo incondicional cuando ella era apenas una cría y se encontró sola y embarazada de Abi; y ahora porque él así lo decidía, cuando empezaba a ser su madre quien iba a necesitar de su apoyo y ayuda, él pensaba abandonarla en aquel piso y sobre todo dejarla sola… una presión en el pecho le impedía respirar, aquella idea la aterrorizaba, sentía pavor solo pensar en verse sola algún día- ¡¡Cari, empezamos una nueva vida, nuestra vida ¿qué pinta tu madre con nosotros?!!- siguió hablando desconcertado por el rostro descompuesto que se le estaba poniendo a Alicia
-Por lo que veo, para ti nadie de mi familia pinta nada en mi vida así nos casemos; mi hija es una malcriada insoportable y mi madre un estorbo… pero eso sí: la casa que has elegido para “nuestro futuro hogar” está apenas a cien metros de tu madre- le reprochó mordaz mirándolo herida
-No es lo mismo cari…- expresó revolviéndose incómodo de nuevo en su silla y eso aún la encendió más
-¡Claro que no Carlos, por supuesto! ¡¡En el primer caso hablamos de mi madre y en el segundo de la tuya!!- le increpó apretando furiosa los dientes
-Te he dicho que no levantes la voz cari- le recriminó molesto, ella lo miró furibunda
-¡¡Grito lo que me da la gana y deja de llamarme cari por Dios bendito, aburres ya!!- bramó enfurecida mirándolo con una rabia inmensa en los ojos, él volvió a examinar nervioso las mesas del alrededor sonrojándose tremendamente al ver que todos los observaban.

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