lunes, 18 de agosto de 2014


-¿Por qué no me lo contaste Ali?- interrogó mirándola dolido
-Porque es una estupidez por la que no vale la pena ni inquietarse- contestó despreocupada echando a andar hacia las escaleras, pero él le sujetó el brazo deteniéndola
 -No, ahora eres tú la que no te vas Ali- indicó sujetándola del brazo deteniéndola- una estupidez es enojarse por la llegada de Gabriela, eso sí es una estupidez; pero… ¡¿Lo tuyo Ali?! ¡¡Qué ese capullo esté intentando echarte del hospital no es ninguna estupidez Alicia!!- reclamó irritado
-Sí lo es- respondió serenamente mirándolo cariñosa- no me inquieta ni me preocupa lo que pueda hacer Vega… porque si lo consigue, sé que encontraré otro puesto fácilmente en cualquier hospital; soy muy buena en mi buen trabajo ¿acaso no confías en mí?- repuso mirándolo desconfiada
-Sí, claro que sí… ¿Y tú en mí?- instó desafiante mirándola amoroso y ella le sonrió complacida posando tierna su mano en su mejilla
-Más que tú en ti mismo mi amor, siempre confié en ti; eres tú el que desconfías siempre y tienes dudas de todo- expuso convencida y sincera, él sonrió abochornado
-No dudo ni desconfío, y menos de ti; pero son los celos que me gobiernan más que el sentido común- explicó apesarado tomando su mano posada en su rostro y le besó amoroso el reverso, ella le sonrió dulcemente
 -Pues aplaca esos celos porque yo te quiero solo a ti mi bien, solo a ti- aclaró rotunda
-Ven aquí mi gatita furiosa- exclamó tomándola entre sus brazos aprisionándola contra su cuerpo, ella rodeó su cuello con sus brazos- te quiero tanto mi vida- expresó apasionado y se besaron ardientes; Esther sonrió satisfecha al comprobar que Vega empezaba a controlar su mal genio ante las incontroladas arremetidas de su hija y siguió su camino cerrando tras de sí la puerta del garaje. Mientras se besaban ambiciosos, Vega deslizó su mano por debajo de su vestido subiéndola por su muslo en una ardiente caricia buscando su entrepierna
-¡¿Qué haces?! ¡Puede bajar Abi o mi madre!- protestó inquieta intentando retirarle la mano pero él siguió su avance sonriendo pícaro
-¿Cuándo mamá Esther cierra la puerta sin esperar a que subamos?… ya sabe lo que va a pasar y te aseguro que no dejará bajar a Abi- murmuró besándola excitantemente en el cuello; Alicia cerró los ojos provocada por aquel roce ardiente de su mano ya alcanzando su sexo junto a sus labios en su cuello- Además, tienes que pórtate bien o los Reyes esta noche no te traerán nada- bromeó malicioso mordisqueándole el lóbulo de la oreja y ella rió animada; acarició hábilmente su sexo y Alicia ya se movía precisa ayudando en la excitante caricia para alcanzar más pronto el goce mientras le desabrochaba el pantalón y también se deleitó en dedicarle placer con su mano en su miembro.
-¿Así me estoy portando bien?- le susurró pícara al oído y él soltó un murmullo complacido que la hizo sonreír. Levantó su jersey y fue besándolo por el pecho sin dejar de masajearle hábil el pene hasta llegar a él y se lo introdujo en la boca provocándole un profundo y gustoso gemido- ¿Así mejor?- le preguntó maliciosa y él rió divertido mirándola encandilado. Siguió jugando precisa con él en su boca y, cuando Vega ya gemía apurado por el excitante masaje bucal, la elevó y la tumbó sobre el capó del coche. Sin dejar de mirarse ardientes, él le retiró las braguitas mientras le posicionaba las piernas sobre sus hombros y hundió su boca en el sexo de Alicia que también gimió complacida. Jugueteó preciso en él hasta provocarle un orgasmo fantástico que la hizo clamar complacida, se detuvo y atrapó con ansia la boca de Alicia devorándose ambos con frenesí mientras Vega le retiró el jersey de lana que ella llevaba y atrapó deseoso con su boca aquellos senos preciosos que lo enloquecían haciéndola gemir de nuevo gustosa al tiempo que la fue atrayendo hasta ponerla en pie, entonces la volteó y, besándola ardiente en la nuca, la fue inclinando hasta Alicia quedar apoyada sobre el capó con sus manos y él la penetró implacable. El baile fue rítmico, acompasando; las embestidas de Vega iban acompañadas de caricias en los pechos de Alicia con sus manos mientras la besaba ardiente por la nuca y la espalda. Pronto ella gemía impaciente por alcanzar de nuevo el éxtasis y él aceleró las embestidas al tiempo que la ayudaba con su mano acariciándole preciso el clítoris hasta hacerle reventar aquella grandeza dentro de ella que la hizo clamar de nuevo satisfecha excitando aún más a Vega que la sujetó por las caderas e incrementó sus embestidas volviéndolas casi furiosas provocando que ambos gimieran al unísono anhelosos de más hasta que aquella inmensidad que se había acumulado en sus entrañas se desparramó por cada récodo de sus cuerpos. Alicia exhausta se dejó estar acostada boca abajo sobre el capó mientras Vega seguía besándola amante la nuca al tiempo que se acomodaba suavemente sobre su espalda
-Cada día me vuelves más loco de deseo gatita- le murmuró apasionado al oído jugueteando con su lóbulo, ella sonrió encandilada
-Eso está bien, sobre todo ahora que hay “otras gatitas” rondándote- expresó maliciosa
-¿A qué los Reyes no te traen nada?- expresó chistoso mordisqueándole el hombro antes de retirarse de sobre ella; Alicia protestó quejosa por aquel inesperado mordisco mirándolo dolorida mientras se recolocaba los pantalones
-¿Eres idiota?- exclamó fastidiada examinándose el hombro ya enrojecido y él se rió divertido
-Eso te pasa por hablar más de la cuenta y cuando no debes- exclamó chulesco intentando besarla en los labios pero ella lo esquivó rauda, Vega volvió a reír jocoso- no me seas huraña, que eso no fue nada- expresó sujetándola por la nuca y ella sonrió amena, se besaron deleitados- anda apúrate cielo, o bajará Abi para saber porque tardamos tanto en subir- expuso ayudándola cariñoso a levantarse del capó.
El día de Reyes apareció frío y lluvioso para pesar de la pequeña Abi que no pudo estrenar su bicicleta nueva. Pero le habían traído muchos más regalos con los que entretenerse en la salita de juegos junto a los mayores que pasaron una velada igualmente encantadora como lo fuera Año nuevo reunidos todos en familia junto a Willy y Sarah con Patri que también habían venido a comer. Pasadas las fiestas todo volvió a su rutina anterior y, aunque seguía llevándola al trabajo y la recogía a las siete al salir, las comidas tuvieron que ser anuladas. El trabajo de Alicia se multiplicara y los quirófanos no daban abasto; y él comenzara ya con las fusiones y cada vez estaba más liado con cientos de reuniones con los futuros socios siempre acompañado de un atento y diligente Willy. Aunque seguían tocando en el pub acompañándolos siempre Alicia y a veces Sarah, cuando sus padres le quedaban con Patri.
Mientras, Gabriela hacia la criba de empleados en las oficinas. Vega tenía que reconocer que en eso era muy buena, tenía un ojo fantástico para escoger siempre a los mejores. Pero no podía estar tranquilo con ella cerca y cada vez menos observando los jueguecitos y bromitas que se gastaban últimamente ella y Willy después de un par de cortes tajantes suyos cuando se propasaba en caricias y rechazos contundentes a comer juntos. Parecía que se había rendido con él pero le inquietaba enormemente que hubiera puesto sus ojos ahora en Willy.
A las dos semanas ya había ocupado todos los puestos con gente competente y trabajadora. Vega aquella mañana se levantó de un humor estupendo porque al fin Gabriela se regresaría a Madrid y la perderían de vista.
-Mami Esther ¿Sabe que Félix me pregunta siempre por usted?- expuso mientras desayunaban los tres juntos en la cocina, Alicia disimuló una sonrisa divertida tras su tazón de café
-Oh, es un hombre muy amable y atento; salúdalo de mi parte- respondió sin darle importancia Esther -Lo haré, aunque creo que no lo hace solo por galantería; sus ojillos le brillan al hablar de usted- añadió pícaro, ella lo miró atónita
-¡No digas tonterías Vega!- exclamó alarmada
-¿Por qué tontería mamita Esther? es usted preciosa y al parecer le ha gustado ¿qué mal tiene?- replicó sereno comiéndose un trozo de su tortilla
-¡Ay por Dios! ¡Qué cosas tienes!- expuso espantada
-Mami, ¿Por qué no puede ser? eres muy guapa y aún joven; papá murió hace muchos años ¿no crees que ya está bien de seguir sola y aburrida?- replicó Alicia
-Sí Ali, tu padre murió hace 27 años ya; pero no estoy sola y mucho menos aburrida, mi ángel: con vosotros dos eso es imposible- expuso bromista y los tres se rieron amenos
-Vale, puede que entretenida la mantengamos, pero no me irá a decir que este cuerpo serrano no agradecería un buen meneíto después de 27 años- expuso pícaro Vega pellizcando suavemente la cintura de Esther
-¡¡Vega!!- exclamó escandalizada mirándolo con los ojos como platos y sonrojándose tremendamente, él rió jocoso
-Se la debía suegrita… por aquellas risitas burlonas que soltó el día que vinimos a ver la casa- le dijo al oído mientras se levantaba de la mesa para colocar su plato ya vacío en el fregadero; Alicia rió divertida
-¡Que vengativo eres hijo, no lo esperaba de ti!- expuso atónita y él rió explayado
-No lo sabe usted bien suegrita- aclaró chulesco besándola en la sien y los tres rieron amenos- ¿Nos vamos mi ángel? Se nos hace tarde.
Pero su alegría de aquella mañana le duró bien poco, aún no eran las diez cuando recibió una llamada de Sánchez explicándole que definitivamente su hija se quedaba a trabajar con ellos y le pidió que le enseñara personalmente todos los entresijos que conllevaba dirigir una empresa así para que el día de mañana estuviera bien preparada para tomar las riendas… Se iba a negar rotundo, pero era la futura heredera de todo y sabía que debía hacerlo, así que no le quedó más remedio que aceptar.
-¿Hoy tenéis aquí la reunión con el propietario de la textilera, verdad?- les preguntó Gabriela en el despacho de Vega donde estaban los tres reunidos preparando los informes y balances
-Sí, vendrán a eso de las doce y media- le contestó Vega sin dejar de revisar sus papeles
-Mala hora…- repuso ella inquieta
-¿Por qué?- le preguntó Willy mirándola confundido
 -Porque ya sabes cómo son esas reuniones: se alargará y se os pasará la hora de comer sin llegar a acuerdo- expuso serenamente- Vega ¿qué te parece si encargo un tentempié a algún restaurante de aquí cerca? Ese detalle le gustará al tipo y, con la barriga llena, bajará la guardia
-No es mala idea gatita- expuso animado Willy pellizcándole dulcemente la nariz con dos de sus dedos y ella soltó una risita juguetona y provocativa; Vega los observó desconfiado a ambos.
-¿Y qué te parece a ti, Vega?- indagó desenvuelta mirándolo esperanzada
-Haz lo que te venga en gana; pero comedidamente, no vayas a traer un banquete- respondió pausadamente regresando su vista a los documentos
-Ya, algo ligero que se pueda ir comiendo mientras seguís con la reunión; sé las prisas que te entran así ves que llegan las seis y media- bromeó sarcástica, pero la mirada furibunda de Vega la frenó- está bien, ya me callo; no hace falta que me mires así... me encargo ahora mismo de ello- añadió más comedida sonriéndose amena con Willy y salió del despacho.
 -Es buena chica en el fondo, un poco alocadita pero no es mala- indicó amistoso Willy observando a través de la cristalera sus andares provocativos de camino a su despacho, Vega lo miró fijamente
-Sí, muy buena… igualita a una cobra; baila delante de su presa para embobarla y luego le salta al cuello para acabar con ella- Willy rió divertido ante la comparación
 -Lo tuyo es puro cariño el que le tienes ¿eh?- repuso guasón
-Tú ándate con ojo ¿me oyes? estás metiéndote en unas tierras muy movedizas- le avisó rotundo mirándolo muy serio y Willy volvió a reír
-En peores plazas toree amigo mío; recuerda que era ascensorista del hotel y allí te encuentras de todo querido amigo; pero no te preocupes que a mí esas cobras no me encandilan- aclaró tranquilamente y regresó a su trabajo
-Eso espero- murmuró regresando también al trabajo
Alicia regresaba a su despacho agotada de la última intervención. Fuera un bypass muy complicado que le llevó horas y, junto con aquel cansancio debido al embarazo, estaba extenuada
 -Qué mala cara tienes Ali ¿te encuentras bien?- le indicó cariñosa su asistente
-Hoy estoy reventada Bárbara, no puedo ni con las cejas- le comentó cansadamente
 -Pues tienes suerte, por hoy no hay más operaciones ¿por qué no te vas a casa y descansas cielo?- le recomendó amistosa
-¿De verdad no hay más?- repuso esperanzada
-No, hoy es un día tranquilo al fin- se sonrieron agradadas
-Pues asisto a la reunión de cirujanos y me voy casa- aclaró decidida y más animada. Entró en su despacho y llamó a Vega, pero su llamada al tercer toque se cortó sorprendiéndola, examinó su reloj, era las dos- Estará reunido- murmuró serenamente sin darle importancia y se dirigió a la sala de reuniones. La reunión no se largó mucho más de un cuarto de hora, las operaciones para el día siguiente estaban programadas de hacía días y solo tuvo que repartir los turnos.
 Regresó a su despacho y lo volvió a intentar con Vega, de nuevo la llamada se cortó al tercer timbre -Sigue ocupado- expuso desalentada- pues le dejaré un mensaje y listo- repuso de nuevo animada escribiéndolo ya. Luego recogió su abrigo y su bolso y se subió en el ascensor después de despedirse de Bárbara.
El ascensor se detuvo en la primera planta y entró Carlos que también se iba ya. Alicia se puso tensa al verlo entrar aunque él no la miró siquiera. Rezó mentalmente para que alguien más se subiera pero no tuvo suerte y, al ver cerrarse de nuevo las puertas, soltó aire despacio para relajarse. Ir solos en el ascensor no le hacía ninguna gracia pero tampoco era plan de salir huyendo de allí. No tenía por qué. -Ya me enteré que estás embarazada, no has perdido el tiempo ¿eh?- soltó así se puso en marcha el ascensor pero ella no contestó- enhorabuena, que todo te vaya bien- añadió amable
-Gracias- respondió secamente y entonces él la miró a los ojos
-Aunque suerte te sobra ¿verdad?- repuso sarcástico
-No sé a qué te refieres, pero sí, tengo mucha suerte; no me puedo quejar
-¿Qué te traes con Bermúdez para que te defienda con tanto ahínco?- dijo con un tono cínicamente hiriente mirándola despectivamente, ella le mantuvo la mirada fija
-Nada; no tengo por costumbre comprar mis puestos de trabajo ni tengo un apellido rimbombante como otros- respondió altiva, él la miró ofendido- solo me dedico a trabajar y procuro hacerlo bien, cosa que suele gustar a los jefes- respondió orgullosa
-Me está echando atrás todos mis intentos de echarte… pero solo ten un descuido Alicia: uno solo, y te tendré donde quiero- expuso arrogante y ella tomó aire profundamente. El rió burlón y así salieron del ascensor caminado hacia la salida uno a lado del otro. Ya en la puerta, Ali se dispuso a entrar en uno de los taxis aparcado a la entrada
-Ah, Alicia- la llamó con un tono sarcástico, ella lo miró a los ojos- se me olvidaba, desde el lunes serás relevada de tu puesto de directora de cirujanos- mostró una sonrisa cínica pero ella ni se inmutó- ¿No te lo avisó tu perrito faldero de Bermúdez?- se burló soltando una carcajada sarcástica y se dirigió al aparcamiento mientras Alicia se metía en el taxi
-¿Puedo seguir trabajando en tu mesa mientras estás reunido?- le preguntó Gabriela cuando entró la secretaría de Vega avisando que el señor Gutiérrez y sus abogados ya estaban en la sala de reuniones esperándolos; él estaba aprovechando la espera para explicarle algunas cosas sobre la empresa
-¿No tienes tu mesa?- repuso molesto
-Pero aquí está toda la información que quieres que me estudie… solo es por comodidad, para no andar de un lado a otro con todos estos portafolios y archivos- indicó amistosa, él tomó aire profundamente y lo soltó muy lentamente
 -¡Vamos Vega, están esperando ya!- lo apresuró Willy desde la puerta
 -Está bien… ¡pero ni se te ocurra tocarme nada personal o revolverme algo!- le dijo tajante saliendo presuroso del despacho y ella le sonrió agradecida.
 Leía aburrida todos aquellos tochos de números y cifras que casi no entendía cuando sonó un teléfono de debajo todo aquel papeleo. Lo buscó y descubrió que Vega, con las prisas, se dejara su móvil atrás. Su primera reacción fue levantarse para llevárselo pero, su mirada curiosa escapó a la pantalla y, al ver que era Alicia, su impulso fue cortarle la llamada. Sonrió satisfecha por su acción y volvió a sentarse en el sillón. A la media hora volvió a sonar el teléfono, volvió a examinar la llamada descubriendo que volvía a ser Alicia
-A la mierda estúpida- dijo presuntuosa y cortó de nuevo la llamada. En diez minutos recibía un mensaje- Eres pesadita niña- comentó fastidiada, su curiosidad le pudo y lo leyó: “Cielo, me voy a casa que no tengo más trabajo hoy. Te quiero, no tardes que te estoy extrañando ya”- Serás cursi niñata de los cojones- dijo molesta y, sin darse cuenta, lo borró reaccionando al instante- ¡Oh Dios ¿qué he hecho?!- repuso inquieta pero aquello ya no tenía solución; bueno, un mensaje que se perdió como muchos… pensó más relajada pero si Vega veía que había recibido dos llamadas de su estúpida mujercita y no lo avisara, le haría tremendo escándalo…- ¡A la mierda!- expresó resuelta y borró también las llamadas perdidas- solo espero que se crea que no ha recibido nada si esa estúpida le comenta algo- expresó despreocupada deslizándoselo dentro del bolsillo del abrigo de Vega colgado del perchero.

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