domingo, 3 de agosto de 2014

Ya más sosegados y sus respiraciones tornadas a su normalidad, el cansancio dejaba paso a la somnolencia. Alicia lo besó dulcemente en los labios
-Me tengo que ir o me acabaré quedándome dormida- murmuró amorosa intentando levantarse pero él se lo impidió
-No, quédate mi bien; no te vayas- propuso casi en súplica, ella sonrió deleitada
-No puedo mi amor, nunca pase la noche fuera y mamá se preocuparía al ver que no regreso; es más, ya es más tarde de lo habitual y seguro está inquieta- él examinó su reloj de pulsera
 -Si apenas van a ser las dos- indicó desconcertado y ella rió divertida, lo besó amorosa en los labios y se levantó. Mientras se volvía a vestir, él se deleitaba en mirarla apoyado sobre sus codos- ¿Qué pasa? ¿Don soso sensato nunca te regresa más tarde de la una o qué?
-Eso si tenemos algún compromiso del hospital… nunca regreso más tarde de las doce- aclaró y él abrió los ojos boquiabierto- te recuerdo que soy mamá, y en eso sí soy sensata y responsable
-No lo pongo en duda en ningún momento- aclaró resuelto, ella rió divertida- ¿Y vuestras conversaciones siempre son tan románticas y excitantes o hoy era una noche especial?- siguió preguntando socarrón
-Siempre aprovechamos para comentarnos algún caso y pedirnos consejo- él se dejó caer sobre la cama resoplando pasmado y ella rió divertida- ¡¿Qué?! Somos buenos compañeros Vega- protestó fastidiada por su déspota gesto y él rió divertido
 -Vale, eso está bien para tomar un café cielo; pero... ¡invitar a tu prometida a una cena romántica para hablar de trabajo...! ¡Ese no es un soso, es gilipollas el pobre!- aclaró desenvuelto; ella se acercó de nuevo a él y se recostó sobre su cuerpo mirándose amorosos mientras él la recogía tiernamente entre sus brazos
 -¿A sí? A ver entonces ¿tú de qué me hablarías?- indagó melosa acariciándole mimosa su pecho desnudo y velludo, él sonrió complacido y la besó tierno en los labios
-De lo bella que estás con el pelo corto… De lo bien que te queda este vestido… De lo bonita y arrebatadora que estás esta noche… De lo preciosa que estás siempre, más aún de lo que recordaba... de lo mucho que te quiero… de que me muero por tenerte de nuevo en mi vida y sobre todo: de que voy a hacer lo que sea para recuperarte y no te dejaré escapar nunca más- contestó decidido, ella sonrió alegre
-Eso ya lo veremos- repuso vanidosa, él se giró raudo posicionándose encima de ella besándola ardientemente en el cuello
-¿Quieres jugar a ver qué difícil me lo puedes llegar a poner?- le murmuró meloso al oído y ella cerró los ojos deleitada mientras reía dichosa; él atrapó de nuevo su boca y se besaron apasionados
-No enredes que de verdad me es tarde cielo; anda, súbeme la cremallera- él obedeció y se retiró para permitirle que se levantara- Pues para ahora quererme tanto y decirme esas cosas tan bonitas, antes me dijiste una cosa muy fea- le reprochó guasona mientras él le subía la cremallera del vestido, la miró confundido- que Carlos tenía muy mal gusto y eso no se le dice a la mujer que escogió un hombre para casarse ¿no crees?- aclaró guasona, él rió divertido
-A ti te escogería hasta el mismo diablo porque no hay mujer más bonita que tú- declaró apasionado besándola amoroso en la mejilla- pero no me negarás que tiene el gusto en el rabo ¡¡menudo anillo más ostentoso y feo te regalo mi bien!! Se comenta que los hombres que escogen coches grandes es que están inseguros de su miembro viril, pero eso también debe pasar con los anillos de compromiso- aclaró chistoso y Alicia rió divertida
-Lo escogió su madre- repuso dándose la vuelta quedando frente a Vega
-¡No jodas! ¿Tan inútil es que ni un anillo sabe comprar solito?- exclamó pasmado
 -¡No seas malo!- expresó conmovida y ambos rieron amenos, él le rodeó la cintura con sus brazos atrayéndola hacia él- lo que dije es cierto Ali, voy a hacer hasta lo imposible para recuperarte; y, por lo que me acabas de demostrar hace escasos minutos, no me lo vas a poner muy difícil que se diga- añadió chulesco besándola incitante en los labios, ella sonrió gustosa
-Y como yo te dije… ya lo veremos; no solo en la cama se conquista una mujer ¿sabías?- aclaró vanidosa, Vega rió entretenido oprimiéndola complacido contra su cuerpo y la acompañó a la puerta; galante, la ayudó a vestirse el abrigo mientras se besaban deleitados de nuevo
-Te quiero Ali, nunca lo olvides- le murmuró meloso mientras enredaba mimoso con sus labios y ella sonrió embelesada. Abrió la puerta y salieron al descansillo, descendió las cuatro escalinatas y cruzó el pasillo acristalado; ya alcanzara el empiece de las escaleras para descender al tercer piso cuando se detuvo y miró a Vega que la seguía observando desde su puerta sin perder aquella preciosa sonrisa; de pronto echó a correr regresando a lado de Vega y lo besó impulsivamente en los labios provocando una sonrisa dichosa en él- lo dicho mi dulce melocotón, me lo estás poniendo muy fácil- exclamó jocoso y, riéndose felices, se besaron encandilados una vez más antes de que ella regresara por fin a su casa.
 -¡Dios mío Alicia; me estaba empezando a preocupar!- la asaltó su madre desde la sala solo entrar en el piso
 -Perdona mami; ya llegué hace bastante rato pero Vega me pidió subir a hablar de algo que le inquietaba y no pude negarme, sé que debí avisarte… lo lamento- contestó cariñosa; su madre percibió nuevamente aquel rubor de sus mejillas y aquel brillo inconfundible en sus ojos y pudo percibir el inconfundible aroma de Vega impregnado en ella cuando se acercó a besarla en la frente -Ah, está bien; pero la próxima vez avísame ¿vale? con dejarme una nota diciendo que ya llegaste es suficiente… yo ya entiendo- se sonrieron cariñosas y Alicia dejó su abrigo sobre el sofá dirigiéndose a la cocina, su madre la siguió
 -¿Y qué? ¿Qué era eso que tanto le preocupaba?- indagó curiosa mientras Alicia se preparaba una taza de té invitando a su madre que asintió
-Pues varias cosas; pero creo que lo que más le inquietaba era que, si llego a casarme con Carlos, no ponga trabas a que él y Abi estén juntos siempre que lo deseen alguno de los dos- indicó entregándole su tazón y sentándose frente a ella
-Normal, pero bueno… como eso no va a suceder, no hay problema- aclaró serenamente dándole un sorbo a su té
-¿Por qué dices eso?- indagó sorprendida
-Porque nunca has pensado realmente en dar ese paso hija- resolvió decidida asombrando a su hija- además no soy boba Alicia y sé lo que está pasando, ese brillo entusiasmado en tus ojos que traes ayer y hoy junto a ese rubor en tus mejillas te delatan ¡ni que te creyeras que nací ayer hija mía! -¡Mamá!- expuso abochornada
-¡Bah, a estas alturas no vamos a andarnos con tonterías Ali y lo veo de lo más normal: tú a quien amas es a Vega aunque intentes negármelo una y otra vez!- soltó despótica dándole la espalda para dejar su tazón en el fregadero, Alicia rió divertida y la abrazó por detrás rodeándole cariñosa los hombros con sus brazos y besándola en la mejilla, su madre le sonrió complacida
-¿Sabes qué me reprochó esta tarde mami?- dijo entristecida, su madre la miró intrigada- que nunca digo “te quiero” ¿es cierto mamita?
 -Pues sí hija, nunca lo dices; parece que se te atragantan las palabras desde muy chiquita, así como nuestra pequeña enseguida lo suelta como hace su padre, tú nunca fuiste dada a decirlo
-Pues desde hoy lo voy a intentar con ahínco- la besó de nuevo en la mejilla y ella le sonrió dulcemente- y empiezo por ti: te quiero mami, te quiero muchísimo- expuso decidida apretándola fuertemente posando su mejilla contra la de ella; su madre rió feliz
 -Y yo a ti mi reina y yo a ti- también la besó amorosa en la mejilla
Aún dormía cuando Abi saltó encima de él sentándose a caballito sobre su estómago sobresaltándolo -¡Despierta vago, que tenemos que irnos o llegaremos tarde!- le increpó alegre
-¿Y a dónde se supone que llegamos tarde mi dulce melocotón?- le preguntó comenzando a hacerle cosquillas soplándole en el cuello, Abi reía feliz
 -¡Al vivero Vega, a buscar el árbol de Navidad! dice la abuelita que si no vamos pronto después solo quedaran los que nadie quiso y me mandó a preguntarte si querías venir con nosotras ¿quieres venir, verdad?- aclaró desenvuelta
 -¡Claro que sí mi dulce melocotón! ¡Pues a ducharse y espabilar que tenemos que traernos el más bonito!- resolvió decidido y la dejó sobre la cama besándola tierno en el pelo- mi chiquita ¿vendrá mami con nosotros?- se interesó esperanzado
-Pues claro- resolvió dispuesta, volvió a sonreír dichoso
-¡Pues tenemos que ponernos bien guapos entonces!- expresó satisfecho guiñándole un ojo a la pequeña que sonrió pícara
-¿Te gusta mi mamá verdad Vega?- preguntó astuta, él sonrió y se metió en el baño sin atreverse a contestar, la oyó reír divertida
Al poco tiempo, padre e hija llamaban a casa de Alicia que salió a abrirles y ambos se miraron ardientes sonriéndose felices mientras la pequeña corría dentro del piso en busca de su abuela -Buenos días mi dulce melocotón- le dijo meloso dando un paso hacia ella con la intención de besarla -Buenos días- le sonrió tierna dando al tiempo un paso atrás esquivándolo por si los veían. Vega sonrió divertido
-Ven aquí mi gatita- le murmuró sonriendo pícaro y, enganchándola con sus dos dedos índices por el peto vaquero que llevaba puesto Alicia, la sacó del apartamento al rellano; ella se dejaba llevar sujetando la puerta tras de sí entrecerrándola mientras también sonreía divertida; se besaron amorosos, deleitándose en saborearse complacidos mientras sus cuerpos se moldeaban a la perfección pegándose ardientes. Abi abrió la puerta inesperadamente sorprendiéndolos, ellos se retiraron raudos pero los descubrió muy cercanos, demasiado
 -¿Qué hacíais?- preguntó ladina mirándolos desconfiada, Esther sonrió pícara
-Nada mi rayito de sol, hablar mientras os esperábamos- respondió inquieta Alicia- ¿estás lista?- intentó cambiar de tema pero la pequeña saltaba una mirada recelosa de uno al otro mientras se mordía el labio inferior igual que como hacía su madre cuando estaba nerviosa; Vega sonrió encandilado, aquella pequeña era demasiado vivaracha para tragarse aquello
 -Le daba un beso a tu mamá mi dulce melocotón ¿Te importa?- aclaró él muy tranquilamente y la niña rió divertida
 -¡Eso me pareció a mí!- respondió desenvuelta dejando asombrados a todos- pero aunque me gustas más que tío Carlos, recuerda que ya tengo papá- resolvió despreocupada provocándoles risas amenas- ¡¿A ver?! ¿Nos vamos o no?
Mientras Alicia y su madre se dedicaban a escoger los dos mejores, padre e hija se entretenían en jugar a pillarse entre los árboles; Abi chillaba feliz cada vez que Vega la atrapaba y la elevaba entre sus brazos dándole vueltas. La gente que abarrotaba el lugar, los observaban y sonreían divertidos; eran dos niños alegres y juguetones
-Tiene menos sentido que ella- protestó Alicia y su madre le sonrió animada
-Se ven felices juntos mi niña ¿qué mal hacen?- se sonrieron cariñosas- ¿Cuándo se lo diréis?
-La mañana de Navidad, por fin llegará su deseado regalo
-A ver como se lo toma- comentó inquieta Esther desconcertando a su hija
 -¿Por qué lo dices mami?
-Por no decírselo antes; tanto puede tomarlo bien y hacerle feliz que por fin llegara, como puede enfadarse por haberla tenido casi dos semanas sin decírselo- explicó examinando uno de los árboles -Pero es su adorado Vega y no…- su madre la miró reticente y Alicia se mordió nerviosa el labio inferior comprendiendo el gesto de su madre- ¿Tú crees que puede sentarle aún peor verdad? ¿Y qué podemos hacer mami?- Esther la miró atónita
-¡¿Me estás consultando algo a mí, mi niña?!- repuso boquiabierta, incrédula de lo que había oído; Alicia sonrió cariñosa
-No seas así mamá- le reprochó tierna- metí mucho la pata y tú tenías razón en todo ¿acaso no me vas a ayudar ahora?
-¡¡Jesús, ¿qué te ha ocurrido mi niña?!! ¡¡Si no lo veo no lo creo!!- soltó pasmada
-¡Mamá!- repuso fastidiada, Esther la abrazó enternecida y la besó en la frente
-No lo sé mi cielo, nuestra pequeña es arrebatada como su padre y nunca se sabe cómo va a reaccionar; mejor tendremos paciencia y estaremos preparados para cualquier reacción- dijo cariñosa y se sonrieron tiernas
-Te quiero mucho, mami
-¡Ah, se te desatascó la garganta; ahora no vas a parar de decirlo ¿verdad?!- bromeó feliz y se rieron alegres
 Escogidos dos árboles, uno para ellas y otro para la casa de Vega, pagó de nuevo él haciendo caso omiso de las protestas de Alicia que acalló con un breve y espontáneo beso en los labios que ella recibió mostrándole una feliz sonrisa
-¿Dónde cenarás en Nochebuena Vega?- le preguntó de pronto Abi de camino de regreso cogiéndolo desubicado
-Pues no sé mi dulce melocotón, aún no lo pensé; pero supongo que en mi piso- respondió despreocupado
-¿Solito? ¡No puedes estar solito en Navidad Vega!- expresó entristecida mirándolo afligida conmoviendo a todos, a Vega se le llenaron los ojos de lágrimas ante tal muestra de cariño
-¡No te pongas triste mi cielo que estoy acostumbrado, llevo muchos años solo mi ángel!- la quiso calmar besándola enternecido en el pelo
-Pero ahora ya no estás solo, estamos nosotras: ¡vendrás a cenar con nosotras!- propuso alegre- ¿Verdad qué puede venir mami?
-Lo iba a invitar yo mi sol, pero te me has adelantado- contestó satisfecha y se rieron amenos
-No creo que sea buena idea Ali- repuso incómodo
 -¿Por qué?- le preguntó desconcertada
 -¿Y… don perfecto?- expuso molesto, Alicia sonrió divertida
-Él siempre las pasa con su familia en la nieve, es más, nunca las pasó con nosotras- le explicó cariñosa y él sonrió feliz
-Ah pues entonces… ¿A qué hora será esa cena mi querida Esther?- bromeó satisfecho
-Entonces ¿sí vienes?- repuso entusiasmada la pequeña y él asintió con la cabeza- ¡Bien!- aclaró feliz y rompieron a reír divertidos
Estuvieron media tarde entretenidos en adornar el árbol. Vega hizo los honores de enchufar las luces invitado por Abi; el bonito árbol se iluminó resplandeciendo de belleza
-Qué bonito, siempre tuviste mucha mano para esto- indicó él conmovido mirando apasionado a Alicia que le sonrió complacida
-¡¿A qué sí?!- expuso feliz la pequeña provocando sonrisas alegres en los tres adultos- Ahora hay que colgar los calcetines para que Santa nos deje los regalos; Vega, ven- le indicó sujetándolo de su dedo índice y llevándolo a la chimenea- ahí, hay que colgarlos de ahí
-¿No eran los zapatos bajo el árbol?- indagó desconcertado
 -¡Eso es a los Reyes hombre! ¡Estás muy pez en esto ¿eh?!- le aclaró desenvuelta y rieron todos entretenidos. Colgó los tres calcetines con los nombres de las tres en el borde de la chimenea- ¡Oh, falta el tuyo!- repuso desolada al darse cuenta del detalle
-Tengo uno con un tomate, así Santa nunca logrará llenarlo- bromeó animado y ella rió divertida, él la tomó en brazos y la besó apasionado en la mejilla- no me importan los regalos de Santa, el más grande ya me lo dio cuando me permitió conocerte mi dulce melocotón- le dijo con pasión y la niña le sonrió complacida, Alicia y Esther se emocionaron al oírlo hablar tan pasionalmente sincero- te quiero mucho mi chiquita
-Y yo a ti Vega, también te quiero mucho- contestó cariñosa rodeándole el cuello con sus bracitos, él cerró los ojos conmovido por aquellas palabras- ¡Vamos a adornar tu casa ahora!
-Ahí no Vega, me gusta más en esa otra esquina- indicó Alicia observándolo colocar el árbol junto al sofá
-Si siempre lo ponías aquí Ali- protestó fastidiado, Abi los observaba intrigada
 -¿Tú viviste aquí mami?- preguntó la chiquilla mirándola curiosa, ellos se miraron inquietos
-Sí cielo, hubo un tiempo en que viví aquí; antes de que tú nacieras- le explicó pausadamente
-Ah ¿y Vega vivió contigo?- se quedaron callados mirándose incómodos, no sabían que decir; don Gato rompió ese silencio con un tremendo estruendo: enredando con las bolas dentro de la bolsa sobre el sofá, cayó de él todo enredado en el espumillón. Rompieron a reír a carcajadas al verlo enmarañado en las cintas de colores luchando para deshacerse de ellas
-Creo que este árbol no va a durar mucho adornado- indicó divertido Vega acudiendo a ayudar al pobre animal a desasirse de tal lío de cintas; también Abi, dispuesta, lo intentó ayudar.
Pasado el momento incómodo, se entretuvieron en adornar el árbol mientras no dejaban de reír divertidos pues don Gato no les dejaba trabajar arrancando del árbol los adornos que iban colocando. -¿Tú quieres ser novio de mi mami también verdad Vega?- soltó sorprendiéndolos de pronto la pequeña
-¿Tendría algo de malo eso chiquita?- indagó inquieto, la niña lo miró fijamente
 -Pero tú sabes que yo ya tengo papá y va a venir a buscarme- le recordó rotunda
-Sí, y eso es lo más importante para mí- aclaró decidido, se agachó delante de ella y la tomó por los hombros mirándola fijamente a los ojos- ten algo muy claro mi dulce melocotón: nunca permitiré que nadie ocupe ese lugar jamás mi niña, tanto si consigo ser el novio de mami o logra casarse con ese Carlitos; antes que nada y sobre todas las cosas, soy… es tu papá- la niña quedó callada mirándolo a los ojos- ¿Qué estás pensando mi chiquita?
-Un día la abuelita me dijo que nada tiene que ver que mami tenga novio con que mi papi regrese, que él volverá porque me quiere mucho a mí pero, a lo mejor, ya no quiere a mi mamá- explicó serenamente
-Puede ser mi ángel- expuso y ella le sonrió más animada
-Entonces yo tendría dos papás como mi amiga Deborah- resolvió resuelta y sus padres rieron amenos
-Claro cielito, para tu papá lo más importante en este mundo eres tú y te juro que te quiere con locura- se sonrieron cariñosos pero los ojillos vivarachos de la pequeña mostraban dudas- ¿Qué tienes mi reinita?
-Pero es que yo quiero que mi papá también quiera a mi mami y que viva con nosotras y seamos una familia- expresó abatida, sus padres se miraron conmovidos
-También puede ser mi dulce melocotón, nunca se sabe- expuso él mirando con amor a Ali que le sonrió dichosa
 -Pero...- murmuró la pequeña bajando su mirada al suelo intrigándolos aún más
 -¿Qué pasa ahora mi chiquita?- la incitó a seguir hablando y ella le clavó aquellos hermosos ojos negros
-Pero es que si mi papá regresa y sí quiere a mami, entonces tú no podrás ser su novio… y yo te quiero mucho Vega y me gustas para mi mami… ¡Jo, esto es un verdadero lío!- resolvió dándose una palmada en la frente provocándoles carcajadas divertidas a Vega y Alicia

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