domingo, 28 de septiembre de 2014



Alonso le mostró un preservativo sonriendo satisfecho y ella se carcajeó divertida quitándoselo rauda de la mano y lanzándolo lejos de ellos
-¿Qué rayos haces?- exclamó atónito intentando ir a recogerlo pero Isabella le sujetó rápida por la nuca deteniéndolo
 -No nos hace falta Alonso, llevo desde los dieciséis años tomando la píldora- Alonso la miró sorprendido y ella volvió a reírse- papá Franco me llevó al ginecólogo, me dijo que eso no significaba que tenía carta blanca para andar acostándome con el primero que apareciera y me hizo prometerle que no lo haría hasta que estuviera bien segura de quererlo… pero mejor estar preparados para no llevar sorpresas- explicó resuelta y él rió ameno
 -Inteligente como siempre- expresó complacido y ambos rieron alegres, Alonso atrapó su boca y la fue recostando de nuevo sobre la cama posicionándose para el gran momento y la miró ardiente a los ojos- Entonces mi ángel… ¿realmente estás decidida?- volvió a repetir tomándole de nuevo sus manos entrelazando amorosos sus dedos
-Decididísima- respondió rotunda y, sin dejarse de mirar apasionadamente a los ojos, la penetró suavemente intentando ser delicado para hacerle el menor daño posible; pero estaba tan excitado y aquel nido estaba tan atrayentemente húmedo y caliente que no pudo evitar impulsarse impetuoso hasta el fondo exhalando un gustoso gemido al sentirse totalmente anclado a ella provocando que Isabella chillara levemente apretando fuertemente sus dedos entrelazados a los de él haciéndolo reaccionar y la miró arrepentido- lo siento mi cielo, lo siento, lo siento… ¿te hice mucho daño?- preguntó pesaroso besándola tierno por el rostro por no haber podido contener sus ansias y ser más cuidadoso
 -Un poco- murmuró mirándolo amorosa a los ojos y sin dejar de sonreír dulcemente- pero no tanto como para que te detengas ¿eh?- indicó anhelosa empezando a mover sus caderas, se sonrieron complacidos y él la siguió en su baile; los embistes comenzaron siendo suaves, armoniosos, deleitándose en ver su rostro encendiéndose de pasión… pero sentir aquella cálida humedad y aquellas suaves opresiones que ella realizaba sobre su miembro con su cuello vaginal junto a sus dulces gemidos que le decían que estaba disfrutando, lo excitaban tremendamente impulsándolo sin remedio a una carrera sin cuartel y desenfrenada que ya no pudo controlar
 -No, no, no…- murmuró impotente al verse incapacitado de detener aquello mientras su cuerpo iba por libre y la arremetía frenético sin poder contenerse hasta que aquella maravillosa descarga se desató inclemente por todo su cuerpo obligándole a oprimir sus dedos entrelazados aún a los de ella en un intento de expulsar toda aquella fuerza descomunal que lo atravesaba mientras un gemido apremiante y complacido salió de su garganta- ¡Mierda, mierda!- se reprendió abatido y molesto escondiendo abochornado su rostro en el cuello de Isabella que le acariciaba tierna la espalda
-¿Qué ha pasado mi vida?- preguntó ella sorprendida aunque sonaba descorazonada
-Que ya acabé, eso es lo que ha pasado- exclamó irritado derrumbándose asolado a su lado ocultando su rostro arrepentido con su brazo, ella sonrió dulcemente y se abrazó amorosa a su cuerpo desnudo; él la rodeó con sus brazos aprisionándola contra él mientras la besaba enternecido en la sien- lo siento cielo, tu primera vez y yo la cago de esta manera… pero no pude controlarlo, estaba demasiado excitado- se disculpó apesadumbrado besándola nuevamente en la frente
-No te preocupes, eso tiene arreglo- expresó despreocupada besándolo dulcemente en los labios, él la miró intrigado y ella rió maliciosa- ¿acaso crees que no sé cómo ponerte en forma para volver a empezar?- expresó chulesca y se revolvió posicionándose sobre él, empezó a recorrer aquel espléndido torso con su boca mientras acariciaba provocadora su sexo contra el miembro inerte de Alonso que la observaba lleno de pasión sonriendo dichoso. Notaba contra su sexo como el miembro de Alonso se iba endureciendo de nuevo, lo atrapó con sus manos masajeándoselo suave pero precisa mientras seguía recorriéndole aquel cuerpo musculoso y de ensueño con sus labios hasta que él empezó a emitir leves gemidos complacidos. Entonces se lo introdujo en la boca y muy hábilmente logró endurecérselo totalmente y él ya exhalaba gemidos de auténtico deseo. Isabella se lo ensambló precisa dentro de ella provocando en ambos un extenso gemido de gusto al notarse unidos de nuevo. Sin dejar de pasar suavemente sus manos por su torso desnudo en una caricia dulce y excitante, empezó a mover sus caderas en un baile reposado; se sonreían felices sin poder dejarse de mirar a los ojos profundamente. Alonso la tomó de las caderas y la guió suavemente sobre su miembro aunque sin apurar aquel delicioso baile, Isabella empezó a sentir de nuevo como aquel esplendor volvía a sobrecargar sus entrañas y su cuerpo empezó a acelerar aquella cabalgadura mientras Alonso la iba llevando aún más preciso frotándole su clítoris contra su pene
 -Sí, sí Alonso, ahí, ahí- clamó excitada cuando él lo hizo percibiendo que aquella grandeza estaba a punto de explosionar por fin y él sonrió satisfecho enderezándose hasta quedar sentado sobre la cama y empezó a juguetear con su boca en sus pechos al tiempo que la llevaba más dirigente sobre su pene- Oh Dios, oh Dios- exclamó arrebatada aferrándose a los hombros de Alonso cuando aquel esplendor reventó en sus adentros expandiéndose furiosamente por todo su cuerpo. Él se giró con ella aún ensamblada y se arrodilló sobre la cama al tiempo que la recostaba de nuevo y, elevándole las caderas, siguió embistiéndola con saña y precisión evitando que aquel desorden maravilloso que sufría el cuerpo de Isabella desapareciera del todo hasta que pronto volvía a estremecerse de placer gimiendo desatada
-Ahora date la vuelta gatita- le susurró meloso al oído y ella obedeció al instante, Alonso la sentó sobre su pene de espaldas y la guió sobre él mientras acariciaba hábilmente su clítoris y la besaba ardiente en la nuca provocándole aquellos maravillosos escalofríos que le erizaban la piel y la excitaban tremendamente. Alonso empezó a sentir que aquello llegaba a su fin y no podría controlarlo mucho más, así que comenzó a apurar el frotamiento en su sexo aumentando levemente la presión sobre el clítoris de Isabella al tiempo que sus embistes se volvían más frenéticos acompañándolos de breves gemidos que no podía controlar hasta que ella también soltó un profundo y arrojado gemido al tiempo que su cuerpo volvía a estremecerse de nuevo y se recostó rendida sobre él que atrapó aquella dulce boca mientras aumentó las acometidas de manera furiosa a la vez que movía frenético las caderas de Isabella; arrebatado y fuera de sí por traspasar también aquel umbral, la empujó suavemente hacia delante colocándola a cuatro patas y, sujetando con fiereza sus caderas, la embistió rabioso y sin piedad hasta descargar toda aquella frenética furia dentro de ella entre gruñidos de auténtico deleite. Extenuados y realmente satisfechos al máximo, se recostaron sobre la cama mientras no podían dejar de mirarse felices sonriendo llenos de dicha- ¿Esto ha estado mucho mejor, no?- murmuró satisfecho besándola dulcemente en los labios, ella sonrió complacida
-Mucho mejor, ni punto de comparación- expresó deleitada- ahora comprendo muchas cosas- añadió esbozando guasona una sonrisa, él frunció el ceño mirándola intrigado- siempre me pregunté qué rayos le pasaba a mis padres para correr a encerrarse en su dormitorio así tenían un segundo libre… ahora les comprendo tan bien- aclaró solazada y ambos se carcajearon divertidos.
 -Anda, vamos a ducharnos y regresemos que Miguel puede andar en busca nuestra- indicó meloso besándola dulcemente en los labios y ambos se dirigieron al baño entre caricias y juegos pícaros sin poder dejar de reírse felices. Después de ducharse juntos donde siguieron enredando juguetones, Alonso se enroscó una toalla a la cintura- voy a mi cuarto a por unos boxers limpios, regreso ahora- indicó besándola dulcemente en los labios y ella sonrió alegre, Alonso se quedó mirándola encandilado- ¿sabes que estás preciosa? Si no fuera porque ya nos retrasamos demasiado volvía a hacerte el amor- expuso arrebatado tomándola impetuoso entre sus brazos y besándola de nuevo en los labios, ella rió divertida- anda apúrate y ni se te ocurra cambiarte de ropa o Miguel se dará cuenta y empezará a hacer preguntitas- la avisó mientras salía del cuarto entrando en el de enfrente que era el suyo y el de Miguel. Su gran sorpresa fue encontrarse de frente con Miguel que salía del baño en aquel momento que también lo miró alterado y muy nervioso al verse sorprendido
-¿Qué rayos haces tú aquí ya?- indicó sobresaltado Alonso observándolo de arriba abajo descubriendo que llevaba únicamente sus calzoncillos puestos, Miguel echó una mirada inquieta a la puerta del baño- ¿Me quieres decir qué estás haciendo aquí?- instó ante su silencio, Miguel lo observó también de arriba abajo
-¿Y tú de dónde vienes cubierto solo con una toalla y recién duchado?- indagó mirándolo malicioso y Alonso se sonrojó sin poder evitarlo
-Vale, yo no pregunto ni digo nada si tú haces lo mismo- le propuso resuelto y su primo rió divertido- ahora pásame unos gayumbos de mi mochila para no entrar yo y ver algo más que no deseo ver- indicó relajado y su primo obedeció- dentro de una hora en la verbena ¿de acuerdo? Y aquí nadie ha visto nada ¿ok?- repuso cuando se los entregaba y Miguel asintió con la cabeza cerrando la puerta así Alonso salió.
 Al cabo de una hora, puntual como solía ser habitual en todos ellos menos en Isabella, se encontraron de nuevo en la verbena. Miguel nada preguntó y disimuló fantásticamente ante su hermana que no se dio cuenta de nada.
 -¡¡Ey primito, que hoy es tu cumple chaval; habrá que celebrarlo ¿no?!!- expresó animado pasándole amistoso el brazo por los hombros provocando las risas de todos. Se dirigieron al chiringuito de la fiesta ambas parejas y remataron alegres y felices la noche charlando y riendo animados.
 -Bueno… Hoy llegaremos a nuestro destino- expuso calmosamente Alonso suspirando profundamente mientras cerraba el maletero del coche al día siguiente, Isabella lo observó inquieta al tiempo que Miguel lo hacía desconcertado
-¿Nos vamos ya directos a Vigo?- indagó intrigado
-No… vamos a parar en Cangas de Morrazo- contestó rotundo Alonso entrando en el coche, Miguel e Isabella lo imitaron; ella lo miraba aún inquieta
-¿Estás nervioso?- le preguntó cariñosa posando dulcemente su mano en su brazo, él le sonrió nervioso
-Algo; no sé qué me espera cielo- repuso suspirando de nuevo reposando su mano en la de ella
-¿Qué pasa?- preguntó curioso Miguel, su hermana lo miró a los ojos mientras Alonso lo hacía por el espejo retrovisor
-Alonso se va a encontrar con su padre, Miguel- le comunicó serena, el muchacho los miró sorprendido- Y él le va a presentar a sus abuelos
 -¡Joder!- repuso sobrecogido- ¿Y va a ser la primer vez que os veis?- curioseó intrigado
 -No- contestó calmado Alonso mirándolo fijamente por el espejo retrovisor, el muchacho también le miró a los ojos a través del espejo- Llevamos viéndonos a menudo desde que tengo dieciocho años- explicó muy pausado observando su reacción pero él muchacho solo asintió con la cabeza
 -Y tía Meli que siempre es tan reticente a hablar de tu papá… ¿sabe algo de todo esto?- indagó inquieto
-No- volvió a contestar y su primo abrió atónito los ojos- Pero ¿Me guardarás el secreto verdad?
-¡Pues claro tío, eso no hay ni que decirlo!- aseveró rotundo y los tres sonrieron más relajados- ¡Dios, que viaje!- repuso entusiasmado sonriendo divertido- ¡¡Lleno de sorpresas y secretos, por algo le llaman la tierra de las meigas!!- bromeó alegre mirando malicioso a su primo que sonrió derrotado y arrancó el coche comenzando el viaje.
Llegaron al mediodía, buscaron alojamiento en un hostal donde instalaron las cosas y se fueron a comer a un restaurante en el paseo marítimo deleitándose con la bella vista de Vigo al otro lado de la ría
 -¿Dónde te espera?- preguntó intrigada Isabella
-Quedé en llamarlo así llegara- respondió calmado sin dejar de comer, ambos hermanos lo miraron intrigados- ¿Qué?- exclamó ante sus miradas inquisitivas
-¿Y a qué esperas para hacerlo?- indicó Miguel, él suspiró profundamente; cogió su móvil y marcó
-¿Gabriel? Soy…- no continuó hablando y sonrió cordial- Sí soy Alonso, ya estoy aquí- esperó indicaciones- Comiendo aún… ¿dónde?- examinó el lugar y le dio el nombre del restaurante- Vale, aquí te espero- cortó la comunicación, se percató que le observaban interesados- Dice que ya viene, que está aquí desde ayer esperándome- les comentó amable
 -¿Y se llama Gabriel?- indicó Miguel emocionado y él asintió- ¿Y vive aquí en Cangas?
 -No, él vive en Vigo; pero su familia sí vive aquí- se callaron y nadie volvió a hablar hasta acabar de comer
-¿Os fijasteis cuantas luces de colores hay colgadas por todo el pueblo?- expuso de pronto Miguel observando por el ventanal- Debe haber verbena aquí también- indicó ameno
 -¡Podemos ir esta noche, me encantan las verbenas de pueblo!- se animó ilusionada Isabella y Alonso le sonrió divertido. De repente se puso serio mirando la puerta e Isabella y Miguel siguieron la dirección de su mirada descubriendo a un hombre alto, portentoso, rubio y muy atractivo que entraba en aquel momento en el restaurante; buscó afanoso con la mirada a todos los presentes hasta que se encontró con ellos
 -¡Alonso!- se entusiasmó al verlo y sonrió feliz dedicándoles una bonita y atractiva sonrisa dirigiéndose hacia ellos; Alonso se levantó educado así llegó a su lado y él lo abrazó ilusionado- Que bien que ya estés aquí hijo; pensé que venías solo, por eso no te encontraba- indicó afable
-Es Isabella y Miguel, mis primos- los presentó agradado- él es…
-Gabriel- se presentó directamente besando amistoso las mejillas de Isabella y estrechando la mano de Miguel- ¿Cómo no me avisaste que llegabas para comer? Podíamos haber comido juntos- indicó ameno pasándole el brazo cariñosamente por los hombros a Alonso- Me alegro de verte de nuevo, hijo- expuso emocionado estrechándolo contra él; sus primos pudieron observar que también Alonso parecía muy emocionado de estar con su padre de nuevo- Entonces ¿vosotros sois hijos de Jorge?- preguntó interesado sentándose frente a Alonso
-Sí ¿conoces a mi padre?- preguntó sorprendida Isabella
-No tengo el gusto de conocerlo íntimamente, apenas lo vi un par de veces cuando nació Alonso; pero sí puedo decir que es un gran hombre, mi chiquita- repuso cordial pellizcándole suavemente la mejilla, ella sonrió complacida por sus palabras- Pero Meli me hablaba a todas horas de él; estaba muy preocupada por su hermano y aquel dichoso divorcio que lo tenía consumido en una profunda tristeza… pero, que estéis aquí, significa que por fin se recuperó y retomó su vida; tu madre estará muy feliz ¿no Alonso?- ellos se miraron muy extrañados, aquello era la primera vez que lo oían y estaban confundidos
-¿De qué divorcio hablas?- indagó Alonso, él los miró desconcertado
-¿Ah, es qué no lo sabéis?- los tres negaron con la cabeza- Jorge se casó muy joven y muy enamorado, pero ella lo abandonó por su carrera y estuvo muchos años deprimido y solo… según Meli, no se conformaba con perderla y la amaba demasiado para olvidarla- los observó, los muchachos estaban atónitos- Pero creo que estoy hablando de más, no me corresponde a mi hablar de eso… Bueno, y contarme ¿os gustó el viaje?- cambió alegre de conversación
-Sí, es todo muy bonito- respondió cordial Isabella, se percató de que Alonso tenía muchas cosas de su padre; como sus labios muy finos que formaban aquella boca tan bien hecha, su mandíbula cuadrada y aquella nariz recta y perfecta; pero sobre todo el pelo: Alonso era rubio como su padre con tonalidades pelirrojas que deslumbraban bajo los rayos del sol. Gabriel era atractivo, pero Alonso le superaba al tener rasgos mezclados de Jorge como aquellos preciosos y melosos ojos almendrados claro o las facciones mucho más finas.
-Pues aún no habéis visto el interior que tiene cosas preciosas- comentaba agradado- ¿Acabasteis de comer? ¿Queréis postre?- ellos asintieron
-A mí me apetece probar esa tarta que tiene toda una pintaza- indicó animado Miguel, ellos rieron divertidos; el goloso nunca se cansaba de probar “esas tartas con pintaza” que iba encontrando en todos lados
-Carmen, cuatro raciones de tarta de Santiago y unos chupiños de licor café- le pidió presuroso a la camarera que los sirvió inmediatamente
-Bos ollos te vexan, Gabriel; hacía mucho que no venías por aquí- indicó risueña la camarera mientras le servía, él le correspondió- ¿Familia?
-Sí, mi hijo y sus primos- los presentó alegre, se le notó orgulloso al presentarlo como su hijo, ella examinó a Alonso sorprendida
-Por fin diches con él- indicó felizmente y se sonrieron complacidos- Me alegro hombre- expresó contenta acariciándole la espalda y se alejó
-¿Acaso estuviste buscado a Alonso?- indagó curioso Miguel ante la sorpresa de todos que lo observaron desconcertados- la chica, dijo que al fin lo encontraras ¿no es así?- el padre de Alonso sonrió ameno
-¡¿Ya entiendes el gallego enano?!- indagó pasmado Alonso
 -Algo pillo… ¿Y esto qué es?- preguntó curioso Miguel mirando el oscuro líquido de los chupitos
-Licor café, está muy rico, probad- le obedecieron, lo cataron despacio; estaba muy bueno y se lo bebieron.
-Tú cuidado con los chupitos ¿eh? Después acabamos donde acabamos- bromeó burlón Miguel a su hermana
 -¡Imbécil!- le gruñó enfadada intentando darle una colleja pero Alonso le sujetó cariñoso la mano evitándolo
-¡Ey, ya; solo era una broma fierecilla, no te alteres!- la frenó tierno Alonso y se miraron amorosos sonriéndose tiernos; Gabriel se dio cuenta inmediatamente de lo que sucedía entre ellos pero no comentó nada. Se percató de la cadena de oro que él llevaba al cuello y sonrió feliz
-Veo que la llevas puesta, me alegro mucho- indicó satisfecho, Alonso la acarició instintivamente
-Desde que nací nunca me la he quitado- indicó también sonriendo alegre- ¿Acaso es tuya?- preguntó intrigado
 -Sí, te la compré así supe que nacieras...- se quedó mirándola y acariciándola con ternura mientras esbozaba una dulce sonrisa- tu tío cumplió su palabra, me prometió que te la pondría y no permitiría que nadie te la quitara...- murmuró complacido, ellos lo miraron conmovidos- Por cierto… feliz cumpleaños hijo- indicó mirando a Alonso con un brillo emocionado en los ojos, él le sonrió agradecido- ¿20 ya, no? ¡¡Dios, como pasa el tiempo!! Parece que aún fue ayer cuando te vi por primera vez tan chiquito en aquel cuco del hospital tras la cristalera… la primera y la última- repuso melancólico y los muchachos se cruzaron unas miradas curiosas, pero él se quedó en silencio, abstraído en sus pensamientos con rostro abatido, y no se atrevieron a preguntar
-¿Te vas a comer tu parte Alonso?- los devolvió al mundo el goloso de Miguel, él se la pasó riéndose todos divertidos.
-Bueno hijo ¿preparado?- repuso animado de nuevo mirándolo emocionado mientras le tomaba amistosamente la mano sobre la mesa, Alonso le sonrió nerviosamente
-No, pero… ¿puedo evitarlo?- expresó nervioso, su padre le sonrió conmovido
 -Claro que puedes evitarlo si no quieres… o dejarlo para otra ocasión si no te encuentras preparado; pero no te preocupes hijo, todos están deseando conocerte ya que no paro de hablarles de ti… sobre todo tu abuela, que está como loca desde que le comenté que venías- expuso comprensivo y Alonso le sonrió resuelto indicándole que sí estaba preparado, su padre sonrió feliz y, levantándose de su silla, le hizo un gesto a la camarera que le sonrió alegre asintiendo con la cabeza- ¿Nos vamos?
-Sí, voy a pagar- indicó Alonso también poniéndose en pie
-Esto ya está pagado, faltaría más; anda vayámonos, tengo el coche cerca- Isabella le apretó dulcemente la mano a Alonso
 -Suerte- le murmuró con gran amor y él le sonrió cariñoso besando suavemente sus labios
-¿Cómo qué? ¿Acaso no pensáis venir?- preguntó intrigado Gabriel decatándose de que los dos hermanos se quedaban sentados aún- ¡Venga arriba; la familia de mi hijo es bien recibida también!- los animó entusiasmado y ellos obedecieron.

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