lunes, 22 de septiembre de 2014


Alonso no podía quitarse de la cabeza las palabras de Andrea ¿tan mal disimulaba lo que sentía por Isabella que hasta ella se percatara? Debía ser más cauto con sus palabras y sus gestos o todos acabarían dándose cuenta y aquello sería terrible… Su tío se acercó despacio sentándose a su lado
-¿Pasa algo campeón?- preguntó intrigado por su rostro preocupado, él le sonrió ameno
-No- repuso soltando un profundo suspiro- ¿Por qué?
-Te veo muy pensativo últimamente, como si te preocupara algo hijo
-No pasa nada papá, solo pensaba en el futuro- respondió tranquilamente arrancando algunas briznas de hierba y jugueteando con ellas- aún no me decido por la universidad y el final de curso está ahí ya- Jorge asintió con la cabeza pero sabía que no era eso lo que le preocupaba a su sobrino
 -¿No quieres hacer ya arquitectura?- Alonso volvió a suspirar
-Sí, pero también me atrae el ser piloto…- se miraron a los ojos, parecía llevar en la sangre la profesión de su padre y eso orgulleció a Jorge que le sonrió entrañable- La verdad es que no sé qué hacer al final
-Bueno, no te agobies, tendrás todo el verano para pensártelo- expuso ameno palmeándole amable la rodilla- Hijo, y si te decides finalmente por la arquitectura… ¿te quedaras aquí como era tu idea al principio o has decidido irte a Salamanca definitivamente?
-Salamanca- repuso decidido tirando las briznas y recogiendo otras; Jorge lo examinaba intrigado, eso no era lo que realmente le preocupaba
-Hijo ¿Qué más hay?- indagó cariñosamente, él lo miró sorprendido- Te conozco Alonso, sé que eso lo tienes más que decidido y no es lo que te preocupa realmente- se sonrieron amenos
-Nada papá, de verdad- tiró las briznas de nuevo y se levantó suspirando nuevamente; tanto suspiro profundo indicó a Jorge que era algo sentimental
-¿Problemas con Andrea?- indagó amistoso y él le volvió a sonreír ameno
 -¿Y cuándo no?- repuso divertido y se rieron entrañables- No hay quien entienda a las mujeres papá, y mucho menos a esa con sus estúpidos celos sin fundamento- expresó despreocupado
-Eres muy buen partido y muy guapo hijo, temerá perderte- expresó con cariño, el muchacho le sonrió agradecido
-Pues si es eso lo ha hecho fatal- exclamó desdeñoso y su tío lo miró intrigado- he decidido dejarla papá, estoy más que harto de sus estúpidas conjeturas y sórdidas ideas- Jorge lo observó interesado
-¿Puede saberse cuáles son esas estúpidas conjeturas que te llevan a estar tan harto de esa pobre muchacha?
-Cosas sin importancia papá, pero es que ya me cansé de tanto reclamo- suspiró nuevamente- ¿Sabes si acabaron con la costura? Debo irme a entrenar y mamá Blanca comentó algo de que me iba a necesitar antes de irme…- cambió de tema
-Sí, te está esperando para tu última prueba- repuso levantándose también
-¡¿Otra?!- expuso molesto- ¿Cuántas veces hay que probarse esos dichosos trajes?- Jorge movió los hombros impotente y se rieron alegres regresando a la habitación de costura.
Los encontraron riéndose a carcajadas, Miguel vestido con una de los aparatosos trajes de mujer, hacia el payaso sobre la pequeña banqueta de pruebas
-¡Oh, Alonso; mi bello Alonso!- repuso con voz amanerada moviendo sus manos- Ven y dame un besito- repuso poniendo morritos, todos reían divertidos
-¡Mira que puedes llegar a ser payaso!- repuso alegre observando divertido a su primo, Blanca le entregó su ropa y él empezó a desnudarse para probársela sin reparo ninguno quedándose en boxers ajustados delante de todos. Isabella lo observaba disimuladamente mientras Miguel seguía con sus bromas ¡Dios, cómo había cambiado el cuerpo de Alonso y que atractivo se volvía cada día que pasaba! Su ancha espalda se veía musculosa igual que sus fornidos brazos; su pecho ya estaba cubierto de abundante pelo y, sus piernas, se le veían macizas y atléticas… Era ya un hombre no aquel muchacho que ella se empeñaba en recordar.
-¡Chico, te has puesto cuadrado!- indicó sorprendido Francesco y Alonso sonrió
 -El fútbol tío Franco- repuso tranquilamente
-¡Caray y menudas piernas!- indicó toqueteándole los muslos- Creo que empezaré a ir más a los partidos…
 -¡Ey, se ve pero no se toca! ¡Y te recuerdo que en el campo tampoco se puede tocar!- bromeó divertido y todos volvieron a reírse.
Desde aquel momento, Isabella no volvió a ver a su primo Alonso de igual forma; ya no era aquel primo mayor que la cuidaba y protegía, era un hombre atractivo que atraía su mirada y le provocaba una sensación extraña que no le era totalmente desconocida, ya la había sentido otras veces durante sus inocentes juegos retozando sobre la hierba o mojándose divertidos con la manguera.
El gran estreno llegó, la familia asistió ilusionada. La obra quedara estupenda y se desenvolvían de maravilla, se les veía tan integrados y cómplices, que era un portento como actuaban. Llegado el momento del beso en el balcón, sus miradas se centraron tan profundamente que impactaron en el público; el beso quedó perfecto… Aunque fue inocente, tanto Isabella como Alonso sintieron un hormigueo extraño al contacto de sus labios. Demasiado perfecto para los ojos de Jorge que ya los tenía observado varias veces y topado mirándose a hurtadillas de manera extraña el uno al otro. Su mirada se encontró con la de Franco y, con aquella pícara sonrisa que se cruzaron no hicieron falta palabras, los dos pensaban lo mismo: aquellos dos muchachos sentían una atracción especial el uno por el otro. La trama continuó llegando al final, el público estaba captado totalmente por su magnífica actuación; el último beso debía ser romántico y muy sentimental. Sus miradas se volvieron a fijar intensamente, algo en ellos los atraía y deseaban ese beso con toda su alma, él la besó más intensamente pero sin sobrepasarse, quedando una escena espectacular que impactó en el público. Jorge volvió a mirar a Franco que le movió las cejas impresionado mirándolo sobrecogido, se sonrieron amenos y se levantaron aplaudiendo como el resto del público que lo hacía a rabiar.
-¡Han estado espectaculares!- repuso entusiasmada Blanca
-¡Como se complementan y entienden, es increíble!- repuso emocionada Meli
-Yo diría que demasiado- le murmuró pícaro Franco a Jorge que le sonrió alegre- ¿Te molestaría que ocurriera lo que me sospecho?
-A mí no amigo mío; mientras se respeten y no anden jugando o su convivencia se hará insoportable después- indicó entrañable- otro cuento será cuando se entere tu piccola ragazza, por el comentario del otro día parece que la idea no la convence demasiado- añadió jocoso moviendo ligeramente la cabeza señalando a Blanca y se rieron amenos.
Tras los cortinones, todos estaban eufóricos con el resultado y los felicitaban emocionados mientras ellos no se podían quitar los ojos de encima, algo había pasado en la escena final que los turbó dejándolos desconcertados.
 -¡Qué pena que este año te vayas del instituto, Alonso; perdemos un gran actor!- lamentó la directora del instituto, Isabella lo miró entristecida; se iba y su idea era marcharse a Salamanca… Una gran pesadumbre le llenó el corazón. Los ojos de Alonso la miraban fijamente, como ella a él, y algo debió percibir en su mirada que él entrecerró el ceño intrigado
Apareció Andrea sonriendo amorosa y lo quitó de su fijación en ella
-¡Cielo, estuviste magnífico!- lo besó tierna en los labios y él le correspondió; Isabella apartó rauda la mirada, aquel leve beso entre ellos la hizo sentir muy extraña
-¡Mia bella bambina!- llegó exuberante Francesco abrazándola- No podían haber encontrado una Julieta más hermosa y exótica- todos reían divertidos, la familia le acompañaba y saludaron y felicitaron a todos- Ahora nos vamos a celebrarlo todos a Maxim’s, invito yo- todos aclamaron su buena idea y se fueron a cambiar entusiasmados.
Durante la cena todos hablaban entretenidos y alegres unos con otros formando un ameno jaleo. A veces, las miradas de Isabella y Alonso se cruzaban; no sabían decir por qué pero algo había cambiado en ellos, sus miradas ya no eran de hermanos, había algo en ellas que los turbaba obligándolos a esquivarlas. Ángel, la pareja de Isabella, no le soltaba la cintura y reía ameno con la conversación de Blanca. Andrea se recostaba sobre el hombro de Alonso aprovechando que él reposaba su brazo en el respaldo de la silla de ella, también seguía alegre la conversación de Blanca. Francesco hablaba divertido con el resto del grupo que sonreían divertidos con sus locas ocurrencias. Solo Jorge, además de distraerse con las locuras de Francesco, prestaba atención a las miradas intensas y esquivas de sus dos hijos.
-¿Qué os parece si ahora nos vamos a rematar la fiesta al Mogambo?- propuso animadamente Almudena, una de las compañeras de reparto. Todos estaban de acuerdo
-Nosotros no…- indicó Jorge, Blanca le sonrió cariñosa- A partir de ahora la juventud se divertirá sola
-¡Pues yo pienso ir!- indicó rotundo Francesco provocando más risas entre todos
-¡Vamos, y yo!- repuso animada Meli
-¿Puedo ir con tía Meli y tío Franco?- preguntó emocionado Miguel a sus padres que aceptaron.
-Nosotros tampoco iremos- aclaró decidida Andrea- Tenemos planes ¿verdad cielo?- añadió acariciándolo tierna en la mejilla; Isabella miró a su primo que suspiró resignado y ella le dedicó una dulce sonrisa que él le correspondió.
Se dispersaron en la puerta del restaurante, Isabella se fue con Ángel y el resto, Jorge regresó a casa con Blanca y Alonso con Andrea desaparecieron calle abajo. La planeada velada por Andrea era acabar en su apartamento como últimamente pasaba siempre; Alonso, tumbado en la cama con el brazo debajo de la cabeza, hacía zapping aburrido en el televisor mientras ella se ponía cómoda. No podía quitarse el rostro de Isabella tumbada sobre el escenario mirándolo intensamente esperando el beso final; estaba hermosa y aquel brillo en sus rasgados ojos negros era tan intenso...
-Cielo… ¿en qué estás pensando?- le dijo melosa recostándose a su lado, mientras escurría su mano debajo de la camiseta acariciándole amorosa su pecho y atrapaba su boca jugando mimosamente
-En nada- repuso dejándose besar sin moverse ni responder a sus caricias provocativas, solo observaba el televisor sin mirar nada
-¿Qué tienes?- indagó curiosa por su frialdad, él la miró profundamente
-Para estar otra vez aquí metidos como siempre ¿por qué no pudimos ir con ellos hoy Andrea?- ella lo miró confusa, no entendía que quería decir- Siempre es lo mismo últimamente y, realmente… ya me cansa esta monotonía- comentó asqueado levantándose de la cama huyendo de sus caricias, ella lo observaba desconcertada desde la cama; la miró a los ojos- En apenas cuatro meses que llevamos saliendo, ya parecemos un aburrido matrimonio Andrea; siempre haciendo lo mismo, siempre acabamos encerrados en este cuarto y ya no salimos a divertirnos con los amigos- expuso fastidiado
-¿Qué estás intentando decirme Alonso?- indicó sorprendida
-Pues que es mejor que lo dejemos- expresó rotundo, ella abrió sus ojos desconcertada- lo lamento pero creo que ya no siento lo mismo por ti…- ella aún abrió sus azules ojos- no te equivoques cielo: eres magnifica, muy dulce y buena muchacha; pero es culpa mía, no sé qué me pasa… ya me aburre estar aquí encerrado siempre mirando la televisión y acabando haciendo el amor de forma monótona… será que tengo la cabeza echa un lío con esto de buscar universidad y decidir qué hacer que ya no me apetece…
-O es qué tu primita ocupa tanto tu mente que me está apartando ¿no?- indicó resentida, él la miró irritado
-¡Por Dios Andrea ¿Vas a empezar con tus absurdas ideas?!- repuso molesto
-¡¿Absurdas Alonso?! ¡¡Lo vi Alonso; no intentes negar lo que yo he visto!! ¡¡Eses besos que os distéis durante la obra no eran tan ficticios; deseabas besarla Alonso!!- le increpó furiosa
-¡¡Cállate estúpida que no sabes lo que dices!!- repuso irritado recogiendo sus zapatillas y calzándoselas sentado en el sillón frente a la cama, ella lo miraba llorosa- ¿Quieres saber la verdad? Sí es culpa tuya que esto se acabe; ya me tienes asqueado y aburrido con tus estúpidas conjeturas y tus celos ridículos; si tus reclamos fueran por alguna otra aún me molestaría en gastar saliva y fuerzas en discutirlo pero… ¡¿Por Isabella?!
 -¡¿Es otra mujer, no?!
-¡¡No Andrea, no!!- le gritó enfurecido poniéndose en pie enfrentándola con una furiosa mirada- ¡¡Estás hablando de Isabella: de mi prima, de mi hermana!! ¡¡De un…!!- se calló de pronto y Andrea lo miró desafiante
-¿De un qué Alonso? ¡¡Dilo!! ¡¡Atrévete a reconocerlo!! ¿Ibas a decir “de un imposible” verdad?- repuso sarcástica sonriendo cínicamente- ¡Porque te empeñas en negarlo Alonso, no es ningún imposible; no sois nada de lo que acabas de decir!
 -¡Déjame en paz de una puñetera vez!- increpó molesto y salió del apartamento dando un fuerte portazo. Paseó lentamente con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón vaquero por las calles en dirección al aparcamiento donde dejara la moto, debía ordenar sus ideas y ponerle sentido a sus sentimientos. Algo muy fuerte sentía dentro de él por Isabella y debía aclararse y ordenar muy bien en donde colocarlo antes de que aquello se desmadrara: ¿era cariño pasional e incondicional de hermano o…? ¿Realmente era amor?
 Echaba mucho de menos a Alonso y no podía dejar de pensar qué sería eso que Andrea podría tener planeado para ellos dos solos… aunque ya se lo figuraba y aquella idea le reconcomía desconcertantemente las entrañas. Pero logró, con el resto de compañeros y el loco de Francesco, llegar a dejar en segundo plano aquella tortuosa idea y empezó a divertirse al fin. Tía Meli comenzó a charlar y tontear con un guapo hombre de la barra desapareciendo al cabo de un tiempo. También Francesco trabó amistad con otro atractivo hombre, hablaban muy juntitos y reían pícaramente.
 -Cara mía, me ha salido un hermoso compromiso- le dijo ilusionado, ella sonrió entrañable- me voy ¿te encargas tú de Miguel?
 -No te preocupes papá Franco, Ángel nos llevará a casa que hoy su padre le dejó traer su coche- se sonrieron amenos y él la besó en la sien
-Mia dulce bambina; no te despistes de él o la tua mamma me matará- rieron divertidos y también se fue. El grupo empezó a menguar y ellos también regresaron a casa. Ángel esperaba algo más que un tierno beso de buenas noches en la mejilla cuando se detuvo ante el portalón pero Isabella le sonrió entrañable y se bajó del coche al tiempo que Miguel lo hacía. Su cara de malestar la desconcertó y se quedó mirándolo mientras se alejaba; parecía que de repente se había enfadado y no entendía el por qué… Bah, peor para él; pensó despreocupadamente y, echándole cariñosa el brazo por encima de los hombros de su hermano, entraron al jardín hablando alegres
-¡Lo pasé genial, hermanita! ¿Podemos repetirlo algún otro día?- le propuso entusiasmado y ella le sonrió agradada
-Por mí no hay problema peque- indicó tierna- pero tendrás que convencer a Alonso, sabes que mamá no me deja salir de noche si no es con él
-Bah, no hay problema; yo lo convenzo- aseguró satisfecho y se sonrieron encantados. Lo descubrieron sentado en los escalones de casa, estaba serio y pensativo; los dos hermanos se miraron intrigados y se le acercaron
 -¿Qué haces aquí ya?- preguntó curioso Miguel, Alonso le miró y le sonrió cariñoso
-Es tarde ¿qué haces tú llegando a estas horas?- repuso bromista y él le sonrió feliz
-Lo pasé fantástico, no sé porque no viniste- repuso contento, él sonrió ensombrecido bajando la cabeza; Miguel detectó su tristeza y miró intrigado a su hermana que solo movió los hombros desconcertada- ¿Te pasa algo colega?- se interesó posando amistoso su mano en el hombro de Alonso que le sonrió apagadamente
-No, todo está bien peque; no te preocupes- respondió serenamente y él volvió a mirar a los ojos de su hermana que no dijo nada
-Está bien, entonces yo me voy a la cama; hasta mañana- resolvió entrando en la casa y dejándolos solos; se notaba a leguas que sí le pasaba algo pero sabía que estando él no hablaría pero con Isa era distinto, siempre era distinto…
-Hasta mañana peque… y no hagas ruido o mamá no nos dejará repetirlo- indicó tierna Isabella y su hermano le sonrió cómplice; ella se quedó mirando la nuca de su primo que seguía con la cabeza gacha- ¿Qué te pasa Alonso? Y a mí no me digas que nada que nos conocemos demasiado bien- insistió ella cuando se quedaron solos, él levantó la mirada clavándosela en sus ojos negros y sonrió tierno
-De verdad que no es nada chiquita; solo que acabo de llegar y no me apetecía entrar aún- dijo calmadamente; suspiró profundamente recostándose contra el escalón de detrás y observó el cielo- hace una noche estupenda y hoy las estrellas brillan más de lo normal
-¡Ah!- exclamó observándolas también- Hazme un hueco anda, que tengo frío- repuso haciéndose sitio entre sus piernas, él la recogió cariñoso pasándole los brazos por sus hombros recostándola contra su cuerpo y ella apoyó sus brazos en sus muslos; observaron a la vez el cielo estrellado- Pues sí que brillan hoy- repuso encandilada por la bella estampa
-Hay luna nueva y las estrellas brillan más porque no las eclipsa la luz de la luna- indicó cariñoso, ella le sonrió afectuosa y él le correspondió.
-Además de una noche maravillosa sé que te ocurre algo Alonso ¿Volviste a discutir con Andrea verdad?- preguntó mirándolo dulcemente a los ojos, él le sonrió enternecido y la besó cariñoso en la frente
 -Sí pequeña, pero tranquila que ya no discutiremos más: Andrea y yo lo hemos dejado- respondió serenamente regresando su mirada al cielo, ella no dijo nada; se quedaron callados unos minutos
-Te voy a echar mucho de menos cuando te vayas, Alonso- repuso conmovida sin apartar la mirada del cielo
 -Y yo a ti, mi chiquita; muchísimo- repuso enternecido y la besó cariñoso en la mejilla, Isabella le sonrió dulcemente y la mirada de Alonso quedó prendada de aquellos finos labios aún pintados de rojo sangre que lo atraían como imanes; le pasó el revés de sus dedos por aquella suave y tersa mejilla en una tierna caricia deteniéndose en la comisura de aquella provocadora boca de la que no podía apartar su mirada- Isa…- musitó en un apagado murmulló mientras pasaba muy despacio su pulgar por aquellos deliciosos labios que deseaba saborear rabiosamente provocando en ella un escalofrío por su espalda que le erizó la piel de la nuca
 -¿Qué Alonso?- murmuró también ella y ambos se miraron encontrándose en sus ojos un brillo especial que atrapó sus miradas y se quedaron callados mirándose intensamente mientras sentían un delicioso hormigueo en sus labios producido por aquel intenso deseo de atrapar aquellas bocas que los atraían de manera descomunal… de pronto él reaccionó y, retirando su dedo de aquellos labios, le sonrió dulcemente
-Será mejor irnos a la cama chiquita, es muy tarde y si tu madre nos descubre aún aquí nos armará una gorda- resolvió empujándola suavemente para alejarla de él y ella, desganadamente, obedeció levantándose. Le pasó cariñoso el brazo por los hombros oprimiéndola contra su pecho mientras la besaba enternecido en el pelo y entraron en la casa.
Tumbado sobre la cama, con los brazos debajo de la cabeza y la mirada clavada en el techo, llegó a la clara y rotunda conclusión de que sí: sí estaba real y profundamente enamorado de su prima Isabella; aquello ya no era ternura por aquella tierna e inocente criaturita que apareciera un día en su casa de mano de tía Blanca quedándose a vivir con ellos, ni era ya aquel enorme cariño de hermano que habían nacido entre ellos… era clara y rotundamente amor como bien dijo Andrea y él intentaba negárselo inútilmente.

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