jueves, 18 de septiembre de 2014


El vuelo fue anunciado de nuevo por el megáfono y Meli se aproximó con los niños. Se despidieron entrañables
 -Te voy a echar de menos, Jorge- repuso llorosa Isabella abrazada al cuello de Jorge
-Yo también mi princesita, pero pronto volveremos a vernos- le contestó tierno
 -¿Y traerás a Alonso?- le preguntó mirándolo ilusionada a los ojos, ellos sonrieron entrañables
-Puede- se besaron nuevamente en las mejillas y se sujetó de nuevo a su cuello
-Vamos, mia piccola bambina; debemos embarcar ya- le dijo cariñoso Francesco intentando retirarla de los brazos de Jorge pero la niña se resistía a solarlo- ¿Ma que cosa fai mía caríssima? Debemos retornare a Milano Isabella- le regañó enternecido, la niña se soltó finalmente
-No quiero retornare a Milano papa Franco, me place la España; io quiero estare aco con el mio amici Alonso- protestaba llorosa mientras él se encaminaba hacia el túnel de embarque seguidos de Matisse y Julio
-Bianca, te avisé que los españoles son peligrosos- bromeó Francesco y todos sonrieron divertidos.
Blanca se despidió de nuevo de Alonso, Meli y besó dulcemente los labios de Jorge que la atrapó de nuevo entre sus brazos fundiéndose en un apasionado abrazo
-¡Mamma, vene!- le gritaba la pequeña desesperada al verla quedarse atrás
-¡Voy, mi sol!- repuso cariñosa separándose desganada de entre aquellos maravillosos brazos de los que no quería soltarse
-Regresa pronto, mi vida; ya te extraño- le susurró al oído Jorge y, sin apartar sus miradas mientras se sonreían dulcemente, embarcó también. Observaron entristecidos como el avión alzaba el vuelo y desaparecía, Meli acarició cariñosa la espalda de su hermano que tenía el rostro abatido mirando la suave estela blanca que ya solo quedara en el cielo azul
-Volverá pronto, ya lo verás; te lo prometió e Isabella no le permitirá retrasarlo- él le sonrió sombrío.
La presentación de la nueva línea infantil salió bien y fue recibida con gran entusiasmo; pero otros problemas se iban presentando por todas partes. Pasaran dos semanas ya y Blanca estaba estresada intentando solucionarlos pronto para regresar cuanto antes pero parecía que los astros estaban en su contra y volvían a aparecer otros nuevos.
-Los inversores de Hong Kong parecen querer problemas Blanca, están poniendo demasiados peros a las nuevas cláusulas y debes ir a solucionarlo cuanto antes- indicó preocupado Julio en su despacho mirándola inquieto
-¡¿A Japón ahora?!- repuso molesta, él asintió con la cabeza- ¿No puedes ir tú y Franco?
 -No, debes hacerlo tú misma; ya sabes cómo son, no les gusta tratar con subalternos y es importante que los japoneses te vean interesada en su cooperación- ella puso cara de disgusto mirando a Isabella entretenida pintando sentada ante su mesa de despacho- No te inquietes, solo serán un par de días y puedes dejarla con Franco; yo te acompañaré- ofreció animoso sabiendo que pensaba en que otro viaje para la pequeña sería muy pesado. Iba a responder cuando le sonó el teléfono
-Bianca, hay un grave problema con la preparación del desfile en Nueva York- le indicó la voz de una mujer
-¡¿También en Nueva York?! ¿Qué ocurre allí?
-Dos de los nuevos diseños no aparecen; no están en ningún lado- indicó la muchacha del teléfono
-¡¿Cómo que no están?!- se acariciaba la frente nerviosa, Julio la observaba inquieto- ¿Has enviado los últimos modelos al desfile de Nueva York?
 -De eso se encargó Paolo como siempre, pero ya debían estar allá…
-¡¡Pues no están, Julio!! ¡¡Y no aparecen por ningún lado!! ¡¡Busca a Paolo y averigua de inmediato que ha pasado con ellos!!- le bramó enfadada, Isabella la miró sorprendida, nunca le había oído gritar tan enojada
-Ahora mismo- repuso incómodo por aquella reprimenda que él no se merecía yéndose de su despacho; Blanca apoyó los codos en su mesa de trabajo y hundió su cara entre sus manos; cuanto más deseaba acabar todo y regresar a lado de Jorge, más parecían complicarse las cosas…
-Mamma ¿estás enfadada?- le decía cariñosa la pequeña junto a ella acariciándole tierna su pierna, ella la miró enternecida
-No cielo, mami solo está cansada corazón, muy cansada- respondió acariciándole amorosa sus sonrojadas y tiernas mejillas
-¡¿Nos vamos a la España mami?! ¡¿A ver los bichos con Jorge?! ¡¡Lo pasamos muy bien!!- propuso ilusionada y Blanca no pudo resistirse a besarla apasionada en las mejillas mientras sonreía enternecida
 -Pronto mi ángel, te prometo que pronto regresaremos a lado de Jorge y Alonso; anda, sigue pintando mi vida- la niña obedeció regresando a la mesa- ¡¡Dios cuanto daría por un cigarrillo en estos momentos!!- repuso desolada volviendo a hundir su cara entre sus manos
 -¡Eso ni se te ocurra mía piccola ragazza!- le reprochó tajante Franco que entraba en el despacho en aquel momento y ella sonrió dulcemente- Bianca…- expuso cariñoso acercándose a ella
-¡¡Por favor Franco, no; más problemas no!! ¿Qué más puede ocurrir por Dios bendito?- preguntó desolada mirándolo completamente derrotada; él la miró preocupado, estaba demasiado estresada de nuevo y se la veía agotada, ojerosa y nuevamente muy pálida
 -No tienes buena cara cielito ¿Has comido hoy?- indagó inquieto posando tierno su mano en aquella suave mejilla tan pálida de nuevo desde hacía unos días
-¡¿Comer?!- indicó abriendo enormemente sus lindos ojos negros- ¡Franco, no paro de comer! ¡Solo tengo hambre y hambre a todas horas; parezco un pozo sin fondo!- él sonrió divertido
-Eso es bueno, mia ragazza; aunque estás muy pálida y ojerosa- repuso cariñoso, ella le sonrió entrañable; volvió a sonarle el teléfono
 -¡¿Qué más problemas hay ahora?!- explotó furiosa así descolgó el teléfono
-Yo solo tengo uno: que no estás a mí lado cielo mío- la dulce voz de Jorge la tranquilizó al instante y sonrió dichosa
-¡Jorge!- murmuró con inmenso amor sintiendo como todos los problemas se disipaban y una paz maravillosa la inundaba
-¿Qué tienes mi amor? Pareces estresada de nuevo
-Nada más que problemas por todos lados… Pero ya no me importan ahora que te escucho- se rieron cariñosos, Francesco la observaba dichoso, su querida Blanca volvía a sonreír feliz como antaño
-Vente mía bambina, dejemos a la mamma parlare tranquila- y salió del despacho llevándose a la pequeña con él.
-¿Quién te dio este número?
-En las oficinas de la central en Madrid, te fuiste sin darme como localizarte y ya me estaba volviendo loco sin saber de ti; aunque me estaba desesperando: siempre comunica y nunca estás operativa desde las seis de la tarde hasta las ocho de la mañana y los fines de semana imposible… ¿estáis bien tú e Isabella verdad?
-Sí, amor; es que este teléfono es del trabajo y lo desconecto cuando me voy a casa- indicó satisfecha- te daré el privado, solo lo tiene Francesco- ahora comprendió porque aquel día Julio decía que no la localizaba- ¿Y vosotros? ¿Estáis todos bien?
 -Sí, mamá añorándote casi tanto como yo y Alonso desquiciándome preguntando a todas horas cuando vuelve Isa- se rieron amenos- ¿cuándo regresas cielo?
 -No lo sé Jorge…- repuso desconsolada- cuanto más intento apurar la vuelta, más problemas aparecen y se me acumulan; ahora debo ir a Japón inmediatamente y en Nueva York me están reclamando- guardaron silencio abatidos- y yo echándote tanto de menos amor… me haces tanta falta…
-¿Te estás cuidando?
-Sí, no me seas otro Franco- protestó fastidiada y se rieron alegres, la puerta se abrió apareciendo un Julio preocupado
-Blanca…
-¡¿Ahora qué?!- repuso molesta
-Los diseños…- se miraron a los ojos- Aquí tampoco están y Paolo está seguro que los envió
-Sí Blanca, los envié- remarcó Paolo que estaba junto a Julio
 -¡¿Cómo qué no están?! ¡¿Qué rayos has hecho ahora Paolo?! ¡¡Estoy de tus estúpidos jueguecitos hasta las mismísimas narices!! ¡¿Crees que no me doy cuenta imbécil…?!- bramaba furiosa levantándose de su silla giratoria y de repente toda la habitación empezó a darle vueltas- Dios santo…- murmuró intentando sujetarse a la mesa pero ya no tuvo oportunidad y todo se volvió oscuridad cayendo irremediablemente al suelo sin sentido
-¡¡Santo Dios Blanca!!- oyó Jorge gritar al unísono muy asustados a Julio y Paolo a través del teléfono y se estremeció sobrecogido
 -¡Blanca, mi amor! ¡¿Qué pasa?!- gritó aterrado pero no obtuvo respuesta, solo escuchaba las voces aceleradas de los dos hombres pronunciando el nombre de Blanca demasiado impacientes y nerviosos inquietándolo mucho más- ¡¡Blanca!! ¡¡Blanca respóndeme!! ¡¡Que alguien coja el puto teléfono y me diga que está pasando!!- bramó fuera de sí sujetando impaciente el auricular. Los demás empleados del banco lo observaron sobresaltados al oír sus gritos a través de la puerta cerrada de su despacho
Franco acudió precipitado al escuchar los gritos encontrándose a Blanca tirada sobre la moqueta y pálida como la muerte mientras Paolo y Julio intentaban que reaccionara
-¡Santa Madonna, la mía piccola!- corrió a atenderla; se resistía a recuperar el sentido a pesar de los intentos de Julio y de él ante la mirada inquieta de Paolo- ¡¡Llama una ambulancia estúpido pasmarote ¿a qué estás esperando?!!- le gritó enfurecido y escuchar aquello aún desesperó más a Jorge
 -¡¡Quiere alguien coger el teléfono de una puta vez y decirme qué está pasando con Blanca!!- chilló desquiciado, Franco percibió los gritos y contestó
-Giorgio…
-¡¿Qué le ocurre a Blanca Franco?!
-No lo sé, de pronto ha perdido el conocimiento y no logro despertarla… ¡¡Oh Santa Madonna Jorge, está muy pálida, demasiado…!!- indicó muy nervioso y preocupado inquietando aún más a Jorge- tengo que dejarte, voy a llamar de inmediato al doctor Salvatore, luego te llamo…
-¡No, Franco, espera…!- pero él cortó la comunicación, Jorge volvió a marcar- ¿Meli? ¿Dónde estás?- preguntó nervioso
-Acabo de llegar a Bruselas ¿por qué? ¿Ocurre algo Jorge?- se impacientó al oírlo tan inquieto
-Consígueme un vuelo a Milán ya… ahora mismo- indicó rotundo
 -¿A Milán? ¡¿Le ocurrió algo a Blanquita?! ¡¿Está bien?!
-No lo sé, estaba hablando con ella cuando se desmayó de pronto y nadie sabe darme razón de lo qué está ocurriendo; quiero ir con ella de inmediato Meli
-Claro; ahora mismo llamo a Barajas y me comunico contigo- cortaron la comunicación y Jorge se fue presuroso a casa. Una media hora después volaba ya rumbo a Barcelona, para tomar un vuelo a Roma y de allí a Milán; todo preparado y organizado por una diligente Meli.
Blanca se recuperaba en la habitación del hospital, un Francesco preocupado y abatido le sujetaba amoroso la mano.
-¿Dónde estoy Franco? ¿Qué hago aquí?- preguntó aturdida examinando desubicada a su alrededor encontrándose con Julio y Paolo a los pies de la cama
-¡Mia cara! ¡Por fin despiertas!- repuso angustiado Franco besándole la mano
-¿Qué pasó, Francesco? ¡¿Y mi niña?!- se alteró e intentó levantarse
-Tranquila, ella está bien; está con Matisse que se la llevó a casa- la tranquilizó obligándola a quedarse recostada- Te has desmayado mi chiquita y llevas casi un cuarto de hora sin sentido
-¿Cómo qué me desmayé Franco? ¿Qué me pasa?- preguntó inquieta
-No lo sabemos aún, preciosa mía; están haciéndote pruebas… pero la anemia está disparada- le dijo apesadumbrado
-¿Cómo disparada? ¡¡Si estoy comiendo muchísimo y no me olvido de los medicamentos!!- indicó sorprendida, él solo movió los hombros desconcertado- ¡¡Jorge!!- se acordó de pronto- ¡Estaba hablando con Jorge!
-Cálmate, ya le expliqué; ahora cuando sepamos algo más me comunicaré con él- la intentó tranquilizar sin éxito
-Llámalo Fran; dile que estoy bien, que no se preocupe, que solo fue… un bajón de tensión por el estrés del trabajo o lo que quieras pero debes tranquilizarlo Franco; ya tiene bastante con Alejandra para también preocuparse por mí- le suplicó nerviosa
-Vale, pero tú tranquilízate también- indicó amoroso marcando al teléfono
-Banco Central
-Con el señor Jorge Galán, por favor- Blanca le observaba complacida
-No está, se fue a casa por un problema familiar ¿le puedo ayudar en algo?- Franco repuso que no y colgó
-Se fue a casa corazón ¿lo llamo allí?
-No tengo su teléfono- indicó apesadumbrada
-Y en el banco no te darán su número particular- indicó calmado Julio, ella lo miró abatida
-No te preocupes, él se comunicará pronto, ya lo verás- la tranquilizó Franco besándola de nuevo en la mano. Entró el doctor Salvatore con dos doctores más que hablaron en italiano con Franco, aunque Blanca atendía interesada
-Sí, puede que esté algo estresada y por ese motivo la tensión algo alta… pero estoy comiendo muy bien- indicó rotunda cuando les oyó decir que la anemia estaba en grados muy altos, los doctores la observaron inquietos- Al contrario, demasiado diría yo: desayuno perfectamente y abundante pero apenas a las dos horas vuelvo a tener hambre y como, y sigo teniendo hambre y sigo comiendo… ¡No me sacio doctor!
-Haremos más pruebas entonces antes de empezar con el tratamiento para controlar esa presión arterial elevada, porque que tenga tanto apetito, tampoco es normal- indicó el doctor Salvatore retirándose del cuarto seguido del resto de médicos
-¡¡Los vestidos!! ¿Aparecieron al fin?
-¡Madonna santa, olvídate de eso por un momento Bianca!- le regañó duramente Franco
-¡No puedo, Franco; el desfile es este sábado y si no aparecen…! ¡¡Oh Dios, el viaje a Japón!!- exclamó sobrecogida frotándose inquieta la frente
-Basta ya Blanca- volvió a increparle Franco- No te inquietes por eso mi niña, todo se arreglará como siempre- exclamó mirando asqueado a Paolo que bajó su mirada al suelo- ahora lo importante eres tú y ya has oído al doctor Salvatore: tienes la tensión por las nubes, serénate cielo…- le hablaba más cariñoso cuando de repente, sobresaltándolos a todos, Blanca vomitó asustando aún más al pobre Franco que reclamó la aparición inmediata de los médicos. La volvieron examinar exhaustivamente
-Puede ser motivado al mismo estrés y la tensión que está sufriendo; está muy nerviosa signora Bianca… pero haremos más pruebas- resolvió calmado el doctor Salvatore aunque su rostro estaba demasiado serio
 -Más pruebas… echaremos aquí todo el día- protestó fastidiada Blanca resoplando y dejándose caer abatida sobre la almohada
-Isabella está con Matisse que es lo segundo más importante en estos momentos después de tu salud ¿qué prisa tienes cara mía?- indicó sereno Franco pero ella cerró los ojos molesta al tiempo que se volvía a acariciar nerviosa la frente
Dos escasas horas después, Jorge aterrizaba en Milán y, apenas salía del túnel de embarque llamó frenético al teléfono de Blanca
-Giorgio, estaba esperando tu llamada; intenté localizarte pero te habías ido del banco…- le habló Franco ante la mirada emocionada de Blanca
-¿Cómo está Blanca Franco? ¿Dónde estáis?- lo interrumpió impaciente
-En el hospitale Santa Lucía aún, están haciéndole pruebas pero estate trancuilo que ya está mejore…- contestó ameno haciendo caso omiso al impaciente reclamo del teléfono por parte de Blanca; Jorge no esperó más indicaciones colgando inmediatamente- Oh vaya, se ha cortado la comunicación mia cara- expuso desconcertado y Blanca lo miró desolada- pero tornara a llamare, ya lo verás mia piccola
La aparición sorpresiva de Jorge en el cuarto, la sorprendió entusiasmándola inmensamente. Se besaron amorosos, estaban exaltados de estar juntos de nuevo aunque Jorge la miraba muy preocupado, estaba demasiado ojerosa y pálida. Le acariciaba con ternura su dulce rostro pasando muy suavemente sus pulgares por aquellas feas ojeras bajo sus ojos mientras la besaba repetidamente en los labios
-Mi cielo ¿qué tienes? ¿Qué ha ocurrido?
-¿Qué haces aquí mi amor? ¿Cómo se te ocurre dejar sola a Gabi con Alex y Alonso?- preguntaba ella al tiempo llorando emocionada y él sonrió tierno.
-No te preocupes por eso ahora, se las arreglará- habló meloso acariciando dulcemente su rostro- lo importante eres tú mi vida ¿ya han dicho algo los médicos?- interrogó a Franco que le comunicó lo que habían explicado pero no lo tranquilizó sino que lo inquietó más, que la presión arterial estuviera tan alta y la anemia descontrolada no podía ser nada bueno. No pudo evitar lanzarle una mirada furibunda a Paolo que lo desconcertó completamente antes de volverse hacia Blanca y empezó a acariciarle tiernamente el rostro mientras ella le sonreía feliz de tenerlo cerca de nuevo- mi vida, me prometiste cuidarte- le regañó amoroso
-Y lo intento cielo, pero estaba tan ansiosa de regresar a tu lado…- se defendió mimosa y él sonrió derrotado- pero ahora me pondré bien contigo a mi lado, ya lo verás- resolvió y él rió divertido
Entraron de nuevo los tres médicos, más relajados y sonreían tranquilos; ellos los miraban impacientes
-Tutti i test sono negativi, Siete perfettamente, signora Bianca- indicó Salvatore desconcertándolos
-¡¿Cómo se atreven a decir que está bien?! ¡¡Mírenla por Dios santo, no está bien y eso se ve a leguas!!- increpó furioso Jorge dando a comprender que entendía perfectamente el italiano y todos lo miraron inquietados por su enfado- Quiero saber inmediatamente a qué se debe que esté tan desmejorada en apenas dos semanas; o les aseguro que me la llevaré a otro hospital si ustedes son tan inútiles que no son capaces de averiguarlo y haré que se les caiga el pelo- amenazó tajante

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