martes, 16 de septiembre de 2014


La tarde siguiente, estaba sentado abstraído en sus pensamientos en el sofá de la sala observando entristecido su alianza a la que le daba vueltas en su dedo mientras por la casa se oía el revuelo de las tres mujeres preparándose para la fiesta de apenas unas horas, Meli entró ya preparada y se sentó frente a él
-¿Sigues sin querer venir con nosotras?- le preguntó cariñosa, él no respondió- Sabes que se va mañana ¿verdad?- siguió sin hablar, solo observaba su alianza dándole vueltas sin cesar. Aparecieron Alejandra y Gabriela riéndose felices y entusiasmadas, estaban las tres radiantes y muy guapas. Jorge observó asombrado que también Alonso estaba preparado para salir
-¿Lo vas a llevar también?- indicó molesto- ¡¡No es sitio para un niño, Meli; y esas cosas se alargan mucho!!- le reclamó irritado
-¡¿Qué clase de madre crees que soy?!- indicó enfadada- Se quedará a pasar la noche con Isabella ¿verdad cariño?- indicó al pequeño que sonreía también feliz
 -¡Sí, voy a dormir con Isa en esa casa grandota que tiene!- repuso entusiasmado creyendo que el hotel era la casa de Isabella provocando una sonrisa entrañable en ellos
-¿Con quién se quedarán?- indagó curioso
-Con la nana de Isabella, una mujer mayor muy agradable que llegó esta mañana con Francesco- su hermano la miró muy dolido al oír su nombre, ella se levantó del sofá despacio mirándolo desafiante- Si no fueras tan estúpido y algo menos irracional, vendrías y lo conocerías ¡te llevarías una asombrosa sorpresa que no te esperas!
-¿Y eso por qué? ¿Acaso es viejo, enano, feo y chepudo?- bromeó herido
 -No; es joven, gallardo, rubio, y súper guapísimo pero… con unos gustos muy especiales- explicó resuelta y él la miró intrigado
-¿Acaso Blanca no es lo suficiente hermosa para él?- expresó sarcástico, Amelia movió expectante sus cejas
-No pienso decirte nada más; ven y compruébalo tú mismo- resolvió esquiva dirigiéndose a la salida donde lo esperaban Gabi y su madre acompañadas del pequeño; pero se volvió a mirarlo, él seguía allí sentado, abatido y pesaroso- ¿Sabes hermanito? Te juro que, aunque lo intento, no llego a entenderte; llevas años deseando que Blanca regresara y, ahora que la tienes aquí, dejarás que se vuelva a ir sin decirle todo lo que aún sientes por ella… ¿Y la absurda es ella Jorge?- se miraron a los ojos- lucha hermanito, no te rindas tan fácilmente de nuevo; si realmente la sigues amando como parece, no vuelvas a cometer la estupidez de dejar que se vaya de tu lado sin demostrárselo ¿o acaso no has visto cómo te mira ella también? Sois dos idiotas que estáis dejando pasar una gran oportunidad- y se fueron dejándolo ensimismado observando su alianza de nuevo.
 La fiesta estaba en pleno apogeo. Una radiante Blanca agradecía educada los elogios de los asistentes acompañada siempre de ellas tres y un alocado Francesco que las hacía reír divertidas con sus locos y exagerados gestos amanerados.
-¡Que divertido es tu amigo, Blanquita! ¡Raro... pero muy divertido!- decía feliz y muy contenta Alejandra y ella le sonreía entrañable
-¡¡Madonna santa!!- gritó eufórico de repente observando la entrada- ¡¡Me he muerto y un fantástico angelo me viene a recoger!!- decía entusiasmado y alocado provocando más risas entre ellas- ¡¡La mia mamma ¿dónde estuvo ese morenazo escondido toda la noche que yo no lo vi?!!- elevaba la voz frenético
-Compórtate Franco, eres imposible- le regañó cariñosa Blanca
-¿Pero tú lo has visto cara mia?- se volvieron para examinar a ese fantástico ángel que apareciera de la nada” y Blanca quedó pasmada al ver a Jorge enfundado en un elegante esmoquin; estaba radiante, atractivo y muy atrayente, más de una mirada femenina lo observaba extremadamente interesada- ¿Quién me puede presentar a ese galán tan atractivo?- repuso entusiasmado Franco
-Yo misma mi querido Franco: es mi hermano Jorge- repuso divertida Meli y Francesco miró a Blanca que no podía apartar sus ojos de él
 -Cara mía ¿ese es el tuo Giorgio?- preguntó interesado, ella asintió con la cabeza- ¡Madonna Santa, ahora comprendo todo mía ragazza!
Blanca tenía los sentidos embobados con la presencia de Jorge que se enredaba con la multitud, buscaba ansioso a alguien con la mirada y al fin sus ojos se encontraron con los profundos y hermosos ojos negros de Blanca que lo observaban fijamente. Se quedaron inmóviles mirándose intensamente y con aquellas miradas se lo dijeron todo: seguían amándose como antaño o, probablemente, aún más. Se sonrieron alegres y él siguió aproximándose más decidido mientras no se apartaban los ojos el uno del otro. Estaba preciosa, radiante, más bella que nunca. Llevaba un vestido blanco estilo túnica romana que se afianzaba a su contorno con una cinta dorada entrecruzada marcando su cuerpo perfecto y llevaba el pelo recogido con otra cinta dorada que se lo sujetaba en un desordenado moño cayéndole unos largos rizos por sus sienes y su nuca. A Jorge, al verla, le asaltó la imagen de aquellas hermosas musas romanas dibujadas por pintores de renombre.
-Jorge estás…- ¿guapísimo? ¿Radiante? ¿Enloquecedor? ¿Qué podía decir?- … estás aquí- repuso finalmente y él sonrió divertido
-Eso parece- bromeó entrañable y ambos se rieron joviales- Estás preciosa cielo- se le escapó impresionado y ella le sonrió agradecida- Las cuatro estáis guapísimas- reparó de inmediato mirando a su familia que le sonreían dichosas, besó dulcemente a su madre en la mejilla- ¿Cómo te lo estás pasando mamá?
-De maravilla hijo- repuso entusiasmada- este amigo de Blanquita es muy divertido- él le sonrió cariñoso
-Mira Jorge, te presento a Francesco- le presentó su hermana y él detectó un brillo pícaro en su mirada que lo alertó ¿sería aquel el famoso Franco de Blanca? Lo observó prevenido, él también lo miraba demasiado fijamente…
-Así que tú eres el hermano de Meli…- expresó sin apartar su intensa mirada de Jorge que él le mantuvo mientras le extendía amable su mano y Franco esbozó una sonrisa alegre- ¡¡Uy, un simple roce de manos no me es suficiente; prefiero un par de besos!!- la rechazó animoso con voz muy afeminada y, sorprendiendo a Jorge, lo besó resuelto en las mejillas haciendo exagerados gestos amanerados; él aún aturdido por aquella inesperada reacción, solo pudo sonreír divertido- ¡¡Oh, Santa Madonna, que guapo eres chico!! No me extraña que…- seguía hablando desenfadado pero Blanca le dio una patada en la canilla disimuladamente y él se calló de pronto abriendo los ojos desmesuradamente ante el intenso dolor que lo asaltó; Jorge y el resto, sin percatarse de lo que había sucedido, se quedaron mirándolo extrañados produciéndose un tenso silencio esperando su resolución- que la vuostra mamma se sienta orgullosa con estos filios tan bellos que tiene ¡¡brindemos por la mamma Alexandra!!- resolvió al instante cogiendo una copa de cava que le entregó a Jorge y, elevando todos sus respectivas copas, las entrechocaron suavemente mientras sonreían entrañables rompiendo aquel leve incómodo momento.
-¿Hay mucha gente, no?- indicó amistoso a Blanca
-Siempre, esto es una pesada tortura- contestó algo apesadumbrada y se sonrieron entrañables- menos mal que hoy os tengo aquí para acompañarme- aclaró feliz enganchándose amistosa al brazo de Meli
-¡Ahí está ya Emilie!- clamó entusiasmado Francesco- ¡Vamos mi dolce Bianca, arriba esa sonrisa que llegó el gran momento mía piccola ragazza!- añadió mientras la arrastraba a desgana del lado de Meli
-Ahora vuelvo, si esto es fastidioso, llegó el momento más horrible para mí; no os alejéis mucho por favor- imploró afligida dejándose arrastrar por Francesco que se la llevó a la plataforma colocándola a lado de Emilie y los periodistas empezaron a disparar sus flashes y ha avasallarlos a preguntas que sobretodo respondían Emilie y Francesco mientras ella mantenía una dulce sonrisa. Jorge y Meli la observaban desde el fondo del local, la conocían bien y, aunque sonreía educada, se la veía realmente incomoda y cohibida; su mirada por fin los localizó y sonrió dichosa notándose más relajada de pronto. Jorge la miraba embobado, estaba siempre preciosa pero, hoy, estaba espléndida. Su rostro y sus ojos volvían a brillar como él recordaba y no cómo últimamente se le veía en las revistas. La rueda de prensa acabó pero aún la retuvieron un poco más bombardeándola a preguntas personales que ella esquivaba responder con una amena sonrisa, Jorge examinaba ansioso uno a uno a todos los que se le acercaban, buscaba inquieto con la mirada a ese que se había ganado el corazón de su Blanca y Meli lo notó. Recogió dos copas de cava y le entregó una a su hermano
 -Está preciosa ¿verdad?- le dijo cariñosa
-Siempre- respondió sincero y se sonrieron amenos
-Pensaba que no vendrías- le susurró mirándolo maliciosamente
 -Alguien me abrió los ojos hermanita- repuso tierno besándola agradecido en la sien y ella le sonrió cariñosa, él regresó su mirada ansiosa al grupo que la rodeaba
-¿A quién buscas con tanto afán hermanito?- indagó curiosa
-Al otro, me come la curiosidad de saber cómo es- comentó intranquilo
 -Pues deja de buscar porque ya lo has conocido- le respondió calmadamente bebiendo de su copa, él la miró desconcertado- Fran, Franco, Francesco es solo uno y es quien ya te presenté Jorge; no hay otro- él la miraba pasmado
-¡¿Ese Francesco...?! ¡¿Es el Franco de Blanca y el papá de Isabella?!- repuso abrumado, ella asintió con la cabeza mientras sonreía divertida; Jorge mostró una sonrisa satisfecha y feliz bebiendo también de su copa
 -Te dije que te llevarías una extraordinaria sorpresa al conocerlo ¿Ves cómo también tomas conclusiones precipitadas?- le regañó cariñosa y él solo la besó enternecido en la frente de nuevo.
Por fin logró deshacerse de los periodistas y regresar con ellos, cogió una copa de una bandeja del camarero que pasaba y se la bebió de un solo trago ante la mirada estupefacta de Jorge y Meli que se rieron divertidos
-Odio todo esto ¿qué les importa a ellos mi vida privada?- aclaró sofocada cambiando su copa ya vacía por otra llena. Pero apareció Francesco al instante retirándosela de inmediato de los labios en el momento en que iba a beber dejándola pasmada
 -Ya te has tomado tres, mi piccola ragazza; no hay más- le indicó rotundo, ella se calló sin protestar mientras él le hizo un gesto a un camarero que le aproximó rápidamente un vaso de whisky- Tú a beber de lo tuyo y tranquilita ¿va vene?- Blanca recogió su vaso del que bebió lentamente ante la mirada curiosa de Jorge y Meli
 -Té frío y chocolate es lo único que me deja beber últimamente- indicó fastidiada poniendo gesto molesto y ellos rieron divertidos. Entablaron una conversación amena entre los seis, Alejandra parecía disfrutar enormemente y tampoco Gabriela parecía estarlo pasándolo mal.
-Diseñando joyas tan hermosas, no me explico que haces llevando siempre el mismo colgante; te lo recuerdo siempre puesto…- expresó intrigada Meli, ella reaccionó echándose la mano nerviosa a él mientras miraba íntimamente a Jorge que le sonrió cariñoso
-Eso le digo yo también; pero no hay manera de que se lo quite…- exponía Francesco pero, viendo la íntima mirada que Jorge y ella se mantenían, los dos comprendieron de inmediato la respuesta y cambiaron de conversación.
-¿Vamos a tomar un poco el aire fuera? Tanta gente alrededor me agobia- le susurró cordial al oído Jorge
-A mí también- declaró mirándolo sorprendida y él sonrió pícaro
-Lo sé- remarcó sincero y se sonrieron alegres, Blanca observó cómo Emilie se le acercaba con un grupo de más de cinco periodistas
 -¡Ahora sí que te pido por favor que me saques pronto de aquí; antes de que Emilie y esos periodistas me atrapen!- indicó ansiosa y él la tomó de la mano
 -Meli, Blanca y yo nos vamos a dar una vuelta; llévate a mamá a casa si yo no estoy de regreso en una hora- avisó a su hermana que le sonrió dichosa observándolos dirigirse a paso apurado hacia la salida del local como también Franco hacía pero, pese a que la miraba orgulloso, Meli detectó aflicción en su rostro
-¿Ocurre algo Franco?
-Hoy mi niña está radiante de felicidad, me recuerda a cuando regresó a España la primera vez… y eso me da muchísimo miedo Meli, muchísimo miedo- indicó serio sin ápice de feminismo, ella lo miró intrigada- Tenías que verla que llena de ilusión y resuelta a abandonarlo todo regresó buscando a tu hermano de aquella vez…- la miró a los ojos y su rostro se contrajo asqueado- para encontrárselo ya con otra a menos de tres semanas separados… ¡¡Y no podré soportar verla de nuevo tan hundida y deprimida Meli!!
-¡¿Pero qué estás diciendo?! ¡¿Mi hermano?! ¡¿Con otra?!- exclamó incrédula mirándolo atónita
-¡¡Sí!! ¡¡Tu hermano!!- aseveró contundente, Meli abrió pasmada sus ojos- mi pequeña oyó el “dulce mensajito” de esa mujer en el contestador del teléfono quedando para pasar el día juntitos ¡¡y él fue Meli!! ¡¡Porque si no dime dónde estuvo metido todo el día ya que por la casa donde ella lo había estado esperando ilusionada durante horas no apareció!!
 -No me lo puedo creer Franco, si mi hermano no tuvo nunca otra mujer en todos estos años- indicó sorprendida
-Te digo que a las tres semanas de separados sí- le comentó con cinismo dejándola completamente desarmada- si después tuvo o no más amantes, eso ya no lo sé ni mi importa… ¡¡Pero tu hermano es un atolondrado que no sabe lo que quiere y no permitiré que vuelva a hacerle daño a mi chiquitina!!
-Eso sí que no Franco, mi hermano no es ningún atolondrado y sabe muy bien lo que quiere: la quiere a ella, siempre la quiso y nunca dejó de hacerlo; lleva esperándola todos estos años ¡¡y de eso sí te estoy muy segura!!- le reprochó ofendida
 -¡¿Ah sí?! ¡¡Pues lo demuestra muy malamente querida!!- le increpó enfurecido, ella lo miró sulfurada- Porque si tanto la amaba como dices… ¡¿a qué vino pedirle el divorcio?!
-¡¡Ey, alto ahí!!- le gritó enfadada- ¡¡Ella fue quien le pidió el divorcio a él!!- Francesco rió burlonamente
-¡¡Cara mía!!-expresó sarcástico mirándola burlón- Yo estaba presente cuando recibió los papeles mandados por tu hermanito a través de la central de aquí de Madrid; yo vi cómo se descomponía la carita de mi pequeña ante aquel otro golpe inesperado por parte de tu hermanito, sufrí su desesperación y su depresión, de la que por cierto, nunca llegó a recuperarse totalmente derivando en su crónica enfermedad
-No puede ser, yo estaba aquí y viví y sufrí muy de cerca su angustia y desesperación cuando él recibió los papeles ya firmados de su parte- aseveró rotunda
-¡Claro, cuando ella se los envió de vuelta; pero fue él quien dio ese paso amiga mía! ¿A qué vino después desesperarse y angustiarse si sabía muy bien lo que había hecho? ¿Qué esperaba tu hermano Meli?- ambos se quedaron callados mirándose muy confundidos
-¿Sabes una cosa Franco?- repuso examinando su reloj de pulsera- Debo llevar a mi madre a casa pero tú me vas a acompañar y vamos a hablar calmadamente; sospecho que, entre que uno es un alocado impetuoso y la otra muy dada a sacar conclusiones precipitadas, hay demasiadas cosas confusas entre estos dos inconscientes- expresó Meli mucho más serena
-Sí, yo también lo creo- apoyó decidido
Caminaban sin decirse nada por las calles abarrotadas del centro de la ciudad un sábado por la noche. Jorge percibió la piel erizada de ella y se quitó la chaqueta colocándosela tiernamente sobre sus hombros, ella le sonrió agradecida
-Gracias; no creí que fuera a hacer tanto frío- expresó envolviéndose gustosa en ella pero lo miró cohibida- Y ahora te cogerá el frío a ti- indicó preocupada, él le sonrió tierno
-Si me lo permites, tú me darás calorcito- resolvió deleitado tomándola dulcemente por la cintura atrayéndola hacia su cuerpo y ella sonrió complacida rodeándole también la cintura con su brazo- ¡Dios, estás helada cielo!- exclamó sobrecogido al sentirla contra él y aún la oprimió más entre sus brazos; Blanca recostó deleitada su cabeza contra su costado afianzándose más a aquel cuerpo que desprendía aquel agradable y tentador perfume que muy bien recordaba y tanto extrañara- creo que tiene algo de razón Franco en andar tanto encima de ti; sospecho que te cuidas muy poco: este vestido es demasiado fino para este tiempo- indicó preocupado y ella le sonrió amena
-No pensaba pasear por las calles de Madrid a las once de la noche- expuso resuelta y se rieron divertidos- Y Franco es un extremista, piensa que todo lo malo que me sucede es por…- guardó silencio de repente, iba a decir por tu culpa pero calló a tiempo- es por no cuidarme, pero yo sí me cuido; la anemia es una enfermedad que apareció porque tenía que aparecer, nadie ni nada tiene la culpa- indicó amena
 -A lo mejor… o a lo mejor no- repuso sereno y ella lo miró intrigada- si no duermes lo suficiente, te alimentas mal y andas en un estrés continuo, aparecen las enfermedades de ese tipo Blanca- ella recordó las temporadas de no dormir, no comer y solo trabajar noche y día sostenida únicamente por café y tabaco
-Puede ser- murmuró apesadumbrada- pero eso ya pasó y ahora me cuido por Isabella- se sonrieron entrañables
-¡No me creo nada!- replicó socarrón y ella lo miró ofuscada- aún ayer vi cómo te vuelcas y te estresas en el trabajo Blanca y, de la manera que merendaste en el zoo, apuesto lo que sea a que ni habías comido- reprochó tierno aunque la miraba disgustado, ella se sonrojó al verse descubierta y él sonrió satisfecho al percibir que tenía razón; de pronto la besó tierno en la sien mirándola desafiante- Dime ¿Has cenado hoy o al menos has comido algo desde el desayuno?- curioseó divertido, ella rió jocosa
-No cené, con los preparativos para la inauguración no tuve tiempo; pero sí me tomé un sándwich vegetal que me obligó a comer Franco a las once de la mañana- respondió sincera sin dejar de reír
-¿Ves cómo hay que estar encima tuya como de una niña chica?- expresó besándola tiernamente en la sien de nuevo, Blanca le sonrió deleitada ante aquellos tiernos gestos de cariño por su parte- Vamos a cenar algo luego ¿y el hierro? ¿Te has tomado la medicación hoy?- preguntó y ella se quedó mirándolo sorprendida
-¡¡Se me olvidó!!- expresó pasmada
-¡¡Ah, muy bien señorita; estupendo!! ¡¡Ya veo cuanto te cuidas!!- regañó oprimiéndola cariñoso contra su pecho, ella se sentía en la gloria de nuevo entre sus brazos y cerró complacida los ojos. Pero él la retiró levemente para mirarla a los ojos sonriendo animoso y Blanca lo observó intrigada- sé de un sitio que está muy cerca y creo te va a gustar- repuso resuelto y, riéndose alegres, siguieron caminando bien abrazados y deleitados al sentirse juntos de nuevo. Blanca se quedó atónita cuando Jorge se detuvo ante el restaurante Stylos- ¿qué te parece cenar aquí? Si no recuerdo mal, te gustaba mucho este restaurante y sobre todo su salmón a la plancha con verduras- propuso mirándola tierno y ella sonrió dichosa
 -¡¡Sí, estaba buenísimo!!- exclamó animada mirándolo gustosa y él sonrió satisfecho- ¡¡Ey!! ¿Sabes que me apetecería mucho volver a comerlo?
-Pues no se hable más: cenaremos salmón- resolvió radiante y entraron al local riéndose animados.

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