viernes, 5 de septiembre de 2014


-No olvidéis que solo queda esta semana para entregar todos los trabajos; el que no los haya entregado el jueves no será examinado- avisó la profesora entre el barullo formado por sus alumnas recogiendo todas sus pertenecías para irse del aula
-¿Salimos esta noche, no?- preguntó Sonia cuando las cuatro amigas se detuvieron a las puertas de la academia
 -¡Claro!- contestó rotunda Blanca mientras encendía su cigarrillo                                                        
-Ay, no sé…- indicó dudosa Sandra, ellas la miraron intrigadas- acabáis de oír a Cruz y debo acabar el último diseño
-¡Por Dios, Sandra; siempre igual! A mí me faltan por acabar tres y pienso salir- protestó Laura- Mira, si no quieres venir no vengas, pero nosotras vamos a divertirnos
-¿Y a dónde vamos?- curioseó Sonia animada
 -Al Progresive- aclaró decidida Blanca
-¡Uhhh!- se burló Laura mirándola maliciosa dándole suaves golpecitos con el codo en el suyo- ¿A ver si vemos de nuevo al morenazo aquel, eh?- todas se rieron divertidas- A ver si te decides a hablarle de una vez, llevas tres sábados babeando pero no te das decidido a hablarle
-No seas pelma Laura o no te ayudaré con los diseños- exclamó fastidiada y se rieron divertidas- ¡Mi bus!- comentó apagando su cigarrillo en la papelera de la acera dirigiéndose a la parada
-¡Eh ¿a qué hora?!- le gritó Sonia cuando ya se subía al autobús
-A las diez en Lettish, como siempre- contestó sonriendo y ellas le correspondieron despidiéndola moviendo sus manos.
 Bailaban entretenidas en la disco, aunque Blanca no podía dejar de examinar de continuo muy interesada la barra; pero aquel chico tan guapo de las semanas anteriores no aparecía
-Al final Richi va a pensar que te interesa, no dejas de mirar la barra chica- se burló Laura divertida, Blanca le sonrió amistosa
 -Parece que hoy no va a venir- indicó apesadumbrada
-¡Pues lo buscaremos por todos los garitos de la ciudad y le echaremos la bronca por no venir! ¡¿Quién se cree que es para tener a mi amiga en suspense toda la noche?!- continuó bromeando y se rieron alegres.
 La noche continúo divertida; más entretenida olvidó a su guapo morenazo. El discjockey cambió la música marchosa por melodías románticas, las luces bajaron de potencia dejando la pista en tinieblas y las parejas empezaron a llenar la pista. De inmediato un muchacho se acercó a Laura para pedirle un baile, cosa que ella denegó al instante
-¡Ya estamos con los moscones volando alrededor!- protestó molesta Laura así el muchacho se alejó fastidiado por su negativa, provocando la risa de sus compañeras- ¿Vamos a tomar algo? ¡O los pulpos empezarán a atacar!- aceptaron y salieron de la pista riendo divertidas dirigiéndose a la barra. Por el camino se toparon con una mesa libre- Quedaos vosotras ocupándola; nos encargamos Blanca y yo de las bebidas- le indicó rauda a las otras dos que se acomodaron en los sillones ocupando la mesa.
 La barra estaba repleta, se hicieron camino como pudieron; la que se escurrió más fácilmente entre la muchedumbre fue Blanca, más descarada empujaba sin contemplación, llegando ante el camarero
-Richi, cuatro tequilas con cerveza- le indicó cordial, él le sonrió ameno
-¡Hombre culebrina! Andas por aquí, no te había visto- repuso divertido sirviéndole el pedido, ella le sonrió divertida. Le entregó los chupitos a su compañera que se dirigió a la mesa recogiendo ella las cervezas- Ve con cuidado chula, esto está hoy a petar- le recomendó amable mientras ella le sonreía amena alejándose de la barra. El típico gracioso de turno le hizo la zancadilla mientras se reía con sus compañeros y Blanca no pudo evitar irse fue de bruces contra una ancha espalda que resultó ser más dura de lo que esperaba cuando su mejilla chocó contra ella. El chico dio un respingo escapando de la salpicadura de su combinado que sujetaba en su mano
-¡¡Imbécil!!- le increpó irritada pero él siguió riéndose con sus amigotes
-Hombre… encima insúltame- protestó el moreno contra el que tropezara volviéndose y Blanca se quedó boquiabierta: era su morenazo guapo que la miraba con unos hermosos ojos castaños claro
-¡¡No por Dios, no iba por ti!!- exclamó sobrecogida y él le dedicó una preciosa sonrisa que la encandiló- Discúlpame por favor, pero este capullo me hizo la zancadilla creyéndose muy gracioso- se disculpó cordial aunque le echó una mirada irritada al otro imbécil que seguía riéndose burlón
-Hay tanto gilipollas suelto que es muy difícil no tropezarse con alguno- repuso amable, ella le sonrió divertida- ¿No son demasiadas cervezas para un cuerpo tan menudo?- bromeó guasón
-Tengo aguante- repuso alegremente y volvieron a sonreírse
-Jorge- se presentó cordial- ¿Y tú?
-Yo no- contestó divertida marchándose a la mesa con sus compañeras. No pudo evitar observarlo de nuevo mientras se sentaba, él estaba mirándola mientras seguía sonriendo entretenido.
 -Uyyy, por fin has hablado con el chico guapo ¿Qué? ¿Te has decidido y le has pedido el teléfono?- se burló socarrona Laura provocándole una risa divertida.
-No seas idiota- protestó amistosa y todas se rieron alegres. Sus miradas se encontraron varias veces durante la noche dedicándose sonrisas hasta que, con pesadumbre, lo vio irse del local con su grupo de amigos no volviendo a encontrarse el resto de la noche.
 Aquel martes salían de la academia riéndose alegres mientras se iban pasando el mechero encendiendo sus cigarrillos
 -Entonces ¿vendrás esta tarde a mi casa para ayudarme?- le preguntó Laura esperanzada
-Ya te dije que sí pesada, sobre las siete recógeme en el parque- le indicó encendiendo su cigarrillo
-¡Blanca, ese es tu bus!- le avisó nerviosa Sonia, ella examinó la parada donde el autobús ya recogía las últimas personas
 -¡Mierda!- repuso fastidiada y apagó su cigarrillo rauda corriendo a él.
 -¡No te olvides traerme mañana los bocetos, Sandra!- le gritó a su amiga mientras seguía corriendo mirando hacia atrás, tropezó contra un cuerpo que se le atravesó en su camino. Lo miró irritada encontrándose frente a su morenazo del pub que la miraba divertido con aquellos dulces ojos almendrados
 -¡Hombre, si es “yo no”!- repuso socarrón, ella sonrió divertida al oírlo- ¿Siempre te vas tropezando con todo el mundo o es solo conmigo?- expuso guasón, ella rió amena
 -¡¡Mierda!! ¡¡Mi bus se va!!- expuso apesadumbrada viendo arrancar ya el autobús, él silbó hábil y raudo mientras agitaba su mano para llamar la atención del conductor que lo detuvo al instante- ¡Gracias, te debo una!- expuso amable dedicándole una sonrisa complacida mientras se subía en él
-Ya son dos “yo no”- indicó agradado y se rieron amistosos mientras el autobús arrancaba de nuevo.
Jorge paseaba tranquilamente por el parque llevando a su madre enganchada de su brazo, ella le hablaba alegre aunque él no le prestaba mucha atención; cuando se fijó en una muchacha sentada en un banco con las piernas cruzadas sobre el banco que leía entretenida un libro. Reconoció en seguida aquella melena negra y aquel perfil tan hermoso que le provocó una sonrisa satisfecha. Caminaron en su dirección
-Así sentadita y quieta estás más guapa “yo no”- le dijo socarrón al llegar a su altura, Blanca los observó sorprendida y sonrió amena al reconocerlo; la mujer que lo acompañaba examinó intrigada a ambos mientras sonreía alegre
-¿Me estás siguiendo o qué?- indicó burlona cerrando su libro y él rió divertido
-No perdona, en tal caso me seguirás tú a mí; mi madre y yo paseamos todos los días por este parque y no te he visto antes por aquí- repuso ameno, ella le sonrió jovial
-Espero a una amiga que vive cerca- repuso cordial, la mujer seguía mirándolos curiosa mientras seguía sonriendo alegre
-Hola, yo soy…- se intentó presentar la mujer mostrándole la mano cordial pero observó desconcertada a su hijo que le sonrió cariñoso
 -Alejandra, mamá; te llamas Alejandra- le recordó besándola amoroso en la frente, la mujer sonrió satisfecha
-Hola, soy Alejandra- remató por fin la presentación; Blanca le estrechó la mano amistosa sonriéndole dulcemente
-Blanca, encantada- le dijo cariñosa
-Vaya, “yo no” tiene nombre- comentó burlón Jorge y Blanca rió divertida- Vamos a comer un helado a aquella heladería ¿te apuntas?- la invitó ameno pero ella dudó aceptar- Tranquila, desde la terraza podrás ver llegar a tu amiga fácilmente
-Vale entonces- contestó agradada levantándose recogiendo su bolso donde metió el libro; caminaron calmadamente hacia la heladería
-Sigue contándome mamá- animó Jorge cariñoso a su madre acariciando tierno su mano sobre su brazo, ella sonrió y empezó a hablar sobre algo de una mujer llamada Esther que tirara unos botes de pintura durante las clases de dibujo. Blanca la escuchaba atenta percibiendo que él no le prestaba demasiada atención. Lo miró desconcertada y él le sonrió cordial- Alzheimer prematuro…- le susurró al oído- le hago contarme todo lo que hizo en el día para ejercitar la memoria
-Pues para el caso que le estás haciendo a la pobre mujer- le regañó duramente y él le sonrió entrañable
-Esto pasó hace tres días y ya me lo comentó antes de ayer, ayer y sigue contándomelo como si hubiera ocurrido hoy- le contestó apesadumbrado, Blanca le miró enternecida
-Lo siento- se disculpó amable, él movió despreocupado los hombros retirando caballeroso la silla para que su madre se sentara acomodándose él a su lado en frente de Blanca
-Plátano con chocolate y vainilla, virutas de colorines y dos barquillos de galleta- le indicó dichosa Alejandra al camarero cuando se acercó a atenderlos que le sonrió ameno
-¡De esto no te olvidas ¿eh?!- le indicó Jorge sonriéndole cariñoso y ella rió pícara como una niña pequeña. También Blanca sonrió encandilada, aquel hombre se le veía muy cariñoso y paciente, el camarero esperaba su pedido
-Igual que ella, parece tener muy buena pinta- comentó amena
-¡Está buenísimo Blanquita, ya verás!- le dijo alegre la mujer; Jorge la miró boquiabierto
-¡Esta es buena! No recuerda su nombre pero sí el tuyo y se lo has dicho una sola vez- indicó sorprendido
-¡Me lo acaba de decir, hijo; no estoy tan chocha!- le reprochó fastidiada su madre provocando una risa divertida en Blanca- A veces creo que me tienes por tonta- le recriminó molesta, él guardó silencio educado sin reproches de ningún tipo- ¡Ah, no te conté! Hoy Margarita tiró los botes de pintura en la clase de arte armando un desastre…- y volvió a contar amena la misma historia aunque le había cambiado el nombre a la protagonista. Blanca miró entrañable a Jorge que movió las cejas despreocupado sonriéndole cordial
 -¿Vive sola Alejandra?- le preguntó Blanca para cambiarle el chip
-No que va, vivo con Juan- le contestó encantada palmeando cariñosa la mano de su hijo
-Jorge, mamá; yo soy Jorge- la corrigió amable- y ya no vives conmigo desde hace un año ¿no lo recuerdas?- ella lo miró confundida
-¡¿Ah no?!- repuso liada
-¿Dónde vives mamá?- le instó insistente mirándola fijamente a los ojos
-En la habitación 14 de la residencia Dulce soñar- respondió de carretilla como si se lo hubiera aprendido de memoria, sonrió dichosa de recordarlo, ellos también le sonrieron- ¿Y tú Blanquita? ¿Vives con mi hijo Juan?- Jorge sacudió la cabeza desalentado, nunca daba con su nombre
-No; yo no vivo con Jorge, Alex- le contestó amable recalcando el nombre de su hijo- Yo estoy viviendo en una residencia para estudiantes
 -¡Ah ¿también?!- indicó ella animada provocándole una risa amena en ellos, se dedicó a comer su helado tranquilamente. Blanca vio a Laura buscándola por el parque
-Laura llegó, debo irme- indicó levantándose- me encantó conocerla, espero volver a vernos pronto- le dijo cariñosa a la mujer besándola en las mejillas que le sonreía feliz- y a ti supongo que nos tropezaremos cualquier día de estos- aclaró guasona y él rió divertido viéndola alejarse presurosa hacia su amiga. Era una muchacha muy bonita, tenía unos ojos negros muy grandes y hermosos, vivarachos y dulces. Y un cuerpo estupendo enfundado en aquella camisa verde turquesa suelta sobre unos vaqueros que le quedaban a la perfección.
 -Tu novia es muy bonita hijo- le dijo de pronto su madre, él la miró sonriendo ameno
-No es mi novia mamá- le aclaró tranquilamente
-¿Ah no? Pues es una pena- respondió continuando con su helado y él sonrió divertido
Aquel sábado se volvieron a encontrar en la disco, se sonrieron amenos al verse y ella se le acercó amistosa. Charlaron entretenidos durante bastante rato. Sus compañeros vinieron a buscarlo para irse pero él decidió quedarse prefiriendo la compañía de Blanca que agradeció mostrando una bella sonrisa. Sus amigas también se les acercaron
-Nosotras nos vamos que se hace tarde- le indicaron y él la miró inquieto temiéndose que también se fuera
-Quédate un poco más, yo te acompañaré a casa- se ofreció esperanzado, Blanca sonrió complacida
-De acuerdo, me quedo- respondió animada y sus amigas sonrieron pícaras
-Bueno, pero no te retrases; sabes que a las dos cierran la residencia- le recordó Laura y ella asintió con la cabeza.
 -¿Te apetece tomar algo o prefieres dar un paseo?- la invitó cortés así quedaron solos de nuevo
 -Prefiero salir; aquí hace mucho calor y la verdad es que ya debo ir regresando- escogió animosa sin dejar de sonreír dulcemente, Jorge también sonrió animado
-Está bien, pues vamos entonces- resolvió y salieron del pub. Fueron cruzando el parque dando un bonito paseo camino de la residencia.
-¿Por qué tu madre te llama Juan en vez de Jorge?- preguntó curiosa durante el camino
-Así se llamaba mi padre, supongo que le quedan más recuerdos con su nombre que con el mío- comentó cordial
-Ah ¿no vive tu padre?
-No, murió hace un par de años- la miró intrigado- ¿Y tú? ¿Por qué vives en una residencia para estudiantes? ¿No eres de la ciudad?- se interesó curioso
-Sí lo soy; pero al morir mi abuela con la que vivía, preferí mudarme a una residencia para no estar sola- respondió calmadamente, Jorge la miró entristecido
-¿Te criaste con tu abuela? ¿No te viven tus padres?- expresó conmovido, ella sonrió tierna
-Sí viven, pero nunca tuve mucha relación con ellos- Él la miró confundido- se fueron a Alemania cuando yo apenas tenía dos años y me dejaron con mi abuela materna con la que me crié; vienen un mes casi todos los veranos pero nunca llegamos a congeniar muy bien, tenemos gustos y formas de ser muy diferentes; y mucho menos con mi hermana: ella y yo somos realmente dos completas extrañas que apenas nos soportamos… cuando se murió la abuela hace un par de años, se portaron muy bien y querían que me fuera con ellos, pero yo preferí quedarme- se miraron y se sonrieron entrañables- Creo que eso que dicen que el roce hace el cariño es cierto y nosotros tuvimos muy poquito roce… además, el alemán se me da fatal- bromeó chistosa y ambos rieron divertidos, guardó silencio unos segundos mientras seguían caminando despacio- ¿Y tú? ¿Tienes hermanos?
-Sí, una hermana dos años más pequeña; ahora está en Londres perfeccionando su inglés: quiere ser azafata- se volvieron a sonreír amistosos
-¿Y estudias o trabajas?
-Trabajo… que remedio, alguien debe pagar las facturas y estudiando no podría hacerlo; soy reponedor en unos grandes almacenes, pero me estoy sacando el título de guardia jurado- indicó orgulloso y se sonrieron nuevamente. Se detuvieron ante el portal de la residencia. Ya habían llegado… -¿Y tú qué estudias? Porque siempre te encuentro con esas grandes carpetas- se interesó curioso
-Diseño de alta costura, quiero llegar a ser una gran diseñadora y ver mis modelos en pasarelas importantes del mundo como Milán, Paris, Nueva York…
-Un gran sueño- indicó risueño
-No es un sueño: será una realidad- repuso decidida, él sonrió divertido y ella se le quedó mirando embobada, era aún más atractivo cuando mostraba aquella sonrisa abierta y entrañable- Anda cerca y lo comprobarás- le retó chistosa
-Procuraré estarlo entonces- respondió socarrón y se rieron amenos
-Ya debo entrar, se me hace tarde- repuso desganada dirigiéndose hacia las puertas dobles de cristal
-¿Te apetece venir mañana al cine?- la invitó cordial antes de que llegara a abrirlas, Blanca se volvió y lo miró interesada por la propuesta- Hace tiempo que deseo ver la que echan en el Avenida y mañana tengo la tarde libre; si te apetece, puedes acompañarme
-¿Y de qué va? ¿Tiros, peleas, guerras o monstruos?- bromeó socarrona y él rió ameno
-Nada de eso, es La tormenta perfecta con George Clooney ¿Vienes?- la animó esperanzado, ella lo miró complacida y asintió dichosa con la cabeza- ¿Por la peli, por el actor o… por la compañía?- preguntó pícaro, Blanca se carcajeó divertida
-Por las tres- respondió resuelta e, inesperadamente, lo besó en la mejilla entrando seguidamente en el portal; Jorge se quedó sorprendido pero, complacido, le sonrió campechano
 -¿Aquí a las seis te viene bien?- se apresuró a preguntar antes de que el portal se cerrara, ella asintió con la cabeza de nuevo antes de desaparecer por el pasillo.
 Fue un domingo maravillosamente perfecto. Se lo pasaron muy bien juntos y, después de cenar en una bocatería del centro, volvió a acompañarla hasta el portal de la residencia. Blanca de nuevo lo besó tierna en la mejilla al despedirse pero esta vez más cerca de los labios, casi rozándole la comisura de la boca
-¿Nada más?- protestó mimoso sonriendo pícaro, Blanca también sonrió divertida y, sin decir nada, entró en la residencia despareciendo nuevamente por el pasillo mientras seguían mirándose y sonriéndose recreados.

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