martes, 23 de septiembre de 2014


   Se aproximaba el final de curso y todo el instituto andaba revolucionado con el gran baile que se iba a organizar. Sobre todo Isabella que no paraba de hablar entusiasmada del dichoso baile a todas horas desquiciando aún más a Alonso que llevaba una semana con un mal humor insoportable y se encerraba tardes enteras en su cuarto sin querer hablar con nadie. La familia no comprendía aquel extraño comportamiento suyo y, aunque Jorge intentó sonsacarle en un par de ocasiones, él había evadido sus preguntas con respuestas esquivas sin aclararle nada. Pero ¿cómo explicarle a su tío que la culpa de su mal humor era aquel amor inmenso que sentía por Isabella? ¿Qué, cuanto más intentaba aplacar aquella locura que sentía en sus adentros, más parecía crecer y que cada día se le hacía más inaguantable verla acompañada de ese novio suyo, Ángel? ¿Qué lo desquiciaba no saber dónde andaban cuando ambos desaparecían y su cabeza empezaba a imaginarse lo que podían estar sucediendo entre ellos y eso aún lo enfurecía y deprimía mucho más? ¿Qué cada vez que ella hablaba del dichoso baile a él más lo torturaba porque se los imaginaba bailando abrazados y dándose arrumacos toda la noche y sabía que no iba a poder soportar verlos así? Así que, después de pensarlo mucho durante toda aquella semana, lo tenía decidido: él no iba a ir a ese estúpido baile.
 Otro día más, en la mesa durante la comida, Isabella no paraba de hablar entusiasmada del dichoso baile de nuevo. Pero Alonso, tras su decisión de no ir, parecía que ya no le afectaba tanto.
 -Mami, tienes que hacerme un vestido precioso pero dentro de mi estilo claro está- decía animada mientras su madre le sonreía encandilada
 -¿Y cuál es tu estilo mi princesa?- preguntó burlón Jorge
-Está claro papá: con hierros, tachuelas y pinchos por doquier… vamos: una ferretería andante, para entendernos- repuso guasón Alonso provocando la risa divertida de todos
-¡Vaya primito, después de una semana de caras largas, hoy estás tú muy gracioso!- repuso dándole una suave colleja y todos volvieron a reírse- Por cierto ¿Sabías que tienes a todo el insti revolucionado haciendo apuestas sobre quién será tu acompañante ahora que has dejado a Andrea?- todos lo miraron sorprendidos
-¿Te has dejado con Andrea, Alonso?- preguntó extrañada Blanca, él asintió con la cabeza- ¿Y eso? Hacíais una bonita pareja y parecía que os entendíais muy bien- indicó asombrada; Alonso se encontró con la mirada intrigada y profunda de su tío
 -No nos entendíamos tan bien como parecía tía Blanca- respondió serenamente, Jorge le sonrió levemente recordando su conversación donde le explicara que no le aguantaba sus celos y sus incomprensibles reclamos.
-Bueno, pero ¿A quién vas a invitar?- insistió curiosa Isabella- te aviso que Susana la de tercero F está llevando ventaja sobre las demás
-Pues yo que tú no apostaría por ella si no quieres perder- respondió despreocupado y siguió comiendo, Isabella sonrió pícara
-¿Y entonces a quien llevarás?- instó intrigada
-A nadie- respondió decidido
-¡¿Cómo que a nadie cielo?!- expuso Meli asombrada- Hijo ¿vas a ir solo al baile?
 -No ma, es que no voy a ir- indicó tranquilamente
-¡¿Cómo que no vas a ir?!- repuso extrañada Isabella- ¡Será tu baile de graduación, Alonso! ¡No volverás al instituto ni volverás a ver a tus compañeros! ¡No tendrás otra fiesta como esta!
 -No me importa Isa; y además tendré más fiestas, mismamente cuando acabe la carrera habrá otra igual o, al menos, parecida.
-Pero es que… Alonso, si tú decides no ir…- repuso inquieta y miró preocupada a su madre- ¿Yo tampoco podré ir mami?- indagó afligida. Alonso se sintió mal; no se acordaba que a lo mejor, por no ir él, su tía no dejaría ir a Isabella
-No tiene nada que ver peque ¿verdad tía?- expuso decidido mirando inquieto a Blanca que los observaba muy callada; toda la familia guardaba silencio expectantes de la contestación de Blanca- tía, te prometo que son fiestas inocentes donde habrá profesores vigilando; no habrá problemas, te lo aseguro- insistió animoso aunque su tía seguía sin decir nada
-Ya veremos- resolvió finalmente y se dispuso a seguir comiendo
-Vamos tía Blanca, no le hagas esto a Isa o harás que me sienta fatal; además te doy mi palabra que no tienes de qué preocuparte- insistió entrañable intentando convencerla
 -He dicho que ya veremos, Alonso- repitió decidida- Y el motivo no es porque vayas a ir tú o no hijo; antes tengo que ver las calificaciones finales de esta señorita y pensar si merece ir a ese baile o no- añadió resuelta y todos se callaron; Alonso miró a su prima que bajó la cabeza abochornada, ahí él no podía hacer nada por ella ya que no ponía de su parte para aprobar; prefería pasear, bailar y divertirse a estudiar.
-Bueno, pero por si acaso… me harás el vestido ¿verdad mamita linda?- insistió zalamera Isabella al cabo de un rato provocando las risas divertidas de toda la familia y rompiendo aquel tenso silencio que se había formado.
El cercano verano se anunciaba ya trayendo unos días demasiado calurosos que se volvían insoportables al llegar la tarde. Al irse las horas fuertes del día, la familia se reunía en el jardín intentado aprovechar el pequeño refresco que traía la llegada de la noche mientras los tres primos enredaban divertidos entre alegres risas mojándose con la manguera como de niños. Se les veían tan felices, de nuevo tan unidos y tan entrañables, que los adultos reían animados viéndolos retozar alegres.
 Alonso cada día se veía más cautivado por la belleza de Isabella. Con aquellos ínfimos bikinis que usaba podía apreciarse totalmente su cuerpo espectacular de estrecha cintura y redondas caderas acompañadas de aquellas firmes y preciosas piernas y aquellos prestigiosos y redondos pechos perfectos que atrapaban tercamente su mirada a pesar de los tremendos esfuerzos que hacía porque no fuera así. Se moría de ganas por tenerla entre sus brazos, por sentir aquel maravilloso y excitante cuerpo pegado al suyo… En un arrebato, le rodeó con sus brazos por la cintura sujetándola de espaldas contra él posando su mejilla en la de ella
-¡Aprovecha ahora Miguel, quítale la manguera a esta escurridiza culebrilla que no sé cómo se las arregla para ser siempre ella la menos mojada!- alentó a su primo que obedeció al instante mirándola malicioso
-¡¡No te atrevas Miki!!- chilló escandalosa entre jocosas risas pero su hermano hizo caso omiso enfocando todo el chorro de agua contra su esbelto cuerpo provocando en ella alegres chillidos retozones y las carcajadas animadas de ellos dos. Hasta Alejandra soltó unas risas felices entretenida con el juego de los muchachos
-Si no fuera por eses cuerpos ya de adultos, creo que aún estoy escuchando a mis chiquitines- dijo añorante Blanca, Jorge le pasó el brazo por los hombros y la atrajo amoroso hacia él recostándola contra su pecho y la besó tierno en la sien
 -La casa va a quedarnos muy vacía cuando se nos marchen a la universidad- repuso apesadumbrado él y ambos se sonrieron tiernos. Jorge miró a su hermana sentada en la otra hamaca junto a ellos que observaba a los muchachos muy callada- ¿Qué tanto piensas hermanita?- instó curioso sacándola de su ensimismamiento
-En nada- respondió calmada sonriéndole amena, pero ellos siguieron mirándola intrigados- Solo estaba observando lo guapos que son nuestros niños, sobre todo Isabella y Alonso…- los tres miraron a la parejita que seguían enredando abrazados riéndose felices- también Miguelín ya despunta un hombre muy atractivo a pesar de no tener más de catorce años pero Bella y Alonso hacen una pareja preciosa ¿no os lo parece?- explicó deleitada y los tres se sonrieron orgullosos
 -Miguel cada día se parece más a Jorge y se ve que será guapo como él- declaró satisfecha Blanca, Jorge la besó amoroso en la sien de nuevo sonriendo vanidoso- pero Alonso tiene un atractivo especial: heredó de su tío ese negro y fuerte cabello y su tez morena que combinados con esos hermosos ojos grises junto a esa nariz perfecta lo hacen extremadamente atractivo- expuso orgullosa de su sobrino, ahora fue Meli la que le sonrió vanidosa- Su padre debe ser muy guapo también- declaró de pronto sorprendiendo a Meli que la miró confundida
-¿A qué viene eso ahora Blanquita?- expresó inquieta, su cuñada sonrió tierna
-Porque nadie de la familia tiene eses rasgos que él posee, así que supongo que son herencia de su padre ¿acaso no es así?- habló amable y dulcemente aplacando la espontanea reacción defensiva de Meli que suspiró profundamente observando de nuevo a su hijo
 -Sí, la verdad es que Gabriel es muy atractivo y Alonso, cuanto más mayor se hace, más se parece a su padre- aclaró sincera y una melancólica sonrisa se dibujó en su cara
-¿Lo has vuelto a ver?- preguntó curiosa y Meli la miró nerviosa
-¿Por qué preguntas eso?- inquirió demasiado inquieta intrigando aún más a la pareja que la observaron confundidos, ella se revolvió nerviosa en su hamaca ante aquellas inquisitivas miradas y volvió a suspirar profundamente- La verdad es que sí… aunque no coincidamos en los viajes ya que yo procuro evitar los vuelos que él lleva, siempre logra algún encuentro fortuito en el aeropuerto y no pierde la ocasión para asaltarme a preguntas sobre él: cómo está, a quién se parece, cómo se va criando, si es buen estudiante…
 -Dios santo Meli- exclamó conmovido Jorge- ¿Hasta cuándo piensas seguir torturando así a ese pobre hombre? Él tiene todo el derecho a conocer a su hijo y Alonso lo tiene de conocer a su padre; tu comportamiento es infantil y egoísta
 -¡¡No empecemos de nuevo ¿quieres?!!- le increpó enfadada ante la mirada asombrada de Blanca- ¡Le dejé muy claro antes de engendrar a Alonso cual era mi idea y él lo aceptó sin poner reparos, si después se ha arrepentido no es mi problema; el trato era ese: Alonso sería únicamente hijo mío y no daré marcha atrás, así que haber si me dejáis en paz de una vez!! ¡Los dos: tú y él!- agregó irritada y se adentró en la casa.
 Alonso daba vueltas en la cama solo con los boxers puestos que era con lo único que dormía siempre, sin poder conciliar el sueño. Aquel calor era insoportable. Encendió exasperado su lamparita y, recostado sobre el cabezal, se puso a releer sus apuntes. De pronto su puerta se abrió apareciendo Isabella sonriendo divertida, cerró la puerta tras de sí y saltó inesperadamente sobre él sentándosele sobre las piernas.
-He visto tu luz encendida y, ya que no puedes dormir tampoco, ayúdame con estos ejercicios anda- indicó sin dejar de sonreír sacudiendo una libreta ante los ojos de él. Alonso se encontró en una situación bochornosa y turbulenta que lo embarazó: allí estaba ella con su ínfimo pijama de pantaloncito minúsculo y escote agradecido, sentada sobre su bajo vientre, rozándose peligrosamente contra su miembro. Sintió como su corazón latía a cien por hora y su cuerpo se encendía raudo ante aquel sutil y provocador roce sin poder controlarlo. En un vertiginoso movimiento la descabalgó de él dejándola a un lado de la cama y se cubrió rápidamente con la colcha para ocultar aquella incontrolada erección de la mirada de su prima
-¡No vuelvas a hacer eso Isabel!- le regañó duramente sintiendo que la sangre le hervía, el deseo lo poseía abrasivamente sofocándolo; ella, acostada junto a él boca arriba, lo miraba desconcertada por su comportamiento
-¿Qué coño te ha pasado? ¿Vuelves a estar de mal humor otra vez o qué?- indicó extrañada
-¡No! ¡Y no me pasa nada!- repuso incómodo y ella seguía mirándolo confundida; él le sonrió dulcemente- No pasa nada peque pero no vuelvas a hacerlo ¿vale?- le habló más dulcemente sonriéndole cariñoso tomándole su pequeña nariz entre sus dedos y sacudiéndosela tiernamente- Ya no somos unos niños para esos juegos Isa y alguien podría entrar y mal interpretar la situación ¿comprendes?- ella sonrió más desembarazada- ¡A ver! ¿Qué quieres que te explique?- la animó ameno recogiendo sus apuntes y volviéndose boca abajo sobre la cama a su lado. Ella, sin dejar de sonreír, también se volvió y comenzaron a charlar sobre el problema al que se refería; él le explicó con paciencia y cariñosamente lo que no entendía mientras ella le atendía sonriendo alegre. Estaba tan bonita así risueña, con aquellos ojos vivarachos mirándolo atentamente y su dulce rostro tan peligrosamente cercano incitándolo con aquellos jugosos labios… deseaba tormentosamente besarla y le estaba costando horrores controlarse- ¿Has entendido?- preguntó amistoso
-Sí- dijo satisfecha volviéndose de nuevo boca arriba cruzando sus brazos debajo de la cabeza; ahora sí que se había posicionado perfectamente para atrapar aquella deliciosa boca, pensó Alonso provocado pero se dominó de nuevo como pudo- Alonso… ¿puedo hacerte una pregunta muy íntima?
-¿Cómo de íntima?- le repuso apartándole tiernamente el pelo sujetándoselo detrás de la oreja, no podía estarse quieto, sus manos tenían que estar tocándola irremediablemente.
-Pues… ¿Tú y Andrea lo hacíais verdad?- él se quedó callado, lo miró extrañada por su silencio
-¿El qué?- quiso evitar la contestación
-¡Jugar a las cartas, no te fastidia!- repuso fastidiada- ¡Sabes muy bien a lo qué me refiero Alonso! ¿Lo hacíais o no?
 -Esas cosas un caballero no las cuenta, señorita- repuso jocoso tirándole nuevamente de su naricilla, se sonrieron divertidos aunque un pinchazo de resquemor le asaltó el corazón- ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso tú y Ángel ya lo habéis hecho?- indagó intentando parecer despreocupado aunque la respuesta le interesaba en demasía
-¡Acabas de decir que esas cosas no se cuentan primito!- le reprochó bromista tirándole ahora ella de su recta y perfecta nariz, ambos se rieron entrañables- Pero no, aún no… aunque él hace tiempo que está pesadito con el tema pero es que yo no me decido- indicó dudosa
 -¿Por qué?- indagó curioso y ella lo miró amedrentada
-No sé… creo que aún es muy pronto ¿no? apenas llevamos dos meses saliendo para ya dar ese paso…- lo miró con extremo interés a los ojos- ¿Cuánto tiempo llevabais vosotros saliendo juntos cuando lo hicisteis por primera vez?- indagó interesada, él rió divertido
 -¡Uy peque, lo nuestro no fue nada usual!- expresó chistoso y ella lo miró confundida- nosotros primero follamos y luego empezamos a salir
-¡¿Qué?!- exclamó abriendo atónita sus lindos ojos negros, Alonso soltó una sonora carcajada y la besó tierno en la sien
-¿Recuerdas el partido contra los Bisontes?
-Sí claro, ibais perdiendo y no pasabais a cuartos cuando en el último minuto metiste aquel fantástico gol que os salvó
 -Pues, no sé si fue con la euforia de haber ganado el partido o lo que rayos pasó, pero cuando nos dimos cuenta Andrea y yo estábamos follando en los vestuarios como animales incontrolados- expuso resuelto y ella rió divertida pero lo miró de nuevo apagada
 -Además, yo no sé si estoy preparada para dar ese paso Alonso- habló acobardada, él la miraba sin decir nada- ¿Cuándo crees tú que es el momento y cómo sabré que realmente quiero hacerlo?
 -Uy, pues no sé qué decirte peque… creo que eso deberías hablarlo mejor con tía Blanca ¿no crees? ella sabrá aclararte mejor esas dudas
-Supongo que sí, no tengo duda alguna de que ella podría despejarme mucho mejor que tú algunas preguntas que tengo sobre eso pero… ¡¡seguro que después no vuelvo a pisar la calle hasta los treinta años!!- aclaró definitiva y rieron animados
-Pues habla con mi madre, también le tienes mucha confianza- le recomendó cariñoso volviéndole a retirar el pelo detrás de la oreja- o con tío Franco, que casi es una mujer- bromeó y rieron explayados
-La verdad es que prefiero hablar contigo sobre estos temas, con ellos no me siento a gusto- resolvió animada y él sonrió ameno; se abrió despacio la puerta apareciendo la cabeza de Miguel
-¿Alonso…?- susurraba despacio para no despertarlo y ellos sonrieron divertidos- ¡Pero si estáis despiertos!- repuso animado entrando y saltando a la cama también cayendo boca abajo junto a su hermana mientras reían divertidos
 -¿Qué? ¿Tú también tienes dudas de algún ejercicio?- bromeó jocoso Alonso
-No, yo tengo otras dudas ¿tú estás aquí por eso?- preguntó a su hermana y ella le mostró simplemente sus apuntes como respuesta
-¿Qué dudas tienes tú?- le preguntó ella curiosa
-Cosas…- repuso sonrojándose sabían a qué se refería pero no quería hablarlo delante de Isa, se rieron entrañables
 -Entonces, has venido al sitio idóneo hermanito- repuso bromista subiéndose a la espalda de su primo, se recostó sobre él colocando su mejilla pegada a la de él; entre la fricción en su espalda de sus pechos que él percibía, sus manos acariciándole suavemente los hombros y su mejilla rozándole la suya, Alonso volvió a sentir como su cuerpo se inflamaba de nuevo y se abrasaba tremendamente por dentro- es un perfecto ligón y un consumado experto en la materia- le susurró melosa en el oído provocándole un delicioso escalofrío que le recorrió la espalda erizándole el pelo de la nuca. Ya estaba completamente embargado por el deseo y plenamente excitado. La ambición de atrapar aquella boca lo tenía totalmente apurado, codiciaba saborearla. Sentía un cosquilleo en sus labios avariciando degustarla. Se sobresaltaron asustados al abrirse la puerta de nuevo apareciendo Jorge que los observó pasmado; Isabella y Miguel miraron alterados a su padre pero Alonso se sintió completamente atrapado como si su tío pudiera leer sus indecentes pensamientos.
-¿Mañana no hay clase o qué?- repuso cordial sonriéndoles ameno- Al ver la luz pensé que era la atolondrada de Isa que te molestaba pero ya veo que está también el pequeño incordiando- aclaró divertido y ellos sonrieron alegres
-Yo estaba estudiando con Alonso, no molestando papi- aclaró resuelta ella sentada aún sobre la espalda de su primo mientras pasaba delicadamente sus manos sobre su espalda realizándole inconscientemente una dulce caricia que lo estaba acalorando aún más.
 -¿Estudiando?- exclamó burlón y se rieron alegres- ¡Venga cada uno a su cama! Mañana no habrá quien os levante para ir a clase- repuso entrañable, ellos obedecieron sin rechistar; Isa se recostó de nuevo sobre la espalda de Alonso para recoger sus apuntes sobre la cama y besó cariñosa la mejilla de su primo al reincorporarse
-Gracias, me has ayudado mucho- le murmuró dulcemente y él le sonrió tierno, su tío los miraba enternecido
-¿Tú no piensas acostarte hijo?- le preguntó ameno al ver que su sobrino no se movía ni hacia amago de meterse en la cama- ¿Mañana no jugáis la final? Como no descanses no rendirás hijo
-Sí, pero será a las ocho de la tarde, no hay problema- Isa se detuviera a lado de Jorge atenta a la conversación entre ambos- pensaba repasar un poco más pero apagaré pronto, prometido- indicó ameno
-Más te vale, la próxima en levantarse si seguimos oyendo barullo será tu tía, y no es tan flexible como yo- le palmeó suavemente los glúteos de su hija que protestó levemente riéndose divertida- ¡Pasa a tu cama ya!- se fueron cerrando la puerta tras ellos y Alonso se golpeó la cabeza abochornado por el apuro contra el colchón ¿por qué rayos le era tan difícil controlar sus impulsos cuando ella estaba cerca? Si seguía perdiendo así el control cualquier día se armaría la de Dios pues Isabella era una alocada sin remedio y lo provocaba sin querer.

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