lunes, 15 de septiembre de 2014


-A ver, mamita- Amelia los examinó animada- ¡Dios mío, unos Sweet Dreams auténticos! ¡Y son preciosos mamita linda!- expresó complacida y las cuatro se rieron amenas- ¡Esto no te lo perdono Blanquita ¿Y yo qué?!- protestó mimosa pareciendo dolida y ella rió divertida
-¿Cómo puedes pensar eso de mí?- indicó amena Blanca- A ti te lo traje el primer día; y además, el tuyo lo he hecho yo misma expresamente para ti
 -¡¿De verdad?! ¡Oh Blanquita; eres un sol!- se ilusionó alegre abrazándola agradecida- ¿Y dónde está esa maravilla?- se interesó emocionada
-En tu cuarto, tu hermano Jorge te lo guardó en tu armario para que no se te fuera a arrugar- le contestó amable Gabi
 -Mi dulce hermanito- expuso cariñosa y Blanca le sonrió enternecida- ¿Y cuándo nos pondremos nosotras algo así?
-El viernes, os espero a todos en la inauguración y no me podéis fallar- indicó rotunda Blanca ilusionando a Meli
-Yo no iré aunque te lo agradezco de corazón- repuso amable Gabi, Blanca la miró apenada
-Por favor Gabriela, perdóname, de verdad que no quise ofenderte…- empezó a disculparse abochornada
-No que va, no me has ofendido Blanca, por Dios; solo fue una confusión ¿cómo me iba a ofender por eso?- la apaciguó rauda con mucha ternura- no es eso mujer; es que, aunque sé que solo bromeaba, Alex tiene razón: yo allí no pinto nada y alguien tiene que quedarse con ese pequeño diablillo- Blanca denegó rotunda
 -De eso nada, no me puedes fallar tú tampoco aunque acabemos de conocernos; Alonso quedará con Isabella bajo el cuidado de Matisse, su nana, que llegará el viernes por la mañana- repuso tomando su mano tiernamente, las tres le sonrieron agradecidas y comenzaron a charlar emocionadas y felices.
Jorge regresó a su lado más tranquilo, las observaba complacido y ensombrecido al mismo tiempo, aquella imagen la había soñado y deseado muchas veces pero en otras circunstancias: con Blanca a su lado por fin no solo de visita amigable. Se sentó junto a su madre, al otro lado del banco quedando la mujer entre él y Blanca. Otra llamada de teléfono a Blanca la arrebató de su conversación amistosa con las mujeres
-Disculpar...- se excusó educada al tiempo que se levantaba del banco alejándose levemente- Hola pesado- contestó divertida
-¿Ha tomado las medicinas la mia bella signora?- preguntó interesado Francesco
-Sí pesado, las he tomado esta mañana con un buen desayuno ¿nunca me dejarás en paz verdad?- contestó amena
-No, te quiero demasiado- se rieron dichosos, Jorge atendía disimuladamente a la conversación sintiendo la intensa mirada de su hermana, se miraron fijamente a los ojos- ¿Dónde estás, ragazza mia?
 -Con Meli y su familia- indicó temerosa de lo que se le venía encima al enterarse de que estaba con Jorge a pesar de todas sus recomendaciones
-¡Con la mía bella Meli!- repuso entusiasmado y Blanca sonrió amena- Dare tanti baci da me
-Muchos besos de parte de Franco, Meli- le indicó obediente y ella aún sonrió más dichosa
-¡Ah, es Francesco! ¡¡Besitos para ti también corazón!!- repuso cariñosa elevando la voz para que él oyera y la sonrisa alegre de Blanca demostró que así ocurriera; Jorge miraba desconcertado y muy interesado a su hermana, ella conocía a ese famoso Franco que se interponía entre él y el amor de su vida...
-¡¿Qué rayos estás haciendo Bianca?!- le regañó de pronto muy enfadado sorprendiendo a Blanca que dio un respingo; había elevado tanto la voz que todos habían oído perfectamente su reclamo y observaron confundidos a Blanca que se percibía de pronto muy nerviosa
-Franco, aspetta… y no me grites que sabes que no lo soporto…
-¡Sei una irresponsabile! Tu non hai un briciolo di senso, Bianca! ¡¡Santa Madonna!! ¡Stare da soli e fare cose folli, è una!- seguía increpando
-¡¡No estoy haciendo locura ninguna Franco!!- increpó fastidiada alejándose del grupo- Aunque poco seso sí parece que tengo… pero deja que te explique…- expuso inquieta
-¡¡Madonna mia!! ¿Che diavolo stai facendo? ¿Hai perso la tua mente o quello che è successo?
 -¡No he perdido la cabeza y non urlare a questi modo, Francesco!
-¡¿Qué no te grite?! ¡¡Grito lo que me da la gana insensata!! Ma ¿Perché stai facendo questo? ¡¡Has perdido todo decoro regresando ahí!!- le regañaba realmente encolerizado. Se alejó lo suficiente para que ellos no oyeran la discusión pero todos la observaban intrigados porque, aunque no percibían bien los reclamos, se oía la fuerte voz encrespada del interlocutor
-¡¡Basta Francesco, per favore!! ¡¡Ascolta, ti prego!!- Blanca discutía acaloradamente con el teléfono sin darle opción a él a hablar.
-¡¡Bianca, sarà ancora una volta soffrire!
-¡¡No Franco, no volveré a sufrir porque…!!
-¡¡Lui è un uomo sposato, Bianca!! ¡¿Ma que cosa fai?!
-¡No! ¡Ascoltami, per l'amor di Dio!
Gabriela se volvió a llevar a Alejandra por si acaso volvía a ponerse nerviosa ante tal trifulca que se sentía en el ambiente
-¿Conoces al tal Francesco?- le murmuró interesado Jorge a su hermana
-Sí, es una persona divertida y muy entrañable- le contestó amena su hermana
-Pues no parece muy amable de la forma que grita- indicó molesto escuchando la discusión
-Se preocupa por Blanquita y, viendo lo que me conto, ahora supongo que muchísimo más; te caerá bien cuando lo conozcas el viernes, ya lo verás- le contestó animada
-No pienso ir- repuso decidido y tajante, ella lo miró pasmada
-¿Por qué?- indagó sorprendida, él le ofreció una mirada desafiante y llena de dolor
-¿Eres idiota o qué te pasa?- le reprochó irritado- ¿Cómo crees que me sentiría viéndola con él? ¡No podría soportarlo!
-¡¿Con quién?!- preguntó asombrada y muy intrigada- ¿Qué sabes que yo no sé?
-Realmente el jet lange te idiotiza- repuso molesto- Con ese… Francesco- ella abrió los ojos desmesuradamente
 -¡¿Con Franco?! ¡Qué tontería!- dijo riéndose divertida cosa que aún enfadó más a Jorge
-No te rías estúpida- le increpó fastidiado
-Discúlpame hermanito pero... ¡¿Ella y Franco?! ¡¡Eso es una tremenda estupidez hermanito!! ¿Quién te dijo tal cosa?- seguía riéndose socarrona
-Ella misma, y deja de reírte cojones- le gritó enfurecido, Meli lo observaba burlona y su risa lo estaba enfureciendo terriblemente
-Ella te lo dijo- repitió guasona
-Sí; ella misma me dijo que ambos se quieren muchísimo
 -¡Como yo te puedo querer a ti so animal! ¿No has pensado que algo así puede ser?- le indicó amena
-No- exclamó rotundo levantándose irritado, su hermana lo estaba realmente sacando de quicio- ¿Crees que alguien se molestaría tanto en mover todas sus influencias y contactos como él lo hizo para adoptar a Isabella a cambio de nada? ¡¡Despierta hermanita!!- le increpó furioso
-Jorge, despierta tú que también estás sacando conclusiones precipitadas sin saber- le reprochó categórica- sí, Franco la adora y sé que sería capaz de hacer eso y mucho más por Blanca… pero Franco…
-No quiero escuchar nada más- la interrumpió tajante y se encaminó hacia la casa de nuevo
-¡¡Eso, sigue huyendo sin querer oír las cosas!! ¡¡Así te va!!- le increpó también enfadada
-¡¡Estúpida, no huyo; mamá…!!- le respondió enfurecido
-¡¡A mí no me vengas con esas que mamá está muy lejos para oírte!! ¡¡Ahora estás huyendo como un cobarde sin querer escuchar!!- le reprochó tenaz pero él desapareció igualmente dentro de la casa, Blanca los observaba confundida mientras regresaba a lado de Meli
-Hoy parece que no es un buen día para nadie- expuso incómoda por haber visto tal discusión entre hermanos
-A veces está realmente insoportable y no hay manera de hacerlo entrar en razón- indicó Meli irritada
-No cambió mucho entonces- expuso tierna y Meli sonrió entrañable, Blanca se masajeó dolorida las sienes; Francesco le gritara tan furioso sin querer escuchar que todo había sido un mal entendido que la sacara de sus casillas
-¿Te encuentras mal cielito?- se preocupó inquieta
-Franco me levantó un dolor de cabeza de órdago, sabe que odio y me pone mala que me grite como un energúmeno sin darme opción a explicarme; pero a veces parece que le da igual- explicó molesta rebuscando en su bolso aunque no encontraba lo que buscaba; Meli sonrió compasiva
 -¿Sabes que tienes una forma de hablar de vuestra relación que puede dar motivo a equívocos?- expresó y Blanca la miró confundida- ¡Da la sensación de que es tu marido o pareja!- declaró socarrona y ella rió amena
-No, Franco más bien sería una madre obsesiva y posesiva que no me deja respirar- resolvió chistosa y ambas se rieron alegres; Blanca se echó de nuevo las manos a las sienes- ¡Dios, cada vez es más fuerte y por encima se me han olvidado las píldoras! Será mejor que me vaya… ¡Vámonos Isabella!- llamó presurosa y la niña obedeció en el acto sin ninguna protesta por ambos pequeños, habían contemplado asombrados las discusiones y estaban afectados.
 -No te vayas aún; a Jorge se le pasará muy pronto cielo y tú…- se calló unos instantes- ¿no sería mejor que te quedaras si te encuentras mal Blanquita? Aquí cuidaremos de ti y de Isabella- recomendó cariñosa Meli
 -No, gracias Meli pero de verdad que debo tomarlas cuanto antes o acabará en una jaqueca tremenda y estoy sola con Isabella… ¡¡otra gran idea de Franco: mandarme sola con la niña para obligarme a salir y no trabajar tanto!!- expuso fastidiada y su voz indicaba que estaba ya sufriendo tremendamente de dolor- ¿Sabes el teléfono de algún taxi? te agradecería que me llamaras uno por favor
 -No te preocupes, os llevo yo al hotel- se ofreció de inmediato
-Gracias- le sonrió agradecida. Se despidió de Alejandra y de Gabi y se fueron. Jorge salió presuroso al oír el motor del deportivo de su hermana con el tiempo justo de ver el coche salir por los portalones con Blanca dentro llevando a Isabella en brazos en la parte delantera; ella ni se percató de que la observaba
-¿A dónde va mami, campeón?- preguntó preocupado observando cerrarse de nuevo la verja
 -A llevar a Isabella y a su mamá a su casa- contestó tranquilamente, el niño lo miró intrigado- ¿Isa regresará para seguir jugando, papi?- preguntó apesadumbrado
 -No lo sé, campeón… realmente no lo sé- respondió abatido acariciando el rubio pelo de su sobrino
Meli se pasó la semana saliendo a pasear con Alonso todos las tardes pero Blanca no regresó. Disimuladamente, Jorge interrogaba al pequeño todas las noches cuando quedaban a solas y él le contaba que había estado jugando con Isabella en el parque, o fueran a merendar a una burguer o habían ido al parque de atracciones… Jorge se quedaba abatido, a él no lo invitaban a ir y estaba casi seguro que era porque Blanca no deseaba verlo tanto como él a ella, regresara a la casa solo por su madre. Dijera lo que dijera Meli, Blanca estaba enamorada de otro y él ya no significaba nada en su vida…
-¿Por qué no me preguntas a mí en vez de interrogar a Alonso, Jorge?- le indicó burlona Meli una noche que los descubrió en la sala una noche más, él la miró sorprendido
 -¡No seas estúpida! ¡No interrogo al niño, él me lo está contando sin yo preguntarle!- se defendió abochornado y ella sonrió socarrona
-¡¡Ya!! Así luego vienen las equivocaciones- indicó socarrona sentándose en el sofá junto a ellos- Jorge, Alonso te está contando que lo pasa muy bien con Isabella y vamos a muchos sitios ¿verdad mi cielo?- expuso acariciando tierna la mejilla de su hijo que sonrió feliz mientras asentía con la cabeza- pero lo que no te está diciendo es que solo somos nosotros tres los que vamos Jorge… a Blanca apenas logré sacarla de aquel agobio de ruido, polvo y caos un par de veces y solo unos minutos, lo justo para tomar algo en la cafetería de enfrente y ya se regresa de inmediato… está muy apurada con la dichosa inauguración y cada día la encuentro más estresada- le comentó y él la miró preocupado, su hermana le acarició cariñosa la mejilla- Y para que lo sepas: lo primero que me pregunta todos los días así llego es por ti ¿vale?- su hermano sonrió gustoso mientras ella volvía a levantarse- bueno, y ahora mi rey, despídete de papi que es hora de acostarse- Alonso besó cariñoso las mejillas de Jorge y ya salían de la sala.
-Mel- la detuvo raudo y ella se volvió para atenderle- ¿puedo acompañaros mañana?- preguntó esperanzado, ella sonrió complacida
-No seas bobo, claro que puedes venir; es más, puedo decirte sin llegar a equivocarme, que a ella le encantará que lo hagas- precisó amorosa y él sonrió dichoso
A la tarde siguiente, Jorge detuvo su coche delante del que sería el nuevo comercio de Emilie and Sweet Dreams; un local enorme en una de las calles más principales del centro de Madrid. Amelia se apeó a buscarlas mientras él quedaba en el coche con el pequeño Alonso. Pero, para disgusto de Jorge, regresó solo con la pequeña Isabella de la mano
-¡Alonso!- lo llamaba entusiasmada la pequeña agitando alegre su manita y el pequeño le correspondía provocando una sonrisa tierna en Jorge- ¡¡Jorge, que bien; también viniste!!- expuso feliz al verlo y él sonrió enternecido, aquella pequeña le ganaba el corazón a cualquiera
-¿Y Blanca?- se interesó al ver entrar en el coche a su hermana ocupando el asiento delantero
-Te juro por mamá que sus ojitos brillaron ilusionados al decirle que estabas aquí fuera… pero no puede venir, hoy le es completamente imposible; la inauguración es mañana y está muy atareada- expuso muy preocupada y él la miró intrigado por su tono de voz- hoy la encontré más estresada que nunca Jorge, como no se relaje un poco y con los antecedentes que tiene de disparársele la presión arterial como me contó, le va a dar algo- expuso inquieta; Jorge se bajó de inmediato del vehículo- ¡¿A dónde vas?!
-A buscarla; lo quiera o no va a tomarse un descanso- expresó decidido entrando resuelto en el local y Meli sonrió satisfecha.
 Al entrar en el local, Jorge se quedó atónito con aquella locura de voces altas, gente corriendo y ensordecedores ruidos y golpes por todos lados…
 -¿Qué desea?- se le acercó una muchacha amablemente
-Busco a Blanca Varela
-No puede atenderlo ahora, si desea dejar algún recado…- le hablaba cordial cuando un fuerte golpe en el piso de arriba los sobrecogió
-¡¡Santa Madonna!! ¡¡Tenga más cuidado que esos maniquís son muy delicados!!- oyeron increpar furibunda al instante a Blanca y Jorge empezó a subir las escalinatas de dos en dos.
 -¡¡Señor, no puede…!!- intentó detenerlo la muchacha pero él continuó encontrándosela de espaldas en medio de la estancia así alcanzo el final de la escalera. Allí arriba, en medio de los inclementes ruidos provenientes de abajo, el estrés y la tensión era aún mucho mayor. Más de una docena de personas corría nerviosas de un lado a otro presionadas por una Blanca realmente alterada que daba precisas indicaciones atendiendo al tiempo a todo
-¡¡No Pablo, ese vestido rojo no; el otro hombre, el de noche!!- le indicó encrespada a un muchacho que vestía uno de los maniquís al tiempo que ya atendía al modelo que le mostraba una de las costureras- ¡¡No, no y no Sandra!! ¡¡Por Dios santo ¿Es que no ves que aún se notan un montón las puntadas mujer?!! ¡¡Repítelo y ten más cuidado!!- le increpó irritada devolviéndoselo al tiempo que su atención ya se centraba en otra mujer que rebusca al fondo entre docenas de modelos colgados de un perchero móvil- ¡¡Sabrina, ese traje negro lo quiero revisar hoy; no la semana que viene ¿quieres traerlo de una puñetera vez?!!- le gritó sulfurada
 -Como sigas así te va a dar algo- le habló cariñoso al oído, ella se volvió al instante
-¡Jorge!- expuso sorprendida y él pudo comprobar que sus ojos brillaban entusiasmados al verlo como bien le había dicho su hermana; le sonrió tierno- ¿Qué haces aquí?
-Venir a buscarte- expuso rotundo retirándole la tablilla de las manos entregándosela a la muchacha junto a ella que le sonrió amena; aunque Blanca lo miraba apesadumbrada
-No puedo Jorge, de verdad; estoy de trabajo hasta arriba y necesito…- protestaba pero él la sujetó suavemente del brazo
-Tú lo que necesitas es relajarte un poquito o te dará un soponcio y acabaremos teniendo un disgusto; Isabella necesita en estos momentos mucho más a su mamá a su lado que otra exitosa tienda nueva- aclaró resuelto llevándosela suavemente de la cintura hacia las escaleras
 -¡Mi bolso Jorge! ¡Y el teléfono!- indicó al pasar por su oficina
-No lo vas a necesitar para nada y mucho menos el teléfono, cielo- expuso resuelto bajando las escaleras pero se detuvo de pronto mirándola inquieto a los ojos- Perdóname… ¿Aún te molesta que te llame así?- indagó desazonado; ella le sonrió encandilada negando con la cabeza y él la besó amoroso en la sien; sonriéndose alegres salieron del local ante la mirada dichosa de Meli desde el coche
 Fueron al zoo. Los niños disfrutaban enormemente correteando de un lugar a otro asombrándose con cada animal que descubrían. Jorge los atendía con complacencia y una ternura impresionante dejándolas a ellas charlando animadas mientras los seguían paseando serenamente. Aunque Blanca no podía apartar sus ojos de Jorge. Estaba tan atrayente con aquellos vaqueros y aquel suéter rojo que destacaba aún más su tez morena… y era tan tierno y cariñoso con los pequeños que la encandilaba, mostraba una paciencia infinita ante las miles de preguntas que le realizaban sobre “los bichos” como Isabella los llamaba. Tampoco él perdía oportunidad de observarla, estaba hermosa con aquel vestido floreado flojo y vaporoso. Se había retirado el broche del pelo dejando su melena suelta bordeando aquel precioso rostro que lo tenía tan enamorado. Estaba realmente bella a pesar de su rostro cansado.
-¿Estás descasando bien cielito? Se te ve muy agotada- se preocupó Meli como si le leyera el pensamiento a su hermano
-Abrir una nueva tienda siempre es estresante Mel, menos mal que mañana ya llega Franco y se ocupará de la mayoría de las cosas- explicó animosa provocando en Jorge una punzada de dolor en el pecho, parecía muy feliz con la llegada del tal Franco
 -¿Mañana viene el mio papa, mamma?- se ilusionó la pequeña al oírla
-Sí mi sol, mañana ya llega tu papá- le sonrió tierna a su hija y, aunque Jorge le mostró una sonrisa cariñosa como Meli hacía, él estaba que se lo llevaban los mil demonios por aquella noticia.
 Merendaron en la terraza de la cafetería del zoo y la tarde se pasó volando sin apenas darse cuenta, los niños protestaron que estaban cansados de regreso al coche y Jorge colocó a Alonso sobre sus hombros recogiendo a la pequeña Isabella en brazos al instante siguiente que, encantada, lo besó cariñosa en la mejilla provocando una sonrisa enternecida en ellos.
 -¿Quieres que te llevemos al local Blanquita?- interrogó Mel cuando ya estaban en el coche
-No, al hotel si no os importa; Isabella está cansada y fue una tarde maravillosa para estropearla regresando a aquella locura- expuso decidida y ellos le sonrieron agradados por su decisión- gracias Jorge, realmente no sabía cuánto necesitaba desconectar hasta que me obligaste a hacerlo- le agradeció de corazón cuando él le entregó a Isabella ya ante el ascensor del hotel
-No hay de qué, solo espero que te hayas divertido y relajado un poquito- contestó con ternura y ella le sonrió alegre
-De verdad que sí, fue una tarde maravillosa- expuso sincera besándolo tierna en la mejilla, se quedaron mirándose encandilados; ambos deseaban mucho más atraparse sus bocas y apagar aquel fuego que les ardía en los labios pero se sonrieron cariñosos y ella entró en el ascensor
-Ciao Jorge, me gustaron mucho tus bichos ¿me llevarás otra vez a verlos?- expresó entusiasmada la pequeña besándolo también en la mejilla provocando una sonrisa divertida en ellos
 -Cuando quieras, princesita- contestó deleitado antes de que desaparecieran tras las puertas corredizas.

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