martes, 24 de febrero de 2015


    Después de toda la mañana encerrado en su oficina, sentado ante su mesa inclinada de dibujo dando los últimos retoques al nuevo proyecto, examinó su reloj de pulsera acariciándose dolorido la nuca. Dejó sus lapices sobre la mesa y, recogiendo su chaqueta del respaldo de su sillón de piel, se dirigió al despacho del presidente. Apenas golpeó suavemente un par de veces la puerta y entró encontrándose a su padre sentado a su mesa revisando unos papeles
-Papá ¿Trajiste tu coche? Ya es hora de comer- le comunicó despreocupado
 -Sí hijo, pero ¿no vas con Ari hoy?
-Tiene una reunión y no va a casa ¿nos vamos entonces?- el hombre asintió con la cabeza, firmó un par de papeles más y, recogiendo su chaqueta del perchero que había junto a la puerta, se fueron hablando animados hacia los ascensores. Su padre ya recorría por el camino pedregoso de la finca y, a pocos metros antes de llegar a la gran casona, comenzó a tocar el claxon insistentemente. Cris sonrió divertido al ver aparecer a sus dos sobrinos a la puerta de casa
-¡¡Abuelo!! ¡¡Abuelito!! -¡¡Tío Cris!! ¡¡Tío Cris!!- gritaban eufóricos al unísono provocándoles unas tiernas sonrisas en ambos
 -¡Venir aquí mis terroristas preferidos!- clamó radiante Cris tomándolos en brazos y besándolos sonoramente en las mejillas, también ellos lo besaban llenos de felicidad. Luego saludaron al abuelo registrándole ávidos los bolsillos donde encontraron los dulces que siempre llevaba consigo para ellos -¡Papá, que después no comen!- le regañó con ternura Claudia apareciendo en la puerta con el más pequeño en brazos que Cris recogió alegre dándole también entusiasmados besos en aquellos rechonchos mofletes, pero su padre hizo caso omiso a su reclamo y entraron en la casa. Comieron como todos los días reunidos alrededor de la amplia mesa en la cocina charlando animados de sus cosas, planes o algún problema que entre todos intentaban solucionar.
-Cris, al final no me trajiste los papeles para estudiar el caso de Carla- indicó su hermana Claudia -¡Es verdad, se me olvidó pedírselos! Lo haré hoy sin falta- respondió recordándolo
-Bueno, habrá que irse ¿Te vienes conmigo o esperas a Jacobo, hijo?- habló desganado el abuelo acariciándose complacido la panza que sobresalía sobre su pantalón
-No papá, iré en mi coche- contestó despreocupado acabándose el café. Su madre y Claudia se miraron esperanzadas
 -¿Volverás a coger el coche mi cielito?- indagó interesada su madre mirándolo conmovida
-Sí mamá, es más cómodo para pasear a Palomita- aclaró decidido
-¡Oh hijo, estupendo! ¡Que alegría me das!- expuso dichosa su madre abrazándose a su cuello y besándolo con pasión en la mejilla, él se sonrió tierno con su hermana Claudia que lo miraba emocionada
-Recuerda que tienes que comprar una silla para llevarla, es más seguro cielo- le recordó cariñosa Claudia, él asintió con la cabeza
-Y obligatorio- añadió su cuñado Jacobo
 -¿Ah sí?- repuso confundido
-Sí, ahora sí; y puede caerte una buena si no la llevas en su silla reglamentaria- explicó ameno -¡Vaya! Pues esta tarde pensaba llevarlas al lago, que chasco- expuso desanimado
-Puedes llevarte la que tiene Jacobo en su coche, nosotros podemos arreglarnos hasta que compres una- le propuso animada su hermana
-¿De verdad?
-Sí claro, ven que te ayudo a colocarla y así aprendes, que no es tan fácil como parece- lo animó su cuñado y ambos salieron de la cocina observados por el resto de la familia
 -¡Gracias Dios santísimo!- murmuró feliz su madre así desaparecieron llenándosele los ojos de lágrimas, su hija la abrazo tierna por detrás besándola con cariño en la mejilla
-Ya te lo dije mujer, que tarde o temprano lo superaría- indicó también emocionado su esposo
 -Pero se iba más a tarde que a temprano, reconócelo mi viejito- aclaró rotunda y los tres sonrieron dichosos- esto es un milagro de eses dos ángeles que se cruzaron en el camino de nuestro Cris, ya estoy deseando conocerlas y agradecerles todo lo que han hecho por mi niño- expuso conmovida -Pues ¿qué te parece si empezamos agradeciéndoselo preparándoles una buena merienda, mamaita? Si las va a llevar al lago, una buena merienda les vendrá perfecta- la animó su hija, se sonrieron felices y se dispusieron a prepararles la cesta.
A las cinco menos cinco en punto, ya estaba aparcado delante de la cafetería
-¡Menudo coche tiene!- exclamó asombrada Esther- Guapo, atento y con dinero ¡vaya joya!
-No sé si será suyo, hasta ahora nunca se lo vi...- murmuró impresionada también al verlo llegar en aquel despampanante coche negro- ni prueba eso que tenga dinero, a lo mejor se lo gastó todo en ese coche; no sería el primero- bromeó burlona
-¡Ja! ¡Y mi madre es la reina de Inglaterra! ¿Tú no te has fijado en como viste o qué? Se ven que son trajes hechos a medida y de muy alta calidad ¿No tendrá un hermano para mí verdad?- expresó guasona dándole suavemente con su codo en el codo de Carla
-Pues a decir verdad, tampoco lo sé; lo único que sé es que tiene una hermana...- contestó frunciendo desconcertada el ceño dándose cuenta de lo poco que sabía de la vida de Cris. Carla suspiró profundamente y, recogiendo su bolso, salió de la cafetería. Él sonrió feliz al verla aproximarse y la atrapó cariñoso entre sus brazos besándose ardientes.
 -¿Y este coche?- indagó curiosa cuando él abrió galante la portezuela del copiloto para que Carla entrara. Cris la miró pícaro a los ojos
-Lo robé- le susurró malicioso al oído; ella lo miró incrédula y él soltó una sonora carcajada; la besó tierno en la sien y ella se acomodó en el asiento.
Guió hábilmente entre el intenso tráfico a aquellas horas hasta el colegio de Paloma aparcando mismamente delante.
-Quédate aquí mi vida, la recojo yo- indicó amoroso besándola en los labios y se dirigió a la verja; Paloma corrió a sus brazos en seguida como siempre hacia recibiéndolo entusiasmada. Cris la tiraba al aire recogiéndola hábilmente de nuevo provocando en la niña risas alegres y chillidos felices mientras la llevaba hasta el coche
-¿Y eso?- indagó curiosa Carla al verlo sentarla en la silla que llevaba instalada en la parte trasera -¿Sabías que, además de más seguro para mi princesita, es obligatorio llevarla?- le expuso lleno de razón abrochándole hábil los seguros, ella negó con la cabeza sonriendo divertida- Pues ahora ya lo sabes- remarcó convencido y besó la mejilla de Paloma antes de cerrar su puerta. Carla reía entretenida observándolo dirigirse al asiento del piloto
-¿Este coche es tuyo Cris?- curioseó la pequeña cuando él se acomodó en su lugar
 -Claro, mi cielo- respondió animado encendiendo el motor de nuevo
-¿Y dónde lo tenías? Porque nunca te lo vi- siguió curioseando la niña
 -En casa de mis papás princesa; como nunca lo usaba, lo guardaba allí- contestó resuelto adentrándose de nuevo entre el tráfico
-¿Tienes papás?- expresó ilusionada la pequeña
-Claro mi chiquita; mi papá se llama Alonso y mi mamá Marina...- detuvo el coche ante un semáforo en rojo y aprovechó para mirar por el espejo retrovisor a la pequeña- ¿Te gustaría conocerlos, Palomita? Podemos acercarnos a su casa si quieres- indagó esperanzado y notó como Carla se sobresaltaba alarmada
-¡¡Si!!- chilló entusiasmada la pequeña
-¡¡No corras tanto Cris!!- exclamó alterada Carla al mismo instante clavándole los ojos muy abiertos en los de Cris que se rió socarrón ante su tremendo desasosiego.
 -¡Pero si está parado, mamá Carla!- clamó divertida la pequeña riéndose jocosa, Cris también se rió a carcajadas
 -Otro día mi princesita ¿vale? hoy os voy a llevar a un sitio precioso que os va a encantar; ya lo verás- resolvió tranquilizador, Carla resopló más relajada y él volvió a reírse entretenido besándola compasivo en los labios antes de ponerse de nuevo en movimiento.
Cris las llevó hasta un merendero junto a un hermoso lago en las afueras de la ciudad. Había mucha gente diseminada en sus mantas de picnic sobre la tierna hierba del descampado mientras los niños jugaban alegres en los columpios y correteando libremente por entre los árboles.
 -Es un sitio precioso Cris- expuso impresionada Carla descendiendo del coche mirándolo todo impresionada
 -¿A qué sí? Veníamos muchas veces de niños con mis padres; aún ahora, cuando está aquí Susi, venimos a menudo con los niños- explicó satisfecho abriendo el maletero, Carla lo miró intrigada ¿niños? ¿Qué niños? Pero él no siguió hablando, se quitó la chaqueta del traje azul que llevaba puesto y la corbata amarilla dejándolas dentro y sacó una manta de viaje que entregó a Carla además de una cesta de picnic. Carla la extendió sobre la hierba mientras él se descalzaba al tiempo que se desabrochaba los tres primeros botones de la camisa para estar más cómodo.
-¿Qué traes ahí?-preguntó curiosa Paloma señalando la cesta
-Pues la verdad, no lo sé mi vida- respondió sincero, se sentó sobre la manta y examinó dentro de la cesta; Paloma también curioseó dentro mientras Carla se arrodillaba junto a él- mira, hay bocadillos, zumos, fruta…
-Yo quiero un zumo- expresó animada la pequeña
-¿Y también un bocadillo, no? ¿O acaso no tienes hambre mi chiquita?- repuso mirándola tierno
-Sí... pero ¿De qué son?- indagó prevenida
-¡Ni idea!- exclamó de nuevo con total sinceridad y miró pidiendo ayuda a Carla- tú entiendes más que yo de todo esto mi ángel- expresó atrapado recostándose sobre sus rodillas, ella sonrió tierna besándolo dulcemente en los labios
-A ver entonces, veamos de qué hay- repuso diligente y tomó el mando de la cesta- mira cielo, aquí hay uno de jamón y queso que tanto te gustan, y mira: también zumo de uva
-¡Guay!- exclamó satisfecha la pequeña sentándose en la manta junto a ellos y recogió el bocadillo que su tía le entregaba mientras Carla le introducía hábil una pajita al pequeño envase de zumo. Él la observaba feliz
 -¿Sabes qué eres una mamá fantástica mi amor?- expuso enamorado y ella sonrió agradecida -¿Quieres tú uno?- expuso sin decir nada sobre su comentario
-¿De que hay?
-¿Pero no preparaste tú la cesta?- expuso desconcertada
 -¡Que no, corazón!- se incorporó y miró dentro de la cesta- ¡Ah mira, metió fresas!- cogió una y se la introdujo entera en la boca- ¡Están buenas! ¿Quieres?- le preguntó a Carla mostrándole otra, ella lo miraba inquisitiva y él comprendió la indirecta- Vale, fue mi hermana Claudia ¿contenta?
-¡No!- le contestó rotunda y él rió divertido metiéndose la fresa en la boca
-A ver mi ángel curioso, ven aquí- expresó cariñoso guiándola entre sus piernas y Carla se recostó contra su pecho; Cris le ofreció otra fresa que ella mordió gustosa. Estaba realmente sabrosa- fui a comer a casa de mis padres como todos los días y comenté que os quería traer aquí; entonces, mientras Jacobo me ayudaba a instalar la sillita de Hugo en el coche, mi hermana Claudia preparó la cesta
 -¡Acabé!- exclamó resuelta Paloma y salió a correr hacia los columpios.
 -Cuidado Paloma, no te alejes- clamó al instante Carla inquieta
 -Tranquila, aquí no hay ningún peligro- expuso besándola tranquilizador en la cabeza, ella volvió a relajarse contra el pecho de Cris
-¿Quién es Jacobo? ¿Otro hermano tuyo?- indagó curiosa mirándolo intrigada
 -No, mi ángel; Jacobo es el esposo de mi hermana Claudia, que por cierto es la única casada de toda la familia, y tienen tres niños preciosos: Hugo, Javier y Óscar...- la besó tierno en la mejilla- ¿Por qué crees que tengo tantas películas de dibujos animados?- expresó resuelto y ella esbozó una sonrisa tierna- ¿Satisfecha su curiosidad?- expresó chistoso haciéndole cosquillas en la cintura, ella se revolvió alegre intentando escabullirse y ambos rieron divertidos
-Pues la verdad es que no- aclaró decidida, él la miró intrigado a los ojos- ¿Te das cuenta que no sé nada de ti, Cris? Apenas conocí a tu hermana Ari cuando me entero de que tienes otra que se llama Claudia y has dicho “la única casada de toda la familia” Entonces... ¿cuántos hermanos sois?
-Cuatro- respondió besándola brevemente en los labios- Claudia es la mayor, luego viene Ari, después Susi y por último llegué yo- ella asintió complacida con la cabeza- ¿quieres saber algo más? Pregunta lo que quieras, amor- la alentó despreocupado besándola nuevamente en la sien
-Pues, por ejemplo ¿en dónde trabajas? Por la conversación que mantuvisteis tú y Ari el otro día supongo que es en la construcción pero no sé dónde ni qué haces- expuso sincera y él sonrió ameno -Pues soy arquitecto cielo mío, y trabajo en la constructora propiedad de mi padre que como ya te he dicho se llama Alonso; también allí trabaja Ari, que es relaciones públicas y además se encarga de la parte inversora y ventas; y con Jacobo, el esposo de Claudia, que es economista y se encarga de todo lo relacionado a las cuentas… Aunque últimamente intentamos llevar entre los tres el mayor peso posible de la empresa para que papá esté más desahogado y libre y por fin pueda disfrutar de más tiempo junto a mamá; ellos ya han trabajado mucho toda su vida por sacarnos adelante y ya es hora de que nosotros les devolvamos un poco de todo lo que ellos nos dieron- habló con tanta ternura que ella lo miró enternecida- ¿Qué, mi ángel?- indagó curioso por su mirada
 -Nada- repuso y se recostó contra su pecho de nuevo- ¿Y Susi y Claudia? ¿A qué se dedican? -Claudia es abogada y lleva la parte jurídica de la empresa; aunque últimamente lo hace desde su casa ya que a esos tres terremotos que tiene no pueden dejarse solos- aclaró resuelto y se rieron divertidos- y de paso le ayuda a mamá en la casona, pues es una mula terca y no quiere ni oír hablar de contratar servicio; dice que ella aún puede y no quiere desconocidos revoloteando alrededor de ella- se sonrieron tiernos- Y Susi es reportera de guerra, viaja por todo el mundo en busca de las noticias; mamá lo pasa muy mal, por eso está terminantemente prohibido ver los noticieros en casa…- se calló unos segundos- Bueno, la verdad es que ninguno lo llevamos bien; pero es lo que le gusta a ella y los demás debemos comprender y aguantarnos- expuso desconforme y su voz sonó entristecida; hablaba con tanto cariño y amor de su familia que, al oír de pronto su voz tan afligida, Carla lo miró terriblemente conmovida- ¿qué te pasa mi cielo? ¿Por qué me miras así?
-Es que…- tragó saliva emocionada- se nota muchísimo que estáis muy unidos y que los quieres tanto, que impresiona- él sonrió complacido y la besó en los labios
 -Cierto, nos queremos todos muchísimo y somos como una piña siempre dispuestos a ayudarnos y apoyarnos en lo que haga falta...- aclaró dichoso y la miró con pasión a los ojos- pero debo reconocer que no quiero a ninguna tanto como os quiero a vosotras, mi vida- expuso completamente sincero y a ella la impresionó tanto que se le formó un nudo en la garganta
-Cris...- musitó sobrecogida sin poder continuar hablando, él la miró confundido
-¿Qué mi ángel?- ella tragó repetidamente saliva para deshacer aquel incómodo nudo
-Nada- expresó intentando disimular su turbación- ¿Y cómo son Claudia y Susi? ¿Se parecen a ti o a Ari? Porque sois muy distintos- siguió indagando mientras intentaba reponerse de aquella impresión en la que se viera inmersa
-Susi es una alocadita maravillosa como Ari, pero sacó el moreno y los ojos negros de papá como yo; y es un taponcito chiquito como mamá comparada a nosotros tres- explicó chistoso, Carla rió divertida- y Claudia...- expresó con deleite callándose unos segundos, ella lo miró intrigada- Claudia es un ángel como tú, mi amor- aclaró y sus ojos brillaron llenos de amor y ternura- físicamente es muy parecida a Ari: alta, rubísima y de grandes ojos azules; pero posee una serenidad y una dulzura impresionantes- ella se volvió a recostar contra su pecho y él la besó tierno en la mejilla- Pero mejor sería que la conocieras y opinaras tú misma… ¿Quieres conocerla cielo?- la animó entusiasmado, ella no dijo nada, el nudo cada vez se había hecho más grande al oírlo hablar con tanta pasión y amor desmesurado de sus hermanas recordándole a la suya; ella y Alex se querían también tanto... estaban también tan unidas... y la echaba tanto de menos... las lágrimas empezaron a correrle por sus mejillas- mi vida, le hablo tanto de vosotras y ahora Ari también, que ella se muere por conoceros; aunque nunca me dice nada, se lo veo en sus ojitos...- intentaba esperanzado convencerla, Carla no podía hablar- ¿qué me dices? ¿Preparo todo y el sábado viene a casa? ¡Así los niños también se conocerán! Hugo es algo más mayor pero Javi debe tener la edad de nuestra Palomita ¡Se llevarán de maravilla, ya lo verás!- siguió hablando ilusionado, esperó respuesta pero no la obtuvo- ¿qué me contestas mi vida?- Le cogió el mentón y le volteó la cara para mirarla a los ojos, entonces descubrió las lágrimas de Carla- ¡Dios mío, cielo! ¿Que te pasa?- se alarmó inquieto
-Nada- se volvió abochornada y hundió el rostro en su pecho, no podía dejar de llorar
-Mi vida, si no quieres no pasa nada; pero no me llores mi ángel- expresó agobiado y empezó a acunarla entre sus brazos
 -No es eso Cris- dijo entre sollozos
 -¿Entonces? ¡Me estás asustando Carla!- volvió a tomarla por el mentón obligándola a mirarlo a los ojos- ¿Qué tienes cielo?
 -No sabes la suerte que tienes de tener una familia tan hermosa y aún a tu lado, Cris- expuso conmocionada y él quedó sobrecogido al oírla comprendiendo lo que ella estaba sintiendo al oírle hablar de sus hermanas
-¡¡Cielo mío!!- murmuró conmovido y la oprimió tierno contra él; se quedaron así, muy abrazados, sin decir nada más. Cris cayó en la cuenta de la suerte que realmente tenía: estaba rodeado y arropado de personas maravillosas que le querían y se preocupaban por él mientras que ellas, hasta ahora, se encontraban solas; solo se tenían la una a la otra. Llegó Paloma y observó inquieta a su tía
-Mamá Carla ¿estás llorando?- preguntó acariciando tierna la cabeza de su tía, Cris sonrió enternecido por aquel dulce gesto de la pequeña
-No es nada mi cielo- respondió amorosa y la abrazó amorosa contra su pecho- es que soy muy feliz de tenerte mi chiquita; de teneros a los dos conmigo- aclaró mirando enamorada a Cris, él sonrió amoroso mientras la pequeña le devolvía el abrazo
-¡Ah, es eso! ¡Bah, yo también te quiero mucho y no lloro mamá Carla!- le regañó resuelta centrando ya su curiosidad dentro de la cesta- ¿puedo coger otro zumo, Cris?- preguntó educada
 -Pues claro que sí princesa, coge lo que quieras- contestó desenfadado
 -¿Y puedo darle uno a mi amigo Santi?- indagó señalando al niño que se acercaba a ellos muy despacio, como acobardado
-Que sí, cielo; lo que quieras- repitió despreocupado y la pequeña cogió dos zumos echando a correr hacia su amigo. Ellos la observaron en silencio como reía y hablaba animosa con su nuevo amiguito. Carla empezó a limpiarse las mejillas con los dedos intentando borrar los restos de sus lágrimas, Cris sacó un pañuelo del bolsillo de sus pantalones y se lo pasó sin decir nada, ella lo tomó y se enjugó las lágrimas- Es preciosa… y es increíble que rápido entabla amistad con todo el mundo- musitó encandilado, Carla le sonrió dichosa y él la besó tierno en los labios- Te aviso con tiempo para que no te coja de sorpresa, cielo… una tarde de éstas, os van a secuestrar- le murmuró meloso al oído, ella lo miró confundida- Ari, mi vida; se ha enamorado de Palomita y está ilusionada con llevaros de compras- aclaró desenfadado, ella abrió sus ojos atónita mirándolo pasmada- ¡a mí no me mires así, amor; yo nada tengo que ver en eso ni puedo evitarlo, ella es mi hermana mayor y yo obedezco!- expuso levantando las palmas en forma de escudo, Carla sonrió divertida
-Sí, seguro que siempre le obedeces- le reclamó con recochineo, él rió alegre oprimiéndola tierno contra su cuerpo
-Dale ese gusto mi amor, está como loca con nuestra princesita; de cada embarazo de Claudia se ilusionaba con una niña a la que comprarle cosas y vestirla a su gusto, pero llegaron tres niños decepcionándola muchísimo y, ahora que conoció a Palomita, está de nuevo ilusionada- la defendió con gran ternura, Carla sonrió enternecida- me lleva rompiendo la cabeza desde que os conoció: que si vio un vestidito precioso en no sé dónde, que si un conjunto que a nuestra Palomita le quedará perfecto...- Carla lo miró confundida al escucharlo y él, comprendiendo su mirada, empezó a asentir con la cabeza- sí mi amor, entendiste bien: ya la llama: “nuestra Palomita”- aclaró encantado y ambos rieron alegres; Cris se quedó mirándola deleitado al escucharla reír- me encanta oírte reír así vida mía, yo solo quiero que seas feliz- expuso amoroso acariciándole cariñoso la mejilla con el dorso de su mano
 -Y lo soy… de verdad que lo soy, mi amor- contestó feliz y lo besó en los labios, pero él atrapó su boca y se entregaron en un apasionado beso. Al cabo de un rato de saborearse despacio y totalmente complacidos, Carla se retiró levemente para mirarlo a los ojos- entonces… ¿el sábado conoceré a Claudia y a su familia?- expuso muy tranquila, él la miró emocionado
 -¡¿Quieres mi ángel?! ¡¿De verdad?!- exclamó lleno de dicha, ella asintió con la cabeza sin dejar de sonreír- gracias mi amor, no sabes lo qué esto significa para mí- expresó agradecido y la abrazó fuertemente contra su cuerpo besándola agradecido en la sien.

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