jueves, 26 de febrero de 2015


    El suave sonido de su despertador la despertó. Cris a su lado, boca abajo y con la cabeza apoyada en sus brazos cruzados fuera de la almohada, seguía durmiendo profundamente. Lo besó dulcemente en su hombro desnudo y se escabulló muy despacio de su lado para no despertarlo. Aún no había acabado de preparar los desayunos, cuando apareció silenciosamente Paloma en la cocina. Ella la miró asombrada por su extraño proceder ya que siempre bajaba corriendo y armando tremendo escándalo
-Chisss, Cris está durmiendo aún- murmuró posando su dedito índice en su boca. Carla sonrió divertida y le sirvió su bol de cereales junto a su zumo. Aún no acabara su café cuando apareció Cris sobresaltado en la cocina solo con los pantalones puestos
 -¡¿Cómo no me despertaste corazón? llegaré tarde!- indicó acelerado quitándole el tazón de las manos y se lo bebió de un trago, ella sonrió tierna
-Necesitabas descansar- indicó desenfadada, él la miró apasionado a los ojos y la tomó amoroso entre sus brazos
-No me dejes nunca mi ángel, ayer lo pasé horrible sin verte- clamó con pasión y la besó fogoso; besó a la pequeña en la cabeza y salió corriendo hacia su casa. Ambas se miraron divertidas y se echaron a reír al unísono
Cuando ya se iban, él también salía a la carrera con el pelo aún muy mojado, abrochándose presuroso los últimos botones de su camisa rosada, llevando su corbata fucsia colgada del cuello sin atar y la chaqueta del brazo. Se dirigió al coche
-Subir que os llevo- expuso presuroso abriendo sus puertas
-No cielo, a ti se te ha hecho tarde y nosotras vamos bien de tiempo por una vez
-¿Seguro?- instó indeciso, ella asintió con la cabeza- Vale; pero hay que ponerle solución a esto mi ángel, no podemos seguir así- expuso rotundo entrando en el coche, Carla se quedó desconcertada ¿qué quería decir con aquello?
-¡Por favor, no corras!- le lanzó un besó por el aire, él le sonrió tierno y se lo devolvió. Arrancó despidiéndose de la pequeña con la mano y se alejó raudo- ¡Que no corras idiota!- musitó inquieta al verlo acelerar calle abajo
Llegó el sábado y Carla desde que se levantó, sentía un incómodo nudo en el estómago pensando en el encuentro con Claudia y su familia; hubiera preferido mil veces conocerla como había pasado con Ariadna y Susi: de súbito, sin esperárselo. Aunque intentaba calmarse era imposible, estaba nerviosa y saltaba a la mínima. Y Cris no ayudaba mucho para controlar aquellos estúpidos nervios pues aún era peor que Paloma y enredaba con la pequeña por toda la casa armando tremendo escándalo.
 -¡Por Dios bendito ¿queréis iros abajo y dejarme acabar?!- estalló sin poder remediarlo cuando ambos asaltaron corriendo su cuarto jugando a cogerse. Cris la miró descolocado unos segundos, pero comprendiendo sus nervios, la besó compasivo en la frente y, cogiendo a Paloma en brazos, se retiró sin decir nada.
 Cuando al fin acabó de arreglar los cuartos, bajó las escaleras y se quedó boquiabierta a la entrada de la sala mirándola pasmada ¡¡volvía a estar patas arriba de nuevo!! Las pinturas tiradas sobre la mesita de café, papeles y juguetes diseminados por todo el suelo y se peleaban juguetones encima del sofá descolocando la manta que tenía cubriendo el roído sofá
-¡Pero será posible con vosotros dos! ¡Mirar como tenéis la sala y ya la había limpiado!- explotó irritada, Paloma se quedó inmóvil sobre el sofá sin decir nada; sabía que las explosiones de su tía, si se quedaba muy quieta y callada, pasaba en segundos- ¡Hoy no vamos a comer ¿eh?! ¡Mira que hora es y aún no puse nada al fuego! ¡¿No podíais ir a enredar al jardín?!- siguió regañando mientras ya recogía las cosas del suelo. Cris se puso a ayudarla de inmediato y en apenas segundos todo estaba de nuevo ordenado y en su sitio.
-Ya está mi ángel, no hacía falta ponerse así- expuso comedido, ella lo miró sulfurada a los ojos. Cris recogió a la pequeña en brazos y se acercó a Carla besándola suavemente en los labios- Tengo una idea: tú quédate aquí relajando un poco ese manojo de nervios que te lleva consumiendo todo el día y no te preocupes de nada que nosotros nos encargamos de la comida ¿vale?- resolvió despreocupado, Carla suspiró hondamente ¿tanto se notaba que estaba atacada de los nervios?
-Está bien- murmuró derrotada- ¡pero no tardar mucho ¿eh?!
-No mi cielo, estaremos aquí de vuelta en un momento- aclaró despreocupado, la besó de nuevo en los labios, y se fueron alegres con Paloma en brazos.
Se tomó un baño de espuma para relajarse, se vistió unos vaqueros y una blusa malva de anchos tirantes y escote cuadrado que apenas rozaba el empiece de su canalillo. Era muy floja a partir de debajo del pecho y le cubría las caderas. Aquella camisa le gustaba mucho pues disimulaba sus pronunciadas curvas. Se recogió el pelo con un pasador en una coleta alta y bajó a la cocina para disponer la mesa esperando su regreso. Se abrió la puerta de la calle
 -¡¡Mama Carla, Cris me llevó a casa de sus papás!!- sonó la voz entusiasmada de Paloma corriendo por el pasillo a su encuentro, Carla sintió que se le paralizaba el corazón. Aparecieron en la cocina, la pequeña primero canturreando su eterna cancioncilla de siempre y Cris detrás trayendo en sus manos dos fuentes de porcelana tapadas con unos mantelitos bordados y una bolsa de tela colgada de un brazo. Sonreía animado, aunque al descubrirla con los ojos desorbitados y mirándolo sobrecogida, se puso serio de inmediato
 -¿Qué pasa amor?- indagó preocupado
 -¿Qué es eso de qué la llevaste a casa de tus padres?- preguntó atónita
-¿Y qué tiene de malo mi ángel? Tenía que ir a recoger la comida y vino conmigo, nada más- explicó más relajado acercándose a ella y dejando las cosas sobre el mármol de la cocina- tenías que verlos, cielo: quedaron prendados de ella; tenían unos deseos locos de conocerla y estaban felices de hacerlo al fin...
-¡¿Le has ido a gorronear la comida a tu madre?!- exclamó sobresaltada mirándolo pasmada
 -¡Claro! ¿A dónde iba a ir si no?- respondió inocente
 -¡Cris!- le increpó asombrada por su respuesta, él rió divertido y la besó tranquilizador en la frente -Tranquila mi vida, ya se lo había propuesto ayer suponiéndome que hoy estarías algo nerviosa por lo que se te presenta a la tarde...- la miró guasón a los ojos- aunque no me esperaba tanto, la verdad- aclaró pasmado, ella sonrió derrotada- y ella estuvo encantada de hacerlo; tenías que verla con que ilusión lo preparó todo ¡¡Y verás que manos tiene!! ¡¡Cocina delicioso mi ángel!!- siguió exponiendo feliz descubriendo las fuentes- nos preparó pescado y carne, no sabía que te gustaba más...- ella lo miraba extasiada, era el hombre más tierno que jamás conociera
-¡¡Y nos hizo una tarta de chocolate, la abuelita Marina es muy guay!!- expuso entusiasmada Paloma provocándole una risa alegre en Cris, aunque Carla la miraba atónita ante sus palabras- ¡¡Y mira lo que me dio el abuelito Alonso; es como Santa: tiene los bolsillos llenos de caramelos!!- siguió explicando feliz mostrándole una piruleta rosa; Carla, cada vez más impresionada, miró asombrada a Cris
-Aunque Claudia le regaña, siempre lleva los bolsillos llenos de chuches para los nietos- aclaró despreocupado, pero Carla movió incrédula la cabeza
 -No es eso Cris...- murmuró conmocionada, él la miró intrigado a los ojos sin entender- ¿abuelita Marina? ¿abuelito Alonso? ¡¿Ya llama abuelos a tus padres?!- expresó descolocada, él movió desentendido los hombros
 -Yo no sé nada de eso ni tengo nada que ver, cielo; sale de ella... supongo que será de oír a Hugo y Javi... pero ciertamente no lo sé- aclaró desenfadado pero la miró receloso- ¿te importa?- preguntó intranquilo
 -No, claro que no- respondió sincera mirándolo agradada y se sonrieron alegres; ella miró enternecida a su niña que le quitaba distraída el papel a la piruleta sintiendo una inmensa ternura por ella- pobrecilla, probablemente echa de menos tener una familia como cualquier otro niño- expresó conmovida, él sobrecogido por aquellas palabras suyas, la abrazó tierno contra su cuerpo
 -Pues ya la tiene mi ángel, y una bien grande: con abuelos, tíos y primos- expresó resuelto besándola amoroso en la sien, le tomó el mentón obligándola suavemente a mirarlo a los ojos- las dos la tenéis amor mío, ya no estaréis nunca más solas- añadió contundente, Carla le sonrió emocionada llenándosele los ojos de lágrimas- ¡Ey, no me vayas a llorar por eso ¿eh?!- le regañó sobrecogido al ver sus ojos llorosos y ella rió divertida, se besaron amorosos
-Ni se te ocurra Pal, que ya vamos a comer- indicó rauda sin mirar a la pequeña ni soltar los labios de Cris, él observó intrigado a la niña descubriendo que se había quedado muy quieta rozando ya casi sus labios con la piruleta y sonrió divertido; Carla parecía tener un radar con la pequeña sabiendo en todo momento lo que iba a hacer aunque no estuviera mirándola
 -¡Estupendo, porque tengo hambre!- resolvió la pequeña dejando la golosina de vuelta en su envoltorio y sentándose a la mesa.
 Comieron animadamente; Paloma le contaba entusiasmada cientos de cosas del abuelo Alonso, de la abuelita Marina, de Hugo, Javi, del pequeño Óscar… ¡que aún chupaba el chupete! Aclaró impresionada provocándoles una risa divertida y de pronto empezó a hablar de “tía Ari”; Carla miró atónita a Cris que volvió a mover desprendido los hombros
 -Definitivamente es de oír a los niños de Claudia- resolvió despreocupado y se sonrieron entrañables. Al acabar, se fueron a casa de Cris para preparar todo para la llegada de Claudia y su familia. Cris sacó la mesa de hierro y las sillas que tenía en una esquina del porche colocándolas bajo la sombra del gran árbol que había en el jardín mientras Carla preparó café y limonada y Paloma se entretenía en el jardín jugando con Polly. Apenas habían acabado de organizarlo todo, cuando aparcó delante un todo terreno azul oscuro. Dos niños rubios más o menos de la edad de Paloma, saltaron felices del coche
-¡Tío Cris, ya estamos aquí! ¡Hola Palomita!- gritaban al unísono corriendo hacia ellos, Cris acudió dichoso a ellos mientras Carla se quedaba inmóvil mirándolos y sonriendo nerviosa.
 -¡Mis terroristas preferidos!- exclamó feliz cogiéndolos por las cinturas, uno de cada brazo, y les resoplaba alegre en los cuellos provocándoles cosquillas, los niños reían jocosos y Paloma los observaba divertida aunque se la notaba deseosa de intervenir también en la juerga; Cris atento a todo, la atrapó también entre sus brazos integrándola en el juego. Carla sonreía divertida mirando al alocado Cris retozando con los tres niños, cuando sus ojos se dirigieron curiosos al movimiento que se apreció en el todo terreno encontrándose con los de Claudia que la observaba esbozando una preciosa sonrisa amistosa. Le correspondió gustosa mientras la observaba mejor. Era muy bonita, muy alta y muy rubia como Ari. Llevaba unos pantalones blancos flojos de tela muy fina que transparentaba sus largas y bien hechas piernas cuando le daba el sol con un top ceñido rojo atado al cuello dejando sus hombros y la espalda al descubierto. Se la percibía elegante y fina también como Ari, pensó acobardada y los nervios volvieron a asaltarla. Centró su curiosidad en el esposo de Claudia para relajarse un poco. Era también muy alto, con un impecable corte moderno en su pelo rubio y muy bien afeitado; era muy atractivo. Observó como recogía del asiento trasero a un bebé de casi un año que le pasó amoroso a su esposa aprovechando para besarla dulcemente en los labios y, tras coger la típica bolsa de utensilios del bebé también del asiento de atrás, cerró la puerta y ambos se encaminaron dentro del jardín mientras veían entretenidos la escena de Cris y los niños sonriéndose divertidos. El pequeño, en brazos de su madre, empezó a bracear y balbucear entusiasmado hacia Cris queriéndose ir a sus brazos y demostrando que lo quería con locura
-Cuando te vendrá el sentido- le reprochó tierna a su hermano moviendo suavemente la cabeza cuando él se acercó a ellos
 -¿Para qué lo quiero?- respondió despreocupado recogiendo al pequeño de los brazos de su madre y empezó a resoplarle en el cuello provocándole alegres risotadas felices mientras se encaminaba hacia Carla siendo seguido por Claudia y su esposo
 -Hola, soy Claudia- se presentó de inmediato sonriéndole con una preciosa y franca sonrisa muy parecida a la de Cris y la besó suavemente en las mejillas, Carla le correspondió. Olía a perfume caro como Ari- Y este es Jacobo, mi esposo
 -Encantado- dijo con un fuerte vozarrón que impactó a Carla, nunca le hubiera supuesto una voz tan grave; también la besó amistoso en las mejillas. Se fueron acomodando en las sillas
-¿Cuándo piensas cortarte esas barbas, Cris?- expresó Claudia y Carla no pudo evitar reírse acordándose de las burlas de Susi, Jacobo también se echó a reír moviendo impotente su cabeza
 -¿Es qué no te cansas amor?- le reprochó amoroso sentándose a su lado
 -Déjala Jacobo, para el caso que le hago a ella y a mamá- comentó desenfadado Cris y besó tierno la frente de Claudia- pero en el fondo te sigo queriendo, hermanita- añadió guasón y todos se rieron divertidos
-¡A ver tío Cris! ¡Nos debes la revancha!- le impelió el mayor de los niños mostrándole un balón de rugby, Cris le dejó al pequeño en los brazos de su madre y besó cariñoso la cabeza de Carla
-¡Vamos chaval ¿preparado para llevar otra paliza?!- expresó jocoso dándole un suave golpe en el hombro a su cuñado, echaron a correr hacia los niños- Venga, vamos allá: formemos equipo- repuso recogiendo el balón que el niño le lanzó hábilmente- conmigo va Palomita...
 -Yo no sé jugar a eso Cris- le interrumpió desanimada la pequeña
 -Tranquila mi princesita, ellos tampoco- bromeó chistoso besándola amoroso en la mejilla -¡Estupendo!- clamó entusiasmada la pequeña provocando las risas de los mayores
-Ja ja, que gracioso; hoy vas a llevar la del pulpo por chulito- amenazó divertido Jacobo y empezaron a jugar los cinco
 -¡Son peores que los niños!- reprochó cariñosa Claudia
 -¿Puedo?- le preguntó Carla extendiendo los brazos hacia el pequeño
-¡Por supuesto!- se lo cedió y él ya le sonrió feliz
 -Que alegre es y que mofletes, dan ganas de comerlo-expresó besando tierna aquellas sonrojadas mejillas; Claudia sonrió orgullosa de su precioso bebé- ¿Es Óscar, verdad?- expuso más animada
-Sí- le respondió Claudia sin dejar de sonreír- y el que está intentando placar a Cris es el mayor: Hugo- se fijó en el niño que tenía sujeto a Cris de la cintura intentando detenerlo- y el del medio es Javi- aclaró señalando al otro niño que, junto a Paloma, reclamaba ansioso el balón a su tío
-Son los tres guapísimos- declaró sincera, Claudia volvió a sonreír complacida de su halago
-También Palomita es preciosa, además es muy abierta y dicharachera; su alegría invadió la casa en cuanto entró esta mañana… Encandiló a papá al instante, lo que tampoco es muy difícil la verdad- aclaró tierna apoyando suavemente su mano sobre el brazo de Carla, se sonrieron entrañables- pero se ganó de inmediato a eses dos indios y eso sí que es difícil porque forman un grupo cerrado e impenetrable, no permiten que nadie se entrometa entre ellos; Ari tenía razón, es un encanto de niña ¿Ya te contó Cris que está completamente encandilada con ella?
-Sí algo me contó… Paloma es igualita a su madre- expuso llena de amor, Claudia la miró enternecida- aunque a veces habla de más- aclaró recordando días atrás como le explicara a Cris su ansía por no verlo. Claudia echó una carcajada
-¡Pero así son todos cielo, lo cuentan todo!- se rieron amenas- ¿qué edad tiene Palomita? ¿Cinco, no? -Sí, hace dentro de quince días los seis -Como Javi, él los hace para septiembre; Hugo tiene ya ocho, los cumplió en enero
-¿Y Óscar?
-¿Mi cosita linda?- le besó la manita- tiene once meses...- y se enzarzaron en una amena conversación. Era tan fácil hablar con ella, era tan dulce y serena que era sencillo sentirse cómoda junto a Claudia, Carla se sintió muy bien y todos sus nervios y temores se volatilizaron sin darse cuenta. Los dos hombres regresaron, habían acabado el partido y ellas ni se enteraran
-¡Estoy baldado!- declaró Jacobo dejándose caer exhausto en su silla y todos se rieron, Cris se acuclilló ante Carla y empezó a jugar con Óscar
 -¡Lo que estás es viejo!- le reprochó burlón a su cuñado
 -¡Ja! ¡Estate tú con eses dos terremotos 24 horas y después hablamos!
-No es para tanto, que ya me he quedado con ellos más de una vez ¿eh?- le replicó burlón. Los niños también se acercaron
-Tenemos sed mami- anunció Hugo
 -Hay limonada fresca en el frigorífico- expuso Carla e hizo amago de levantarse, pero Cris lo evitó -Déjate estar cielo, voy yo- indicó poniéndose en pie dejándole un breve beso en sus labios- ¡Ayúdame, viejales ¿o también estás cansado para ir a buscar de beber a tus hijos?!- se burló golpeándole suavemente el hombro a Jacobo, él se levantó remolonamente y lo siguió junto a los pequeños; pero de inmediato se pusieron a pelear y enredar como niños entrando en la casa regresando al poco rato con la limonada, vasos y la tarta de chocolate a la cual los niños dieron buena cuenta
La tarde pasaba animada, ellos charlaban distendidos mientras los niños correteaban sin descanso por el jardín y enredando con Polly, cuando apareció un impresionante descapotable rojo conducido por Ari que traía un ajustado traje enterizo negro que marcaba completamente su espectacular cuerpo. Los niños de inmediato corrieron hacia ella que los abrazó a todos aunque puso más énfasis en Paloma y jugueteó con ellos feliz, claramente se percibía que estaban todos muy unidos y morían unos por otros
-¿Qué milagro aparecer aquí?- susurró Claudia
-El milagro es que Vampirela esté despierta un sábado a estas horas- aclaró despreocupado Jacobo, Carla rió divertida
-¡Uhmm... chocolate, que rico!- expuso complacida y cogió un pedazo del plato de Jacobo con sus dedos llevándoselo a la boca
-Dicen que es un buen sustitutivo del sexo- bromeó Claudia sonriendo pícara
-¡Pues quítale el plato Jacobo; que de eso exactamente no anda escasa nuestra hermanita!- replicó guasón Cris y los tres se rieron maliciosos
-¡Ja, tú siempre tan gracioso hermanito! ¡Como tú llevas años sin catarlo, me tienes envidia!- expuso desenfadada sentándosele en sus rodillas y le alborotó las melenas- ¡y córtate el pelo de una puñetera vez, pareces un vagabundo!
-¡Ey! no le quites la exclusiva a mamá- protestó chistoso sujetándole las manos y todos se rieron de nuevo. Y allí se quedó instalada ya, sentada sobre las rodillas de su hermano, balanceaba las piernas colgadas por el reposa brazos y bebiendo limonada. Cris, Ari y Jacobo se enzarzaron en una conversación sobre el trabajo mientras Claudia charlaba animada con Carla y los niños se entretenían jugando por el jardín. Ari iba a encender distraída un cigarrillo...
 -Aquí no, Ariadna- la detuvo de inmediato su hermana Claudia mirándola muy seriamente
 -Oh perdona hermanita, lo hacía inconscientemente- se excusó inocente y besó dulcemente las mejillas del pequeño Óscar aún en brazos de Carla comprendiendo ella que Claudia no dejaba fumar cerca del pequeñín. Ariy los hombres se encaminaron tranquilamente continuando con su aireada conversación sobre cierta excavación que estaban realizando, hasta las escalinatas del porche, sentándose uno junto al otro y Ari ocupó el escalón superior para situarse en medio de ellos. Los tres encendieron un cigarrillo. Claudia y Carla siguieron hablando entretenidas, mientras Carla enredaba tierna con Óscar atendiendo a la conversación de Claudia interesada. Cris no podía apartar los ojos de ella, la miraba completamente enamorado con una eterna sonrisa feliz dibujando sus labios. Claudia lo descubrió aunque él ni se percató y se encontró con la mirada cómplice de Ari. Ambas se sonrieron felices y complacidas de ver de nuevo a su querido hermano ilusionado y, sobre todo, feliz.
-Seguro que sé lo que estás pensando- le dijo resuelta Ari a su hermano, él la miró intrigado- Que estás loco porque pronto ese bebé que sostiene Carla con tanto mimo sea el vuestro y no Óscar ¿a qué sí?
 -No- respondió rotundo sorprendiéndolos y ambos lo miraron extrañado- decidimos que no tendremos hijos, ya tenemos a Palomita- resolvió desenfadado
-¡¡Que soberana tontería ¿Qué tiene que ver una cosa con otra?!!- expresó Ari y observó como Paloma se acercaba a su tía y le hacía carantoñas al pequeño Óscar mientras ambas se sonreían alegres- Mira a tu princesita, que cariñosa y dulce es con Óscar; seguro que esa chiquitina se muere por tener un hermanito- insistió tercamente; también Cris las observó y sintió una pinchada en el corazón; era una estampa preciosa ver a ambas sonriendo felices haciéndole carantoñas al pequeño; sí, realmente le encantaría tener un hijo con Carla, pero... bajó de nuevo la mirada al suelo abatido. Jacobo a su lado observó como su rostro se iba ensombreciendo y se estaba agobiando con la conversación de su hermana- Además, un chiquitín os vendría genial, como colofón a todo ese amor que desbordáis el uno por el otro- siguió hablando Ari, Cris apretaba fuertemente sus mandíbulas, Jacobo se dio cuenta que estaba pasando del abatimiento a la irritación
-Déjalo ya Ari, ellos sabrán por qué no quieren ¿no?- intentó Jacobo frenar a la alocada Ari que no se daba cuenta de nada
 -”Ellos” no Jacobo: está claro que es Carla la que no quiere porque él siempre dijo que deseaba tener hijos; que su ilusión sería tener 4 ó 5 ¿No es así, Cris? ¿Por qué Carla no quiere tener niños, Cris?- instó tozuda
-¡¡Porque no, Ari; y basta ya!! ¡¡Deja de tocarme los cojones de una vez con el temita ¿quieres?!!- le gritó irritado Cris no pudiendo soportar ya más la insistencia de su hermana; al instante, se produjo un absoluto silencio a su alrededor: los niños dejaron de enredar mirando desconcertados a su tío mientras los mayores lo observaban extrañados. Pero Cris solo veía la mirada sobresaltada de Carla clavada en él; bajó abochornado la cabeza acodándose en sus rodillas y posó su frente en sus manos cerrando los ojos. Se le notaba muy abatido. Ari cruzó una mirada intensa con Jacobo que le movió reprochador la cabeza ¿es que no se daba cuenta que algo serio pasaba pero él no quería hablarlo en aquel momento? Ella, entendiendo, apretó arrepentida los labios
 -¿Pasa algo Jacobo?- indagó inquieta Claudia desde su silla junto a Carla
-No cielo, lo de siempre: Ari sacando de sus casillas a Cris con cosas del trabajo; nada de que preocuparse- respondió sonriéndoles tranquilizador. Ellas sonrieron más relajadas y el bullicio de los
niños enredando con sus juegos regresó.

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