domingo, 22 de febrero de 2015


     Pasaron la tarde preparándose. Después de bañarse juntas enredando divertidas con la espuma, Carla vistió a Paloma con una falda de pana azul marina con tirantes y una bonita blusa blanca con los bordes del cuello y los puños forrados de la misma tela, unas sandalias blancas y un prendedor con un bello lazo en el pelo también azul marino que destacaba en su rubio pelo.
 Pero con ella lo tenía más difícil; parada ante las puertas abiertas de su armario no sabía que ponerse, tampoco es que hubiera gran cosa donde escoger la verdad, pensó resoplando agobiada.
-¿Qué te parece este?- le preguntó a Paloma sentada sobre la cama; la niña negó con la cabeza- ¿Y este pantalón con esta camisa?- se interesó esperanzada, la pequeña frunció su naricilla en muestra de desaprobación; Carla volvió a resoplar desmoralizada
-¡¡Ese, ese; mamá Carla!! ¡¡Ponte ese, que me gusta mucho!!- expuso entusiasmada la niña señalando un vestido negro de anchos tirantes y escote cuadrado con mucho vuelo en la falda; ella aceptó con una amplia sonrisa. Se puso unas sandalias negras de tacón muy alto, se arregló un poco el maquillaje, teniendo que pintarle los labios a Paloma que no se separaba de ella observando todo lo que hacía y se recogió el pelo en un moño bajo desenfadado. Se miraron al espejo una junto a la otra, realmente aquel vestido le quedaba perfecto y aquel escote dejaba entrever su bonito canalillo sin dejar de ser recatado- perfectas- exclamó contenta del resultado y se rieron alegres. Examinó su reloj de pulsera, las ocho- Puntuales por una vez mi cielo; vámonos- repuso satisfecha tomándole la manita a Paloma
-¡Ah, espera!- exclamó la pequeña soltándose de su mano y corrió a su cuarto regresando con su eterna muñeca Ana en brazos
-¿La vas a llevar mi chiquita?- indagó curiosa, ella asintió firme con la cabeza
-No la puedo dejar solita- aclaró rotunda, Carla sonrió enternecida
-Está bien; vámonos entonces- resolvió y se fueron a casa de Cris.
-Hola Cris, ya estamos aquí- anunció desenfadada Paloma abriendo la puerta sin llamar y ya colándose dentro; su tía la sujetó rápida del hombro deteniéndola
 -¡Paloma, no seas maleducada! ¡Hay que llamar antes de entrar!- la recriminó rotunda
 -¿Por qué? Cris siempre tiene la puerta abierta; por eso sabía esta la mañana que no estaba- aclaró desenvuelta mirando sin entender a su tía
-Pues muy mal hecho Paloma, siempre hay que llamar por educación- le explicó cariñosa
 -¿Cómo cuando voy a tu cuarto?- interrogó curiosa
 -Exacto, como cuando vas a mí cuarto… Y por cierto niña entrometida ¿cuántas veces te has colado en esta casa ya sin yo saber?- indagó sorprendida
 -Varias, muchas más que tú que es la primera- contestó divertido Cris descendiendo las escaleras que había frente a la entrada, Carla lo miró y se sonrieron amorosos.
 -Hola Cris, me voy a ver la tele- aclaró desenfadada Paloma entrando en la casa y acomodándose en el gran sofá de piel negra de la sala. Carla no podía apartar sus ojos de Cris. Estaba asombroso con aquella camisa negra sobre unos pantalones de pinzas también negros.
Él también la miraba con ojos maravillados y ella se sintió orgullosa, al parecer el trabajo que había invertido en prepararse había dado su fruto. Descendió los últimos escalones y la besó apasionadamente, ella le respondió con gran delicia
-Pasa, no te quedes en la puerta- la invitó posando suavemente su mano en la espalda de Carla guiándola hacia la sala, ella obedeció
-¡Mira mamá Carla que televisor más grande tiene Cris! ¡Y tiene muchas pelis de dibujos animados!- exclamó resuelta encendiendo ya el gran televisor de plasma con el mando a distancia que recogió de sobre la bonita y elegante mesita de cristal que dominaba el centro. Cris rió entretenido y Carla observó curiosa la casa; aunque por fuera parecía igual a la suya, aquella era mucho más grande y espaciosa; y estaba decorada con gran gusto y una elegancia arrolladora. El recibidor daba directamente al salón comedor donde lo que más destacaba eran las dos hermosas arañas que colgaban de los techos: una sobre la zona de la sala, donde además del elegante tresillo en piel negra donde Paloma se sentara y la mesita de café en cristal, había una enorme librería también de cristal ocupando casi todo el frente de la sala llena de libros, cajas de cd´s y películas muy bien organizados; y junto al aparatoso televisor había un moderno aparato de música donde una dulce melodía clásica sonaba; y la otra sobre el comedor, que se componía de una mesa ovalada también en cristal donde ya estaba todo dispuesto de manera elegante para la cena con sus mantelitos negros individuales, sus finos platos, cubertería elegante y finas copas talladas; sin faltar dos velas rojas encendidas en dos candelabros de plata y dominando el centro de la mesa, un bello centro de rosas rojas. Una alacena con las puertas de cristal dejaba ver una buena vajilla y cristalería en su interior. Carla lo observaba todo deslumbrada, todo era demasiado elegante y valioso para ser la casa de un simple empleado, trabajara en lo que trabajara Cris; ella nunca podría permitirse muchas de aquellas cosas… más bien dicho: de casi todas aquellas cosas… Se quedó mirándolo aturdida por todo aquel lujo mientras él atendía dispuesto y con una paciencia infinita a Paloma que no se decidía por qué película escoger; al fin eligió La sirenita y él se la instaló diligente en el reproductor de dvd. Se volvió encontrándosela mirándolo fijamente
-¿Pasa algo cielo?- indagó curioso por aquella intensa mirada mientras se acercaba a ella
-¿Eres ladrón de bancos o algo así?- bromeó aunque su mirada expectante indicaba su desazón
-No… ¿por qué?- indagó confundido
-Por todo- aclaró girando su dedo índice señalando a su alrededor, él rió entretenido tomándola por la cintura y la besó dulcemente en los labios
-No, mi ángel; solo soy soltero y sin cargas cielo mío- expresó desenfadado volviendo a besarla suavemente en los labios- pero eso sí, muy hogareño, nada aficionado a salir de noche y mucho menos a fiestas… así que me gusta rodearme de comodidad- declaró indiferente; ella se dio por satisfecha en su aclaración… por ahora- ¿Me ayudas a terminar de preparar la cena?- propuso animado pasándole el brazo por los hombros y la estrechó contra su cuerpo besándola de nuevo en la cabeza, se dirigieron hacia la cocina.
 -¡Jesús!- exclamó impresionada al encontrarse con una cocina espectacular en mármol negro y acondicionada con todo tipo de electrodomésticos modernos en acero inoxidable. En la isla central, estaba instalada la vitrocerámica donde hervía una olla; y en el horno, instalado cómodamente a media altura para no tener que agacharse debajo del microondas, se podía entrever un hermoso pescado asándose. Un aroma delicioso impregnaba la casa.
-Ya te dije que me gusta la comodidad- expresó desenfadado besándola de nuevo en la cabeza y apagó tanto el fuego de la olla como el horno.
-Veo que tienes todo bajo control, no me necesitas- expuso divertida observándolo vaciar hábilmente las verduras en el escurridor que tenía en el fregadero
-A lo referente a la cena sí; ahora, hay otra cosa…- guardó silencio observándola pícaro de arriba abajo- que va por libre desde que te vio entrar y me está resultando muy, muy difícil controlar- aclaró sonriendo malicioso. Ella se sonrojó de inmediato y él soltó una sonora carcajada.
 -Idiota- expresó abochornada y se giró para ocultar su bochorno pero no sirvió de mucho ya que él volvía a reírse jocoso; recogió la cestilla de pan y la ensalada de encima la isla- ¿Llevo esto a la mesa?- preguntó sin atreverse a mirarlo, su voz sonó turbada y él volvió a reírse divertido
 -Sí mi cándido ángel apocadito- respondió guasón y ella se escabulló rauda de la cocina sintiendo que aún se sonrojaba más con sus burlonas palabras; lo dejó sobre la mesa y se quedó observando a Paloma que veía entretenida la tele intentando que se le pasara el bochorno antes de encontrarse con él de nuevo. De pronto dio un respingo sobresaltado y su corazón latió frenético al sentir sus labios ardientes en su cuello; se había acercado sin ella percatarse- ¿sabes que estas guapísima esta noche y me tienes completamente excitado desde que entraste por esa puerta?- le susurró al oído, la piel se le erizó de placer- Si no fuera porque Palomita está aquí, te lo demostraba ahora y aquí mismo- siguió susurrándole posando de nuevo sus labios en su cuello; a Carla la cabeza ya le daba vueltas y las piernas le flaqueaban al sentir aquellos excitantes labios en su piel. Se recostó contra su pecho deleitada con aquellos dulces y provocadores besos, él le mordió suavemente el lóbulo de la oreja y ella no pudo contener un profundo suspiro de placer que le salió de lo más adentro; se volvió y, sujetando su nuca, lo besó intensamente demostrándole sin palabras lo que él también le hacia sentir. Se separó levemente y lo miró excitada a los ojos; él sonrió complacido- un cándido ángel que se convierte en un ardiente diablillo en cuestión de segundos- murmuró deleitado por aquella muestra de pasión y se sonrieron íntimos.
-Tengo hambre y huele muy rico Cris ¿podemos cenar ya?- replicó impaciente Paloma a su lado tirándole de la pernera del pantalón, se sonrieron alegres pero apesadumbrados por tener que detener aquellas muestras de pasión y Cris la recogió en brazos sentándola al lado izquierdo de la mesa mientras la besaba sonoramente en la mejilla, la niña rió felizmente satisfecha con aquella muestra de cariño de Cris. Carla se sentó enfrente de ella dejando la cabecera de la mesa a Cris
 Cenaban animados con el interminable parloteo de Paloma mientras ellos se miraban melosos deleitándose con alguna mimosa caricia pero sin perder la atención a todo lo que contaba la pequeña. -Esto está muy rico Cris- lo felicitó entusiasmada la pequeña comiéndose un pedazo de pescado asado con unas verduras
-Gracias, todo un halago viniendo de ti, mi princesita hermosa- contestó resuelto y la niña rió agradecida
 -Toda una caja de sorpresas, sí señor- dijo resuelta Carla, Cris la miró intrigado- una asombrosa casa decorada con un lujo y un gusto excepcional; buen cocinero y… ¿hogareño habías dicho verdad?- repuso mirándolo suspicaz, él rió divertido- ¿Qué más sorpresas puede que le descubramos esta noche, cielo mío?- expuso con retintín mirando a la pequeña que movió despreocupada los hombros sin entender muy bien a lo que se refería su tía, él volvió a reírse entretenido y le tomó la mano besándosela con amor
-Pues, que también me gusta la jardinería…- expuso serenamente besándole la mano de nuevo- me encanta leer…- volvió a besarle la mano, ella sonrió divertida- pero lo que más, más me gusta… es hacerte el amor- aclaró resuelto besándola en los labios, Carla abrió atónita sus ojos mientras se sonrojaba tremendamente
-¡Cris!- farfulló boquiabierta mirando sobresaltada a la pequeña que los observaba inocente de todo. El soltó otra carcajada y se levantó de la mesa
-¿Postre mi princesa?- le preguntó despreocupado a la niña mientras recogía los platos
-Sí ¿qué hay?- indagó entusiasmada
 -Flan con nata ¿te gusta?
-¡Siiii!- explosionó feliz palmeando ilusionada sus manitas, él rió complacido y, guiñándole pícaro un ojo a Carla, regresó a la cocina trayendo consigo tres flanes con nata y guindas que la niña festejó entusiasmada. De pronto sonó el timbre de la puerta y, acto seguido sin esperar respuesta, apareció ante ellos una mujer despampanante con una larga melena alborotada rubia y grandes ojos azules que vestía un elegante vestido blanco muy escotado que le quedaba perfecto sobre aquel cuerpo escultural.
 -¡¡Cris, tengo que hablarte urgentemente!! ¡¿Estás…?!- exclamaba alterada pero se quedó inmóvil al encontrarse con ellos alrededor de la mesa- ¿…visible?- acabó la frase en un murmullo mirándolos boquiabierta
-¡Ari cielo! ¡Que sorpresa; no te esperaba!- exclamó alegre Cris levantándose de la mesa y se acercó a ella; se abrazaron besándose tiernos en las mejillas mientras se sonreían amistosos
-Sorpresa la mía corazón, no sabía que tenías invitadas a cenar; siento mucho haberos interrumpido- expresó dulcemente mientras le limpiaba cariñosa el carmín rojo de sus labios de la mejilla de Cris; tenía una voz alegre que tintineaba como dulces campanillas
-No pasa nada cielo, ven que te las presento- sujetos por las cinturas se dirigieron hacia ellas que seguían sentadas a la mesa observándolos desconcertadas
 -¡¡Ah, no me lo digas Cris, no me lo digas; a ver si lo adivino!!- repuso ilusionada agitando sus manos entusiasmada, él rió divertido; tomó tierna entre sus manos la dulce carita de Paloma- ¡Jesús, que preciosidad de niña!- exclamó observándola impresionada- Un dulce angelito rubio de hermosos y revoltosos ojos grises… ¡Tú eres Palomita! ¡¿A qué sí?!- expuso complacida
 -¡¡Sí!! ¡¿Cómo lo supiste?!- se sorprendió cándida la pequeña provocando las risas de los adultos- y tú ¿quien eres?- preguntó desenfadada, ella sonrió mostrando una dentadura blanca perfecta
 -Yo soy Ari, encantada de conocerte al fin- contestó resuelta tendiéndole divertida la mano que la pequeña se la estrechó toda llena de razón- ¿Sabes que Cris no para de hablarme de ti en todo el día? ¡¡Me tiene la cabeza loca!!- comentó chistosa a la pequeña que le sonreía encandilada
 -Anda y no te tires cuentos, ya venías loca de fábrica- aclaró guasón Cris y todos rieron divertidos -Entonces tú tienes que ser Carla ¿verdad?- se dirigió hacia ella y le mostró también la mano, Carla se la estrechó intentando erguirse pero ella apoyó suavemente su mano en su hombro impidiéndoselo- quédate tranquila cielo, no es necesario que te levantes… ¡Agh! ¡Estoy seca!- expuso dejándose caer sobre la silla que hacía unos instantes ocupaba Cris, tomó la copa de vino tinto mediada que estaba frente a ella y bebió un breve sorbo- ¡Uhmm!¡Buenísimo; vas aprendiendo! ¿Del 93 verdad?- expuso examinando la botella sobre la mesa y sonrió satisfecha al descubrir que acertara, se recostó en la silla. Cris la observaba con los brazos cruzados ante su pecho sin poder dejar de sonreír alegre
-¿Y esta sorpresa? ¡¡Tú!! ¡¡Haciendo visitas después de las nueve!! ¿No se supone que es de mala educación presentarse en casa ajena sin previo aviso después de las ocho?- se burló divertido
-No te burles que la buena educación y las buenas maneras no ocupan lugar- expresó despreocupada dándole otro sorbo a la copa; de pronto su rostro se puso levemente más serio mirando a Cris- Vengo de esa dichosa reunión y ha surgido un problemilla, Cris- expuso con preocupación
-¿Qué clase de problema?- indagó también poniéndose muy serio ocupando la silla junto a Carla; ella lo miró a los ojos unos segundos y al instante volvió a sonreír despreocupada
-¡Bah, nada que no pueda esperar!- resolvió de nuevo desenfadada
-¡Ari!- la increpó inquieto
-¡Qué no es para tanto hombre, ya lo hablaremos después!- resolvió agitando suavemente su mano delante de su rostro como queriendo borrar ese problema del que hablara. Carla se sintió incómoda, era como si no quisiera hablar delante de ella
-Será mejor irnos- expresó intentando levantarse pero Cris la sujetó raudo por la cintura impidiéndoselo
-¡No!- exclamó sobrecogido mirándola desalentado
-Cris, es tarde y vosotros tenéis que hablar...- indicó cohibida
-No cielito, no es aún tan tarde y el problema de verdad que puede esperar; además, no puedes irte aún, es cierto que este atolondrado no para de hablar de vosotras y estaba deseando conocerte- aclaró Ari tomándole suavemente la mano a Carla que la miró confundida
 -Es mi hermana cielo: “la siempre perfecta” Ariadna- expuso Cris posando suavemente su mano en la cintura de Carla que sonrió dulcemente a Ari a forma de saludo
 -¡Dios, Cris no ha exagerado nada; realmente tienes una carita de ángel y una sonrisa que enamoras cielito! ¡Es preciosa hermanito!- exclamó cariñosa mirándolo amorosa a los ojos, él sonrió dichoso al tiempo que atraía a Carla hacia él y la besó complacido en la sien; Carla no pudo evitar sonrojarse por aquellos elogios de Ari- Y tú eres la famosa Palomita ¿eh? ¿Sabías que tienes completamente enamorado a mi hermano?- le susurró muy cerca de su oído, las dos sonrieron con picardía
-¿Puedo ir a ver la tele mamá Carla? Aún no acabó la película que me puso Cris- preguntó educada Paloma a su tía
 -Sí, cielo; claro que puedes ir pero nos iremos pronto ¿eh?- le contestó cariñosa Carla, la niña corrió rauda al sofá. Ari lo observó todo sin perder la sonrisa
 -¿Lo has visto cazurro?- recriminó satisfecha a su hermano señalando a la pequeña con su dedo índice, un dedo largo y elegante, con una manicura excelente pudo observar Carla
-¿El qué?- repuso él confuso
 -¡Una fantástica muestra de educación!- aclaró orgullosa- enhorabuena Carla, la tienes educada como toda una señorita
-No tanto ¿eh? Tienes que verla otras veces- respondió divertida ella y se rieron alegres
-Ni caso Ari, es una niña encantadora; solo que mamá Carla pide demasiado- reclamó guasón Cris recostándose cómodamente contra el respaldo de la silla atrayendo aún más a Carla hacia él obligándola a acomodarse contra su pecho; la besó distraídamente en el pelo. Ari esbozó una complacida sonrisa al verlo realizar aquel inconsciente pero tan tierno gesto de su hermano- Bueno, vas a contar de una vez qué pasa o vas a demorar mucho más tu regreso a tu casa- bromeó incisivo -¿Acaso tienes prisa hermanito? ¿Tenías previsto más “planes” tras la cena?- Bromeó maliciosa, Carla se ruborizó de nuevo y Ari rió enternecida- ¡Ainss, que cosa más dulce hermanito; como se sonroja inocente!- expuso sobrecogida y Carla aún se sonrojó más todavía
-¡Ari, para!- le regañó él seriamente
-Vale, está bien- se puso algo más seria- surgió un problema con los terrenos norte, ahora se niegan a vender- tomó otro trago de vino
-¿Pero qué diablos pasó? ¿No ibais a firmar ya la compra Ariadna?- la voz de Cris sonó preocupada -Sí; pero se cerraron en banda y ahora dicen que no, que el doble o nada- aclaró dejando la copa sobre la mesa
-¡¿Se han vuelto locos o qué cojones les pasa?! Se los estamos pagando más que bien, Ari ¿Y ya lo has hablado con papá?- clamó alterado
-No, vine directamente a hablar contigo- miró dulcemente a Carla y tomó tierna su mano entre las de ella- y no sabes como siento haberos estropeado la velada cielito, discúlpame- expuso apesadumbrada, ella le sonrió dulcemente
-No pasa nada, tranquila; además, yo debo irme ya, de verdad que se ha hecho tarde para acostar a Paloma- explicó amable e intentó incorporarse pero Cris la retuvo fuertemente de la cintura evitándolo, ella lo miró a los ojos- Cris, sabes que Paloma se acuesta a las nueve y ya pasan sobradamente- aclaró decidida y él aflojó desganado el abrazó; Carla se dirigió al sofá asomándose por el respaldo, su falda se elevó ligeramente dejando a la vista más de medio muslo atrapando rápidamente la mirada de Cris que no perdió detalle
-Se te van a caer los ojos, hermanito- murmuró maliciosa Ari mientras se servía otra copa de vino y él esbozó una pícara sonrisa gustosa
-¡Vaya! ¡Se ha quedado dormida Cris!- anunció sorprendida volteándose hacia ellos mirando a Cris en busca de ayuda
-No pasa nada cielo, la llevaré a uno de los cuartos de arriba- ofreció de inmediato levantándose de su silla
-No Cris, mejor me la llevo a casa ¿te importa ayudarme?- expuso cohibida
 -No, claro que no cielo...- respondió servicial y ya iba a recoger a la pequeña en brazos
-¡¡Menuda estupidez!!- clamó impulsiva Ari, Carla la miró confusa- Si tiene cuartos de sobra y que pocas veces usa, Carla ¿por qué andar con ella de un lado para otro? Déjala descansar pobrecilla- expuso despreocupada Ari bebiendo de su copa de vino
-Ari tiene razón mi ángel, sería una tontería sacarla ahora; podría coger frío- decidió calmadamente Cris
 -¿A qué al final se te va arreglar la noche, hermanito?- bromeó maliciosa, Carla se sonrojó de nuevo- No te preocupes cielito, no te sonrojes; eso no significa que tú también tengas que quedarte si no quieres… Cris es muy mañoso y sabe cuidar muy bien de los niños ¿verdad hermanito que tienes experiencia?- bromeó socarrona provocando que Carla aún se ruborizara más
-¿Por qué no te callas, bocazas?- respondió fastidiado y ella rió divertida. Cris recogió con mucho cuidado a la pequeña en los brazos- Ven cielo; la acostaremos arriba- se dirigió al piso superior seguido de Carla. Entraron en un cuarto decorado en azul claro con los muebles en cerezo, Carla dulcemente la desnudó y la arroparon entre el suave edredón de plumas. Salieron del cuarto. El la sujetó por la cintura y la atrajo hacia sí- y de irte tú, ni caso mi vida; me tienes completamente desquiciado desde que llegaste y no puedo pensar en otra cosa; a ver si nos deshacemos de ella pronto- aclaró resuelto y la besó ardiente, adhiriendo con pasión su cuerpo al de ella. Carla le correspondió ambiciosa, acariciando deseosa su espalda por debajo de la camisa
 -¡No os liéis ahí arriba tortolitos, que yo me quiero ir a mi casa!- sonó pícara la voz de Ari desde abajo, Carla se puso colorada de nuevo y Cris sonrió entrañable.
 -Ni caso a lo que diga mi ángel, es una bocazas que no las piensa antes de decirlas, pero en el fondo es todo corazón; ya la irás conociendo- repuso tierno besándola en la punta de la nariz y comenzaron a descender las escaleras abrazados

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