viernes, 20 de febrero de 2015


     Volvieron a casa al anochecer. Cris llevaba a la pequeña sobre sus hombros mientras en la mano derecha portaba la nevera de playa y con su brazo izquierdo abrazaba a Carla por la cintura que cargaba con el pequeño Polly.
-¿Te quedas a cenar?- lo invitó Carla así llegaron ante las escaleras del porche; él sonrió complacido -Si yo preparo la cena- expuso decidido y, sonriéndose alegres, entraron en la casa.
Carla bañó a Paloma mientras Cris se encargó de preparar la cena. Al poco rato, la pequeña ya apareció corriendo por el pasillo; tenía una energía increíble, nunca parecía cansarse, pensó enternecido Cris
 -¿Y mamá Carla mi cielo?- se interesó besándola dulcemente en la frente
 -Se está duchando, ahora viene ¿quieres que ponga la mesa Cris? Ya sé hacerlo solita- se ofreció entusiasmada y él sonrió tierno
 -Claro princesa- expuso besándola amoroso en la cabeza y empezó a pasarle los platos que ella dispuso muy bien sobre la mesa
 -Que bien huele- exclamó Carla apareciendo en la cocina, Cris sonrió complacido observándola de arriba abajo; estaba preciosa con aquel sencillo vestido estampado tan vaporoso de finos tirantes que le dibujaban su excitante figura Cenaron entretenidos con la pequeña Paloma intentando darle, de vez en cuando, algo de su cena al perro, pero al instante, su tía le regañaba firmemente. Pero cada vez que la niña lograba despistar la implacable vigilancia de Carla, Cris no podía remediar reírse divertido. -¡Quiero que Cris me lleve a la cama!- expuso rotunda acabándose el vaso de leche; él obedeció tomándola en brazos y llevándosela escaleras arriba mientras Carla se encargaba de recoger.
Estaba lavando entretenida los platos en el fregadero cuando regresó Cris; se apoyó con su hombro en el quicio de la puerta y, sonriendo encandilado, la observó recreado. Era preciosa, y aquel vaporoso vestido le quedaba de miedo
 -¿Ya se durmió?- se asombró al descubrirlo ya apoyado en el marco de la puerta cuando se volvió secándose las manos
-Cayó frita así su cabecita tocó la almohada- aclaró acercándose lentamente a ella, le retiró el paño de las manos dejándolo sobre el mármol de la encimera y la acercó a él tirando dulcemente de su mano- ¿y tú? ¿estás muy cansada también? ¿Debo ser educado y marcharme o puedo quedarme un ratito más?- preguntó sonriendo pícaro mirándola malicioso. Carla también sonrió rodeándole el cuello con sus brazos y le rozó los labios juguetonamente con los suyos
-Creo que quedarte un poco más estaría bien- murmuró melosa siguiendo con aquel provocador juego, se sonrieron íntimos y él la rodeó con sus brazos oprimiéndola contra su cuerpo al tiempo que atrapaba aquellos sugerentes labios que lo enloquecían. Se besaron pausadamente, deleitándose en saborearse; pero Cris iba aprisionándola más contra su cuerpo deseoso de sentirla bien pegada a él mientras ella acariciaba sugestivamente su nuca oprimiendo aún más sus labios contra los suyos. Sus bocas se iban encendiendo al ritmo que sus cuerpos lo hacían. Él la elevó en brazos para estar más cómodo pues Carla era demasiado bajita y empezaron a devorarse llenos de codicia mientras sus cuerpos se adherían cada vez más ambiciosos y reclamaban anhelantes la unión más intima que una pareja podía realizar. Recorrió aquel hermoso cuello de Carla descendiendo hasta su hombro mientras ella gemía gustosa al contacto de aquellos labios ardientes en su piel; tirándole despacio del cabello lo separó de ella y se miraron a los ojos; ambos estaban desquiciadamente ardientes y excitados -Vámonos arriba- le susurró melosa sobre los labios y él, atrapando de nuevo aquella enloquecedora boca, se la llevó obediente al piso superior sin dejar de besarse ambiciosos. Al llegar al dormitorio de Carla, cerró la puerta con el pie al tiempo que la fue dejando suavemente en el suelo pero sin separar ni un ápice sus bocas. Ella escurrió sus manos por debajo de su camiseta y le acarició dulcemente la espalda, aquel suave roce de aquellas ardientes manos hicieron arderle la piel a Cris excitándolo aún más. Se quitó presuroso la camiseta y Carla empezó a besarle el pecho deleitándose gustosa en el sabor dulce de su piel entremezclado con aquel toque salado del agua del mar. Cris le desabrochó la cremallera del vestido a su espalda y deslizó los finos tirantes por sus hombros hasta descubrir aquellos maravillosos pechos; volvió a elevarla entre sus brazos atrapándolos ávido con su boca provocando en Carla unos gemidos de autentico placer que le sonaron a música celestial. La llevó sobre la cama y, sin dejar de beber de aquella piel recorriéndole todo su cuerpo con sus labios, la fue recostando mientras ella sujetaba sus cabellos guiándolo complacida y soltando pequeños gemidos de deleite a cada roce de sus labios. Se entretuvo caminando con su lengua por el vientre de Carla mientras la despojaba de las braguitas y acto seguido hundió su boca en su sexo. Carla soltó un pequeño chillido de complacencia hundiendo aún más sus manos en su suave melena y Cris jugó hábil con su clítoris hasta que logró que ella alcanzara un hermoso orgasmo que hizo que todo su cuerpo se batiera gozoso. Subió hacia su boca sin dejar de besar ni un rincón de aquel delicioso cuerpo mientras ella arqueaba su cuerpo reclamando ambiciosa su penetración y recorría con sus manos deseosas su cuerpo con dulces caricias excitándolo terriblemente. Cuando Cris llegó a su boca, se fundieron en un ardiente beso entregándose todo el deseo que llevaban en sus adentros al tiempo que le sujetaba las caderas y la penetró sin esperar más; ambos exhalaron un profundo gemido de puro placer al sentirse unidos al fin. Él volvió a atrapar su boca al tiempo que empezó a acometerla con suaves embestidas y Carla respondía gozosa soltando pequeños gemidos al ritmo de cada una de sus acometidas mientras se asía anhelosa de más a su férrea espalda; recorrió despacio aquel lindo rostro con sus labios sin detenerse en sus suaves embistes descendiendo por su cuello hasta alcanzar aquellos deliciosos pechos de nuevo y jugueteó hábil con su lengua en sus pezones provocando en Carla que aquella inmensidad que abarrotaba sus entrañas creciera descomunalmente y empezó a mover sus caderas más deprisa deseando ansiosa que estalla de nuevo. Comprendiendo sus deseos, se giró sobre la cama llevándosela sobre él y comenzó a guiar sus caderas inclemente hasta que Carla volvió a batirse suavemente al tiempo que soltaba un delicioso gemido de placer salido de lo más adentro de sus entrañas que a él le sonó a gloria. Cris se incorporó quedando sentado sobre la cama y atrapó de nuevo los pechos de Carla con su boca sin dejar de guiarla hábil sobre su pene, ella hundió de nuevo sus dedos entre su cabello aprisionándolo contra ellos mientras cabalgaba ambiciosa sobre él y pronto se vio sacudida por otro inmenso y maravilloso orgasmo que la hizo gritar inconscientemente al tiempo que se aferraba con exasperación a los hombros de Cris que sonrió dichosamente complacido de sentirla y verla gozar de aquella manera; pero irremediablemente, también sintió que ya no podía retrasar más el final. Volvió a girarse colocándose nuevamente sobre ella y, entrecruzando sus dedos con los de Carla, empezó a embestirla implacable con embistes frenéticos al tiempo que sus gemidos impacientes de más se entremezclaban turbulentos hasta que aquella esplendida descarga de placer les recorrió cada rincón de sus cuerpos llegando a una culminación espectacular que les hizo exhalar al unísono profundos gemidos de arrebatado placer. Cris se dejó caer completamente exhausto a su lado apoyando su cabeza sobre su pecho y Carla comenzó a acariciarle dulcemente la cabeza mientras sus aceleradas respiraciones volvían a calmarse. La miró tierno a los ojos y, sonriéndose complacidamente satisfechos, se besaron deleitados saboreándose tiernamente golosos. Cris se revolvió hasta apoyarse en el cabecero de la cama y le ofreció la mano a Carla
-Ven aquí mi ángel- le murmuró meloso; ella sonriendo dichosa, tomó su mano y se dejó guiar sobre el cuerpo de Cris recostándose complacida sobre su pecho siendo rodeada al instante por sus largas piernas y sus tiernos brazos al tiempo que la besaba amoroso en la cabeza y así se quedaron otro rato sin decir nada, solo deleitándose complacidos en sentir el calor de sus cuerpos mientras ella acariciaba melosa su pecho y él la besaba en la cabeza a cada momento.
Pero Cris observaba las otras dos profundas cicatrices que Carla tenía sobre las costillas al lado contrario de la que había visto en la playa. Inconscientemente, le pasó suavemente el dedo pulgar sobre una de ellas. Carla reaccionó al instante.
 -No Cris- exclamó alterada y, escabulléndose de entre sus brazos, se sentó al borde de la cama dándole la espalda y se cubrió avergonzada con sus manos en un intento de esconderlas
-Ey mi vida; no pasa nada cielo mío- expuso tierno arrodillándose tras ella, la rodeó con sus brazos por los hombros recostándola contra su pecho- perdóname si te he molestado con mi gesto, pero no me importan amor mío- le habló meloso besándola amoroso en la sien, ella lo miró retraída y él sonrió dulcemente- eres demasiado preciosa para importar algo unas pequeñas cicatrices vida mía- expuso totalmente sincero y, sujetándole suavemente el mentón, la besó apasionado- olvídalo mi ángel y ven aquí amor mío- expresó tomándola de la mano y, recostándose nuevamente sobre el cabecero, la guió entre sus brazos; ella se sentó en su regazo cobijándose mimosa contra su cuerpo -Carlos no siempre fue así… no vayas a pensar que yo…- empezó a hablar acobardada
-Yo no pienso nada mi vida; ni te pido saber nada que tú no me quieras contar- expuso cariñoso besándola tiernamente en la cabeza, ella tomó aire profundamente
-Al principio era tan cariñoso, tan detallista y divertido; siempre quería verme feliz- empezó a relatar; Cris se mantuvo callado acariciándole tierno su brazo- Pero cuando nos fuimos a vivir juntos cambió radicalmente… se volvió arisco, autoritario y un celoso empedernido; no podía usar faldas, ni ropa ceñida, ni escotes; no podía coger el teléfono antes que él, tenía que saber siempre quién llamaba primero antes de pasármelo; tenía apenas media hora para llegar del trabajo a casa, si me retrasaba unos minutos ya estaba armada; y todo lo que yo hacía le parecía coqueteo: si le sonreía a un dependiente amable, si saludaba educada a un vecino que me cruzaba en el rellano… Todo, absolutamente todo; así que cambié mi forma de vestir intentando no contrariarle, intenté contenerme en mis muestras de afecto para no enfadarlo, hasta dejé de ver a mis amistades, pero no sirvió de nada; siempre encontraba alguna excusa para golpearme: si la cena estaba fría porque él se había retrasado, si aún no estaba lista cuando llegaba antes, si me maquillaba, si no lo hacía… todo le valía para golpearme- volvió a quedarse callada unos segundos, Cris la besó compasivo en la cabeza- mi hermana Alex ya no se creía mis “torpes accidentes caseros” y me bombardeaba a preguntas, me suplicaba que le contara de una vez lo que estaba pasando, que ellos me ayudarían en lo que fuese... pero no me atrevía, sentía una vergüenza terrible y no era capaz de hablar de ello; además, no quería involucrarlos a ellos; eran una pareja tan feliz que no quería echarles mis problemas encima... pero un día me retrasé en llegar a casa más de media hora porque un cliente llegó a última hora a la agencia de viajes donde trabaja en busca de unos billetes y no quedaba nadie para atenderle, así que no tuve más remedio que hacerlo yo...- guardó silencio unos segundos- solo entrar por la puerta, ya recibí una tremenda bofetada que me tiró al suelo sin poder evitarlo y, sin darme tiempo a explicarle, me agarró por el pelo arrastrándome por toda la casa mientras seguía golpeándome sin dejarme explicar...- Cris la oprimió más contra él cerrando angustiado los ojos; no quería oír más, aquello ya le superaba, no quería llegar a saber cómo aparecieron aquellas cicatrices imaginándose lo peor... no soportaba la idea de que alguien hubiera golpeado a aquella mujer que él tanto amaba; pero no se atrevió a decírselo y ella siguió contando- de la forma en que me dejó aquella vez, no pude salir a la calle en una semana y aparecieron mi hermana y Toni en casa alertados de que no pasara a visitarlos en todos aquellos días; cuando vieron los moratones, mis bobas excusas ya no sirvieron y acabé contándoselo todo... y entonces todo fue mucho peor…- murmuró afligida; Cris apretó aún más sus ojos cerrados intentando controlar las lágrimas que intentaban manar de ellos, volvió a besarla consolador en la cabeza- Toni enloqueció; se puso furioso y, aunque le rogué que no lo hiciera, se fue cegado de ira a buscarlo a la oficina y allí mismo, delante de sus compañeros y de sus jefes para los cuales era “una maravillosa persona” lo encaró furiosamente… Le llamó de todo y le dijo que si volvía a tocarme lo mataría… A Carlos que lo abochornara y reclamara de aquella manera delante de todos sus conocidos le sentó horrible y lo enfureció de manera implacable… Llegó a casa hecho un auténtico demonio, me asestaba golpes frenéticos sin ton ni son mientras me insultaba auténticas barbaridades… creí que iba a matarme e intenté huir hasta la cocina en busca de algo para defenderme, pero no me dio tiempo a llegar; se quitó el cinturón y empezó a golpearme con él con todas sus fuerzas al tiempo que me pateaba implacable la cara, la espalda, el vientre... fue terrible, sentía como mi piel se desgarraba a cada impacto de la hebilla y sus patadas me reventaban por dentro; no podía respirar, me faltaba el aire, y perdí el conocimiento…
-Dios santo, mi ángel- murmuró angustiado oprimiéndola de nuevo contra su cuerpo, casi podía sentir aquellos golpes en su propia piel y lo estaban matando
 -Cuando desperté no sabía cuánto tiempo llevaba allí tirada y él se había ido, me arrastré como pude hasta el teléfono y solo sé que marqué el número de la casa de mi hermana; no recuerdo nada más hasta que desperté semanas después en el hospital…
-¿Lo denunciaste, verdad?- expresó temeroso de que dijera que no
-Sí, mi hermana me obligó...
-Dios santo Carla- exclamó pasmado tomándola por el mentón obligándola a mirarle a los ojos- ¡¿Cómo que tu hermana te obligó?!- clamó atónito mirándola incrédulo sin llegar a comprender aquella respuesta
-No lo comprendéis, los que nunca habéis vivido eso no lo entendéis- repuso acobardada- esas personas maltratadoras y posesivas te hacen creer de tal manera que solo tú eres la culpable de todo lo que está pasando que no puedes reaccionar Cris- él apretó los labios comprendiendo y la recostó de nuevo sobre su pecho besándola de nuevo tierno en la cabeza; ella suspiró profundamente- pero no sirvió de mucho la verdad, como nunca lo había denunciado antes ni tenía cargos anteriores, apenas le calló una condena de tres meses que cumplió con trabajos sociales y ya está; el bueno de Toni se enfureció por aquella condena irrisoria y lo buscó para hacérselas pagar, pero no logró encontrarlo; había recogido todas sus cosas del piso, dejado su empleo y desapareció... aunque a Dios gracias nunca más supe de él, tenía tanto miedo de quedarme sola, que desde entonces me fui a vivir con mi hermana y mi cuñado- se quedó callada y él tampoco dijo nada, tragaba saliva repetidamente para deshacer aquel nudo en su garganta mientras las lágrimas ya le corrían por las mejillas sin poder controlarlas; le ardía la sangre y cada músculo de su cuerpo estaba en tensión ¡Ufff, si pudiera encontrarlo! ¡Quería matarlo con sus propias manos! La oprimió con fuerza contra su cuerpo y la besó con pasión en el pelo
-Si pudiera borrarte todo eso amor mío…- murmuró apesadumbrado, ella levantó su mirada hacia el rostro de Cris y lo miró impresionada
-Oh Cris, lo siento mucho, no quise atormentarte- expresó conmovida al ver sus lágrimas e intentó secárselas con sus manos; él sonrió enternecido y besó dulcemente sus labios- Eso ya está Cris, ya está todo pasado- expuso intentando parecer serena pero en sus ojos aún podía verse desconsuelo y una tristeza que sobrecogía. Él le tomó suavemente su rostro entre sus manos
 -No está todo pasado Carla ¿Qué más hay corazón? ¿Qué es eso que tanto te aflige aún?- indagó intranquilo, ella apretó incómoda sus labios pero la persistente mirada de Cris sobre ella la obligó a hablar
 -Es que creo que nunca podré perdonarme la amargura que provoqué en Toni, se culpaba de todo lo sucedido, el pobre no tenía consuelo; no supe cómo hacerle comprender que yo era la única culpable, que no debí callar ya el primer golpe, que aquello ocurriría tarde o temprano pues las palizas eran cada vez más repetidas y más irracionales y brutales
 -Cielo, seguro que él no querría verte arrastrar esa amargura en el corazón y esa penar en eses ojitos tan hermosos; seguro que querría que lo olvidaras todo y volvieras a ser feliz- habló lleno de ternura y ella esbozó una dulce sonrisa
 -Lo sé Cris y lo intento… por ellos, por Paloma- expuso sincera pero la tremenda tristeza de sus ojos aún se aferró más en ellos- y te prometo que a veces hasta casi lo consigo, pero es tan difícil superar algunas cosas…- se recostó sobre su pecho de nuevo y él la abrazó amoroso contra sí- tan difícil- murmuró angustiada
 -¿Cómo qué mi ángel? Yo te ayudaré en lo que sea si me lo permites- aclaró decidido, ella elevó su mirada y le volvió a sonreír agradecida
 -Nadie puede ayudarme en eso Cris- repuso apenada acariciándole con ternura su mejilla, él le tomó la mano y se la besó apasionado
-Nadie no mi amor, estoy aquí; haré lo imposible, solo déjame intentarlo- remarcó decidido, se quedaron mirándose a los ojos fijamente unos segundos; ella tragó saliva
-No; no puedes, Cris…
-¿Por qué? No sabes lo tozudo y persistente que puedo llegar a ser- insistió tercamente, ella esbozó una leve sonrisa
-En esto no puedes Cris, no puedes hacer que no sienta esta tristeza terrible en el corazón cuando veo a las mamás paseando a sus bebés y saber que nunca podré sentir algo así; no puedes evitar que sienta esta congoja cuando Palomita me pregunta ilusionada si algún día yo también tendré un bebé y no saberle qué contestar...
-No comprendo Carla- expresó aturdido, ella lo miró a los ojos
 -Estaba embarazada y no lo sabía, Cris- declaró llena de dolor
-Dios santo- exclamó sobrecogido abriendo aterrado sus ojos
 -Sus brutales patadas en mi vientre mataron al bebé y tuvieron que realizarme un profundo legrado… lo más probable, es que no pueda ser madre nunca Cris- él quedó mudo, no sabía qué decir. Sabía lo que significaba para una mujer poder llegar a ser madre y más una mujer como ella tan maternal y dulce; aquella noticia lo destrozaba, podía llegar a comprender el dolor que estaba sufriendo. Se quedaron mirándose fijamente a los ojos unos segundos
 -Pero tienes a Paloma cielo, que te quiere como si fueras su propia madre y tú no puedes darle más amor aunque fuera hija tuya- expuso amoroso acariciando tiernamente su mejilla, ella mostró una leve sonrisa complacida- y hay cientos de niños abandonados todos los días por madres inhumanas que necesitan todo el cariño que tú puedes proporcionarle mi ángel, puedes adoptar un bebé llegado el momento
-Sí, eso sí…- murmuró dulcemente recostándose de nuevo sobre su pecho- pero Cris ¿qué hombre querrá pasar el resto de su vida conmigo a sabiendas de que nunca podrá tener hijos propios? ¿Qué nunca podrá saber lo que es ser padre?
 -Yo- aclaró rotundo y decidido
 -¿Qué estás diciendo?- exclamó incrédula levantando atónita la mirada para observarlo a la cara y se encontró con sus ojos que la miraban cargados de ternura y pasión mientras sonreía con una dulzura increíble
-Que yo mi amor; que yo me casaría contigo mañana mismo; que te amo con locura y no puedo querer más a Paloma; que ya no podría vivir sin vosotras a mi lado; que deseo que estéis ya para siempre junto a mí- a ella le tembló el mentón y las lágrimas que intentaba refrenar corrieron por sus mejillas. Cris rodó sobre la cama posicionándose sobre ella y empezó a besarla por todo el rostro queriendo borrarle todos aquellos malos recuerdos- te amo mi vida, te amo, te amo...- repetía con cada beso, ella reía feliz- ¡Dios, cómo te amo!- declaró arrebatadamente apasionado y se fundieron en un gran beso cargado de amor; él se retiró levemente mirándola con ardor a los ojos- Nunca permitiré que nada os ocurra a ninguna de las dos y jamás dejaré que nadie os vuelva a hacer daño, nadie- aclaró tajante, ella sonrió deleitada y volvieron a besarse enamorados aunque pronto se fue convirtiendo en pasión desenfrenada y se devoraban hambrientos. Carla se revolvió ágil cambiando nuevamente de posición y jugó provocativa con el lóbulo de su oreja, lo besó ardorosa por el cuello, el pecho... El cuerpo de Cris respondía raudo a sus excitantes caricias pero no lo suficiente para Carla que se introdujo su pene en su boca provocando en Cris un gemido de goce. Jugo con su lengua en él mientras se lo introducía y sacaba hábil de su ardiente boca hasta que estaba totalmente erecto y duro; entonces se ensambló diestra en él y empezó a moverse despacio, muy despacio, sin dejar de recorrer con su boca aquel atractivo cuerpo; percibió como él ansiaba más y quiso apurarla por sus nalgas, pero ella le apartó sus manos sujetándoselas sobre la cama y siguió moviéndose muy despacio sin hacer caso a su premura, dejando que sus quejidos ávidos de más le acariciaran los oídos.
-Carla, no puedo mi vida; te juro que no puedo aguantar más...- suplicó acelerado moviendo inclemente sus caderas intentando apurar sus embestidas. Carla entonces empezó a apurar su galopada frotándose hábil su clítoris contra su pene en busca de la mayor excitación. Sus gemidos desbocados anunciaban que estaban próximos a cruzar el umbral del éxtasis y ella aún apuró más su cabalgadura hasta que ambos lo traspasaron entre maravillosos espasmos de placer que los llevó a la gloria. Se derrumbó satisfecha sobre su pecho y él la rodeó con sus brazos oprimiéndola apasionado contra su cuerpo al tiempo que la besaba con ardor en la frente.
-¿Cris?- murmuró ella sin moverse
-¿Sí, mi ángel?- Carla lo miró a los ojos y él descubrió un gran amor en ellos que lo impactó
-Yo también te amo con locura- declaró apasionada, Cris sonrió lleno de dicha y se besaron felices. Abrió los ojos desganado. Aún tenía sueño, pero la claridad de los rayos de sol de la mañana que se filtraba por las ranuras de las contras entornadas y los finos visillos, lo habían despertado. Examinó aturdido su reloj de pulsera y se asombró de que ya fueran las nueve cuando él nunca dormía más allá de las ocho como mucho. Sonriendo satisfecho, besó tierno la cabeza de Carla que dormía plácidamente sobre su pecho entre sus brazos y la miró encandilado, realmente parecía un ángel; besó sus labios tiernamente y, cubriendo a ambos con la sábana, se acomodó encantado para intentar dormir un poco más.
Pero así cerró los ojos, volvió a abrirlos de inmediato alertado; algo en la habitación estaba distinto llamando su atención: la puerta estaba entre abierta y juraría que él mismo la había cerrado... Incorporó levemente la cabeza para poder ver mejor y se encontró la hermosa carita de Paloma curioseando por la abertura con su eterna muñeca bajo el brazo. Sonrió tierno.
 -Buenos días, princesa- la saludó cariñoso
 -¡Dormiste en cama de mamá Carla!- exclamó entusiasmada y corrió hacia él, Cris la recogió cariñoso metiéndola a su lado bajo de la sábana- ¡Esta noche yo también quiero dormir aquí con vosotros!- expuso resuelta besándolo en la mejilla y Cris volvió a reír explayado. Carla abrió sobresaltada los ojos al oírla
 -Pal te tengo dicho que llames antes de entrar- le regañó alterada cubriendo nerviosa su desnudez con la sábana
-Y ya lo hice, pero no me oíste- replicó resabida dejando a Carla descolocada
 -Diablo de niña, siempre tiene el as para matar al tres- murmuró derrotada recostándose vencida sobre el pecho de Cris que volvió a reírse divertido
-Dice que esta noche duerme aquí con nosotros, mi ángel- le anunció pícaro besándola amoroso en la frente, ella sonrió enternecida
 -Pal,cielo; sabes que ya…- empezó a decir dulcemente
 -No me vengas con eso de que ya soy mayor para dormir solita ¿eh?- la interrumpió mirándola vivaracha- ¡¡Cris es más grande que yo y lo dejaste dormir contigo; así que yo también!!- aclaró desenvuelta, Carla la miró boquiabierta no pudiendo rebatirle a la pequeña en su clara y rotunda observación mientras Cris soltaba una sonora carcajada
-Lo dicho, no puedo con ella- protestó de nuevo vencida y él la oprimió cariñoso contra su cuerpo besándola compasivo en la frente

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