miércoles, 18 de marzo de 2015


     Al fin se acabó aquel tormento cuando el abuelo propuso regresar a la terraza para tomar el café aprovechando el fresco de la noche. Intentando disimular lo máximo, Hugo huyó raudo de la cercanía de Paloma así tuvo oportunidad; aquella tensión de percibir su atrayente perfume, aquellos deseos locos de tocarla que le asaltaban apenas sentía el más mínimo roce de su suave piel y aquellas irrefrenables ansias por besar aquellos deliciosos labios que mostraban aquella sonrisa tan bonita y perturbadora, lo estaban desquiciando de tal manera que ya le estaba resultando demasiado difícil controlarse. De nuevo el abuelo percibió su desazón y su disimulada huida pero tampoco dio muestras de ello.
-Vamos al agua Óscar- propuso animada Alex a su primo así llegaron a la terraza
-Ni se te ocurra Alex, ahora no son horas de bañarse- aclaró rotunda Carla
-Pero mami...- suplicó mimosa pero su madre negó con la cabeza; entonces buscó otra táctica, miró melosa a Cris- papi...- murmuró lianta mirándolo con aquellos ojitos que lo derretían y ya era incapaz de negarle nada
 -¡He dicho yo que no y es no Alejandra!- clamó tajante su madre viéndola venir, su padre movió derrotado las cejas y la pequeña apretó sus labios intentando no llorar
-Ven aquí mi brujita...- expresó tierno Hugo recogiéndola en brazos y besándola cariñoso en la mejilla- ¿no ves que tía Carla tiene razón, que acabas de cenar y te puede dar algo? ¿Y yo qué hago después sin mi brujita adorada, eh?- le habló con gran ternura, la muchachita sonrió convencida- ¿y si mejor nos vamos a jugar al escondite en la arboleda?- propuso animado
-¡¡Vale!!- exclamó alegre y, sin bajarla de sus brazos, allá se fueron los cinco.
 -Queda Javi- anunció resuelta Paloma
-¿Y yo por qué, mandona?- protestó fastidiado
-Porque si no obedeces, el próximo fin de semana no invito a Patri a pasarlo aquí con nosotros ¿te parece una buena razón?- expuso ladina y Javi sonrió ya vencido, Hugo soltó una sonora carcajada -Ay hermanito; ahora sí que la primita te tiene a su merced bien sujeto por los cojones Javierito- se burló socarrón, su hermano le hizo un mohín asqueado pero se volvió obediente contra el tronco de uno de los frondosos árboles y comenzó a contar. Hugo y Paloma se rieron divertidos y todos corrieron a esconderse. Hugo escogió los setos que bordeaban el alto muro, era un buen escondite: oscuro y algo apartado de donde Javi contaba. Se sentó sobre la hierba y apoyó la espalda en las duras piedras del muro a esperar ser encontrado. Al instante, Paloma inundó de nuevo sus pensamientos. Por mucho que lo intentaba y se esforzaba en ello, le era imposible sacar la bella imagen de aquel precioso rostro de su cabeza y al instante un fuego inmenso le devoraba por dentro y regresaban aquellas ansias desesperadas de tenerla entre sus brazos y de besar aquellos jugosos labios… y ahora que sabía que ella sentía lo mismo por él, su cuerpo temblaba de la emoción y el corazón le latía enérgico, parecía querer salirse del sitio; pero ¡era Paloma, coño ¿en qué rayos estaba pensando?! Ahora más que nunca debía alejarse de ella y olvidarse ambos de todo aquello cuanto antes; pero al mismo tiempo, esa idea lo deprimía y un dolor terriblemente le aprisionaba el pecho con solo pensar de no verla en una larga temporada. Oyó como alguien se acercaba… de pronto, Hugo y Paloma se encontraron inesperadamente frente a frente; sus corazones empezaron a latir tan frenéticos que parecía iba a estallarles en cualquier instante. Se quedaron mirándose fijamente unos segundos sin poder reaccionar
-Lo siento, no sabía que estabas aquí…- pudo apenas murmurar Paloma y se volvió con la intención de irse
 -¡No te vayas Paloma!- clamó sin pensar sujetándole la muñeca; ella se volvió y lo miró con aquellos preciosos y grandes ojos grises que lo enloquecían; no podía aguantarlo más, necesitaba apagar aquel fuego que lo devoraba por dentro- no puedo más Paloma, lo intento, pero ya no puedo...- expresó con desesperación y, sin más, tiró suave pero enérgico de su muñeca provocando hábilmente que ella cayera entre sus brazos y atrapó su boca en un beso urgente, desesperado, que ella al instante correspondió ávida y tan deseosa como él. Separaron sus bocas lentamente tomando aire apresurados, sus veloces corazones parecían latir al unísono- lo intenté Paloma, te juro que intenté evitarlo hasta la desesperación; pero no puedo cielo mío, no puedo apagar todo esto que siento por ti- declaró aprensivo, ella sonrió dulcemente con aquella hermosa sonrisa que lo atrapaba mirándolo con aquellos preciosos ojos llenos de pasión provocándole que su corazón aún se acelerara más- Dios Paloma... si supieras lo loco que me tienes amor mío- murmuró derrotado y ella, sonriendo radiante de felicidad, le tomó suavemente por la nuca atrayéndolo de nuevo hacia ella y volvieron a besarse; pero esta vez más dulcemente, parsimoniosos; recreándose y saboreando deleitados cada rincón de sus bocas mientras ella seguía acariciando tierna su nuca y las manos de él recorrían su espalda muy despacio aprisionándola gustoso contra su cuerpo suavemente. Aquello era sublime, perfecto, un sueño imposible que se había hecho realidad y ya no les importaba nada ni nadie... hasta que, sin esperárselo, Javi apareció sorprendiéndolos. Los tres se quedaron paralizados, estáticos. Ellos, aún uno en brazos del otro, miraban sobrecogidos a un Javier que los observaba con ojos desorbitados y la boca entreabierta del asombro.
 -Javi, hermanito...- empezó a hablar Hugo intentando explicarse pero él, sin dejar de mirarlos con ojos de estupor y sin decir nada, se volvió y echó a andar a paso apresurado alejándose de ellos- ¡¡Javi espera!! ¡¡No te vayas, joder; deja que te explique por favor!! ¡¡Javi!!- lo llamó vivamente al tiempo que dejaba a Paloma a un lado sentada en la hierba y se ponía de pie rápidamente; pero él no se detuvo- ¡Santo Dios!- exclamó sobrecogido pasándose impotente las manos por el pelo. Él y Paloma se miraron nerviosos a los ojos- vamos, tenemos que hablar con él cuanto antes- resolvió raudo y, tomándola de la mano, la ayudó a levantarse y apuraron el paso para poder alcanzarlo antes de que llegara a la casona.
Ya casi lo habían conseguido cuando aparecieron los pequeños sonriendo felices. Paloma, instintivamente y muy nerviosa, apartó de inmediato su mano de la de Hugo que la miró confundido; pero ella solo movió sus hombros indicando que no sabía por qué lo había hecho
-Procura controlarte cielo, no es nada raro vernos tomados de la mano y así aún llamas más la atención- le recomendó cariñoso, ella asintió con la cabeza comprendiendo que tenía razón
-¡Se os acabó el estúpido jueguecito, nos vamos a casa!- clamó furioso Javi a los dos muchachos sin detener su acelerado paso, ellos lo miraron impresionados por aquella abrupta orden pero, sin decir nada, lo siguieron hacia la casa.
 -Hugo...- murmuró Paloma sujetándose nerviosa al brazo de Hugo comprendiendo que aquello que dijera iba por ellos
 -Tranquila- expuso besándola amoroso la sien y echó a correr tras su hermano; así lo alcanzó le pasó amistoso el brazo por los hombros e intentó susurrarle algo al oído
-¡¡Déjame en paz, hipócrita; que eres un puto maldito hipócrita!- exclamó furibundo soltándose con un brusco gesto del brazo de su hermano- ¡Tú... y ella!- añadió mirando furioso a Paloma parada tras ellos; apuró su paso alejándose de nuevo.
-¡Joder Javi, déjame explicarte coño, no es para nada lo que estás imaginando!- exclamó fastidiado Hugo quedándose parado mirándolo alejarse, cuando Paloma llegó a su altura observó que tenía el rostro preocupado como el de ella.
-¿Irá a decir algo Hugo?- preguntó aterrada, él le sonrió tranquilizador
 -No muñequita, eso sí que no; Javi es legal- aclaró rotundo besándola de nuevo en la frente- anda, vamos- la animó a seguir y se acercaron muy inquietos y en silencio a la terraza. Todos hablaban entretenidos sin prestarles atención; menos la abuela, que sí los miró un instante al verlos llegar pero no dijo nada. Los pequeños se dirigieron arriba riéndose campechanos mientras ellos dos se sentaban en cada esquina del balancín y se quedaron pensativos, muy serios; pero la abuela los observaba intrigada, se habían sentado demasiado lejos el uno del otro….
 -¿Pasó algo mis niños?- preguntó pausadamente al cabo de un rato, Paloma dio un respingo y el corazón se le paró de repente
-No abuelita ¿por qué?- preguntó Hugo intentando parecer tranquilo
-Javi llegó hecho un basilisco y ahora os quedáis vosotros ahí tan… quietos- indicó con mucho tacto pues lo que realmente la desconcertaba era su lejanía; todos los observaron intrigados por el comentario de la anciana pues no se habían percatado de nada con la amena charla. Paloma se mordía nerviosa el labio, ahora su corazón parecía un caballo desbocado. Su madre la observaba intrigada, esa forma de morderse el labio era una señal inequívoca de que algo sí sucedía y la intranquilizaba -¿Y a dónde fue Javi abuelita?- preguntó Hugo intentando sonreírle ameno
-Arriba, pasó como alma que lleva el diablo y con una cara como si hubiera visto un espectro- contestó su padre. Hugo entró en la casa y subió los peldaños de dos en dos. Paloma reaccionó e intentó seguirlo pero su madre la detuvo en mitad de la huida
-¿Pero pasó algo cielo?- inquirió preocupada, ella les sonrió dulcemente a todos
 -No mamaita, solo un desafortunado incidente que, al parecer, le sentó mal a Javi- aclaró desenfadada y huyó rauda dentro de la casa esquivando más preguntas.
 Los buscó en sus dormitorios pero no estaban, y en el cuarto de estudio estaban solo Óscar y Alex jugando entretenidos en el ordenador
 -Hugo y Javi están al fondo del balcón- indicó desenfadada Alex sin dejar de prestar atención a la pantalla del ordenador; había heredado del abuelo ese don de no atender a nada pero darse cuenta de todo. Paloma salió por los ventanales del cuarto de estudio y los vio donde Alex le había dicho: sentados en el suelo, arrimados contra la pared del fondo del balcón y agazapados tras el bonito enrejado blanco vertical que venía desde la terraza donde un rosal de rosas blancas floreaba ya en todo su esplendor. Hugo le sonrió brevemente así la vio asomarse pero Javi ni la miró. Sentado con las piernas recogidas sobre su pecho, las rodeaba con sus brazos sujetándose una muñeca con su otra mano; pero, tan fuertemente, que tenía la mano enrojecida de la presión que ejercía
-Dí algo, hombre- le inquirió Hugo mientras ella se iba aproximando despacio, pero él no daba una palabra- ¡No creo que la cosa fuera como para quedarse mudo, hermanito!- bromeó chistoso pero a Javi no le hizo gracia- Javi, por favor; escúchame…- le habló más serio posicionándose ante él y apoyándose en sus rodillas suavemente, él le clavó de pronto sus ojos azules, estaba colérico -¡¡Sois… sois…!!- empezó a decir con la voz llena de rabia y dolor; ellos se quedaron observándolo expectantes- ¡¡sois unos malditos cínicos!! ¡¡Unos asquerosos hipócritas de mierda!!- gritó enfurecido; ellos siguieron callados, los pequeños se asomaron curiosos a la puerta del cuarto de estudios alarmados por los gritos- ¡¡Largo enanos metomentodo, esto es una conversación que no os interesa!- les bramó déspota y ellos desaparecieron rápidamente dentro del cuarto; Javi regresó su mirada hacia su hermano, pero esta vez estaba más llena de dolor que de rabia- ¡¡Creí que éramos una piña!! ¡¡Creí que confiamos los unos en los otros… ahora veo que no!! ¡Que solo yo soy el estúpido que os lo cuenta todo mientras vosotros escondéis vuestros secretitos!- exclamó tremendamente dolido
 -¡¡No es así Javi, no hemos escondido nada; sí nos tenemos confianza hermano y claro que somos una piña!!- remarcó rotundo y sincero Hugo pero él lo miró incisivo mostrando una leve sonrisa sarcástica
 -No seas aún más cínico Hugo- increpó entre dientes- ¿A esto le llamas tú confianza? ¿A andar escondiéndoos de mí? ¿Y desde cuando Hugo?- expresó asqueado mirándolo desafiante con los ojos llenos de lágrimas- ¡¡Venga, habla!! ¡¿Desde cuándo os estáis partiendo el culo a mi cuenta y en mis propias narices?!
-No es así hermanito… y baja la voz o te oirán abajo- recomendó Hugo observando nervioso a través de los barrotes del enrejado de flores a los mayores en la terraza sentados bajo ellos que seguían charlando relajados sin prestar atención a lo que ocurría arriba
-Javi...- pronunció cariñosa Paloma también acuclillándose ante su primo y lo miró dulcemente a los ojos- tú me conoces muy bien y te prometo por Alex, que es lo que más quiero en este mundo y lo sabes, que nunca te he ocultado nada; siempre te lo he contado todo, y lo que has visto, te juro que es la primera vez que sucede… no, mejor dicho: era nuestro primer beso Javi, y tú fuiste testigo de él; te lo juro primito- aclaró con total sinceridad mientras unas lágrimas nerviosas empezaron a correrle por las mejillas, Hugo le tomó la mano y se la besó dulcemente intentando serenarla. Javier escudriñó desconfiado los ojos de ambos unos segundos y algo debió ver porque respiró profundamente más relajado
-Está bien, tranquila; te creo- susurró tierno acariciando con mucho cariño la cara de su prima secándole suavemente las lágrimas, ella le sonrió agradecida
-¿Vas a contarlo hermano?- preguntó Hugo en un susurro cargado de terror
-¡¿Estás loco o qué te pasa?!- miró sorprendido a su hermano sin creerse que dudaran así de él- ¡¡No soy ningún chivato!! ¡¿Cuándo vas a confiar en mí de una puta vez Hugo?!- le reprochó dolido, su hermano le sonrió cariñoso, pero él fijó muy serio su mirada en la de su hermano- ¡Dios Hugo! ¡¿Sabes la que estás liando?! ¡¡Va a ser de órdago si alguien llega a enterarse, tío!!- exclamó sobrecogido
-¡¡Lo sé, claro que lo sé; lo sé muy bien!!- expuso desairado y miró desolado a su hermano- Pero ¿qué quieres que le haga Javi? En el corazón no se manda y te juro que intenté evitarlo, luché con todas mis fuerzas para detener todo esto que siento por Paloma, pero me fue imposible... ¿por qué crees que estoy tan desesperado por irme? ¡Joder, Javi ¿cómo puedes pensar que te lo ocultábamos si aún ayer te hablé de ello, o no lo recuerdas?! ¿No te dije que necesitaba urgentemente alejarme de ella o cometería una locura? pues hoy ya no pude luchar más hermanito...- declaró completamente vencido
-¡¡Santo Dios!! ¡¡Paloma es la chica de la que hablabas; por eso insististe en que no le dijera nada!!- expuso atónito Javier y Hugo asintió con la cabeza
-Javi, ayúdanos hermanito; por Dios te lo pido, ayúdanos: yo no puedo ya vivir sin ella y si papá se entera de esto...- suplicaba angustiado
-¡¿Papá?! ¡¿De verdad quien te preocupa es papá?!- lo interrumpió él abriendo incrédulo los ojos, su hermano lo miró confundido- hermanito, en quien debes pensar es en tío Cris Hugo, no te lo perdonará en los años de su vida... ¡¡Estás hablando de Paloma, Hugo; de su ángel, su princesita adorada...!! ¡¡Joder, matarte es poco de todo lo que te hará si llega a enterarse!!- aclaró sobrecogido, Hugo tragó nervioso saliva- Joder hermanito... ¡¡Que ojo tienes!! ¡¡De todas las tías que revolotean a tu alrededor y se te ponen en bandeja, fuiste a enamorarte de la más prohibida y difícil!! ¡¡Si naces más capullo sales mariposa!!- expresó burlón y se rió a carcajadas. Ellos también rieron pero no tan divertidos como lo estaba él
-Nos vas a ayudar ¿verdad primito?- instó dulcemente Paloma acariciándole tierna la rodilla
-¿Me queda de otra, primita? Sí, es un capullo redomado pero... ¿qué le voy a hacer? Es mi hermano y le quiero y me gustaría que siguiera vivo un poco más de tiempo- expuso bromista y ella rió divertida
-Serás imbécil- exclamó tierno Hugo y lo abrazó con gran cariño.
Regresaron dentro de la casa caminando despacio por el balcón en dirección a la habitación de estudio. El cuarto estaba vacío; los pequeños habían huido al piso de abajo tras los gritos de Javier. -Hugo...- murmuró apagadamente Paloma cuando Javier ya abría la puerta para regresar abajo
 -¿Qué mi chiquita preciosa?- expresó amoroso Hugo retirándole tierno un mechón de pelo de delante del rostro
-Antes, en el balcón, dijiste que “estás” desesperado por irte; no que “estabas”... ¿Significa eso que vas a irte igualmente aunque haya pasado lo que pasó?- preguntó temerosa de la respuesta mirándolo angustiada a los ojos, él tragó saliva y se mojó los labios sin saber qué responder- ¿y la universidad, Hugo? ¿Por qué quieres irte a la capital aún a sabiendas de que la mejor en arquitectura es la de aquí?- siguió indagando intranquila; él siguió callado- Hugo...- le instó impaciente ante su silencio; él tomó aire profundamente y, en un arrebato casi desesperado, la sujetó por la nuca y atrapó apasionado su boca, ella le respondió al instante entregándole hasta el alma en aquel beso.
-¡¿Estáis locos o qué carajo os pasa?!- susurró asustado Javier al descubrirlos besándose cuando regresó al cuarto al ver que no lo seguían- ¡Joder, tío ¿no las piensas o qué?! ¡¡Avisa coño y me quedo vigilando!!- le reclamó cerrando la puerta rápidamente; su hermano le sonrió agradecido
-Pues vigila hermanito, porque aún no acabamos- aclaró bonachón Hugo y volvió a retomar los dulces y sabrosos labios de Paloma que se entregaba llena de amor y pasión; Hugo fue deslizando su mano muy despacio desde la nuca de Paloma hasta su espalda en una suave caricia y la oprimió contra su cuerpo ansioso de sentirla bien ceñida a él, ella respondió al instante amoldándose gustosa al cuerpo de Hugo. Aquello era un sueño, un sueño delicioso y maravilloso que al fin se hacía realidad y no querían que se acabara...
 -¡Ey, vienen los enanos!- anunció nervioso Javier cerrando la puerta que tenía entreabierta para poder vigilar la escalera. La parejita se separó rauda alejándose medio metro uno del otro mientras se intentaban recomponer nerviosos intentando borrar cualquier vestigio de lo que acaba de ocurrir; Óscar y Alex aparecieron riendo alegres en la puerta y se quedaron parados en el umbral al encontrarlos allí mirándolos expectantes a los tres, ellos les sonrieron despreocupados pero Paloma se fue aproximando más a Javi para poderse ocultar tras él inquieta de que su hermana detectara algo en ella; aquella avispada tenía ojo de lince y pillaba las cosas al vuelo como la abuela
-¿Qué? ¿Ya se os ha pasado el cabreo?- indagó curioso Óscar
-¿Qué cabreo enano? Aquí nadie estaba cabreado con nadie- respondió jocoso Hugo revolviéndole el pelo a su hermano pequeño que rió complacido ante su tierno gesto
-¿Qué hacíais?- preguntó inocente Alex
 -Nada-contestó muy precipitado y nervioso Javier; Paloma disimuladamente le dio un suave codazo en las costillas para recriminarle aquel delator gesto de nerviosismo por su parte
-¿A dónde ibais vosotros dos tan apresurados, eh?- preguntó cariñoso Hugo atrapando entre sus brazos a ambos muchachos y besándoles juguetón en el cuello provocándole risas alegres para captar su atención y que pasara desapercibido el nervioso desliz de Javier
-A buscaros, papá dice que se está haciendo tarde y quiere irse a casa- respondió Óscar sin poder dejar de reír ante las cosquillas que su hermano le ocasionaba
-Está bien, dile que ahora mismo bajamos- contestó resuelto besándolos a ambos en las mejillas y echaron a correr por el pasillo riendo alegres
 -Tienes que disimular mejor Javi- le reclamó Paloma a su primo así los pequeños desaparecieron -Siempre lo pillan por lo mismo y no aprende el muy cretino- expuso fastidiado Hugo, su hermano lo miró ofendido- no me mires así que sabes que tengo razón, cuando sueltas ese “nada” tan precipitado, mamá ya sabe que algo escondes y después no para de incordiar hasta averiguarlo
-¡¿Y qué quieres que le haga?! Me pongo nervioso y no puedo evitarlo- se defendió irritado- ¡y tú que eres tan listo ¿acaso no sabes aún que las mujeres usan carmín a todas horas?! ¡¡límpiate que tienes todos los morros llenos de brillo labial! ¡¡Ni que fueras novato en esto!!- le recriminó a su hermano que rió divertido y se limpió ayudado de Paloma; pero aún le robó un beso rápido antes de salir al pasillo para regresar abajo- ¡Hala, tú sigue; atolondrado! ¡esto va a tardar en descubrirse tanto como un pastel recién horneado de la abuela; canta a leguas!- expresó guasón Javi al verlo y los tres rieron entretenidos; ya toda la familia los esperaban al pie de las escaleras preparados para irse
 -Parece que todo va bien ya- expuso complacido Jacobo viéndolos bajar riendo por las escaleras
-Los niños se pelean y a los cinco minutos están a bien; son más sanos que nosotros los adultos- replicó desenfadado el abuelo
 -Venga, vámonos de una vez que se ha hecho tarde y mañana hay escuela- expuso tía Claudia besando en las mejillas a sus dos queridas sobrinas y se encaminó hacia la puerta de la calle siendo seguida por todos. Hugo, al pasar por junto Paloma, rozó disimuladamente con el dorso de su mano la de ella que sonrió feliz al sentir la dulce y agradable sensación que le recorrió el cuerpo a aquel leve pero intenso contacto de su piel.
-Vosotras también a la cama que tía Claudia tiene razón: hoy se ha hecho tardísimo- indicó cariñosa Carla dándole una juguetona cachetada a Alex que rió alegre echando a correr escaleras arriba mientras Cris la observaba sonriendo deleitado, a sus doce años ya era toda una mujercita. Paloma se despidió de sus abuelos y sus padres y también empezó a subir las escaleras ante la cariñosa mirada de Cris y Carla al pie de la escalera, tenían dos hijas preciosas y no se cansaban de mirarlas. Su smartphone repicó en el bolsillo trasero de sus cortos pantaloncitos vaqueros la llegada de un mensaje, lo recogió rauda sospechando de quien era leyéndolo al instante: “Que tengas felices sueños mi chiquita preciosa y, a poder ser, que sean conmigo.” ella sonrió feliz- ¿no te irás a poner ahora a mensajitos con Patri, verdad? Es muy tarde Pal- recriminó su madre mirándola desconfiada
-No es Patri, mami- respondió sin pensar con un brillo especial en sus ojos y sonriendo alegre, Carla la miró frunciendo intrigada el ceño y ella apretó atrapada sus labios; había hablado de más. Sonrió despreocupada- solo era... una actualización, mamaita; hasta mañana- aclaró desenfadada y apuró a irse a su cuarto.
 -Ya, una actualización...- murmuró guasona moviendo impotente la cabeza, Cris rió divertido
 -Parece que ya empiezan a revolotear los moscones mi ángel- expresó guasón Cris besándola amoroso en la mejilla
 -¡Sí!- suspiró derrotada, él volvió a reír entretenido- Solo espero que tenga algo de sentido común por lo menos en eso y elija a un buen muchacho- expresó cariñosa pero al tiempo preocupada
 -Pues yo aún espero más, y sobre todo por el bien de él- exclamó muy serio de pronto, Carla lo observó intrigada- que procure mantener los pantalones puestos por lo menos hasta los veinte o le retorceré el pescuezo sin compasión- aclaró tajante, ahora fue Carla la que se rió explayada
Hugo, ya metido en su cama, no podía dormirse. Estaba feliz, eufórico más bien, por todo lo que había sucedido aquella noche. Sus manos aún ardían de sentir la piel de Paloma en ellas, su cuerpo estaba reconfortado de sentirla tan gustosa ceñida y amoldada a él y en su boca aún podía saborear el delicioso sabor de sus labios... de pronto recordó su inquieta pregunta en la sala de estudio ¿si iba a irse? ¿alejarse ahora de ella y de aquel maravilloso sueño hecho al fin realidad? No, definitivamente no podría; si antes le dolía pensar en ello... ¡¡ahora era inimaginable para él algo así!! Impetuoso, saltó de la cama vistiéndose raudo los vaqueros y, colocándose una camiseta, abrió despacio la puerta de su cuarto examinando atento el pasillo y se escabulló silenciosamente escaleras abajo; se sobresaltó al encontrarse en la cocina frente a frente con su hermano Javier que se servía un vaso de agua
 -¡¡Joder tío ¿es qué nunca duermes o qué carajo?!!- exclamó sobrecogido al verlo, su hermano rió divertido
-Mala tienes la conciencia cuando te sobresaltas así ¿a dónde vas?- interrogó burlón
-A ver a Paloma, tengo algo importante que decirle; cúbreme si se levanta mamá- aclaró dirigiéndose a la puerta trasera de la cocina
-¡¿Estás loco o qué coño te pasa?! ¡¡Hugo!!- intentó detenerlo pero sin éxito, él ya bajaba de un salto los cuatro escalones traseros- ¡¡Hugo!!- insistió pero su hermano no se detuvo y corría veloz hacia la casona.

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