domingo, 15 de marzo de 2015


     Estaba acostado en su cama cuando su puerta se abrió de pronto apareciendo Paloma
 -¿Qué haces aquí Paloma?- indagó curioso sentándose al borde de la cama, pero ella no contestó; mirándolo fijamente a los ojos, cerró la puerta tras de sí y empezó a caminar hacia él- ¿a qué has venido?- instó inquieto, ella sonrió dulcemente
-¿Tú qué crees Hugo?- murmuró melosa mientras resbalaba las finas tiras de su vestido por sus hombros dejándolo caer al suelo; Hugo abrió pasmado sus ojos al verla frente a él completamente desnuda
-¡Paloma, pero... ¿qué haces?!- exclamó sobresaltado, ella empezó a acariciarle las sienes hundiendo sus dedos en su cabello
-¿Para qué seguir luchando contra ello, Hugo? Por mucho que nos matemos, no lo vamos a lograr: la razón nunca podrá con el corazón y ambos lo estamos deseando amor mío- murmuró mimosa y atrapó ardiente la boca de Hugo que la rodeó raudo entre sus brazos correspondiendo al instante a aquel maravilloso beso que ella le entregaba mientras ya la iba recostando sobre la cama. Se besaron deleitados, disfrutando complacidos de aquel momento tan ansiado por ambos, y que al fin ocurría; saboreándose gustosos mientras sus manos ardientes se recorrían los cuerpos en caricias abrasadoras que los excitaban tremendamente. Hugo recorrió despacio aquel cuello sublime percibiendo su delicioso aroma y descendió hacia aquellos turgentes pechos que, al sentir el calor de su lengua enredando en sus pequeños pezones, se pusieron duros de la excitación y Paloma soltó unos leves gemidos de placer que le sonaron a música celestial. Siguió descendiendo. Recorrió aquel cuerpo precioso que se le ofrecía sin ningún reparo con su boca saboreando cada rincón de aquella suave y dulce piel. Los gemidos de Paloma iban en aumento, cada vez más profundos y urgentes, excitándolo tremendamente. La penetró sin más demora y ambos no pudieron evitar exhalar al unísono un gemido de plena satisfacción. Se volvieron a atrapar las bocas mientras él la embestía suavemente; quería disfrutar de aquel momento, deseaba prolongarlo hasta el infinito percibiendo gustoso como el cuerpo de Paloma vibraba bajo el suyo jadeante y gozosa- más Hugo, dame más- le susurró anhelosa al oído enroscando sus piernas a las suyas y empujándolo vivamente dentro de ella... Y de pronto, sobresaltado y sudoroso, se despertó.
-¡Santo Dios!- exclamó sobrecogido sentándose al borde de su cama mientras hundía con desesperación sus dedos en su pelo. Llevaba mucho tiempo apareciendo Paloma en sus sueños, pero siempre eran sueños románticos e inocentes; pero aquella noche… ¡Dios! ¡Aquella noche había hecho el amor con ella! ¡Y había sido tan real e intenso, que sus manos aún ardían por el contacto de su tersa piel y en sus oídos aún resonaban sus complacidos gemidos! Hasta su excitado miembro se negaba a creer que hubiera sido tan solo un sueño- ¡Joder!- musitó alterado por su tremenda e incómoda erección y se fue al baño a refrescarse con agua fría para intentar aplacar todo aquello; se miró su reflejo en el espejo ¡Santo Dios, ¿se había vuelto loco o qué rayos le pasaba?! ¡¿Cómo podía soñar así con ella?! ¡Si era Paloma por todos los santos! Su prima, casi su hermana… ¡aquello era una insensata locura y una terrible tortura!
-¿Estás bien?- lo sobresaltó la voz preocupada de Javier detrás de él. Se giró encontrándoselo mirándolo inquieto, le sonrió tranquilizador
 -Sí, no es nada; este maldito calor…- contestó desenfadado
 -Pues chico, como te pone el calor- se guaseó burlón percibiendo su excitación bajo sus boxers
-¡No seas cerdo! ¿Acaso a ti no te tiene pasado o qué?- protestó fastidiado cubriéndose con la toalla, su hermano rió divertido- ¿y tú qué? ¿No duermes nunca o qué rayos te pasa?- bromeó chistoso saliendo del baño
-Soy de sueño ligero- contestó tranquilo siguiéndolo hasta la puerta de su dormitorio
 -Bueno, pues volvamos a la cama o la otra de “sueño ligero” se levantará y la liará parda- expuso burlón y se rieron amenos, Hugo ya entraba en su cuarto mientras su hermano Javier regresaba al suyo en frente al de él
 -Hugo ¿de verdad te encuentras bien?- repitió inquieto
-Qué sí pesado ¿A qué viene tanta insistencia?- instó fastidiado
-Últimamente estás muy raro hermanito, y de verdad me preocupas- aclaró inquieto, Hugo le sonrió tierno conmovido por el gran cariño de su hermano
-No me pasa nada enano, solo que tengo muchas cosas en la cabeza… demasiadas- aclaró tranquilizador y se metió en su cuarto.
 -Ya me di cuenta, ya- murmuró malicioso mirando socarrón la entrepierna de su hermano, Hugo le tiró la toalla sonriendo desarmado y él la atrapó hábil antes de que le impactara en la cara
-Javi…- lo llamó ahora Hugo antes de que su hermano cerrara su puerta, él lo miró animoso- ¿Tú has oído por el instituto algún comentario fuera de tono sobre Paloma?- indagó preocupado
-¿De Paloma? ¿Nuestra Paloma?- instó confuso, él asintió con la cabeza- no, que va; yo no ¿Por qué? -Por nada, déjalo… Hasta mañana- resolvió más calmado
-¿Por eso te peleaste con ese estúpido de Carrasco, no? ¿Dijo algo de Palomita verdad?- insistió curioso
 -No debí dejarme arrastrar por sus babosadas, sé de sobra que todo lo que ese cerdo escupía eran mentiras… Pero ya no podía soportar más oírlo hablar- repuso abochornado
-Hiciste muy bien Hugo, alguien debe cerrarle la bocaza a ese tío de vez en cuando; cada vez que la abre, solo sabe soltar barbaridades y, conociéndolo, a saber qué pudo haber dicho de Paloma- repuso orgulloso del comportamiento de su hermano, Hugo le sonrió agradecido
-Anda, a la cama enano- repuso más animado y cerró la puerta de su cuarto
Claudia, que no podía dormir preocupada por los enfrentamientos cada vez más terribles entre su hijo mayor y su padre, se había levantado a tomarse un vaso de leche y ya regresaba a su dormitorio; a medio camino de las escaleras, se detuvo al escuchar susurrar a ambos muchachos y lo oyó todo sin que ellos se percataran de su presencia. Al oír cerrarse sus puertas, sonrió tierna y orgullosa de su hijo mayor y continuó su camino a su dormitorio
-¿A dónde fuiste, amor?- preguntó medio adormilado Jacobo atrapándola entre sus brazos así se metió en la cama
-¿Sabes por qué se peleó Hugo?- expresó mirándolo dolida, él también la miró a los ojos- por defender a nuestra Paloma, Jacobo- aclaró orgullosa, él tragó saliva arrepentido por haberse encarado así con su hijo- dale tregua Jacobo; tenemos unos hijos maravillosos cielo; déjalo un poco en paz- le reprochó herida, él se acostó boca arriba en la cama y no dijo nada.
Pero Hugo no pudo volver a cerrar los ojos. Entre la tensión de aquella lucha interna que mantenía por aplacar sus sentimientos hacia Paloma y ahora aquel perturbador sueño, no había formar de dormirse. Dio vueltas inquieto en su cama pero, cuando aún faltaba más de un cuarto de hora para las seis de la mañana, no aguantó más y se fue a correr como todos los días. A las siete, su tío Cris se le unió como cada mañana. Preocupado se dio cuenta que, por su ya ralentizada intensidad en la carrera y la forma en que estaba sudando, Hugo llevaba mucho tiempo corriendo, más de lo habitual
-Hugo ¿podríamos hablar un momento?- expuso Cris cuando se detuvieron junto al estanque a beber agua de sus botellas después de tres vueltas a toda la finca
-Claro, sin problema- respondió despreocupado
-¿Te importa si dejamos por hoy la carrera y hablamos ahora?- expuso animoso, Hugo negó tranquilamente con la cabeza y se sentaron sobre la hierba; Hugo lo miró expectante- ¿qué te está pasando hijo?- interrogó preocupado, él muchacho respiró hondamente esquivando al instante la mirada de su tío- y no me vengas con un “nada” como siempre que nos conocemos demasiado bien y sé que algo te está inquietando, inquietando demasiado ¿qué es hijo?- instó amistoso pero Hugo se mantuvo en silencio- Sabes que conmigo puedes hablar en confianza; lo que me cuentes quedará entre tú y yo como siempre- insistió ante su silencio; el muchacho lo miró fijamente a los ojos unos segundos ¿seguro que podía contarle todo? ¿cómo reaccionaría si supiera lo que apenas hacía unas horas había soñado con su adorada princesita? y volvió a tomar aire profundamente
 -De verdad que no me pasa nada tío Cris, solo es... una chica- al fin habló
-Acabáramos- expresó desenfadado y ambos se rieron entretenidos- pero por lo que sé, ya entraron y salieron unas cuantas en tu vida y nunca te afectó en lo más mínimo, hijo... ¿qué pasa con ésta para que te tenga así?
 -Es que con ella es todo tan extraño; me tiene tan confundido…- expresó aturdido, Cris lo miró intrigado y Hugo de nuevo tomó aire profundamente- tío Cris ¿alguna vez te pasó de tratar casi toda tu vida con una persona y un día de pronto, sin más ni más, esa persona ha cambiado radical ante tus ojos?- su tío lo miró desconcertado
-¿Te refieres a que creías conocerla bien y resultó que, con el tiempo, descubres que es una persona totalmente diferente a lo que tú pensabas? Sí hijo, suele pasar; con el tiempo y el roce, suelen caerse las máscaras y se descubre cómo son realmente las personas...
-No tío Cris; no me refiero a eso... me refiero a que si alguna vez te pasó de tener una buena amiga durante muchos años y de pronto, sin saber cómo ni cuándo ocurrió, ahí está: delante de ti como siempre pero la ves completamente diferente; y, sin esperártelo si quiera, descubres que todo aquel cariño que sentías por ella se transformó en algo mucho más fuerte e intenso; y, cuanto más te niegas a creerlo y más luchas por aplacar ese sentimiento, más grande se hace hasta llegar a un punto que el corazón parece dolerte- se abrió sincero
 -¡¡Wow!!- exclamó impresionado, Hugo lo miró confundido- hijo, siento decirte que te has enamorado hasta las trancas colega- aclaró contundente palmeándole amistoso la rodilla, Hugo lo miró sobrecogido
-No puede ser, tío- murmuró acongojado
 -Pues sí lo es hijo- remarcó rotundo, Hugo bajó la cabeza angustiado- y te digo más, si como dices eso que sientes ha ido creciendo y madurando poco a poco con el tiempo… No es un enamoramiento alocado y pasajero como los otros que has tenido Hugo: es amor verdadero, y te va a costar horrores apagarlo- explicó tierno- ¿Y sabes si ella te corresponde?
-No, ni quiero saberlo- contestó radical levantándose fulminante, Cris lo miró desconcertado
-Hugo, hijo ¿qué pasa?- indagó asombrado por aquella reacción de su sobrino
-Que no quiero saber si ella siente lo mismo, ni siquiera quiero saber si le gusto; no, es más ¡¡no puedo gustarle tío Cris!! No puede ser, eso sería una locura…- exclamó afligido confundiendo aún más a Cris- Decididamente este verano me largo de aquí- resolvió definitivo y echó a andar hacia su casa
 -¡Espera Hugo…!- lo detuvo sujetándole del brazo, él lo miró inquieto- ¿Acaso pasa algo con esa chica de lo que deba preocuparme?- él negó con la cabeza pero Cris no quedaba tranquilo- ¿Estás teniendo problemas por su culpa? ¿Acaso la pelea de ayer fue por ella?- Hugo volvió a negar con la cabeza, Cris tomó aire profundamente: cuando se cerraba así en banda era inútil insistir- Vale, está bien… pero sabes que siempre estoy aquí y no solo para escuchar ¿entendido? Si te hace falta alguna ayuda, para lo que sea, cuenta conmigo ¿de acuerdo?- Hugo asintió sonriéndole agradecido e intentó volver a irse- Hugo espera… Hablas de irte ¿a dónde, cuánto tiempo y por qué hijo?
-A dónde no lo sé ni me importa gran cosa tío Cris, yo lo que necesito es alejarme un tiempo, un par de semanas, un mes como mucho… poner en orden todo esto que me está agobiando demasiado y siento que me está asfixiando... además, como si no tuviera ya bastante con todo lo que tengo encima: los estudios, la elección de universidad, el campeonato regional de atletismo... ahora a cada momento mi padre tocándome los cojones, joder- exclamó muy agobiado, Cris lo miró conmovido; realmente el muchacho estaba sufriendo lo indecible- necesito alejarme, tío Cris; necesito irme o mi cabeza va a reventar de un momento a otro- repuso abatido
-Pero sobre todo para alejarte de esa chica ¿no?- añadió compasivo Cris y Hugo sonrió desmoralizado -Sobre todo por eso…- repitió apagadamente, se quedaron callados unos segundos- tengo que irme tío Cris, se me hace tarde- aclaró desanimado y regresó corriendo a su casa dejando a Cris aún más inquieto de lo que ya estaba por su sobrino.
-Tienes mala cara hijo ¿Te encuentras bien?- indicó preocupada su madre posando su mano en la frente de Hugo cuando bajó a desayunar después de ducharse y prepararse para ir al instituto; su padre también lo observó detenidamente. Sí, estaba algo pálido y demasiado ojeroso- A ver si ayer te has hecho más daño del que piensas y vas a tener algo roto…- siguió exponiendo inquieta mientras posaba su mano en la frente de Hugo
 -Que no mamá ¿déjalo quieres? Te digo que estoy bien- respondió evasivo esquivando su mano y se sentó en su lugar a la mesa entre sus dos hermanos, siguieron desayunando; los cuatro charlaban entretenidos pero sin pasar por alto que Hugo se mantenía muy callado, demasiado a pesar de que era Hugo. Claudia y Jacobo se cruzaban miradas inquietas
-¿Ha salido hoy Cris a correr contigo Hugo?- se interesó animosa su madre intentando entablar una conversación, pero él solamente asintió con la cabeza
 -¿Y cuándo es el campeonato regional, hijo?- lo intentó amistoso su padre
 -No voy a presentarme- contestó decidido, todos se miraron atónitos- En cuanto acabe el curso me voy- añadió resuelto, Javier lo miró sorprendido
-Pero Hugo, hijo ¿A qué viene eso?- indagó preocupada su madre
-A nada mamá, a que me voy y punto- expresó tajante
-¿A dónde y con quién?- preguntó inquisitivo su padre mirándolo fijamente
-A dónde no lo tengo decidido pero me voy solo papá, quiero estar solo- remarcó rotundo
 -¡Ya, solo! ¡Y yo me chupo el dedo, vamos!- repuso sarcástico su padre- ¡¿acaso crees que me engañas? Tú lo que quieres es un mes por ahí con los amigotes o con alguna de tus múltiples conquistas desfasándote sin control! ¡¡Yo también tuve los dieciocho y a mí ya no me la cuelas muchachito!!- le reprochó irritado
-¡No papá, estás muy equivocado! ¡¡Yo no sé que habrás hecho en tu juventud pero yo no soy tú y, por lo que acabas de decir, demuestras que no me conoces absolutamente nada!!- reprobó tajante mirándolo ofendido, sus hermanos observaban la escena sin decir nada temerosos de otra bronca entre su padre y su hermano
-Jacobo, por Dios bendito- exclamó Claudia intentando aplacar a su esposo y de esta vez lo logró; Jacobo tomó aire profundamente intentando mantener la calma
-Yo solo quiero estar solo, papá… necesito estar solo ¿te es tan difícil de comprender que solo busco algo de paz?- siguió hablando Hugo también algo más calmado
 -Pero dinos al menos a dónde piensas ir mi niño- expresó inquieta su madre
-¡Es que no lo sé mamá! No tengo pensado nada ni me importa realmente el dónde… como para entonces ya tendré el carnet, me subiré al coche y me iré sin rumbo a cualquier lugar hasta dar con lo que busco: tranquilidad y, sobre todo, soledad
-¡¿Sin rumbo?! ¡Eso es una locura Hugo, no lo permitiré!- replicó asustada su madre negando rotunda con la cabeza
-¡¡Me importa una mierda que lo permitas o no mamá!! ¡¡Necesito estar solo al menos un mes para poner mi cabeza en orden o creo que me volveré loco y me voy a ir te pongas como te pongas!!- bramó irritado levantándose precipitadamente de la mesa, todos lo observaban atónitos
 -¡¡A tu madre no le hables así muchachito, y aquí el único que levanta la voz soy yo!!- le increpó enfadado su padre también levantándose y enfrentándolo
-¡Por favor papá, no quiero discutir contigo hoy también, pero comprenderme por Dios santo!- imploró angustiado- Este año está siendo realmente difícil para mí y necesito alejarme de todo lo que me rodea
 -¿Por qué está siendo un año tan difícil Hugo?- indagó preocupada su madre, él la miró atormentado- hijo, por favor háblame; solo quiero entender qué te está pasando mi cielo; sé que no estás bien, llevas mucho tiempo sin estar bien Hugo… solo necesito saber qué te pasa cielo mío, echa fuera eso que tanto te aflige desde hace tiempo y te tiene así amor mío- expuso con ojos llorosos de la angustia -Mamá…- exclamó afligido mirándola con ojos tortuosos como si fuera al fin a abrirse, pero se calló al instante e, impactando a todos, unas lágrimas empezaron a correrle por sus mejillas. Javi lo miraba impresionado ¿qué rayos podía tener así a su hermano del alma?
-Dios santo mi niño precioso ¿qué te está pasando mi ángel?- insistió conmovida su madre mirándolo angustiada a los ojos, Hugo le mantuvo la mirada unos segundos mientras tragaba repetidamente saliva; estaba calibrando si contarlo o no... Claudia suplicaba mentalmente que al fin se decidiera a abrirse
-Nada mamá, de verdad que no me pasa nada; solo que se avecinan unos cambios en los que tendré que tomar decisiones importantes que debo asegurarme muy bien antes de tomarlas, mi futuro está en ello... nada más- resolvió definitivo secándose raudo con el revés de su mano sus mejillas y su madre suspiró derrotada, había decidido que no iba a hablar...
 -Pero ¿no habías decidido ya irte a la capital?- repuso desconcertado su padre al escucharlo
-Sí papá… O no… ¡¡es que no lo sé papá, no lo tengo nada claro aún!!- declaró turbado- solo sé que tengo la cabeza echa un lío y parece que me va a estallar en cualquier momento… ¡Por eso solo os pido un mes de tranquilidad y soledad para ordenar mis ideas ¿pido tanto?!- clamó angustiado; sus padres lo miraron afligidos, su hijo estaba sufriendo y no sabían como ayudarlo ni él se dejaba ayudar...
-Esa es una decisión difícil y lo sé mi cielo... pero también sé que no es lo que te tiene así Hugo ¿Qué te está perturbando tanto cielo mío?- insistió su madre decidida a sacárselo a como diera lugar
-¡Por Dios santo, mamá; déjalo ya ¿quieres?!- exclamó afligido dejándose caer abatido en su silla y cubriéndose la cara con las manos, Javier lo miraba muy angustiado y preocupado: ¿qué demonios seria eso que tanto atormentaba a su hermano? ¿escoger una universidad u otra? No, aquello no era lo que lo tenía así...
-Está bien- repuso Jacobo suspirando profundamente, Hugo lo miró esperanzado- ya hablaremos más calmados sobre este tema, ahora vámonos o llegaremos tarde- resolvió levantándose de su silla
 -Faltan Alex y Paloma, papá- indicó Javier; a Hugo con solo oír pronunciar su nombre, su corazón empezó a palpitar frenético y eso lo enfureció terriblemente; a pesar de todos sus titanes esfuerzos por aplacar sus sentimientos, su cuerpo solo necesitaba oír su nombre para reaccionar de manera descomunal echando todo su empeño al cubo de la basura
-¡¡Maldita Paloma de los cojones, joder!!- no pudo evitar exclamar fastidiado y todos lo miraron al instante extrañados por su comentario; él se sintió atrapado ante aquellas miradas de toda su familia -¿Pero qué demonios te pasa con...?- intentó averiguar desconcertado su padre, pero no pudo acabar de hacer la pregunta: Hugo se levantó precipitado de la silla y subió raudo escaleras arriba huyendo de aquellas inquisitivas miradas, todos se miraron confundidos unos a otros- ¡¿Pero qué rayos le está pasando a este muchacho?!- expresó totalmente desubicado su padre, miró inquisitivo a su hijo Javier- ¿Sabes tú algo, Javi?- le preguntó interesado, él movió los hombros impreciso
-No papá, conmigo tampoco quiere hablar; y a mí también me tiene preocupado: lleva varias noches sin dormir bien y ésta mismamente no pegó ojo; aún no eran las seis cuando lo oí salir a correr- declaró sincero.
-Dios santo Jacobo ¿qué le está torturando tanto a nuestro hijo?- sollozó angustiada Claudia, Jacobo la abrazó tierno contra su pecho besándola amoroso en la cabeza sin saber qué contestar a aquella pregunta que él también se hacía tantas veces
 -¡Hola, ya estamos aquí ¿nos vamos?!- saludó alegre Paloma como todas las mañanas entrando en la casa con Alex de la mano, pero se quedó impactada al entrar en la cocina y encontrarse aquel panorama: su tía lloraba contra el pecho de tío Jacobo cuya tez estaba ensombrecida del desaliento y la cara de su primo Javier eran de máxima preocupación- ¿Qué ha pasado?- indagó inquieta
 -Nada primita, lo de siempre: Hugo cabreado; y ten cuidado, porque hoy se levantó más cruzado que nunca y, por lo que dijo, te tiene a ti en el punto de mira esta mañana- la avisó desenfadado el pequeño Óscar provocando las risas amenas de todos.
Pero, aunque se tomara a broma el comentario de Óscar, realmente Hugo hoy parecía estar muy enfadado con ella y no comprendía por qué. Ya bajó de su cuarto con cara de pocos amigos y, pasando por su lado sin mirarla ni saludarla siquiera, se metió en el coche de tía Claudia ocupando el asiento delantero que era donde iba siempre ella clavando su mirada al frente y así continuó todo el trayecto: sin decir nada y su mirada perdida en el horizonte. Apenas Claudia detuvo el coche delante del instituto, Hugo se bajó de él y, sin despedirse de nadie, cerró de un portazo su puerta; se encaminó presuroso dentro del recinto sin esperar por ellos dos. Todos se miraron extrañados por aquel proceder de Hugo mientras Claudia suspiraba profundamente.
-Huguito no se despidió de mí- musitó entristecida Alex, Paloma la besó compasiva en la mejilla y ella y Javi también descendieron del coche.
 Paloma no lo volvió a ver en toda la mañana; aunque lo buscó en cada cambio de clase por los pasillos, no logró encontrarlo. A la hora de la comida, ya estaba desesperada; tenía unas ansías terribles y ardía en deseos de verlo.
Junto a su primo Javier, escogieron en el auto servicio de la cafetería del instituto sus respectivas comidas más la bandeja para Hugo pues ellos siempre llegaban antes que él, y se sentaron en la misma mesa de siempre. Pero aquel mediodía Hugo se retrasaba más que nunca impacientando aún más de lo que ya estaba a Paloma
-¿Dónde rayos se ha metido tu hermano?- Preguntó ansiosa sentada frente a Javier que ya daba buena cuenta a su comida
-¡Y yo qué sé! ¡Voy a tu clase no a la de él ¿recuerdas?!- respondió fastidiado por su tono, observó su reloj y se sorprendió pues ya pasaran más de quince minutos- ¡Caray, pues sí que se retrasa hoy! -¿Sabes si tenía algún examen a última hora?- se interesó inquieta
 -Que yo sepa no… ¡Bueno ya vendrá! vamos comiendo que tengo hambre- en ese instante Hugo apareció por la puerta del comedor y a Paloma el corazón le dio un brinco de felicidad al verlo al fin; pero algo le retorció dolorosamente las tripas irritándola tremendamente al verlo hablando alegremente con una morena muy bonita; Paloma sintió como su enfado iba en aumento cuando los vio despedirse con unos sensuales besos en las mejillas sin dejar de sonreírse coquetos y ya se puso rabiosa del todo cuando aquella chica acarició tierna el moratón del pómulo de Hugo y él solo sonrió complacido ¡¡a ese imbécil los toqueteos de aquella estúpida no le hacían daño como los suyos!! ¡¡Su ira ya no tenía límites!! Hugo se dirigió a su mesa, mirándose con la morena de vez en cuando y sonriéndose alegres. Se sentó a lado de Paloma
-¿Qué me habéis cogido?- dijo escudriñando la bandeja que ya le tenían preparada- ¡Joder lechuga, sabéis que no es mi plato preferido precisamente!- dijo disgustado torciendo levemente la boca fastidiado
 -Hoy no hay gran cosa donde escoger colega, y un poco no te hará daño- le contestó resuelto su hermano
-Javi cielito, no tienes por qué darle tantas explicaciones al señorito- exclamó hiriente Paloma, Hugo la miró confundido- Si no estás conforme con lo que escogimos… ¡Vas tú y te sirves, imbécil!- le bramó furiosa mirándolo irritada, sus primos la miraron estupefactos. Hugo se fijó que sus ojos parecían chispearle fuego de la rabia contenida haciéndolos aún más hermosos y hechizantes
-¡¿Se puede saber qué cojones te pasa a ti ahora?!- le preguntó despreocupado
 -¡¡Nada estúpido; a mí no me pasa nada, nunca me pasa nada!!- le gritó enfurecida, se levantó y recogió su bandeja- ¡yo me voy, se me ha quitado el apetito!- expresó sulfurada y, bajo la asombrada mirada de sus primos, se encaminó decidida hacia la salida del comedor vaciando déspota su bandeja en el basurero y dejándola desdeñosa en la cubeta que había en la entrada antes de salir. Hugo miró atónito a su hermano
-¿Se puede saber qué rayos hice yo ahora?- le preguntó estupefacto, su hermano movió desentendido los hombros
-Pues tú sabrás, chico… a mí que me dices- expresó desenfadado- a lo mejor es porque no le has hablado en todo el camino y ahora llegas como si nada, o porque te has ido del coche sin despedirte de Alex y ya sabes lo que le duele su hermanita, o porque llegaste tarde... ¡¡yo que sé, a saber!!- expuso cándidamente
-Cada día está más rara ¿no lo tienes notado?
-Yo no, la veo como siempre- contestó despreocupado y siguió comiendo tranquilamente
-Voy a ver si la encuentro, es tan atolondrada y va tan desbocada que bien es capaz de meterse en cualquier lío- repuso preocupado y se levantó de su silla
-¡¿Tú tampoco vas a comer?!- preguntó sorprendido Javier
-¡Come tú tragaldabas, que parece que es lo único que te preocupa!- le contestó de mala manera y se alejó
 -Ella estará rara pero mira que tú… llevas unos diítas que es para echarte de comer aparte, colega- murmuró desenfadado y siguió comiendo tranquilamente.

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