sábado, 14 de marzo de 2015


   Intentó seguir trabajando pero ahora sí que le era imposible concentrarse, la imagen de Paloma con aquel ínfimo bikini la tenía alojada permanentemente en su retina. ¡Por todos los demonios! ¡No podía; por más que luchaba, con aquello no podía! Aquel gran cariño que siempre sintió por su prima se había convertido en un sentimiento tan profundo que le hacía doler el corazón y ardía en deseos de tenerla entre sus brazos y por fin poder besar aquella boca que lo volvía loco; besarla hasta apagar aquella desazón que sentía en los suyos, besarla hasta saciarse mientras sus manos ardían de anhelo por sentir aquella suave y tibia piel de su cuerpo... De pronto se abrió la puerta apareciendo Carla; instintivamente, Hugo evitó mirarla a los ojos sonrojándose tremendamente, temiéndose incomprensiblemente que su tía pudiera leer en su mente sus inconfesables deseos.
-¿Dónde está Paloma?- indagó sorprendida de no encontrársela allí
 -En su cuarto tía Carla, como bien le ordenaste- reprochó déspota y muy dolido sonrojándose aún más al instante fastidiado por no haber podido controlar mejor su rabia y desazón por no tenerla cerca -Ah- musitó confundida y se quedó callada unos segundos- Bajad que la cena está lista- indicó cariñosa sonriendo dulcemente, ellos se levantaron recogiendo sus cosas y se acercaron a ella para salir
-Tía Carla, referente a lo que pasó…- iba a hablar Hugo pero Carla levantó la mano callándolo y le sonrió tierna
-Todos nos acaloramos demasiado y dijimos cosas que no debimos decir, cielo; por esta vez queda olvidado, pero que no se vuelva a repetir; el fin de semana puede pero en día de semana, no- remarcó amable, los muchachos sonrieron alegres y besaron a su tía antes de marcharse. Carla se dirigió al cuarto de Paloma y llamó con los nudillos suavemente
-¿Qué?- respondió despreocupada desde dentro, su madre abrió la puerta encontrándosela tirada sobre la cama con su archivador abierto ante ella y Polly recostado a su lado
-La cena está cielito; pero... ¿puedo hablar contigo antes de bajar?- preguntó amable y Paloma asintió con la cabeza; Carla entró en el cuarto acercándose mientras ella se arrodillaba sobre la cama; tomó asiento a su lado- Perdóname mi angelito, te juro que nunca pensé ni quería decirte todas esas barbaridades que dije, pero… es que me sacas de quicio, mi vida- se disculpó avergonzada tomándole cariñosa su mano entre las de ella
-Ya lo sé mami, tranquila, yo ya lo olvidé- expuso desenfadada y se sonrieron comprensivas, Paloma la besó en la mejilla- si sé que me quieres muchísimo mami, tanto como yo a ti
-Mi niña- murmuró conmovida abrazándola enternecida entre sus brazos
-Y referente a esos dos…- expuso guasona retirándose levemente para verle a la cara, su madre sonrió pícara esperando su explicación- yo no los pervierto ¿eh mami? ellos se dejan pervertir muy fácilmente- aclaró chistosa y se rieron divertidas.
-Palomita, mi niña- expuso conmovida Carla tomando el rostro de su adorada hija entre sus manos, ella posó dulcemente las de ella sobre las de Carla
 -Mami, si nos dejas salir de noche aunque solo sea los sábados, te prometo no volver a hacer ninguna otra trastada y me portaré bien; más que bien mamaita: rematadamente bien
-Ya veremos cielito, ya veremos… venga, vamos a cenar- resolvió cariñosa besando la frente de su adorada hija.
-Mami…- musitó tierna cuando su madre se levantó para irse, la miró dulcemente- ¿De verdad no puedo estudiar con ellos? ¡Es muy aburrido estudiar sola y Javi me ayuda tantísimo con las tareas, mami…!- indicó melosa, Carla sonrió enternecida y salió del cuarto sin responder.
Las cosas siguieron como siempre sin haber cambios, pero Paloma empezó portarse mucho mejor: su madre la había asustado mucho con aquella amenaza de llevarla al colegio de monjas.
Aquel viernes, Hugo entrenaba en las pistas de atletismo pero las cosas no iban bien, nada bien... -¡¡Dos décimas más que antes Méndez, seguimos subiendo los tiempos en vez de bajarlos ¿qué narices te pasa hoy?!!- le amonestó el entrenador examinando el cronómetro cuando Hugo cruzó la línea de meta, él resopló cansadamente posando sus manos en sus rodillas- ¡¡Venga, otra vez!!- increpó rotundo, Hugo se posicionó en la línea de salida y el entrenador le dio la salida. Corría con precisión, intentando darlo todo; pero no lograba concentrarse. Su mirada se iba irremediablemente a las gradas donde siempre se sentaba Paloma con sus amigas y, aunque su grupito de coquetas descerebradas como ella ya estaba allí, Paloma no estaba con ellas… ¿Dónde andaría esa alocada? “Concéntrate Hugo, ha de estar con Javi seguramente” pensó e intentó concentrarse en su carrera; pero cuando vio llegar a su hermano Javier acompañado de sus amigos y ella tampoco venía con él, lo de concentrarse fue ya totalmente imposible ¿Dónde rayos se había metido esa atolondrada? ¿Y, lo que más le reconcomía, con quién podía estar si allí estaban todas sus amigas y Javi…?- 44,35 Méndez… ¡¡Sigues subiendo joder!! ¡¿qué rayos te ocurre esta tarde muchacho?!!- le increpó irritado de nuevo el entrenador, él no contestó nada- No nos iremos de aquí hasta que empieces a mejorar estos tiempos, así que ya puedes empezar a ponerte las pilas chaval; descansa unos segundos, refréscate y empieza a concentrarte porque así no vamos bien, nada bien- expuso rotundo- ¡¡A ver González, ahora tú!!- llamó a uno de sus compañeros mientras Hugo se acercó a la mesa de suministros y cogió un botellín de agua que se echó por la cabeza y cuello
 -44,3; 44, 32; 44,35… Menuda mierda de tiempos chaval, te recuerdo que debes bajarlos no subirlos; el campeonato regional será mío de nuevo- se chuleó otro de sus compañeros mirándolo altanero y sonriendo vanidoso- la verdad es que me estabas empezado a preocupar con los tiempos que estabas realizando últimamente… pero ya veo que no, que aquel 44, 12 que lograste en el campeonato del mes pasado arrebatándome el oro solo fue una casualidad- añadió burlón
 -No fue ninguna casualidad esas cuatro décimas por debajo de tu récord personal y te lo demuestro de nuevo ahora mismo si quieres- masculló fastidiado Hugo vaciándose otra botella de agua sobre el rostro, el otro rió guasón
-¿Tú? ¿Y hoy? Pero mírate chaval, si estás echo una piltrafa sin bajar de 44, 3 ¡¡como para que logres mis 44, 16 o aquellos 44, 12 que te salieron de chiripa!!- se burló jocoso- el entrenador debería darse cuenta de una puta vez que no es que no estés dando más… ¡Es que no tienes ya más para dar!- le dijo mordaz- ¿Por qué no te retiras y te dedicas al ajedrez? Cansa menos que los 400, sobre todo a los “niñitos de papá” como tú acostumbrados a no hacer nada- se volvió a burlar socarrón
-¿Y tú por qué no vas a tocarle los huevos a otro, Carrasco? Ya aburres- reclamó irritado
-Pues porque es mucho más divertido tocártelos a ti, pijito consentido de mami acostumbrado a que se lo den todo hecho; pero aquí: o trabajas o te largas- respondió chulesco mirándolo desafiante
-Vete a la mierda- masculló desdeñoso dándole la espalda. Lo oyó reírse socarrón pero hizo caso omiso a sus risas burlonas; sabía lo que aquel imbécil andaba buscando: bulla como siempre; y llevaba ya tiempo intentando provocarlo, pero no iba a caer en su juego.
-¡¡Wow, que muñequita más bonita, Uhmm!!- exclamó maravillado pero Hugo no le hizo ni caso- Esa primita tuya está que cruje chaval, podías presentármela algún día- declaró malicioso, Hugo se volvió interesado hacia las gradas al escucharlo y al fin vio a Paloma. Estaba ya sentada junto a sus amigas y hablaba muy entretenida sonriendo alegre con Marco, un compañero de él en historia del arte -Olvídalo colega, ella es demasiado bocado para tan poca cosa como tú- indicó sarcástico Hugo -Nunca se sabe chaval, nunca se sabe… estas tiernas florecillas son muy ñoñas ¿sabías que con unas palabritas melosas, mostrando un poquito de músculo y con ser de un curso superior, ya se derriten de inmediato y haces con ellas lo que te viene en gana? te lo digo yo chaval, que en eso tengo experiencia- expresó astuto, Hugo sentía como se encendía- Y la niñita está que se las trae, no sabes como me pone… ¡¡Ufff!!- siguió baboseando acariciándose descarado la entrepierna
 -Eres un cerdo Carrasco; ni se te ocurra acercarte a ella, te lo aviso- previno mirándolo desafiante, Carrasco rió burlón al darse cuenta que al fin había dado con el punto débil de Hugo
-¿Acaso me lo vas a prohibir tú? ¿O vas a llamar a “papaíto”?- se burló sarcástico
-Me basto y me sobro para romperte la cara si me entero que intentas algo, imbécil- bramó irritado -¡¿Tú?!- exclamó burlón y soltó una sonora carcajada. Hugo, aunque estaba deseando con toda su alma cerrarle la bocaza a aquel payaso, prefirió largarse de allí; Carrasco estaba buscando trifulca como siempre, y él no iba a ser el que le iba a dar el gusto aquella tarde. Pero tampoco Carrasco estaba dispuesto a dejarlo marchar, ahora sabía su punto débil y ardía en deseos de romperle la cara a aquel estúpido niñato que no soportaba y tenía atravesado desde hacía años por su gran notoriedad en el instituto por su bien hacer en todo- ¡Ey tío! ¿No sabrás por un casual si ese caramelito aún tiene el precinto verdad? Porque sería una auténtica gozada quitárselo…- siguió pinchándolo pero Hugo siguió caminando alejándose de él- Aunque creo que no, ya escuché por ahí que está manoseada por medio instituto; pero es igual: yo no soy escrupuloso- exclamó mordaz, Hugo se volvió ya completamente fuera de sí mirándolo enfurecido y Carrasco sonrió victorioso- ¡Ey, venga, hombre; no me mires así! ¡Yo no tengo la culpa de que tu linda primita te haya salido calentorra y medio instituto se la haya pasado por la piedra ya!- expresó burlón; sin poder aguantarlo más, Hugo envió un directo derechazo con todas sus fuerzas al rostro de Carrasco impactando inclemente y muy preciso en su mandíbula haciéndolo campanear aturdido mientras lo miraba sorprendido; nunca se hubiera imaginado que aquel niñato tuviera tanta fuerza ni fuera tan diestro en la pelea ya que nunca se le había visto envuelto en disputas- ¡¡Serás hijo de puta, cabrón de mierda!!- bramó herido en su amor propio y cargó iracundo sobre Hugo que ya le envió al instante otro puñetazo que impactó en su mejilla pero no lo detuvo y ambos cayeron al suelo enzarzándose a golpes como animales salvajes mientras rodaban por el suelo; sus compañeros los rodearon de inmediato espoleándolos y animándolos a cada golpe armando tremendo barullo. La gente de las gradas empezaron a ponerse de pie intentando ver mejor lo que estaba sucediendo
-¿Qué estará pasando?- expresó intrigada Paloma poniéndose también en pie y oteando curiosa pero no podía ver nada
-Seguro que es Carrasco armándola de nuevo, ese tío la lía por donde quiera que vaya- comentó despreciativo Marco, ella le sonrió amistosa- bueno, tengo que irme que se me hace tarde y Su está a punto de salir de su clase de debate, no puedo esperar a que Hugo acabe el entrenamiento ¿me haces entonces tú el favor de darle estos apuntes a tu primo? Le van a hacer falta para mañana; y dile que se lo agradezco un montonazo; es un tío cojonudo- indicó amable entregándole los folios, Paloma le sonrió agradada
-Claro, no te preocupes, yo se los daré- expuso resuelta recogiéndolos
 -Gracias- se despidió alejándose- ¡Ah, pero no te olvides ¿eh?! ¡¡Que los necesita para el examen de mañana!!- recalcó amistoso ya alcanzando raudo la salida
 -¡Tranquilo!
-¡¡Carrasco!! ¡¡Méndez!! ¡¡Parad de una puta vez!!- oyeron gritar enfurecido al entrenador, a Paloma se le paró el corazón de pronto al escucharlo y miró nerviosa a Javi que también la miró aterrado- ¡¡Dejarlo ya joder!! ¡¡Hugo detente inmediatamente!!- siguió increpando el entrenador; Paloma y Javi, sin necesidad de decirse nada, corrieron por las gradas hasta el muro donde se encontraba la entrada a vestuarios. Desde allí pudieron ver como el entrenador sujetaba fuertemente a un maltrecho Hugo que sangraba por la ceja y la boca mientras el segundo entrenador sujetaba al estúpido de Carrasco que tampoco se había salido de rositas y sangraba por la ceja, nariz y boca- ¡¡No me esperaba esto de ti Méndez!! De Carrasco ya no me sorprende nada pero… ¡¿tú Hugo?!! ¡¿Qué rayos te está pasando hoy hijo?!- le increpó dolido el entrenador
 -Alguien tenía que cerrarle de una puta vez la bocaza a ese gilipollas- exclamó rabioso mirando furioso a su contrincante que le sonrió sarcástico- ¡¡Maldito desgraciado!! ¡¡Te vas a reír de tu puta madre imbécil!!- increpó encendido de nuevo intentando alcanzarlo pero el entrenador lo sujetó fuertemente evitándolo
 -¡¡Basta Méndez!! ¿Qué pasó Hugo? ¿A qué vino todo esto?- pero Hugo no respondió
-Le sienta mal oír algunas verdades, entrenador- expuso irónico Carrasco limpiándose la sangre que le chorreaba ya por la barbilla
-¡¿De qué verdad hablas gilipollas?! ¡¡Eso es una calumnia que acabas de inventarte, basura!!- increpó furiosamente Hugo y Carrasco volvió a reírse sarcástico- ¡¡Maldito hijo de puta!!- volvió a exclamar encendido por aquella risa burlona e intentado de nuevo cargar contra él pero el entrenador lo evitó nuevamente
-¡¡He dicho basta Hugo!!- clamó contundente el entrenador- ve a los vestuarios y cámbiate, has acabado por hoy y estás castigado sin entrenamientos hasta lunes que viene- resolvió rotundo, Hugo lo miró incrédulo
-Pero entrenador…- iba a protestar pero el entrenador lo interrumpió
-Lo siento Hugo, sabes que no permito peleas en mis pistas y mucho menos entre compañeros- habló decidido, Hugo bajó derrotado su cabeza- y a ti Carrasco que te acompañe el segundo a recoger tus cosas, estás fuera del equipo: estoy harto de ti y de tus jaleos; te avisé bien la semana pasada que era la última vez que quería verte envuelto en peleas y mucho menos con tus compañeros
Hugo recogió de un manotazo furioso su bolsa de deportes sin dejar de mirar con odio a Carrasco que seguía sujeto por el segundo entrenador
-Esto no se va a quedar así, niñato de mierda- le escupió colérico cuando Hugo pasó por su lado -Cuando quieras y dónde quieras, imbécil- contestó desafiante y se dirigió a los vestuarios
-¿Estás bien Hugo?- se interesó preocupada Paloma acompañada de Javier desde lo alto del muro de separación cuando Hugo pasaba junto a ellos sin darse cuenta de que estaban allí; él elevó la mirada hacia ellos y les sonrió levemente asintiendo con la cabeza mientras continuaba su camino.
Lo esperaban impacientes a la salida del campo deportivo; por fin apareció Hugo recién duchado con su bolsa deportiva cargada sobre el hombro izquierdo.
-¡Oh Dios, hermanito; que mala pinta tiene eso!- expresó conmovido Javier al verle el rostro; aquello de cerca aún tenía peor pinta: su ojo derecho empezaba a amoratarse y, aunque dejara de sangrar ya, su ceja se hinchara terriblemente igual que su labio inferior; él sonrió abatido
-¡Oh Hugo...!- musitó acongojada Paloma al verlo- ¿Te duele mucho?- preguntó inocente posando suavemente sus dedos en el ojo amoratado
-¡Joder Paloma! ¡¡Si lo tocas, sí!!- exclamó dolorido apartándose raudo de aquel contacto, ella apretó conmovida sus labios y él le sonrió tierno- No es nada preciosa, pero estate quietita ¿vale?- le habló cariñoso y ella sonrió dulcemente
 -¿No sería mejor ir a la enfermería?- propuso cariñosa examinándole la ceja
 -Que no es nada te digo, mejor vámonos- musitó apagadamente y echó a andar hacia la salida del instituto; ellos lo siguieron
-¿Qué te pasó tío? Tú nunca entras al trapo y menos a Carrasco- indagó incrédulo Javier; Hugo solo movió desdeñoso los hombros sin detener su andadura; ya Claudia les estaba esperando
 -¡¡Santo Dios hijo!! ¡¿Qué te ha pasado?!- gritó alarmada al verlo
-Nada mamá, tranquila; tropecé entrenando y me caí, cosas que pasan… Ya me lo han visto y no es nada- explicó despreocupado, Javier y Paloma se cruzaron una mirada inquieta ante su mentira pero no lo descubrieron.
-Tienes una pinta horrible Huguito- declaró resuelta Alex cuando su primo mayor se sentó junto a ella dentro del coche y todos rieron divertidos
 -Gracias brujita; sin embargo tú tan linda como siempre- le contestó cariñoso besándola tierno en la sien sin darse cuenta de su labio partido y se quejó dolorido- mierda joder- musitó magullado echándose la mano al labio
 -A ver cómo vas hacer para besar a tus novias ahora, hermanito- expuso guasón Óscar y todos volvieron a reírse
-Ja, ja; que graciosos estáis todos hoy, caray- rezongó picajoso y las risas volvieron
-¡¡Jesús bendito!! ¡¿Qué te ha ocurrido mi niño?!- se alarmó la abuela al verlo llegar a casa, todos en la sala lo miraron sobrecogidos al verle la cara tan magullada
-Nada, solo me caí, tranquilos- les explicó mientras su tía Carla junto a su abuela se acercaban a él para inspeccionar mejor aquellos golpes; todos se entrecruzaron miradas inquietas, nadie se creía aquello
 -¿Te… caíste?- repitió su padre mirándole fijamente a los ojos, Hugo le mantuvo la mirada
-Sí, me caí ¿pasa algo?- remarcó tajante, Carla apalpó suavemente el pómulo amoratado- ¡¡Ainss tía!!- protestó dolorido apartándose raudo de ella- ¡Joder, de tal palo tal astilla ¿eh?! Eso mismito fue lo primero que hizo tu hijita mayor así me vio- repuso fastidiado y todos rieron amenos
-¿Y puede saberse cómo te caes tú para lastimar los nudillos en vez de las palmas de las manos?- insistió irónico Jacobo mirando desafiante a su hijo mayor; todos guardaron silencio mirándose de nuevo unos a otros inquietos
 -¡No lo sé! ¡¿Acaso sabes tú cómo te caes siempre papá?!- lo desafío irritado
-¡Oh por favor!- exclamó sobrecogida la abuela al vérselas tan enrojecidas debido a los golpes
 -Ven cielo vamos a ponerle hielo…-le propuso Carla llevándoselo en dirección a la cocina, él se dejaba guiar sin protestar
-Yo no me “caigo” de esa manera por nada Hugo- recriminó duramente Jacobo antes de que salieran de la salita; él se volvió al instante mirando rabioso a su padre
 -¡¿Qué coño sabes tú si fue por nada o por algo?! ¡¡Que puta manía tienes de opinar sin saber, joder!!- rugió ya enfurecido contra su padre
 -¡¡Oye sinvergüenza a mí tú no me hablas así..!!- se puso en pie Jacobo furibundo enfrentando a su hijo con mirada desquiciada y ya avanzando hacia él.
 -¡Ya está bien Jacobo, deja al muchacho tranquilo!- intercedió rápidamente Cris sujetándole del brazo a su cuñado para detener su avance hacia el muchacho- ¡Sabes de sobra que Hugo es bastante templado en ese aspecto, si se “cayó” de esa manera, sus motivos tendría!- aclaró rotundo. Jacobo no dijo nada, solo miraba fijamente con ojos fieros a su hijo que le mantenía la mirada desafiante mientras el resto de la familia se quedaron muy callados y tensos mirándolos, cada día aquellos enfrentamientos entre padre e hijo eran cada vez más asiduos y fuertes; ahora apenas podían cruzarse dos palabras sin acabar discutiendo como fieras .
-Ven cielo, vámonos a la cocina y le pondremos hielo a esos golpes- habló melosa Carla intentando sacarlo de allí para también evitar aquel encontronazo entre padre e hijo
-No tía, gracias; mejor me voy a casa; allí me lo pondré, no te preocupes- habló más sereno Hugo volviéndose para irse
 -Pero póntelo cielo, o se te hinchará; y también en el pómulo- recomendó cariñosa
-¡Sí, eso; mejor vete a casa! ¡¡Y ten cuidado que no se te hinchen un día de estos los morros!!- bramó hiriente Jacobo
 -Sí, o los huevos- respondió Hugo sin volverse alcanzando ya la puerta de la calle
-¡¡Oye niñato sinvergüenza… vuelve aquí maleducado!!- increpó encendido de nuevo Jacobo intentando salir en su busca pero Cris lo retuvo fuertemente
 -Por favor Jacobo- musitó agotada de tanto enfrentamiento Claudia cerrando los ojos abatida -¡¿Cómo que “por favor Jacobo” Claudia?! ¡¿Tú lo has oído?! ¡¡Este crío me está faltando ya demasiado al respeto y hay que ponerle un límite!!- bramó enfurecido hacia su mujer
-¡Déjalo en paz Jacobo, por todos los diablos!- habló contundente Cris- ¿Qué coño te pasa últimamente a ti también? Es verdad que él no está atravesando su mejor momento, pero tú no ayudas pinchándolo a cada instante ¿No puedes dejar al muchacho tranquilo un poco? Dale un respiro por Dios santo- añadió rotundo. Paloma recordó los apuntes de Marco y salió tras Hugo
-¡Hugo!- lo llamó al alcanzar la puerta de la calle pero él no pareció oírla y siguió con su paso apresurado hacia su casa- ¡¡Hugo, espera!!- lo llamó más potentemente corriendo tras él
-¡¿Qué cojones quieres tú también ahora?!- se volvió furioso mirándola desquiciado, ella se detuvo al instante al verle aquellos ojos tan cargados de furia
 -Nada... solo darte esto que Marco me dio para ti… insistió mucho en que te harían falta para mañana...- musitó acobardada por aquella frenética mirada de su primo mostrándole los folios que llevaba en la mano, él se quedó callado abochornado por su reacción hacia ella- te los quería devolver en persona para agradecerte que se los hubieras prestado pero no podía demorarse más- indicó muy dulcemente mostrando una tierna sonrisa apaciguadora, él cada vez se sentía más avergonzado por haberle gritado así
 -Ah, los apuntes… eso te daba; pensaba que…- murmuró apagadamente recogiéndolos
-¿Qué pensabas Hugo?- instó curiosa- ¿Qué estaba tonteando con él? ¡¿Con Marco?!- él bajó la cabeza abochornado y ella se rió divertida- Marco lleva años saliendo con Susana Cárdenas, Hugo- él la miró desconcertado- ¿No te enteraras aún? Pues lo sabe todo el instituto ¿Por qué crees que ella escogió matemáticas cuando todas sus asignaturas son de la rama de letras?- él la miraba atónito y ella rió divertida- ¡¡Ay primito!! ¡¡Hay que escuchar más cotilleos, Hugo!!- expresó chistosa
-Sí, ya ves que bien me va escuchándolos...- masculló fastidiado, Paloma frunció confundida el ceño
-¿Por qué dices eso?- interrogó curiosa
-Por nada- resolvió tajante y le sonrió ameno- Gracias por los apuntes, peque- habló cariñoso acariciándole tierno la mejilla
-No hay de qué hombre; no me costó nada- sonrió alegre con aquella hermosa sonrisa que a Hugo lo encandilaba, también le sonrió agradecido y se volvió para irse- Hugo…- lo volvió a detener, él se paró pero no se volvió- ¿De verdad estás bien? ¿No quieres hablar de lo que pasó?- invitó cariñosa -No- respondió tajante y siguió su camino hacia su casa; Paloma se quedó abatida pero no lo detuvo.

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