martes, 10 de marzo de 2015


   Llamaron suavemente a la puerta y acto seguido entraron Claudia y Susi
-¿Cómo está todo?- preguntó Claudia sonriendo nerviosa
 -Todo bien, dentro de lo que cabe; se ha desprendido la placenta y tienen que practicarle una cesárea, ahora vienen a buscarla- respondió Cris intentando parecer lo más calmado posible. Aunque su hermana mayor detectó su gran miedo en sus ojos pero no dijo nada
 -¡¡Animal! ¡¿estás loco o qué?!- le increpó furiosa Susi a Cris golpeándolo fuertemente en la espalda; se la veía muy asustada y él la miraba boquiabierto
-¡¿Qué rayos te pasa a ti?!- exclamó atónito
-¡¡Salí detrás tuya y ya no hubo forma de alcanzarte imbécil!! ¡¡Y no soy una mojigata conduciendo, como ya sabes!!- bramó furiosa mirándolo con ojos de pavor- ¿Estás loco o qué te pasa? ¿No piensas las cosas? ¿Cómo se te ocurre correr así? ¡Ellas ya estaban atendidas subnormal! ¡¿Qué arreglabas si llegas a matarte tú imbécil?!- su voz se fue apagando hasta que rompió a llorar de la tensión nerviosa y él la abrazó tiernamente
-Tranquila mi alocadita, nada pasó y estoy bien; tienes razón ¿me perdonas?- le habló meloso acunándola entre sus brazos mientras la besaba amoroso en la cabeza
 -Y aún tiene el morro de llamarle la atención a los demás cuando él es un desequilibrado histérico- contestó chistosa Ari y todos rieron divertidos
 -¿Y los niños? - preguntó Carla
-Con mamá y papá, no te preocupes- le respondió Claudia sin borrar la sonrisa
-¿Y papá? ¿Está bien? ¡No se pondrá nervioso ahora con esto!- replicó inquieta Carla
 -No te inquietes por eso ahora mi ángel, él está bien- comentó tranquilizador Cris y la besó en la frente retomando su mano que ya no volvió a soltar Entró el doctor Gerardo sonriendo amable acompañado de dos enfermeros
-Que bien que ya estés aquí, Cris; esta señorita no quería ni oír hablar de bajar al quirófano hasta que tú llegaras- expuso tranquilamente palmeándole amistoso la espalda a Cris y todos sonrieron tiernos; examinó el monitor que Carla tenía conectado al vientre- ¿Cómo estás Carla?
-Bien doctor, ahora ya no me duele nada- respondió animada
-Eso está bien, significa que la anestesia ya ha hecho su efecto; las constantes de Alex también siguen yendo bien pero no podemos esperar más- contestó sereno y le sonrió feliz- llegó el momento Carla ¿preparada para verle esa carita hermosa a Alex? ya lo más difícil lo hemos superado pequeña, has logrado ser madre como tanto deseabas- declaró orgulloso y se sonrieron emocionados.
Se la llevaron acompañada de Cris. Al llegar al quirófano, aparte de las dos enfermeras que le ayudaría y el pediatra preparado para recibir a la pequeña, descubrieron a otro médico joven preparado para intervenir
-¿Otro médico Gerardo? ¿Acaso temes algo?- indagó inquieto Cris
 -No, tranquilo; es mi hijo Carlos que me sustituye pues yo me he retirado ya hace unos meses; pero a esta pequeñina la quiero recibir yo ya que también ayudé a nacer a su padre- explicó satisfecho y Cris sonrió más relajado- Vamos allá ¿preparada Carla?- ella asintió con la cabeza y Cris le sujetó amoroso la mano besándosela con pasión y se quedaron mirándose a los ojos mientras sonreían nerviosos pero muy esperanzados. Al poco ya se oyeron los sollozos de la pequeña Alejandra. Ambos se sonrieron felices e intentaron mirarla ansiosos pero Gerardo se la pasó rápidamente al pediatra que empezó a examinarla sin permitirles verla
-¿Está bien Gerardo? ¿Mi niña está bien?- se impacientó muy nerviosa Carla, Cris le besó tranquilizador la mano que le sostenía pero también miraba muy inquieto al doctor
-Tranquila mamá que esta muchachita está perfectamente- anunció satisfecho el pediatra y ellos respiraron más relajados- y para que lo compruebe y se quede tranquila... aquí la tiene- aclaró dejándosela sobre su pecho. Ella la sujetó muy tiernamente contra su cuerpo mirando emocionada a su pequeña; era imposible explicar con palabras todo lo que sentía en aquel instante
-Dios mio... mi niña- murmuró conmovida besando con gran ternura la cabecita de su hija y lloró de emoción; Cris tampoco pudo evitar llorar emocionado viendo a su chiquitina cobijada contra el cuerpo de su madre- Cris...- sollozó enternecida y él la miró lleno de amor
-Esto es... increíble mi ángel; gracias, gracias mi amor... gracias por no hacerme caso y convencerme en seguir adelante vida mía- murmuró sin poder dejar de llorar mientras la besaba apasionado por el rostro; Carla sonrió feliz.
-Ahora debemos llevárnosla a la incubadora: no olvide que es prematura- anunció dulcemente una enfermera empujando una pequeña incubadora de cristal
-No, aún no- exclamó espantada Carla mirando aterrada a la enfermera -Debo hacerlo, pero le prometo que se la traeré de vuelta asi el doctor de neonatos de su visto bueno- explicó suavemente la enfermera al ver su rostro asustado pero ella seguía negando rotunda con la cabeza cobijando protectora a su pequeña contra su pecho
-Mi ángel, cálmate; ya ves que está bien- le murmuró amoroso Cris besándola en la frente- mírala mi cielo: es perfecta y preciosa, y sobre todo está sana- siguió hablándole meloso acariciando tierno aquel precioso rostro que ella sostenía contra su cuerpo. Carla sonrió pletórica al ver su carita sonrosada y preciosa- lo has conseguido vida mía, has logrado traer contra todo pronóstico a nuestra Alex a este mundo; ahora ¿no crees que debemos seguir haciendo las cosas bien? nuestra pequeña debe estar bajo vigilancia pues es prematura vida mía; pero pronto nos la traerán de regreso, ya lo verás, no olvides que es nuestra hija amor mío y es valiente como tú y fuerte como yo- explicó orgulloso y ella sonrió más relajada y convencida, la besó con todo el amor del mundo y se la dejó recoger al fin a la enfermera. Carla lloró de alegría, de amor y de gran pena viéndola alejarse metida en aquel cubículo de cristal, un cúmulo de sentimientos la inundaban a la vez. Cris la abrazó besándola en el pelo mientras regresaban al cuarto donde esperaban las hermanas de Cris expectantes, se quedaron mudas y clavadas al suelo al ver la imagen de Carla llorando desconsolada mientras Cris, lloroso también, la besaba amoroso por el rostro intentando calmarla. Se abrazaron aterradas sin atreverse a preguntar nada.
 -¿Y…? ¿Alex, Cris?- apenas susurró Susi al cabo de un rato
-Se la llevaron a la incubadora- contestó sin dejar de besar tierno el rostro de Carla
 -¡¿Por qué?!- preguntó aterrada Ari, su hermano las miró y las encontró con los rostros desencajados del miedo, les sonrió tranquilizadora
-No pasa nada, tranquilas; es normal al ser prematura, pero está bien- explicó sereno y sonrió pleno de felicidad- ¡Está más que bien, hermanitas! ¡Es perfecta, es hermosa; es la niña más linda del mundo!- exclamó entusiasmado mirando con gran amor a Carla que sonrió feliz
 -¿Verdad que es la cosa mas linda que has visto, mi amor?- le preguntó a Cris llena de pasión
-No mi ángel, es la segunda…la primera eres tú- expresó enamorado y la besó en los labios -¿Podemos ir a verla?- soltó emocionada Ari
-¡Si vamos!- la secundó Susi sin esperar respuesta y las tres salieron emocionadas de la habitación dejándolos solos mirándose inmensamente felices a los ojos
 -¿Estás ya mejor?- le preguntó él con un gran amor
-Sí ¿y tú?- le preguntó tierna
-Me has hecho inmensamente feliz mi amor, inmensamente; nunca me cansaré de darte las gracias por no haberme dejado decidir a mí y ser tan valiente para seguir adelante a pesar de todo- expresó arrepentido de sus palabras de aquella noche y volvió a llorar emocionado; Carla sonrió conmovida -No lo hubiera conseguido sin ti a mi lado, vida mía; es mérito de ambos- aclaró dichosa limpiándole tierna las lágrimas de sus mejillas, se sonrieron plenamente felices y se besaron apasionados.
 Una semana después, por fin ambas regresaron a casa. Todos se peleaban por coger a la niña que bailaba de regazo en regazo sin inmutarse, ella seguía durmiendo muy tranquilita. El regazo último fue el de Paloma bajo la atenta vigilancia de Cris; sentada en el sofá a lado de Carla cerca de la chimenea encendida, la niña miraba a su hermana feliz, entusiasmada y llena de orgullo pues todos le decían que era igualita a ella; pero, así a todo, se la veía cohibida y apagada
 -¿Qué tienes, mi cielo?- le preguntó Cris acuclillado ante ella, la niña lo miró pesarosa a los ojos -Qué es muy pequeñita papi... ¡Aún más que Óscar! ¡Así no podré jugar con ella!- expuso resignada y todos rieron divertidos. De pronto se puso a cantarle una bonita nana intentando acunar tiernamente a su hermanita. Carla abrió atónita sus ojos y, llenándoseles de lágrimas, besó conmovida la cabeza de Paloma y la coreó en la bonita nana. Pero apenas dados dos acordes, rompió a llorar emocionada abrazando enternecida a Paloma
 -¿Qué te pasa mi ángel?- murmuró meloso Cris secándole tierno sus lágrimas
-Es la nana que mi hermana le cantaba siempre… ¿Cómo puede recordarla Cris?- expuso emocionada y él la abrazó conmovido sin saber qué decir.
Pensaban echar quince días más en la casona para que Carla se recuperara totalmente pero al final se quedaron un mes. Todos eran tan atentos y cariñosos con ellas que Carla estaba sobrecogida. Durante el embarazo supuso que tantas muestras de cariño hacia ella eran por su precario estado, pero descubrió que no era así, aquellas tremendas muestras de amor por ella continuaron. Con Marina ya había conectado desde el primer día, era una mujer maravillosa que la había recibido con los brazos abiertos tratándola como a una hija más; pero con Alonso, aunque también le había demostrado mucho cariño desde el principio, después de ese mes que pasaron más juntos ya que él aún no iba a la oficina, hubo una unión extraordinaria y él no podía ofrecerle más cariño incondicional por ella. Pero lo más impactante era el gran amor que aquel hombre demostraba por Paloma y Alejandra. Por Alex lo entendía: era la hija de su hijo adorado; pero por Paloma... aquello ya no era cariño, era devoción por la pequeña. Hasta había hecho grandes migas con Polly, el pequeño caniche lo buscaba inmediatamente así Claudia recogía a Paloma para llevarla a la escuela y ya no se separaba de él hasta que su amada amita estuviera de vuelta
-Ah bandido, ahora vienes a mi lado porque nuestra princesita se ha ido ¿verdad?- le decía lleno de ternura recogiéndolo en brazos cuando llegaba a sus pies y se iba a pasear por la finca con él; Carla observaba divertida como el anciano charlaba ameno con el pequeño perro pegado a sus talones.
 -Mi niña ¿Qué miras tanto?- indagó curiosa Marina cuando la encontró frente al ventanal de la salita ensimismada observando enternecida a Alonso
-Al abuelo- expresó tierna, la mujer también miró intrigada a su esposo pero no vio nada fuera de lo común- ¿me haría un favor abuela?
-Claro cielito, no necesitas preguntarlo
-¿Por qué no saca a tomar un poquito el sol a Alex que hace una mañana muy agradable? Así también acompaña al abuelo en su paseo matutino que el pobrecillo siempre va solo y ya nos empieza a hablar con Polly de lo aburrido que está- expuso chistosa y la mujer rió divertida
 -¿Estás decidida a atender tú la casa y no dejarme hacer nada más que la comida, verdad?- aseveró atrapándola en su artimaña ya que Marina apenas le dejaba ayudarla en las tareas diarias, Carla sonrió derrotada- está bien mi niña, si me echas de esta manera tan delicada no me puedo negar- bromeó tierna y se rieron amenas. Desde entonces, Carla se encargaba de la casa mientras los padres de Cris paseaban y entretenían a Alex, la mayoría de las veces ya traían al pequeño Óscar con ellos cuando regresaban. Carla se quedaba mirándolos, era hermoso verlos así mayores pero aún tan enamorados. Luego Alonso se quedaba vigilando a los pequeños y Marina se ocupaba de la comida ayudada por una servicial Carla para tenerlo todo dispuesto cuando la familia llegara. Los primeros en llegar era Claudia con los niños de la escuela y la casa se volvía a llenar de alegría con las risas y los juegos de ellos tres. Luego llegaban Cris, Ari y Jacobo. Y toda la familia reunida y feliz comía alrededor de la enorme mesa de la cocina hablando animados convirtiéndose también en el momento preferido de Carla, ahí era dónde mejor se veía la gran unión y el amor que todos se tenían y era maravilloso. Por las tardes, mientras Claudia atendía los asuntos de la empresa en el despacho de Alonso, ellos la pasaban relajados en la sala junto al agradable calor de la chimenea. Alonso, sentado en su sillón, leía el periódico tranquilo junto a Marina que bordaba en su bastidor sentada en el otro sillón. Ella se entretenía leyendo o jugando animada con el pequeño Óscar sobre la alfombra mientras Alex dormía plácidamente en su moisés y los otros tres niños jugaban en el cuarto de juegos o armando un controlado barullo por la casa adelante. A las seis regresaban Jacobo y Cris. Charlaban entretenidos con el abuelo poniéndole al día de lo ocurrido en la empresa uniéndoseles Claudia. Sobre las ocho, Marina se encargaba de la cena mientras ella se ocupaba de Alex. No tardaba en llegar Ari y, ya lista y acostada la chiquitina, cenaban tranquilos todos juntos de nuevo charlando relajados haciendo una prolongada y amena sobremesa. Luego Ari, Claudia y Jacobo con los niños se iban a sus casas, Carla preparaba a Paloma para acostarla mientras Alonso y Cris iban al despacho a repasar o preparar alguna cosa que Cris podía necesitar al día siguiente para la empresa. Asombrosamente complacidos descubrieron que Claudia tenía razón, cuando al abuelo Alonso le dieron por fin el alta médica, no deseó regresar a su puesto de director. Quiso quedarse a cuidar de sus princesitas, expuso orgulloso para deleite de todos; aunque sus hijos y Jacobo nunca dejaron de seguir informándole, consultarle y hacerle partícipe de todo lo relacionado con la empresa. Y si las semanas eran estupendas, los fines de semana eran extraordinarios para Carla. Tener a Cris todo el día en casa ya era para ella fantástico, pero verlo atender a las niñas era algo maravilloso. Era un padre increíble, lleno de paciencia y ternura, y las niñas lo amaban con locura. Pero al tiempo, era un niño grande que enredaba feliz con los niños jugando incansable con ellos. Carla se sentía tan bien y a gusto que miraba con lástima que el mes se acaba.
 Una tarde de aquella última semana, estando tranquilos en la sala al agradable calor de la chimenea como siempre, Marina miraba ensimismada y acariciaba con ternura la manita de la pequeña Alex dormida en su moisés mientras ella yClaudia charlaban entretenidas y Alonso leía el periódico; los niños estaban entretenidos arriba en la habitación de juegos.
 -Mi niña- habló de pronto Marina
 -Dígame abuela ¿necesita algo?- respondió servicial Carla de inmediato
-No mi ángel, solo que… ¿definitivamente os marcháis este sábado, no?- preguntó muy pausadamente
-Mi viejita, que te veo venir- le sermoneó suavemente Alonso sin dejar de atender el periódico, Claudia sonrió dulcemente pero no dijo nada
 -Pues sí, creo que sí ¿Por qué?
 -¿Y te vas a poner ya a trabajar mi niña?- indagó más directa mirándola a los ojos
 -No mamita; Alex aún es demasiado pequeña, apenas tiene un mes… más adelante puede, pero por ahora no
 -Claro, lo que digo yo- murmuró complacida regresando su mirada a la pequeña
 -Mi vieja, que sé a dónde quieres llegar y vas muy mal- volvió a sermonear prevenido Alonso pasando de página su periódico, Claudia volvió a sonreír divertida
-Déjame viejo rezongón, si no lo pregunto no lo sabré- protestó la anciana, Carla los miraba sin comprender nada
-¿Por qué no dejas a los muchachos que hagan su vida? Sabes cómo se pone tu hijo cuando te entrometes mi viejita ¿no querrás volver a enfadarlo, verdad?- expuso tierno pero mirándola muy seriamente por encima del periódico
 -¡¡Pero si no me entrometo en nada, Alonso!!- protestó dolida por aquella injusta acusación de su esposo, miró pesarosa a Carla- ¿O acaso no es cierto, mi niña? ¿me estoy entrometiendo en algo, cielo mío?- interrogó expectante mirando a Carla
-Pero lo vas a hacer mi viejita, que te veo venir- habló rotundo Alonso no dejando contestar a Carla -Nunca se entrometió abuelo, es cierto; pero si me hablan claro, puede que llegue a entender algo ¿Qué quiere decirme Marina?- preguntó intrigada
 -¿Por qué no convences a Cris para quedaros aquí mi niña? Tú puedes conseguirlo, las mujeres tenemos... ciertas artimañas que ellos no pueden resistir- propuso pícara mirándola esperanzada y tomándole tierna la mano a Carla
-¡¡Ya está!! ¡¡Lo sabía, vieja testaruda!!- replicó molesto Alonso cerrando irritado su periódico, Claudia rió divertida
-¡¡Llevarte ahora a mis niñas, corazón…!! Además, ya me acostumbré a teneros aquí y quedarnos solos de nuevo…- expuso melosa sin atender a las réplicas de su esposo- Estamos mayores y tu ayuda me viene tan bien… ¿Y tú mi cielito? ¿lo has pensado? Allí, sola; en aquella casa, con las niñas…- expuso estremecida
-¡Vieja terca! ¿No piensas callarte verdad?- repuso molesto Alonso- Son jóvenes Marina, necesitan hacer su vida y tener su espacio; nosotros no estamos tan solos, viven aquí cerca Claudia y Ari ¡Deja a Cris hacer lo que quiera vieja tozuda o sabes cómo se pondrá!
-¡Ni que tú no quisieras también que se quedaran viejo estúpido!- protestó fastidiada la anciana
-¡Sí! ¡Claro que quiero mi vieja! ¡Es lo que más deseo y lo sabes!- respondió rotundo- pero conozco a tu hijo y sé muy bien qué carácter se gasta ¿quieres volver a enfadarlo como la otra vez? De aquella arrancó el teléfono de casa, de esta bien es capaz de llevárselas y apenas traérnoslas de visita- replicó angustiado
 -Pero abuelo, tranquilícese y escúcheme- le habló melosa Carla tomándole tierna su mano entre las de ella- es que yo tampoco me quiero ir- declaró sincera, los tres la miraron esperanzados- me gusta mucho vivir aquí con ustedes; sentirme útil y tan arropada, en familia… les quiero mucho y me demuestran tanto cariño que, la verdad, volver a casa y estar todo el día allá sola, no me tienta nada. -Entonces mi niña ¿lo intentarás al menos?- repuso la anciana ilusionada, ella asintió con la cabeza y la mujer la abrazó entusiasmada mientras Alonso sonreía dichoso y Claudia la miraba agradecida mientras sonreía tierna.
Aquella noche, mientras Cris se duchaba, Carla fue a arropar a Paloma que dormía plácidamente con Polly enroscado en su camita en el precioso cuarto que Ari le preparara en la casona, también revisó que Alex siguiera dormida en el suyo y al regresar al dormitorio Cris ya estaba acostado. Se acurrucó entre sus brazos y él la recogió con gran amor como todas las noches besándola amoroso en los labios -Espera Cris- lo detuvo cuando se disponía a apagar la luz de la mesita
-¿Qué pasa mi ángel?
-Nada cielo, solo qué… aún no apagues ¿o estás cansado?- expuso melosa, él sonrió y la aprisionó más contra su cuerpo besándola tierno en la frente. Carla empezó a acariciarle el pecho desnudo enredando mimosa con su pelo, él le acariciaba suavemente la espalda; Carla lo besó apasionada en la boca y él la correspondió, pero ella fue incrementando el deseo y su boca ya reclamaba ansiosa más mientras sus manos acariciaban deseosas el cuerpo de Cris
 -¿Qué hice mal ángel mío?- preguntó afligido, ella lo miró confundida- ¿por qué me estás castigando así mi amor?
-Ah, ¿para ti esto es un castigo?- replicó maliciosa y atrapó su sexo ya duro con su mano, él gimió gustoso
-Carla mi vida, aún no pasó ni un mes y lo sabes- expuso agobiado por el apremio ya de su cuerpo anhelando ansioso por el de ella
-Yo solo sé que estoy ardiendo en deseos de hacer el amor contigo mi amor- murmuró melosa a su oído subiéndose rauda sobre él, lo besó provocativa en el pecho, subió por el cuello y atrapó juguetona su lóbulo
-Carla... no- suplicó apremiado de deseo
-Y si mi cuerpo ya reclama de nuevo ansioso por ti será porque ya está preparado ¿no crees?- declaró provocadora mientras rozaba excitantemente su sexo contra el de él y entregaba con su boca pequeños roces ardientes en su cuello
 -Carla, detente por favor...- murmuró ya sin fuerzas
 -No quiero- expresó caprichosa atrapando de nuevo la oreja de Cris y jugó provocadora con él -Maldita sea Carla, ahora sí que ya no puedo detenerme- exclamó sublevado ya del deseo y en un rápido y hábil giro se posicionó encima de ella, ella sonreía dichosa mientras él recorría ambicioso su cuerpo con su boca al tiempo que le retiraba el fino camisón de seda azul. Se excitaron al máximo con caricias y besos por sus cuerpos, ambos ya gemían apremiados de ambición cuando Cris la penetró con presteza pero sin apremio recibiendo como recompensa un complacido gemido de Carla salido desde lo más profundo de su alma- ¡¡Dios mi vida, como te echaba de menos!!- exhaló cautivado, ella lo miró a los ojos y se sonrieron deleitados; se besaron ardientes al tiempo que Cris empezó a embestirla muy suavemente. Se entregaban apacibles, parsimoniosos, deleitándose en verse gozar mutuamente. El ardor de Carla era tan asombroso y total que enloquecía a Cris. Cuando ya sus cuerpos estaban repletos de frenesí y toda aquella carga estaba a punto de explosionar dentro de ellos, Cris se giró raudo posicionado a Carla de nuevo sobre él. Ella comenzó a cabalgar impetuosa buscando ambiciosa aquella culminación. Su entrega era imperiosa y delirante arrastrándolo hacia un intrépido final que se avecinaba sin control- Carla mi vida, despacio; contrólate un poquito mi ángel…- intentó detenerla pero aquella grandeza ya era imposible de controlar y, cuando un asombroso y arrebatador orgasmo recorrió el cuerpo de Carla haciéndola estremecerse de placer sobre él deleitando sus oídos con sus gemidos llenos de complaciente placer, ya no pudo más; tomó las caderas de Carla y, llevándola hábil e impetuosamente sobre su miembro, también alcanzó aquella maravillosa culminación haciéndolo también gemir de placer absoluto y dejándolo completamente satisfecho. Carla se dejó caer complacida sobre el pecho de Cris que la abrazó apasionado al tiempo que cubría a ambos con el edredón apagando la luz para dejarse llevar por aquel fantástico agotamiento hasta llegar a un relajante sueño sintiendo todo aquel ardor en su miembro aún dentro de ella
-Cris- susurró ella melosa sin moverse
-¿Sí cielo?- murmuró besándola tierno en el pelo
 -No quiero regresar a la ciudad mi vida, quiero quedarme aquí con papá y mamá- él reaccionó de inmediato encendiendo de nuevo la luz
 -¿Qué has dicho, Carla?- instó desconcertado mirándola fijamente a los ojos, ella tragó nerviosa saliva
 -Que no quiero irme, que me gustaría que nos quedáramos a vivir aquí mi amor… Estamos tan bien Cris, y Paloma es tan feliz mi vida… y piensa en tus padres, cielo; están mayores y dejarlos solos mi bien… ¿y si papá Alonso se pone malo otra vez? ¿O se empeña en regresar a la empresa al llevarnos a las niñas…?
-Carla mi vida- la interrumpió con voz entrecortada
 -No Cris, escúchame…- iba a seguir rebatiendo pero él la silencio con un beso en los labios
-Mi amor, escúchame tú ¡¡si yo estaba deseando pedírtelo por el mismo motivo pero no me atrevía!!- expuso emocionado, ella sonrió feliz- ¡¡Creí que querías regresar a casa mi ángel!!
-Y yo creía que el que querías regresar eras tú- aclaró amorosa, él la abrazó fuertemente contra su cuerpo besándola con ímpetu en el pelo y se rieron alegres
-Cuanto te quiero ángel mío, nunca podré demostrarte cuanto te quiero- expuso lleno de amor mientras la acunaba ente sus brazos con pasión.
-Yo sí sé cómo...- expresó juguetona y, mirándolo pícara a los ojos mientras sonreía maliciosa, se fue arrastrando lentamente sobre el cuerpo de Cris descendiendo hacia su pene
-Carla...- previno él pero sonreía complacido sabiéndole la idea; Carla atrapó con su boca su miembro y empezó a enredar con él hábilmente haciendo que se inflamara de nuevo rápidamente- ¡¡Dios, Carla!!- exclamó gustosamente complacido cerrando deleitado sus ojos. Volvieron a entregarse fogosamente ardientes en un acto maravilloso lleno de pasión y deleite.

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