sábado, 21 de marzo de 2015


      Pasaron los días y Hugo y Paloma ni se aproximaban cuando estaban en la casona. Los fines de semana venía siempre Patri y, aunque jugaban y se divertían los cuatro, entre Hugo y Paloma siempre había un distanciamiento. Procuraban no mirarse siquiera o sus esfuerzos se vendrían abajo porque, con este alejamiento voluntario, se deseaban tocar y besar aún con más ansia
Carla, aquella tarde de sábado, los observaba confundida mientras el resto de la familia charlaban animados junto a ella
-¿No veis muy raros a Palomita y a Hugo últimamente?- comentó intrigada a Claudia que observó curiosa a la pareja: Paloma, estaba sentada al borde de la piscina hablando alegremente con Javi y Patri que se mantenían dentro del agua mientras Hugo estudiaba absorto su libro de la autoescuela acostado en el balancín al otro lado de la piscina
-Yo no cielo; ya conoces a Hugo, está muy ilusionado con el carnet y cuando algo le interesa siempre se centra mucho en conseguirlo- replicó despreocupada Claudia
 -Mi niña, como dice nuestro guapísimo Hugo: ¡¡A ver si te aclaras!!- expuso chistosa la abuela que, inquieta, había prestado mucha atención a su conversación; Claudia rió divertida pero Carla la observó intrigada por sus palabras- ¡hija mía, cuando andan enredando juguetones siempre estás diciendo que a ver cuándo les vendrá el sentido; y ahora, que están tranquilos cada uno a lo suyo, te preocupas porque no están juntos! ¡No hay quien te entienda!- le replicó chistosa sonriendo divertida provocando que Carla riera desenfadada comprendiendo que tenía razón y, perdiendo el interés en los muchachos, retomó la conversación que mantenía con Claudia. La abuela resopló disimuladamente victoriosa de su éxito y su mirada se encontró con la del abuelo, que también estaba atento a la conversación, observándola muy fijamente entrecerrando desconfiado sus ojos. Ella le mantuvo unos segundos la mirada y no necesitaron palabras para entender que ambos sabían que entre los muchachos había algo.
Pero para nada Hugo era capaz de concentrarse en su libro aunque hacía esfuerzos sobrehumanos para ello; aquella lejanía que Paloma y él procuraban mantener lo tenía completamente desquiciado haciéndole imposible centrarse en nada. Sus ojos se escapaban irremediablemente hacia ella mirándola disimuladamente por el rabillo del ojo, ardía en deseos de tenerla entre sus brazos sintiendo aquel excitante cuerpo pegado al suyo, besarla hasta dolerle los labios... o aunque fuera, poder acariciar aquella suave piel alguna vez, con eso se conformaba...
 Aquel viernes, como siempre, Cris y Carla con Jacobo y Claudia salieron por la noche quedando los muchachos en la casona. Tras cenar y jugar divertidos a las cartas con los abuelos, cada uno se fue a su dormitorio. Pero Hugo no podía dormirse, ansiaba con desesperación estar con Paloma. Se levantó de su cama, examinó cuidadoso el pasillo y, sin mirar atrás, entró en el cuarto de Paloma sin hacer ruido
-¡Hugo!- exclamó ella entusiasmada al verlo aparecer y corrió hacia sus brazos, él no pudo decir nada; la aprisionó con ansia contra su cuerpo y atrapó ambicioso aquella boca que anhelaba tanto saborear. Paloma se entregó al instante a aquel afanoso beso con tanta codicia como él. Hugo empezó a caminar con sus labios recorriendo aquel precioso rostro hacia su cuello
-Mi muñequita hermosa, estoy completamente desquiciado desde que no puedo ni rozarte- murmuró ansioso sin dejar de besarla codicioso por el cuello saboreando aquella deliciosa piel que sus labios tanto habían añorado mientras Paloma gemía suavemente deleitada por aquellas ardientes caricias que le hacían arder la piel y hervirle la sangre al contacto de su boca. Además, aquel tremendo malestar en sus entrañas que últimamente siempre aparecía hasta cuando Hugo la rozaba sin querer, se acrecentó desmesuradamente casi haciéndolo insoportable
-Yo también Hugo, yo también...- gimió exasperada mientras aferraba ambiciosa su nuca obligándolo a seguir y su cuerpo se amoldaba gustoso y sensual al de Hugo que perdía la poca cordura que le quedaba al sentir aquel deseoso trémulo y tibio cuerpo cubierto apenas con una fina tela de raso afianzado a él- Hugo, te quiero... te quiero- expresó apasionada
-Yo también te quiero mi amor, no sabes cuánto- contestó ardiente aprisionándola aún más fuertemente contra su cuerpo y volvieron a fundirse en un beso cargado de pasión y deseo. Paloma podía percibir perfectamente el miembro erecto y duro de Hugo contra su vientre y aquellos deseos en sus entrañas se duplicaron tremendamente; su cuerpo, involuntariamente, empezó a frotarse codicioso contra él excitando aún más a Hugo- Dios Paloma... me tienes desesperado mi vida... esto es ya casi insoportable...- murmuró angustiado oprimiéndola con más ímpetu contra su cuerpo sin poder detenerse en recorrer su cuello y aquel atrayente escote que le llevaba a aquellos deliciosos pechos que sentía firmes y duros contra su pecho desnudo
 -¿A qué sí? Hagámoslo Hugo, yo tampoco puedo aguantarlo ya- expuso decidida y deslizó su mano dentro del pantalón del pijama de Hugo atrapando con su mano su sexo rígido, estaba caliente y húmedo... Hugo no pudo evitar exhalar un complacido gemido al sentir su tacto pero reaccionó rápidamente
 -No Paloma, no- exclamó rotundo retirando raudo su mano; ella lo miró desubicada- no puedo mi chiquita, compréndelo, si tío Cris llega a enterarse entonces sí que me mata... además, aquí no es el lugar, alguien podría oírnos- expuso mortificado acariciándole amoroso la mejilla; Paloma observó en sus ojos que lo deseaba tanto como ella pero su sensatez, como siempre, la hizo recapacitar; apretó sus labios comprendiendo y sonrió comprensiva
 -Tienes razón, como siempre- aclaró pícara y él sonrió dulcemente- pero entonces déjame ayudarte Hugo- expresó mirándolo enredadora con aquellos ojitos que siempre lo desarmaban y volvió a atrapar con su mano aquel miembro erecto y poderoso
-Dios Paloma...- musitó apasionadamente complacido posando su mano sobre la de ella presionándola contra su falo y cerró unos segundos los ojos sintiendo su cálida mano en su sexo, atrapó de nuevo aquella deliciosa boca y fue llevándola sobre la cama donde se recostaron. Ella siguió acariciándole suavemente su miembro erecto mientras se besaban entregados y fogosos; curiosa por algo que nunca había visto ni hecho, no perdía detalle de la cara de Hugo; como gemía levemente y entrecerraba gustoso los ojos mientras elevaba ligeramente su cuerpo al ritmo de su caricia sobre su pene. Comenzó a elevar más presuroso sus caderas y sus gemidos se volvieron impacientes. Rodeó la mano de Paloma con la suya guiándosela más frenéticamente mientras se la apretaba furiosamente alrededor de su sexo, Paloma con decisión se lo introdujo en la boca- Por todos los demonios Pal...- gimió exhalando un profundo gemido de auténtico placer al sentir su pene dentro de aquella cálida boca y ella empezó a juguetear con su lengua en él al tiempo que se lo introducía y sacaba despacio pero habilidosamente de su boca. Llegó un momento en que Hugo le sujetó la cabeza apurando aquellas embestidas mientras gemía apremiado, ella se dejó guiar sin perder detalle de todo lo que el rostro de Hugo mostraba y era de auténtico placer...- ¡¡Para Paloma, para!!- exclamó de pronto retirándola rápidamente
 -¿Qué pasa?- indagó sorprendida
-Nada mi ángel, que estoy a punto de correrme y ahora mejor sigue con la mano ¿vale?- aclaró sonriéndole complacido y ella obedeció; él volvió a tomarle la mano guiándola diestramente- sigue mi vida… sigue así, que ya… ya...- murmuró impaciente obligándola a cerrar sus dedos sobre su pene oprimiéndoselo suavemente a la vez que apresuraba aún más sus subidas y bajadas al tiempo que sus gemidos se volvieron ya más que ansiosos casi desesperados y su frente se perlaba de sudor. Paloma sentía como aquella casi insoportable pero maravillosa grandeza de sus entrañas crecía desmesuradamente al verlo disfrutar de aquella manera- ¡¡Oh Dios!!- exclamó de pronto entre dientes soltando un gemido profundo como si le saliera de las mismas entrañas al tiempo que expulsaba aquel líquido viscoso y caliente que Paloma sintió en su mano. Se quedó quieto y callado sobre la cama con los ojos cerrados y respirando agitadamente; parecía exhausto. Su respiración volvía a relajarse al tiempo que Paloma notaba como su pene se iba ablandando poco a poco aún en su mano hasta quedar flácido- Palomita… mi Palomita- murmuró delirante mirándola extasiado, ella sonrió complacida- Ven, ahora te toca a ti- aclaró resuelto volteándose sobre la cama posicionándose sobre ella y empezó a besarla ardiente de nuevo por el cuello y los hombros al tiempo que le retiraba las finas tiras del camisón dejando sus pechos al descubierto que atrapó gustoso con su boca. Paloma sentía como su cuerpo se inflamaba de deseo a cada roce de aquellos labios sobre su piel pero lo más impresionante fue cuando Hugo posó su mano en su clítoris y empezó a masajearlo. Entre aquel masaje presionando levemente su sexo y su boca enredando con sus pechos, aquella magnitud de sus entrañas parecía que iba a estallar en cualquier instante y notaba como todo su cuerpo deseaba tremendamente que aquello sucediera. Involuntariamente empezó a gemir ansiosa mientras su cuerpo se frotaba ambicioso contra aquella mano que le estaba abriendo las puertas a algo maravilloso que instintivamente sabía que le proporcionaría gran placer. Hugo atrapó su boca y, sin dejar de masajear hábil su clítoris, se entregaron un beso plácido pero lleno de tanto ardor y pasión que acabó por enloquecer a Paloma que empezó a frotarse aún más anhelosa contra su mano. Entonces Hugo se retiró de su boca y volvió a recorrer su cuerpo con sus labios hasta alcanzar su sexo y hundió su boca en él. Paloma soltó un gemido intenso al sentir su lengua jugando con su clítoris al tiempo que su cuerpo se arqueaba inclemente hacia aquella boca y sus manos se aferraban ansiosas a la colcha de la cama. Notaba como aquella enorme grandeza que ya saturaba sus entrañas estaba a punto de reventar y no pudo evitar que sus gemidos se aceleraran al tiempo que su cuerpo se movía desatado en busca de aquel encumbramiento que al fin llegó. Aquella inmensidad estalló de manera descomunal haciéndola sentir un inmenso y maravilloso placer al dispersarse por sus adentros recorriendo cada recodo de su cuerpo provocando que se batiese levemente a su paso, sus manos se aferraron fieramente a la colcha intentando expulsar algo de aquella inmensa potencia que la inundaba despiadada y al alcanzar su garganta salió por su boca en forma de un intenso gemido venido desde lo más hondo de sus entrañas. Hugo volvió raudo a su boca silenciando aquel profundo gemido y la invadió ambicioso de atrapar algo de aquel arrollador placer que ella exhalaba de su garganta. Ella se entregó total y completamente en un ardiente beso demostrándole todo el amor y pasión que sentían dentro. Hugo se retiró levemente y la miró ardiente a los ojos
-Dios, Hugo...- murmuró mirándolo maravillada mientras sentía un tremendo agotamiento en todo su cuerpo provocado por aquella deliciosa descarga; él sonrió feliz
-¿Te ha gustado mi chiquita?- indagó interesado
-¡¿Si me ha gustado...?! ¡¡Dios Hugo...!!- clamó demasiado impetuosa mirándolo extasiada
-¡¡Chiss, baja la voz escandalosa!!- exclamó sobresaltado por su grito al tiempo que le cubría raudo la boca con su mano; ambos rieron alegremente felices mirándose encandilados- mi chiquita preciosa- murmuró deleitado y volvieron a fundirse en otro cautivador y complacido beso.
 -Pero... ¿quieres estarte quieto de una vez? ¡¡Uy como estamos hoy ¿eh?!!- se oyó protestar mimosa a Carla subiendo por las escaleras alertándolos
-¡No!- respondió rotundo Cris y se les oyeron reír pícaramente lividinosos
 -¡Ay Dios, ya ha regresado tío Cris!- exclamó estremecido Hugo levantándose raudo de sobre la cama y recomponiéndose presuroso el pantalón del pijama; Paloma muy nerviosa también se recolocó rápidamente el camisón- ¿no vendrá aquí tía Carla, verdad?- preguntó impaciente mirándola espantado, ella movió insegura los hombros con también miedo en los ojos- ¡Joder, ay Dios...!- murmuró inquieto mesándose nervioso el cabello, ella lo observaba inmovilizada por el terror- ¡Ya sé! cruzo el balcón antes de que ellos lleguen a su dormitorio y me cuelo por el estudio- indicó avispado guiñándole pícaro un ojo, ella sonrió convencida de la gran idea que había tenido; él la besó amoroso pero apresurado en los labios y huyó por el balcón. Paloma se dejó caer de espaldas sobre la cama sonriendo felizmente dichosa, a pesar de aquel sobresalto, por todo su cuerpo aún podía sentir restos de aquel maravilloso placer que Hugo le había hecho conocer y sobre todo disfrutar.
Hugo aprobó el carnet en un tiempo récord a pesar de todo lo que llevaba sobre los hombros enorgulleciendo a la familia que aquel sábado preparó una comida especial ilusionados y felices en su honor.
-Bueno hijo ¿y ahora querrás un coche naturalmente?- bromeó chistoso Jacobo sonriendo encantado de su hijo
-Del coche me encargo yo, Jacobo; este padrino orgulloso está deseando regalárselo- aclaró henchido de placer Cris y todos rieron alegres- ¿Qué me dices ahijado? ¿Ya tienes pensado alguno o empezamos a recorrer concesionarios?- le preguntó animado
 -No padrino… espero que no te parezca mal, pero prefiero quedarme con el todo terreno; casi no se usa desde que se compró el monovolumen y está muerto de risa en el garaje- respondió despreocupadamente
 -¿No quieres uno propio?- preguntó sorprendido Cris
 -No, de verdad tío Cris; gracias, pero no me interesa un coche nuevo, el todoterreno está casi nuevo y me gusta mucho…- contestó sonriendo feliz- Pero tranquilo que no te libras de regalarme algo… tengo en mente algo que me hace mucha ilusión, pero para más adelante- expresó ilusionado y le echó una rápida y esquiva mirada de reojo a su madre, todos cayeron al instante en la cuenta de que habla de la dichosa moto que tanta ilusión le hacía... su madre también
-¡¡Ah, no, de eso ni hablar!!- saltó tajante mirándolo con ojos asustados
-No empieces de nuevo Hugo que ya lo hemos hablado hasta la saciedad y sigue siendo rotundamente… ¡¡NO!!- aclaró rotundo su padre
-Hugo cariño, son muy peligrosas cielito- expuso también amedrentada Carla tomándole cariñosa la mano al muchacho
-¡Bah, no es para tanto ¿eh?!- exclamó despreocupada Paloma
-¡Ya saltó la descerebrada! ¡Cállateme la boca o ya la armo aquí mismo!- regañó sobrecogida su madre y ella hizo un gesto fastidioso con la boca
-No hay que ponerse así, no son tan peligrosas si vas con cuidado y sabiendo muy bien lo que llevas entre manos; al contrario: son muy cómodas para moverse por la ciudad- expuso desenfadado Cris y le guiñó un ojo cómplice a Hugo que le sonrió agradecido
-¡¿Acaso has perdido la cabeza Cris?! ¡¿Le pides cuidado y sentido común a un chiquillo de 18 años, Cris?!- repuso Jacobo asombrado
-Yo no estoy mal de la cabeza ni pido imposibles, Jacobo; él solito os demuestra todos los días que es muy sensato para la edad que tiene ¿o acaso no?- aclaró decidido Cris mirando fastidiado a su cuñado por aquel reclamo
 -Estáis discutiendo por gusto ya que la que yo quiero no puedo tenerla hasta dentro de tres o cuatro años- replicó Hugo moviendo despreocupado los hombros
-¡Ah, pillín pillín! ¿Tú quieres una de las bien gordas, eh chavalote?- exclamó animada Ari guiñándole pícara un ojo, él sonrió alegre
-¡Otra atolondrada! No, si lo raro en esta familia es que los muchachos nos hayan salido tan sensatos- replicó la abuela y todos rieron divertidos
 Jacobo accedió a darle el todo terreno y se fueron los tres muchachos a estrenar el carnet. Recogieron a Patri y Hugo los llevó a una pequeña cala a las afueras de la ciudad escondida tras un espeso pinar muy poco conocida y mucho menos transitada. Allí las dos parejas dieron rienda suelta a sus demostraciones de amor tranquilos de las miradas inoportunas. Entre caricias y arrumacos llegaron a un punto en que se entregaban con casi desesperación a cada beso, a cada caricia mientras se atrapaban apremiantes sus cuerpos el uno al otro anhelantes de esa unión completa que ambos deseaban tremendamente y los volvían locos. Hugo fue recostando sobre la arena a Paloma y se posicionó sobre ella, el cuerpo de Paloma empezó a moverse urgente bajo el suyo, rozaba inquietantemente su sexo contra su miembro con ímpetu mientras sus bocas se devoraban ansiosas. Estaban fuera de sí del deseo, Paloma deslizó su mano dentro del bañador de Hugo...
-No, para Paloma ¿qué rayos intentas hacer?- exclamó sobresaltado al sentir como guiaba impaciente su miembro hacia su sexo retirando levemente aquel minúsculo bikini que llevaba puesto
-¿Por qué no Hugo? Lo deseo, lo deseo de verdad... y tú también lo deseas, no lo niegues- aclaró intentándolo de nuevo, Hugo sintió el atrayente ardor del sexo de Paloma en la cabeza de su falo y su cuerpo reaccionó al instante intentando alcanzar implacable aquel ardiente hueco
 -¡No, no, no!- denegó rotundo haciendo un esfuerzo más que sobrehumano para detenerse- no puede ser Paloma, por Dios bendito te lo pido: no insistas- clamó angustiado retirándose acelerado de encima de ella sentándose a su lado en la arena; Paloma confusa se quedó observando, completamente desconcertada, como él, evitando descaradamente mirarla, encogía sus piernas posando sus brazos en sus rodillas sujetándose fuertemente la muñeca derecha con la mano izquierda y bajaba la cabeza quedándose en una posición que denotaba derrota o abatimiento. Javi y Patri, desconcertados por las angustiosas pero tajantes negaciones de Hugo, se detuvieron en su también frenesí entrega y los observaron intrigados
 -¿Qué ocurre Hugo? ¿Por qué me desprecias así?- indagó intrigada mirándolo dolida
 -¡¡Por todos los demonios mi chiquita, no te desprecio mi ángel ¿qué estupidez es esa?!!- expresó acongojado mirándola conmovido
 -Entonces... ¿qué te pasa conmigo?- insistió mirándolo incomprensible, él la miró dulcemente y acarició tierno con el revés de su mano su mejilla
-No puede ser vida mía, aún no; compréndelo- expresó amoroso sonriéndole compasivo
-¡¡No, no lo comprendo Hugo!!- exclamó alterada mirándolo reprochadora- ¡No puedo comprender esta actitud tuya; lo deseas tanto como yo pero me rehuyes ¿por qué?!- interrogó confusamente intrigada; él apartó sus ojos de ella clavándolos en el horizonte y tomó aire profundamente. Paloma se arrodilló a su lado y empezó a acariciarle amorosa el brazo- Por favor, Hugo: háblame... si lo que temes es que aún no esté preparada te digo que sí lo estoy mi amor: sé que ya estoy más que preparada para dar ese paso Hugo y quiero entregarme a ti mi amor, lo deseo Hugo; de verdad que deseo ser tuya enteramente- aclaró decidida mirándolo amorosa, él volvió a mirarla a los ojos y ella descubrió tanto deseo y pasión como también ella sentía; le rodeó el cuello con sus brazos y empezó a juguetear mimosa con sus labios en los de Hugo- vamos amor; yo lo deseo vida mía... pero sé que tú también tanto o más que yo- murmuró melosa sin detener aquel provocador juego de sus labios, él ya respiraba con premura de nuevo aunque seguía negando suavemente con la cabeza- por favor mi amor... vamos, decídete- murmuró mimosa acariciándole excitantemente la nuca; él no pudo resistirse más y atrapó impetuoso aquella boca que lo estaba provocando tremendamente con un beso cargado de deseo, Paloma se entregó completamente a él apretujándose ambiciosa al cuerpo de Hugo que nuevamente sentía que perdía el control de su cuerpo
-No Paloma, no es el lugar ni aún mucho menos el momento- resolvió tajante levantándose impetuoso alejándose raudo de aquel cuerpo provocador que le hacía perder la razón
-En la casona no, aquí no... Hugo, por favor- suplicó anhelante, pero él negó rotundo con la cabeza y se encaminó presuroso hacia el agua- ¡¡Hugo, no se ocurra irte sin háblame!!- exclamó autoritaria pero él no se detuvo- ¡¡Hugo!!- gritó implacable sin obtener respuesta tampoco, él alcanzó la orilla y se tiró decidido de cabeza desapareciendo en el agua un buen rato hasta reaparecer de nuevo y bastante alejado de la orilla. Paloma, abatida y desolada, apartó su mirada de Hugo y se encontró con las miradas de Javi y Patri que la observaban extrañados
-¿Qué le pasa ahora a ese?- interrogó intrigado Javi
-Pregúntaselo a él, a lo mejor a ti sí te lo dice ese capullo terco e irracional- respondió irritada y, levantándose de la arena, recogió su vestido de un furioso gesto y, vistiéndoselo, se internó en el bosque. Javi y Patricia se miraron inquietos
-Mejor voy con ella, Javi; parece muy enfadada- resolvió atenta Patri y él asintió con la cabeza besándola tierno en los labios- ¡¡espera Pal!!- gritó siguiéndola apresurada; Hugo la oyó y observó inquieto que faltaba Paloma y Patri se internaba a toda prisa en el bosque, nadó de regreso a la orilla mientras su hermano se aproximaba a su lado
-¿A dónde fue Paloma, Javi?- preguntó impaciente examinando nervioso con la mirada entre los frondosos árboles pero no se las veía ya
-¡A saber! Recogió su vestido hecha una furia y se fue como alma que lleva el diablo- expresó moviendo desenfadado los hombros- ¿qué rayos os pasa? ¿Ni estando ya juntos y tan enamorados como se os ve podéis dejar de discutir?- expuso con reproche; su hermano lo miró afligido a los ojos unos segundos, tomó aire profundamente y se sentó en la arena clavando su mirada en el horizonte. Javi se sentó a su lado- ¿qué sucede Hugo?- instó más comedido posando entrañable su mano en el brazo de su hermano animándolo a hablar, Hugo lo miró reticente y, sin apartar sus ojos de los de su hermano, tragó incómodo saliva repetidamente sopesando si hablar o mantenerse callado- vamos Hugo ¿qué te pasa?- insistió alentador
-Está empecinada en querer hacerlo ya y yo...- murmuró al fin con voz trémula retirando acobardado sus ojos de Javi regresándolos al horizonte- y yo no puedo Javi- expresó abatido apenas en un susurro -¿En hacer qué?- expresó inocente
 -¡¡Galletas, no te jode!! ¡¿Tú qué crees, imbécil?!- bramó irritado mirándolo ofensivo
 -¡Oh!- exclamó abriendo sus ojos entendiendo, sonrió animado- ¿y eso qué tiene de malo, hermanito? ¡Joder, al contrario, no sabes la suerte que tienes: Patri no se decide ni a la de tres y me tiene desesperado!- aclaró desenfadado
-¡No lo entiendes, Javi; es que no puedo, no me atrevo!- exclamó acongojado bajando la cabeza abochornado
-¡¿Por qué?!- preguntó completamente desconcertado mirándolo con asombro- ¿Acaso tú aún no lo deseas lo suficiente?- indagó amistoso
-¿Si no lo deseo? ¡Jesús Javi, si con solo mirarla mi cuerpo se vuelve loco y no puedo controlarlo! ¡Es imposible!- aclaró sincero mirándolo con desesperación
-¿Entonces?
 -¡¡Es que no puedo Javi!!- clamó de nuevo angustiado y la mirada escéptica de su hermano le decía que no entendía nada, suspiró profundamente- aunque lo deseo con exasperación, me da muchísimo miedo Javi; me da terror hacerle daño; la veo aún tan niña, tan dulce, tan inocente y frágil, que me da pavor solo pensar que voy provocarle algún tipo de dolor- se sinceró angustiado, lo miró aterrado a los ojos- y sé voy a hacérselo Javi, que no hay de otra... porque Paloma aún es virgen ¿comprendes?- aclaró atrapado
-No seas idiota Hugo ¿a qué viene esa tontería? no es la primera virgen a la que desvirgas joder; sabes hacerlo de sobra hermanito, es más, lo sabes muy bien, tú me enseñaste cómo hacerlo y nunca tuve ninguna queja siguiendo tus buenas indicaciones- expresó animoso
-Ya- exclamó abatido clavando de nuevo sus ojos en el horizonte unos segundos antes de regresar su mirada a su hermano que observó atónito que estaban llenos de pasión y gran dolor a partes iguales- pero ninguna era Paloma Javi, la amo demasiado para soportar la idea de que la lastimo ni un poco siquiera
-¿Tú eres tonto o qué rayos te pasa? ¡No es un dolor que la vaya a matar joder, es solo una simple molestia si lo haces con cuidado y esperas a que esté bien excitada; son tus palabras Hugo!- expresó descolocado pero su hermano negó muy lentamente con la cabeza indicando que lo entendía pero no podía evitarlo, también suspiró profundamente- ¿Y por qué no se lo dices? ¿No te das cuenta que le estás haciendo daño con tu negativa, Hugo? Se la ve tremendamente dolida porque no entiende el por qué la esquivas y probablemente crea que la estás rechazando Hugo- aclaró rotundo, su hermano lo miró comprendiendo y volvió su mirada al horizonte quedándose callado y pensativo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario