domingo, 22 de marzo de 2015


    Toda la familia charlaba alegre sentada al fresco de la noche en la terraza después de cenar. Cris, Jacobo y Ari hablaban animados sobre trabajo con el abuelo mientras Alex y Óscar enredaban divertidos con la abuela y Claudia y Carla hablaban entretenidas entre ellas. Aunque Carla observaba inquieta el distanciamiento que aún había entre su hija y Hugo. Él, acostado en el balancín, revisaba unas cartas mientras su hija, sentada al borde de la piscina junto a Javi y dándole la espalda a Hugo, estaba absorta en sus pensamientos con los pies metidos en el agua
-¿No os apetece un café? Porque a mí sí- invitó animada al resto de la familia, todos asintieron complacidos y ella se levantó- Javi, cariño… ¿me puedes ayudar?- pidió cariñosa
-¡Voy yo, mamaita!- se ofreció al instante Paloma intentando levantarse
-No deja Palomita, voy yo- la detuvo Javi atento y servicial como siempre siguiendo a su tía dentro de la casa. Como la conversación había llegado a su término, Cris se levantó despreocupado y se dirigió a lado de su sobrino que le sonrió amistoso incorporándose para dejarle sitio en el balancín -¿Qué haces aquí solo y tan concentrado hijo? ¿Son ya solicitudes para las universidades?- indagó interesado sentándose junto a él
-Sí tío Cris, he recibido ya varias aceptándome- explicó complacido
 -Eso está muy bien; aunque con tus calificaciones sería extraño que no te aceptaran- expuso dándole palmadas tiernas en su pierna mientras se sonreían agradados y revisó algunas- ¡Ey, esta es de la capital y te acepta!- comentó satisfecho mostrándole una de las cartas pero Hugo ya no sonreía- ¿Pasa algo hijo?
-Ya te dije que no voy a aceptar tío Cris- aclaró rotundo y él lo miró inquieto
 -Pero campeón ¿lo has pensado bien?- instó preocupado
 -Sí tío Cris, lo he pensado mucho y no soportaría estar lejos de aquí; además, la de la ciudad es la mejor en arquitectura, tú me lo dijiste muchas veces- explicó pausadamente y Cris lo observó intensamente a los ojos
 -Sí Hugo, lo sé; pero cielo, debes pensarlo muy bien… No te dejes llevar solo por el corazón y usa algo tú cabeza: si es realmente ella como piensas, seguirá aquí a tu regreso; pero no debes basar tu futuro en un “a lo mejor puede ser ella”
-Tío, es que ya no es ningún “puede ser”: es ella; sé que es ella- aclaró rotundo y su voz sonó completamente enamorada. Cris lo miró conmovido y le sonrió tierno, aquellas palabras tan apasionadas de su sobrino le recordó a Sandra; él también creía que era la única, el amor de su vida, hasta que aquel accidente se la llevó… se recostó en el balancín y se quedó callado- ¿Pasa algo tío Cris?- lo sacó de sus divagaciones, le sonrió cariñoso
-No hijo, nada; solo que yo también pensé así hace años y por eso sé de que te hablo… se llamaba Sandra y también creía que era el amor de mi vida; era la chica más hermosa y divertida que había conocido, yo la amaba con pasión, pero un terrible accidente de coche la arrancó de mi lado- lo miró a los ojos- creí que para mí se había acabado el amor y creí que nunca más volvería a amar a nadie así como la amaba a ella… pero Hugo, hijo, apareció Carla en mi vida; no solo es bella y divertida sino que es la mujer más maravillosa del mundo, con una ternura y una dulzura que borró toda la tristeza de mi alma y ahora sé que ella es el verdadero amor de mi vida hijo, me moriría si Carla me faltara… a veces, una separación aclara las ideas Hugo
 -Tío Cris, es que yo ya tengo claras mis ideas; desde que estoy con ella, sé seguro que es ella... ella para mí no es “tu Sandra”: ella para mí ya es “tu Carla”- habló pausado y muy sereno, tan sincero y apasionado que impresionó a Cris. Se quedaron de nuevo muy callados.
 -¿Ya está la bandeja, tía Carla? ¿Me la puedo llevar?- preguntó Javi a Carla en la cocina cuando ella se volvió a por la cafetera
-Sí cariño, eso ya puedes llevártelo- respondió sonriéndole agradecida. El muchacho le devolvió ameno la sonrisa y recogió la bandeja dispuesto a regresar a la terraza- espera Javi...- lo llamó dulcemente y él la miró servicial sin dejar de sonreír- ¿qué les pasa a Paloma y Hugo, cielo mío?- interrogó interesada mirándolo intensamente a los ojos intentado descubrir algo en ellos; Javi se puso tan nervioso ante aquella inesperada pregunta que la bandeja tembló entre sus manos haciendo tintinear levemente los pocillos del café
-¡¡Nada!!- respondió precipitado como siempre que ocultaba algo esquivando descaradamente la miraba de su tía; ella sonrió compasiva
-Está bien, cariño; me preocupaba que estuvieran enfadados o algo así...- expuso despreocupada vaciando el café en la cafetera de porcelana aunque seguía observándolo por el rabillo del ojo -Bueno, tía Carla; no olvides que estamos hablando de Hugo y Paloma… Ya sabes cómo son: hoy se tiran de los pelos, mañana están a bien, pasado otra vez a la gresca… tú ni caso como yo hago- explicó intentando parecer tranquilo y la besó tierno en la mejilla- no te preocupes ¿vale? Ahora me llevo esto- resolvió presuroso y huyó raudo de la cocina, ella se quedó pensativa mordiéndose inquieta el labio inferior; aquella reacción más nerviosa de lo habitual en Javi le indicaba que no era solo una simple riña pasajera como tantas otras entre ambos primos, había algo más... y quería descubrirlo.
Aquel sábado, Carla esperó serena a que Cris se durmiera. Cuando él se volteó cara arriba cubriéndose los ojos con el brazo liberándola de su amoroso abrazo, se deslizó suavemente de la cama para no despertarlo y, cubriéndose con la bata, salió con mucho cuidado del cuarto.
 Se dirigió despacio al claro procurando no hacer ruido hasta que los vio sentados en la hierba hablando divertidos los cuatro. Se detuvo confundida observando la escena a distancia, algo no cuadraba en aquella imagen en comparación a todos esos días atrás: sí, que Javi y Patri se hicieran arrumacos mimosos ya no le extrañaba, aquellos dos estaban enamorados y no podían esconderlo; pero que Paloma estuviera sentada en el regazo de Hugo y que él la rodeara amoroso entre sus brazos regalándole de vez en cuando dulces besos en la mejilla mientras sonreían alegres, eso no cuadraba con su comportamiento de aquellos días atrás... pensó frunciendo el ceño totalmente descolocada... pero de pronto abrió atónita sus ojos cuando vio como Paloma y Hugo se miraban con ojos enamorados sonriendo plenamente felices
-¡Santo Dios!- musitó sobrecogida cubriéndose pasmada la boca pero su asombró fue aún mayor cuando Hugo y Paloma se besaron apasionados- ¡¡Oh no, Dios mío...!!- exclamó atónita sin poder apartar incrédula sus ojos de ellos. Aturdida y sin saber qué hacer ante aquella situación, se alejó de ellos como se había acercado: sin hacer ruido ni llamar su atención, y regresó a la casona. Sin poder borrar aquella imagen de su cabeza, se retiró la bata y se metió de nuevo con mucho cuidado en la cama junto a Cris que seguía en la misma posición
-¿A dónde fuiste mi ángel?- le preguntó sobresaltándola tremendamente
-¡Uy, me has asustado!- exclamó estremecida, él retiró el brazo de sus ojos y la miró pasmado por aquel abrupto sobresalto de su parte, ella le sonrió dulcemente- pensaba que dormías ¿Acaso te he despertado mi vida?- musitó melosa besándolo tierna en los labios, él le sonrió tranquilizador y la tomó entre sus brazos en un cariñoso abrazo
 -No, ya estaba despierto cuando te fuiste- indicó despreocupado besándola dulcemente en la frente- creí que ibas a por leche como muchas otras noches pero has tardado y estás fría... ¿a dónde has ido?- insistió curioso
-Fui... a dar un paseo- susurró despreocupada besándole suavemente los labios
-¿Cuándo te vas a tranquilizar y dejarla en paz mi amor? A nuestra princesa nada le va a pasar dentro de estos muros y además está Hugo con ella, él nunca permitiría que nada malo le ocurra- aseveró seguro
-Sí, ya… Hugo está con ella...- murmuró apagadamente recostándose contra su pecho desnudo y ambos se quedaron ensimismados; Cris al cabo de un rato suspiró profundamente sacando a Carla de sus pensamientos- ¿Qué te pasa mi bien? ¿Por qué aún no dormías?¿Acaso te preocupa algo?- se interesó cariñosa
-Pues precisamente es Hugo...- respondió dejadamente pero su voz sonó a preocupación, Carla lo miró nerviosa a los ojos
-¿Qué le pasa? ¿Te ha contado algo?- se impacientó inquieta, Cris la miró desconcertado a los ojos -¿Si me contó algo de qué?- interrogó intrigado
-Cielo, yo que sé... pero pareces preocupado, amor mío- expuso moviendo desenfadada los hombros sin querer parecer tan ansiosa; él volvió a recostarse boca arriba colocando su brazo libre debajo de su cabeza ya que el otro lo tenía aprisionado bajo el cuerpo de Carla sujetándola tierno contra él, suspiró hondamente otra vez
-Está enamorado, mi bien- expresó pausadamente acariciando tierno la espalda de Carla; se quedó muy callado de nuevo y pensativo, Carla lo miró a los ojos pero él mantuvo su mirada clavada en el techo- tenías que oírlo cielo mío: está muy enamorado, tremendamente enamorado- declaró impresionado, Carla abrió atónita sus ojos
-¿Y... eso es malo?- expuso prevenida examinando muy atenta la reacción de su rostro
-No... si fuera de la chica correcta, pero sospecho que no lo es- aclaró incómodo, Carla se molestó con aquel comentario
-¿Por qué dices eso Cris? ¿Acaso piensas que ella no es lo suficientemente buena para él o qué?- increpó ofendida; él la miró pasmado
-¿Por qué te pones así? Cómo voy a opinar nada si no sé quién es esa muchacha, Carla...- protestó dolido por su ilógico reclamó; ella apretó incómoda sus labios y él entrecerró sus ojos mirándola intrigado- ¿Acaso tú sí sabes quien es?- indagó mirándola intensamente a los ojos
-¡¿Yo?! ¡Que voy a saber mi cielito, sabes de sobra que él no se sincera conmigo! Bueno... ni conmigo ni con nadie, solo contigo- exclamó desenfadada recostándose sobre su pecho esquivando su penetrante mirada, él frunció el ceño aturdido pero no dijo nada- entonces, si no la conoces ¿por qué dices que no es la chica correcta?- instó curiosa
 -Por todo lo que me estuvo contando estos días...- contestó pausado, Carla volvió a mirarlo intrigada a los ojos- ¿sabes por qué estaba tan ansioso por irse cuanto antes? No era para aclarar sus ideas ni tenía duda alguna sobre dónde y qué estudiar; según él necesitaba urgentemente irse para alejarse de esa muchacha, apagar a como diera lugar todo aquello que sentía por ella cuanto antes o se metería en graves problemas...- se sinceró y la miró preocupado a los ojos- ¿Me comprendes ahora mi bien? ¡En graves problemas!- remarcó inquieto, Carla apretó sus labios conmovida
-Pobrecillo, que terrible lucha debió tener consigo mismo...- murmuró enternecida
-Sí, estaba angustiado de verdad mi amor, de ahí su mal genio... pero, cuando el otro día me dijo que ya no se iba, que había decidido luchar por ese amor en vez de en contra lo que sentía sin importarle nada ni nadie, empecé a preocuparme... y, cuando esta semana me habló de ella mi ángel, me impactó; tenías que oírlo, habla con una pasión, un amor y una devoción de esa muchacha que no cabe lugar a duda de que está profundamente enamorado y sospecho que va a sufrir, Carla, mi sobrino va a sufrir lo indecible además de meterse en no sé qué rayos de problemas; y no sé cómo ayudarlo, no hay manera de hacerlo recapacitar, está cegado y no piensa con la cabeza dejando que el corazón le maneje...- expresó muy afligido
-Mi amor, no tiene porque ser así... no tiene por qué haber problemas si somos comprensivos- habló tierna posando dulcemente su mano en la mejilla de Cris, él la miró inquieto- mi cielo, solo tenemos que entenderlos y apoyarlos; puede que sea un amor verdadero que ha ido creciendo poco a poco y no pueden luchar contra él porque arraigó con el tiempo haciéndolo realmente profundo y sincero…- aclaró tierna sonriendo comprensiva
-¿Cómo rayos sabes tú eso, Carla?- exclamó mirándola atónito, Carla se sobresaltó y apretó inquieta los labios; había hablado de más...
-¿Saber qué mi bien?- preguntó intentando parecer inocente
-¿Cómo sabes que es algo que fue creciendo poco a poco en el tiempo hasta convertir ese gran cariño que él sentía por esa muchacha en amor verdadero? Así mismo me lo explicó él y estábamos solos...- indagó descolocado mirándola aturdido por aquella clara explicación; Carla se mordió nerviosa el labio inferior
-No lo sé... me lo habrás contado tú ya, cielo- respondió desentendida mirándolo desenfadada, Cris frunció confuso el ceño
-No mi vida, creo que no te lo dije...- respondió desubicado intentando recordar
-¿Cómo que no? ¿cómo iba yo a saberlo si tú no me lo hubieras comentado, a ver?- resolvió despreocupada y posó dulcemente sus manos en sus mejillas- ainss, mi amor, que te estás haciendo viejito y ya pierdes la memoria- bromeó chistosa besándolo amorosa en los labios
-¡¿Cómo que me estoy haciendo viejo?! ¡¡Ahora mismo te voy a demostrar lo viejo que estoy!!- exclamó divertido y se subió ágil sobre ella besándola juguetón en el cuello, ella rió divertida y, entre risas, caricias ardientes y besos amantes, acabaron haciendo el amor de manera extraordinariamente maravillosa como siempre.
Mientras, en el descampado, aquel amoroso y tierno beso que Carla había visto se fue convirtiendo poco a poco en pasión ardiente y ambas parejas ya se se devoraban hambrientos sus bocas mientras sus manos recorrían ansiosos sus pieles desnudas por debajo de sus camisetas al tiempo que se oprimían con avaricia sus cuerpos deseosos de más. Javi en cierto momento se levantó y se llevó a Patri de la mano entre la arboleda sin que Hugo ni Paloma se dieran cuenta, enfrascados en su propio desquiciante deseo
-Dios mi chiquita… me tienes loco, loco- murmuró Hugo excitado mientras recorría con sus labios el dulce cuello de Paloma que gemía gustosa al contacto de aquellos fogosos labios sobre su piel y de aquellas suaves manos que paseaban por su cuerpo bajo la camiseta; pero lo que acabó por desquiciarla fue cuando la mano de Hugo atrapó uno de sus pechos acariciándolo deleitado. Un gemido profundo emanó de su garganta y, deseosa de más, se arrodilló en la hierba cabalgándose sobre las piernas de Hugo y, quedando frente a él, guío su boca hacia su pecho sujetando suavemente su nuca que, también enloquecido de deseo, lo devoró ávido así sus labios se posaron en aquel suave y terso pecho. Paloma le desabrochó habilidosa los botones de los vaqueros y acarició meticulosa aquel vibrante pene que la reclamaba ansioso provocando en Hugo gemidos de auténtico placer apagados por aquel perfecto y sabroso pecho que saboreaba su boca y que aún devoró más ávido apremiado por el tremendo deseo que aquella caricia de Paloma le provocaba
-Hugo… hagámoslo ya, no me hagas sufrir más- reclamó exasperada de codicia apartando sus braguitas y acariciando ambiciosa ya la entrada de su ardiente sexo con el miembro de Hugo haciéndolo perder completamente la cordura
-Sí, Dios, sí...- musitó desatado así sintió aquel atrayente y excitante calor húmedo en su falo y sujetó ansioso las caderas de Paloma con toda la intención de incrustarla con todas sus ansias sobre él- ¡¡Ey, no; no, mi chiquita; para!!- exclamó sobresaltado haciendo un esfuerzo enorme para detenerse pues estaba rabioso por consumar y apagar allí y ya aquel todo ardor que le devoraba por dentro
-¡¿Por qué Hugo?! ¡¿Por qué?!- clamó con desesperación insistiendo en introducírselo tercamente -¡¡Que no Paloma, para!!- exclamó tajante apartándola levemente por las caderas que aún sujetaba frenético
-Hugo...- expresó mirándolo confundida sin entender su nueva negativa
 -¿Estás realmente segura de quererlo mi vida?- instó mirándola fijamente a lo ojos
-¿Tú qué crees? No puedo aguantarlo más Hugo, lo deseo mucho, tremendamente- repuso atormentada, él quedó callado unos segundos aún con sus grandes y profundos ojos negros clavados en aquellos preciosos ojos grises de Paloma aún más preciosos al estar tan encendidos de ardor y deseo, tomó aire profundamente
-Está bien mi ángel, lo haremos- repuso decidido, ella sonrió complacida
-¿De verdad Hugo?- él asintió con la cabeza y ella sonrió dichosa, se avalanzó sobre él y atrapó su boca en un ardiente beso al tiempo que ya se retiraba las braguitas
 -Paloma no ¿qué rayos haces?- la detuvo raudo, ella volvió a mirarlo confundida- aquí no, cielo mío- expresó meloso acariciando tierno sus mejillas con sus manos
-¿Por qué no?- interrogó ansiosa, él le sonrió dulcemente
-Porque no quiero que nuestra primera vez sea así mi chiquita: algo precipitado y presuroso con miedo a que alguien venga y nos descubra; no, quiero llevarte a un sitio cómodo e íntimo donde estemos solos y, sobre todo, quiero tiempo mi amor; tiempo para hacerte el amor a gusto y sin prisas, disfrutarte y que disfrutes tú- declaró con pasión acariciándole amoroso las mejillas, ella sonrió deleitada
-¿Y entonces cuándo y dónde?- preguntó impaciente, él sonrió encandilado
-El dónde casi lo tengo ya pensado, no te preocupes- indicó resuelto y ella sonrió conforme- lo difícil va a ser deshacemos de Javi y Patri toda una tarde sin tener que darle explicaciones de a dónde vamos...- aclaró incómodo y ambos se quedaron mirándose pensando en alguna solución.
 -¿Y el sábado que viene Hugo?- propuso Paloma mirándolo esperanzada, él sonrió alentado- es la fiesta de fin de curso en el instituto y podemos escabullirnos con cualquier escusa en cualquier momento sin que ellos sospechen nada; y además tendremos todo el tiempo que queramos ya que es la única noche en la que no tenemos horario para regresar a casa- explicó animada, él esbozó una sonrisa complacida
-Entonces está decidido mi chiquita, el sábado- resolvió definitivo y sonriéndose felices, se besaron ardientes.
Aquella semana Carla, aunque intentaba disimular todo lo que podía, se quedaba a menudo pensativa mirándolos turbada; aquel secreto era demasiado grande para ella y necesitaba contárselo a alguien y, sobre todo, consultar qué hacer: ¿Seguir callando y dejarlo todo así o intentar cortar aquello antes de que fuera a más? ¿Decírselo a Cris o no? Y si se lo decía... ¿cómo se lo tomaría él? Era verdad que eran su adorado ahijado y su preciosa princesa... pero él conocía muy bien a Hugo y sabía de su forma de ser picaflor y descarado y no creía que le fuera a hacer ninguna gracia que hubiera puesto su diana en la niña de sus ojos... Aunque también estaba lo que Cris le había contado y aquello la inquietaba más aún: según Cris, Hugo de esta vez estaba perdidamente enamorado y al parecer quería de verdad a Paloma; pero… ¡¿Y ella?! Esa muchacha era tan alocada y con tan poco sentido que... ¿estaría también enamorada de Hugo o para ella solo era un enamoramiento pasajero y acabaría haciéndole daño al pobre muchacho con su cabeza loca? ¿Y si aquello entre ellos acababa mal y por su culpa se rompía aquella hermosa armonía familiar que siempre había habido en aquella casa? ¡Dios bendito, no se lo perdonaría nunca! ¡¿Qué hacía?! ¿Con quién podía desahogar todas aquella dudas y pedir consejo?
-¡Por fin se acabó! ¡A la mierda los libros hasta dentro de tres meses!- expresó feliz Javi aquel miércoles tirando resuelto sus libros en la bandeja de atrás del coche de Hugo y todos sonrieron alegres
 -¡Y el sábado es la fiesta de fin de curso! ¡Lo están dejando todo precioso en el gimnasio ¿lo habéis visto?!- clamó entusiasmada Patri
-¡¡Hay que ir de compras!! ¡¡Tenemos que ser las dos parejas más radiantes del instituto!!- gritó eufórica Paloma agarrando entusiasmada las manos de su amiga que iba sentada en el asiento trasero junto a Javier
-¡¡Hala!! ¡Ya le salió la vena de tía Ari; lo que te espera Patri!- se burló Hugo jocoso y su hermano rompió a reír divertido
-¡Jo! ¡No te burles!- protestó mimosa golpeándole suavemente en el brazo, él sonrió tierno- Además, lo que le espera a Patri solo no porque vosotros nos vais a acompañar ¿o no?- propuso pícara mirándolo embaucadora
-¡Ja, eso sí que no! ¡Yo ni loco muñequita!- negó rotundo
 -Y conmigo tampoco cuentes- resolvió rápidamente Javi
-Entonces, si no venís... ¿quién nos va a traer a la ciudad mi pichoncito?- expuso mimosa acariciándole melosa el mentón, él sonrió entretenido
 -Mi cielito, no te preocupes por eso que sabes muy bien que hay gente de sobra en la casona dispuestas a llevaros donde sea…- expresó resuelto besándola dulcemente en los labios- pero también sabes que, así comentes en casa lo de la fiesta de fin de curso, no vas a poder sacarte a tía Ari de encima ni con agua hirviendo- aclaró contundente y ella sonrió feliz mirando animada a su amiga. Y así fue, desde que sacaron el comentario en casa a la hora de cenar, una ilusionada Ari se puso de inmediato al frente mangoneando y disponiéndolo todo. Las compras se repetían tarde tras tarde sin descanso, no dejó títere con cabeza ni tienda en toda la ciudad buscando los más maravillosos vestidos y complementos para ellas. Estaban siendo unos días agotadores pero fantásticos para las chicas. Aunque no así para ellos que veían apesadumbrados como cada día se iban las dos después de comer a recoger a Patri y no regresaban hasta la hora de la cena. Así que, para pasar mejor el tiempo, Javi y Hugo se dedicaron a marcharse todas las tardes a la cala llevando con ellos a Óscar y Alex. Aquel jueves, estando tranquilamente en la terraza acompañada del abuelo que leía atento su periódico y de Claudia que charlaba animada con la abuela, Carla volvió a quedarse ensimismada -¿Qué te pasa cielito?- preguntó la abuela sacándola de sus pensamientos
 -A mí nada abuela ¿por qué?- respondió desenfadada
-No engañas a nadie mi preciosa niña- indicó cariñosa y Carla la miró sin comprender, entonces se percató de que todos la miraban preocupados- Hace días que estás muy distraída y seria, mi niña; como si algo te preocupara... y te preocupara mucho- aclaró intrigada, ella sonrió levemente- ¿Acaso os pasa algo a Cris y a ti? ¿Estáis teniendo algún problema cielo mío?- se interesó intranquila
-No, que va; todo está bien con Cris, abuela; su hijo es el hombre más maravilloso y comprensivo del mundo y en todos estos años juntos nunca hemos tenido problemas- respondió sonriendo tranquilizadora y ella también sonrió complacida pero su mirada seguía inquieta
 -Entonces ¿qué te pasa cielito? Porque, que no estás bien, lo sé- insistió inquieta tomando tierna la mano de Carla entre las suyas, ella tomó aire profundamente
-Abuela…- empezó a hablar pero observó las miradas intrigadas de Alonso y Claudia sobre ella, y volvió a callarse- nada abuela, solo estoy algo despistada; nada más- resolvió sonriéndole de nuevo tranquilizadora acariciando con su mano libre las de la anciana
-No cielito, eso no es cierto- instó rotunda y se quedó mirándola fijamente a los ojos con aquella mirada profunda y penetrante que Cris había heredado de ella y que parecía que pudieran llegar a leer la mente...- ¡¡Lo sabes!!- exclamó de pronto sobresaltándola y Carla la miró amedrentada; ella y Alonso se miraron a los ojos- ¡Ella también lo sabe ya mi viejito!- expresó complacida
-¿Vosotros también lo sabéis?- habló descolocada Carla y ambos le sonrieron tiernos dando a entender que sí
-¿Saber qué? ¿Qué sabéis vosotros tres que yo ignoro?- interrogó llena de curiosidad Claudia
-Que nuestro Hugo y nuestra preciosa Palomita están enamorados, mi niña- le aclaró resuelta su madre
-¡Ah, bueno!- expuso desenfadada- me alegro por Palomita cielito, el primer amor siempre es muy bonito- la felicitó tierna, Carla la miró pasmada- pero de mí atolondrado hijo, mamita… no diría yo que esté enamorado exactamente, a de ser otra pobre incauta que calló en sus redes- bromeó indiferente pero su madre la observó fijamente a los ojos y Claudia al instante abrió los suyos de par en par- ¡Oh, Dios mío!- soltó asombrada, Carla se puso muy nerviosa- ¿Quieres decir… entre ellos, mamá? ¿Me estás diciendo… que nuestra Palomita y mi Hugo están juntos?- recalcó atónita, su madre asintió con la cabeza- ¡Madre del amor hermoso!- exclamó estupefacta cubriéndose la boca con las manos
-¿Te... parece mal Claudia?- preguntó temerosa Carla, ella la miró alegre sonriendo desprendida -¿Cómo le va a parecer mal, corazón? ¡si Paloma es un angelito del cielo y hacen una parejita preciosa!- expresó deleitada la abuela oprimiéndole dulcemente la mano que aún sujetaba cariñosa entre las suyas, Carla sonrió más tranquila pero la abuela la miró inquieta a los ojos- ¿Y a ti mi niña? ¿Qué piensas de ello?- preguntó preocupada y Carla le sonrió dichosa
 -También que hacen una pareja muy bonita, abuela; y Hugo es un muchacho tan cariñoso y dulce que... ¿cómo me iba a molestar abuela?- expresó deleitada y los cuatro sonrieron complacidos
-Pero ¡¿desde cuándo están juntos?! ¡¿Dónde los visteis?!- interrogó impaciente Claudia
 -No sé desde cuándo están juntos, yo los descubrí en el claro el sábado pasado- aclaró Carla, Claudia asintió con la cabeza
-Por lo que observó el abuelo, ya deben llevan juntos más de dos mes ¿no es así mi viejito?- habló la abuela y él asintió con la cabeza; ambas mujeres se miraron atónitas sin dar crédito a lo que oían ¿cómo podían llevar ya tanto tiempo y no percatarse nadie en la casona a no ser el abuelo?- pero dime mi ángel... si no te parece mal ¿qué es lo que tanto te preocupa entonces?- interrogó intrigada hacia Carla
-Abuela, no me preocupa que estén juntos, pero tengo miedo a lo que esta relación puede acarrear a la familia…- expresó inquieta, todos la miraron interesados en sus dudas- Hugo es un muchacho muy sensato y puedo asegurar, por lo que Cris me contó, que se lo pensó muy bien y esperó a tener muy claros sus sentimientos antes de empezar esta relación; es más, cuando hablaron dijo que, aunque luchó contra ello lo indecible, no pudo evitarlo y estaba muy enamorado de esa chica... aunque, claro está, no le dijo quien era ella- aclaró pícara y todos sonrieron divertidos- Pero de otra parte estamos hablando de Paloma: que sí, reconozco que es un ángel de gran corazón abuela; pero también es una chiquilla, ya bastante atolondrada por sí sola, que por encima tiene la cabeza llena de pájaros normal a sus casi 17 años; y ahí es dónde me asaltan los miedos abuela: ¿también estará enamorada de Hugo o para ella esto solo será un juego? ¿Habéis pensado en el tremendo daño que le puede provocar al pobrecillo de Hugo si es así? ¿y después, abuela? ¿Y si esa insensata, al romperle el corazón a nuestro muchacho, conlleva a que la familia se divida? algo normal si nos paramos a pensar un poco ya que no creo que a Jacobo y a Claudia le haga gracia ver sufrir a su hijo; y Cris y yo, aunque lo sintamos de corazón y comprendamos, no podremos dejar de apoyar a Paloma porque es nuestra niña... y entonces puede acabarse la unión y armonía que hubo siempre en esta familia... ¡Y yo no me lo perdonaría nunca, abuela!- expresó muy inquieta
 -Algo me dice que eso no ocurrirá cielito; me huele que esto es amor verdadero para ambos- la serenó cariñosa la abuela pero ella no parecía convencida- y si ocurre, pues al principio podrá haber enfrentamientos, normal; pero el cariño que nos tenemos todos se impondrá tarde o temprano, no te preocupes
-Además cielito, si en este caso, es a él al que le toca sufrir, pues… sí me dolerá claro está pero, la verdad, un poquito de su propia medicina no le vendrá mal, que caray; como bien sabes, hasta ahora fue un picaflor sin escrúpulos, y llevar un sopapo así no le vendrá nada mal para que se asiente y sepa lo que duele lo que él hace- aclaró resuelta Claudia
 -¡Claudia no, pobrecillo!- murmuró compasiva Carla y Claudia rió conmovida por el cariño que Carla demostró por su hijo
Aquella noche, por primera vez en su 18 años, Hugo oyó discutir fuertemente a sus padres en su dormitorio cuando los creían a todos dormidos. Aunque puso atención, no lograba entender lo que se decían pues sus cuartos estaban en cada punta del pasillo y las puertas cerradas amortiguaban las palabras; ahora, lo que se podía ver claramente, era que su padre estaba hecho una completa furia desquiciada...

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