jueves, 21 de mayo de 2015


     Jaime se desperezó gustoso mientras se frotaba los ojos sonriendo satisfecho, había descansado espectacularmente aquella noche.Miró a Lucía que seguía abrazada a su torso descansando plácidamente su cabeza sobre su pecho, y la besó amoroso en la cabeza
 -¿Ya te has despertado?- preguntó dulcemente sorprendiéndolo y lo miró con aquellos tiernos ojos color café que lo encandilaban
-Buenos días mi reinita- la saludó meloso besándola en los labios, ella sonrió deleitada- ¿cuánto llevas despierta?
-Un buen rato, pero estoy tan a gustito que ni me atreví a moverme- aclaró oprimiéndose gustosa aún más a su cuerpo y Jaime rió feliz rodeándola con sus brazos y besándola en la frente- ¿qué hora es?- indagó curiosa, él examinó su reloj de pulsera
-Las diez y media...- respondió despreocupado
-¡¿Cómo que las diez y media?!- exclamó sobresaltada y se levantó al instante de la cama
-¿Qué pasa si son las diez y media mi ángel?- preguntó aturdido por su nerviosismo mientras ella ya se cubría con su bata encaminándose presurosa a la puerta del dormitorio
-¡¡Que es muy tarde y los niños están demasiado callados Jaime; eso pasa!!- aclaró muy nerviosa saliendo al pasillo y él también saltó impetuoso de la cama vistiéndose raudo el pantalón de su pijama de seda; pero al asomarse al pasillo, se encontró a Lucía parada ante la cristalera mirando hacia la cocina y sonriendo tranquila; él observó en la dirección de su mirada descubriendo a los pequeños desayunando sentados tranquilamente a la isla de la cocina charlando alegres con Cata. También sonrió más relajado
-A esa mujer no le pago lo suficiente- declaró satisfecho y ambos se miraron complacidos riéndose divertidos; él le pasó su brazo por la cintura y cruzaron la terraza de la piscina
-¡Buenos día mami, mira que desayuno más rico nos hizo Cata!- los saludó entusiasmado Héctor al verlos aparecer mostrándole su plato de huevos revueltos con jamón
-Cata es maravillosa, sobre todo por lograr que estuvierais en silencio y haber podido dormir un ratito más; por mí me la llevaba a la capital- expresó deleitada Lucía sonriéndole agradecida mientras besaba cariñosa la mejilla de Héctor e Iris; la mujer sonrió divertida
 -¿Va desayunar ya o espera por Jaime?- le preguntó con una gran sonrisa amistosa a Lucía
-Por favor Cata, trátame de tú- protestó rotunda, ella se lo agradeció con otra sonrisa- y ¿cómo que si desayuno ya o espero?- expresó confundida mirando a Jaime que sonrió entretenido
 -Es que yo todos los días doy unos largos a la piscina antes de desayunar, cielo- respondió besándola cariñoso en la sien y, llevándola por la cintura, la acercó a la isla donde desayunaban los pequeños invitándola a sentarse- pero hoy no voy a hacerlos Cata, puedes servir ya el desayuno que tengo que ir a la oficina a recoger unos papeles- explicó resuelto y ella asintió con la cabeza mientras ellos se sentaban a cada lado de los pequeños
-¿Deseáis algo especial para comer?- preguntó servicial sirviéndoles café en sus tazas tras dejarles delante de cada uno un delicioso plato de huevos revueltos que olían de maravilla
-No Cata, gracias, comeremos en casa de mis padres que a las cinco sale nuestro avión de regreso a la capital- respondió desenfadado Jaime sirviéndole un vaso de zumo a Lucía
-¡¡Oh, no ¿ya se van? ¿por qué?!!- exclamó abatida mirándolos entristecida
 -Los pequeños tienen aún escuela y Lucía tiene que trabajar- explicó Jaime empezando a comerse sus huevos
-Claro... lo comprendo- murmuró decaída suspirando profundamente
-Pero probablemente para la semana ya nos tengas de vuelta- habló resuelta Lucía y los ojos de la mujer la miraron ilusionados
 -¿Qué estás diciendo?- exclamó perplejo Jaime mirándola sorprendido
 -El viernes le dan vacaciones a Héctor y, para entregar mi renuncia al hospital, empaquetar y liquidar el alquiler del apartamento, me llega de sobra estos cuatro días; así que, si quieres, domingo o lunes ya podemos regresarnos- explicó desenvuelta, él abrió atónito sus ojos sin poder creérselo y ella le sonrió animosa- además, tengo que ayudar a mamá Marisa a prepararlo todo para la boda; yo, aunque quiero que sea algo íntimo, también sueño con una boda perfecta y preciosa... esa idea tuya de ir al juzgado no me atrae- siguió hablando desenfadada comiéndose un buen bocado de sus huevos revueltos y él se quedó pasmado mirándola estupefacto; Cata los observaba entre ilusionada por lo que estaba escuchando y divertida mirándole la cara de asombro de Jaime- realmente deliciosos Cata ¿cómo los preparas? Porque a mí no me quedan tan esponjosos- la felicitó animada, la mujer sonrió alegre
 -Pues una pizca de nuez moscada y un chorrito de....- empezó a explicar la mujer
-¡¡Déjate de recetas ahora, Cata!!- exclamó rotundo Jaime interrumpiéndola y se acercó a Lucía tomándole entre sus manos aquel precioso rostro que lo tenía totalmente enamorado- ¿hablas en serio mi ángel? ¿Podemos regresar para la semana y quieres una boda como Dios manda?- interrogó mirándola encandilado, ella sonrió dulcemente
 -Claro que hablo en serio cielo mío, he visto este fin de semana que Héctor aquí es muy feliz junto a tus padres y sin duda quiero una boda, repito: íntima...- remarcó mirándolo fijamente a los ojos y él sonrió divertido- pero preciosa, quiero lucirme bien ante todos llevando del brazo al hombre más guapo de la ciudad- expresó amorosa mirándolo ilusionada
 -Y que te quiere con pasión mi ángel- declaró apasionado y se besaron complacidos.
Cuando llegaron al piso en la capital, apenas acabara de detenerse el ascensor en la planta, cuando Héctor abrió impetuoso la puerta
-¡¡Padrino; ya llegamos!!- gritó entusiasmado corriendo por el pasillo hacia el piso de Esther siendo seguido por Iris que gritaba llamando a su mamá, la puerta se abrió al instante
-¡Ey, gran jefe!- lo recibió feliz Carlos oprimiéndolo emocionado a su cuerpo cuando el pequeño saltó a sus brazos al verlo
 -¡¡Hola padrinito!!- exclamó abrazándose fuertemente al cuello de Carlos demostrando con aquel gesto que lo había extrañado tremendamente; también Iris se abrazaba emocionada a las piernas de su madre mientras ella la besaba entusiasmada en las mejillas
 -¡¡Ay, mi niña; pero que guapa estás mi chiquita!!- sollozó de alegría Esther abriendo sus brazos al ver a Lucía que, sonriendo feliz por estar de vuelta, no esperó ni un segundo a correr hacia ellos y se fundieron en un profundo abrazo lleno de cariño. Jaime los observaba sonriendo conmovido aunque sintió una desazón al ver todo el amor que se tenían; si Carlos no aceptaba la proposición que le traía... ¿sería capaz de consentir que Lucía siguiera con su idea de regresar y separarlos? No, no se veía capaz de hacerlo… Jaime se centró en sacar las maletas del ascensor, aquella escena le estaba emocionando pero también inquietando muchísimo
 -Espera Jaime, te ayudo- se ofreció amistoso Carlos dejando al pequeño Héctor de regreso en el suelo no sin antes besarlo nuevamente en la mejilla; Jaime le sonrió agradecido y se encaminaron hacia el piso de Lucía
-¿Sabes padrino? ¡¡Tenemos una casa de cristal rodeada de un gran parque lleno de árboles; ya verás que bonita!!- explicaba entusiasmado Héctor pegado a las piernas de su padrino mientras entraban en el piso
-¡No me digas gran jefe ¿una casa de cristal?!- repitió haciéndose el sorprendido Carlos recogiendo al pequeño otra vez en brazos
-¡¡Sí, papi, es de cristal; chulísima!!- remarcó Iris cuando su padre también la tomó en brazos- y no es un parque bobo, es un bosque- corrigió al pequeño que le echó fastidiado la lengua provocando las risas divertidas de Carlos
 -Pero ¡¡que guapa estás mi chiquita, que bien te sienta este morenito; tú que siempre estabas tan paliducha...!!- exponía Esther entrando detrás de ellos en la casa aún abrazada a Lucía mientras le acariciaba tierna la mejilla y la miraba con una pasión enorme
-Aquello te encantaría hermanita; si lo vieras: es precioso, hay una paz rodeada de tanta naturaleza y tanto aire puro ¡¡te sentaría de maravilla!!- explicaba encandilada Lucía. Los cinco se sentaron en el sofá y siguieron hablando y escuchándose encantados; Lucía seguía abrazada a Esther mientras Carlos sostenía amoroso sobre sus rodillas sin dejar de sonreír a los dos pequeños. Se les veía tan emocionados y felices de volver a estar juntos... Jaime tomó asiento en silencio en uno de los sofás individuales frente a ellos sin atreverse a intervenir en aquel emotivo y bello momento. Lucía empezó a repartir los regalos que les traían y ellos, aunque protestaron, los desenvolvían ansiosos
-Solo son unos detalles para demostraros cuanto os quiero- se defendió cariñosa Lucía y se sonrieron encantados
-¡Vaya reloj!- exclamó ilusionado Carlos al abrir su regalo colocándoselo al instante en la muñeca -¡Pues mira que preciosidad me ha comprado a mí!- enseñó anonadada Esther la fina pulsera de oro que había en su caja- ¡¡Ay mi niña, muchísimas gracias!!- volvió a abrazarla emocionada mientras se sonreían felices.
 -Esperar que aún falta uno- expuso alegre Lucía enseñando un tercer paquete
-¡¿Más? ¿pero eres boba?! ¡¿Cómo se te ocurre gastar tanto?!- le regañó ahora seriamente Esther, pero ella seguía sonriendo feliz
-Este no es mío, es de parte de Jaime- explicó mirando amorosa a Jaime que sonrió tierno. Carlos lo recogió y lo abrió descubriendo un pequeño y precioso trajecito azul con una chaquetita blanca y unos minúsculos zapatitos a juego. Sonrieron ilusionados
-¡Ay la hostia, mira que cosa más chiquita m iamor!- exclamó Carlos conmocionado cogiendo uno de aquellos zapatitos tan pequeños
-¡Es precioso, cariño; muchas gracias!- expuso encandilada Esther abrazando de nuevo ilusionada a Lucía
-Que este no es mío, que es de Jaime- insistió Lucía emocionada de ver la ilusión de sus amigos. Esther lo besó cariñosa en la mejilla y Carlos le sonrió feliz mostrándole su mano agradecido que Jaime estrechó amistoso
-Y menos mal que me salí con la mía, porque ella todo lo escogía en rosa- habló chistoso Jaime sonriendo divertido
-¡No Lucy, este es un muchachote!- aseguró rotundo Carlos posando tierno su mano en el pequeño vientre que ya lucía Esther y se rieron alegres.
 -Le delata el subconsciente amor, eso es muestra de la envidia que nos tiene porque se muere de ganas de tener de una niña- expresó burlona Esther besando amorosa los labios de su esposo -¡¡Oye!!- exclamó fastidiada Lucía empujándola suavemente del hombro y rompieron a reír a carcajadas los cuatro
Las cosas se fueron tranquilizando, los niños corrieron a jugar a la habitación de Héctor y las mujeres, más serenas, comenzaron a hablar de todo lo que Lucía había sentido al encontrarse de nuevo en su ciudad; también se podía percibir la gran ilusión que le había hecho regresar y, sobre todo, volver a reencontrarse con los padres de Jaime. Al hablar se le notaba también el gran cariño que les tenía y eso animó a Jaime
-Carlos, tengo que hablar contigo- expuso animoso sentándose en el otro sofá más cerca de él
 -¿Pasa algo?- se inquietó al instante
-Sí, pero no te inquietes que no es nada de lo qué preocuparse- lo tranquilizó sonriéndole amistoso; Carlos lo miró intrigadamente interesado- tuvimos un serio problema en la empresa con uno de los socios y Pedro ha decidido romper la asociación...- empezó a explicar, al oírlo, ambas mujeres callaron poniendo también gran atención
 -¡La hostia! ¿eso afectará a nuestra empresa?- se alarmó tremendamente Carlos, Esther miró preocupada a Lucía que solo movió vacilante los hombros
-No, ya te dije que estuvieras tranquilo; esta disolución no afectará a ninguna de las empresas- remarcó sincero y, aunque Carlos pareció hacerlo, lo miraba nervioso- pero necesitamos a un tercer socio, alguien de máxima confianza a nuestro lado y yo he pensado en ti- expuso mirándolo interesado en su reacción; Carlos abrió atónito los ojos
-¡¿Quién?! ¡¿Yo?!- exclamó pasmado, Jaime asintió con la cabeza
-Serías socio con una participación del 25% de acciones igual que yo siendo el socio mayoritario Pedro con un 50% como hasta ahora; es decir, tendrías un porcentaje del 25% de las ganancias que produzca la empresa a parte de tu sueldo mensual claro está- aclaró rotundo, Carlos resopló impresionado
-¡¡Dios, es una oferta increíble!!- clamó asombrado pasándose nervioso las manos por la cabeza; pero al instante miró abatido a Jaime- te lo agradezco en el alma que hayas pensado en mí, pero no puedo aceptar Jaime...- rechazó apagadamente; Lucía y Esther se miraron inquietas
-¿Por qué?- interrogó sobrecogido por su negativa Jaime
-Yo no tengo el dinero para entrar en la sociedad, Jaime; ni lo tengo ni me podría arriesgar en estos momentos en hacer esa inversión, no puedo quedarme a cero sabiendo que no obtendría beneficios hasta pasado un año por lo menos y que en apenas cuatro meses nacerá mi hijo- aclaró sincero mirándolo desarmado
-Espera, escúchame...- intentó hablar Jaime
-Cielo, yo no entiendo nada de lo que estáis hablando, pero si crees que es una oportunidad tan buena: están los ahorros para la universidad de Iris... de aquí a que ella vaya, seguro que los hemos ahorrado de nuevo- le interrumpió Esther hablándole animosa a su esposo posando tierna su mano en el brazo de su marido; él le sonrió conmovido
-Mi vida, con la oferta que nos está haciendo Jaime, eso lo recuperaríamos en el primer mes ya- expresó resuelto acariciando dulcemente su mano aún posada sobre su brazo, ella abrió impresionada sus ojos- pero ni con esas llegaríamos al dinero necesario que hay que invertir para entrar en una sociedad como esa
-¡¿Tanto se necesita?!- exclamó pasmada, él asintió abatido con la cabeza
-No; déjame explicarte...- intentó hacerse entender Jaime
-¡¡Yo también tengo algo ahorrado Carlos, puedes utilizarlo sin problema!!- anunció alentadora Lucía interrumpiéndolo de nuevo
-¡¡Pero ¿queréis dejarme hablar y escucharme de una vez joder?!!- elevó la voz contundente Jaime fastidiado por tanta interrupción, los tres lo miraron sobrecogidos por aquella abrupta exclamación quedándose totalmente en silencio- gracias- expresó suspirando profundamente- a ver Carlos, te voy a decir toda la verdad para que lo entiendas: tras la decisión de Lucía de regresar a Santa Mónica y sabiendo lo mucho que os quiere y lo que os iba a extrañar, sé que no sería totalmente feliz lejos de vosotros y yo no lo soportaría, así que estos días estuve pensando la forma de cómo llevaros a vivir allá con nosotros pero no sabía como hacerlo...
-Pero Jaime, yo no...- intentó hablar Lucía
-Por favor Lucía, déjame acabar de hablar- la calló levantando su mano, ella obedeció- al principio pensaba ofrecerte un puesto de trabajo a mi lado, necesito a alguien eficiente e inteligente junto a mí en quien confíar plenamente y nadie mejor que tú, pero no me parecía suficiente aliciente y en serio que me interesa muchísimo que aceptéis: sé que es la única manera de que Lucía sea totalmente feliz y es lo único que me importa; así que pensé en añadir a la oferta la mitad de mis acciones... entonces, casualidades de la vida, descubrimos que Clara estaba intentando traicionarnos para quedarse con la empresa y Pedro ha tenido que deshacer esta sociedad para poder echarla del grupo teniendo que formar otra asociación y quiere ofrecerte a ti el 25% de participación que le pertenecía a Clara... Carlos, quien te está ofreciendo esta oportunidad es Pedro, no yo; y él haría contigo lo que ha hecho con nosotros cuando empezamos: entrarías en la sociedad directamente sin necesidad de hacer ningún desembolso como fondo de aval, claro está que al principio no recibirás tu parte de beneficios ya que será el pago de tu inversión, pero puedo asegurarte que la empresa va viento en popa y en mucho menos tiempo de lo que nos ocurrió a mí y a Clara, tendrás totalmente cubierto el pago y empezarás a tener unos ingresos sumamente considerables- explicó claro y conciso y se quedó esperando alguna respuesta; pero Carlos, Lucía y Esther se miraron a los ojos sin decir palabra- aparte de eso, claro está, sigue en pie mi ofrecimiento de asesor personal como analista informático de empresas...- añadió esperanzado de alguna reacción, pero ellos seguían mirándose en silencio- con un sueldo de... ¿2500 te parece bien?
-¡¿Cuánto has dicho?!- exclamó atónito mirándolo asombrado
-2500, pero si te parece poco puedo subir a...
-¡¿Estás loco?! ¡¡Eso es el doble de lo que estoy ganando ahora!!- expresó pasmado
-Pero piensa que tendrás mucha más responsabilidad sobre tus hombros y muchas horas de trabajo que invertir: te quiero a mi lado y a veces me pasó días sin dormir intentando descubrir hasta la más mínima brecha que posee la empresa en cuestión por donde poder atacarla más fácilmente y que sea lo más rentable posible porque, cuanto menos tengamos que emplear en su compra, más beneficios sacaremos; además, tendrás que ser muy cauto y preciso en tus incursiones y puede que tengas que trabajar a contra reloj en busca de una buena manera de hacerlo pues no nos interesa que se enteren del estudio que estamos realizando o de inmediato se pondrán alerta ¿comprendes?
-No hay problema, desde muy joven me manejo a la perfección en la creación de troyanos y virus informáticos; tengo algunos ya creados que casi son invisibles y que pueden llegar a ser indetectables a algunos antivirus más comunes...
-Perfecto... pero eso te lo callas para ti, Pedro no necesita saber que ya los tienes; es un tío extraordinario pero un perro viejo difícil de manejar a la hora de soltar pasta cuando se refiere a invertir en material nuevo y no nos conviene tenerlo informado de todo- avisó rotundo y él rió divertido- pensarlo y hablarlo tranquilamente; hasta el lunes que regresemos no necesito la contestación
 -¿Cómo que os regresáis lunes? ¿Y tu trabajo en el hospital Lucía?- expresó sobrecogida Esther mirando pasmada a Lucía, aunque ella le sonrió alegre
-Que le den al hospital hermanita; quiero regresar y además, tengo que hacerlo: a primeros del mes que viene nos casamos y necesito prepararlo todo- anunció radiante de felicidad
-¡¿Casaros?! ¡¿Ya?! ¡¡Oh Dios mío, que maravillosa noticia mi niña!!- exclamó abriendo atónita sus ojos y ambas se sonrieron dichosas abrazándose emocionadas
-La única pena que tengo es que no puedas venirte ya con nosotros para ayudarnos a mamá Marisa y a mí; porque sitio de sobra hay en la casa y me vas a hacer tanta falta, hermanita...- murmuró apesadumbrada
 -¿Quién dijo que no podemos ir?- expresó retirándose al instante mirándola emocionada a los ojos- yo estoy ya de baja cielito, Carlos me obligó a cogerla; y él puede adelantar sus vacaciones ¿o no cielo?- instó mirando esperanzada a su esposo que sonrió animado
-Claro que sí mi amor, por mí no hay problema; pero además aquí está el jefe: preguntarle a él- bromeó chistoso señalando a Jaime que rió divertido
-¡¡Genial!! ¡¡Así podremos ir buscando piso para vuestro traslado!!- se aceleró Lucía
-Cielo, déjalos que lo piensen primero- intentó refrenarla tierno Jaime
-No hay nada que pensar, Jaime: nos vamos a vivir a Santa Mónica; otra oportunidad como esta no se me presentará más en la vida- anunció resuelto Carlos provocando la alegría aún mayor de ambas mujeres que se volvieron a abrazar entusiasmadas
-¿Estás seguro?- insistió Jaime, Carlos miró a Esther que le sonrió completamente resuelta y, tomándole amoroso de la mano, asintió rotundamente decidido con la cabeza- Pues entonces, tengo otra cosa que deciros...- expresó sacando unos papeles de su maletín que le entregó a Carlos
 -¿Qué es esto?- indagó curioso revisándolos por encima, Lucía y Esther también los examinaban curiosas
 -Los papeles en los que dice que sois propietarios de una parcela junto a nuestra casa para que os hagáis vuestra “casita en el bosque” que tanto le gustaría tener a Esther- anunció encantado provocando que los tres lo miraran pasmados

No hay comentarios:

Publicar un comentario