martes, 28 de julio de 2015


    Desayunaban animadamente entretenidos con la cháchara alegre de Luna. Pero Lucía no podía dejar de observar dichosa mientras sonreía feliz las tiernas y enamoradas miradas que su hijo y Lara se procesaban y sus dedicadas e íntimas sonrisas. Hacían una pareja preciosa... pero lo más importante para ella era que veía al fin a su querido hijo y a su adorada nieta real y totalmente felices junto a Lara que, ademas del amor que desprendían sus ojos al mirar a Mario, desbordaba tremendo y sincero cariño por la pequeña.
-¿Sabes abuelita? El papá de Lara tiene caballos de verdad y ella me prometió llevarme a montarlos- explicó emocionada la pequeña
-¡¿No me digas?! ¡¿De verdad?!- exclamó haciéndose la sorprendidísima su abuela y ella asintió feliz con la cabeza- ¿y a ti hijo? ¿También te va a llevar a montar?- expresó con recochineo mirando pícara a Mario
 -Que graciosa estás hoy, mamita; pero que muy graciosa- expresó fastidiado haciéndole una mueca burlona con la boca, ella soltó una sonora carcajada. Lara los observaba curiosamente intrigada sin entender nada de lo que ocurría
-Larita ¿a qué no sabes que Mario desde muy pequeño le tiene auténtico pánico a los caballos?- aclaró burlona mirando socarrona a su hijo que entrecerró sus ojos mirando pendenciero a su madre que volvió a reírse explayada; Lara miró asombrada a Mario ¿cómo podía tenerle miedo a los caballos si eran los animales mas leales y cariñosos que conocía?
-No es miedo idiota, es respeto: son unos animales algo imprevisibles y pueden soltar una coz a cualquier instante- se defendió rotundo y muy ofendido por las palabras de su madre
-¡¡Ya!! ¡¿Y los de un tío vivo también?!- siguió burlándose Lucía sin poder dejar de reírse socarrona; al instante Lara recordó cuando el domingo anterior había evitado subirse al tío vivo con ellas y ya no pudo controlar la risa
-¡¡Ja ja, que bien os lo pasáis las dos a mi cuenta ¿verdad?!!- protestó fastidiado por sus risas aunque las miró a ambas divertido- sabe que es por las migrañas, dar vueltas en ese cacharro me levanta dolor de cabeza- se intentó defender pero ellas no cesaban de reírse burlonas
-¿Cuándo me vas a llevar, Larita?- preguntó interesada la pequeña sin darle aprecio a la conversación que los adultos mantenían posando suave pero contundente su mano en la mejilla de Lara obligándola a mirarla a la cara
-Cuando quieras mi niña; mañana mismo si a papá le parece bien- le contestó acariciando tierna la mejilla de la pequeña
-¡¡Guay!!- explosionó entusiasmada
-Mañana no puede ser- expresó seca y tajantemente Mario cogiendo despreocupado otra magdalena de la bandeja; aunque ambas mujeres se dieron cuenta de inmediato de que ni cuenta se diera de lo brusco que había sido, la pequeña no lo entendió así y, mirándolo pendenciera, ya iba a protestar furiosamente; Mario la miró alertado- ¡¡Ey, tranquilita ¿vale?!! No dispares ya ese endiablado genio tuyo en mi contra que yo no tengo la culpa de que mañana sea la comida en el parque que tanto llevas esperando ¿o es que acaso ahora no quieres ir?- la aplacó él rápidamente antes de que explosionara con aquel enrabietado pronto que poseía la pequeña
-¡¡Uy es verdad, se me había olvidado!!- exclamó nuevamente muy pacífica golpeándose suavemente la frente con su manita abierta provocando en los tres adultos unas risas divertidas
 -¿Te apetece acompañarnos?- invitó de pronto Mario a Lara mirándola esperanzado de que su respuesta fuera afirmativa
-¡¿Yo?!- exclamó sorprendida por aquella inesperada invitación, él asintió con la cabeza sin dejar de mirarla expectante a su respuesta
-¡¡Sí, ven Larita; porfi!! ¡¡Verás que bien lo pasamos!!- exclamó entusiasmada la pequeña apartando su mirada de Mario posando de nuevo su manita en la mejilla de Lara obligándola a mirarla a ella- ¡¡Así, además de a tío Arturo y tía Laila que ya los conoces, podrás también conocer a tío Manolo, y a tío Diego, y al tío Fran... ese es un payaso de cuidado y lo pasamos chupi guay con él ¿a qué sí abuelita?!!- insistió exultantemente alegre mirando a su abuela que sonrió tierna asintiendo con la cabeza
-¿Van... todos tus compañeros?- expresó tragando aterrada saliva mientras miraba amedrentada a Mario que rió divertido ante su cara de espanto
-Sí, claro; cuando llega el buen tiempo solemos juntarnos de vez en cuando en el parque y pasamos el día todos juntos en familia- explicó resuelto
-Y también aprovechan para entrenar pues los partidos de la liguilla del cuerpo de bomberos está a punto de empezar; aunque no sé para qué... ¡¡casi siempre pierden!! ¡¡estos son unos mantas de cuidado!!- se burló chistosa la pequeña
-¡¡Oye!! Pero bueno ¿qué rayos os ha dado hoy a vosotras dos para ir así en mi contra?- protestó pasmado Mario mirando incrédulo a su hija y a su madre provocando las risas amenas de las tres- ¿qué? ¿te decides?- insistió esperanzado, ella aún lo miraba titubeante sin decirse- cielo, te prometo que son buena gente y de verdad que me gustaría que vinieras- instó tierno posando con dulzura su mano en la mejilla de Lara que lo miró amorosa a los ojos unos segundos antes de cambiar su mirada hacia Lucía que los observaba en silencio sin perderse ni un detalle de aquella íntima escena entre ellos
-¿Usted también va, verdad?- indagó esperanzada
-Pues claro cielo, siempre voy; y... ¡¡por supuesto que iré mañana: esto no me lo pierdo yo ni por todo el oro del mundo!!- expresó guasona volviendo a reírse maliciosa
-¿Por qué no te callas un poquito, sí?- le reclamó ahora sí fastidiado de verdad Mario poniendo en sobre aviso a Lara
-¿Qué pasa mañana?- preguntó recelosa mirando desconfiada a Lucía que no podía dejar de reírse burlonamente divertida
 -Nada cielo, tranquila que a ti no te va a pasar nada; de verdad que todos son fantásticos y sobre todo muy respetuosos, ya lo verás- aclaró tranquilizadora Lucía sonriéndole dulcemente- ahora ¿a él...? le espera una tarde de órdago cuando aparezca contigo porque sus compañeros son un poquito... “bromistas”- explicó socarrona volviendo a reírse divertida
-Dí mejor que son “unos toca pelotas de cuidado”- corrigió al momento Mario soltando un profundo suspiro
-Y entonces ¿por qué quieres que vaya? Mira, mejor me quedo y acabo de preparar...- empezó a excusarse resuelta
-No- la interrumpió al instante mirándola intensamente a los ojos- quiero que vengas con nosotros, Lara- aclaró rotundo tomándole tierno la mano, ella lo miró insegura
-Pero ¿Por qué?- expresó confundida por su terquedad
-Pues porque, aunque son unos toca pelotas insoportables como ya dije, son mi otra familia Lara; y de verdad deseo inmensamente que los conozcas- aclaró sincero y con una ternura en la voz que la conmovió, se percibía que quería mucho a sus compañeros y Lara sonrió enternecida; Mario de pronto resopló profundamente- además ya se huelen algo y tarde o temprano acabarán descubriéndolo y será mucho peor... así que ¿mejor pasar el trago cuanto antes, no crees?- aclaró atrapado, Lara rió divertida
-Está bien, iré entonces- resolvió finalmente suspirando derrotada provocando una explosión de alegría de la pequeña que había estado atenta a la conversación expectante de la respuesta de Lara; Lucía le sonrió plenamente complacida con su decisión
-Gracias mi vida, no sabes lo que esto significa para mí- expresó Mario sumamente agradecido besándola tierno en los labios, ella le sonrió dulcemente
-Entonces será mejor que me vaya a trabajar cuanto antes; si quiero abrir la clínica el lunes y mañana me voy de picnic todo el día... debo dejarlo todo listo hoy- resolvió desenfadada levantándose de su taburete
-¿Quieres que te vaya a echar una mano?- se ofreció servicial y atento al instante Mario
-No que va, si solo me queda colocar algunos expositores y poco más; eso sí, tengo que destapar las cristaleras y dejarlo todo bien limpio para el lunes- aclaró despreocupada y él asintió conforme con la cabeza- tú mejor disfruta del día con esta preciosidad; apenas podéis hacerlo por la semana y yo sé que está deseando jugar con papá ¿a qué sí?- expresó considerada besando con gran cariño la mejilla de la pequeña Luna que le sonrió feliz; Lucía y Mario sonrieron enternecidos por sus palabras- nos vemos mañana entonces- se despidió amistosa de Lucía que le sonrió complacida
-Espera que te acompaño hasta la puerta- se ofreció animado Mario acabándose de un trago su café -Yo también voy- se apuntó rápidamente Luna y ya se bajaba de su taburete
-Tú mejor acábate los cereales de una vez que se te va a juntar el desayuno con la comida- la detuvo rauda su abuela pero de forma serena y cariñosa, ella hizo un gesto de fastidio con la boca pero obedeció sin rechistar
-Jodida niña, solo saca su mal genio en contra mía- protestó molesto Mario en un murmullo mientras ya cruzaban el salón de camino al recibidor y Lara rió divertida
-La culpa es tuya porque a veces eres un poco brusco hablando y la confundes- le reprochó sincera, él le lanzó una mirada ofendida de reojo que volvió a provocar en ella una risa entretenida- Lo siento pero es la verdad; sé que no lo haces a propósito y ni te das cuenta, pero tú a veces no hablas: ladras- aclaró rotunda entre risas
-¡¡Oye!!- exclamó fastidiado por aquella descripción; Lara volvió a reír divertida
 -Es cierto y lo sabes cielo- remarcó mirándolo dulcemente- y ella, que aunque es muy inteligente es aún muy pequeña para llegar a entender tu forma de ser, no comprende a qué viene ese repentino tono autoritario de tu parte y, como la pobrecilla ha heredado tu genio endiablado, no puede evitar reaccionar como una furia en contra de esa incomprensible orden que para ella le estás dando- explicó resuelta, él lo pensó unos segundos y sonrió derrotado ante la evidencia- intenta hablarle, explicarle las cosas, no responderle únicamente con un “no”; y verás como eses arranques de su parte se acaban
 -Ven aquí mi gatita- exclamó atrapándola amoroso entre sus brazos, ella sonrió deleitada mientras le rodeaba el cuello con los suyos- ¿cómo sabes tú tanto de tratar con niños, eh?- le murmuró meloso mientras enredaba juguetón con sus labios en los de Lara, ella rió entretenida
-Porque mi padre en el rancho tiene un centro de ayuda para niños especiales y yo le ayudaba a llevarlo; además, he vivido algo muy parecido con mi padre y la comprendo- explicó dulcemente siguiéndole en aquel excitante juego de labios; él sonrió encandilado y se fundieron en un apasionado beso en donde se saboreaban muy despacio pero intensamente mientras se acariciaban suavemente las espaldas provocándose mutuamente una deliciosa sensación de placer que los fue encendiendo poco a poco y, sin darse cuenta, se fueron aferrando el uno al otro cada vez con más anhelo como si quisieran fundirse el uno en el otro al tiempo que iban profundizando aquel encantador y plácido beso transformándolo en una ardiente entrega llena de ansiosa avidez y tremendo deseo mutuo
 -Acabé abuelita- escucharon anunciar alegre la dulce voz de Luna pero sonó muy lejana, como si estuviera en otra dimensión... o ellos en otro mundo; en un mundo de ensueño maravilloso en el que solo estaban ellos dos- ¡Ah que bien que aún estás aquí Larita!- los devolvió de súbito al mundo real apareciendo de pronto a su lado la pequeña
-¡Mierda, otra vez!- exclamó mortificado Mario y la primera reacción de Lara fue separarse de él precipitadamente, pero Mario lo impidió rápidamente- ¡¡No!! ¡¿qué haces joder?! ¡estate quieta!- le susurró sobresaltado mirándola con los ojos abiertos de pánico al tiempo que presuroso la sujetaba de nuevo contra su cuerpo para esconder ante su hija la tremenda excitación que nuevamente abultaba su entrepierna y que esta vez le era imposible de disimular con aquellos pantalones cortos de deporte. -¡Oh Dios, lo siento; no me di cuenta!- expresó arrepentida mirándolo conmovida a los ojos, él le sonrió amoroso besándola dulcemente en la punta de su respingada nariz
-¿Qué hacéis?- instó curiosa la pequeña mirándolos intrigada porque no se separaban
-Nada ardillita ¿o no lo ves? Solo estamos dándonos un abrazo; nada más- resolvió Mario con una repentina serenidad en la voz asombrosa mirando cariñoso a su pequeña mientras le sonreía desenfadado; ella también sonrió alegre
 -¡¡Ah, pues yo también quiero!!- exclamó entusiasmada alzando sus bracitos hacia ellos, su padre sonrió entrañable y la recogió en brazos, los tres se fundieron en un tierno abrazo mientras se reían alegremente divertidos
-Bueno, yo tengo que irme o el día no me llegará a nada... ¿quieres venirte conmigo mientras no me marcho a la clínica?- invitó animosa a la pequeña que aceptó feliz- está bien, vamos entonces- expresó resuelta recogiéndola de los brazos de su padre y, tras besar dulcemente los labios de Mario, se la llevó con ella a su casa mientras charlaban animadas; Mario se quedó en la puerta mirándolas encandilado hasta que desaparecieron dentro de la casa de Lara. Se quedó pensativo allí parado unos segundos más, luego cerró muy lentamente la puerta sin salir de su ensimismamiento y caminó despacio de regreso a la cocina
-¿Y Luna?- se interesó su madre al verlo llegar solo
-Quiso ir con Lara mientras no se marcha a la clínica- contestó muy pausado sin salir totalmente de sus pensamientos y se apoyó con su hombro en el quicio de la puerta quedándose allí de pie muy pensativo
-Ah, está bien; es increíble lo bien que han conectado y cómo comprende a nuestra chiquitina ¿verdad?- expresó con delicia pero su hijo parecía no prestarle atención- ¿te sirvo otro café?- le ofreció servicial moviendo la cafetera ante los ojos de su hijo para hacerlo reaccionar y funcionó, él salió de su ensimismamiento suspirando profundamente
-No gracias, mamá; mejor me voy a duchar- resolvió tranquilo enderezándose de nuevo y se volvió para irse; su madre movió los hombros desentendida y se sirvió para ella un café- mamá...- nombró de pronto dándose la vuelta nuevamente y miró a Lucía con esperanzado interés en lo ojos
-Dime cielo- contestó despreocupada dándole un sorbo a su tazón
 -¿Podrías llevarte a Luna a dormir contigo esta noche?- propuso animoso, su madre abrió atónita los ojos
 -¡¿Qué has dicho?!- exclamó incrédula mirando pasmada a su hijo
-¿Qué te pasa? ¿Te has quedado sorda de repente o qué?- protestó fastidiado por aquella desconcertante reacción de su madre
-No, no me he quedado sorda; pero... ¡¿Sabes cuántas veces quise llevármela y nunca me dejaste; siempre te negaste rotundo?!- le reprochó a su hijo que sonrió divertido- ¿A qué viene este cambio ahora?- indagó curiosa mirando pícara a su hijo que esbozó una sonrisa ladina
-Pues a eso: a que me lo has pedido tantas veces que al final me has dado pena- contestó guasón
 -¡Oh mil gracias, que considerado!- expresó con recochineo y ambos rieron divertidos
-A ver, contesta de una vez: ¿te quedarás con ella esta noche o no?- repitió impaciente mirándola interesado a los ojos
-No seas bobo, ya sabes de sobra que sí cielo mío- contestó cariñosa mirándolo amorosa a los ojos, él sonrió agradecido
-Gracias mamita, eres la mejor- expresó dichosamente complacido acercándose a ella y besándola con pasión en la frente, ella sonrió dulcemente deleitada mientras lo observaba salir feliz de la cocina -¡¡Mario!!- lo llamó presurosa así desapareció de su visión, él asomó su cabeza por el quicio de la puerta- recuerda que vas con una mujer, no con Luna- le previno mirándolo burlona a los ojos
-¿A qué viene eso ahora?- interrogó descolocado por aquel comentario de su madre
-Pues a que hace tanto que no sales con una mujer que bien eres capaz de llevarla a un Chiky Park o una pizzeria- se burló chistosa riéndose divertida
 -¡Pero mira tú qué graciosa estás hoy! ¿Has estado ensayando o qué?- protestó haciéndole una mueca burlona con la boca
 -Me sale natural- respondió moviendo vanidosa los hombros y ambos rompieron a reír explayados- cielo, abrieron hace poco un italiano en el paseo marítimo que está de maravilla- le recomendó cariñosa, él le sonrió agradecido
-Anotó el dato, gracias- expresó agradecido guiñándole cómplice un ojo y, sonriéndose encantados, él volvió a desaparecer de su visión.
 Cuando Lara regresó a casa, se encontró a Mario sentado en las escaleras del porche de su casa jugando con su tortuga Claudio;ambos se dedicaron una dulce y encantada sonrisa al verse
-¿Qué haces sentado a la puerta de mi casa?- indagó divertida mientras se dirigía hacia él -Entreteniéndome con Claudio mientras esperaba que regresaras... Oye ¿no podías haber escogido algo más entretenido como mascota? Esta es aburrida a placer la pobrecita- expuso burlón mientras se levantaba del escalón acercándose también a ella, Lara soltó una alegre carcajada; Mario la rodeó con sus brazos por la cintura y la besó amoroso en los labios
-¿Y Luna?- se interesó buscándola intrigada con la mirada por los jardines de ambas casas sin resultado
-Se fue con mi madre, quiso ir a dormir a su casa...- explicó moviendo desenfadado los hombros y miró pícaro a los ojos de Lara- así que, nos hemos quedado solitos- añadió meloso enredando juguetón con sus labios en los de Lara que sonrió encandilada siguiéndole en el excitante juego de labios mientras le rodeaba el cuello con sus brazos- y estuve pensando... ¿qué te parece si nos vamos a cenar a un sitio bonito y aprovechamos de esta noche tú y yo a solas?- propuso animoso aprisionando un poco más el cuerpo de Lara al suyo, ella sonrió encantada
-Me parece perfecto- murmuró deleitada y, sonriéndose gustosamente cómplices, se fundieron en un delicioso beso saboreándose complacidos. Mario sentía como rápidamente la sangre comenzaba arderle por las venas alterándolo tremendamente; es cierto que hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer... pero era increíble como, solo con sentir a Lara entre sus brazos, su cuerpo reaccionaba ardientemente ávido de más. Intentó controlar toda aquella excitación que lo inundaba precipitadamente, pero Lara no ayudaba con aquella entrega pasional de su boca mientras se iba amoldando cada vez más a su cuerpo...
 -Bueno, entonces será mejor que nos vayamos a preparar- resolvió precipitado deteniéndose de pronto y alejándose levemente de Lara pero lo suficiente para no seguir sintiendo aquel excitante y provocador cuerpo pegado al suyo que lo estaba desquiciando de nuevo como las otras dos veces anteriores. Lara, aturdida por aquella inesperada e impronta parada, lo miró descolocada sin entender nada; él sonrió tiernamente conmovido por su rostro lleno de confusión, no comprendía por qué se había detenido tan súbitamente y él no pensaba aclarárselo- te recojo en una hora ¿es tiempo suficiente o necesitas más?- expuso amable besándola cariñoso en su preciosa y respingona nariz -No, una...- intentó contestar pero apenas le salió un murmullo de su garganta atenazada por el aturdimiento que sufría, carraspeó suavemente para deshacer aquel incómodo nudo que no la dejaba hablar- una hora me llega- logró contestar al fin ya con la voz más clara
-Bien, quedamos así entonces- resolvió decidido Mario y, volviéndola a besar dulcemente en los labios, se dirigió hacia la cerca que separaba su jardín del de Lara y la saltó con una facilidad deslumbrante yéndose directo a casa. Pero antes de entrar, volvió la vista hacia Lara que seguía inmóvil en el mismo lugar donde la había dejado; le sonrió dulcemente y, guiñándole en un gesto íntimo un ojo, desapareció dentro de su casa. Lara tomó aire profundamente y, aún sin llegar a explicarse que rayos podía haber pasado para aquella descarada huida de Mario de su lado, también se fue a casa. La agradable y relajante agua de la ducha cayendo por su cuerpo, hizo que olvidara lo que había sucedido apenas hacía unos instantes y una sonrisa feliz se instaló en su rostro pensando en su cita con Mario. Salió de la ducha y empezó a prepararse ilusionada secándose despacio y a conciencia su melena negra para darle un poco de volumen pues tenía el pelo muy liso y maquillándose con precisión pero muy suavemente para no ir muy recargada; eso sí, realzando las dos cosas más bonitas que sabía que poseía: sus grandes ojos negros herencia de su padre y su bien hecha boca igual a la de su madre. Escogió un precioso vestido rojo recto que entallaba su linda figura, de anchas tiras y corte en V tanto por delante como por detrás que dejaba ver su morena espalda y un provocador pero recatado canalillo en su escote. Se puso unos altos tacones negros para no desentonar demasiado a lado de Mario ya que, aunque ella no era nada bajita, él era muy alto; y entró en su dormitorio a recoger su pequeño bolso negro que había dejado encima de la cama. Su mirada irremediablemente se escapó a la ventana del dormitorio de Mario encontrándoselo de perfil observando al frente lo que probablemente era un espejo, aunque Lara no podía verlo, mientras sobre su camisa blanca alternaba posando dubitativo unos segundos las dos corbatas que llevaba en cada una de sus manos. Ella sonrió divertida y, como si presintiera que estaba allí, él de pronto giró su cabeza clavando sus lindos ojos en ella. Ambos se sonrieron íntimos
-¿Ya estás?- indagó interesado, ella levantó sus brazos en una divertida pose mostrándose coqueta ante él que rió explayado- preciosa, pero eso no es difícil- exclamó encandilado y Lara le mostró un sonrisa plenamente agradecida; él se posó la corbata azul oscura con unas leves rayitas blancas que sostenía en su mano derecha sobre la camisa mostrándosela y mirándola interesado en su elección, Lara negó con la cabeza torciendo desconforme su boca; entonces él la cambió por la granate que llevaba en la mano izquierda y ella volvió a negar con la cabeza. Desconcertado también se la retiró -Así muchísimo mejor- expresó sonriendo complacida cuando se quedó solo con la camisa blanca ante ella; él volvió a reír divertido y tiró ambas corbatas sobre la cama desabrochándose los dos primeros botones de su camisa- ¡Perfecto!- exclamó totalmente satisfecha y los dos rieron alegres -Ahí me voy a buscarte- resolvió decidido recogiendo una chaqueta azul oscura de encima de la cama y desapareció del dormitorio. Ella sonrió feliz y, recogiendo su bolsito, bajó al piso inferior.

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