miércoles, 22 de julio de 2015


     Lara subió a su cuarto y al entrar se quedó estática y su corazón empezó a latir desbocado al encontrarse a través de su ventana frente a ella con la visión de Mario de espaldas con solo una toalla alrededor de su cintura. No podía apartar sus ojos de aquel cuerpo atractivo y tan atrayente observando como, con cada movimiento suyo secándose el cabello con otra toalla, podía ver cada músculo de aquella espalda desnuda y fornida y aquellos poderosos brazos... ¡¡Dios, aquel hombre estaba para comérselo!! Y unos inmensos deseos por acariciar aquel maravilloso cuerpo le hacían arder las manos mientras se imaginaba cómo debía ser sentirse rodeada por aquellos fantásticos brazos...
-¡¡Papi!!
 -¡Estoy aquí, ardillita!- contestó cariñoso a la llamada de su hija sobresaltando a Lara y sacándola de aquella ensoñación en la que había caído por aquella bella y excitante visión. Se sonrojó tremendamente y, acalorada y abochornada por sus pensamientos, salió rauda del cuarto antes de que él la descubriera espiándolo.
 -¡Mira papi que cosa más rica te traigo!- exclamó la pequeña entrando en el dormitorio de su padre mostrándole el pastel que llevaba en el plato
-¡Wow, que pintaza tiene esto ¿de dónde lo has sacado mi ardillita?!- expresó gustoso retirando con su dedo índice una buena cantidad del merengue que cubría la parte superior del pastel metiéndoselo raudo en la boca
 -Nos la hizo Lara para nosotros- aclaró felizmente satisfecha
-¿Por qué?- indagó su padre sorprendido
-Porque sí, porque quiso- respondió la pequeña moviendo desenfadada los hombros, su padre sonrió ameno- ¿a qué está buenísima papi?- expresó inocente Luna y, con aquel comentario, provocó que la imagen de Lara con aquel minúsculo pantaloncito rojo y aquel top blanco con el que se la encontró el viernes acudiera irremediablemente a la mente de su padre
-Pues sí, realmente deliciosa...- murmuró deleitado recreándose en el recuerdo de aquel hermoso cuerpo; pero reaccionó al instante- pero no tanto como tú mi chiquita- repuso desenvuelto resoplándole juguetón en el cuello provocando en la niña carcajadas de alegría- ¿le has dado las gracias, verdad?
 -¡¡Pues claro ¿qué te piensas?!!- repuso rotunda mirándolo ofendida por aquella duda provocando de nuevo una sonrisa divertida en su padre
-Está bien ardillita; vamos entonces a cenar para poder dar buena cuenta de esta delicia- propuso animoso vistiéndose unos vaqueros junto a una camiseta y, riéndose ambos alegremente, bajaron a la cocina.
 Cenaron charlando animados y, tras la cena, dieron buena cuenta del resto del pastel. Aunque Mario atendía a la entretenida cháchara de su hija, no podía evitar observar curioso la ventana de la cocina de Lara esperanzado por verla, pero ella no se dejó ver ni un instante. Tras acostar a Luna, se dispuso a lavar los platos y por fin Lara apareció ante su ventana. Sus miradas se encontraron y, por un breve instante, se quedaron mirándose fijamente; Mario decidido le mostró una abierta y amistosa sonrisa pero Lara reaccionó de una manera que no esperaba: se sonrojó tremendamente, apartó rápidamente sus ojos y se ocultó presurosa de su visión dejándolo totalmente descolocado ¿qué rayos había hecho mal ahora?
Lara al ver aquella inesperada sonrisa en Mario se sintió de pronto atrapada ¿acaso él se había dado cuenta que estuviera observándolo a hurtadillas y se estaba riendo de ella por su infantil comportamiento? Abochornada por haber sido descubierta, huyó precipitada de su intensa mirada y aquella descarada sonrisa yéndose a la sala y se sentó en el sofá intentando centrarse en la película del televisor pero no podía, sus mejillas seguían ardiendo tremendamente ¡¡Dios santo, que vergüenza sentía!! ¡¡No podría soportar volver a cruzarse con él durante el resto de la noche!!
Mario acabó de lavar los platos sin poder dejar de pensar en la extraña reacción de Lara ¿acaso aún estaría ofendida por su estúpida reacción al encontrarla en su casa el sábado? ¡¡Dios, si para nada le había parecido mal su visita!! ¡¡Solo se había sorprendido y se había sentido azorado al encontrarla allí tras haberla estado buscando por el parque!! Tenía que aclarar aquello, tenía que explicárselo... menos que la había estado buscando, naturalmente...
-Papi ¿ya has acabado de lavar los platos?- preguntó Luna apareciendo de pronto en la cocina sobresaltándolo
-Pero ¿Qué haces aún levantada Luna?- le regañó su padre
-Tengo que devolverle el plato a Lara que se me olvidaba- explicó resuelta intentando recogerlo del escurreplatos
-Se lo devuelves mañana que ahora es muy tarde- resolvió Mario colocándolo de nuevo en su sitio -No, ahora; tengo miedo que se nos rompa- insistió tercamente la pequeña volviendo a cogerlo
-¡Oh por Dios bendito Luna ¿quieres volver a la cama y dejar el plato tranquilo que no se va a romper?! y si así fuera... ¿tendrá más supongo, no?- expresó guasón su padre pero ella lo miró desafiante
-Pero es su plato preferido papi- remarcó convencida, su padre resopló sonoramente
-Está bien, se lo llevaré ahora mismo; pero tú vuelve a la cama inmediatamente- resolvió suspirando derrotado y la pequeña sonrió satisfecha; lo besó en la mejilla y corrió escaleras arriba de regreso a su cama
 Lara seguía intentando centrarse en la película del televisor y borrar de su mente la inquietante imagen de Mario desnudo a través de la ventana pero era totalmente imposible. Cansada ya de luchar inútilmente con ello, apagó hastiada el televisor y se dispuso a subir a acostarse. Apenas comenzara a ascender por las escaleras, cuando llamaron suavemente a la puerta con los nudillos. Sorprendida por la hora que ya era y extrañada por aquella forma de llamar tan poco usual, apenas abrió levemente la puerta espiando por la rendija llevándose una gran sorpresa al encontrarse a Mario frente a ella -Mario... ¿le ha ocurrido algo a Luna?- preguntó inquieta abriendo totalmente la puerta, él le sonrió tímidamente
-No que va, todo está bien; siento molestarla a estas horas pero si no le traía hoy mismo el plato a Luna le daba algo- se disculpó amable mientras extendía el plato ante ellos y seguía mostrando aquella preciosa sonrisa; Lara también sonrió divertida recogiéndolo
-Tranquilo que para mí aún no es tarde; y no corría prisa… tengo más ¿sabe? Sobre una docena más o menos- bromeó chistosa, él sonrió más abiertamente y relajado
-Lo supongo; y no sé por qué sospecho que no es su favorito...- expresó desconfiado observando una de las ventanas superiores de su casa descubriendo a Luna espiándolos a través de las cortinas; Lara lo miró sin comprender y él volvió a sonreír entretenido metiéndose las manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros- déjelo, cosas de mi ardillita... Estaba muy buena, muchas gracias; fue todo un detalle por su parte pero no tenía por qué molestarse- agradeció educado
-No hay de qué, me encanta cocinar y sobre todo hacer postres- explicó desenfadada y ambos volvieron a sonreírse amistosos quedándose un instante callados mirándose bobamente; Mario se dio cuenta que tenía una sonrisa muy bonita, hacía iluminarle más aún aquellos grandes y lindos ojos negros.
-Bueno, pues lo dicho, muchas gracias- resolvió finalmente y se volvió con intención de marcharse; a Lara el corazón empezó a latirle frenético, no quería que se fuera aún... ahora que parecía empezar a abrirse no quería que se marchara...
-¿Le apetece un café? Yo iba a tomarme uno cuando llamó- lo invitó precipitada, él se detuvo y la miró desconcertado
 -Por la sombra que dibujó tras la cortina, me dio la impresión que ya subía a acostarse...- expuso dudoso mirándola intrigado
-No que va, iba a la cocina- expresó demasiado presurosa; él la miró fijamente a los ojos y ella se mordió el labio inferior al tiempo que esbozaba una sonrisa nerviosa; Mario sonrió divertido, estaba mintiéndole descaradamente y aquello le hizo mucha gracia
 -Bueno, está bien- aceptó por fin y Lara sonrió plenamente satisfecha abriendo totalmente la puerta invitándolo a entrar; él obedeció y, tras esperar educado que ella cerrara la puerta, la siguió hasta la cocina
-Siéntese por favor- lo invitó amena mientras ella se dispuso a servir los cafés- ¿Lo toma solo o le quiere leche?
 -Solo, gracias- respondió sentándose a la mesa, ella sirvió dos cafés y, tras entregarle el suyo y poner una linda azucarera de porcelana haciendo juego con las tazas sobre la mesa, se sentó frente a él. Se mantuvieron en silencio un buen rato revolviendo sus mutuos cafés y solo sonriéndose cohibidos sin saber qué decirse- Yo… quería pedirle disculpas- expresó de pronto Mario en apenas un murmullo, Lara lo miró frunciendo levemente su ceño indicando que no le entendía- siento muchísimo haberle dado la impresión el sábado de que me había molestado con su visita; le juro que no fue así, solo me sorprendí al encontrarla allí, no me lo esperaba- se disculpó avergonzado mirándola sumamente arrepentido, Lara le sonrió dulcemente
-No pasa nada, solo fue un pequeño malentendido que su madre ya me aclaró- expresó desenfadada y él sonrió agradado
-Además quería agradecerle lo atenta y amable que está siendo con Luna
 -No hay por qué, lo hago con gusto…es una niña preciosa que ya me ganó el corazón- repuso sincera, él volvió a sonreír sumamente complacido
 -Sí que es preciosa, sí…- expresó deleitado, pero al instante miró muy serio a los ojos de Lara- pero no la conoce bien aún y si alguna vez se sobrepasa no dude en decírmelo por favor- remarcó rotundo -No creo que vaya a tener problemas con ella, es una niña…
-¡Terrible!- exclamó de pronto y Lara lo miró abriendo sus ojos sorprendida por aquella tajante definición- de verdad le digo que mi ardillita engaña mucho, ya la irá conociendo: Luna es una niña maravillosa con un gran corazón, pero demasiado preguntona, metomentodo e indiscreta así toma confianza- explicó resuelto y ambos se rieron amenos- hago lo que puedo para corregirla, pero a veces me supera: es muy tozuda cuando se encierra en sus trece y se vuelve una auténtica fiera cuando se enfada…
-Los niños a su edad son así, Mario: todo lo quieren saber y su inocencia no conoce los límites de la discreción- la defendió dulcemente, Mario la miró deslumbrado; además de sumamente bonita, se percibía una ternura y una comprensión extraordinaria en aquella mujer- y eso de que es una fiera... pues no lo parece la verdad- añadió desconcertada mirándolo incrédula y él soltó una sonora carcajada
-Como se ve que aún no la conoce; cada dos por tres tengo que ir a recogerla al despacho del director porque se peleó con algún compañero, y no hay semana que no tenga quejas de su profesora porque de los estudios mejor no hablar- explicó soltando aire resignado, Lara rió divertida- no se ría que no es broma- remarcó saturado y ella aún se rió más abiertamente
 -Pero si solo tiene seis años… no creo que sea tan difícil de llevar, solo se necesita paciencia- expuso tierna
-Pues yo ya debí agotarla toda- murmuró derrotado y Lara volvió a reírse entretenida
-Y sobre las peleas, normal que se defienda si se meten con ella ¿No? pero no creo que haya matado a nadie- la defendió cariñosa, él la miró divertido
-No, claro que no… ¡¡aún!!- añadió chistoso y volvieron a reírse explayados- No, en serio, cuando coge confianza puede llegar a pasarse y si no se sale con la suya se pone frenética- volvió a prevenirla seriamente
-Está bien, lo tendré en cuenta y si alguna vez se sobrepasa, le prometo chivarme- aseveró rotunda y se sonrieron amistosos; se quedaron en silencio de nuevo mirándose mutuamente. Mario estaba encandilado con aquella mujer, además de muy tierna y hermosa, realmente era bellísima con aquel dulce rostro y aquellos preciosos ojos negros como la noche, era alegre y muy agradable; se estaba muy a gusto en su compañía. Ella tampoco podía apartar sus ojos de aquel rostro de rasgos tan perfectos y masculinos; Mario era tremendamente atractivo, aunque era una pena que aquellos grandes y hermosos ojos castaños claro tan iguales a la pequeña Luna, estuvieran tan apagados por la tristeza y el cansancio. De pronto él se puso en pie sobresaltando a Lara que estaba absorta en sus pensamientos- ¿ya se va?- expresó descolocada
 -Sí, se hace ya demasiado tarde- expuso desenfadado y ella lo acompañó hasta la puerta
-Si quiere le puedo ayudar con Luna- se ofreció gustosa, él la miró interrogante- digo, con los deberes- aclaró animosa, él sonrió agradecido
-Le aviso que es una lucha imposible... pero si se ve con ánimos: pruebe- respondió moviendo desenfadado los hombros y ella sonrió alegre
-Tenga por seguro que lo haré; y si alguna vez usted necesita algo… pues aquí estoy- siguió exponiendo servicial sonriéndole amistosa y él se la devolvió agradecido saliendo al porche
-Lo tendré en cuenta y usted a mí por supuesto- resolvió mostrándole amable su mano
-Lara por favor; ya que somos vecinos que menos que tutearnos ¿no?- expresó resuelta estrechándosela animosa, él rió entretenido
-Cierto; pues hasta mañana... Lara- repuso mirándola a los ojos
 -Hasta mañana Mario- respondió manteniéndole la mirada sin soltar su mano; podía percibir su fortaleza a la par que su gran ternura, aquellas manos debían acariciar de manera maravillosa... pensó sintiendo un encantador y delicado escalofrío por todo su cuerpo que le erizó de manera extraordinaria cada milímetro de su piel. Tampoco Mario podía soltar la mano de Lara; era tan agradable sentir su calidez, eran tan suaves y dulces que le provocaban una cautivadora sensación que no quería dejar de sentir... se quedaron callados mirándose a los ojos un instante hasta que al fin Mario soltó muy despacio la mano de Lara y, sin decir nada más, se encaminó hacia la valla saltándola ágilmente; aún volvieron a mirarse y se sonrieron cordiales antes de entrar por fin cada uno en su casa.
Aquella mañana empezó asombrosamente bien. Además de haber dormido extraordinariamente sintiendo aún aquella maravillosa sensación que le había producido el contacto de la mano de Mario, Lara se llevó una muy grata sorpresa que ni por asomo se hubiera imaginado nunca: recorría a buen trote como todas las mañanas el sendero del parque entre aquellos maravillosos árboles entretenida con su animada música sonándole en los oídos, cuando de pronto e inesperadamente le retiraron uno de los auriculares de su oreja sobresaltándola
-Muy buenos días- la saludó muy cerca de su oído y en apenas un murmullo la voz de Mario asaltándola por la espalda que le provocó otro maravilloso escalofrío que le recorrió el cuerpo entero erizándole gustosamente la piel; luego, mostrándole una preciosa sonrisa abierta y sincera que hizo que el corazón de Lara se encabritara enormemente, siguió su rápida carrera dejándola completamente extasiada y aún con su corazón latiéndole frenético. Sonrió felizmente divertida y, colocándose de nuevo el auricular en su oído, continuó su ameno trote sin ya poder borrar aquella alegre sonrisa de su rostro en toda la mañana.
 Tras despedirse de Luna que esperaba su regreso como todas las mañanas y tras otro inesperado gesto amistoso por parte de Mario a través de la ventana de la cocina consistente en un pícaro guiño de ojo que le hizo enloquecer de nuevo el corazón a Lara, se fue a la clínica a seguir adecentándola para abrir cuanto antes y recibió otra maravillosa y feliz noticia: su ranchera nueva ya había llegado y podía ir a recogerla. Radiante y sumamente feliz con su coche nuevo, aparcaba la ranchera azul oscura delante de su jardín cuando de pronto y con un potente frenazo que la sobresaltó, Mario detuvo su coche delante del de ella bajándose del vehículo y cerrando con tal potencia la portezuela del coche que volvió a sobresaltarla
-¡Ya no sé qué hacer contigo, Luna! ¡Mira que te tengo avisado, eres imposible!- gritó furioso mientras rodeaba su coche negro en dirección a la puerta del acompañante
-¡Se las estaba buscando hace mucho y por fin las encontró!- se defendió también muy enfadada Luna desde dentro del coche. Lara los observaba asombrada sin atreverse a salir de la ranchera
 -¡¡Te van a expulsar de la escuela!! ¡Ya has oído al director que no te pasa una más!- siguió gritando enfurecido Mario abriéndole la puerta a la pequeña
-¡Bah!- respondió desairada bajándose del vehículo y Lara quedó boquiabierta al verla, estaba toda desaliñada con su pelo revuelto al faltarle una de sus coletas, y su uniforme sucio y descosido: a la camisa le faltaban varios botones y le colgaba una de las mangas del hombro y lo más preocupante ¡¡la cara arañada y sangraba por la nariz y las rodillas!!
 -¡¡Por Dios bendito mi niña!! ¡¿Qué te ha pasado?!- exclamó asustada bajándose al instante de la ranchera y corrió hacia la niña que le sonrió triunfal
-¿No te dije ayer que ese idiota las iba a chupar? ¡Pues le llegó la hora!- respondió triunfadora
 -¡Aún puedes estar orgullosa de tu hazaña, vamos!- bramó irritado su padre
-Pues sí y mucho- replicó vanidosa moviendo orgullosa su cabeza
 -Pero... ¡¿será posible contigo deslenguada?!- gritó fuera de sí mirando con tremenda furia a su hija -A ver, déjame ver mi chiquita- intermedió cariñosa Lara tomando tierna entre sus manos la linda carita de la pequeña examinándole las heridas- esto no es nada, y las rodillas solo hay que limpiarlas bien pues están llenas de tierra...
-¿Eres médico?- preguntó curiosa Luna al oírla hablar tan profesional
 -No, cariño mío: soy veterinaria- respondió acariciándole amorosa las mejillas
-¡Pues perfecto! ¡Es lo que este bicho necesita: un médico para animales como ella!- exclamó irritado Mario, Lara lo miró sorprendida por aquel despectivo comentario y él resopló fuertemente pasándose incómodo las manos por el pelo- perdona, es que me cabrea tanto que me hace decir barbaridades...- se disculpó esbozando una sonrisa arrepentida que Lara correspondió tiernamente comprensiva- y ahora por tu descabellada cabecita tengo que llamar a tu abuela y hacerla cruzar toda la ciudad por solo dos horas pues yo tengo que regresar de inmediato al trabajo...- protestó fastidiado examinando nervioso su reloj de pulsera
-No es necesario, yo me quedaré con ella; no te preocupes- se ofreció al instante Lara, Mario la miró nada convencido
-No quiero molestarte... tendrás cosas que hacer...- expresó dudoso pasándose de nuevo las manos por la cabeza
-No es ninguna molestia, de verdad; si me encanta estar con ella- aclaró sincera mirando amorosa a la pequeña que le sonrió feliz y ella la abrazó cariñosa contra su cuerpo- vete tranquilo, yo me encargo de ella- remarcó decidida y Mario le sonrió agradecido
 -Está bien, de acuerdo- resolvió finalmente suspirando profundamente y se acuclilló ante la pequeña- ahora pórtate bien ¿estamos? que por hoy ya has hecho bastante- le regañó muy seriamente, pero la pequeña le sonrió complacida y se abrazó zalamera a su cuello
-Tranquilo que te prometo que voy a portarme bien- aseguró rotunda y al instante miró a los ojos de su padre- pero tú... ¿te encuentras bien, verdad papi?- indagó en un tono súper cariñoso mirando preocupada el rostro de su padre; tan tierna y dulce que enterneció a Lara
 -Si realmente te preocuparas por mí no te comportabas así- le reprochó dolido y la niña bajó avergonzada sus lindos ojitos color miel, Mario sonrió enternecido y la besó amoroso en la frente- estoy bien ardillita; no te preocupes- expresó más calmado y ambos se sonrieron complacidos; volvió a besar la frente de su adorada hijita y se puso en pie- muchas gracias, Lara; regresaré en cuanto pueda- expresó sumamente agradecido, ella le sonrió tranquilizadora
 -Ve tranquilo y no es necesario que te apures que estará bien conmigo- aseguró cariñosa y él se lo agradeció con una de aquella preciosas sonrisas mientras entraba de regreso en el coche; Lara regresó su atención a la pequeña y la tomó de la mano- vamos a limpiarte mi niña... pero ¡¡cómo te ha dejado ese bruto caray!!- exclamó conmovida al ver de nuevo aquel lindo rostro tan lastimado
-¡Tranquila que esto no es nada; tenías que ver como dejé a ese idiota, verás cómo no vuelve a meterse conmigo!- repuso orgullosa mientras se dirigían a la casa de Lara, Mario no pudo reprimir una carcajada al oírla: realmente su fierecilla había dejado hecho un cromo a aquel pobre chiquillo.

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