jueves, 30 de julio de 2015


     Mario la observó bajo su cuerpo. Aún jadeante como él también lo estaba, su hermoso rostro estaba aún más maravilloso así sonrojado y sofocado y sus preciosos ojos, llenos de ese brillo de placer satisfecho, le miraban profunda e intensamente mientras su deliciosa boca sonreía plenamente feliz.
-Dios santo Lara ¿cómo puedo amarte tanto ya vida mía?- expresó lleno de sinceridad y repleto de amor, ella aún sonrió más dichosa
-¿Y yo a ti, amor mío?- respondió plena y feliz; ambos se sonrieron pletóricos y se fundieron en un apasionado beso intentando entregarse todo aquel profundo y sincero amor que sentían por dentro. Mario se dejó caer suavemente a su lado y ella se abrazó rauda a su cuerpo con pasión besándole en el pecho con tanto amor que él se estremeció de placer no pudiendo evitar que ella se percatara; Lara lo miró intrigada a los ojos pero Mario solo movió sus hombros sin poder explicar lo que le había ocurrido y ambos rieron divertidamente felices. Él la rodeó amoroso con sus brazos oprimiéndola todo cuanto pudo contra él mientras la besaba con pasión en la frente y ella aún se aferró más a su cuerpo ¡¡Dios, cuanto deseaban que sus cuerpos pudieran fundirse el uno en el otro y estar para siempre así juntos, como en aquel maravilloso momento!! Se quedaron así abrazados uno al otro y en silencio, al poco Mario se percató que la respiración de Lara se había ralentizado y vuelto más suave y profunda; la miró a la cara casi sin moverse y sonrió deleitado: se había quedado dormida sonriendo de felicidad y pudo comprobar que, como había supuesto aquella noche desde su cama, su precioso rostro aún se volvía más increíblemente atractivo con la placidez del sueño. Sonrió plenamente dichoso y, tras besarla dulcemente en los labios, también se dejó caer en brazos de Morfeo.
Cuando se despertó, y sin abrir aún los ojos, se estiró complacido mientras sonreía pletórico de felicidad. Nunca había dormido tan bien ni tan plácidamente en mucho tiempo. Buscó raudo el cuerpo de Lara a su lado pero no estaba ya, examinó curioso su reloj de pulsera, apenas eran las ocho... Revisó desconcertado el cuarto y vio algo en lo que no se había fijado la noche anterior que le hizo reír divertidamente satisfecho: el osito que le había regalado en el parque de atracciones estaba colocado con cariño en la silla que había junto al armario. Sonriendo encandilado, se vistió solo los boxers y salió del dormitorio, al momento un delicioso y agradable olor a café recién hecho y algo dulce que olía a rabiar, llegó hasta él. Sonrió alegre y bajó las escaleras encontrándose a Lara en la cocina entretenida de espaldas a la puerta haciendo algo que Mario no podía ver pues su cuerpo lo ocultaba. Se acercó a ella despacio y, ayudado por sus pies descalzos, la asaltó sorpresivamente por la espalda atrapándola por la cintura con sus brazos
-¿Por qué te me has escapado tan temprano mi gatita preciosa?- interrogó besándola apasionado en el cuello
-¡¡Ay, me has asustado; idiota!!- exclamó sobrecogida y él rió divertido
-Eso quería, sino ¿no me hubiera acercado tan sigiloso, no crees?- replicó guasón y ella le hizo un mohín burlón frunciendo su respingona nariz; Mario volvió a reír alegre y la besó dulcemente en los labios. Su atención quedó atrapada en los deliciosos pastelillos de chocolate recién horneados que había sobre el mueble- ¡¡Ey, que buena pinta!! ¡¿Son para desayunar?!- expresó goloso echándole ya la mano a uno
-¡No!- clamó tajante Lara pegándole en la mano con la espumadera, él la retiró al instante mirándola sobrecogido como un niño pillado en una trastada y ella no pudo reprimir una carcajada divertida- son para llevar al parque; aunque tu madre insistió en que no me preocupara que ella se encargaba de todo, no sé qué me da aparecer con las manos vacías- explicó algo cohibida por lo que se avecinaba. -¿No quieres aparecer con las manos vacías?- repitió sujetándole tierno las manos y ella movió negativamente la cabeza- Pues mantenlas encima de mí y listo- aclaró pícaro pasándose sus brazos alrededor de su cintura; ella rió entretenida mientras obedecía y lo abrazó amorosa, se besaron complacidamente deleitados. Pero mientras se besaban, Mario aprovechó para echarle la mano a uno de los pastelitos a espaldas de Lara- bueno, vengo ahora, voy a vestirme- resolvió separándose suavemente de ella y, tras besarla tierno en la punta de su nariz, intentó huir de la cocina sospechosamente rápido... Lara revisó al instante la bandeja del horno descubriendo que faltaba uno de los pastelillos
-¡¡Mario, devuélveme ahora mismo ese Brownie!!- le gritó autoritaria pero él se lo metió entero rápidamente en la boca antes de volverse a mirarla- ¡¡Serás animal!!- exclamó atónita mirándolo pasmada; él rió explayado y se chupó uno a uno sus dedos en un claro gesto indicativo de que estaban deliciosos; ella no pudo resistirse y también rompió a reír a carcajadas
Mientras Mario aparcaba su coche en el aparcamiento del parque, Lara observaba nerviosa al único grupo numeroso que se encontraba muy cerca de ellos: los hombres bromeaban animados entre ellos mientras se bebían unas cervezas, las mujeres conversaban alegres vaciando sus respectivas neveras de playa ocupando una de las mesas de madera más largas del parque mientras los niños correteaban felices con sus juegos alrededor de ellos. Tragó inquieta saliva, tenían que ser aquellos, el resto de grupos que había en el parque apenas eran de cinco o seis personas...
-¿Sois... muchos, no?- murmuró azorada cuando Mario apagó el coche, él sonrió divertido
-Cielo, nuestro parque tiene dos dotaciones de bomberos con cinco miembros en cada equipo, es decir, diez bomberos; junto con el sargento, el cabo conductores, el conductor en reserva y el bombero auxiliar encargado del teléfono... somos catorce en total- explicó resuelto, ella lo miró amedrentada y él le tomó la mano besándosela tierno- no te preocupes cielo, comprendo que te sientas algo nerviosa pues sí pueden parecer muchos para conocerlos todos de golpe, pero te aseguro que son buena gente y te caerán genial; ya lo verás, tranquila- añadió tranquilizador besándola amoroso en los labios; ella sonrió más relajada y él se quedó unos segundos mirándola encandilado- ven aquí gatita, no sé si podré aguantarme sin besarte todo el día- expresó alterado tomándola suavemente por la nuca y, aproximándola a él, se fundieron en un apasionado y delicioso beso
 -¡¡Ahí llegó por fin Mario con nuestra campeona!!- anunció entusiasmado alguien al descubrir el coche ya allí parado; ellos intentaron detenerse al escucharlo, pero sus bocas aún deseaban más y no podían dejar de posar una y otra vez sus labios ardientes el uno en el otro
 -¡Ya era hora, joder; este siempre tarde, mal y arrastro!- expuso burlón otro de ellos provocando las risas del resto- ¡¡A ver ¿pero qué coño haces, tío?! ¡¡Quieres bajarte del coche de una vez; nos van a dar las uvas esperándote para entrenar, joder!!- le increpó a voz en grito
-Que pesado es ese Dani la hostia, ya me estoy arrepintiendo de haber venido- resopló fastidiado Mario posando derrotado su frente en la de Lara mientras acariciaba tierno su nuca que aún sujetaba con su mano; ella rió divertida- anda vamos, o vendrán a por nosotros y será mucho peor- resolvió Mario posando una última vez sus labios sobre los de Lara y descendió del coche
-¡¡Ya era...!!- iba a increparle de nuevo cuando vio a Lara también bajándose del coche- ¡¡Joooder ¿y eso?!!- exclamó abriendo atónito los ojos, todos se volvieron curiosos para ver que había asombrado tanto a su compañero
-¡¡Ahí va, pero esa... no es nuestra campeona Luna!!- expresó desconcertado el primero que había hablado
 -¿No jodas? ¿no? serás capullo- repuso chistoso otro de ellos dándole una colleja a su compañero; todos volvieron a reírse jocosos- ¡¡La hostia, no me extraña que esté de tan buen humor últimamente; hasta yo lo estaría!!- exclamó también impactado por aquella inesperada sorpresa examinando detenidamente a Lara de arriba abajo con aquellos vaqueros ceñidos a sus lindas curvas y una camisola floja blanca estilo ibicenco
-¡Comportaos por Dios bendito, que a veces sois peores que niños!- bramó fastidiada una de las mujeres que también observaban curiosas a la bonita acompañante de Mario mientras los escuchaban -¡Pero ¿seré estúpido?! ¡“solo es la vecina y nunca habrá nada entre nosotros” me dijo el muy capullo y yo como un gilipollas me lo creí!- expresó guasón Arturo al reconocer a Lara y observando como Mario la tomaba tierno de la mano tras recoger una nevera de playa del maletero- ¡¡ese se va a cagar por burlarse de mí!!- amenazó malicioso sonriendo pícaro
-¡Arturo cierra esa bocaza que ya sabes el genio que se gasta Mario!- le regañó seriamente su esposa Laila, él la miró fastidiado por aquella prohibición para burlarse de su compañero- ¡Hablo en serio, Arturo; y esto también va para todos vosotros: dejarme a Mario en paz u os la veréis conmigo, para una vez que se decide a presentarnos a una chica después de tantos años no vayáis a cagarla ¿entendido?!- avisó tajante y todos esquivaron su mirada de la de Laila como si fueran niños pillados en una travesura; el resto de mujeres rieron divertidas por la escena
-Hola a todos ¿ya habéis ladrado a gusto?- los saludó burlón Mario cuando llego junto a ellos suponiéndose sus comentarios al ver a Lara, todos le sonrieron divertidamente descubiertos
 -Hola corazón ¿y nuestra Luna?- lo saludó cariñosa Laila besándolo en las mejillas
-Viene con mi madre hoy ¿aún no han llegado?- expresó desconcertado buscándolas con la mirada -No, aún no; pero ya no han de tardar, tranquilo- aclaró despreocupada Laila y miró dulcemente a Lara- hola ¿Era Lara, verdad?- la saludó amistosa besándola también en las mejillas
-Sí: Lara; y tú Laila ¿no?- respondió cohibida devolviéndole los besos, todos la miraban tan fijamente... Mario también se dio cuenta de que todos miraban sumamente curiosos a Lara y luego lo miraban a él muy intrigados
-Como habéis oído ella es Lara; Lara...- la presentó cortésmente pero se calló un segundo- mira, a ellos ya los irás conociendo así vaya pasando la mañana que son muchos para presentarlos uno a uno- resolvió desenfadado moviendo desdeñoso la mano; Lara no pudo evitar reír divertida
-Pero... ¡serás capullo!- exclamó asombrado uno de sus compañeros- Manolo, encantado- se presentó amable mostrándole su mano que Lara estrechó cordial; y así, uno a uno, se fueron presentando todos personalmente
-Ahí está ya Lucía- anunció alegre Laila al ver llegar su coche rojo, Mario y Lara se volvieron impacientes por ver de nuevo a su pequeña
-¡¡Larita!!- gritó feliz Luna bajándose rauda del coche y corrió a sus brazos
-¡Ainss mi chiquita preciosa!!- clamó tomándola entre sus brazos y besándola amorosa en la mejilla mientras la pequeña se abrazaba fuertemente a su cuello; todos se entrecruzaron una mirada de incrédula sorpresa: parecían llevarse muy bien, demasiado bien ya... ¿cuánto tiempo llevaba Mario manteniendo en secreto aquello?
 -¡Ah estupendo! ¡Así que llevas sin ver a papi desde ayer, pero primero es “Larita” ¿eh?! ¡Vale, vale!- protestó haciéndose el molesto Mario, la pequeña sonrió picaruela
-No papi, que te eché mucho de menos bobo; anda, ven aquí- replicó condescendiente extendiendo sus bracitos hacia su padre que, riéndose feliz, la recogió de los brazos de Lara y empezó a resoplarle juguetón en el cuello provocando en la pequeña inmensas carcajadas alegres; todos reían divertidos contagiados por las risas de la pequeña mientras los observaban encandilados por el tremendo amor que padre e hija se transmitían
-¡¡Por fin estoy aquí!! Siento el retraso, pero es que ya no me acordaba lo que te lía un niño pequeño sobre todo en el momento de salir de casa- expresó divertida Lucía al llegar junto a ellos dejando su nevera de playa sobre el banco que había delante de ellos
 -¡Ah pero eso tiene fácil solución mamaita: dejaré que te la lleves más a menudo para que te vuelvas a acostumbrar!- replicó guasón Mario provocando las risas de todos; su madre le echó burlona la lengua
 -Hola cielito- saludó amorosa a Lara besándola en la mejilla
-¡¡Hala muy bien; otra más!! ¡¡A mí de saludo me echas la lengua pero a Lara le das dos besos; perfecto mamá, perfecto!!- protestó chistoso al ver el tierno gesto de su madre hacia Lara que rió entretenida mientras que el resto volvieron a reír divertidos
 -¡Oye, pero ¿qué te pasa a ti hoy?! ¡¿acaso no has... tenido buena noche queridito?- replicó burlona Lucía mirándolo pícara y todos rompieron a reír maliciosos
 -Pues la verdad es que no; me he pasado toda la noche arreglando una avería en el fregadero y sino me crees, pregúntale a ella que estaba presente- aclaró altivo haciendo un gesto socarrón con la boca, Lucía le hizo un gesto incrédulo con la boca a su hijo
-Es cierto, se picó una tubería y llegaba el agua al pasillo- explicó Lara sin poder dejar de reír traviesa; aquella confirmación provocó la explosión de carcajadas guasonas de todos
-¡Hala ¿lo ves retorcida mal pensada?!- repuso satisfecho besando cariñoso la frente de su madre que no podía dejar de reír como el resto- ¡Y vosotros, panda de chismosos que a saber lo que estaríais ya pensando, venga a jugar que se os va la mañana de cháchara, cotillas!- exclamó resuelto besando sonoramente la mejilla de Luna aún en sus brazos antes de dejarla en el suelo que corrió entusiasmada hacia el resto de sus amiguitos y él recogió el balón de fútbol echando a andar hacia el descampado siendo seguido por el resto de sus compañeros
Lara junto a Lucía y el resto de mujeres se pasaron la mañana disponiendo la larga mesa y dispersando las distintas viandas que todas traían charlando animadas y alegres. Eran muy agradables y súper amistosas haciendo que Lara se sintiera integrada y muy cómoda al poco tiempo; y, aunque suponía que la curiosidad debía comerles por dentro, ninguna en ningún momento preguntó nada ni hizo el más mínimo comentario intentando sonsacarle. Mientras, los niños jugaban alegres correteando por todo el recinto sin descanso y los hombres jugaban divertidos al fútbol entre risas y chanzas. Lara no podía evitar que sus ojos se escaparan a cada instante hacia Mario, estaba arrebatadoramente guapo con aquellos vaqueros viejos gastados y aquel jersey blanco de fino hilo. -¿De qué es la clínica que vas a abrir mañana, corazón? Al final no me lo has dicho- se interesó curiosa Lucía, ella regresó sus ojos hacia las mujeres descubriendo que todas la estaban observando sonriéndose pícaras; Lara no pudo evitar sonrojarse abochornada, con aquella era la tercera vez que la habían sorprendido mirando encandilada a Mario
-De veterinaria, soy veterinaria- respondió evitando mirarlas a los ojos continuando con la repartición de platos y cubiertos por la mesa
-Tranquila, cielito; te comprendemos, todas hemos estado alguna vez también enamoradas- le susurró comprensiva al oído Laila mientras acariciaba tierna su brazo para serenar su bochorno; Lara le sonrió agradecida
 -¡Oh, que bien! ¿y dónde la abres preciosa?- se interesó animada Adela, la mujer de Diego
-En el centro, justo en la esquina de la calle Mateo con la 26- respondió más serena
-Pues hazme hueco que el miércoles sin falta te llevaré a mi pobre Scraby, el pobrecito anda muy raro últimamente: apenas come y lo veo muy triste siempre con sus orejitas gachas y su rabito entre piernas...- empezó explicar preocupada y todas centraron su interés en el pobre Scraby dejando tranquila a Lara.
-¡Venga muchachos: a comer!- anunció la más mayor de las mujeres: Lidia, la esposa del sargento Manuel. Todos obedecieron al instante, tanto los niños como los adultos, formando un alegre y entretenido revuelo ocupando su sitios sin dejar sus chácharas y risas. A Luna la sentaron entre Lara y Mario y junto a Lara se sentó Lucía. La comida se desarrolló amena y muy divertida; las bromas entre ellos eran picajosas y deliberadamente socarronas y nadie se libraba de algún comentario sarcástico y malicioso. Realmente eran gente agradable y muy amistosa haciendo que Lara se sintiera integrada en el grupo rápidamente. Todos observaron, aunque sin comentar nada, como la pequeña solicitaba ya más la atención de Lara que la de su padre como era habitual siempre y como ella la atendía amorosa y maternal de una manera muy natural y una complicidad enorme mientras Mario seguía con la conversación que mantenía tranquilamente sin apenas preocuparse de su pequeña cuando lo habitual era siempre prestarle la máxima atención. Como si ya fuera algo muy habitual entre ellos aquella intimidad familiar. Y, aunque Mario y Lara evitaron en todo momento tocarse, no podían evitar mirarse enamorados y dedicarse sonrisas tiernas así sus ojos se encontraban; detalles que no les pasó inadvertido a los demás que estaban sumamente dichosos y encantados de ver de nuevo a Mario feliz e ilusionado; querían mucho tanto a él como a la pequeña y se alegraban de que sus ojos volvieran a brillar de nuevo después de haberlo visto sufrir tanto cuando Sol lo abandonara de aquella imperdonable e irracional manera.
 Los niños corrieron de nuevo a sus juegos así la comida remató mientras que los adultos aún siguieron con su charla amena y sus bromas entretenidas alargando animadamente la sobremesa entre cafés y cigarrillos. Y entonces ocurrió...
Dani, el más joven de todos, mientras seguía alegre la conversación que mantenía con Mario y el resto de compañeros, le echó entretenido la mano al último Brownie
-¡Quieto parado ¿a dónde crees que vas, novato?!- exclamó de pronto Mario palmeándole sorpresivamente en la mano, el muchacho soltó al instante el pastelito mirándolo sorprendido- ¿aún no te has enterado que un superior tiene preferencia, chaval?- aclaró guasón recogiendo el pastelito de la bandeja
-Pero reparte joder, dame un pedazo al menos- protestó divertido el muchacho, pero Mario se lo metió rápidamente en la boca todo entero provocando las risas jocosas del resto
-Pero ¡¡serás burro!!- expresó pasmada Lara al ver aquello, él rió divertido mientras enviaba garganta abajo el dulce con apenas tres masticadas
-No me regañes delante de mis subalternos gatita, que después se me suben a la chepa- avisó desenvuelto mostrando aquella sonrisa pícara tan típica en él, ella sonrió divertida mirándolo derretida por aquella preciosa sonrisa que él le dedicaba con aquellos preciosos ojos negros que a él trastornaban- ¡¡Dios, a la mierda con estos botarates!! ¡¡Que se burlen lo que quieran pero yo me aguanto más!!- exclamó arrebatado y, sujetándola suavemente por la nuca, la besó apasionado ante todos; ella tampoco se pudo resistir y se entregó plenamente gustosa a aquel delicioso beso. Todos en la mesa sonrieron alegremente complacidos al tener la prueba fehaciente de que al fin Mario se había enamorado y era feliz de verdad, y lo más importante: era correspondido por una mujer que, además de muy bonita, era la dulzura personificada y no había duda de que quería con locura a Luna a la que todos adoraban. Sorprendentemente, no hubo chances ni bromas picantes; así se detuvieron, todos siguieron con su amena charla como si allí nada hubiera ocurrido.
-¡Venga, vamos a movernos o todo esto acabará en mis caderas!- exclamó animosa Sandra, la esposa de Fran, y todos aceptaron al momento. Se dispusieron a jugar un partido de mujeres contra los hombres con los niños incluidos
 -¡Yo hoy voy con las chicas!- anunció sorpresivamente Luna tomando de la mano a Lara
-¡Venga ya chiquitina! ¿Nuestro mejor jugador nos va a abandonar hoy?- protestó cariñoso Arturo -Yo también soy una chica tío Arturo- aclaró resuelta moviendo presumida la cabeza
 -¡¿Desde cuándo?!- exclamó haciéndose el sorprendido provocando las risas divertidas del grupo -Déjasela Arturo que buena falta les hará: hoy llevan a Lara con ellas y es aún más petardo que tú jugando al fútbol- se burló socarrón Mario palmeándole amistoso la espalda a su compañero
 -¡Oye!- protestó fastidiada Lara mirándolo ofendida; él rió divertido y la besó dulcemente en los labios tomándola amoroso por la cintura ciñéndola suavemente contra su cuerpo
-¿No te atreverás a decir que no? Seguro que te has criado jugando solo con muñequitas ¿a qué sí, ardillita?- siguió burlándose guasón guiñándole cómplice un ojo a la pequeña; todos quedaron asombrados al descubrir que Luna reía alegre mirándolos animada sin molestarle lo más absoluto lo que estaba viendo; al contrario, se apuntó a la broma y acabaron enredando los tres felices. Sonriendo deleitados observaron que hacían una bonita pareja enamorada y a su adorada chiquitina se la veía realmente feliz junto a Lara ¿qué más se podía pedir?
 Fue un día muy especial y sumamente maravilloso... para todos.
-¿Qué tal te lo has pasado?- preguntó sumamente interesado Mario cuando ya conducía de regreso a casa
-Muy bien, realmente bien- contestó rotundamente sincera Lara mirándolo feliz, él sonrió complacido -¿A qué son todos muy guays, Larita?- expresó alegre la pequeña sentada en el asiento trasero
-De verdad que sí, mi chiquitina; tú tenías razón y no papi, no son para nada unos botarates- le respondió cariñosa mirándola animada
-¡Ja, eso es porque fue el primer día y se contuvieron; verás como ya no hablas igual para la próxima!- aseguró mordaz Mario, Lara lo miró desconfiada
-Sí, la verdad es que hoy estuvieron comiadados... comodados...- intentó expresar Luna sin resultado, ellos se rieron tiernamente divertidos
-¿Comedidos, mi chiquita?- la ayudó tiernamente Lara; Mario la miró encandilado al escuchar con que dulzura la corregía
-¡¡Eso: comedidos!!- exclamó mirándola agradecida- porque son de aúpa ¿a qué sí papi?- siguió hablando resuelta abrazándose cariñosa al cuello de su papá
-De aúpa mi ardillita preciosa- expresó lleno de complacencia por aquel amoroso gesto de su hija besando con pasión la mejilla de su chiquitina. Lara sonrió enternecida ante aquella preciosa imagen. Mario la miró descubriéndola observándolos con los ojos llenos de tanta ternura y amor que lo emocionó- ven aquí mi gatita- expresó deleitado acercándola a ellos, al instante la pequeña pasó uno de sus brazos alrededor del cuello de Lara mientras con el otro seguía sujetando el cuello de su padre abrazándose así a ambos; ellos rieron enternecidos- te quiero- murmuró apasionado besándola dulcemente en los labios sin apartar en ningún momento los ojos de la carretera de vista; ella sonrió dichosa
 -Y yo a ti- expresó enamorada besándolo en la comisura de los labios, ahora fue él el que sonrió feliz -¡¡Y yo a los dos!!- resolvió la pequeña apretujando más sus bracitos alrededor de sus cuellos; Lara y Mario rompieron a reír felizmente divertidos; y así, abrazados y felices, continuaron un buen trecho de camino a casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario