jueves, 20 de agosto de 2015


   -Buenos días- la saludó alegre aquella mujer con una bella voz cantarina, Lara le sonrió amable
-Buenos días- respondió cordial sin poder apartar sus ojos de aquel rostro; lo conocía, estaba segura de haber visto antes a aquella mujer...
 -¿Vive usted aquí?- preguntó interesada señalando la casa de Mario con sus caras gafas de marca, Lara afirmó con la cabeza sin poder dejar de mirar fijamente a aquellos maravillosos ojos, ella esbozó otra hermosa sonrisa y Lara ya no tuvo dudas de que conocía a aquella mujer: aquella bonita sonrisa tan alegre, aquella forma de mirar inocente pero al tiempo tan pícara y vivaracha... estaba totalmente segura de que las había visto antes y no hace mucho... ¿pero dónde? ¿acaso era alguna clienta de la clínica?- Me encanta este barrio ¿sabe que yo viví aquí hace unos años? Fueron unos años verdaderamente maravillosos...- expresó llena de deleite y se calló; de pronto suspiró profundamente moviendo desenfadada sus hombros como si quisiera olvidar algo que no le gustaba recordar y volvió a mostrar aquella preciosa sonrisa- Esta casita parece desocupada ¿sabe si la venden?- preguntó de nuevo muy interesada señalando ahora la casa de Lara
-No, lo siento, ni se alquila ni se vende- le respondió amablemente; ese rostro, esa sonrisa, esa dulce pilleria en los ojos... ¡Dios, claro que conocía a esa mujer pero ¿de dónde Dios bendito?! No lograba recordarlo aunque se estaba esforzando al máximo!
-Lastima…- exclamó defraudada suspirando de nuevo profundamente haciendo un gesto infantil con la boca de decepción que a Lara aún le aseguró más que conocía a aquella mujer; pero al segundo siguiente le sonrió nuevamente alegre-¿Esa era su familia?- Lara no supo por qué ya que no hubo cambio en su voz ni en sus ojos, pero aquella pregunta la alarmó tremendamente
-Si ¿por qué?- le habló a la defensiva e instintivamente cubrió protectora su vientre con sus brazos -Oh, no se inquiete por favor; no quise molestarla- expuso dulcemente detectando su tensión y le mostró una sonrisa dulce y tranquilizadora; pero a Lara no le valió, seguía a la defensiva y no sabía por qué, al tiempo seguía intentando recordar dónde rayos había visto antes a esa mujer sin lograrlo- es que me llamó la atención lo mucho que su esposo parece amarla, realmente parece muy enamorado de usted... ¿llevan mucho tiempo juntos?- se interesó curiosa
-No creo que eso sea de su incumbencia- contestó secamente Lara aunque sin saber por qué, la mujer por un segundo se puso seria y sus ojos se endurecieron de manera tremenda asustando aún más a Lara; pero apenas fue un resquicio, al instante volvió a endulzarse su rostro y le sonrió amistosa de nuevo
-Tiene razón, discúlpeme, a veces me sobrepaso con mi curiosidad- se disculpó amable, Lara intentó serenarse; ciertamente no parecía mala mujer ¿a qué venía esa inquietud estúpida?- ¿De cuanto tiempo está? ¿Sabe ya lo que va a ser?- se interesó maternal
 -De casi veintiocho semanas y es un niño: Alejandro- respondió intentando ser cordial y el bebé se movió bajo sus manos como si supiera que hablaba de él; Lara lo acarició suavemente
-¡Oh, Ma...!- iba a exclamar pero se calló de pronto- ¡Su marido debe estar entusiasmado!- siguió hablando alegremente
-Sí lo está- respondió dichosa Lara acariciando nuevamente su vientre con ternura sin darle importancia a su breve parada al hablar- ¿Tiene usted hijos?- preguntó de pronto sorprendiéndose ella misma de haber realizado aquella pregunta, no sabía por qué la había hecho. La mujer le sonrió de nuevo pero esta vez Lara pudo apreciar algo extraño en aquella sonrisa; era como cinismo o repulsa... -Sí, tengo una hija- respondió desenfadada pero mirando muy fija e intensamente a los ojos de Lara haciéndola sentir aún más inquieta de lo que ya estaba- una hija preciosa... muy parecida a la suya por cierto- añadió sin apartar su mirada de Lara que tragó incómoda saliva, aunque lo intentara no podía: aquella mujer la inquietaba, tenía algo que no le daba confianza aunque no podría precisar que era; de pronto su rostro volvió a iluminarse con resolución y sonrió desenfadada- tengo que irme; muchas gracias por su ayuda, me encantó hablar con usted, seguro que pronto volveremos a vernos- resolvió dispuesta colocándose de nuevo las gafas de sol y cruzó altanera y decidida hacia su coche metiéndose dentro con una agilidad propia de un felino y se marchó de allí apresuradamente.
 Lara no pudo olvidar en todo el día a aquella despampanante mujer; sabía que la conocía, estaba segura, pero no podía acordarse de qué aunque se matara en recordar. Además la había puesto tan nerviosa sin hacer nada para ello... no podía comprender su extraña reacción ante aquella mujer. Preparó la cena mientras Mario se ocupaba de bañar y alistar a Luna como diariamente, aunque su cabeza seguía centrada en aquella insólita mujer. De vez en cuando, se asomaba a la sala a echar un vistazo a través del ventanal para comprobar si el coche había regresado, pero no volvió a aparecer. Durante la cena, Luna contaba entretenida sobre su día en la escuela; pero Lara seguía con la cabeza tan distraída que no prestaba ninguna atención, ni se enteró cuando Mario le hizo un par de preguntas sobre su día
 -Pero ¿me estás escuchando cielo?- expresó descolocado al ver que ella no le respondía a ninguna de sus preguntas
-Sí mi amor, claro… por supuesto- respondió presurosa mostrándole una dulce sonrisa, Mario cruzó desconcertado una mirada con su pequeña que también había estado observando muy curiosa el raro comportamiento de Lara aquella noche
-Bien ¿Y qué me respondes?- preguntó sagaz, ella parpadeó dudosa
-¿A qué?- expresó totalmente desubicada
-Por Dios Lara ¿Ves cómo no atendías? ¿Qué diablos te ocurre hoy cielo mío? Estás muy rara; ya esta mañana estabas extraña cielo mío ¿puede saberse qué te pasa?- le preguntó cariñoso aunque muy inquieto por sus prolongadas ausencias tomándole la mano oprimiéndosela suavemente
-Nada, mi vida; de verdad- expresó consoladora sonriéndole tiernamente- no me pasa nada te lo prometo; solo que llevo todo el día con la cabeza en otro parte, nada más
-¿En dónde? ¿Es qué te encuentras mal?- se inquietó aún más
-No Mario, de verdad que estoy bien; es una tontería simplemente- resolvió desenfadada pero él seguía mirándola intranquilo y ella suspiró rendida- es que esta mañana vino una mujer preguntando si la casa de a lado se alquilaba y me dejó todo el día pensando en ello; ya está, nada más ¿ves cómo es una tontería?- aclaró resuelta continuando con su cena
-¿Y por qué llevas todo el día pensando en eso? ¿Es qué acaso quieres alquilarla corazón?- preguntó ya más relajado también siguiendo con su cena
 -No, que va… no es eso...- murmuró apagadamente y volvió a quedarse ensimismada mordiéndose intrigada el labio inferior, Mario se quedó mirándola atónito y Luna rió divertida al ver que Lara se había quedado de nuevo en las nubes
 -Lara, por todos los demonios ¿realmente estás bien? Estás empezando a asustarme- insistió ya realmente atemorizado oprimiéndole amoroso la mano de nuevo; estaba empezando a preocuparse seriamente por aquellas repetitivas lagunas de Lara
 -Que sí, no te preocupes; estoy perfectamente, tranquilo- remarcó sincera y rotunda y lo besó dulcemente en los labios- ¿Has acabado ya mi ángel?- le preguntó dulcemente a la pequeña que asintió con la cabeza y se levantó de la mesa llevándose su plato más el de la pequeña al fregadero. Mario la imitó y tras ello se puso a recoger servicial los restos de cena de sobre la isla donde habían cenado; Luna se intentó escabullir silenciosamente hacia la sala
-¡Ey, quieta ahí señorita; estás no son horas de ver la tele sino de irse a la cama!- la detuvo raudo su padre descubriéndola ya casi cruzando la puerta de la cocina
 -Porfi papi, un poquito solo- suplicó zalamera Luna girándose hacia su padre y mirándolo melosa pero con una picardía traviesa en la mirada mientras sonreía alegremente embaucadora
-He dicho que no Lunna- remarcó rotundo pero suavemente y la pequeña hizo un gesto de decepción con la boca pero aceptando la decisión de su padre sin rechistar
-¡¡Por Dios bendito!!- gritó sobrecogida Lara al ver aquella mirada y aquel gesto de su pequeña y soltó impresionada el plato que sostenía en las manos rompiéndose estrepitosamente contra el suelo mientras clavaba sus ojos llenos de pasmo en Luna.
 -¡¡Por todos los demonios Lara ¿Qué te ocurrió mi vida?!! ¡¿te has hecho daño?!- clamó aterrado Mario acudiendo rápidamente a su lado examinando sus manos muy nervioso por si se hubiera lastimado; Lara lo miró despavorida inquietándolo aún más- ¿qué te pasa mi ángel? ¿Por qué me miras así mi vida?- expresó tremendamente asustado
-¡¡Era ella, Mario; ella estuvo aquí!!- gritó espeluznada y temblando como un junco de pronto -¿Quién mi ángel? ¿Quién estuvo aquí cielo mío?- preguntó totalmente desconcertado sin entender nada
 -¡¡Sol!!- nombró apenas sin voz mirándolo con pavor; Mario enmudeció e, incrédulo, se quedó mirándola fijamente los ojos pero el pánico que Lara irradiaba en la mirada no daba lugar a dudas -Luna, cielo, vete a ver la televisión- indicó muy pausadamente sin apartar sus ojos de los de Lara -Pero papi, no acabas de decir…- protestó descolocada la pequeña por aquella contradictoria orden -¡¡Por favor Luna, obedece de una puñetera vez sin protestar!!- elevó contundente la voz y la niña obedeció al instante sin atreverse a decir nada más; Mario sujetó suavemente por los antebrazos a Lara sin poder dejar de mirarla fijamente a los ojos- ¿Qué estás diciendo Lara? ¿Qué Sol estuvo aquí? ¿En nuestra casa? ¿Aquí?- insistió sin dar crédito a lo que había oído así se quedaron solos, Lara asintió con la cabeza- Pero ¡¿Estás segura que era ella?!- remarcó escéptico examinando receloso los ojos de Lara buscando con desesperación algún resquicio de duda
-Sí Mario, sí: era ella, estoy segurísima- aseguró rotunda, Mario movió la cabeza de izquierda a derecha sin poder creérselo mirándola con recelo- ¡¡Oh por Dios bendito Mario: créeme que era ella, estoy segura!!- recalcó tajante y muy fastidiada por sus dudas- al verla me pareció que ya la conocía y, aunque llevo intentando todo el día recordar de qué, no consigo hacerlo; pero ahora, al ver a nuestra pequeña, lo comprendí Mario... ¡¡Luna se parece tremendamente a ella!!- explicó segura y él la miró conforme: sí, su hija por mala suerte se parecía extremadamente a su madre y cada día más
 -Pero mi ángel… ¿A qué vino? ¿Qué quería? ¿qué rayos te dijo Lara?- preguntó extrañado sin aún poder asimilar del todo aquella noticia; de pronto abrió alarmado los ojos- ¡¿No intentaría hacerte daño, verdad?!- exclamó alterado cerrando nervioso sus dedos alrededor de los brazos de Lara mirándola aterrado
 -No, ni se me acercó siquiera; se quedó al otro lado de la verja- aclaró tranquilizadora y él resopló más tranquilo; el rostro de Lara se ensombreció de pronto mirándolo con gran pesar a los ojos- es realmente muy hermosa Mario... y tan elegante y esbelta...- murmuró con derrota en la voz; él la miró frunciendo el ceño muy confundido
-¿Y…?- expresó sin comprender a dónde quería llegar con aquel comentario, Lara bajó acobardada los ojos
-Nada- musitó apagadamente
-No lo entiendo, es que no logro entenderlo... ¿Sol aquí? ¿A qué coño vino?- empezó a decir completamente descolocado paseando inquieto de un lado a otro de la cocina al tiempo que hundía sus dedos en su pelo mesándoselo nervioso; Lara lo observaba sin saber tampoco qué responder. Mario se detuvo de nuevo ante ella mirándola ofuscado a los ojos- dime qué te dijo, de qué hablasteis... cuéntamelo todo- indicó rotundo intentando encontrar alguna explicación a todo aquello -Es que no hablamos de nada concreto... me preguntó muy interesada si sabía si se vendía la casa de a lado, y se quedó muy decepcionada cuando le dije que no; me contó que hace años ella vivió aquí y había sido muy feliz...
-¡¡Ja, muy feliz; será hipócrita!!- exclamó sarcástico haciendo un gesto asqueado con la boca -Después me preguntó si eráis mi familia, que os había visto salir y le llamara la atención lo cariñoso que eras y lo enamorado que parecías estar de mí...
 -¿Qué nos vio salir?- preguntó prevenido interrumpiéndola, Lara asintió con la cabeza- eso quiere decir que estuvo bastante rato vigilándonos... esperando a que quedaras sola...- murmuró desconfiado -Claro que llevaba tiempo observándonos, lo que no sé es cuánto, pero cuando abrí la ventana de nuestro cuarto su coche ya estaba ahí enfrente aparcado- aseveró contundentemente decidida, Mario la miró descolocado
-¿Cómo estás tan segura?- interrogó desconcertado
 -Porque me llamó mucho la atención aquel elegante Mercedes negro con lunas tintadas parado ahí delante, es un coche demasiado caro para un barrio como este Mario- explicó inteligentemente observadora
-¿Cómo has dicho cielo? ¿Qué coche es el que tiene?- inquirió Mario entrecerrando receloso los ojos -Un Mercedes negro estilo deportivo con lunas tintadas ¿por?- repitió muy segura de lo que decía, Mario abrió atónito los ojos recordando al instante aquel incidente que hubiera en el trabajo con el paranoico de Dani y del que todos se habían reído... ¡¡aquel también era un Mercedes estilo deportivo con lunas tintadas!! ¡¿Qué cojones estaba maquinando Sol para andar a espiarlos de esa manera?!- ¿qué pasa Mario? ¿En qué piensas?- indagó inquieta al verlo quedarse tan callado y con aquella cara de pasmo
-Nada mi ángel; sígueme contando qué más dijo Sol- resolvió despreocupado besándola amoroso en la frente sin querer contarle lo sucedido en el trabajo para no asustarla más
-No mucho más Mario, me preguntó desenfadada como sin darle importancia cuánto tiempo llevábamos tú y yo juntos, cuánto tiempo de embarazo tenía y ya sabíamos qué era... la verdad es que fue muy amistosa y amena conmigo; entonces se me ocurrió preguntarle si ella tenía hijos y... ¡¡Oh Dios mío, Mario!!- clamó aterrada de pronto asustándolo
-¡¿Qué mi ángel?!- exclamó sobrecogido mirándolo impaciente
-Me dijo que tenía una hija y puso una cara muy extraña al comentarme que... ¡¡se parecía mucho a la mía!!- expresó abriendo presa del pánico sus ojos- ¡¡Viene a por Luna Mario!! ¡¡Por eso esperó a que me quedara sola y fue tan amable y cordial conmigo: está intentando ganarse mi confianza para acercarse y llevarse a nuestra chiquitina Mario!!- clamó llena de espanto mirándolo con verdadero terror en la mirada; Mario se sobresaltó alertado y la abrazó rápidamente oprimiéndola fuertemente contra él
-No mi vida, cálmate, no pienses en eso; ella no sería capaz...- expresó tierno besándola tranquilizador en el pelo mientras la acunaba dulcemente entre sus brazos intentando disimular su pánico- No creo que sea capaz de eso amor mío…
-¿Estás seguro?- preguntó retórica mirándolo desconfiada a los ojos, él se pasó nervioso la lengua por los labios- yo no lo tendría tan claro: fue capaz de dejarla abandonada siendo un bebé de meses Mario ¡¡esa mujer no tiene conciencia ni escrúpulos; solo piensa en ella y en su conveniencia sin importarle nada más!!- aclaró inteligentemente, él se quedó mirándola a los ojos unos segundos sin decir nada sopesando su comentario
-No mi ángel, ella no lo hará- insistió rotundo al cabo de un rato besándola amoroso en la frente, Lara lo miró con desconfianza en la mirada- De verdad que no ¿No ves que si esa fuera su idea no se molestaría en ir a los juzgados cielo mío?- resolvió decidido besándola tranquilizador en la frente -¡¡Ingenuo!!- exclamó reprochadora y él la miró desconcertado- ¿Y quién te dice que no fue a los juzgados con la idea de quitarnos a nuestra pequeña por lo contencioso y al ver que no la daban la custodia completa cómo suponía, ahora pensó en ésto Mario?- aclaró muy inquieta pero muy segura de lo que decía, él la miró confundido: Lara tenía unas ideas tan claras y lógicas que lo estaba poniendo realmente nervioso; la oprimió más fuerte contra su cuerpo para evitar que ella mirara el miedo que se iba acumulando en sus ojos
-No mi ángel, ella no tiene agallas para hacerlo…- aclaró tajante en un intento de creérselo más él que convencer a Lara
-Mario, por Dios bendito… ¡¡tuvo agallas suficientes para abandonarla sin mirar atrás cuando apenas hacía unos meses que saliera de su vientre ¿cómo puedes pensar que no las tendrá ahora para llevársela?!!- clamó angustiada poniéndose cada vez más histérica. Mario la separó levemente de él para poder mirarla a los ojos
 -Mi vida, cálmate porque ella no va a hacer eso…- repuso rotundo
-¡¿Cómo lo sabes?! ¡¿Cómo puedes estar tan seguro?!- gritó ya presa del pánico de nuevo mirándolo con sus hermosos ojos negros cargados de gran angustia mirándolo aterrorizada
 -¡¡Lara!!- pronunció enérgicamente tajante para que reaccionara, ella abrió pasmada sus ojos mirándolo asombrada: nunca le levantara así la voz...- Sé que no lo va a hacer mi vida porque no la va a encontrar… nos la llevamos al rancho ahora mismo- resolvió completamente decidido y Lara sonrió feliz soltando un profundo suspiro de alivio
-¡¡Sí, Mario; muy buena idea amor mío!!- exclamó complacida abrazándose entusiasmada a su cuello, Mario la besó amorosamente compasivo en la sien mientras la oprimía de nuevo con fuerza contra su cuerpo- allí no podrá llegar hasta ella con papá, Leo y Pedro cuidándola- expresó satisfecha y tan serena de repente que asombró a Mario; lo miró con pasión a los ojos y sonrió alegre- Voy a vestirla y nos la llevamos ahora mismo ¿vale mi amor?- aclaró resuelta y él accedió al instante asintiendo con la cabeza, lo que fuera por verla tranquila... ella sonrió dichosa y, besándolo dulcemente en los labios, se fue de la cocina a paso apresurado- ¡¡vamos a vestirnos mi niña que nos regresamos al rancho!!- anunció alegre al entrar en la sala
-¡¡Bien!!- clamó la pequeña entusiasmada sin molestarse ni a preguntar por qué y las oyó subir al piso de arriba eufóricas de contento. Mario se apoyó abatido con ambas manos en el mármol oscuro de la isla y bajó derrotado la cabeza, había conseguido mantener la calma ante Lara pero estaba realmente angustiado y extremadamente nervioso y preocupado: Sol no intentaba llevarse a Luna, si fuera eso ya lo hubiera hecho, había tenido cientos de oportunidades y más fáciles que acercarse a la casa arriesgándose a que él la descubriera; no, no era eso... se quedó pensativo ¿Qué rayos buscaba Sol? ¿Por qué acercarse a la casa? ¿Por qué acercarse precisamente a Lara? ¿Por qué vigilarla hasta quedar segura de que estaba sola? ¿Por qué esa estúpida tertulia sin sentido con ella? ¿Por qué con Lara? ¿Por qué? ¿Por qué?... De pronto levantó la cabeza abriendo impresionadamente aterrado sus ojos: ¡¡Claro ¿sería imbécil?!! ¡¡Su objetivo no era hacerle daño a Luna ni a él, su objetivo era…!! -¡¡Lara!!- gritó espeluznado saliendo presuroso de la cocina y subió las escaleras de tres en tres- ¡¡Lara amor mío!!- la volvió a llamar a gritos así alcanzó el pasillo de arriba
 -¡¿Qué ocurre mi amor?!- preguntó pasmada por aquellos espeluznantes gritos apareciendo en la puerta del dormitorio de Luna
-Yo me encargo de Luna: tú prepara una bolsa con tu ropa que también te quedas en el rancho- aclaró con una rotundidad aplastante, ella lo miró descolocada
-¿Yo? ¿Por qué?- indagó extrañada, él la miró temeroso los ojos: no podía decirle lo que sospechaba o podría ponerse histérica de nuevo y ya llevaba días alterada y con demasiados sobresaltos
-¡Porque sí, porque así lo prefiero!- respondió tajante
-Eso no me vale de respuesta Mario, dame una explicación a esta decisión tan intempestiva tuya- exigió rotunda
-Pues a mí sí me vale y ya está: te quedas en el rancho con Luna y no hay más que hablar- resolvió terco sin dar más explicaciones
-Pues no me da la gana- contestó resuelta cruzando decidida sus brazos sobre su pecho
-¡¡Por Dios bendito Lara, no me lleves la contraria y obedece!!- bramó impaciente pero ella lo miró desafiante sin moverse ni un ápice exasperándolo aún más- ¡¡Está bien terca testaruda, lo haré yo; pero tú y Luna os quedaréis en casa de tu padre hasta que esto todo se resuelva y no pienso cambiar de opinión!!- aclaró enérgico entrando en el dormitorio principal y, abriendo el armario, sacó la bolsa de viaje que empezó a llenar con la ropa de Lara. Ella y Luna lo miraban totalmente pasmadas desde el pasillo sin atravesar la puerta, Lara se aproximó a él
-Solo dime un por qué valido y te obedezco- insistió terca aunque hablándole muy serena
-Por favor mi ángel: por mí, por mi tranquilidad ¿no comprendes que ya no puedo estar tranquilo sabiéndote sola en casa y esa rondando por aquí?- expresó angustiado, Lara entrecerró desconfiada los ojos
-¿Por qué Mario? ¿Qué temes?- expuso precavida mirándolo suspicaz, él tragó incómodo saliva -Nada... y todo mi ángel ¿acaso no has pensado en que puede intentar hacerle daño al bebé si no la encuentra? ¿solo por venganza?- aclaró inquieto moviendo ligeramente la cabeza hacia Luna que seguía observándolos desde el pasillo mientras posaba dulcemente su mano en la mejilla de Lara, ella se mordió sobrecogida el labio inferior al tiempo que rodeaba protectora con sus brazos su abultado vientre ¡¡Dios santo, no, no se le había pasado ni siquiera por la cabeza!!- ya quitando mi preocupación o al bebé mi ángel; solo piensa en quién tú ya sabes...- expuso moviendo de nuevo la cabeza ligeramente hacía el pasillo- piensa en lo que sufriría si algo te ocurriera a ti, te adora vida mía... ¿te son suficientes motivos ahora para que me hagas caso?- suplicó angustiado acariciando tierno con sus dedos índices las dulces mejillas de Lara mientras seguía sujetando aquel precioso rostro que lo tenía completamente enamorado entre sus manos, ella respiró profundamente
 -Mi amor...- habló melosa posando tiernamente sus manos sobre las de Mario; él la miró prevenido, aquel tono era un gesto claro de que aquella tozuda iba a refutar lo que él había dicho- sí te entiendo pero... ¿y mi tranquilidad cielo mío? Sabes bien que debo estar tranquila por esa arritmia que me apareció en el corazón, lo dijo el doctor...- le recordó pícara y él movió derrotado la cabeza sin poder evitar sonreír deleitado: la muy puñetera solo se acordaba de lo que el médico le había recomendado cuando a ella le interesaba...- Sabes que yo jamás podría estar tranquila sin ti cerca y mucho menos sabiéndote aquí solo vida mía- resolvió audaz bajando sus manos muy lentamente por sus brazos en una tierna caricia- ¿Y las noches Mario? ¿crees que podría dormir sin ti a mi lado amor?- murmuró mimosa y empezó a pasarle suavemente la mano por encima la camiseta azul claro que Mario llevaba puesta acariciando excitante su pecho, él no contestó, solo se quedó mirándola fijamente a los ojos- ¿Y tú mi bien? ¿Podrás dormir sin mí a tu lado?- murmuró melosa acercando su boca a la de Mario pero sin apenas rozarla provocando a Mario tremendamente, su boca ya ardía en deseos de atrapar aquellos deliciosos labios que jugaban excitantes con los suyos- dímelo mi amor ¿podrás?- expresó pícara acariciándole levemente con la punta de su húmeda lengua los labios y Mario ya no se pudo resistir, la rodeó presuroso con sus brazos aprisionándola contra su cuerpo e intento atrapar aquella boca que lo enloquecía, pero ella se retiró rauda hacia atrás evitándolo- contéstame- replicó mirándolo sagaz a los ojos, él resopló vencido
-Está bien, buscaremos alguna solución de camino al rancho- resolvió derrotado y ella, sonriendo victoriosa, le entregó lo que él tanto ansiaba: saborear su boca, y se fundieron en un ardiente beso lleno de pasión y sobre todo amor incondicional y sincero.

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