viernes, 28 de agosto de 2015


    -¡¡Orden!! ¡¡Orden en la sala!!- gritó enérgico el juez golpeando su mazo contra el taco que había sobre su mesa, pero el murmullo molesto de todos los presentes en la sala cuchicheando cada vez iba más en aumento- ¡¡Orden!! ¡¡Orden en la sala o mandaré que sea despejada de inmediato!!- clamó elevando aún más la voz y golpeando repetidamente en su mesa con el mazo; el murmullo se fue apagando y el juez miró extrañado a Alberto- colegiado Martín ¿Quiere hacer el favor de explicarse de una vez a qué se refiere?- interrogó intrigado observándolo intensamente interesado en su respuesta
-Por supuesto su señoría- repuso dispuesto y se giró levemente para mirar de frente y a los ojos a Sol- señorita Costas... ¿no es cierto que usted era la pareja sentimental desde hace aproximadamente unos cuatro años del señor Jorge Valderríos, recientemente fallecido?- le preguntó directo sin apartar sus ojos de los de ella
-Sí, es cierto- respondió sincera Sol aunque con una expresión en su rostro que indicaba que no entendía nada, como todo el resto de presentes
 -¿Y no es cierto también que usted, señorita Costas... está“disfrutando”, aunque más correcto sería decir“lapidando”, el dinero que él dejó?- volvió a inquirir Alberto con un leve tono de sorna mirándola inquisitivo
-¡¡Usted es un rematado estúpido que no se entera de nada y no sé a qué viene todo esto!! ¡¡Entérese bien antes de hablar imbécil porque ese dinero es mío, Jorge así lo dejó escrito en su testamento, gilipollas!!- clamó irritada mirándolo con altivo desdén
-¡¡Señorita Costas, modere su lenguaje o me veré obligado a echarla de mi sala!!- recriminó duramente el juez mirándola reprobador
-¡Su señoría, quiero que conste en acta que quién va a poner una denuncia por injurias así salgamos de aquí, será mi cliente contra el colegiado Martín! ¡Esto es un atropello, señoría; y no sé qué relación ni interés puede tener la vida sentimental ni de dónde proviene el dinero de mi cliente con el caso que nos trajo aquí!- interrumpió el abogado de Sol poniéndose rápidamente en pie y mirando fijamente al juez
-Para su información colegiado Estévez, y si me deja acabar de hablar, podrá comprobar que tiene mucha relación... muchísima- expresó rotundo Alberto, todos volvieron a mirarle sin comprender absolutamente nada; él abrió su maletín sacando de él una carpeta amarilla que mantuvo en alto y miró retóricamente desafiante a Sol- su cliente, la señorita Costas, ha abierto ella solita el cajón de mierda y... ¡¡la ha salpicado de pleno!!- concluyó con satisfacción mirando burlón a Sol al tiempo que dejaba caer sonoramente aquel expediente de su mano sobre la mesa
-Señor colegiado: no permito esas groseras expresiones en mi sala, intente contenerse o lo acusaré de desacato; y haga el favor de ir al grano de una vez, estoy empezando a pensar que me está haciendo perder el tiempo- le recriminó el juez con impaciencia a Alberto mirándolo con gran interés
-Por supuesto señoría, lo siento mucho y por favor discúlpeme...- se excusó educado y abrió la carpeta que antes dejara caer delante de él recogiendo las primeras páginas- su señoría, si me permite, quisiera entregarle este documento antes de proseguir con mi alegato...- indicó mostrando los papeles que había retirado de la carpeta, el juez asintió con la cabeza y Alberto le entregó uno de ellos al orondo alguacil que se lo pasó directamente al juez quien se puso a leerlo con gran curiosidad- señoría, cómo bien puede ver, lo que acabo de entregarle es una copia de la última voluntad del señor Valderríos...- siguió hablando entregándole otra hoja al abogado de Sol que ambos revisaron impacientes y puso una tercera delante de Mario que también la curioseó intrigado- en ella su señoría puede comprobar que es cierto que el señor Valderríos, como muy bien ha expuesto hace un segundo la señorita Costas, deja escrito que ella es la usufructuaria de sus bienes materiales y económicos...- continuó exponiendo muy tranquilo
-Sigo sin entender a dónde quiere llegar mi colega con todo esto su señoría- protestó confundido el abogado de Sol
-Un momento señor colegiado, deme un momento y lo comprenderá todo- lo calló sin alterarse ni un ápice Alberto- señorita Costas... ¿nos podría hacer el favor de leer lo que está subrayado?- le indicó con amabilidad a Sol que lo miró desconcertada pero obedeció
-”Yo, Jorge Valderríos Vázquez y en plena capacidad de mis facultades físicas y mentales, hago saber ante el notario Martínez Casas aquí presente que en caso de mi fallecimiento, dejo a: Sol Costas Lambrea de usufructuaria de todos mis bienes económicos y materiales”- Sol paró de leer y miró con orgullosa satisfacción a Alberto
-Muy bien leído señorita Costas, muchas gracias... llegados a este punto ¿tiene usted muy claro la diferencia que hay entre ser “usufructuaria” como ahí bien pone y ser “heredera” verdad?- expresó con sorna
-Sí, lo sé, no soy idiota- expresó con despecho Sol
-Perfecto... ahora ¿podría seguir leyendo por favor?- la invitó con amabilidad, Sol tomó aire profundamente y continuó leyendo
-”En caso de por fin aparecer mi hijo o hija, el cual sé a ciencia cierta que existe y al que hace tiempo llevo buscando sin lograr ningún éxito, entonces él será el único heredero de todos mis bienes materiales y económicos excepto la casa de recreo en la playa que se la dejo a mi compañera: Sol Casas Lambrea junto a una compensación económica de 3 millones”- Sol volvió a callarse
-Esa es su herencia realmente, señorita Casas: una casita en la playa y tres millones; nada más ¿También lo tiene claro, verdad?- remarcó Alberto mirando desafiante a los ojos de Sol que se quedó callada sin replicar nada- parece que sí, que lo tiene claro- expuso con recochineo provocando las risas burlonas de todos los que asistían al juicio- tan claro tiene este punto la señorita Casas, su señoría, que así el señor Valderríos murió lo primero que hizo la señorita aquí presente fue despedir al investigador privado que el señor Valderríos tenía contratado... ¡No fuera a ser que encontrara a ese supuesto hijo o hija que el señor Valderríos estaba seguro que tenía y se le acabara a usted la buena vida ¿verdad señorita Casas?!- expresó mordaz volviendo a mirar a Sol con cinismo
-¡No señor, eso no fue así para nada!- se defendió rápidamente mirando rabiosa a Alberto
 -¿Ah no? ¿Y cómo fue entonces señorita Casas? ¡Aclárenoslo por favor, no quiero que aquí los presentes piensen de usted lo que no es; por Dios bendito, faltaría más!- volvió a hablar con burla y las risitas cínicas volvieron a sonar en la sala
-Jorge nunca me quiso hacer caso de que ese Gutiérrez es un bueno para nada, llevaba tiempo buscando sin ningún resultado pero el goteo de dinero era constante y cada vez pedía más; así que, tras la muerte de Jorge, decidí despedirlo y contratar a otro investigador mas competente- explicó orgullosa levantando vanidosa la cabeza
-¡Oh, perfecto; una idea magnífica! y díganos señorita Casas... ¿a quién contrató entonces si podemos saber?- inquirió retórico Alberto, Sol quedó callada sin atreverse a responder dando a entender que no fuera a nadie
-¡¡Creo ya está bien, su señoría!! ¡¡Esto no nos está llevando a ninguna parte, el colegiado Martín solo está intentando alargar el proceso y abochornar a mi cliente y no lo voy a permitir!!- clamó muy irritado el abogado de Sol
-Su señoría, esto todo nos está llevando justamente al punto que quería llegar: el señor Gutiérrez, además de ser un muy buen investigador privado a pesar de lo que aquí la señorita Casas quiso dar a entender, era también muy buen amigo del difunto señor Valderríos y lo apreciaba enormemente debido a unos favores importante que el difunto le hizo... por eso, a pesar de haber sido despedido por la señorita Casas, el señor Gutiérrez siguió investigando por su cuenta dando al fin con el heredero del señor Valderríos- aclaró contundente Alberto provocando un gemido de sorpresa de todos los que estaban en la sala, Sol abrió atrapada los ojos y miró sobrecogida a Alberto que sonrió vencedor- si su señoría me lo permite, tengo el gusto y el placer de presentarle al máximo heredero del señor Valderríos: Mario Cabrera Iglesias- resolvió señalando a Mario que abrió atónito los ojos mientras toda la sala quedó en absoluto silencio, sobre todo Sol que no podía ni parpadear de la impresión; Mario miró incrédulo a su madre que sonrió dulcemente complacida
 -¿Mamá... tú sabías algo de todo esto?- susurró sin poder creérselo y Lucía movió desentendida los hombros sin poder dejar de sonreír satisfecha
-Si su señoría me permite...- siguió hablando Alberto sacando más papeles de la carpeta amarilla- déjeme entregarle los documentos que demuestran que todo lo que estoy diciendo es cierto y que por lo tanto acreditan que mi cliente es el heredero del señor Valderríos y por consiguiente el absoluto dueño de los bienes que esta señorita está “disfrutando” tan alegremente- expresó mordaz entregándole más documentos al alguacil que se los pasó al juez mientras él repartía una copia al abogado de Sol y le ponía otra delante a Mario; todos se pusieron a repasar presurosos aquellos papeles- como puede ver su señoría en la documentación que acabo de entregarle, fue el señor Gutiérrez el que se puso en contacto conmigo apenas hace dos días llevándome yo también una gran sorpresa al enterarme de todo esto y, tras hablar largo y tendido con el señor Gutiérrez, ambos acordamos encontrarnos de inmediato con la otra parte implicada o sea: con la señora Cabrera Iglesias aquí presente que confirmó la historia que el señor Valderríos le había contado al señor Gutiérrez...- siguió hablando señalando a Lucía, el juez la miró a los ojos pero sin ninguna muestra de nada en el rostro: serio e impasible como casi siempre
 -Y con todo esto, señor magistrado... ¿qué quiere que yo haga?- preguntó el juez sacudiendo levemente aquellos folios ante él
 -Que tenga en cuenta su señoría a la hora de decidir sobre la custodia de la pequeña Luna de que, esta mujer: Sol Casas Lambrea, nos ha mentido; no tiene en absoluto la posición que nos quiso dar a entender en esta sala y que mi cliente quiere que de inmediato abandone la casa en la que reside con todas sus comodidades y que deje de gastar tan “espléndidamente” el dinero que no le pertenece- respondió con una rotundidad tajante
 -¡¡No!! ¡¡Dime que eso no puede hacerse Gabriel, no pueden quitármelo todo así de repente ¿verdad?!!- gritó terriblemente sobrecogida Sol al verse despojada de todos aquellos lujos que ella tanto adoraba sujetando aterrada el brazo de su abogado, Mario la miró con una satisfacción impresionante en los ojos y se echó a reír con una complacencia inmensa al oírla clamar tan angustiada; al fin ella sufría un poco de aquel dolor que a él le había hecho padecer aunque por supuesto, los motivos eran bien distintos
-Bien, tras este... ¡Dios santo, iba a decir "pequeño inciso" pero realmente el colegiado Martín se extendió bien a gusto caray!- bromeó por primera vez el juez provocando las risas de todos los presentes; pero de inmediato el juez volvió a ponerse muy serio e impasible- he de informarles a lo señores colegiados que todo esto expuesto aquí ahora, no influenciará para nada en mi decisión tomada ya; esto ya lo solucionaran en otro juicio y otra sala- declaró contundente sin dar muestras nuevamente de ningún sentimiento en su rostro- por lo tanto, y retomando la lectura donde la había dejado anteriormente sobre la custodia de esa niña, resuelvo que....- el juez calló unos segundos y la sala quedó en absoluto silencio expectantes de la resolución del juez haciendo aquel momento aún más insoportablemente angustioso para Mario; Lucía volvió a tomar muy nerviosa las manos de Lara entre las suyas-... que la patria potestad de la niña: Luna Cabrera Costas sea concedida a su padre Mario Cabrera Iglesias y que él tendrá la total y exclusiva guardia y custodia de la pequeña quedando totalmente a voluntad de él si permite o no que la pequeña mantenga algún contacto con su madre: Sol Costas Lambrea, a la cual le queda terminantemente prohibido a partir de este preciso momento que intente hacer cualquier otra reclamación sobre la niña; he dicho- anunció rotundo golpeando fuertemente su mazo contra el taco de la mesa. Lara y Lucía no pudieron evitar gritar plenas de dicha fundiéndose en un fuerte abrazo al tiempo que Ricardo, también feliz por aquella maravillosa noticia, le palmeaba animado la espalda a Alberto y Mario felicitándoles dichoso; pero Mario parecía no reaccionar, miraba aturdido al juez sin poder asimilar lo que había dicho mientras él recogía toda aquella documentación sobre su mesa y se levantaba para irse.
 -Mario mi amor... ¿lo has oído cielo mío? ¡Luna es nuestra, nuestra para siempre y Sol ya nunca podrá quitárnosla!- exclamó llorando plena de felicidad Lara apretándole suavemente el ante brazo para que reaccionara y lo consiguió, la miró anonadado y luego miró incrédulo a Alberto
-¡Dios santo Alberto ¿Es cierto lo que Lara dice?! ¡¿El juez ha dicho lo que creo que ha dicho?!- preguntó inquieto sin querer hacerse falsas esperanzas, Alberto sonrió victorioso posando su mano en el hombro de Mario
-Sí muchacho, sí: Luna está bajo tu total custodia, es tuya totalmente y además el juez acaba de prohibirle a esa mujer hacer alguna otra reclamación al respecto- le aclaró satisfecho, Mario empezó a esbozar lentamente una sonrisa llena de alegría al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas emocionadas; miró a Lara que también lloraba de felicidad
 -Mi amor, Luna no se irá nunca más de nuestro lado- expresó entre lágrimas
-No mi vida, nunca más- remarcó satisfecha y ambos, rompiendo a reír pletóricos de dicha, se fundieron en un apasionado abrazo
-¡¡Haz algo imbécil!! ¡¡Esto no puede quedarse así!! ¡¡No te quedes callado imbécil!!- le increpaba Sol llena de rabia a su abogado, Mario la miró sin dejar de abrazar amoroso a Lara contra su cuerpo -¡¡No puedo hacer nada Sol, tú lo has estropeado todo con tu forma alocada de actuar!! ¡¡Te dije que te comportaras, te avisé que fueras comedida en tus salidas y fiestas al menos mientras la niña estuviera contigo... pero no me hiciste ni puñetero caso y ahora pagas las consecuencias!!- le contestó duramente y muy enojado su abogado cerrando contundentemente su maletín
-¡¡Qué me importa a mí esa estúpida niña insoportable y llorona; quiero que hagas algo con la herencia, Gabriel!! ¡¡No aguanté a ese viejo insoportable durante cuatro largos años para quedar ahora en la calle!!- exclamó atormentada y llena de resentimiento sujetando angustiada el brazo de su abogado que la miró asqueado
-¡¡Arréglatelas como puedas, Sol; pero conmigo no cuentes para nada más, estoy más que harto de tus estupideces, búscate otro bufete de abogados que te saquen de los descalabrados y absurdos líos en los que temes siempre!!- contestó su abogado con duro desdén y, haciendo un brusco movimiento con el que se soltó de su brazo, recogió su maletín y se fue de allí a paso apurado siendo seguido por el otro abogado que no había dicho absolutamente nada dejándola sola
-Sol...- la llamó suavemente Mario sin asombrosamente ningún tipo de resentimiento en la voz, ella lo miró desafiante y altanera
-¿Qué demonios quieres? No te preocupes que ya te dejo “tu casa” libre así llegue, ni te creas que voy a esperar a darte el gusto de echarme estúpido- contestó asqueadamente sarcástica aunque se percibía su tremendo dolor por perder aquel status social al que ella tanto había aspirado y al fin conseguido -Te propongo un trato...- expresó siguiendo con aquella serenidad pasmosa que tenía al resto totalmente desconcertado, Sol entrecerró desconfiada sus ojos mirándolo recelosa- yo no necesito para nada esa herencia ya que tengo dos grandes riquezas a mi lado y pronto serán tres- añadió besando con pasión la frente de Lara al tiempo que la oprimía un poco más contra su cuerpo, Lara lo miró totalmente enamorada sonriendo plenamente dichosa y se abrazó al cuerpo de Mario llena de complacencia- y mucho menos voy a aceptarla viniendo de quien vienen; yo del hombre que abandonó y despreció a mi madre cuando apenas era una cría sin importarle ni un poco lo que pudo ser de ella, no quiero recibir ni el valor de un céntimo- añadió con total desprecio hacia aquel hombre, Sol ya lo miraba con un brillo codicioso en la mirada
-¿Qué propones?- indagó extremadamente interesada
-Quédate con todo, no quiero absolutamente nada...
-¡Pero Mario ¿te has vuelto loco?!- exclamó atónito Alberto mirándolo como si realmente creyera que se había trastornado; Mario levantó su mano como él había hecho anteriormente pidiéndole que lo dejara continuar hablando
-Pero a cambio firmarás los papeles donde renuncias completamente como madre de Luna y le otorgarás el derecho a Lara de ponerle sus apellidos y desaparecerás para siempre de nuestras vidas; no quiero ni cruzarme contigo por casualidad en la calle- expuso contundente, todos lo miraron asombrados
-¡Hecho, que tu abogado prepare los papeles que yo firmaré lo que haga falta!- resolvió tan presurosamente Sol que hasta descolocó a Mario
-Eres una basura Sol... un bicho sin entrañas; espero que Dios algún día te haga pagar todo el mal que haces- exclamó Lucía masticando asqueada las palabras. Ella sonrió vanidosa
-Sí, sí, sí, lo que tú digas... pero hasta que llegue ese momento, yo disfrutaré lujosamente sin problemas- respondió desenfadada levantando altanera la cabeza y salió de la sala con su paso felino y presumido mientras ellos cinco la observaban marcharse.
 -No sé si pensar que tienes un corazón de oro o eres tonto hijo- expresó confuso Ricardo, Mario frunció el ceño descolocado mirándolo intrigado- dejarla irse de rositas y con esa cantidad de dinero después de todo lo que hizo... no sé yo si sería capaz de hacerlo- expresó insatisfecho por no poder vengarse, Mario sonrió despreocupado
-Porque no la conoce suegro y yo sí, es una atolondrada sin sentido ninguno y le apuesto lo que quiera que a esa el dinero le va a durar menos que a un niño un caramelo en la mano- aclaró completamente convencido, Ricardo movió levemente la cabeza indicando que no le creía mucho- además suegrito, ese dinero es poco precio si con ello puede Lara ponerle los apellidos a nuestra hija y sobre todo perder de vista ese mal bicho para siempre- resolvió complacido y todos le sonrieron conformes con aquella idea
Pasaban cinco días de la fecha prevista para el parto pero el pequeño Alejandro no daba muestras de querer nacer. Lara daba vueltas incómoda en la cama intentando buscar una buena postura pero no lo conseguía
-¿Qué tienes mi ángel? Parece que tengas chinches en la cama- bromeó tierno Mario rodeándola con sus brazos atrapándola contra su cuerpo al tiempo que la besaba amoroso en la sien
-Estoy incómoda y no hay manera de que encuentre una postura que me permita dormir ¡¡ya podía nacer de una vez!! ¡¿A qué espera?!- protestó molesta
-Se encuentra cómodo dentro de su preciosa mamá y no tiene prisa, mi amor- habló tierno besándola de nuevo en la sien- anda ten un poquito más de paciencia que ya has oído a la doctora: dos días más o te provocarán el parto- repuso amoroso acariciándole cariñoso el abultado vientre
-¡Pero se me está acabando y más cuando llega la noche!!- aclaró fastidiada removiéndose de nuevo inquieta- ¡¡Mario: entra ahí y métele respeto a este descarado que se nos está subiendo a las barbas ya antes de nacer!!- indicó chistosa y él rió divertido aunque la miró con picardía a los ojos
 -¿De verdad quieres qué entre mi amor? Sabes que yo siempre estoy dispuesto a ello- murmuró ardiente mientras ya la besaba provocador en el cuello, ella gimió complacida y ya excitada
-¡¡Mami!! ¡¡Mami ¿dónde estás?!!- los interrumpió los gritos afligidos de Luna desde su cuarto
-¡Dios, otra pesadilla! ¡Desde aquel maldito día que Sol se la llevó casi a la fuerza, nuestra pequeña no hay semana que no sufra de una pesadilla horrible ¿es que no se va a acabar nunca este tormento para mi chiquita?!- expuso atormentado Mario levantándose para ir a su auxilio
 -Deja que vaya yo Mario, sabes que quiere verme a mí- repuso Lara intentando levantarse de la cama aunque cada día se le hacía más complicado, él se acercó y la ayudó con ternura
-Iré a su lado mientras no llegas, porque cada día tardas más mi ángel, cada vez estás más torpe y lenta cielito- se burló guasón besándola amoroso en los labios
 -¡¡Ja, ja, qué gracioso!!- repuso fastidiada haciendo una mueca molesta con la boca y él salió del cuarto riéndose alegremente divertido
-¡¿Y mami?! ¡¡Quiero que venga mami!!- le instó nerviosa la pequeña así vio llegar a Mario a su cuarto, él se aproximó a ella recogiéndola con gran ternura entre sus brazos
-Viene ahora vida mía, ya sabes lo que le cuesta moverse últimamente con Alejandro ya tan grandote dentro- le habló cariñoso acunándola dulcemente entre sus brazos- oye ardillita ¿mami ahora no te recuerda a Claudio cuando lo ponemos sobre su caparazón y patea y patea pero no se mueve del sitio?- expuso chistoso y ambos rompieron a reír jocosamente divertidos
-¡¿Seguimos graciosillos verdad?!- protestó Lara apareciendo en el dormitorio, padre e hija la observaron con aquel camisón blanco de seda y su enorme barriguita y no pudieron evitar volver a reírse amenos- ¡¡Oh no, Mario!!- gritó de pronto Lara abriendo sus ojos muy asustada y posando sus manos sobre su vientre, Mario la miró sobrecogido por aquel inesperado grito- ¡Mario, por Dios bendito: he roto aguas!!- exclamó llena de pánico, Mario dejó a Luna sobre la cama y acudió a su lado
-Tranquila mi ángel, cálmate...- la abrazó dulcemente entre sus brazos besándola tranquilizador en la frente- ¿Sientes algo mi cielo? ¿Algún dolor o incomodidad?- indagó mirándola nervioso a los ojos -No, no noto nada- aclaró algo más calmada y él la besó de nuevo tranquilizador en la sien
 -Pues tranquila que entonces tenemos tiempo de sobra, voy a llamar a casa de mi madre para que esos dos tortolitos vengan a quedarse con Luna; tú espera aquí- resolvió tierno volviéndola a besar en la sien e hizo amago de irse del cuarto
-¡¡Mario!!- exclamó sujetándole fuertemente el brazo deteniéndolo, él la miró a los ojos encontrando verdadero terror en los de Lara- Tengo mucho miedo Mario, no tardes por favor, no quiero quedarme sola- imploró llorosa, él sonrió conmovidamente tierno y la abrazó con ternura contra su pecho besándola con gran pasión en el pelo
-Tranquila mi ángel que ya regreso en un instante; y cálmate ¿vale? no va a pasa nada mi vida, todo irá bien y yo no te dejaré sola ni un minuto, tranquilízate…- expresó con gran amor acunándola suavemente entre sus brazos, ella suspiró algo más relajada- además mi bien ¿de qué protestas ahora? ¿no te quejabas hace un momento de que no daba llegado? Pues él te ha obedecido y ahí lo viene- bromeó chistoso mirándola guasón a los ojos
-¡Muy gracioso, pero que muy gracioso estás tú esta noche caramba!- expresó fastidiada y él rió divertido marchándose a llamar por teléfono
-¡¡Oh santo Dios; esto es una tortura!!- bramó irritada mirando a Mario sentado tranquilamente a su lado junto a ella ya acostada sobre la cama de la habitación del hospital- ¿Pero cuánto llevamos ya así por Dios bendito?- expresó desesperada, él examinó su reloj
-Cinco horas mi amor- respondió pausadamente
 -¡¡Por todos los demonios ¿es que no piensa salir nunca o qué?!!- protestó fastidiada y él sonrió cariñoso tomándole la mano y se la besó amoroso
-Anda cálmate, irritándote no vas a arreglar nada ¿quieres que te traiga algo?- se ofreció cariñoso
-Sí, una cuerda: atáselas a las piernas y quítalo de ahí dentro de una vez- expresó rotundamente decidida y Mario soltó una sonora carcajada
-No es uno de tus potrillos del rancho vida mía, tienes que aguantarte y esperar a que Alejandro decida empezar a empujar
-Pero es que no pasa nada Mario, esto es desesperante…- protestó mimosa y Mario la besó dulcemente en los labios
-Ya pasará ya, y después protestarás porque no da parado el dolor- bromeó burlón tirándole suavemente de su respingada nariz, ella le sacó fastidiada la lengua y él rió explayado
Ya caía la noche cuando por fin Alejandro vino al mundo: era un niño hermoso, rollizo y sonrosado que emocionó a sus padres al ver al fin su linda carita provocándoles sus lágrimas repletas de dicha mientras se besaban plenamente enamorados. Ricardo y Lucía los esperaban en la habitación impacientes y muy nerviosos; así llegaron de regreso con Alejandro entre los brazos de su mamá, Ricardo tomó a su nieto entre sus grandes manos y no pudo reprimir las lágrimas de emoción al ver aquel precioso rostro
-¡Dios santo, si es igualito a ti cuando naciste mi princesita!- exclamó pletórico de felicidad sin poder apartar sus ojos de aquella hermosa carita
-¡¿Pero qué dices?! ¡¡Ya chocheas Ricardo Méndez!! ¡¡Es igualito a Mario, por Dios santo!! ¡¡Mira su pelito rubio y sus mofletitos... igualito a su padre!!- remarcó llena de gusto y satisfacción Lucía, Ricardo la miró sorprendido
 -Pero ¡Bueno! ¡¿Cómo que ya chocheo?!- replicó fastidiado mirándola ofendido, ella sonrió pícara- ¡¡No dices así precisamente por las noches, señorita incansable e insatisfecha que nunca tiene suficiente!!- expresó malicioso y ella abrió pasmada los ojos
 -¡¡Ricardo, por todos los demonios ¿quieres callarte?!! ¡¡Los niños!!- exclamó sofocada sonrojándose tremendamente y todos rompieron a reír divertidos y sobre todo repletos de dicha, tanta felicidad era algo impagable.
Apenas a los seis meses de nacer Alejandro, Mario y Lara, rodeados del cariño de casi todo el pueblo, se casaron en la hermosa ermita recién restaurada de Santa Bárbara donde se habían casado Ricardo y Susana a escondidas hacía algunos años y tres años después, la pequeña Luna Cabrera Méndez, ya hecha toda una preciosa muchachita de diez años y una excelente amazona, debutaba en el campeonato regional de saltos hípicos bajo los gritos eufóricos de su hermano Alex que no dejaba de aplaudir a cada salto perfecto que su querida hermanita realizaba y ante la mirada emocionada pero también nerviosa de sus padres, abuelos y por supuesto nana, Pedro junto a su adorado Leo que no se separaba de ella como entrenador.
 -Hijo... ¿no te interesará por un casual una casa preciosa en la urbanización Valleverde, verdad?- expuso Ricardo pero sin apartar la vista de su adorada nieta que estaba realizando un trabajo impecable sobre aquel precioso bravo y magnífico ejemplar negro digno hijo de su padre Diablo -Pues la verdad es que buscar andamos buscando un nuevo hogar, ahora con la llegada del nuevo bebé la nuestra se nos queda muy pequeña- respondió desenfadado acariciando tierno el precioso y redondito vientre de Lara embarazada de nuevo de cinco meses ya- pero en esa urbanización suegro... ¿me está tomando el pelo o se está burlando de mí?- añadió desconfiado mirándolo guasón, Ricardo soltó una amena carcajada
-No hijo no: ni me burlo ni te estoy tomando el pelo; hablo muy en serio... Siento decirte que no confié mucho en ti ni en lo que aseguraste tan convencido en el juzgado aquel día y no pude dejar de seguirle la pista a esa mujercita... pero tengo que reconocer que tenías toda la razón: resulta que Sol, a parte de que con su alocada y trasnochadora vida se fundió mucho de su patrimonio, acabó liándose con uno más avispado que ella que se largó con todo lo que le quedaba dejándola totalmente arruinada y vende, mejor dicho casi regala, su gran casona en la susodicha urbanización- explicó con una satisfacción algo indescriptible al saber que aquella mujer había finalmente pagado todas sus maldades
-¡¡La quiero papá!! ¡¡Y quiero que esa se entere muy bien de quien la compra!!- exclamó rotundamente decidida Lara mirando con un goce despiadado en la mirada a su padre que sonrió satisfechamente orgulloso de saberla tan vengativa como él
 -Lo sabía princesa, por eso ya es vuestra- aclaró complacido besando con gran pasión la sien de Lara que sonrió plena de dichoso desquite
-¡¡Dios santo que dos, me ponéis la piel de gallina!! ¡¡Hijo, más nos vale llevarnos bien con ellos porque estos dos son terroríficamente vengativos!!- exclamó sobrecogida Lucía observando aquellas miradas satisfactorias y llenas de placentera venganza que padre e hija se cruzaban, Mario rió extremadamente divertido rodeándole amoroso la cintura de Lara y posó dulcemente sus manos en su vientre
-¿Acaso no lo sabías mamá? A ver si aprendes que a mi gatita quien se las hace... tarde o temprano se las paga ¿verdad mi ángel?- expresó lleno de deleite besando con gran amor la sien de Lara que sonrió pletórica de felicidad.
                                                                   FIN

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