domingo, 2 de agosto de 2015


    -Quiere hablar contigo papi- anunció la pequeña tras charlar un poco más con su abuela, Mario movió desenfadado la mano como despreciando el teléfono que Luna le ofrecía y ella, entendiéndole al instante, puso el manos libres mientras se mantuvo en la misma posición acabándose el bocadillo -Hola mamá- la saludó ameno besando de nuevo la cabeza de Lara que aún seguía recostada sobre su pecho
-Hijo ¿qué tal estás cielo?
-Bien mamá, no te preocupes
-¡Eres un terco!! ¡¿Cuántas veces te he dicho que lleves visera y no te expongas tanto al sol cuando vamos al parque?! ¡¡Siempre te ocurre lo mismo, Mario; y es que no aprendes hijo!!- empezó a regañarle duramente como si hablara aún con un niño y Lara no pudo evitar sonreír socarrona mirando guasona a Mario
-¡¡Mamá!!- protestó él molesto por aquella regañina echándole fastidiado la lengua a Lara que volvió a reírse divertida
 -Hola Larita ¿cómo estás cariño?- la saludó Lucía animada
-Hola Lucía, bien gracias ¿y usted?- le respondió amistosa
 -Bien cielo... Mario ¿has apuntado ya a Luna al campamento o me encargo yo? Apenas queda semana y media para que se acabe el colegio...
-Yo no quiero ir a ese estúpido campamento- protestó rotunda la pequeña mirando desafiante a su padre
-No empieces como siempre Luna que sabes que tienes que ir- avisó categórico su padre pero manteniendo la templanza
-¡¡No quiero!!- remarcó tozuda, su padre le clavó una mirada profunda y penetrante
-Mi chiquita, sabes que tienes que ir, al menos una semana: a papi aún le falta para coger sus vacaciones y a mí no me las dan hasta dentro de quince días...- intentó dulcemente convencerla su abuela
-Y ni siquiera es una semana ardillita, solo son cinco días: el sábado y el domingo ya voy yo y pasamos juntos el fin de semana- aclaró dulcemente Mario
-¡¡Pero allí me muero de hambre papi!!- protestó mimosa mirándolo atormentada
 -¡Por Dios, que exagerada eres mi niña! ¿Cómo que te mueres de hambre si allí se come muy bien?- le refutó su abuela
 -Lo que pasa mamá es que tu nieta es un saco sin fondo que quiere comer a todas horas y allí no se lo permiten... por cierto que me dan ganas de llevarte al médico: ¡¡Debes tener la solitaria o algo así porque no sé dónde rayos metes todo lo que engulles tragaldabas!!- expresó burlón Mario riéndose jocoso, también se oyeron las risas divertidas de su abuela a través del teléfono; Lara sonrió entretenida atenta a la conversación pero en silencio y sin inmiscuirse
-¡¡Podéis reíros lo que queráis, pero este año yo no voy a ir!!- volvió a remarcar decidida mientras se puso a comer de nuevo su bocadillo tranquilamente y moviendo arriba y abajo sus piernitas colgadas aún del reposa brazos, su padre la miró sorprendido
-¡¿A no?! ¡¿Y qué piensas hacer entonces?! ¡¿Crees qué te voy a dejar sola en casa o que vas a venir conmigo??! ¡¡Eso ni lo piense señorita!!- repuso tajante Mario
-Pues no; voy a quedarme con Larita- aclaró decidida continuando con lo que hacía despreocupada
-Pero... ¡¿Qué rayos estás diciendo, Luna?! ¡¿Tú no piensas en lo que dices verdad?!- exclamó atónito su padre al escucharla
-¿Por qué? A Larita y a mí nos gusta mucho estar juntas y ahora podremos estarlo todo el día ¿a qué sí Larita?- replicó desenfadada mirando esperanzada a Lara que le sonrió tierna
 -Pero bueno... ¡¿Tú crees que le has tocado a la pobre Lara en una tómbola o qué?! ¡¿Acaso crees que no tiene nada más que hacer que quedar contigo?! ¡¡Ella no tiene ninguna obligación con nosotros Luna!! ¡¿Quién te crees que eres para disponer así de ella, señorita?!- le reprendió seriamente su padre mirándola muy enojado
-A mí no me importa Mario...- intentó interceder Lara
-¡No Lara; no le des mas alas por favor te lo pido que ya te avisé que a esta niña le das una mano y se toma el brazo entero la muy descarada!- la calló rotundo mirándola irritado a los ojos, Lara apretó cohibida los labios sin atreverse a enfadarlo más y Mario cambió su mirada hacia su hija- ¡¿Ves lo que has hecho con tus insensateces Luna?! ¡¡Has puesto a la pobre Lara que tiene un corazón de oro y una paciencia infinita en un compromiso!! ¡¡No puedes ni tienes ningún derecho a mangonear la vida de los demás a tu antojo Luna; las personas no están aquí para servirte señorita, no están para complacer tus caprichos de niña malcriada!!- explicó enfadado y realmente ofendido por el comportamiento de su hija
-Mario por favor, cálmate; Luna no me ha puesto en ningún compromiso cielo, de verdad que no me importa quedarme con ella- volvió a intentar serenarlo Lara
-¿Lo ves papi? A ella no le importa- remarcó desenfadada la pequeña, su padre la acribilló con la mirada pero ella siguió contemplándolo con una serenidad y desfachatez increíble
-¡Pero vamos a ver niñata consentida y deslenguada ¿acaso no me escuchas o qué?! ¡¡Lara NO TIENE NINGUNA OBLIGACIÓN con nosotros y no tiene por qué andar cargando contigo; a ver si te enteras!!- le gritó enfurecido a la pequeña
-Mario hijo, no te alteres o te repetirá la migraña- intentó también serenarlo su madre a través del teléfono
-¡¿Cómo no me voy a alterar mamá?! ¡¿Acaso no estás escuchando a tu nieta?! ¡¡Esto es un abuso mamá, se está aprovechando descaradamente de la pobre Lara que creo que ya está haciendo bastante por nosotros sin tener por qué ¿no crees?!!- bramó encolerizado y muy herido por el comportamiento de la pequeña, tanto Lara como Lucía se mantuvieron en silencio para no incrementar el tremendo enfado que Mario tenía- ¡¡Que le quede muy clarito a la señora marquesa de mierda embute: usted va a ir al campamento y que sea la última vez que pone a Lara en una situación como esta ¿entendido?!!- aclaró autoritario y rotundo, la pequeña bajó la cabeza muy arrepentida sin tampoco atreverse ya a refutar más a su encolerizado papá y los cuatro se quedaron en silencio. Lara observaba conmovida a la pequeña que se había quedado encogida en el sofá abochornada y llorosa, le dolía verla tan apocadita y triste y suspiró profundamente
-Pues ahora sí que me has puesto tú en un auténtico compromiso...- habló muy pausadamente Lara mirando atrapada a Mario que la observó descolocado- necesito a alguien que me echara una mano en la clínica mientras no puedo contratar un ayudante y...- se detuvo a suspirar de nuevo, la pequeña ya la miró esperanzada e ilusionada de nuevo-... y pensaba que Luna podía hacerlo; pero ahora veo que tendré que contratar a alguien urgentemente- acabó de hablar apesara y hundida, la pequeña sonrió triunfadora
-Pero... ¡¡Lara!!- clamó reprochador Mario abriendo atónito sus ojos y mirándola con claro descontento por sus palabras
-Anda cállate, que a veces dices tantas tonterías que no sé de dónde las sacas... ¿cómo me voy a sentir obligada a aceptar quedarme con Luna si me encanta estar con ella y estoy deseando tener más tiempo para disfrutarla, so bobo?- expresó risueña atrapando el rostro de Mario entre sus manos y lo besó apasionada, él la correspondió al instante abrazándola ardiente contra su cuerpo; la pequeña rió feliz mientras que también se escucharon las risas divertidas de Lucía a través del teléfono
-Hala, todo arreglado ardillita: este año no vas al campamento; así que hasta mañana y, tortolitos, tranquilos y no os preocupéis: no es necesario que me contestéis que ya me hago una idea de lo que estáis haciendo- expresó guasona Lucía
-¡¿Qué van a estar haciendo abuelita? Comiéndose los morros de nuevo, como siempre!!- resolvió alegre y desenfadada la pequeña provocando las carcajadas de Lucía al tiempo que ya se oyó el repetitivo y claro sonido de que colgara mientras ellos seguían besándose sin poder detenerse
-Tengo que ponerme con la cena amor- murmuró desganada Lara intentado soltar sin éxito aquella boca deliciosa que la emborrachaba y no podía dejar de saborear gustosa
-Pediremos una pizza- aclaró rotundo Mario oprimiéndola aún más contra su cuerpo y la recostó sobre el sofá atrapándola bajo su cuerpo y continuando con aquel maravilloso beso que no deseaba detener
-¡Guay pizza!- exclamó entusiasmada la pequeña recogiendo rauda el teléfono- ¿con extra de queso y champiñones como siempre papi?- preguntó ya marcando el número
-Ajá...- murmuró su padre sin dejar de saborear la deliciosa boca de Lara que también se entregaba deleitada; de pronto Mario se detuvo y miró intrigado a Lara- ¿te gusta así, no?- preguntó inquieto por su respuesta, ella sonrió dichosa mientras asentía con la cabeza- perfecto- expresó complacido y miró hacía su pequeña que seguía sentada en su sofá- pero que sea familiar esta vez ardillita: una grande no llega para los tres- aclaró rotundo
 -Vale- respondió resuelta e hizo el pedido mientras su padre regresaba a continuar deleitándose con la boca de Lara.
Tras bañar juntos a Luna en donde Lara le enseñó a la pequeña el truco para conseguir abundante espuma sin necesidad de echar mucho gel en la bañera solo echando un pequeño chorrito del jabón cayendo al tiempo con el chorro el agua, cenaron en la sala alegres y felices dando buena cuenta de toda la pizza. Después, Lara y la pequeña arrodilladas sobre la alfombra se entretuvieron pintando animadas en un bloc sobre la mesita de café mientras Mario miraba el partido de baloncesto que daban por el televisor recostado en el sofá y fumándose tranquilamente un cigarrillo. Pero no podía centrarse en el partido, sus ojos se escapaban irremediablemente hacía ellas quedándose mirando deleitado en aquella preciosa, tranquila y familiar escena que en aquellos momentos formaban ellos tres. Era increíble cuanta calidez y placidez de hogar producía Lara en la casa solo con su presencia y deseaba tanto que aquello no se perdiera, que nunca acabara aquella extraordinaria sensación de hogar cálido y feliz que los rodeaba... pero ¿cómo conseguirlo? ¿cómo retener para siempre aquel bello momento y poder repetirlo todos los días durante el resto de su vida? ¿Y si se atreviera proponerle a Lara...?
 -Lara...- pronunció decidido y sin darse cuenta
-Dime cielo- respondió amorosa mientras lo miraba sonriéndole dulcemente; él tragó nervioso saliva haciendo bailar su pronunciada nuez: ¿En qué rayos estaba pensando? ¿Estaba loco o qué? ¡¡era demasiado pronto!! ¡¡Apenas hacía un mes que se conocían y unas dos semanas que estaban juntos ¡¿Cómo se le ocurría siquiera intentar realizarle aquella alocada proposición?!- ¿Qué mi vida? ¿Acaso necesitas algo?- insistió Lara ante su serio silencio y su mirada intensa clavada en ella acariciándole tierna la rodilla que tenía a su lado animándolo a seguir hablando
-No; solo que es hora de que Luna se vaya a la cama- resolvió precipitado esquivando descaradamente la mirada de Lara y se levantó del sofá- vamos ardillita- expresó tomando de la mano a la pequeña que se despidió de ella con un beso en la mejilla y, evitando mirar a Lara, se la llevó escaleras arriba.
Lara se quedó mirándolo intrigada, aquello no era lo que iba a decirle y su rostro de pronto tan serio y aquella huida descarada y precipitada de su parte, la había inquietado muchísimo ¿acaso Mario se sentía incómodo con su presencia en aquel íntimo y hermoso momento que padre e hija solían compartir a solas? y de pronto abrió sobrecogida los ojos ¡Claro: seguro que era eso! ¡pero ella en ningún momento quiso inmiscuirse!! Nerviosa y abochornada por su falta de tacto, se puso a recoger rápidamente los lápices y el bloc para irse cuanto antes pero Mario regresó antes de lo que ella esperaba
-Ya se quedó dormida, así su cabeza tocó la almohada se quedó frita completamente- expresó tierno sonriendo conmovido mientras entraba en la sala
-Está agotada la pobrecilla de no descansar bien esta noche; aunque se quedó dormida al instante de meterse a tu lado, se percibía claramente que no descansaba por estar atenta a ti- explicó colocando las cosas de colorear en el mismo sitio del mueble donde Luna las había cogido evitando mirarle- yo me voy ya, tú también debes descansar- intentó hablar resuelta pero no lo consiguió: le salió frío y demasiado apagado, añadido a que tampoco se atrevió a mirarle a la cara, aquello alarmó a Mario -¡Ey cielo ¿qué te pasa?! ¡¿Cómo que te vas?!- expresó descolocado Mario sujetándola rápidamente por la muñeca deteniéndola en su marcha cuando pasaba junto a él de camino a la puerta de la calle -No me pasa nada Mario, y sé que no es tarde, pero como he dicho debes descansar...- respondió suavemente intentando parecer serena pero seguía sin verle a la cara
-No me mientas Lara- clamó contundente y muy serio no creyéndose para nada su excusa y le sujetó con su mano libre la barbilla obligándola a mirarle- has cambiado de pronto y quiero saber qué coño ha pasado para este repentino cambio en ti- expresó autoritario mirándola fija e intensamente a los ojos intentando descubrir qué narices había ocurrido sin ningún resultado, ella apretó fuertemente sus labios sintiéndose atrapada y no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas sobresaltando a Mario- Pero ¿qué rayos...? - exclamó sobrecogido al verle los ojos humedecidos y aquello aún lo inquietó más- ¡Por todos los demonios cielo ¿qué cojones te ha ocurrido vida mía?!- indagó muy nervioso mirándola asustado
-Nada- musitó apenas intentando controlar las lágrimas que casi desbordaban sus ojos
-¡¿Cómo que nada Lara?! ¡¡Algo te ha pasado y quiero saber qué es!!- clamó aterrado mirándola sin comprender nada, ella ya no pudo soportarlo más y rompió a llorar desconsolada
-Te juro que no quise molestarte Mario, te prometo que no me di cuenta y lo hice sin querer amor... jamás intenté inmiscuirme en vuestro momento... solo que no me di cuenta, lo siento, lo siento- sollozó afligida, Mario abrió pasmado sus ojos sin entender nada de lo que ella decía
 -¿De qué rayos hablas Lara? No te estoy entendiendo corazón, tú no me has molestado en ningún momento ni nunca lo harías cielo mío ¿De qué momento me estás hablando?- expresó descolocado mirándola totalmente desconcertado
-¡¡De antes Mario!! ¡¡De ese momento a solas que tú y Luna soléis disfrutar diariamente!! ¡¡Te juro que no quise estorbar, solo que no me di cuenta que me estaba entremetiendo en ese íntimo momento vuestro!!- clamó arrepentida entre lágrimas
-Pero... ¡¿qué cojones estás diciendo?! ¡¿Qué momento íntimo ni qué narices Lara?! ¡¡Tú no has estorbado ni te has entremetido en nada y mucho menos me has molestado amor mío!! ¡¿Cuándo demonios te hice creer yo tal cosa?!- clamó incrédulo sin poder dar crédito a todo lo que oía
-¡No me mientas por compasión Mario que me haces sentir peor! ¡Porque lo vi en tus ojos, ellos me lo dijeron cuando hace un instante te quedaste mirándome tan serio y entonces lo comprendí; pero por Dios te juro que no quise estor...!!
 -¡¡Cállate; no vuelvas a repetir semejante estupidez!!- exclamó tajante tapándole rápidamente la boca para callarla- cómo puedes ni siquiera pensar que estorbabas si solo deseo tenerte a mi lado en todo momento, a todas horas; si has hecho precisamente de ese momento del que hablas algo precioso Lara; si exactamente en ese instante yo estaba observando maravillado cómo solo con tu presencia conseguías darle ese toque de calidez e intimidad familiar que siempre le faltó a esta casa amor mío- declaró lleno de pasión y sinceridad mientras le destapaba la boca y posaba amoroso sus manos en las mejillas de Lara, ella parpadeó aturdida por aquellas palabras- y si me quedé de pronto callado mirándote así de serio vida mía no fue porque me estorbaras ni nada de esas tonterías que has dicho; sino porque de repente me di cuenta que estaba a punto de proponerte vivir juntos y me acojoné de mi loca propuesta- añadió avergonzado, Lara abrió aún más sus atónitos y preciosos ojos negros -¡¿Qué?!- exclamó sin dar crédito a lo que escuchaba, él tragó incómodo saliva mirándola arrepentido -Lo sé mi ángel, es... una locura... un sinsentido ¿cuánto hace que nos conocemos? ¿un mes?- habló entrecortadamente abochornado y abrumado pero mirándola con tanto amor que la tenía encandilada -52 días- expresó ella de pronto sin pensar
-¡¿Llevas la cuenta?!- exclamó asombrado mirándola pasmado, ella sonrió divertida
-Más o menos: son los días que llevo viviendo aquí- aclaró desenvuelta
-Pues mira, y yo aún perdí una semana por gilipollas, así que solo hace mes y medio- aclaró fastidiado y ella sonrió dulcemente- ¿cómo puedo pensar siquiera en proponerte ya venirte a vivir con nosotros? Aunque me muero por tenerte siempre a mi lado y despertar contigo junto a mí todas las mañanas... Sé que es una locura, un desatino, un sinsenti....- Lara lo besó precipitadamente callándolo y él la miró desconcertado
 -Sí- expuso sonriendo dichosa
-¿Sí... qué?- expresó mirándola desconfiado sin querer creerse lo que estaba imaginando
-Que sí, que es una locura pero sí quiero vivir contigo Mario; yo también estoy deseando dormirme entre tus brazos cada noche y despertarme cada mañana a tu lado amor mío- declaró apasionadamente sincera, él movió incrédulo la cabeza pero sonrió feliz
 -¿Hablas de verdad en serio Lara?- preguntó aún indeciso sin creérselo del todo acariciando tierno con sus pulgares las mejillas de Lara que seguía aún entre sus manos- Piénsalo bien mi amor, es muy pronto y recuerda que yo no voy solo en el paquete, conmigo va una pequeña...
-Pero mira que puedes llegar a ser tonto- lo interrumpió guasona rodeándole el cuello con sus brazos- qué más da el tiempo que haya pasado si ya nos amamos con locura y sobre todo tengo muy presente eso: que contigo va la niña más preciosa del mundo que me ganó el corazón al instante de conocerla y ya la que quiero con pasión- declaró entregada y lo besó ardientemente apasionada; él le correspondió al instante y ambos se fundieron en un delicioso beso lleno de pasión y amor.
Aquella noche hicieron el amor de manera increíble y espectacular, entregándose en cuerpo y alma el uno al otro sin reservas, demostrándose en cada beso y en cada caricia todo aquel amor profundo y sincero que sentían dentro; tan plenamente entregados y tan delicadamente amantes que fue extraordinario, algo sublime, algo indescriptible que no los llevó solamente a alcanzar el éxtasis: lograron traspasar más allá de los límites del paraíso.
A las siete menos cuarto, como todos los días, sonó la alarma del reloj de pulsera de Mario sobre su mesita que él se apuró a apagar. Miró prevenido a Lara junto a él por si se había despertado pero ella seguía durmiendo profundamente boca abajo abrazada a la almohada, y se quedó mirándola deleitado, era realmente preciosa y lo tenía completamente enamorado. La besó dulcemente en los labios y, sin hacer ruido, se levantó y cogió del armario un pantalón corto de algodón y una sudadera que se vistió rápidamente. Luego volvió a acercarse a la cama y de nuevo besó dulcemente los labios de Lara, pero esta vez ella abrió muy despacio los ojos y le sonrió amorosa
-¿Qué hora es?- masculló aún medio dormida
-Aún muy temprano mi vida; vuelve a dormirte, cielo mío- le susurró cariñoso besándola tierno en la sien
-¿Y a dónde vas entonces si es tan temprano?- curioseó ya más despejada
-A correr como todas las mañanas- explicó meloso acariciándole tierno la mejilla con el revés de su mano, ella lo miró melosa a los ojos
 -¿Y me vas a dejar solita el primer día que duermo aquí?- expresó melosa sujetándole el cordón del cuello de la sudadera y, tirando suavemente de él, acercó a Mario más a sus labios; él rió divertidamente entretenido
-No tienes miedo mentirosilla y yo tengo que mantenerme en forma cielo, recuerda que soy bombero...- respondió arrodillándose sobre la cama dejándose llevar por el pícaro juego de Lara
 -¡Ah, si es por eso tranquilo, que yo sé cómo puedes hacer ejercicio aunque no salgas a correr!- repuso resuelta y rápidamente le atrapó por el cuello con sus brazos derrumbándolo sobre ella -¡Lara!- exclamó sorprendido por aquel inesperado gesto de ella aunque rió sumamente divertido, ella también reía jocosa sujetándolo firmemente contra su cuerpo, él la miró a los ojos- ¿sabes una cosa gatita? ¡Me tienes loco y haces conmigo lo que quieres!- aclaró decidido y se quitó rápidamente la sudadera, Lara rió victoriosa y se fundieron en un apasionado beso lleno de deleite y sumo placer. Hicieron el amor derrochando pasión a raudales quedando plenamente satisfechos y pletóricos abrazados sobre la cama mientras se mimaban amorosos con dulces caricias. Lara examinó su reloj de pulsera al cabo de un rato
-Será mejor levantarse, cielo: van a ser las ocho y Luna no tardará en levantarse- anunció inquieta, pero Mario la oprimió aún más contra su cuerpo
-Que se vaya acostumbrado a encontrarte aquí- resolvió despreocupado besándola amoroso en la sien -Pero Mario...- iba a protestar en desacuerdo cuando ya la puerta se abrió despacio apareciendo la carita dulce y preciosa de Luna
-¿Papi, estás...?- susurraba muy bajito cuando los descubrió mirándola desde la cama- ¡¡Pero si estás aquí,Larita, que guay!!- exclamó entusiasmada y, sonriendo feliz, corrió hacía la cama metiéndose entre ellos dos; Lara y Mario rieron divertidos ante su reacción tan simple y despreocupada- ¡Que bien se está aquí!- declaró complacida golpeando suavemente con sus manitas el edredón aprisionándolo bien contra su cuerpo, ello volvieron a reírse explayados- ¿Y cómo es que no fuiste a correr hoy papi?- preguntó intrigada mirándolo extrañada
-Pues por eso mismo ardillita... ¡¡porque aquí se está muy bien!!- aclaró rotundo atrapando a su hija entre sus brazos y empezó a resoplarle juguetón en el cuello provocando en la pequeña carcajadas de alegría contagiándolos a ambos.
-¿Al final inaugurarás la clínica hoy?- se interesó Mario pegándole un mordisco a la tostada mientras desayunaban ante la isla de la cocina
-Sí claro, tengo que hacerlo de una vez ¿por qué?- indagó curiosa
-Por Luna, entonces procuraré no retrasarme y estar aquí a las cinco- explicó resuelto
 -No, de Luna ni te preocupes que la recogeré yo; es más, puede que nos retrasemos un poco ya que tenemos cita en la peluquería ¿verdad?- explicó guiñándole cómplice un ojo a la pequeña que sonrió satisfecha; Mario la miró desconcertado
-Pero cielo ¿acaso vas a cerrar la clínica a las cinco ya el primer día de apertura?- expresó descolocado
-No tengo porque cerrar, se quedan Paula y Jorge al frente- aclaró desenfadada bebiéndose su café, Mario entrecerró los ojos mirándola desconfiado a los ojos
-¿Quienes son Paula y Jorge?- indagó con tremenda curiosidad sin dejar de mirarla sagaz
-Paula es la chica que contraté como recepcionista y Jorge es auxiliar de veterinaria y será mi ayudante- contestó despreocupada recogiendo su loza pues acabara de desayunar ya
-¿Pero no dijiste ayer que por ahora no podías contratar ayudantes y por eso esperabas que Luna te echara una mano?- indicó suspicaz mirándola receloso
-Eeeh... ¿No se te hace tarde mi amor?- evitó contestar mirándolo melosa y él abrió pasmado sus bonitos ojos castaños
 -¡Serás farfullera y enredanta, me has encamelado para que no mandara a Luna al campamento!- expresó atónito Mario y Lara esbozó una traviesa sonrisa mirándole con aquellos preciosos ojos negros tan dulces y tiernos que Mario sintió que ya estaba derrotado antes de empezar la protesta mientras que Luna soltó una tremenda carcajada de satisfacción- ¡Que el cielo me asista, menudas dos se me fueron a juntar!- exclamó vencido resoplando desarmado acabándose su café, Lara y Luna se rieron compinchadas palmeándose las manos victoriosas y él no pudo contenerse acabando también riéndose burladamente divertido. Se levantó de su taburete y, acercándose a Lara, la besó dulcemente en los labios- gracias, mil gracias amor mío- le susurró sumamente agradecido
 -¿Por qué?- expuso intrigada mirándolo extrañada
 -Por ofrecerte a quedar con Luna y que no vaya a ese dichoso campamento: no te puedes ni imaginar la tortura que esos cinco días son para mí sin ella a mi lado; no sé cómo voy agradecértelo- declaró plenamente agradecido y Lara sonrió enternecida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario