viernes, 27 de septiembre de 2013

Comenzaron a preparar el desayuno en un divertido y alocado jolgorio en donde cada uno atendía de una cosa sin estorbarse; Luisa hacía tortillas, Emma preparaba los zumos y Charlie colocaba todo lo necesario para el desayuno sobre la mesa mientras Mark encendía música en el salón poniéndola a todo dar. -¿Tortilla Miguel?- preguntó animosa Luisa -No gracias; a estas horas, con un café estoy servido- respondió agradecido y Charlie atento se lo sirvió raudo sentándose ya todos a desayunar siguiendo con la bulliciosa jarana. Las chicas eran más comedidas, pero los dos muchachos comían a grandes y rápidos bocados llenándose las bocas con gran apetito; parecía que no hubieran comido en días. Miguel los observaba divertido ante su café solo cuando Charlie tomó un gofre y lo llenó goloso hasta los bordes de nata; en el momento que se lo aproximó a la boca para darle un gran mordisco, raudo y hábil, Mark se lo estampó en la cara -¡Por avaricioso!- le reprochó fastidiado- ¡Nos has dejado sin nata a los demás, troglodita! -¡Serás imbécil!- expuso divertido y, sin más, le estampó el gofre en la cara a Mark -¡Parar…No empecéis como siempre!- recriminó rotunda Luisa -¡Es tu hermano, mi chiquita!- se defendió Charlie poniéndole cara de enamorado -¡Y tú un sin fondo!- le chilló Mark- ¡Vale más comprarte un traje que darte de comer, tío! -¡Tu hermana me desgasta mucho, chaval!- expuso descarado Charlie lamiéndole la nata de la mejilla a Mark -¡¿Qué haces tío?! ¡¡Serás guarro!!- protestó violentado escapando de él, todos rieron divertidos -¡Tu glotonería no tiene límites chaval!- comentó resuelto levantándose de la mesa y se acerco al fregadero lavándose la cara -Es que estás para comerte chico y con esa natita, más- malició pícaro y ellos rieron de nuevo; Mark lo miró travieso y, pulsando la boca del grifo, intentó dirigir el chorro del agua hacia Charlie. Pero él, más pillo y hábil, se apartó raudo acabando Mark salpicando al resto que se rieron de nuevo menos Luisa -¡¡Ey, ya está bien!!- gritó enojada desconcertándolos- ¡¡Esto ya es demasiado!! ¡¡Sois tan infantiles como críos de guardería!! ¡Ya podéis limpiarlo vosotros imbéciles, porque yo paso!- bramó furiosa levantándose de la mesa y se fue a su cuarto cerrando la puerta de un portazo. Se miraron todos entre sí, aunque el único preocupado era Miguel, los otros tres se miraban desentendidos -Ni que fuera a limpiarlo ella, vamos- repuso desdeñoso Mark -Es que os habéis pasado, lo mismo hicisteis a la hora de comer y acabamos teniendo que cambiarnos todos de ropa caray- repuso cariñosa Emma sacudiéndose las gotas de agua de su camiseta -¡Y no se puso así ¿o qué?! Pero ya sabemos todos que esta es mala hora para gastarle bromas- repuso tranquilo Mark sonriendo despreocupado mientras se sentaba nuevamente a la mesa y seguía comiendo tranquilamente; Miguel los observó confundido sin entender nada -Es que el subidón de tequila siempre se le baja de golpe cambiándole el humor y mi gatita se enfurece por todo- le explicó resuelto Charlie que también siguió con el desayuno tranquilo- Ya la irás conociendo- añadió con la boca llena, Miguel estaba realmente divertido y sorprendido. -Ahora dormirá todo el día como un lirón, no la despierta ni Slipnot a toda hostia; y mañana se levantará como si nada y de buen humor de nuevo- añadió Mark mirando a Miguel que seguía sonriendo entretenido. -¡Y este menda va a hacer igual!- dijo Charlie recostándose en su silla y acariciándose la barriga simulando estar repleto, se levantó y recogió la mesa dejándolo todo en el fregadero, dejó caer su mano en el hombro de Mark- Y haz tu parte antes de acostarte o eso no habrá quien lo limpie mañana- le recordó- Hasta mañana, este se va al sobre; a ver si nos vemos mas a menudo, ¡eres un tío guay! ¡Sí señor!- le dijo a Miguel mostrándole como el día anterior su puño que Miguel le golpeó sonriendo agradecido -¿Habla el tequila o tú?- preguntó guasón, Charlie se rió fuertemente -¡Yo le pego más al vodka! pero no, tío, me caes bien de verdad- respondió sincero, se fue al cuarto de Mark y a los cinco segundos le llegaban los ronquidos a la cocina. -¡Joder, que cruz! ¡Ronca como un cerdo!- saltó Mark agobiado y se rieron divertidos, se dispuso a enjuagar los platos antes de colocarlos en el lavavajillas. Emma también empezó a recoger la mesa. Miguel se dio cuenta que tenían los trabajos repartidos igualitariamente- Te quiero mucho Emma…- le dijo meloso besándola tierno en la mejilla cuando depositó unos vasos en la fregadera- ¡pero la próxima vez duermes en el sofá! ¡No aguanto a este tío en mi cuarto un fin de semana más! ¡Que lo ature mi hermanita!- añadió fastidiado -Duerme tú en el sofá- le contestó Emma considerada -¿Quién yo? ¡Ja, era buena; esa es mi cama preciosa!- exclamó resuelto y los tres se rieron nuevamente- Chao tío, en algo estoy de acuerdo con Charlie: ¡eres un tío puta madre! - se despidió de Miguel- -Gracias… Supongo- respondió él divertido, Emma sonrió entrañable mientras Mark ya estaba cerrando la puerta de su cuarto. Emma se sentó en las rodillas de Miguel y lo besó apasionada, él la correspondió complacido. -¿Por qué me soltaste así en la playa?- murmuro melosa jugando mimosa con sus labios -No sé… fue instintivo… Tus amigos se acercaban, no quería que nos vieran…- respondió tierno -¿Por qué?- preguntó pero no le dejó contestar, atrapó de nuevo su boca y se besaron de nuevo ardientes y entregados. Sin soltar su boca, Emma se movió hábil acabando sentada sobre sus muslos con las piernas abiertas y cara a él. Le sujetó la nuca amorosa y se oprimió a él con ímpetu; Miguel posó sus manos en su espalda aprisionándola contra su cuerpo al tiempo que el beso se volvía impetuosamente fogoso encendiéndolos perturbadoramente y acabaron devorándose ambos desenfrenados mientras se estrujaban el uno contra el otro con ambición desesperada. Emma percibía claramente contra su sexo el miembro duro de Miguel a través de sus pantalones que acabó por excitarla completamente y empezó a mover sus caderas con ansia rozando su sexo contra el de él con codicia. Miguel, desenfrenado, metió sus manos bajo su camiseta y acarició la suave piel de su espalda al tiempo que la oprimía más y más contra su cuerpo en un intento ansioso de fundirse con ella en un solo ser. Sus manos pasearon lentamente por su espalda hasta acabar atrapando aquellos maravillosos pechos duros y firmes que llenaban totalmente su mano. A Emma sentir sus suaves y cálidas manos acariciando sus pechos le llenó de placer haciéndola gemir gustosa al tiempo que guiaba presurosa la boca de Miguel hacia ellos sujetándolo firme por la nuca; y en ese instante, Miguel recobró la cordura. -¡No, para! ¿Qué rayos estamos a punto de hacer? ¡Esto es una locura, Emma!- bramó con voz entrecortada por el deseo sujetándole firme por las muñecas retirándoselas de su nuca para detenerla -¡¿Por qué?!- exclamó ella mirándolo ofuscada -Esto hay que pararlo Emma, no está bien… -¡Sí! ¡Sí está bien! ¡¡Yo te deseo, tú me deseas… ¿qué más hay?!!- increpó resuelta intentando atrapar ambiciosa de nuevo su boca pero Miguel lo impidió levantándose raudo alejándose de ella -¡¡Para Emma, tengo edad para ser tu padre!! ¡¿No lo entiendes?!- expresó angustiado -¡¡Pero no lo eres ni mi importa la edad!!… Además, dijimos que hablaríamos mañana Miguel; no lo estropees- habló melosa acercándose a él mirándolo amorosa -Hoy es mañana ya cielo- le sonrió cariñoso -No, hoy es aún hoy… Mañana será mañana- remarcó tozuda pasando ya sus manos por su nuca acariciándoselo mimosa al tiempo que se aproximaba a sus labios con su deliciosa boca, Miguel se los humedeció ambicioso, deseoso de besarla de nuevo también -¡No!- resolvió rotundo evitando el beso- ¡No me vengas con juegos de palabras y enredos melosos, Emma!- le retiró de nuevo sus manos de su nuca y se alejó otra vez de ella dejándola parada frente a él mirándolo desconcertada- ¡¡No puede ser Emma, compréndelo de una vez!! ¡¿Te imaginas a tus padres si llegan a enterarse?! -Problema de ellos si no lo entienden- replicó irritada -¡No seas niña Emma!- le recriminó duramente -Miguel…- musitó llorosa, él la miró entristecido- no hagas esto Miguel… -Hay que ponerle un freno antes de que se nos vaya de las manos cielo, no puede ser… -¡¿Un freno Miguel?!- repuso exasperada- ¡¡no se le pueden poner frenos a los sentimientos Miguel!! -¡Pues nosotros sí debemos Emma! Fue una locura todo esto… No debí permitir que pasara. -¡¿No debiste permitir que pasara?!- repitió incrédula mirándolo desconcertada- ¡¿Y cómo ibas a evitar tú que yo me enamorara de ti, Miguel?! ¡¿A ver?! ¡¿Cómo?! Porque yo hace tiempo que siento algo muy fuerte por ti; no es un calentón pasajero de hoy, es un amor que creció sin esperármelo ni proponérmelo y ya nada ni nadie puede frenarlo- aclaró rotunda acercándose a él -Emma, lo mismo me pasó a mí pero no puede ser… ¡¡No puede ser!! ¡¡Compréndelo!!- remarcó tajante -Miguel… por favor- murmuró ahogada por la tristeza que le oprimía la garganta pero él no dijo nada. -¿Qué rayos os pasa? ¿A qué vienen estos gritos?- apareció Mark en la cocina mirándolos extrañado -A nada Mark, disculpa que no te dejáramos dormir; ya me voy- respondió ahogadamente Miguel debido al gran nudo en la garganta que tenía, se volvió de espaldas a Emma para recoger sus pertenecías aún húmedas de encima del mesado y, sobre todo, no mirarla llorar, aunque oír su sollozo ya lo estaba destrozando vivo. -¡Ey ¿qué tienes chiquita?!- se inquietó Mark al verla llorar, Miguel apretó angustiado sus ojos al tiempo que se sujetaba frenético al mesado. Lo que más deseaba en aquellos momentos era volverse y tomarla entre sus brazos y calmarla diciéndole que había sido un estúpido y que la amaba más que a nada en este mundo y que no importaba nada más que ellos dos y ese gran amor… pero… -Me voy, Emma- musitó saliendo de la cocina en dirección a la puerta de la casa sin mirarla, porque sabía que no podría resistirlo, sabía que no podría soportar irse de su lado dejándola así y acabaría abrazándola y besándola de nuevo -¡Miguel, no hagas esto!- exclamó afligida siguiéndolo -No podemos seguir adelante Emma ¡te llevo veinte años cielo!… ¿a dónde vamos a parar?- habló angustiado, Mark los observaba desde el fondo del pasillo -¡¡Que me importa la edad Miguel!!- reclamó herida y le sujetó fuertemente del brazo obligándolo a mirarla; verla llorar le anulaba desde que era pequeña, no soportaba verla sufrir y mucho menos como en ese momento, se le partía el corazón; pero aquello había que pararlo antes de que fuera más difícil y, para él, ya estaba siendo realmente terrible- ¿O acaso a ti sí si te importa Miguel?- le musitó abatida -No llores mi niña que me destrozas el alma y lo sabes- repuso acongojado posando su mano en su mejilla secándole las lágrimas que corrían por aquel hermoso rostro- comprende que esto no puede ser mi ángel -¿Por qué? Dame un por qué lógico Miguel y te prometo intentar entenderlo- repuso entre lágrimas- pero dame uno… -Mañana, cuando estés más tranquila y despejada, te darás cuenta de ello y lo comprenderás mejor mi chiquita… Me voy, es lo más sensato- Se dirigió a la puerta -¡¡Esto no es cordura ni sensatez como dices Miguel!! ¡¡Es cobardía!! ¡¡Te importa más el qué dirán que mi amor!! ¡¡Eres un asqueroso cobarde Miguel!!- le increpó hiriente y él cerró atormentado sus ojos apretando fuertemente el pomo de la puerta aguantándose las ganas de volverse y decirle que eso no era cierto, que a él le importaba bien poco el qué dirían y lo que pasaría con su vida y su carrera a partir de entonces, pero que sabía que a ella la harían daño, mucho daño y quería evitarlo… al final abrió la puerta y traspasó el umbral decidido- ¡Miguel! ¡Miguel no te vayas así! ¡¡Miguel por favor!!- lo llamó desesperada pero él siguió adelante sin mirar atrás y se fue escaleras abajo sin ni siquiera esperar el ascensor para no seguir oyéndola- ¡¡Miguel!!- rompió a llorar angustiada cayendo abatida de rodillas ante la puerta abierta

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