martes, 15 de octubre de 2013

-¿Has visto a Miguel últimamente?- le preguntó de pronto interesada, ella le clavó fijo y profundamente sus grandes ojos castaños descolocando a su madre -¿Por qué me preguntas eso?- respondió turbada, Cecilia la miró contrariada -Porque me dijiste ahí atrás que te iba a ayudar a estudiar para las finales y preparar la tesis… ¿acaso no es así?- indicó desconcertada, Emma pareció relajarse -¡Ah sí! Pero por ahora no necesito su ayuda- resolvió de nuevo despreocupada y alegre continuando removiendo su cena -Entonces, lo llamaré por teléfono- musitó resuelta también regresando a su cena, Emma volvió a mirarla fijamente y en su mirada Cecilia detectó una inquietud que la desconcertó -¿Por qué?- se intrigó Alberto -Porque quiero hacerle una consulta- respondió serenamente aunque observaba incrédula el comportamiento de su hija -¿Acaso te encuentras mal amor mío?- se inquietó Alberto -No es para mí cielo, es para ella- aclaró decidida señalando con su tenedor a Emma que la miró estupefacta -¡¿A mí?! ¡A mí no me ocurre nada mamá!- exclamó pasmada -Sí ocurre Emma; estas comiendo muy poco y te están apareciendo unas ojeras que me preocupan- explicó alarmada -¡¡Por favor mamá, no empieces otra vez!!- protestó molesta aprovechando la ocasión para retirar por fin su plato dando por concluida su cena -¿La estás viendo Alberto? Ya encontró otra excusa para dejar de comer- exclamó irritada -¡¡Porque me aburres!! ¡¡Me cansas con tus paranoias!!- exclamó furiosa- ¡Mira, ¿comí o no comí?!- añadió mostrando su plato -¡¡No, no has probado bocado!! ¡¡Has desparramado la comida por el plato para disimular que has comido pero está casi entera Emma!! ¿O crees qué me engañas tú a estas alturas?- explicó contundente -¡¡Mamá!!- exclamó fastidiada mirándola contrariada -¡¡Exacto, tú lo has dicho: mamá!!- remarcó tajante- Soy tu madre y sé que algo pasa; mañana mismo hablo con él, tienes cara de agotamiento y no es normal- resolvió rotunda Cecilia -¡Eres increíble! ¡No comprendes nada! ¡Solo es estrés mamá! ¡Estoy en la etapa más difícil de la carrera, debo escoger bien la especialidad, estoy con las finales, me apremia entregar la tesis…!- habló decidida levantándose airosa de la mesa para irse -¡¡Siéntate Emma!!- exclamó autoritaria su madre -¡No!- respondió tajante -Emma, por todos los demonios, siéntate y cenemos en paz- repuso más comedido su padre -Pero papá…- sollozó derrotada- ¡Hazle comprender a esta terca que estoy bien! -Tiene razón Cecil, está muy presionada por todos lados para que tú también la andes presionando así- intercedió tierno por ella su padre -Prefiero asegurarme Alberto- respondió tercamente -Haz lo que quieras, pero yo no pienso ir- aclaró rotunda Emma mirando desafiante a su madre -Amor, espera a que pase este mes que quedan y después lo miramos- volvió a insistir comprensible Alberto- si sigue así, yo mismo la llevaré con Miguel, te lo prometo- Cecilia miró derrotada a su hija -Está bien… pero así acaben las clases, iremos al médico… ¡¡Quieras o no!!- remarcó tajante -Vale, después hacemos lo que gustes- repuso más tranquila Emma- ahora me voy a estudiar, mañana tengo examen -¡A estudiar, señorita! ¡No hablar por teléfono!- le increpó irritada mientras ella cruzaba de salida la puerta de la cocina, bufó irritada pero no se volvió -¡¿Quieres dejar a la chiquilla en paz?! ¡¡Cuando te quieres poner pesadita, sabes ponerte ¿eh?!!- oyó exclamar ya fastidiado a su padre cuando estaba llegando a su cuarto. Llamó a Miguel sin esperar su llamada de todas las noches -Hola mi ángel ¿ya has cenado?- respondió así descolgó, su respiración sonaba agitada -Sí ¿qué hacías? -Ejercicio como todas las noches ante de acostarme ¿por qué? -Por nada- musitó apagada -¡Ey, mi cielo! ¿Qué pasa? Te notó triste… ¿Has vuelto a discutir con tu madre?- le habló tierno -Ya está siendo una tónica habitual…- declaró apesadumbrada -Anda, cuéntame ¿Por qué fue esta vez? ¿No sería por pasar el fin de semana fuera de casa, verdad?- se inquietó -No… ¡Es una pesada! ¡No comprende nada! Dice que tengo mala cara sin querer comprender que en estos momentos estoy estudiando muy duro para las finales… ¿tú me ves acaso mala cara?- preguntó desconcertada, él rió divertido -Mi opinión no vale ángel mío… yo siempre te veo preciosa- declaró apasionado y ambos rieron complacidos. Continuaron charlando melosos olvidando la discusión con su madre. -Mañana me voy a pasar el fin de semana fuera- expuso resuelta durante la cena del viernes -Está bien corazón- respondió despreocupado su padre sin dejar de cenar -¿No andabas muy liada con los exámenes?- se interesó su madre -Pues por eso mismo… Voy a relajarme un poco y desconectar ¿acaso te parece mal?- increpó ya alertada -No cielo, me parece bien; no te pongas así- respondió tranquilizadora, Emma más relajada, continúo cenando- ¿Y vas al pueblo con Luisa y Mark o alguna otra parte?- siguió indagando su madre intrigada, Emma notó que la miraba escudriñadora -¿Por qué?- preguntó desconfiada por si le notara algo -No me engañas hija, ¿hay un chico, verdad?- inquirió cariñosa sin dejar de mirarla- ¿Es Mark?- añadió interesada -¡Y dale con Mark, mamá!- repuso enfadada tirando bruscamente la servilleta sobre la mesa -¡Ey, tranquila ¿eh?!- la regañó su padre por el gesto brusco, ella lo miró enfurecida pero no dijo nada. Se puso en pie para irse de la cocina -Sí hay un chico pero no es Mark ¿contenta? ¿Me dejarás tranquila ahora?- contestó sin volverse y se fue a su habitación huyendo de aquella conversación que no le interesaba continuar -¡Otra vez se va sin cenar!- reclamó molesta su madre -¡Por tu culpa! ¿Por qué no la dejas en paz?- le regañaba Alberto a su esposa cuando Emma se iba -¿Y yo qué he hecho ahora, Alberto?- reclamó dolida -¡¡Todo Cecil, todo!! ¡Por Dios! Cuando no es por haches es por bes siempre acabas liándola a la hora de la cena ¿es qué no te das cuenta? Emma ya no oyó nada más. Preparó la bolsa de viaje y se metió en la cama para repasar los últimos apuntes. Llamaron despacio a su puerta y se entreabrió apareciendo su madre tras ella -¿Podemos hablar?- rogó cariñosa, Emma la miró desganada pero no contestó; su madre entró en el cuarto y se sentó junto a ella en la cama- Cielo, sé que tienes 23 años, que eres adulta y muy responsable… pero, aun así, no puedo evitar preocuparme por ti; eres mi hija y eso nunca cambiará- le habló con ternura -¿Y qué es lo que te preocupa?- le preguntó tranquila- lo aclaramos de una vez y acabamos con todas estas discusiones absurdas -Estoy de acuerdo, pero me preocupa todo y nada, cielo -¡Ah, eso está bien!- repuso desganada y centró su mirada en los apuntes nuevamente -Cielo, ese muchacho ¿es del pueblo de Luí? -No mamá, es de aquí, de la ciudad- respondió sin dejar de trabajar en sus apuntes; Cecilia tragó nerviosa saliva, algo en su interior la inquietaba pero… no, no podía ser… -¿Y va a ir con vosotros este fin de semana?- siguió indagando -Sí mamá, lo pasaré con él- declaró serenamente y su madre asintió con la cabeza, se quedó callada unos segundos que le parecieron interminables a Emma -Nena… ¿tienes relaciones ya con ese chico?- soltó de pronto su madre después de aquella larga pausa, Emma la miró sorprendida- Quiero decir… tú y él… -¡Sé lo que quieres decir, mamá!- la detuvo incómoda- ¿Lo que te preocupa es un embarazo? -No cielo, supongo que seguirás tomando las píldoras… ¿no?- instó inquieta, Emma asintió con la cabeza- bien; pero lo que me tiene así es no saber si confías en ese muchacho lo suficiente para ese paso, ahora los jóvenes saltáis de uno a otro con una facilidad que… y hay tantas enfermedades y cosas…- hablaba sobrecogida -No te preocupes, mamá; Sí confío en él, confío plenamente; y ni él ni yo andamos a acostarnos con el primero que se nos presenta como dices- le respondió rotunda -Lo sé angelito, sé que tú eres responsable en ese sentido y no tengo dudas- declaró sincera- pero ¿lo conoces bien? -Sí mamá, lo conozco muy bien; desde hace mucho- aquella inquietud de Cecilia se acrecentó -¿Y es…?- guardó silencio apretando nerviosa sus labios, Emma la miró intrigada- ¿Es un buen muchacho cielo? -Sí mamá: es un buen hombre, de buena familia, tiene un puesto de trabajo, solvencia económica…- hablaba irónica y su madre la miró dolida -¡No hace falta que me hables así hija!- le reprochó dolida -Mamá, mamita perdóname…- repuso tierna tomándole su mano entre las de ella- Mamita, solo te diré que estoy muy enamorada de él; que él me quiere y yo le quiero… ¡Muchísimo!- repuso apasionada- ¿no es suficiente?- su madre sonrió levemente, le acarició amorosa la mano -Sí cielo, eso es suficiente- respondió cariñosa- ¿Y cuándo nos presentarás a esa maravilla de hombre?- preguntó más animada, sonriendo dichosa -Cualquier día…- esquivó la mirada de su madre regresando a los apuntes -Espero que pronto- insistió tozuda -¿A qué viene la prisa mamá?- inquirió fastidiada -A nada mi cielito- repuso despreocupada- solo es curiosidad -Pues será cuando deba ser… ¿puedo estudiar ahora?- su madre sonrió insatisfecha y se dirigió a la puerta; desde ella la observó indecisa pero no dijo nada y se fue. Emma resopló fuertemente.

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