sábado, 26 de octubre de 2013

Lo esperaba en el parque, ansiosa, nerviosa, no podía estarse quieta y andaba de un lado a otro. Lo vio llegar en la moto y corrió a él entusiasmada; Miguel, se quitó el casco, sonreía dichoso al verla venir tan feliz. Ella se abrazó amorosa a su cuello y lo besó apasionada. -¡Gracias por las flores, mi amor!- él sonreía divertido -¿Qué flores?- se hizo el intrigado -¡No te hagas el tonto! ¡Solo tú puedes tener esos detalles!- se rieron encantados, se besaron amorosos -¿Te gustaron luego?- preguntó dichoso -¡Me encantaron!- volvió besarlo -¡Nos van a ver al final, corazón!- repuso él observando a la gente que pasaba sin fijarse en ellos. -¡Hoy no me importa nada!- le contestó feliz, él sonrió divertido -Anda, vamos- dijo condescendiente, le entregó el casco de ella y se fueron a casa. Al llegar, ella se abrazó nuevamente a él entusiasmada y entraron en la casa agarrados sonriendo dichosos. El la miraba tan contenta y dichosa que sonreía pletórico mientras se quitaban las cazadoras dejándolas en el diván. Ella no dejaba de charlotear de lo que le regalaran, explicando como era el vestido, los zapatos, el bolso, la gargantilla…Parecía una niña y él sonreía dichoso -Pues mañana vas a estar radiante- dijo divertido -¡Voy a estar… irresistible!- contestó pícara sonriendo, él la abrazó y la besó amoroso -Siempre estás irresistible, mañana estarás extraordinaria- se sonrieron- pero…- no siguió hablando y puso cara de desilusión, Emma lo miró extrañada y preocupada ¿no vendría mañana? ¿Se echaría para atrás? -¿Qué pasa?- preguntó asustada, él movía desencantado la cabeza -Vestido nuevo, gargantilla… ¿Cómo que falta algo, no?- dijo disgustado, ella no le comprendía. Miguel sonrió divertido y la llevó de la mano al salón principal, la sentó en el sofá y se dirigió al mueble bar. De una estantería de la barra, sacó un estuche de terciopelo negro, alargado. Se sonrieron entusiasmados -¡¿Más aún?!- repuso ella emocionada levantándose del sofá -¿Cómo más aún? ¡Yo no te di mi regalo!- repuso él rotundo acercándose a ella sin dejar de sonreír -¿Y las flores? -Eso eran los buenos días ya que no podía dártelos personalmente- la besó suavemente en los labios- Felicidades, mi amor- y le entregó el estuche, Emma lo miró emocionada y abrió la caja sonriendo dichosa; se encontró con unos pendientes de oro que tenían forma de corazón y una esclavina de oro también con otros dos corazones iguales a los pendientes, colgados de dos de las finas y talladas mallas de la pulsera -¡Es preciosa, Miguel!- repuso emocionada, la sacó de la cajita y leyó la inscripción tallada muy finamente en la chapita - “mi Emma”- leyó en alto sonriendo feliz, le dio la vuelta- “mi gran amor”- acabó de leer. Lo miró entusiasmada, él sonreía dichoso; lo abrazó y lo besó apasionada, él le correspondió igualmente. -Te la pongo- dijo él quitándola de la caja- y no quiero que te la quites nunca, nunca- se la colocó en la muñeca, ella la observó, los corazones quedaban justo en los lados de la muñeca- ¿te gusta?- ella lo volvió a mirar enamorada -Todo lo que me das me gusta, mi vida- se besaron entusiasmados. Emma comenzó a acariciar la espalda por debajo de su camiseta azul oscura y se la quitó lentamente mientras se besaban ardorosos. Lo besó en el cuello y fue bajando por el pecho mientras le desabrochaba los botones de los vaqueros. Ya estaba en el ombligo cuando arrastró los pantalones al suelo, despacio, con mimo le acariciaba el pecho con una mano mientras con la otra le bajaba el boxer. Se encontró con su sexo erecto y rotundo, lo besó amorosa y él gimió ansioso. Miguel la agarró suavemente por los hombros y la levantó despacio, la besó anhelante mientras le quitaba su camiseta dejando los pechos al descubierto, los atrapó dulcemente con su boca y ella se estremeció de placer, mientras le retiraba sus vaqueros seguía jugando con sus pechos en su boca. Hicieron el amor sobre la mullida alfombra de la sala. Armonioso, metódico. Se entregaron tranquilos, sin prisas; disfrutando de cada caricia y cada beso. Afinado, equilibrado, con deleite llegaron al éxtasis complaciéndose el uno al otro con encanto; ya se conocían tanto, que sabían cual tecla tocar para que sus cuerpos sonaran con la maravillosa música de gemidos y suspiros que deleitaban sus oídos como música armoniosa. Cautivados y encantados se miraban sin querer perder detalle de cada gesto del otro. Alcanzaron la cúspide total, estremecidos, con agitación y emocionados, parecían no querer parar nunca aquellas sacudidas tumultuosas que los dejó extenuados, jadeantes y con palpitaciones extremas. Se derrumbaron sobre la alfombra sin aire, abatidos del placer recibido. Se rieron dichosos, él la abrazó contra si y la besó satisfecho y emocionado. -Así soñaba yo que sería la primera vez contigo- decía Miguel mientras la acariciaba amoroso contra él -Como una hermosa pieza de música clásica- comentó ella sonriendo dichosa, él le sonrió también y la besó amoroso. Rápida se subió sobre él y comenzó a besarlo nuevamente ardiente, él reía escandalosamente complacido -¡¿Qué haces gatita?! -¡Ahora vamos con el rock duro!- él se rió divertido mirando su reloj -No podemos cielo… Falta poco para que llegue tu sorpresa- comentó satisfecho mientras se levantaba -¡¿Otra sorpresa?!- preguntó sorprendida, tomó la mano que le ofrecía para levantarla, él solo la besó amoroso y se puso los pantalones sin abrochar sobre los boxers. Emma se vistió la camiseta de él y fueron a la cocina. Miguel la sentó sobre el mesado sonriéndose dichosos mientras vigilaba lo que ya estaba cocinándose en el horno y preparada un postre. Estaban radiantes de la pasión y del amor entregado. Jugueteaban con la fruta, la mordían entre los dos y se besaban como adolescentes. Riendo felices. Oyeron abrirse la puerta de la calle cuando compartían una fresa en medio de un beso ardiente, apareció una muchacha morena de media melena en la salita que los miró asombrada -¡Sorpresa!- gritó y se quedó paralizada mirándolos- ¡Vaya!- la sorprendida fue ella al encontrarse a su tío solo con los pantalones besando a una muchacha que solo llevaba la camiseta de su tío- Creo… que debí avisar antes- dijo desorientada -¡Ey, cielo! ¡Qué sorpresa!- le dijo entusiasmado Miguel sonriéndole dichoso, la muchacha estaba pálida y la miraba asustada mientras su tío Miguel se acercaba a ella satisfecho- ¿Cómo está mi sobrina favorita?- la abrazaba cariñoso besándola en el pelo amoroso -Bien tío Miki- contestó tímida, la visión de aquella muchacha aterrorizada la cohibía- Creo que mejor me voy… puedo volver otro día… -¡De eso nada! Además llegas en el día perfecto; Ven que te presentó a Emma- la tomó por los hombros y la guió hasta junto la muchacha -No de verdad, yo mejor me voy- volvió a decir Lidia -¡Que no Lidia! ¡¿Por qué?!- repuso Miguel y observó a Emma blanca como la muerte, respirando apuradamente-¿Qué pasa amor?- preguntó mirándola sorprendido por su descompostura, ella no contestó- Es mi sobrina Lidia Emma- se la presentó tranquilo- ella es la mujer de mi vida, Emma- dijo apasionado besando amoroso a Emma en la frente. Lidia se rió divertida -¿Tu chica tío Miki?- repuso entrañable- ¡Cuando se entere mamá…! ¡¡Esto no me lo pierdo!!- repuso exaltada riendo divertida. Emma comenzó a temblar angustiada, su palidez iba en aumento y su respiración era apurada, obsesiva. Miguel la miró fijamente, serio, apretaba las mandíbulas enfadado -¡¿Qué pasa Emma?!- preguntó ansioso, ella solo tragó trabajosamente saliva- ¡¿No decías qué estabas preparada?!- se estaba enfadando cada vez más- ¡¡ ¿No puedes enfrentarte a una muchacha de tu edad?!! ¡¡Emma, por Dios te lo pido, dime algo!!... ¿Acaso tienes miedo? ¡¿Es eso verdad Emma?! ¡Tienes miedo y no estás preparada!- le reprochó dolido- ¿No puedes con una muchacha y mañana quieres enfrentar a tus padres?- le decía irónico y dolido- ¡¡Yo no estaba jugando Emma!!- le repuso amargamente- ¡¡Yo iba en serio… no como tú!!- dijo finalmente desconcertado y trastornado. Sonaba realmente dolido. -No, mi vida- comenzó a decir despacio mientras le acaricia la mejilla amorosa- No estaba preparada para esta visita, nada más -Emma, ¿no estás preparada para una visita y pretendes enfrentar al mundo?- decía atormentado -¡Sí! ¡Sí estoy preparada! ¡Me cogió de sorpresa, nada más!- elevó ella la voz ofuscada- Pero Miguel…- volvió a un tono amoroso aunque lo miraba sobrecogida- ¡Tienes una sobrina de mi edad! -¡¡Y dos casi de la mía!! ¡¡No tengo la culpa de que mis padres me tuvieran a última hora y no hago un mundo por eso!!- reclamó fastidiado, Lidia se rió divertida -Y una sobrinieta… o como rayos se diga- replicó guasona Lidia, Emma la miró atónita -Cállate Lidia- reclamó Miguel fastidiado, la muchacha rió divertida

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