jueves, 21 de noviembre de 2013

Aquel lunes, Miguel no sabía que le ocurría pero estaba frenético. Eva había aparecido más hermosa que nunca con aquel corto y vaporoso vestido estampado que torneaba su hermosa figura enseñando sus muslos morenos y prietos al caminar desenvuelta entre los clientes a los que sonreía alegre con aquella preciosa sonrisa que aún lo alteraba más. De camino a casa, como últimamente iban en la moto, sentirla sobre su espalda y sus manos bien sujetas alrededor de su cintura, lo desquició por completo. Estaba excitado al máximo y no podía aguantarlo ya. -¡Por fin mañana es martes!- repuso Eva al llegar a casa de Miguel sacándose de inmediato los altos tacones así cruzaron la puerta y se dirigía hacia la salita para poner música como todas las noches, pero Miguel la sujetó del brazo y la atrajo a él -Tú ganas mi brujita pelirroja… me rindo, no puedo más- expuso deseoso y, rodeándole la cintura con sus brazos, la besó apasionado; ella se entregó entusiasta rodeándole el cuello con sus brazos. Miguel la oprimió anhelante contra su cuerpo deseoso, quería poseerla, ardía en deseos de sentirse dentro de ella. Ella reaccionó de igual manera oprimiéndose ambiciosa a él mientras introducía sus manos bajo su camiseta buscando ansiosa el roce de su piel. Miguel se la quitó de un rápido gesto sin dejar de besarse impetuosos y Eva se apresuró ansiosa a desabrocharle la cremallera del pantalón vaquero. -¿Tenían que ser botones, no?- protestó apremiada, Miguel sonrió agradado de verla tan deseosa como él y, atrapando nuevamente aquella deliciosa boca, la elevó en el aire. Eva de inmediato lo rodeó con sus piernas por sus caderas y la llevó hasta el dormitorio mientras ella ya se quitaba su camiseta por el camino, sentir sus pechos desnudos contra su cuerpo lo excitó aún más y, presuroso, se quitaron los vaqueros arrastrando con ellos la ropa interior. Estaban exaltados, ardientes, se besaban delirantes. Sus cuerpos deseosos y excitados, ansiaban el uno del otro desesperadamente; fue virulento, rabioso, frenético casi salvaje. Sus gemidos confortaban el uno al otro y les producía aún más ímpetu y delirio. Llegaron gozosos a la cumbre del placer. La culminación fue imponente, formidable. Miguel aún deliciosamente ensamblado a ella, la miró deleitado bajo su cuerpo, estaba sudorosa y respiraba agitadamente como él lo hacía, pero sus ojos brillaban llenos de pasión y complacidos, se sonrieron encantados. -¿Se puede saber por qué tardaste tanto en decidirte?- le reprochó satisfecha y feliz acariciándole melosa su nuca -Yo…- empezó a hablar pero se calló de nuevo y una pequeña sombra de tristeza tiñó sus ojos -Ya… por Emma- murmuró dulcemente, él suspiró profundamente intentando alejar su recuerdo de su mente -¿Y por qué no te lanzaste tú listilla?- le respondió pícaro mientras le mordisqueaba juguetón en los pechos -Esperaba a que estuvieras preparado- lo atrajo por la nuca y lo besó en la boca apasionada- tu cuerpo hace tiempo que lo desea pero tu cabeza se negaba a seguirle y ahora comprendo el por qué- él la miró sorprendido y ella rió divertida- ¿O qué piensas? ¿Qué no me di cuenta de lo que pasó el otro día en el pub?- bromeó cariñosa. Miguel abochornado, se acostó junto a ella en la cama. Eva se apoyó en su pecho con las manos bajo su barbilla, le miraba a la cara pero él seguía con los ojos clavados en el techo- ¡No pasa nada cielo! ¡Te asombrarías de a cuantos le sucede durante la noche en el pub con menos contacto!- él la miró de pronto, tenso y serio. -¡Qué ni se les ocurra tocarte!- bramó enfurecido, ella rió deleitada -¡Mi caballero de negra armadura!- dijo amorosa y cautivada besándolo amorosa en su pecho velludo- ¡Que llega en la noche sobre su corcel rojo para salvar a su dama! -¡¿Te estás burlando?!- se mosqueó -¡¡No!! ¡¿Eres bobo o qué?!- repuso tajante- Te estoy halagando ¿no distingues o qué?- repuso animada, se sonrieron cariñosos. El le apartó amorosamente los rizos de su cara -Cielo… ¿quién es ese Ben?- indagó curioso, ella puso cara de desagrado -¿Hay que hablar de eso ahora?- protestó fastidiada -Tú me lo acabas de recordar…- expuso serenamente, se sonrieron amenos y ella lo besó amorosa en su pecho velludo -Lo conocí cuando llegué aquí y pronto nos fuimos a vivir juntos, cosa que duró un año ya que no era quien parecía ser…- guardó silencio unos segundos jugando entretenida con el vello del pecho de Miguel, su rostro se puso serio recordando algo que la entristecía, al instante lo miró a los ojos y sonrió débilmente- Lo único que es muy recomendable que no olvides es que tiene un carácter… algo especial y nunca anda desarmado, así que nunca vuelvas a decir que te quedas “arreglando nada con él” no entiende cuando le dicen “no” Mikel y tiene la mano algo levantada -¡¿Te levantó la mano?!- se inquietó él mirándola frenético -¡Ey, tranquilo! Solo fue una vez y ahí le puse fin a todo ya, Fran vino a recogerme de inmediato… Ahora solo aparece de vez en cuando por el pub pretendiendo que volvamos pero Fran siempre lo mantenía a raya -Menos aquella noche…- remarcó él -Sí… Pero es que nunca se había quedado esperándome, me cogió de sorpresa- expuso aún desconcertada al recordarlo -Bueno, la cuestión es que no volvió- repuso despreocupado Miguel acariciándole suavemente la mejilla con el revés de su mano -¡Ah no te fíes!- dijo prevenida y él la miró intrigado- Está en el ejército y a veces tarda en regresar, supongo que está de maniobras o destinado a alguna misión, pero regresará; tenlo por seguro -Pues lo estaremos esperando y no le van a quedar ganas de regresar, ya lo verás -Mi caballero…- repuso amorosa sonriéndole tierna, Miguel la miraba encandilado -¿Sabes qué eres preciosa?- le dijo embelesado, ella sonrió animada -Sé que no estoy mal del todo… ¡Pero preciosa…!- bromeó burlona y se rieron -Pues para mí si lo eres- aclaró firmemente y la besó complacido en la boca, ella le correspondió deleitada, entregada -¿Sabes una cosa?- le susurró sobre los labios ardorosa y él la miró intrigado- ¡Quiero más! No estoy satisfecha- aclaró resuelta y le besó el pecho apasionada; él rió deleitado mientras Eva iba descendiendo, recorriéndole el cuerpo fogosa hasta llegar a su miembro ya erecto. Lo acarició delicada pero deseosa con las manos, luego con su lengua muy despacio y juguetona, él gimió encantado. La dejó hacer hasta que su miembro empezó a responder de nuevo, luego la sujetó por los hombros y la tumbó en la cama y le recorrió el cuerpo con su boca, ella la sentía ardiente sobre su piel; parecía que le quemaba allí donde se posaban sus labios. Al llegar a su vientre se detuvo de pronto, ella se quedó ofuscada; lo miró agitada- ¿Por qué te paras?- instó ansiosa -¿Y esto?- miraba un tatuaje que tenía en la parte izquierda del vientre -¡Un tatuaje! ¿Nunca viste uno o qué?- dijo exasperada le tomó la cabeza y lo incitó excitada a seguir besado su cuerpo que suplicaba más. El sonrió deleitado y continuó recorriendo con su lengua la zona del bajo vientre, subió levemente al ombligo, ella respiraba ansiosa. Sin esperárselo ella, hundió su boca en su sexo; Eva gimió de pronto impetuosa. Miguel jugó con su lengua en él, acariciando preciso el punto exacto hasta hacerla gemir de placer y fue cuando la penetró de repente. El cuerpo de Eva se arqueó impulsivo mientras se estremeció violentamente entre los brazos de Miguel, de su boca salió un grito de éxtasis inmenso al tiempo que una sacudida recorrió su cuerpo, ella clavaba las uñas en la sábana desesperada -¡¡Oh Dios, Miki!!- gritó impetuosa, él la miraba entusiasmado y sonreía dichoso cuando Eva lo miró fijamente a los ojos, delirante de goce- ¡¡Dame más!!- suplicó furiosamente exaltada y él le correspondió a su suplica, complaciente y enérgico la hizo gozar hasta limites de locura desenfrenada, delirante. Sus gemidos se mezclaban con quejidos de gozo y suspiros de deleite. En un movimiento raudo, se sentó sobre la cama trayéndola a ella sobre él. Sujetando amoroso sus glúteos los empezó a mover diestramente para encontrar su propia complacencia mientras Eva le acariciaba la nuca guiándolo ansiosa a sus pechos; su boca jugaba ardoroso con ellos. Otra descarga de placer sacudió el cuerpo de Eva que excitó a Miguel al máximo y se dejó llevar por el suyo propio moviendo las caderas de Eva con ansiosa desesperación. Fue una explosión de sentimientos: gusto, agrado, gozo, satisfacción pero, sobretodo, encantador júbilo y maravillosa extenuación. Eva agotada, se acostó dulcemente sobre su pecho -¡Ya no hay más!- bromeó satisfecho dejándose caer sobre la cama llevándosela sobre él, ella lo miró sonriendo complacida -No necesito más… ¡Por ahora!- se rieron deleitados y se besaron gustosos. Se volvió a recostar sobre su pecho y cerró los ojos rendida mientras él la abrazaba amoroso sobre su cuerpo. -¡Ey! ¿No me vas a contar sobre ese tatuaje?- le preguntó intrigado -¿Umm?- contestó ella ya adormilada, Miguel sonrió encantado, la besó apasionado en la frente y la dejó dormirse. Lo despertó su boca urgente en su miembro que respondía raudo a las provocadoras caricias de su lengua -Esto roza el vicio, Eva- bromeó ya embargado de deseo -No, es hambre atrasada, me has hecho sufrir demasiado esperando a que te decidieras- respondió ambiciosa de placer. Se entregaron otra vez, encantadoramente embriagados de complacerse con ardorosa pasión, llegando a una maravillosa culminación, extasiados de gusto y de nuevo plenamente satisfactorio. Miguel se derrumbó extenuado a su lado, ella sonreía dichosa mientras respiraba fatigada. Se enredó amorosa en su cuerpo sudoroso y él la recibió apasionado entre sus brazos. -Ahora sí que ya no hay más por un tiempo- replicó derrotado y ella rió entusiasta- ¿Me vas a contar lo del tatuaje? -Es una “D” ¿lo ves?- se acostó y se lo mostró, él la besó en el dibujo y recorrió el vientre juguetón- ¡Juega y después quéjate!- bromeó burlona y se rieron encantados. El se recostó sobre su cuerpo abrazándola amoroso, ella le acariciaba el pelo cariñosa- El tenía una “E”, nos los hicimos en las fiestas de verano -Os queríais mucho- comentó amoroso -¡Muchísimo!- replicó apasionada- El me cuidaba y protegía con devoción casi- se rió divertida- Me acuerdo el día que nos los hicimos, apenas teníamos quince años, quiso hacérselo porque uno de sus amigos tuvo la inocente idea de comentarle que yo le gustaba y me iba a invitar al cine- sonrió conmovida- ¡Pobre…! ¡Le dio tal somanta de hostias que lo dejó como un cuadro!...” ¡A mi hermana ni la miras ¿me oyes?!”- comentó agravando la voz divertida - Le decía una y otra vez mientras el pobre Simón ni se defendía asombrado- se rieron entrañables- Fue entonces cuando me convenció para hacernos el tatuaje: “Para que todos sepan que eres mi hermana y te respeten”- volvió a agravar la voz intentando imitar a su hermano -Pues, cuando llegaran a verlo, sería un poco tarde- bromeó Miguel burlón acariciándoselo y ella volvió a reír -No que va, con unos vaqueros bajos se ve… Quería que nos los hiciéramos en la espalda, junto al hombro, pero yo lo convencí de que ahí no era una buena idea ¡Si nos los miraba mi padre ardería Troya!- se quedó callada unos instantes- Sé que a mí no me tocaría siquiera pero a él…- habló entristecida- ¿Y tú? ¿Te llevas así con tu hermana?- preguntó animada nuevamente -Me llevo muy bien con los dos- la miró a la cara, ella asintió sonriendo feliz- Pero con Julia es especial… Debe ser que, como soy el pequeño y ella la única mujer, casi me crío -¿Entonces tus padres?- preguntó temerosa mirándolo pesarosa imaginándose lo peor, él sonrió y volvió a besarla en el vientre -En aquella época estaban bien cielo, no te inquietes; lo que pasó es que Julia ya tenía doce años cuando yo nací y Diego catorce, nos llevábamos fatal los dos y siempre estábamos a la gresca llevando yo las de perder pues él era mucho mayor, entonces Julia nunca se separaba de mí protegiéndome… Eso debió ser lo que nos unió tanto -¿Y dónde están tus padres ahora? -Ahora sí murieron -Lo siento cariño mío- habló apesadumbrada acariciándole la cabeza reposada sobre su vientre, él le sonrió amoroso -No pasa nada cielo- la besó de nuevo en el vientre- tuvieron una vida plena y feliz, papá murió hace ya unos años y mamá vivió conmigo hasta que también se fue dos años después pero nunca padecieron de nada y siempre estuvieron fuertes y sanos hasta que les llegó la hora- se sonrieron felices y se besaron apasionados, saboreándose complacidos -Que rico sabes- murmuró deleitada jugueteando con su lengua en los labios de Miguel que sonrió complacido- ¡Tengo hambre! ¡Vamos a comer algo!- repuso de pronto levantándose de la cama, él sonrió entrañable mientras ella salía del cuarto desnuda, volvió a entrar rauda -¡Ups, hay gente en la playa!- repuso divertida mientras rebuscaba por el suelo su ropa no encontrando lo que buscaba -¿En la playa?- se sorprendió él- ¡Si nunca hay nadie! -¿Dónde rayos fue mi camiseta?- expuso desalentada revisando por debajo de la cama, Miguel sonrió divertido- Pues hala, esta misma ¡Umm, huele a ti!- murmuró deleitada vistiéndose la de Miguel que rió ameno- Pero llegó el veranito cielo por si no te habías enterado, y los dueños de las casas se vienen a pasarlo aquí, esto se pone de bote en bote y se acabó la tranquilidad… ¡Ya lo verás!- lo miró aún recostado en la cama- ¿No vienes? -Ahora voy- se levantó lentamente y se vistió los vaqueros sin abrochar Cuando salió del cuarto comprobó que en la playa había bastante gente. Unos chapoteando en el agua, otros tumbados al sol y niños jugando en la arena; sonrió agradado, le gustaba ver a los niños disfrutando de sus juegos. Eva estaba en la terraza, echándole de comer a un gatito que no cesaba de maullar y ella le hablaba amorosa -Pobrecito, ya sé que estas sin comer corazón…- el gato maulló de nuevo- ¡Me despiste, perdona! Pero aquí tienes tu comidita ya -No sabía que entendías a los gatos- se burló sonriendo divertido -Yo sí ¿Acaso tú no?- respondió serena y él se echó a reír recreado acercándose a ella -Eres una brujita deliciosa ¿lo sabías?- le murmuró meloso al oído besándola en el cuello y ella sonrió dichosa, siguió su camino y preparó la cafetera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario