martes, 3 de diciembre de 2013

La encontró justo a la salida mirando un escaparate de ropa de bebé. Se le acercó por la espalda y la besó tierno en la mejilla, ella lo miró inquieta y descubrió que había estado llorando -¿Qué te pasa amor mío?- indagó nervioso- Y no me digas que nada porque ya no lo creo Eva; llevas unos días con unos cambios de humor que me desconciertan ¿se puede saber qué rayos te ocurre? -De verdad que nada Mikel, déjalo- respondió esquiva y se alejó de él; Miguel se apresuró a seguirla y la detuvo sujetándola suave pero firme del brazo -No nos vamos de aquí hasta que me aclares que demonios te sucede- insistió rotundo -¡¡Nada!!- repitió categórica enfrentándolo con la mirada furiosa -Mula terca…- repuso él irritado- pues aclárame a qué vino eso de que las cosas están como están… ¿cómo están Eva? -Por favor Mikel, déjame; no quiero discutir de eso aquí, nos están observando- suplicó ella llorosa de nuevo -No te comprendo, de verdad que no puedo comprenderte aunque lo intento amor mío; sé que te ocurre algo pero te cierras en banda y no me hablas ¿Qué tienes ángel mío? Háblame por Dios te lo pido- expuso él atormentado -Por favor Miguel… aquí no…- lloró angustiada -Aquí no, ahora no, nada…- exclamó irritado mirándola desafiante- me estoy empezando a cansar Eva, o me lo dices de una puñetera vez o voy a hacer alguna estupidez- reclamó furioso, ella solo apretó los labios sin mediar palabra y él bufó desesperado dirigiéndose al coche. La vuelta a casa fue tremendamente silenciosa. Miguel conducía ensimismado frotándose atormentado la frente, Eva con la mirada perdida por su ventanilla evitando sus miradas y Lidia en el asiento trasero los observaba intrigada pero no se atrevía a preguntar. Así Miguel detuvo el coche, se bajó sin mediar palabra y, subiendo los cuatro escalones de dos en dos, entró en la casa. Lidia y Eva lo observaron desde el coche sin moverse ninguna. -Ah, ya estáis de vuelta ¿ha encontrado algo de su gusto?- habló animada Julia al cruzárselo en la entrada pero, sin responder y ante la desconcertada mirada del resto de la familia que se encontraba en la sala, se dirigió a su cuarto subiendo las escaleras de dos en dos cerrando la puerta del cuarto de un fuerte portazo sobresaltándolos a todos. Julia cruzó una mirada intrigada con el resto pero nadie habló. Detrás entró Lidia cargada con las bolsas- ¿Y Eva, mi cielo?- indagó inquieta su madre -Ahí fuera… dice que necesita serenarse unos segundos antes de entrar- respondió serena entrando en la sala. La familia curioseó a través del ventanal encontrándosela sentada en la hamaca, posaba sus pies en el borde y se recogía las piernas contra el pecho rodeándolas con sus brazos. Lidia se dejó caer abatida en el sofá junto a su prima Sarah -¿Por qué serenarse? ¿Acaso ha pasado?- indagó curioso Diego -Que han discutido- contestó conmocionada la muchacha -¿Cómo que han discutido? ¿Por qué?- se interesó su tía Carla -Si te digo la verdad, no sé bien por qué tía Carla- respondió sincera la muchacha -Seguro que ni ella lo sabe- repuso molesto Miguel tras ellos regresando a la sala- ¡¡Porque está como una puta cabra que ni ella se entiende y quiere volverme loco a mí!!- elevó la voz furioso para que Eva lo oyera, cosa que pareció resultar pues ella hundió su rostro entre sus piernas apoyando su frente en sus rodillas -¡Chisss, cálmate cielo! ¡Perdiendo los estribos no lo vas a arreglar!- intercedió cariñosa Julia posando dulcemente sus manos en la pechera de la camiseta de su hermano, todos lo miraron desconcertados -Pero ¡¿qué os pasa Miguel?!- se preocupó Diego -¡¡Qué coño sé Diego!! ¡¡Te juro por la memoria de nuestros padres que no la entiendo!! ¡¡Parece como si todo lo que hago o digo le molestara!! ¡¡Parece que todo lo hago mal a sus ojos y ya no lo soporto!!- gritó enfurecido mirándola dolido a través de la cristalera, Eva hundió más su cabeza entre sus rodillas, el suave batimiento de sus hombros mostraba que estaba llorando -Cálmate Miguel, por todos los santos- volvió a insistir pacificadora Julia -¡¡No puedo Julia!! ¡¿Es que no la ves?! ¡¡Ya está llorando de nuevo y me destroza verla así!! ¡¡Y así estamos desde hace dos semanas!! ¡¡Pasa de la euforia al lloro desmesurado en décimas de segundo y me tiene desquiciado porque no me habla!! Sé que algo le preocupa, sé que algo le pasa… ¡¡pero como es una cenutria, no quiere hablarme!!- volvió a elevar la voz contra Eva mientras sollozaba angustiado -Pero ¿hiciste algo para que esté tan disgustada la pobrecilla, cielo?- interrogó preocupada su cuñada Carla mirando entristecida a Eva sollozando en el porche de la casa, él la miró desquiciado -¡¡Nada Carla!! ¡Absolutamente nada!! ¡¡Ni ahora ni antes!! ¡¡Y si no me crees pregúntale a Lidia que estaba presente!! Yo solo le propuse que se comprara el dichoso vestido que tanto le gustaba y… ¡¡Ni os imagináis como se puso!! ¡¡Y lo mismo me hizo cuando le di el puñetero anillo de los cojones!!- expresó afligido, todos miraron de inmediato a Lidia para reafirmar lo que él contaba y la muchacha asintió con la cabeza; su hermana le acarició tierna la mejilla- Sé que algo le pasa Julia, sé que algo le preocupa… -Miguel, cielo- repuso conmovida su hermana abrazándolo tierna- no te pongas así, se le pasará -Lleva más de dos semanas así Julia…- declaró entre sollozos- cada vez estoy más convencido de que no me quiere lo suficiente y se arrepiente de lo nuestro… -¡No digas tonterías hermano!- le recriminó tajante Diego- si se la ve enamorada perdidamente por ti -¡¿Entonces qué rayos le pasa Diego?!- increpó fuera de sí mirando a su hermano- ¿Por qué me rehúye y me esquiva de esa manera a veces? ¿Por qué se encierra ahora en el baño para desnudarse como hizo anoche? -¿Has intentado hablar con ella?- indagó compasivo Jaime -¡¿Eres estúpido o qué?! ¡¿No te lo acabo de decir?! ¡¡Claro que lo intento!! ¡¡Lo intento de todas las formas posibles pero no hay manera de que me diga que rayos le pasa!!- bramó descorazonado- ¡Habla tú con ella Julia, por Dios te lo pido!- habló esperanzado mirándola suplicante- a lo mejor contigo se abre y a ti sí te cuenta lo que le está rondado por esa cabeza de chorlito que tiene -Está bien, iré a hablar con ella; pero cálmate ya cielo- expuso tierna y él le sonrió agradecido Julia salió al porche pero se quedó junto al quicio de la puerta en vez de aproximarse a ella, Eva miró alentada pero su rostro se volvió a ensombrecer al ver que no era Miguel, se sonrieron amistosas y regresó a apoyar su mentón en sus rodillas. -¿No tienes frío aquí cielito?- le preguntó cariñosa, ella negó con la cabeza; Julia se aproximó y se sentó a su lado, le acarició tierna la espalda- Nos ha dicho Lidia que habéis discutido cielo ¿estás bien?- Eva comenzó a asentir con la cabeza pero de inmediato empezó a negar y rompió a llorar desconsolada- ¡Santo Dios cariño! ¿Qué te ocurre mi niña?- Eva se abrazó a ella buscando consuelo y Julia la recogió amorosa entre sus brazos- Preciosa mía ¿qué tienes? -Pero ¡¿Qué cojones le pasa?!- se inquietó Miguel mirándolas a través de la ventana e intentó salir pero su hermano Diego lo detuvo sujetándolo fuertemente del brazo -Déjalas Miguel- expuso decidido -¡¿Pero acaso no ves qué está llorando de nuevo?!- increpó fuera de sí -Miki, si quieres saber que le pasa realmente, déjalas hablar cariño mío- explicó amorosa la esposa de Diego -Pero Carla…- intentó protestar -Pero nada Miguel; deja a mi Julieta, ella sabrá cómo llevar la situación- replicó Jaime rotundo, él resopló angustiado -Lamento estaros estropeando las vísperas de la boda- murmuró entre lloros Eva aún entre los brazos de Julia -¡¿Quién está pensando en eso ahora corazón?! Lo importante en estos momentos sois vosotros; y sobre todo tú que se ve que no estás bien cielito- expuso enternecida, seguía acariciándole cariñosa la espalda mientras ella no cesaba de llorar sobre su pecho- ¿qué tienes mi niña? Acaso… ¿Es lo que sospecha Miguel?- preguntó tragando nerviosa saliva -¡¿Qué sospecha Mikel?!- se alarmó mirándola temerosa -Que no le quieres y estás arrepentida de iros a vivir juntos…- habló recelosa -¡¡Por todos los demonios Julia!! ¡¡No!!- declaró sincera mirándola atónita- ¡¡Si lo amo más que a nada en este mundo!! ¡¡Y es justo al contrario!! ¡¡Va a ser él el que me abandone y yo creo que me moriré si él me falta!!- expuso angustiada llorando de nuevo, Julia no comprendía nada -Vamos a tranquilizarnos corazón- la aplacó tierna acariciándole amorosa las mejillas intentado secarle inútilmente las incontrolables lágrimas que salían de aquellos bonitos ojos- Él nunca hará eso Eva, te quiere con locura chiquita ¿a qué viene semejante tontería? -¡¡Oh Dios Julia!!- clamó angustiada- Hice algo horrible, horrible Julia… y será él el que me deje cuando se entere de lo que he hecho; no me lo va a perdonar nunca… nunca- repuso angustiada cubriéndose el rostro con las manos y volvió a romper a llorar -¿De qué estás hablando? ¿Qué has hecho tan terrible para que Miki no pueda perdonártelo? - exclamó aprensiva -Julia…- expuso temerosa mirándola avergonzada, Julia elevó sus bien delineadas cejas instándola a hablar- Me embaracé a propósito sin consultárselo- susurró en apenas un murmullo, Julia se quedó pasmada -¡¿Qué?!- repuso incrédula de lo que oía mirándola boquiabierta -¡Oh por favor Julia! ¡No me mires tú así también!- sollozó cubriéndose avergonzada el rostro- ya me lo advirtió mi madre, que estaba cometiendo un error, un tremendo error… Pero estaba decidida y, además, era ya tarde…- se descubrió y la miró esperanzada- ¡Compréndeme tú al menos, Julia! Tengo casi 38 años y quiero ser madre, lo deseo más que a nada en este mundo, y si no es ahora ¿cuándo Julia?… Pero entiéndeme bien, no lo hice para atraparlo ni para obligarlo a nada, eso te lo juro por la memoria de mi adorado hermano… Mi idea era quedarme embarazada y, si él no lo aceptaba, pues irme con mi hijo y fuera… pero…- apretó atormentada sus labios mirándola angustiada- ¡¡Ahora no puedo soportar esa idea Julia!! ¡¡Lo amo demasiado para alejarme de él!! ¡¡No soportaré perderlo!!- sollozó afligida- ¡¡Pero también quiero a esta criaturita que está creciendo dentro de mí más que nada Julia!! ¡¿Qué puedo hacer?! -Pero cielito…- balbuceó atónita sin comprender- ¿Cómo se te ocurre esa absurda idea de que mi hermano te vaya a dejar por esto? ¡¡Si es fantástico corazón!!- explosionó feliz abrazándose a ella entusiasmada- ¡¡Es una maravillosa noticia mi chiquita que hará muy feliz a mi hermano!! -No, estás equivocada; no es así- musitó angustiada llorando de nuevo y Julia la miró desconcertada- ¿No lo comprendes? Le engañé, no le pregunté por miedo a que me lo negara y sé que no quiere tener hijos… él me lo dijo Julia -Hombre… nunca lo vi muy emocionado por ser padre… pero de eso a que te vaya a abandonar…- musitó confundida pero al instante sonrió dichosa- ¡¡Que va angelito!! Estás equivocada cielo ¡si te quiere con locura y siempre le encantaron los bebés! ¡Lo aceptará encantado!- expresó incrédula -No… si se lo hubiera propuesto puede, pero jugué a la falsa y eso no me lo perdonará - remarcó rotunda- Además, para él el tema de los hijos: “es un tema que no le interesa”- remarcó mordaz y Julia apretó incómoda sus labios -No cielo… No es posible que te abandone por eso y no acepte a su propio hijo, entonces no sería mi hermano Miguel ese que está ahí… ¡Voy a hablar con él de inmediato!- indicó resuelta levantándose de la hamaca -¡¡¡No Julia!!!- le gritó angustiada deteniéndola y ella la miró confundida- ¡¡Ahora no Julia, por favor!! ¡¡Porque además, estúpida de mí, escogí el peor momento para hacer esta burrada!! ¡¡Es lo último que necesita saber ahora que anda tan agobiado!!- expuso mortificada, Julia la miraba aturdida, no comprendía nada; se sentó junto a ella tomándole tierna sus manos entre las de ella -¿Qué pasa cielo? ¿Por qué anda mi hermano tan agobiado?- expuso inquieta, Eva la miró decaída -Estamos sin blanca, Julia; estamos realmente mal- declaró mortificada, Julia la miró fijamente a los ojos con cara de desconcierto durante unos segundos y, de pronto, empezó a reírse; al principio despacio, una risa nerviosa, pero después rompió a reír a carcajadas. Eva la miraba atónita -Pero ¿qué estás diciendo cielo?- expuso sin poder dejar de reírse- ¡Si mi hermano tiene dinero de sobra! -No Julia, estás equivocada; puede que a vosotros no quiera decíroslo como hace conmigo, pero está muy apurado y lo veo muy preocupado…- habló calmosamente sujetándole suavemente las manos -¡Está preocupado por ti cielito, no por el dinero!- remarcó sincera sin dejar de sonreír divertida, Eva negaba rotunda con la cabeza- Me lo dijo corazón, él me mandó a hablar contigo porque no te comprende, porque estás teniendo unos altibajos que lo desorientas, hasta está pensando que no le quieres; ya te lo expliqué -¡No Julia! ¡No es eso!- remarcó tozuda y Julia le sonrió alentadora sin quererle creer- Entonces Julia… ¡¿por qué diablos le pidió dinero prestado a Diego?!- prorrumpió de pronto mirándola desafiante, Julia quedó muda mirándola boquiabierta -¡¿Qué has dicho?!- logró balbucear estupefacta -Lo que oíste; los oí hablar hace unas semanas Julia, no pretendía hacerlo pero oí claramente como Mikel casi le suplicaba que vendiera la casa que tiene aquí y cómo vuestro hermano Diego le ofrecía mandarle un préstamo mientras no podía venderla- explicó más comedida, Julia se quedó callada unos segundos -¡¿Vender la casa?! ¡¿Quiere vender la casa?!- repitió anonadada, Eva asintió con la cabeza- ¡¿Pero qué rayos estuvo haciendo ese imbécil estos años para pulirse tanto dinero?! ¡¿Y por qué yo no sé nada de todo esto?! Lo siento cielo, pero esto no puedo dejarlo así!- expuso de pronto levantándose y dirigiéndose presurosa a la casa -¡¡No Julia, por favor!!- le gritó afligida intentando detenerla pero no hubo manera, la siguió mortificada

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