viernes, 10 de enero de 2014

-Solo encontré una telescópica entre sus aparejos y ya la revisé Fran, no había nada- le habló desencantado siguiéndola. -Nunca fuiste de pesca ¿verdad?- indicó resuelta encendiendo su linterna -No- respondió desentendido observándola examinar ansiosa el techo del garaje -Pues no se utilizan las telescópicas en ríos Diego; ni se le compran a niños inexpertos porque son demasiado largas y flexibles para el pulso de un pequeño…- explicó sin dejar de examinar minuciosamente el techo -¿Qué buscas ahí arriba?- indagó curioso y ella sonrió complacida al descubrir las cañas colgadas por dos clavijas semi ocultas junto a la viga central -¡Ahí están! ¡Como hacía mi padre para mantenerlas alejadas de mí por miedo a que me clavara el anzuelo!- exclamó dichosa, Diego las bajó, eran tres- Ahora esperemos tener suerte- se miraron esperanzados y sonrieron exaltados. Fran intentó desenroscar el final del mango de una, no cedió- esta no es- tomó otra y Diego la tercera, la de ella no dio resultado pero la de Diego sí, se aflojó con una media vuelta; se miraron sonriendo ilusionados- ¡¡Esa es la de Willy!!- aclaró ella exaltada, Diego la desenroscó de todo; la levantó levemente y la pluma cayó en su mano- ¡¡Ajá, lo conseguimos!!- gritó enloquecida abrazándose al cuello de Diego que sonreía radiante y feliz, la abrazó entusiasmado elevándola del suelo, encantado -¡Mi petit suisse, eres increíble!- le dijo apasionado y se rieron satisfechos -¡Después quieres que me vaya!- le reclamó ilusionada, lo miró a los ojos aún entre sus brazos- ¿Qué vas a hacer sin mí sí me voy?- bromeó burlona, él rió divertido -¿Andar sin rumbo como todos estos años atrás?- inquirió interrogante, se rieron recreados y él la besó entusiasta, ella le correspondió encandilada. Separaron sus bocas levemente y se sonrieron dichosos -Ahora a buscar un ordenador y saber lo que tiene ahí- le dijo ella tiernamente -Ben tenía un portátil- indicó resuelto pero la mirada de Fran lo detuvo -No encontramos ninguno Diego y registramos bien la casa- aclaró mirándolo fijamente a los ojos -Hijos de puta, también se lo llevaron…- musitó irritado- ¿Tú tienes uno mi adorada petit suisse?- se interesó mirándola amoroso, ella negó con la cabeza. Puso cara de disgusto, la besó dulcemente sobre los labios y la dejó en el suelo- Yo tampoco, me lo chafó Andy hace un par de días- se lamentó apenado -Tendremos que esperar luego- repuso ella desmoralizada. -No podemos esperar; lo que dice aquí puede ser muy importante- Expuso pensativo, se volvió a entusiasmar -¡Ya sé! Vamos a casa de Sandy; esta semana casi no vi a Andy y podremos usar el suyo- respondió entusiasmado tomándola de la mano pero ella se soltó rápidamente -¡¡Ah no, gracias!!- rehusó ella categórica- ¡¡Llega de tensión por hoy!! Es justo lo que me hace falta y estaba pensando precisamente en estos momentos: ¡¡Ir a conocer a tu esposa!!- expuso burlona y se rieron divertidos -No seas boba, no es mi esposa… solo es la madre de Andy y una buena amiga- repuso cariñoso, ella denegaba con la cabeza- Anda, no me dejes solo ahora… ¿no quieres saber lo que hay aquí?- preguntó pícaro mostrando la pluma -Mañana me lo vas a contar- respondió segura y satisfecha, él sonrió subyugado -¿No quieres ver a Andy luego?- se interesó, ella se mordió insegura el labio inferior- Sabrás que ya pregunta por Tute cuando me ve llegar- añadió astutamente, ella sonrió encandilada y él la apretó suavemente por la cintura oprimiéndola un poco más contra su cuerpo- ¿Qué? ¿Vienes luego?- la incitó meloso rozándole dulcemente los labios con los suyos -De acuerdo- respondió rendida y él sonrió dichoso; atrapó aquella deliciosa boca y la besó apasionado -¡Vamos luego!- resolvió de pronto dejándola descolocada por su súbita reacción; la tomó de la mano nuevamente, recogió su jersey del suelo de camino a la puerta y salieron de la casa. Mientras entraban en el coche, él se puso raudo el jersey y salieron dirección al centro de la ciudad. Aparcó delante de un edificio de moderna estructura. Llamó en el portero automático también con su nudillo del dedo índice y la puerta se abrió sin preguntar. -Sigue abriendo sin preguntar, so zopenca; ni que te avise mil veces haces lo que te ordeno- protestó molesto empujando el portal y se oyó una risa divertida -Si sé que eres tú, so bobo- repuso entre risas divertidas una dulce voz femenina a través del telefonillo Al detenerse el ascensor, él volvió a tomarla de la mano y se dirigieron a la puerta de la derecha. Llamó al timbre con su nudillo nuevamente, Fran lo miró intrigada -¿Por qué todo lo pulsas con el nudillo? ¿Acaso tienes el dedo lastimado?- preguntó curiosa mirándolo desconcertada, él rió divertido -No, solo es deformación profesional corazón: procurar dejar las menos huellas posibles- explicó resuelto besándola tierno en los labios -Lo tuyo ya es paranoia- exclamó atónita y él volvió a reír -No tienes ni idea de lo que puedo lograr hacer con una huella tuya- expuso pícaro rozándole mimoso sus labios con los de él, ella sonrió deleitada intentando atraparlos pero él se retiró no permitiéndoselo al oír aproximarse pasos al otro lado de la puerta- Verás cómo no te mentí mi cielo, quédate ahí y que no te vea- le dijo gozoso colocándola fuera del alcance de la visión desde la puerta que se abrió al poco tiempo -¡¡Papi!!- gritó entusiasmado Andy al verlo -Aquí tienes a tu dichoso papi al fin; lleva preguntando por ti desde hace horas- decía cariñosa una mujer -¡Hola mi fierecilla; ya estoy aquí mi ángel!- Diego se agachaba para abrazarlo -¿Y Tute?- peguntó al instante el niño esperanzado, Diego le sonrió dichoso y miró tierno a Fran, Andy se asomó curioso por la mirada de su padre y la descubrió- ¡Tute!- Soltó en un grito entusiasta y le mostró ansioso sus bracitos para que lo recogiera. Ella sonrió encantada y lo recogió amorosa en brazos -Hola corazón, hoy sí vine cielito- le decía entusiasmada abrazándolo tierna, él le rodeaba el cuello con sus bracitos mientras Fran lo besaba cariñosa en las mejillas -¡¡Tute, mami!!- exclamó ilusionado hacia su madre que sonrió encandilada -Sí cielo, por fin voy a conocer personalmente a tu famosa Tute- repuso alegre la mujer, Fran la miró sonriéndole amable. Era muy guapa, rubia, con una melena ondulada, brillante y sedosa; alta y con un tipo envidiable que se vislumbraba aunque llevaba una camisola estampada y muy floja que le cubría las rodillas. Le sonreía contenta y tenía una sonrisa preciosa acompañada de unos brillantes y alegres ojos azules. -Hola, soy Fran- la saludó entrañable, ella le correspondió con dos besos en las mejillas -Lo sé, yo Sandy- aquella contestación desconcertó a Fran, de qué la conocía aquella mujer- pero pasar, no os quedar en el rellano- invitó al instante no dando oportunidad a Fran a indagar su curiosidad; entraron en el piso. Estaba decorado impecable y con un gusto exquisito. Los llevó hasta la sala decorada en azul y amarillo, increíblemente no había ningún juguete por el medio como ocurriera en la casa de Diego- Sentaros ¿os apetece tomar algo?- les invitó amistosa -Para mí ya sabes, lo de siempre- le contestó Diego- ¡Ven acá diablillo! ¿Qué hiciste hoy malandrín?- le peguntó amoroso al pequeño recogiéndolo de los brazos de Fran y besándolo vigorosamente en las mejillas provocándole risas alegres al pequeño -¿Y para ti? ¿También whisky?- le preguntó atenta a Fran tocándole suavemente en el hombro -¡No por Dios!- repuso aborrecida y se sonrieron divertidas- Un café estará muy bien -De las mías, café a todas horas- comentó entrañable y salió de la sala, tenía un andar grácil y esbelto. Ella se sintió cohibida ante tal mujer. Diego se sentara junto a ella y hablaba entrañable con su hijo sentado en sus rodillas -Tute- le decía él sonriendo dichoso señalando con su manita a Fran, ella se la besó amorosa -¿No te prometí que te la traería campeón?- le comentó entusiasmado- Pues aquí la tienes ya, colega, tu Tute- el niño reía satisfecho -¡A paque, Tute!- decía exaltado señalando la puerta de la calle -Mañana, hoy ya es tarde cielo- le contestó Diego cariñoso y lo besaba nuevamente- A ver, cuéntame ¿Qué le hiciste hoy a mami campeón? ¿Fuiste muy malote como te dije?-se guaseó pícaro y el niño volvió a reír alborozado empezando a contar sus aventuras entusiasmado, Fran los miraba enternecida sonriendo divertida -Lo que no entiendo…- comentó Sandy entrando con una bandeja donde llevaba los cafés y el whisky de Diego- Si eres Fran ¿a qué viene que Andy te llame Tute? Si “Fran” le es fácil de pronunciar…- Diego y Fran se rieron animados -Yo le llamo franchute, de ahí sacó este pillaban lo de Tute ¿verdad diablillo?- explicó cariñoso Diego mordiéndole la barriguita al pequeño que gritaba eufórico -Ah, eres Francesa- preguntó intrigada Sandy entregándole servicial el pocillo a Fran -No, americana; pero mi madre se empecinó en ponerme su nombre: Françoise; y a este burro se le dio por llamarme así en la academia y sigue en las mismas desde entonces- se rieron entrañables y campechanas. Sandy se sentó frente a ellos en el otro sofá sonriéndoles amena mientras inspeccionaba disimuladamente a Fran. Aunque parecía calmada y risueña, por dentro sufría terriblemente. Era ella y estaba allí, enfrente suya; el eterno amor de Diego que siempre lo había alejado de ella. Aunque lo amara y lo amaba aún con todo su ser e hiciera titánicos esfuerzos por retenerlo a su lado… él nunca pudiera arrancarse de su corazón a Fran y se convirtiera en un obstáculo insuperable en su relación. -La verdad, es que me suena muchísimo tu cara- comentó intrigada mirando detenidamente a Fran -Fue paciente tuya, tú me dejaste entrar a verla un par de ocasiones ¿no lo recuerdas?- contestó Diego sin dejar de jugar con Andy -¡Ah, ya! ¡La poli con suerte!- repuso de pronto recordándola- Me hablaras de una compañera, no mencionaste nada de que se trataba de Fran- añadió despreocupada mientras se recostaba contra el respaldo del sofá cruzando las largas piernas morenas; Fran la miraba desconcertada, volvía a nombrarla como si supiera de ella hacía mucho tiempo… -¿La poli con suerte?- le preguntó intrigada finalmente sin atreverse a realizar la otra pregunta; Sandy le sonrió cariñosa -¿No te lo contaron? La bala te pasó rozando la vena femoral, no te la seccionó por milímetros; te libraste por los pelos amiga mía- le respondió amistosa -Ya me dijo Diego que eras médico- aclaró amistosa Fran, ella afirmó con la cabeza sin dejar de sonreír amigable -Un matrimonio de esos típicos ¿verdad Diego?- se sonrieron divertidos- Copleras con toreros y polis con médicos- se rieron entrañables los tres- Bueno me voy a cambiar que se me echa el tiempo encima- comentó Irene mirando su reloj, Diego la miró intrigado y ella se la devolvió boquiabierta- ¡¡No vienes a por Andy!! ¡¿Te has olvidado verdad?!- le reprochó asombrada -¡¡Sí, claro que vengo a por él!!- contestó esquivo y a Fran le dio la risa sin poder controlarlo -¡Te dije que hoy tenía guardia, Diego! ¡Te lo llevo avisando toda la semana!- le reprochó cariñosa -¡Se me olvidó, perdona!- se defendió mansamente- Tengo muchas cosas en la cabeza -¡También yo y no se me olvida nunca lo que me dices!- le reprochó enfática -¡¡No, qué va!! ¡¡Por eso sigues abriendo tanto abajo como la puerta sin preguntar!! ¡¿Cuántas veces tengo que repetirte que no te fíes de nadie Sandy?!- le increpó furioso -¡¡Sabía que eres tú!! ¡¡Solo tú das tres timbrazos seguidos!!- respondió acalorada -¡¡Aghh, no empecemos como siempre!!- soltó fastidioso moviendo desalentado su cabeza -¡Aghh, como sempre!- repitió Andy imitándolo y Diego le sonrió divertido, él le correspondió satisfecho. Fran bebió café para disimular las risas que no podía controlar -¿A qué se debe tu visita luego?- indagó curiosa -¡Vengo a por Andy ¿no te lo estoy diciendo?!- respondió raudo pero Sandy lo miraba inquisidora- Vale, y además… ¿Podrías dejarme usar tu ordenador?- le consultó abochornado recogiendo su vaso de la bandeja, ella lo miró sorprendida -¿Y el qué te compre por tu cumpleaños?- preguntó extrañada -Se me cayó café por encima e hizo ¡puff! -Hiso puff- repitió Andy animado explicándoselo a su madre con un movimiento de mano aclaratorio -¡Te cayó café! ¡Ya!- dijo irónica levantándose- ¿O se lo dejaste a Andy y lo hizo añicos?- aseguró concluyente saliendo de la sala, Diego le hizo una mueca al niño que rió divertido -A tu madre ya no la engañamos con nada colega- le susurró entrañable que volvió a reírse alborozado. -Con nara- repitió resuelto y Fran rió divertida. Sandy volvió a la sala trayendo el portátil que dejó sobre la mesita de café -Eres increíble, le dejas hacer lo que quiera y así no hacemos nada- seguía protestando molesta- Un día contigo y todo lo que yo hago al cubo de la basura… ¿De qué vale que intente educarlo si tú le dejas hacer lo que le da la gana Diego? ¡¡Así no se puede!! -No empieces cansina- respondió incómodo mientras encendía el ordenador -¡Cansina!- le llamó Andy claramente -¡Ja! Eso y la docena de palabrotas que te enseña el irresponsable de tu padre que bien lo sabes pronunciar- protestó fastidiada provocando una sonrisa tierna en Fran; de pronto el pequeño le echó la lengua a su madre como Fran había hecho en el piso de Diego, su padre intentó ocultarlo raudo cubriéndole la boca con su mano -¡Ah! ¡Eso es nuevo!- gritó espeluznada- ¡¡Diego!!- bramó irritada -¡Yo no se lo enseñé! ¡Te juro que yo no fui!- se defendió presuroso -Creo… que eso fui yo; lo siento- musitó abochornada Fran, Diego rió divertido y Sandy suspiró profundamente -No te preocupes cielo, no tiene importancia pero… ¡¡Tú!!… ¡es imposible contigo Diego!- protestó debilitada -Anda, ve a cambiarte que se te hará tarde- repuso despreocupado Diego abriendo el portátil; Andy se bajó de las piernas de su padre y se puso entre sus brazos observando emocionado el ordenador -¡Andy, no!- negó cariñosa pero firme al verlo echarle la mano al ordenador, él la miró meloso- ese es el de mami; tú tienes el tuyo- el niño corrió por el pasillo y regresó con uno de juguete que colocó sobre el sofá junto a su padre y empezó a jugar con él. Fran sonrió cariñosa mirándolo divertida- ¿Te das cuenta que fácil es Diego?- aclaró orgullosa saliendo nuevamente de la sala. -Te das cuenta que fácil es Diego- se burló fastidiado mientras introducía la memoria. Fran le dio una dulce colleja y él la miró incomodado -Lo siento, pero tiene toda la razón- le susurró cariñosa, él entrecerró un ojo mirándola ofendido y, de pronto, le robó un besó tierno y presuroso de los labios; se sonrieron divertidos.

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