martes, 20 de mayo de 2014

Se puso a trabajar hábilmente en el ordenador ante la mirada atenta de Bárbara que no perdía detalle de todo cuanto le explicaba. También las niñas esperaban felices la conexión con Bruno que apareció en la pantalla al instante -¡¡Ey, qué sorpresa!! ¡¡Hola preciosas mías!!- dijo radiante al verlas -Hola papi- lo saludó feliz Sarah y él sonrió dichoso- mira Albita, es papi- le mostró cariñosa a su hermana que sonrió alegre lanzándole muchos besos con su manita que él le devolvía encandilado -Hola ángel mío ¿a qué debo esta hermosa sorpresa?- le habló amoroso a Bárbara que le sonreía enamorada- ¿Está todo bien verdad? -Sí, todo está bien; solo quería verte y hablarte- respondió sin dejar de sonreírle apasionada, él sonrió feliz -También te llamamos porque… ¡¡chico!! ¡¡Nos está de un delicadito terrible últimamente!!- se burló divertido Guille -¡No estoy tan delicada!- protestó molesta ya de nuevo con los ojos llorosos provocando la risa de todos -¡¿La ves?!- indicó socarrón a su hermano- ¡Ya está micando de nuevo! ¡Y así cada día y por todo! -¡No estoy micando idiota!- siguió protestando fastidiada aunque las lágrimas ya le corrían por las mejillas, Bruno sonreía tierno a su mujercita bella -¿Qué te pasa mi chiquita?- le preguntó amoroso -Que te echo mucho de menos, muchísimo- repuso mimosa y él rió dichoso -También yo a vosotras- contestó meloso posando su mano en la pantalla intentando acariciarla y ella también la posó sobre la de él- pero pronto estaremos juntos y ya nada nos separará mi vida- declaró apasionado -Hasta tu próximo proyecto…- murmuró apesadumbrada -No mi ángel, no vuelvo a alejarme de ti nunca más- remarcó decidido, Bárbara lo miró confundida- la próxima vez haremos las cosas bien y os vendréis conmigo las tres… lo programaremos antes, con tiempo, para no intervenir en tu trabajo; esperaré lo que sea necesario, pero no vuelvo a alejarme de ti jamás ¡¡No sabes cómo te extraño mi vida!! ¡¡Quien me diera estar ahí a tu lado siempre, siempre!!- expuso melancólico mirado a Bárbara con ojos afligidos -Ya pronto estarás de vuelta y estaremos juntos- le animó dulcemente ella y se sonrieron amorosos. Las conexiones se fueron repitiendo de dos a tres veces por semana y así pasaron cuatro largos y angustiosos meses que parecían no acabarse nunca. Al desconectar cada llamada, Bruno se quedaba ensimismado con ojos llorosos mirando la pantalla del ordenador. Sus compañeros lo observaban desolados, aquella tristeza suya iba en aumento con cada conexión -Bruno…- le habló Marta posando tierna su mano sobre su hombro, él se limpió las lágrimas raudo y la miró sonriéndole dulcemente -No es nada, se me pasará- expresó como siempre intentando parecer animado aunque ya no convencía a nadie -¿Por qué no te regresas ya con ellas?- propuso alentadora, él la miró ilusionado unos segundos pero la tristeza volvió de nuevo a sus ojos grises -Ahora no puedo Martita, debemos acabar el estudio y falta montarlo todo…- empezó a explicar apesadumbrado -Bruno, si realizas las últimas inmersiones con Conchita y Sansón en esta semana; puedes volverte ya y nosotros nos ocuparemos del resto- propuso animada, él la miró esperanzado -Pero…- iba a protestar, sus compañeros le sonrieron amenos -Tiene razón Clara Bruno, si realizas las últimas tomas ya puedes irte; nosotros nos encargaremos de recoger todo el equipo y el montaje lo realizamos ya en casa- expuso resuelto Héctor -¿Y si algo sale mal y necesitamos alguna otra toma nueva?- indicó preocupado aunque la idea lo tentaba -Pues repetiremos cada toma por duplicado por si acaso- añadió decidida Clara y él les sonrió agradecido -¿De verdad no os importa que os deje solos?- insistió retraído -¿Si nos importa? ¡¡Al contrario; estaremos en la gloria sin tu mal humor y acabaremos mucho antes de recoger todo!!- declaró jocoso Bobby y todos rieron alegres -De acuerdo entonces, acabo las inmersiones, saco las últimas fotos y me regreso- aclaró decidido- gracias chicos, no sabéis lo que esto significa para mí- les agradeció sincero y conmovido y todos sonrieron encantados. Aquel sábado, Bárbara acababa unos planos de última hora que necesitaba urgente para el lunes mientras Guille y Bego iban a la compra semanal. Las niñas enredaban a su espalda y la estaban sacando de quicio; Alba correteaba de un lado a otro sobre el sofá riéndose pícara porque su hermana intentaba hacerla bajar de allí pero no lograba atraparla. Hoy estaban más inquietas que nunca, sobre todo Alba; o ella con menos paciencia que de costumbre… pensó irritada intentando centrarse en el trabajo sin éxito; otro cálculo mal realizado, tenía que empezar de nuevo toda la parte superior del chalet que diseñaba… -¡¡Ya está bien niñas!!- exclamó enfadada estrujando encrespada el boceto que acababa de realizar- ¡¿No podéis estaros quietas un poco?! ¡Me agotáis a mí solo con veros caray!- les increpó molesta girando su silla hacia el sofá; ellas se detuvieron al instante -Te dije que te estuvieras quieta pero tú ni caso- le regañó de inmediato Sarah a su hermana pero con tanta dulzura que Bárbara no pudo más que sonreír enternecida -¡¿Nos llevarás al parque hoy, tita?!- preguntó entusiasmada Alba mirándola con aquellos grandes y expresivos ojos negros de largas pestañas, Bárbara la miraba encandilada: era la pura imagen de su madre, un calco perfecto -Después cielo, ahora sé buena y estate quietita un poco ¿sí?- respondió amena -¿Después de qué?- insistió tozudamente -¡Después de que acabe, so boba! ¡¿No ves que está trabajando?!- le contestó Sarah rotunda, Bárbara sonrió tierna, era una niña preciosa con un corazón enorme y comprensible como su madre- Ven anda, vamos a pintar para que la tía Bar pueda acabar y nos lleve al parque- le indicó cariñosa bajándola del sofá y se arrodillaron ante la mesa de café donde tenían sus pinturas. Se las quedó mirando embobada recordado a su querida hermana cuando jugaban las dos juntas como ellas hacían en aquellos momentos y observando como Sarah cuidaba de su hermanita con una paciencia infinita, igual que de niñas Bea hacía con ella. Le susurraba melosa indicándole que pintar en su bloc para lograr tenerla entretenida y Alba obedecía sin perder aquella bella sonrisa igualita a la de su madre. Ambas tenían tanto con Beatriz… Alba era su vivo retrato y Sarah era tan tierna, dulce y paciente como ella Le sonó su teléfono sobre su mesa de trabajo sacándola de aquel embeleso -¿Sí?- contestó rauda sin examinar quien llamaba -Hola preciosa mía- le contestó melosa la voz de Bruno sorprendiéndola -¿Bruno?- repuso descolocada, nunca la llamaba al móvil… las niñas ya corrieron a su lado entusiasmadas al oírla -¡¿Es mi papi?! ¡¡Quiero hablarle tita!!- exclamaba entusiasmada Alba saltando a su lado intentando alcanzar el teléfono -¡¿De verdad es papi, tía Bar?!- exclamaba ilusionada Sarah también saltando delante suyo -Parad un momento por favor que no le escucho- les regaño cariñosa pero las niñas no obedecían, estaban deseosas de hablar con su padre- ¿Cómo me llamas al móvil? ¿Acaso te ocurrió algo?- se alarmó nerviosa y los brincos a su alrededor de las pequeñas que no cesaron a pesar de su reclamo la estaban inquietando aún más- ¡Estaos quietas! -No cielo, no pasó nada; solo quería oír tu voz- indicó amoroso, ella sonrió feliz- ¿Qué haces? -Pelearme con las niñas, hoy no hay manera de que se estén quietas… ¡Por favor, parad ya!- les regañó seriamente, ellas se quedaron paradas al instante, le oyó reír a través del teléfono- te las paso un momento o no podremos hablar- les pasó el aparato que provocó una pelea de haber quien respondía primero; ganó Alba, como siempre, pues Sarah era más comprensiva y siempre cedía ante su hermana. Después de hablar ambas, el teléfono regresó a Bárbara -¿Cómo estás tú sola con esos diablillos? ¿Dónde está Bego?- se interesó -Se fue con Guille a hacer la compra semanal porque yo tengo que acabar un plano urgentemente para el lunes; aunque querían llevarlas con ellos para que yo trabajara tranquila, pero preferí que se quedaran conmigo pues como bien sabes se ponen insoportables en el súper y ahora me arrepiento de haberlo hecho- expuso fastidiada y lo oyó volver a reír tierno -Tengo unas ganas locas de verte mi vida, no me dan pasado los minutos para hacerlo- dijo apasionado -También yo mi cielo- respondió melosa- pero ya va quedando menos para tu regreso -Y menos que quedará, mi amor- respondió entusiasmado; ella escuchó las llaves en la puerta de la calle -Mira, ya están de regreso tus hermanos- indicó alegre girando su silla hacia la entrada de la casa -¿Estás segura de que son ellos ángel mío?- Bárbara se quedó paralizada con el teléfono en la mano mirando atónita a Bruno frente a ella en la entrada de la sala; le sonreía feliz mientras la miraba ilusionado- Hola ángel mío- dijo cerrando su móvil sin quitarle los ojos de encima -Bruno- logró pronunciar turbada aún sin poder moverse del sitio. Las niñas saltaron enloquecidas hacia él que las recogió amoroso y emocionado entre sus brazos. Aunque no podía apartar su mirada de ella, estaba más bonita que nunca y la amaba más que siempre. Se dice que la distancia es el olvido… pero a él aquella distancia le había abierto tanto los ojos y le hiciera comprender cuánto la amaba… -¿Tú no vas a darme un abrazo y un beso?- bromeó guasón, ella sonrió radiante y corrió a sus brazos -¡Oh, Bruno; estás de nuevo aquí!- expuso entusiasta abrazándose a su cuello, Bruno la rodeó impetuoso entre sus brazos oprimiéndola contra él ¡¡Dios, como había deseado tenerla entre sus brazos!! Se besaron efusivos, apasionados; ella acariciaba amorosa con sus manos su rostro, no podía creerse que estuviera allí. Un potente e ilusionado grito de Bego sonó a sus espaldas, Bruno dejara la puerta abierta y Bego y Guille los miraban emocionados -¡¡Hermanito!!- gritó alterada soltando las bolsas que traía en las manos y abalanzándose a su cuello, algo se rompió dentro de las bolsas al impactar contra el suelo -¡Hala, allá van! ¡¡Los huevos a la mierda!!- expuso sobresaltado Guille y todos rieron felices. -¡¿Por cuánto vienes esta vez, hermanito?!- le preguntó entusiasmada Bego -Para siempre: ya acabamos el trabajo y no me separaré nunca más de mis ángeles- repuso satisfecho oprimiendo de nuevo a Bárbara contra su cuerpo que sonreía feliz. Las siguientes semanas fueron extremadamente felices. Volver a estar juntos era totalmente maravilloso. Pero Bruno, aunque siempre había sido muy tierno y cariñoso, desde su regreso era increíble el amor que le demostraba y no podían estar próximos sin que la tocara, acariciara y mimara completamente enamorado. Pero lo más impresionante eran las noches, sus entregas eran aún más ardientes y apasionadas que nunca mostrándose a cada roce todo lo que se amaban. Aquella noche de viernes, Bárbara regresó a casa entusiasmada; por fin se acabara aquel dichoso proyecto dentro del tiempo previsto y la urbanización quedara fantástica haciéndola feliz. Al entrar en el piso, un delicioso aroma de una apetitosa cena la envolvió al instante y sonrió deleitada; pero le extrañó que las pequeñas no vinieran a asaltarla enloquecidas como todas las noches, era más, no se oía absolutamente nada. El piso estaba asombrosamente silencioso… -¿Hola? ¿Acaso no hay nadie o qué?- exclamó extrañada adentrándose en el apartamento y descubrió asombrada la sala ordenada perfectamente y la mesa de comedor elegantemente preparada para una cena íntima con velas encendidas y un bello centro de rosas rojas -¡¡Estoy en la cocina amor!!- respondió Bruno, ella se dirigió hacia él encontrándoselo atendiendo la cena, le sonrió deleitado al verla- Hola mi ángel- la saludó amoroso besándola tierno en los labios antes de regresar a atender los fogones -¿Y las niñas?- indagó sorprendida al tampoco encontrárselas allí -En casa de mi madre; esta noche será solo para nosotros, tenemos mucho que celebrar amor mío- expuso resuelto, ella lo miró desconcertada -¿Y qué es eso que tanto tenemos que celebrar?- indagó sorprendida y él sonrió complacido aproximándose de nuevo a ella tomándola por la cintura y oprimiéndola suavemente contra su cuerpo -Muchas cosas mi ángel, muchas- repitió deleitado besándola tierno en los labios mientras ella le rodeaba amorosa el cuello con sus brazos- Pero ahora ve a asearte ángel mío que el agua se te enfría mientras yo acabo de prepararlo todo; quiero una noche muy especial para ti y ya te tengo preparado el baño y tengo dispuesto un vestido encima de la cama que me gustaría muchísimo que te pusieras esta noche si no te importa -No, no me importa; sabes que haría cualquier cosa por hacerte feliz- declaró resuelta -Lo sé mi ángel, lo sé- expuso conmovido besándola enternecido en la frente Bárbara quedó impresionada al encontrarse el baño preparado con docenas de pequeñas velas olorosas y el agua de la bañera llena de pétalos de rosas. No sabía que tan agotada estaba hasta meterse en aquella deliciosa agua caliente que olía tan bien a rosas y se sintió en la gloria. Cerró los ojos deleitándose en aquel maravilloso momento de serenidad y tranquilidad solo para ella. -¿Qué tal?- se interesó Bruno apareciendo en la puerta trayéndole una copa de vino -Perfecto- declaró extasiada recogiendo la copa; él sonrió complacido -No te me vayas a dormir que la cena está lista ¿eh?- expuso amoroso besándola dulcemente en los labios y se volvió a ir. Al instante, una suave y romántica melodía llegó hasta ella desde el salón, sonrió deleitada; nunca hubiera imaginado que Bruno pudiera ser tan romántico y detallista, no le faltaba ningún detalle a aquella preciosa velada que ya empezaba de ensueño. Aún se dejó estar un poco más hasta acabarse el vino; salió del agua, se cepilló bien el pelo devolviéndole su brillo y soltura de nuevo y se arregló un poco el maquillaje. Luego se dirigió al dormitorio en donde se encontró sobre la cama el vestido malva de la boda de Andrés. Desconcertada por la elección de Bruno, se lo vistió y regresó a la sala donde él daba los últimos retoques a la mesa. Lo observó desconcertada al encontrárselo elegantemente vestido también con su traje oscuro y camisa salmón que le quedaba perfecto. Él la miró deleitado sonriendo complacido -Preciosa… como aquel día y como siempre- declaró satisfecho y ella le sonrió divertida -¿Por qué elegiste este vestido?- indagó curiosa -Porque es el que tenías puesto cuando caí en la cuenta de que ya te amaba locamente mi amor- respondió apasionado y se sonrieron dichosos -¿Me subes la cremallera?- se volvió mostrando su hermosa espalda desnuda, él se acercó a ella y empezó a subírsela despacio descubriendo que llevaba puestas unas braguitas de encaje negras; la besó amoroso en el cuello -Me chafas la fantasía en una cosa…- le murmuró al oído, ella lo miró desconcertada- aquel día llevabas una tanguita muy sexy blanca, no este culotte negro; también muy bonito y provocador, pero no es la tanguita…- protestó malicioso, ella lo miró sobrecogida con los ojos muy abiertos sonrojándose tremendamente -¡¿Cómo puedes saber…?!- él la acalló con un tierno beso en los labios mientras reía divertido -No sabes tú hasta dónde llega esta dichosa cremallera amor mío, para poner cardiaco a cualquiera- le aclaró pícaro y ambos rieron alegres. Cenaron uno sentado junto al otro a la luz de las velas con la suave música de fondo. Se había esmerado de manera extraordinaria y todo le había quedado delicioso. Luego bailaron, sintiéndose sus cuerpos muy juntos y besándose apasionados; estaba siendo una velada realmente maravillosa y perfecta. Bárbara se sentía trasportada a un mundo de ensueño pues Bruno estaba mostrándole tanto amor y dedicación que la sobrepasaba. -Bruno… todo es perfecto y maravilloso amor mío; nunca me hubiera esperado una cosa así- declaró apasionada acariciándole tierna las mejillas, él le sonrió complacido- pero… ¿A qué viene todo esto? No puedo comprenderlo… -Ya te dije, tenemos muchas cosas que celebrar -Pero ¿cuáles? ¿Qué cosas?- insistió desconcertada, él volvió a sonreír alegre oprimiéndola tierno contra su cuerpo y continuó llevándola al ritmo de la suave música continuando su baile -Pues… que hayas acabado con éxito tu fantástico proyecto… ¿por qué lo acabaste verdad?- se aseguró dudoso, ella asintió con la cabeza sonriendo embelesada- ¡¡Estupendo!!- exclamó satisfecho besándola nuevamente en los labios- Que yo también acabé de montar mi trabajo y ya está enviado… que eso significa un maravilloso dinero que nos permitirá comprar un terreno precioso que ya encontré para que tú construyas ese maravilloso hogar nuestro con el que sueñas y estoy deseando enseñarte… -¡¿Sí?!- exclamó entusiasmada mirándolo ilusionada -Sí- remarcó y volvió a besarla dulcemente en los labios- pero sobre todo mi amor, porque tú te mereces todo esto y más mi amor; y quiero demostrarte todo lo que vales y lo mucho, mucho que te amo -Ya lo sé bobo, no hacía falta todo esto- expuso amorosa acariciando tierna las mejillas de Bruno que le sonrió dichoso -No, no lo sabes- repuso besándola otra vez en los labios y, posando su mejilla en la de ella, siguió llevándola suavemente entre sus brazos- no lo sabes porque eres tan buena y dulce que ni te das cuenta de todo lo que vales cielo mío… ni cuenta te das de que eres una mujer increíble, luchadora al máximo y tierna como muy pocas; que derrochas cariño a manos llenas sin apenas darte cuenta con todo el mundo que te rodea; que tienes un corazón enorme y una voluntad férrea con la que lograste, a pesar de tu propio dolor, tirar de mí con tu ternura y paciencia hasta sacarme del hondo pozo donde me encontraba; que no dudaste un instante y gracias a ti ahora tengo a mi pequeña Alba junto a mí a la que quiero con locura porque yo aún me negaría a aceptarla; que a pesar de ser casi una niña aún, tuviste el valor de sacarnos a los tres adelante sin flaquear un instante y que siempre has antepuesto a mis niñas y a mí antes que a ti misma…- le tomó el rostro entre sus manos mirándola apasionado a los ojos- Bárbara, quiero que sepas que eres un ángel maravilloso que llegó a mi vida y a las de mis niñas para darnos únicamente amor sin pedir nada a cambio y por eso te amo más que a mi propia vida amor mío- declaró sincero con los ojos llorosos de la emoción -Bruno… ¿qué te pasa?- expuso sobrecogida al verlo tan impactado -Nada mi ángel, solo que sentía la imperiosa necesidad de decírtelo; porque soy tan torpe y tarugo que necesité irme al otro lado del mundo para darme cuenta realmente cómo eres, para pararme a pensar en todo lo que habías hecho por mí y para comprender todo lo que significas en mi vida… que sí, que siempre supe que te quería eso lo tengo muy claro; pero no sabía cuánto hasta que tuve que estar lejos de tu lado… ¡¡Coño, que hasta has hecho desaparecer esas malditas migrañas, caray!! ¡¡Que no han vuelto desde que estamos juntos!!- añadió y ella rió divertida -Eso no es mérito mío Bruno- exclamó resuelta sin poder dejar de reírse -Sí lo es cielo, lo es también porque desde que estoy a tu lado la vida parece mucho más fácil y soy muy feliz; eres un ángel amor mío, un ángel precioso que apareció en mi vida para llenarla de paz y felicidad… prométeme que no dejarás nunca de protegernos a mis niñas y a mí bajo tus dulces alas- declaró amoroso acariciándole tiernamente las mejillas, Bárbara sonrió dulcemente mostrando aquella hermosa sonrisa que a Bruno le encandilaba -Todo lo que me has dicho es precioso Bruno- expuso emocionada y él le sonrió complacido- pero te equivocas y mucho en algo… -¿En qué?- instó curioso -En que no son tus niñas: son mías; no te confundas- declaró contundente mirándolo retadora, Bruno soltó una fuerte carcajada oprimiéndola fuertemente contra su pecho y ambos se rieron felices besándose apasionadamente.

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