martes, 24 de junio de 2014


-Ey cielo, no te preocupes; todo está bien- corrió a abrazarla Guillermo y ella se aferró angustiada a él- La tengo protegida desde hace mucho corazón y ella está bien… Todo saldrá bien, tranquilízate- la intentó serenar pero Norma seguía temblando tremendamente, miró a Fran anheloso- ¿A qué estáis esperando? ¡¡Poneros en marcha y pedir esos refuerzos de una puñetera vez!!- le increpó anhelante y ambos se pusieron a hacer llamadas urgentes por el teléfono- También quiero la finca cercada durante la celebración… Nadie entrará ni saldrá de sus alrededores sin ser localizado y controlado… ¡¡Y quiero a esa mujer y a su hijo bien protegidos y vigilados, por Dios santo!!
-Como ya te he dicho, los he trasladado eventualmente a un motel que en estos momentos solo yo sé Guillermo, no te preocupes por eso- indicó resuelto Fran sin dejar de dar instrucciones por el teléfono -¿Cómo está?- se interesó abatido
-¿Cómo supones?- respondió desolado- Pero más decidida que nunca a testificar; en este caso por suerte, al muy capullo la amenaza le funcionó en su contra- explicó más animado y Guillermo suspiró profundamente
-Ve a acabar de vestirte, Guille; pronto llegará Marina a la iglesia- le recomendó ensombrecida Betty, él asintió decidido pero Norma no le soltaba, Gus se aproximó a ellos y recogió amoroso a Norma entre sus brazos
-Oye, Guille…- comenzó a hablar y Guillermo lo miró intrigado- ¿Las amenazas a Marina empezaron cuando andabas tan preocupado, verdad?- él le sonrió ensombrecido
-No Gus, Marina fue la primera en ser amenazada ya hace meses; ahora eráis vosotros- aclaró sobrecogido
 -¡¿Quieres decir que nosotros también estamos amenazados?!- gritó aterrada Norma, Gus la abrazó fuertemente contra su pecho
 -Tranquila preciosa; Guille no dejará que nos ocurra nada- la tranquilizó cariñoso besándola tierno en la frente- Ve a acabar de prepararte, Guille; yo me ocupo de ella- aconsejó cariñoso el muchacho- No hagas esperar a la novia y, menos en la puerta mirando este panorama- bromeó intentando quitarle hierro al asunto, Guillermo miró a su compañero
-Que no se les ocurra salir del piso hasta que les demos aviso- ordenó tajante y él llamó al instante por el teléfono a sus compañeros asintiendo con la cabeza
-Esto es una locura sin sentido… Una verdadera y absurda locura- decía preocupada Betty mientras su hermano se iba de la sala- ¡¿Por qué diablos se tuvo que meter en este estúpido caso?!- sollozó angustiada pero nadie le contestaba, ella miraba el trajín de camareros por la cristalera que daba al jardín donde estaba dispuesto todo para el banquete- ¿Cómo sabemos que no están ya dentro? ¿Camuflados en medio de los camareros?- inquirió aterrada, estaba entrando en una crisis nerviosa -Tranquila; está todo controlado: camareros, aparcacoches, cocineros… Así usted los contrataba, su hermano nos pasaba la lista y todos han sido investigados minuciosamente- la calmó Fran apretándole amablemente el hombro, ella lo miró asombrada
-Pero… ¿Cuánto tiempo llevamos bajo vigilancia?- inquirió intrigada
-La casa y ustedes dos desde que empezó todo… La prometida del fiscal hará unos tres meses que tiene seguimiento completo de veinticuatro horas, desde que recibimos las fotografías amenazándola- Norma los miró atónita
-¿Entonces la nueva empleada de la librería…?- inquirió desconcertada, él asintió con la cabeza -Alicia, es de los nuestros; su hermana estará perfectamente, señorita; no se preocupe- la tranquilizó sonriéndole tierno
-¿Y ahora que se van? ¿Quién los vigilará durante el viaje? Durante el crucero es relativamente fácil pero… ¡¿Y por Florencia?! ¡¡Rodeados de gente desconocida!!- exclamó aterrorizada de nuevo Beatriz
-Nadie- respondió tajante Guillermo entrando nuevamente ya vestido en la sala- No haremos el viaje hasta que esto se acabe y estemos todos a salvo- aclaró rotundo, todos le miraron ensombrecidos- y vosotros tres no saldréis de aquí hasta que esto termine; lo siento por ti Gus, pero no dejaré que vayas a casa… Por tu seguridad, y por la de tu madre- añadió determinante y el muchacho asintió con la cabeza
 -Esto es una locura… Una absurda locura- repitió angustiada y llorosa Betty
-No te preocupes, Betty; todo saldrá bien cielo, ya lo verás- besó tiernamente en la frente a su hermana- ¿Nos vamos?
-¿Avisamos al séquito de su esposa?- preguntó servicial el policía
-No, se avisará cuando ya estemos nosotros en la iglesia; ella está relativamente cerca- indicó decidido
 Esperaba ante el altar junto a Norma que estaba preciosa con un vestido largo color berenjena, entallado y de suave gasa sobre una seda brillante; le sonreía tranquilizador
 -No te dije aún lo guapa que estás- le susurró al oído cariñoso, ella le sonrió entrañable
-No estaba el horno para bollos- repuso ella abatida
-Pues yo creo que sí porque se calentó de miedo- bromeó divertido y ella al fin sonrió más relajada. De repente empezó a sonar el himno nupcial y entró Marina espectacular con un entallado vestido color blanco roto de encaje forrado de seda, con cuello barco que dejaba los hombros al descubierto y mangas entalladas hasta el codo. Cubriendo la cabeza, una mantilla del mismo encaje sujeta con unas horquillas con pequeños brillantes que relucían a la luz de las grandes lámparas de la iglesia le caía suavemente a ambos lados de la cara cubriéndole los hombros desnudos. Estaba extremadamente hermosa y Guillermo la miraba deslumbrado; cuando llegó a su altura frente al altar se dio cuenta de que su mirada era extrañada e inquisitiva, él le sonrió amoroso y tranquilizador
-¿Qué está pasando Guillermo?- le murmuró inquieta
-¿Por qué mi ángel?- preguntó cariñoso
-No te hagas el tonto ¿a qué viene tanta seguridad? Aunque van de calle se les nota a leguas que hay un montón de policía aquí- repuso intranquila, él le sonrió encantado
 -¡¿Tú has visto lo bellísima que estás amor mío?!- inquirió encantador- ¿Crees que me arriesgaría a que te me perdieras o se te diera por cambiar de opinión?- le sonrió complacido- ¡De eso nada señorita, usted hoy será mía para siempre!- ella sonrió divertida pero iba a seguir protestando cuando entró el cura y comenzó la ceremonia. Marina no perdía detalle al rostro de su hermana y de Betty, querían sonreírle pero estaban tensas y muy nerviosas, eso la hacía estar intranquila y distraída. El cura tenía que repetirle los votos pues ella estaba ensimismada mirando a las dos mujeres
-Marina- oyó reclamarle a Guillermo, ella lo miró sorprendida- Cielo, el padre te está preguntando- ella miró intrigada al cura
-Marina Vázquez Soto ¿quieres por esposo a Guillermo Sanmartín Vera?- repitió el padre mirándola extrañado
-Sí padre ¡claro que quiero!- respondió rotunda mirándolo extrañada por la pregunta; todos rieron divertidos y ella se sonrojó levemente
-Guillermo Sanmartín Vera ¿quieres a…?
-Sí padre, yo también la quiero… ¿cómo no voy a quererla?- lo interrumpió rápidamente sin dejar de mirar encandilado a Marina y la besó tierno en los labios, el padre siguió con la ceremonia moviendo desalentado la cabeza mientras los invitados reían divertidos
 -Lo que Dios a unido, que no lo separe el hombre- dijo finalmente el párroco
-Eso espero yo también- murmuró preocupada tras ellos Betty, Marina la miró intrigada pero ella le sonrió cariñosa al tiempo que Guillermo sujetaba tierno su mentón para apartarle la mirada de Betty y la besó dulce y amoroso entre los aplausos de todos los invitados A las puertas de la iglesias, muchos invitados intentaron rodearlos para felicitarlos pero Guillermo lo evitó cuanto pudo guiándola presuroso hacia el coche, Marina lo miraba confundida. Cuando alcanzaba al fin el coche, descubrió a Ágata esperándolos junto a la puerta
-¡Ágata!- exclamó complacido al verla y la abrazó conmovido- gracias Ágata, muchas gracias- le susurró al oído
-No sabes cuánto me alegro de que me creyeras mi niño, ahora todo irá bien; ya no te preocupes- le habló cariñosa palmeándole tierna los hombros, ambos se miraron complacidos a los ojos
-¿Así que tendré que preparar un cuarto rosa, no?- bromeó enternecido y la mujer rió alegre volviéndose para abrazar satisfecha a Marina que la besó emocionada en las mejillas
 -¿Me vas a explicar ahora que pasa?- le preguntó inquieta ya en el coche camino de la casa a Guillermo, él le sonrió amoroso e intentó besarla en los labios pero ella lo esquivó- No me vengas con besitos y diciendo que nada porque les observé las caras a Norma y a Betty y sí pasa algo- repuso nerviosa- ¿Y qué hablabas con Ágata?- instó intrigada
 -Al llegar a casa, cielo… al llegar a casa- le respondió calmoso sujetándole cariñoso la mano entre las suyas
-¡No, al llegar a casa no Guillermo!- reclamó irritada- Al llegar a casa empezarán a rodearnos los invitados y quedará para después y después quedará para el final de la comida y al final de la comida…- él la besó apasionado y ella se rindió anhelosa entre sus brazos entregándose un beso lleno de amor y pasión.
 Como se suponía, al llegar a casa los invitados los rodearon para felicitarlos pero Guillermo no le soltó la mano ni un instante. La miraba continuamente y examinaba detenidamente a todo el que se le acercaba. También detectó que muchos de aquellos invitados desconocidos para ella observaban muy detenidamente al resto cómo si buscaran algo o a alguien: es policía, y es mucha, demasiada; pensó definitiva poniéndose más nerviosa aún. Sentados ya en la mesa presidencial, buscó intrigada con la mirada a Betty pero ella le sonrió amorosa y apartó la mirada esquiva. Observó que Gus y Norma murmuraban algo con Rubén, que él se ponía tenso y, muy preocupados, la miraban inquietos los tres al tiempo
-Ya está bien Guillermo- le increpó resoluta en voz baja pero firme- Dime ahora mismo que está pasando o me levanto y me voy dando un espectáculo delante de todos- él la miró sorprendido, ella señaló con un gesto de cabeza a los muchachos que él miró intrigado y descubrió sus caras preocupadas
-Está bien, pero tómatelo con mucha calma y serenidad- le expuso cariñoso- Estamos rodeados de policías porque estamos amenazados pero no pasará nada- ella abrió sus ojos aterrada- cielo, te digo que no pasará nada
-¿Quiénes estáis amenazados?- inquirió nerviosa- ¿Tú? ¿Betty? ¿Ambos?
-Todos, cielo- contestó cariñoso
-¿Todos quién? ¿Nosotros todos?- insistió atónita y él asintió con la cabeza- ¡¿Los chicos también Guille?!- exclamó aterrada y él asintió con la cabeza, ella sintió un estremecimiento que le recorrió todo el cuerpo. El se lo apreció y la abrazó firme pero amoroso
-No te preocupes, todo está bien vigilado y no podrán hacernos daño a ninguno… Solo que… -¡¿Qué?!- preguntó angustiada mirándolo aterrada a los ojos
-Que no podré llevarte a Florencia como tanto deseas, amor- aclaró ensombrecido acariciándole tierno la mejilla, Marina lo miró asombrada
-¡¿Quién piensa en eso ahora, Guillermo?!- inquirió llorosa
-¡Chisss, cielo!- le susurró al oído abrazándola nuevamente- No llores ahora, mi amor; la gente nos está observando y van a pensar que ya te has arrepentido- bromeó guasón, ella le dio un leve puñetazo en la espalda aún abrazada a él y Guillermo sonrió divertido
-No seas idiota- murmuró ella llorosa sin mostrar su rostro hundido en su pecho
 -Disfrutemos de la fiesta tranquilos, todo está bajo control y no hay de que temer- le repuso cariñoso sujetándole el mentón suavemente obligándola a verle a los ojos- Te quiero mucho y quiero a eses diablos, no permitiré que nada os ocurra.
-¿Y tú? ¿Te protegen a ti también cuándo no estás en casa?- preguntó nerviosa
-Sí, cielo; a mi también me protegen, no te preocupes- la besó dulcemente en los labios- Ahora reponte y disimula, no es broma, la gente está mirando- le sonrió encantador y ella le correspondió amorosa. Observaron a los muchachos y a Betty que reían divertidos por algún comentario burlesco de Gus sobre la esposa del juez sentado en la mesa frente a ellos. Se miraron nuevamente los seis y volvieron a sonreírse
La comida discurrió relativamente tranquila. Cortada la tarta nupcial, se desató una fiesta aparte donde los protagonistas eran, sin esperárselo, Norma y Rubén por su dieciocho cumpleaños; estaba todo preparado por Betty y nadie sabía de ello a no ser Gus que sonreía dichoso mirando cómplice a Betty que reía feliz. Fue una maravillosa sorpresa que encantó a los muchachos. Gus se aproximó a Norma
-Aún no te dije que estás que rompes hoy- le murmuró apasionado al oído, ella sonrió dichosa
-Tú tampoco estás cómo para pasar desapercibido con ese traje- le contestó coqueta, él le ofreció un pequeño paquete dándole un dulce beso en la mejilla
-Feliz cumpleaños- le susurró amoroso, ella sonrió encantada abriéndolo, era una fina pulsera de oro con tres colgantes pequeños en forma de corazón
-¡Es preciosa, Gus! ¡Gracias!- repuso emocionada y lo besó dulcemente en los labios, él se la abrochó en la muñeca
-Me tienes como un burro desde esta mañana ¿vamos hasta la cabaña del jardinero?- propuso animado en un susurro, ella le miró sonriendo divertida
-No- él la miró sorprendido- Está muy alejada Gus y me da miedo con todo esto que está pasando- observó a los novios bailando- Además, cómo están las cosas, seguro que nos echarán en falta en seguida
-¡Pues yo no me aguanto, gatita!- expuso ansioso y ella sonrió agradada- ¿Y si vas al baño y yo te alcanzo allí?- propuso acariciándola suavemente con el dorso de la mano en la mejilla bajándola disimulada y excitante hasta el hombro; sintió como a Norma se le erizaba la piel acompañada de un escalofrió plácido que la hizo soltar un breve suspiro y sonrió dichoso- ¿Qué me dices?- insistió ansioso, ella lo miró deseosa
-En el baño del estudio- respondió rauda- espero diez minutos, si no llegas me regreso- indicó levantándose de la mesa
-¿A dónde vas?- preguntó intrigado Rubén que estaba revisando sus regalos en la mesa
-Al baño, vuelvo en seguida- respondió amable en su oído y se dirigió a la casa. Guillermo la observó mientras el baile seguía. Alguien abrió una botella de cava cerca de donde ellos bailaban y el estruendo provocó que Marina gritara aterrada abrazándose fuertemente a Guillermo
-¡Chisss, cielo; solo fue una botella que abrieron!- comentó él tranquilizador sujetándola fuertemente contra él
-¡Oh, Dios; Guillermo! ¡Que se acabe esta tortura ya de una vez!- repuso inquieta mirándolo a los ojos- ¿No podíamos dar ya por terminada la fiesta?- reclamó angustiada y él rió divertido
-¡¡Van a pensar que estamos demasiado desesperados ¿no crees?!!- bromeó socarrón
 -No me importa lo que piense nadie- respondió enojada- Solo quiero que se vaya tanta gente desconocida de nuestro alrededor- se refugió nuevamente contra su pecho
-No te agobies cielo, debemos seguir con nuestra vida igualmente; no debemos dar muestras de miedo o les daremos motivos para seguir con sus amenazas
-Solo pensar que te pueda pasar algo a ti o a los niños me aterroriza- lo volvió a mirar fijamente- ¡No valgo para esto Guillermo; no me pidas que me tranquilice! ¡Yo no soy cómo tú!- la besó amoroso en los labios para no tener que contestarle que él también estaba aterrado y extenuado de llevar todo el día intentando tener controlados a todos sus seres queridos. Así fue como vio a Gus dirigirse a la casa tras Norma, sonrió socarrón, por lo menos alguien estaba pensando en otra cosa que no fuera las dichosas amenazas. La gente les rodeaba bailando también, algunos invitados invitaban cordialmente a bailar a la novia, ella aceptaba remolonamente pero en seguida la salvaba Rubén o el mismo Guillermo no dejándola mucho tiempo en compañía de aquel desconocido. Sabían que se agobiaba en medio de multitudes y más en aquellos momentos.

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