miércoles, 25 de junio de 2014


Los invitados comenzaron a retirarse cuando la noche comenzaba a caer, se despedían entrañables felicitándolos por la unión y la hermosa celebración que habían hecho. El último se retiró por fin ya entrada la noche. Todos se dirigieron despacio a la sala y se desperdigaron por los sofás agotados por el trajín del día. Guillermo se desabrochó rápidamente la pajarita que Rubén ya llevaba desabrochada y que Gus se desprendiera de ella ya durante la comida.
-Aún aguantaste con eso al cuello- comentó divertido Gus observándolo, se sonrieron entrañables -Parece que nadie se sorprendió que no os fuerais de viaje- comentó relajada Betty
-Y si alguien se sorprendió, nadie comentó nada- añadió Norma serena, Guillermo se levantó de junto Marina y se dirigió al bar sirviéndose un whisky
-¿Alguien quiere algo?- preguntó amable
-Un oporto para mí y otro para Marina- pidió Betty sonriéndole cariñosa
-También podías darnos a nosotros un poco, creo que nos lo merecemos- se apuntó Gus entusiasmado, Guillermo sonrió y les sirvió a todos el licor regresando a su lugar junto a Marina que se recostó contra su pecho. Bebieron calladamente. Alguien llamó suavemente en las puertas correderas de la sala entrando seguidamente, era un policía vestido de traje de calle
-Señor fiscal- comenzó a hablar, Guillermo lo observó sin levantarse- El último camarero ya se ha ido; queda una patrulla vigilando fuera y el recinto controlado como usted ordenó… Mañana vendrán dos patrullas más para controlar al personal del catering que se presentará para recogerlo todo
-Está bien- contestó sereno
-Señor fiscal- volvió a repetir- ¿Se quedarán en la casa o va a salir alguien esta noche?- preguntó preocupado
-Nadie saldrá esta noche; no se preocupe
 -De acuerdo, entonces nosotros nos retiramos a descansar que ya llegaron los relevos- calló brevemente- fuera queda la otra patrulla; si algo necesitara, no dude en llamarla por cualquier cosa -Está bien, gracias; hasta mañana entonces
-Hasta mañana- volvió a correr las puertas
-Estamos encerrados en nuestra propia casa- comentó ensombrecida Betty, todos la miraron entristecidos- Esperemos que esto acabe pronto- añadió esperanzada bebiendo un breve sorbo del licor
-¿Y dónde tenéis a esa pobre mujer y a su hijo?- preguntó intrigada Norma, Marina la miró desconcertada y luego miró a Guillermo intrigada, él la besó dulcemente en la sien
-La tienen bien protegida, cielo- respondió calmoso- Nadie sabe dónde está a no ser mi ayudante
 -Se supone; en las pelis los malos siempre dan con ellos- repuso sarcástico Gus y la inquietud se apoderó de las tres mujeres; Guillermo lo miró reprochador y él apretó los labios fuertemente mostrando que hablara sin darse cuenta
-¿Es eso cierto?- inquirió preocupada Betty
-¿Pueden dar con ellos y hacerles daño?- curioseó nerviosa Norma
 -¡¿De qué habláis?!- reclamó alterada Marina
 -Que mataron esta mañana al policía que protegía la testigo que Guille tiene escondida- explicó Norma a su hermana que la miró asombrada
 -¡¿Han matado ya a un hombre?!- repuso aterrada
-No te preocupes, Marinita; a nosotros no nos ocurrirá nada, estamos muy bien protegidos aquí dentro- explicó sereno Rubén, su hermana lo miró desconcertada
-Te lo tomas todo… tan tranquilo- indicó asombrada, el muchacho la miró sosegado- ¿Acaso no has oído que han matado a un hombre Rubén?- le reclamó dolida
-No lo conocía de nada Marinita- respondió calmadamente- Además, confió en nuestras fuerzas de seguridad… nada tiene por qué ocurrir si hacemos todo lo que se nos dice
-Eres increíble, Rubén- repuso sorprendida Norma- No te inmutas nunca con nada
-¿Qué arreglamos con ponernos histéricos y temerosos? Nada, confiemos en la policía y saldrá todo bien- respondió bebiendo tranquilo de su copa- No pienso cagarme de miedo y mucho menos demostrárselo a esa gentuza… yo no les daré ese gusto y que disfruten mirándome acojonado- aclaró contundente
-Esa es la actitud que debemos tomar todos- le felicitó Guillermo y el muchacho sonrió encantado -Bueno, yo me voy a la cama- repuso Betty cansadamente dejando la copa sobre la mesita de café- Tantos días de preparativos y ahora esto me tienen extenuada- todos le sonrieron cariñosos
-¿Te llamo a Tina?- se ofreció amable Guillermo haciendo intento de levantarse
-No, le di la noche libre que también necesita descansar- expuso cariñosa y él la miró intrigado- No te preocupes, cielo; me las arreglo bien sola- se dirigió al pasillo que llevaba a los cuartos- Hasta mañana chicos; y no acostaros tarde, mañana habrá trajín de nuevo- todos le sonrieron amenos mientras ella le hacía una seña disimulada a Gus que entendió raudo, debían dejar a los recién casados solos
-Nosotros también nos retiramos ya- comentó Gus, Rubén y Norma lo miraron extrañados y él les hizo un gesto enérgico con la cabeza señalando los cuartos al tiempo que les guiñaba cómplice un ojo que Rubén comprendió al instante
 -Tiene razón- dijo convencido levantándose también Rubén- Vamos Norma, es hora de irse a la cama- repuso tomándola de la mano animándola a levantarse
 -No sé a que vienen las prisas pero…- protestó ella que no había entendido nada aunque obedeció e intentó ponerse en pie pero soltó un quejido angustioso cayendo sentada de nuevo en el sofá y todos la miraron extrañados- ¡¡Dios bendito, cómo me duelen los pies!!- exclamó dolorida quitándose rápidamente los zapatos forrados de la misma seda que el forro del vestido, todos rieron divertidos- ¡¡Podéis reíros jolines; pero no puedo dar un paso!!- indicó fastidiada
 -Hace años que ese no es mi problema- indicó bromista Betty y todos rieron entrañables
-Ven aquí, gatita- repuso Gus cogiéndola en brazos cariñoso, ella sonrió dichosa sujetándose amorosa a su cuello mientras Rubén recogía los zapatos del suelo
-¡¡Con estos zancos no me extraña que te duelan los pies!!- expuso observando el alto tacón, la miró cariñoso- Pero estáis las dos increíblemente preciosas- añadió orgulloso besando a Norma y a Marina dulcemente en la mejilla, todos le sonrieron encantados y dejaron solos en la sala a la pareja. Guillermo besó apasionado a Marina abrazándola contra él ansioso
-Cuánta razón tiene- expuso resoluto- Me tienes loco todo el día, no puedo apartar los ojos de ti- añadió meloso mientras le quitaba las horquillas que aún le sujetaban el pelo hacia atrás cayendo sobre sus sienes- Te quiero con locura, amor- se besaron anhelosos, la tomó en brazos y se la llevó al dormitorio mientras ella se recostaba complacida contra su pecho. La dejó suavemente sobre la cama y se desembarazó de la chaqueta del traje, la volvió a besar tierno, amoroso, deleitado. Ella le correspondía entregada y complacida mientras él le bajaba lentamente la cremallera del vestido en la espalda, Marina lo detuvo apartándolo levemente con su mano en su pecho
-Espera…- Guillermo la miró extrañado y ella le sonrió coqueta- Tengo algo especial para esta noche y quiero estrenarlo para ti- expuso gustosa, él sonrió encantado, la besó dulcemente en los labios y se retiró lentamente de encima de ella para permitirle levantarse mientras la miraba embelesado recoger algo de la maleta que estaba sobre el sillón junto al ventanal y se metía en el baño. Salió al rato y Guillermo la miró curioso, su mirada se transformó al momento en cautividad y deslumbramiento, llevaba un camisón blanco y largo con un escote en pico que llegaba casi al ombligo, la parte superior era de un fino encaje mientras la parte inferior era de una gasa trasparente que traslucía una tanga del mismo encaje. El se acercó a ella maravillado y extasiado por la bella visión, Marina sonreía dichosa por su reacción
 -¿Te gusta?- preguntó coqueta mirándolo a los ojos y él sonrió encandilado, la besó apasionado -Muchísimo- respondió fascinado besándola apasionado mientras ella le desabrochaba los botones de la camisa despacio e introdujo sus manos acariciando su pecho, Guillermo suspiró anheloso provocado por el roce de las suaves manos de Marina en su cuerpo y la miró pícaro- pero prefiero deleitarme mañana en vértelo puesto, hoy me estorba- expuso socarrón y le retiró muy despacio las anchas tiras de encaje de sus hombros dejando caer el camisón al suelo, su cuerpo desnudo lo encandiló y la besó anheloso en el cuello recorriendo su hombro y el escote dirigiéndose a sus pechos. El siguió recorriendo su cuerpo con delicados roces de sus labios por su estómago hasta llegar a su vientre, Marina sintió como le retiraba despacio la tanga con una suave caricia de sus manos que le recorría lentamente los muslos; la excitación aumentaba embargándola rápidamente, sus suspiros anhelantes eran ya casi quejidos deseosos al sentir el roce de los labios de Guillermo sobre su empeine; sus dedos se enredaron en su cabello, ambiciosamente, mientras las manos de él le acariciaban la parte interna de los muslos apartándoselos levemente. Un gemido gustoso salió desde el fondo de su alma al sentirlo acariciando su sexo con su lengua cálida. El volvía a recorrer su cuerpo ardiente en dirección a su boca muy despacio, el placer y el deseo la embargaba completamente, estaba ansiosa y rabiosamente excitada. Le desabrochó con dedos raudos el cinturón y le empujó presurosa los pantalones al suelo arrastrando con ellos el boxer, él le sonreía complacido y deseoso. Ella se subió pronta a sus brazos, rodeándole las caderas con sus piernas buscando anhelosa la deseosa penetración pero Guillermo sonrió socarrón apartándola levemente para que no se produjera el ansiado contacto
-No, mi fierecilla; aún no- le susurró complacido al oído- Hoy no hay prisa y aún no acabé- Marina lo miraba angustiosa y él rió divertido llevándola a la cama, la dejó suavemente sobre ella y continuó con su recorrido lento y preciso de sus labios por su cuerpo, ella se estremecía deseosa y ardiente a su contacto mientras gemidos anhelantes salían de sus labios. Hundió su boca hambrienta en su sexo húmedo y caliente, ella gimió placentera y al poco tiempo su cuerpo se batía convulsionando por un impresionante estremecimiento de placer acompañado de exclamaciones de gusto y deleite que lo complacieron y sedujeron terriblemente. Sus dedos siguieron acariciando la zona mientras sus bocas se fundían en un arrebatado beso entregado y deseoso. La penetró de repente y ella gritó complacida agitándose nuevamente por otro espasmo increíble, el cubrió su boca con la de él
-¡Chisss, pequeña; no olvides que no estamos solos en la casa!- le susurró complacido
 -No puedo evitarlo, Guille; me sale solo- contestó deleitada y él sonrió satisfecho. Comenzó a moverse lentamente, acariciando las zonas claves de ella con su miembro, Marina gemía enajenada e interesada mientras movía ansiosa sus caderas buscando más placer obteniéndolo rauda con otro embriagador estremecimiento, se mordía el labio intentando acallar otro grito gozoso mientras se sujetaba fuertemente a la colcha para descargar toda aquella fogosidad que le recorría por el cuerpo; Guillermo le recorrió los brazos con una dulce caricia hasta llegar a sus manos, le entrecruzó los dedos con los de él y ella se sujetó a ellos con fervor. El apuró los embistes sintiendo llegar el final, los gemidos de Marina aumentaban efusivos exaltándolo aún más; arrebatados, efusivos y deslumbrados llegaron a una explosión final cargada de intransigente furor y delirante ímpetu arrastrándolos a una furiosa y violenta convulsión llena de frenesí y entrega dejándolos en una quietud extenuante y placentera complacencia. Guillermo siguió besándola dulce y suavemente por su cuello, complacido y dichoso; ella respiraba agitada y satisfecha.
-Te quiero tanto, mi vida- le susurró él amoroso en el oído, ella sonrió gustosa
-¿Tanto como yo a ti?- preguntó apasionada y se besaron calmados y arrebatadamente enamorados. La tenue luz del sol se colaba por las rendijas de las mal corridas cortinas, Marina dormía a su lado boca abajo. Se irguió levemente apoyándose en un codo y comenzó a acariciarle suavemente la espalda desnuda, apartaba la sábana lentamente descubriendo su cuerpo desnudo mirándolo extasiado. Ella suspiró levemente a su contacto y Guillermo sonrió dichoso
-¿No estás dormida?- le murmuró amoroso al oído
 -No, hace rato que estoy despierta- respondió volteando la cara y mirándolo sonriendo dichosa; se besaron ardorosos mientras él la abrazaba anhelante contra su cuerpo, ella se aferraba a él deseosa; sus manos entusiasmadas recorrían sus cuerpos excitados. Guillermo la cubrió con su cuerpo besándola apasionado, ya estaban fogosamente encendidos. Marina, entregada y anhelante, jadeaba ansiosa cuando él la penetró efusivo e impetuoso y gimió placentera arqueando su cuerpo en una entrega total. Guillermo comenzó a moverse con mesura pero Marina requería más fervorosamente hambrienta; él se giró raudo llevándosela encima y ella cabalgó diestra pero demasiado impetuosa. Intentó frenarla sujetándole las caderas pero se vio arrastrado por su intransigencia y apremió los movimientos de caderas de Marina transportándolos a un acto furioso de delirio y frenesí, él llegó a una cúspide extraordinaria llena de arrebato y cargada de una pasión encantadora y deliciosa que arrastró a Marina hacia otro convulsionado orgasmo que los dejó extasiados y fundidos en un abrazo ardoroso que mantuvieron hasta que sus cuerpos y sus alientos retomaron la calma.
-¿Qué hora es?- murmuró Marina aún recostada sobre el cuerpo de Guillermo y sintiéndose gustosamente ensamblada aún a él
 -No lo sé ni importa- respondió calmoso acariciándole tierno su espalda desnuda, ella apoyó su mentón sobre su pecho y lo miró a los ojos sonriendo dichosa y él le correspondió gozoso- ¿O acaso tienes hoy algo más importante que hacer que estar aquí conmigo?- indagó pícaro
-No- contestó socarrona
 -Pues eso… hoy no saldremos de aquí en todo el día- resolvió gustoso apretándola fuertemente contra su cuerpo y ella rió divertida
 -¿Ah no? ¿Y qué haremos aquí todo el día metidos?- preguntó traviesa y él le sonrió complaciente moviendo sus caderas levemente y ella sintió su miembro aún dentro suyo.
-¿Tengo que explicártelo?- indicó socarrón y ella volvió a reír divertida- No saldremos de aquí hasta que esté fecundado nuestro primogénito- añadió ilusionado, ella lo miró riendo amena
 -Mi adorado señor fiscal ¿Sabe qué eso no va en las veces que lo intentemos durante el día, verdad?- expuso guasona
-Pero tendremos más oportunidades que si lo hacemos una sola vez ¿no?- respondió entusiasmado, ella sonrió dichosa
 -¿Y ese es solo el motivo por el que quieres quedarte aquí todo el día?- preguntó melosa acariciándole suavemente el vello del pecho
-Mayormente- expuso resuelto
-Vaya, creí que era porque te gustaba estar conmigo- protestó mirándole ofendida provocándole una risa divertida
-Me encanta estar contigo y verte disfrutar como lo haces; pero me hace mucha ilusión tener nuestro primer hijo pronto mi vida- reparó besándola amoroso en la frente, ella sonrió complacida
-Pues entonces, mi adorado señor fiscal…- repuso saltando fuera de la cama sorprendiéndolo; extrañado la observó recoger el camisón del suelo y vistiéndoselo de nuevo- creo que llega un poquito tarde su señoría- expresó deleitada y lo miró ilusionada con un brillo radiante en la mirada que le hizo reaccionar y él también se levantó raudo de la cama mirándola intrigado a los ojos mostrando una sonrisa dichosa
-¿Me estás diciendo…?- inquirió entusiasmado sujetándola dulcemente por los hombros, ella sonrió esperanzada
-Seguro no lo sé aún, pero se retrasa más de un mes… No- pensó brevemente- Pasamos de dos ya- aclaró encantada, él sonrió feliz y la abrazó apasionadamente entusiasmado
-¡Mi vida, vamos a tener a nuestro primer pequeñín!- repuso exaltado y feliz- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
-No es seguro, Guille; aún no me hecho las pruebas- expuso prevenida, él la miró esperanzado
-Pero puede haber dudas en un mes ¿pero en dos ya?- aclaró ilusionado, ella sonrió dichosa- ¿No me preguntaste ayer qué hablaba con Ágata? Pues me decía que había tenido una visión nuestra en la que éramos muy felices y nos había visto con una niñita ¿qué te parece cielo?- declaró radiante, ella abrió sus ojos mirándolo incrédula
-¿Me vas a decir que ahora crees en esas cosas Guille? ¡Ay cuando se lo diga a Betty!- exclamó burlona y se rieron deleitados al tiempo que se besaron complacidos y tiernos
-Betty lo que va es a saltar de gozo en su silla cuando le demos la noticia ¡¿Y los muchachos?! ¡¡Será una locura!!- habló entusiasmado
 -¡¡Guille!!- le reclamó inquieta, él la miró intrigado- Primero hay que saberlo fijo, no sea una falsa alarma y se lleven una decepción: con la nuestra será suficiente- él asintió con la cabeza sonriendo dichoso
-¿Y tú mi cielo? ¿Te encuentras bien?- preguntó amoroso acariciándole el rostro dulcemente
-Eso es lo que más me inquieta- respondió perturbada- estoy perfectamente; no me encuentro mal… no tengo ningún malestar que se supone tendría que tener… Por eso temo que pueda ser una falsa alarma- él la besó cariñoso en la frente
-O es una niña dulce como su mamá que se porta muy bien- bromeó esperanzado y ella sonrió encandilada- Verás como es que sí, mi amor- la miró ilusionado- ¡¡Es más!! Iré ahora mismo a la farmacia y nos enteramos cuanto antes- aclaró resolutivo besándole tierno en los labios y se dirigió a la ducha, ella sonrió feliz mientras lo observaba entrar en el baño.

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