lunes, 30 de junio de 2014


Hugo abrió los ojos al oírla reírse de aquella manera clavando en Norma sus profundos ojos negros tan llenos de ardor y furia que la asustó tremendamente
 -¡¡Ya está bien de jueguitos infantiles!! Ahora vas a saber lo que pasa al jugar con un hombre de verdad- repuso de pronto encrespado sujetándola por las caderas y elevándola al tiempo que se giraba y, apoyándola contra la pared, la penetró de inmediato insertando totalmente su pene bruscamente, ella chilló lastimada por la salvaje penetración aunque lo miraba fascinada al sentir aquella inmensidad dentro suya, él sonrió burlón- ¿Qué pasa panterita? ¿Estás solo acostumbrada a niñatos y aún no sintieras a un hombre de verdad dentro tuya?
 -Hasta ahora no me has mostrado nada que ya no haya conocido antes- le retó desafiante, él sonrió irónico y la besó ansioso mientras movía sus caderas enérgicamente embistiéndola una y otra vez furiosamente; preciso, intenso y hábil. Ella gemía entre gozosa y asombrada por su violenta potencia que le henchía apresuradamente su bajo vientre de aquel maravilloso placer que deseaba rabiosamente que explosionara, él mordisqueó juguetón sus pechos y aquella descarga se desparramó por todo su cuerpo de manera increíble produciéndole un tremor asombroso que la hizo clamar de goce, Hugo sonrió complacido ante su muestra desatada de placer pero no detuvo sus poderosas arremetidas embistiéndola vigoroso y ella siguió gimiendo gustosa sintiendo como sus entrañas se cargaba nuevamente de una nueva palpitación que explotó de nuevo en otra frenética descarga que provocó que chillara sin poder contenerse aferrándose desesperadamente complacida al cuerpo de Hugo de tan abundante descarga de placer- Te gusta ¿eh, panterita?- le dijo burlón mirándola socarrón deteniéndose
 -Aún estoy esperando que me muestres algo que no sintiera ya antes- le incitó jadeante y retadora, él rió divertido
-¿Ah sí?- expuso burlón y escurrió sus manos por debajo de sus muslos elevándola hasta su boca que hundió en su jugoso sexo y jugueteó hábilmente con su lengua en él hasta que la hizo alcanzar otro extenuante e increíble orgasmo que la forzó a gritar nuevamente mientras se sacudía de forma extrema aferrándole ansiosa a su cabello intentando desprenderse de aquella fuerza suprema que le recorría cada récodo de su cuerpo. Hugo la descendió inesperadamente al suelo y la volvió de espaldas obligándola a apoyarse contra unos sacos de abono que allí había
-No Hugo, por detrás no- clamó asustada intentando zafarse pero él la agarró bruscamente por el cabello inmovilizándola y acercando su oído a su boca
-A las panteras salvajes como tú hay que domarlas ¿no querías algo nuevo?- le habló sarcástico
-No Hugo…- volvió a clamar llorosa pero él la obligó a agacharse levemente y la penetró salvajemente de nuevo pero por la vagina y ella gimió complacida
-Puedo llegar a ser animal pero no desconsiderado- le susurró vanidoso al oído y la embistió apremiante y raudo una y otra vez mientras la sujetaba por sus pechos estrujándoselos fuertemente guiándola acompasadamente con sus embistes mientras Norma gemía bravamente. Hugo empezó a acariciarle el clítoris con una de sus manos al tiempo que seguía embistiéndola sin consideración provocando que Norma acabara sacudiéndose desatada impulsada sin control por aquel placer extremo que la invadía una y otra vez. Llegó un momento en que los jadeos de ella sonaron al unísono con los de él acompañados de más enérgicas y apuradas embestidas al tiempo que la besaba ardientemente en el cuello y la nuca excitándola aún más. Eran tan frenéticas sus arremetidas que parecían que iban a atravesarla teniéndose que sujetar a los sacos de abono en los que se apoyaba pues la derribaban, pero era tan inmensamente maravilloso que su cuerpo volvió a verse espoleado por otro extraordinario orgasmo al tiempo que él daba un profundo embiste oprimiéndola fuertemente contra su cuerpo acompañado de un gemido tan profundo que pareció salirle de lo más hondo de sus entrañas al tiempo que sentía su tremenda descarga dentro de ella provocándoles gemir al unísono de fantástico placer. Hugo se derrumbó agotado sobre su espalda; ella también se sentía arrebatadamente satisfecha y extenuada. Percibían complacidos sus respiraciones apuradas y sofocadas sonando al unísono y él le mordisqueó juguetón el cuello, Norma se volvió a mirarlo apoyándose con la espalda contra los sacos de tierra, sus ojos estaban cargados de furia y rencor mientras él le sonreía socarrón -¿Qué pasa panterita? ¿Aún querías más?- se burló jocoso introduciendo dos dedos en su sexo húmedo y ardiente aún
-¡¡No!!- exclamó rotunda retirándole de un manotazo sus dedos- ¡¡Eres un animal!! ¡¡Un bruto insensible!!- le increpó furiosa y él se subió los pantalones sin dejar de sonreír socarrón
-Solo te di lo que me estabas pidiendo ¿recuerdas? “Aún no vi nada que no sintiera antes”- se burló sereno mirándola irónico, ella se enfureció aún más y levantó su mano para abofetearlo pero él la detuvo en el aire agarrándole fuertemente la muñeca- ¡Quieta pantera, fuiste tú la que me provocaste; ahora déjate de numeritos!- indicó sarcástico mirándola fieramente- la próxima vez confórmate con las dulces caricias y tiernos besitos de tu niñito enamorado y no le pidas a hombres lo que aún no conoces- se aproximó a ella y le rozó levemente los labios con la punta de su lengua, ella se sintió atraída y enardecida de nuevo- Aún tengo más cosas que puedo enseñarte si quieres… Pero no lo busques si no estás preparada a enfrentarlo- le murmuró con voz melosa al oído y le mordió levemente el lóbulo con sus labios, ella gimió nuevamente excitada y él rió divertido- Eres una pantera salvaje que saca las uñas rápidamente pero sé que te gustó mucho todo esto aunque ahora quieras hacerte la ofendida- comentó acariciándole los pechos con sus manos jugueteando con sus pezones entre sus dedos mientras la atrapaba con su cuerpo contra los sacos, ella respiraba apresuradamente de nuevo y su corazón latía veloz; se abrazó a él ansiosa y se besaron apremiantes, imperiosos. El deslizó su mano a su entrepierna y le introdujo tres dedos en su sexo empapado, ella gimió gustosa frotándose ambiciosa contra su mano- Aún no has quedado satisfecha ¿eh?… Eres insaciable, nena- expuso socarrón separándose de pronto de ella y riéndose burlón; ella, confundida y jadeante por aquel inesperado alejamiento, perdió el equilibrio y se tambaleó levemente hasta apoyándose contra los sacos de nuevo mirándolo desconcertada, él se lamió juguetonamente los dedos- tu sabor es delicioso y me acompañará hasta que decidas seguir jugando… Pero no será ahora- repuso recogiendo su camiseta del suelo
 -Porque no puedes… No tienes con qué responderme de nuevo- le increpó retadora sonriéndole burlona- Es lo que diferencia a un hombre de mi niñito enamorado, él sí puede satisfacerme dos o tres veces más- añadió sarcástica apoyando sus codos en los sacos y entreabriendo sus piernas exponiendo su cuerpo desnudo de forma seductora y sugerente. Sin esperárselo, él se abalanzó sobre ella y la besó apasionado en el cuello mientras desabrochaba presuroso sus vaqueros
 -¡Te he dicho que no juegues conmigo Norma!- le indicó enfurecido elevándola por las caderas y penetrándola total y poderosamente, ella emitió un quejido de dolor por la nueva intrusión violenta y salvaje de su miembro endurecido ya de nuevo; mirándola desafiante a los ojos, le demostró con dos extremadamente fuertes embestidas que podía seguir, ella gemía lastimada por las dolorosas embestidas pero sonreía gozosa y le rodeó rauda con sus piernas sus caderas sujetándole frenética con sus manos sus duros glúteos obligándolo a introducir su miembro hasta el fondo soltando un jadeo satisfactorio- ¡Estás desatada, niña!- repuso impresionado y se separó de ella dejándola afrentada y sofocada mirándolo atónita mientras se subía de nuevo los vaqueros- Yo nunca recibí órdenes de una mujer para venir tú ahora imponiéndote, no me da la gana de satisfacerte más y no lo haré… Si quieres más, la próxima vez me lo suplicarás; pero vas a aprender a no darme órdenes, niñata- y colocándose la camiseta, salió de la cabaña
-¡¡Eres un imbécil!! ¡¡Un engreído!! ¡¡Tú me rogarás por una próxima vez!! ¡¡Tú, estúpido engreído; no yo!!- le gritaba furiosa desde dentro recogiendo rabiosa su ropa ciscada por el cobertizo sin poder contener las lágrimas; se sentía ultrajada, humillada, burlada, como una estúpida… mientras, él se alejaba hacia la casa riéndose satisfecho. Llegando al jardín se encontró con Rubén que lo miraba intrigado
-¿Has visto a mi hermana?- le preguntó curioso
 -¿A cuál de ellas?- indicó sarcástico mirando a Marina aparecer en la terraza acompañada de su madre, él le mostró una sonrisa burlona
-A Norma, Marina acaba de llegar con Guille del médico- le dijo mordaz
-¡Ah, a esa!... Sí, la vi paseando cerca de una caseta que hay allá al fondo hace un rato- le indicó amable señalando la dirección del cobertizo, Rubén lo miró desconcertado
 -¿Tan lejos y sola?- inquirió intrigado, Hugo movió los hombros desinteresado- Iré a buscarla, es raro que se aleje tanto yendo sola- indicó perturbado
 -Tú mismo- contestó calmoso Hugo metiéndose las manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros y siguió su camino hacia la casa mientras Rubén se dirigía hacia la cabaña en busca de Norma; la encontró sentada en el suelo arrimada contra los sacos llorando silenciosa y amargamente con la cabeza hundida en sus rodillas; asustado, acudió rápidamente a su lado
-¿Qué te ocurre, Norma?- le inquirió intrigado y nervioso mientras se acuclillaba delante de ella y le apartaba la melena de delante del rostro para mirarla bien- ¿Qué te ha pasado cielo? ¿Por qué lloras así? ¡¡Háblame, Norma!! ¡¡Me estás asustando!!- le reprendió ansioso
-¡¡Nada!!- le gritó enfurecida secándose de un manotazo las lágrimas- ¡¡no me pasa nada!! ¡¡Déjame en paz de una puñetera vez Rubén!!- bramó furiosa empujándolo fieramente para alejarlo de ella y huyó de su lado saliendo presurosa de la cabaña, Rubén se quedó aturdido y descolocado por su reacción
-Me está bien empleado por meterte donde nadie me llama- se dijo irritado a si mismo levantándose y se fue a casa. Se cruzó con Norma que caminaba muy despacio, con los brazos cruzados sobre su pecho se sujetaba los hombros como si se sintiera desvalida; pero ni la miró y siguió su camino sin hablarle. Ella lo vio pasar a paso veloz junto suya, iba enfadado y muy molesto, pero tampoco lo llamó y lo dejó alejarse. Sabía que se había portado muy mal con él y le dolía mucho haberle hablado así pero en aquellos momentos necesitaba estar sola y calmarse antes de llegar a la casa.
Cuando llegó, Hugo, su madre y Rubén estaban en la terraza charlando entretenidos con Betty, ella saludó educadamente y entró en la casa, se cruzó con Guille en el pasillo que le sonrió cariñoso
-Hola preciosa ¿dónde andabas?- le preguntó amable- Marina preguntó por ti y nadie supo dar razón de donde fueras
-Por ahí… Sin darme cuenta me alejé demasiado de la casa- respondió apagada, Guillermo observó que tenía el rostro ensombrecido y había estado llorando
-Creo que alguien necesita un cariño ¿verdad?- dijo dulcemente abrazándola y la besó amoroso en el pelo; ella también se abrazó a él tiernamente sonriendo suavemente. Estuvieron un rato así abrazados, sin decir nada; ella se separó levemente de él y lo miró a los ojos, él le sonrió cariñoso y ella le correspondió agradecida- ¿Estás mejor?- ella asintió con la cabeza y la volvió a besar en la frente antes de soltarla, se dirigió a su despacho y ella se fue a su cuarto, se tomó una larga y caliente ducha que su cuerpo dolorido por la brusca sesión de sexo le agradeció. Se cambió de ropa poniéndose un vestido blanco largo que casi rozaba sus tobillos todo abotonado por delante cuyos primeros y últimos botones no abrochó quedando un bello escote que dejaba entrever su canalillo y mostrando sus hermosas piernas hasta el muslo; se abrochó unas sandalias blancas de largos cordones por sus piernas; se cepilló el pelo enérgicamente hasta desenredarlo y quedarse suave y brillante, se dio un poco de brillo en los labios y se fue en busca de su hermana que encontró en su cuarto, también acababa de ducharse y salía del baño envuelta en su albornoz blanco y el pelo enrollado en una toalla, le sonrió dichosa al verla
-Hola corazón, pregunté por ti y nadie sabía dónde andabas- le dijo cariñosa sentándose frente al espejo del tocador mientras se quitaba la toalla húmeda del pelo y comenzaba a cepillarse su melena rubia. Norma se acercó a ella y le retiró de la mano el cepillo comenzando a cepillárselo suave y despacio- gracias, cielo- le dijo sonriéndole agradada a través del espejo, ella le correspondió dulcemente mientras seguía cepillándoselo serenamente
-¿Qué os dijo el médico?- preguntó calmosa concentrándose en el cepillado
 -Que todo va muy bien, el bebé es rebelde y tampoco hoy nos dejó ver lo que era- se sonrieron entrañables a través del espejo
-¿Queréis saber lo que es, entonces?
-No tenemos gran interés, nos da igual; después de dos niños maravillosos y una hermosa niña, lo que venga será bienvenido; solo deseamos que venga con bien- contestó cariñosa, Norma le sonrió dulcemente- Cielo- se volvió y le cogió la mano amorosa deteniéndola en su cepillado mirándola fijamente a los ojos- ¿qué tienes?
-Nada- respondió serena sin dejar de sonreír
-Esa carita no es de nada mi ángel- aclaró retirándole dulcemente el pelo que le cubría la mejilla
 -Me duele la cabeza y estoy un poco… Así, no sé… rara- expuso incómoda haciendo una mueca de disgusto, Marina le tocó suavemente la frente
 -Parece que tienes algo de fiebre, corazón- aclaró inquietada
-No te preocupes, no ha de ser nada- le retiró la mano de su frente sujetándosela amorosa entre sus manos- Me tomaré una aspirina y me iré a la cama temprano- la besó en la frente cariñosa pero, en un arranque inesperado, se abrazó a su hermana vigorosamente- Te quiero mucho, Marinita- añadió efusiva
-Y yo a ti, corazón- replicó descolocada por aquel inesperado gesto y también la oprimió fuertemente contra ella unos minutos antes de retirarla levemente y la observó intrigada- ¿Qué te pasa cielo mío? te encuentro extraña, cariño ¿ocurrió algo qué deba saber?
 -No, te digo que no me encuentro muy bien- respondió serena sonriéndole amorosa; Guillermo entró en el cuarto y se acercó a ellas sonriéndoles, abrazó a Norma por detrás y la besó cariñoso en la mejilla mientras la acunaba tiernamente entre sus brazos, ella le sonrió a través del espejo y dejó el cepillo sobre el tocador- Voy a recoger el lienzo y las pinturas que dejé tiradas junto el roble y me iré a la cama- expuso calmosa
-¿Tan pronto? ¿No vas a cenar?- preguntó él curioso
-No se encuentra bien y parece que tiene algo de fiebre- le explicó Marina cariñosa y él la besó dulcemente en la frente comprobando su temperatura
-A mí no me lo parece cielo…- indicó sereno
 -Tampoco dormí bien esta noche y puede ser eso, cansancio- se sonrieron los tres amorosos- Seguro que mañana ya estoy perfectamente- se dirigió a la puerta muy despacio mientras ellos la observaban extrañados hasta que desapareció de su visión, parecía realmente fatigada. Marina miró intrigada a Guillermo que le sonrió dulcemente besándola tierno en los labios
-Hoy se fue Gus cielo, seguro que ya lo echa de menos- le murmuró cariñoso y ella sonrió enternecida
-Puede ser, no había caído yo en eso- repuso convencida y se besaron amorosos
 La vieron aparecer en la terraza, ella les sonrió a todos dulcemente mientras se dirigía hacía el roble -¿A dónde vas ahora, cielo? Ya está la cena- le habló cariñosa Betty, ella resopló irritada disimuladamente y se volvió sonriendo amable
 -Solo voy al roble Betty, a recoger mis cosas de pintura que dejé antes allí- explicó serena evitando mirar a Hugo pero percibía perfectamente su mirada sobre ella
-Ya te las recogí yo- le indicó amable Rubén mostrándoselas encima la mesita, ella sonrió agradecida y se acercó para recogerlo
-¿Has empezado ya con el cuadro del viejo roble cielito?- preguntó curiosa Betty estirando su mano pidiéndole que le mostrara el lienzo, ella obedeció
 -Sí, pero no avancé aún mucho- comentó mostrándoselo; solo estaba el boceto y algo de verde en las copas, pero se percibía que iba a quedar maravilloso
 -Seguro que te quedará precioso, hija- indicó encantada Gabriela observándolo, Norma le sonrió agradecida y no pudo evitar encontrarse con la mirada de Hugo sentado junto a su madre, la miraba atraído por aquel brillo especial en sus ojos azules y fascinado por aquel vestido tan incitante y sugerente que le quedaba de miedo. Norma percibió también un brillo especial en su mirada; un brillo entre anhelante y complacido- ¿Lograste conseguir plasmar lo que tanto te irritaba el otro día?- se interesó cariñosa
-No Gracielita; no sé cómo mostrar el brillo tan bello que tiene en estos momentos Marinita en su mirada- explicó más animada y reconfortada por la intensa mirada de Hugo y les mostró su dibujo de Marina al que le faltaban los ojos, las mujeres le sonrieron fascinadas. Hugo también se interesó por el dibujo y le sonrió agradado. Aquella sonrisa le reconfortó más a Norma que todas las palabras de enhorabuena que le daba el resto ¿cómo podía ser tan tierno a veces con la mirada y otras tan salvaje y brusco? No lo sabía ni comprendía pero le sonrió agradecida.

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