domingo, 22 de junio de 2014


También Guillermo y Marina habían disfrutado de una noche maravillosa. Habían hecho el amor de manera indescriptible entregándose con toda la pasión y el amor que sentían siendo un acto increíblemente extraordinario.
-Mi vida, quisiera pedirte un favor- le murmuró meloso mientras se recuperaban de aquella pasión desmedida abrazados amorosamente sobre la cama
-Dime- repuso complaciente mirándolo apasionada a los ojos, él sonrió deleitado por aquella intensa mirada cargada de amor que le dedicaba y no pudo resistirse a besarla tierno en los labios
-Estoy llevando el caso de una mujer que necesita ayuda urgente para salir adelante y estuve pensando que, con los preparativos de la boda y todo eso, necesitarás más tiempo libre…- habló comedido mirándola interesado, ella lo observaba serenamente- ¿Te importaría darle trabajo en la librería? Sin compromiso, será por poco tiempo y yo me encargaré de su sueldo, no te preocupes- le propuso esperanzado, ella sonrió deleitada
-No, claro que no; estaré encantada de ayudarla- resolvió de inmediato besándolo complacida en los labios y él sonrió satisfecho- y no es necesario que tú te encargues de nada; ya tenía pensado coger a alguien, no solo por lo de la boda, sino que a partir de ahora quiero más tiempo libre… el máximo tiempo posible para dedicarme a ti- expresó resuelta
-No Marina, lo del sueldo no tiene opción: la fiscalía se encargará de sus gastos para eso está a cargo del estado- agregó contundente y se sonrieron complacidos- y ahora mi ángel, explícame eso de que te vas a dedicar más a mí, que esa idea me encanta- repuso deleitado y se sonrieron dichosos besándose apasionados; poco a poco fueron encendiendo aquella ardiente pasión que los encandilaba acabando haciendo el amor de nuevo de manera espectacular dejándolos plenamente encantados
 La despertó la puerta de la calle y se sentó sobresaltada en la cama; se habían quedado dormidos de nuevo.
-¡Guille, que ya han regresado!- lo sacudió anhelosa despertándolo y sonrió divertido
-¿Y qué? Vamos a casarnos en menos de dos meses cielo- inquirió relajado intentando recostarla a su lado pero ella se opuso
 -Pero no quiero que Rubén se entere, se pondrá muy pesado- expresó fastidiada y él sonrió divertido, ella lo besó en los labios suavemente- Por favor, no hagas ruido; con un poco de suerte, Norma vendrá cansada y querrá dormir- indicó levantándose y vistiéndose la bata sobre su cuerpo desnudo; él la observaba recreado con los brazos debajo de la cabeza sonriendo entretenido. Justo cuando ella alcanzaba su puerta para cerrarla, aparecieron los mellizos ante ella; la entrecerró disimuladamente para ocultarles a Guillermo en su cama
-¡Ya habéis vuelto!- les dijo cariñosa y sorprendida
-¿Ya? ¡Son las cinco, Marina!- se asombró Rubén, ella rió divertida
-¡Cómo yo ya dormí!- bromeó dulcemente y ellos rieron explayados- ¿Lo habéis pasado bien?
 -¡¡Sí, genial!!- respondió complacido y entusiasmado Rubén- yo me voy a la cama- la besó en la mejilla y se encerró en su cuarto. Norma también se dirigía a su cuarto, muy callada, demasiado… -¿Tú no lo has pasado bien?- inquirió intrigada por su silencio
-¡¿Yo?!- se sorprendió alterada, Marina la miró extrañada- ¡¡yo lo pasé increíble, Marinita!!… realmente increíble- indicó arrebatada sonriendo complacida- Pero hablamos mañana ¿sí?… estoy muy cansada también- añadió esquiva entrando en su cuarto y cerró la puerta tras ella. Marina se quedó atónita por su presurosa huida.
Cuando regresó a su cuarto, Guillermo seguía acostado sonriendo dichoso
-¡¿No piensas levantarte?!- le increpó ella en un murmullo
-¿Para qué?- inquirió guasón- Ahora se van a dormir y no se enteraran de nada- expuso divertido
-No juegues, anda; Norma aún puede acordar y aparecer por aquí- repuso entregándole el pantalón, él le sujetó la muñeca y tiró suavemente de ella cayendo sobre él y la abrazó amoroso contra su cuerpo -Ya te dije que tienes que quitarle ese vicio de meterse en tu cama- expuso cariñoso besándola en la nariz- ¡Ahora este sitio es mío y de nadie más!- bromeó jocoso y se rieron divertidos. Se besaron deleitados saboreándose complacidos. Él se giró quedando sobre ella y le apartó la bata acariciándole mimoso un pecho pero la notaba demasiado nerviosa e intranquila para disfrutar- Vale, está bien; ya me voy, tranquila- indicó amoroso volviéndola a besar en la naricilla y se levantó.
Se despidieron en el rellano besándose apasionados; Guillermo, pícaro, le desabrochó el cinturón de la bata al irse y pudo deleitarse en ver su desnudez una última vez antes de que el ascensor se cerrara. Se rieron divertidos y Marina regresó al piso cerrando la puerta despacio pasándole nuevamente la llave; al volverse, soltó una grito sobrecogido al encontrarse a Norma detrás suya mirándola intrigada.
 -¿Qué haces?- le preguntó serena
-¡¡Nada!!- exclamó rauda provocando que Norma frunciera el ceño desconfiada- Solo comprobaba si Rubén había cerrado bien la puerta- respondió muy nerviosa apoyándose con su espalda en la puerta para sujetarse pues sus piernas temblaban frenéticas
-Ah, vale- repuso calmada y se fue a la cocina regresando al rato con un vaso de leche, la miró pícara y esbozó una sonrisa pícara- ¿Y desde cuándo duermes en pelota picada, Marinita?- inquirió burlona mirándola de arriba abajo, Marina se cerró rauda la bata ocultando su desnudez sonrojándose tremendamente- ¡Ay, que pillín nos salió el fiscal; no pierde oportunidad ¿eh?!- exclamó burlona riéndose recreada y se fue a su cuarto, Marina también rió entretenida.
Guillermo se quedó estupefacto al encontrarse a Gus sentado en el capó de su coche, lo miraba burlón y malicioso.
-¡¿Qué?! ¡¿Montando tu propio bailecito privado, eh?!- se burló socarrón, Guillermo sonrió radiante y dichoso
-¿Qué haces ahí?- inquirió cariñoso acercándose al coche
-Tenía curiosidad por saber cuánto tardarías y por dónde saldrías escopeteado: si por el portal o lanzado por la ventana- bromeó burlón y ambos rieron divertidos, él observó su reloj- Has tardado casi media hora en bajar desde que ese par llegaron ¡Tío, los tienes bien plantados! ¿No te pillaron?- seguía burlándose guasón
-No… y anda, bájate de ahí- le repuso cariñoso dándole suavemente en la pierna mientras se dirigía a la puerta del conductor; él obedeció
-Tienes suerte que no se fijaron en el coche, pero a mí no se me escapa nada- añadió vanidoso y se rieron divertidos
-¿Te vienes conmigo a casa o te acerco a la tuya?- preguntó cordial entrando ambos en el coche
-A la mía… hoy voy a dormir como Dios en mi camita recordando todo lo que pasó en ella esta noche- expuso satisfecho mirándolo radiante y orgulloso, Guillermo lo miró confundido y él rió dichoso- ¿Qué pasa? ¿Acaso crees qué solo tú te montaste tu fiestita privada esta noche o qué?- inquirió complacido
-¡Gus! ¿Qué has hecho desgraciado?- repuso inquieto mirándolo preocupado
 -¡Nada que no me suplicaran ardientemente!- le cortó cariñoso- Y tranqui que fui cuidadoso, tierno y… tomamos precauciones- Guillermo se quedó atónito mirando al frente sin arrancar el coche, Gus lo observó extrañado y descubrió su cara desconcertada. Soltó una fuerte y plena carcajada- ¡¡Ay la hostia que tú no tomaste precauciones!!- expuso campante sin poder dejar de reír, Guillermo lo miró aturdido- Vosotros los mayores sois la leche: mucho cuidado, cuidado… ¡y vas tú y metes la pata hasta el fondo!- repuso contento y satisfecho. Guillermo sonrió entrañable y arrancó el coche. -Nosotros tenemos 30 años y estamos a punto de casarnos… Vosotros 16 y toda una vida por delante- reparó cariñoso dirigiéndose a casa de Gus- además ¿sabes una cosa Gus?- expuso deleitado y el muchacho lo miró intrigado- no me disgusta para nada la idea de hacer ya un encarguito- declaró ilusionado
-¡Ay la leche, estás para encerrarte!- exclamó chistoso y ambos se rieron divertidos
La semana voló para Norma, apenas habían podido estar solos pues al no haber ya clases, no se deshacían de Rubén; y llegó el maldito viernes, al día siguiente Gus se iría con su padre y no volvería hasta dentro de casi dos meses.
Paseaban silenciosamente por el parque seguidos por Rubén y Claudia que hablaban distraídamente mientras sonreían divertidos. Gus la sujetó dulcemente de la mano
-¿En qué piensas cielo?- le preguntó cariñoso mirando su cara apesadumbrada
-Gus ¿te portarás bien?- inquirió inquieta y él sonrió entrañable
 -Yo siempre me porto bien, corazón- bromeó socarrón, ella lo miró desconfiada y él se rió divertido- ¿Y tú? ¿Vas a ser tú buena?
-¡No seas idiota!- le recriminó afligida y él volvió a reírse, la sujetó amoroso con su brazo por el cuello besándola en la sien
-Voy unos meses a casa de mi padre, no me voy a la guerra cielo- bromeó entrañable
-Para mi es casi lo mismo- murmuró acongojada y él volvió a besarla pero más conmovido y ardiente- Gus…- él la miró dulcemente- ¡Vámonos a tu casa!- murmuró deseosa, él sonrió embaucado
-¿Y qué hacemos con esos dos?- inquirió socarrón
-Deshazte de ellos… Tú tienes más labia- indicó recreada, se sonrieron y se volvieron hacia la otra pareja
-¡Ey, nos vamos a la exposición de pintura que hay en el centro! ¿Os animáis?- indicó entusiasmado, Rubén puso cara de disgusto igual que Claudia
-Pasamos, nos quedamos por aquí- respondió animado y raudo Rubén, Gus sonrió pícaro
-De acuerdo, nos vemos- comentó echando a andar hacia la salida
-¿Dónde nos encontramos y a que hora?- inquirió afanoso Rubén
-No te preocupes, a las diez la llevo a casa- respondió tranquilo Gus sin detenerse- ¿Sabes? ¡Creo que también estaban deseando deshacerse de nosotros!- se rieron divertidos y se fueron al piso de Gus. Entraban en el pasillo cuando Norma se abalanzó sobre él besándolo anhelante e impetuosa. Él le correspondió encantado
 -¡Gus ¿eres tú hijo?!- preguntó una voz desde dentro de la casa, Norma quedó paralizada mirándolo aterrada
-¡Sí, mamá!- respondió mirando divertido a Norma, la sujetó de la mano y entraron en la sala. Una hermosa y joven mujer salió de la cocina- ¿Aún en casa? Hoy llegarás tarde- indicó cariñoso besándola tierno en la mejilla, ella examinó su reloj
 -Sí, se me ha hecho tarde- repuso apurada observando a Norma mientras sonreía amable
-Mamá, Norma; Norma, mi madre Sandra- las presentó despreocupado
-¡Ah Norma! ¿La muchachita que va a pintura contigo a casa de Betty?- expuso animosa y él asintió con la cabeza- Pues mucho gusto de conocerte al fin- le sonrió la mujer agradada, Norma le correspondió sonrojada. La mujer recogió su bolso del sofá- Me voy ya…- besó amorosa a Gus en la mejilla, dirigió hacia la puerta de la calle- ¡Encantada de conocerte, Norma, quedas en tu casa!- y cerró la puerta tras ella. Norma estaba abochornada y confundida, él le sonrió divertido y la besó dulcemente en los labios
 -¡¡Que corte, Gus!!- repuso sofocada
-No pasa nada… Es una tía enrollada- comentó cariñoso
 -Y muy guapa- resaltó contenta
-Sí, es preciosa…- expresó lleno de orgullo abrazándola tiernamente por la cintura atrayéndola hacia si- pero lo eres más tú- le susurró meloso al oído, ella sonrió efusiva y se besaron apasionados. Habían pasado tres semanas desde la marcha de Gus. Guillermo, Betty y Marina sentados en la terraza observaban a una Norma triste y apagada que dibujaba en su bloc junto al roble como hacía desde que él se fuera mientras Rubén estaba en el despacho de Guillermo leyendo entusiasmado los libros de leyes
-¿Le dio duro lo de Gus, no?- comentó apenado Guillermo a las mujeres
-El primer amor pega fuerte- repuso cariñosa Betty. Marina estaba ensimismada. Guillermo la besó en la cabeza que tenía recostada contra su pecho
-¿Y tú qué tanto piensas, amor?- inquirió amoroso
-Estaba pensando justamente en eso; en lo mucho que ha cambiado Norma desde que conoció a Gus- se sonrieron los tres entrañables.
-¡¡No hay nadie en esta casa o qué!!- gritaba entusiasmado Gus entrando en la terraza
-¡¡Gus!!- le saludó emocionada Betty mostrándole los brazos para que la abrazara, él obedeció feliz -¡Gus!- lo saludó alegre Rubén que apareció al instante de oírlo hablar
 -¿Pero qué haces aquí muchacho?- le preguntó amoroso Guillermo mirándolo encantado de tenerlo allí
-Vengo a ver si me dais refugio que mi padre me dejó tirado- bromeó feliz y todos lo miraron confundidos- se echó una nueva novia y ella se empeñó en irse a las Bermudas de vacaciones, el pobre se sentía entre la espada y la pared porque la tía se puso muy borde y él tampoco quería fallarme; así que le conté la milonga de que Betty me necesitaba ya para los preparativos de la boda, así que... el gilipollas me compró mogollón de cosas para lavar su conciencia y me trajo a casa ¡Lo que no sabe él es que yo estaba deseando regresarme de una puta vez!- aclaró satisfecho y todos rieron divertidos- Bueno ¿Y dónde me anda mi cardo preferido?- inquirió impaciente
 -Allí la tienes; desde que te fuiste no hace otra cosa- mostró socarrón Guillermo señalando con la cabeza el roble, él sonrió encantado y echó a andar hacia ella. Norma saltó de alegría al verlo rodeándole amorosa el cuello y se dieron un tierno beso ante la mirada entrañable del resto.
Las semanas pasaban rápidas y la fecha de la boda se aproximaba. Marina se cogía libre varias tardes gracias a su nueva ayudante que resultara muy servicial además de encantadora haciéndose en poco tiempo muy buenas amigas; las pasaba junto a Norma y Betty enfrascadas ilusionadas en los preparativos. También los domingos se enzarzaban en conversaciones interminables escogiendo los detalles de la ceremonia mientras los muchachos las observaban aburridos y ya hartos de tanto preparativo.
Por otro lado, Guillermo se encerraba cada día más en su despacho y últimamente estaba mucho más serio y meditabundo aunque ellas parecían no darse cuenta. Pero Gus y Rubén sí se lo notaran y observaban intrigados como día a día parecía más inquieto y ensimismado pero no comentaban nada con el resto. Aquel domingo, muy preocupados por su comportamiento cada vez más esquivo y taciturno, los muchachos decidieron hablarle; se aproximaron al despacho y lo observaban desde la puerta, él levantó la vista de los papeles y los miró intrigado
-¿Qué hacéis ahí, chicos? ¿Necesitáis algo?- les preguntó amistoso, ellos le dedicaron una media sonrisa
-Queríamos hablar contigo- repuso Gus calmosamente- Pero si te molestamos podemos dejarlo para más tarde
-No, está bien; esto puede esperar… pasad- les contestó amable moviendo la mano familiarmente invitándolos a entrar, ellos obedecieron y se sentaron en los sillones frente a la mesa del escritorio; Guillermo se dio cuenta que lo miraban intranquilos, parecían preocupados- ¿Os ocurre algo? ¿Os puedo ayudar?- les preguntó extrañado
-Dínoslo tú- repuso muy serio Rubén mirándolo fijamente a los ojos, Guillermo se sorprendió ante la respuesta; Gus le dio un leve codazo a su amigo en su brazo amonestándolo
-Guille, últimamente estás muy serio, apagado, y pareces muy nervioso… ¿te pasa algo?- comentó cariñoso Gus, él los miró desconcertado
-No, que va, no me pasa nada; todo va bien- respondió resuelto sonriéndoles tranquilizador pero sin resultado, los muchachos seguían con rostro de preocupación mirándolo inquietos
 -¿Es que acaso has cambiado de opinión y ya no quieres casarte con mi hermana Guille? ¿Por eso andas tan esquivo y de mal humor últimamente?- Preguntó directo y decidido Rubén, él lo miró atónito
-¡Tío, lo tuyo no es el tacto ¿verdad?! ¡Cada día eres más capullo chaval!- le regañó molesto Gus dándole otro codazo en el brazo
-¡No Gus! Déjalo- exclamó tajante Guillermo mirando estupefacto a Rubén- ¿De qué rayos estás hablando, Rubén? ¿A qué viene eso?- preguntó extrañado frunciendo desconcertado el ceño

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