lunes, 2 de junio de 2014

-Tranquila y lo comprendo corazón…- expresó enternecida palmeando cariñosa la mano de Marina que aún sostenía entre las suyas- Pero, es que a mitad de curso…- añadió desalentada
-Sé que si el motivo es ese únicamente, recuperará fácilmente el curso sin estorbar el avance de los demás; se lo prometo- indicó decidida
-Mucha confianza tiene en ella- respondió la directora asombrada
-No es pasión de hermana cuando le digo que es muy inteligente- aseguró entusiasmada, la mujer le sonrió entrañable
-¿En qué centro está en estos momentos?
-En el Sagrado Corazón- contestó amable
-¡Muy buen centro!- se sorprendió extrañada- ¿Cómo está tan reticente?
-Su hermano… Son mellizos y dice que está harta de las inevitables comparaciones y de que siempre estén juntos en todas partes… Le supliqué al nuevo director que al menos los pusiera en clases distintas pero se negó… las reglas deben cumplirse y a ella le toca esa clase, me contestó…- murmuró abatida bajando su mirada pero al instante volvió a levantarla y clavó aquellos preciosos ojos caramelo en Beatriz- ¡Señora, si me ayuda verá que no le miento! ¡Sería una barbaridad perderla! ¡Es una muchacha especial, muy especial!- rogó ansiosa y desesperada
-¿De qué edad estamos hablando?
-Diecisiete- la mujer puso cara de disgusto
-Esas aulas están completas- anunció desalentada, Marina se sintió abatida y derrotada. La directora la miró fijamente a los ojos con sus enormes, alegres y profundos ojos negrísimos- Pero yo no siempre cumplo las reglas y puede que alguna chapucilla pueda hacerse y encontrarle un hueco- añadió ofreciéndole una sonrisa resplandeciente y bella
-¡¿De verdad lo haría?!- explayó Marina entusiasmada y la mujer le sonrió amena- ¡Oh, gracias; muchas gracias!- le apretó la mano agradecida
-Ahora me entró curiosidad por conocerla… Creo que se me presenta un hermoso reto- comentó entusiasmada, Marina la miró entrañable- ¡Me encantan los retos y las cosas complicadas y difíciles! ¡Soy inaudita, como dice mi hermano!- bromeó divertida y se rieron amigables
-Pues con ella va a tener un gran reto, se lo seguro- expuso Marina entrañable y ambas rieron animadas- ¿Cuándo podría empezar?- inquirió entusiasmada Marina
-Si me entrega la documentación de… Norma ¿verdad?- Marina asintió- podrá empezar de inmediato; del papeleo de traspaso nos ocupamos nosotros.
-La documentación la tengo aquí ya- expuso quitando de su enorme bolso los papeles y documentos de la muchacha entregándoselos a la mujer que le sonreía dichosa
-¡Estupendo!- los examinaba de un rápido vistazo- Un momento por favor- llamó por el interfono a la secretaría que apareció al instante en la puerta- Trae la lista de los libros del curso de tercero de bachillerato y prepara el ingreso de esta muchacha…
-Las clases están repletas Betty- indicó prevenida la mujer encogiéndosele el corazón a Marina por si toda su ilusión se le iba al traste, pero la directora rió pícara
-Un huequito se podrá hacer ¿A que sí?- expuso resuelta entregándole los documentos que le diera Marina
-Allá tú, ya te las entenderás con el consejo escolar- murmuró moviendo los hombros despreocupada y salió del despacho regresando con un listado de nuevos libros que le entregó a Beatriz, lo examinó y se lo ofreció a Marina
-Aquí tiene… A lo mejor a estas alturas puede encontrar alguna complicación para encontrar alguno pero no se preocupe, yo se lo conseguiré
-No tengo problema con ese tema, tengo una librería y sé cómo conseguirlos- aseguró feliz, se sonrieron dichosas
-¡Oh, pues perfecto! Entonces nada más; el lunes conoceré a ese diablillo- comentó ilusionada ofreciéndole nuevamente la mano; Marina la miró preocupada
-¿Tendrá usted problemas por hacerme este favor?- indagó inquieta, Betty le sonrió abiertamente -¿Quién yo? ¡¡Que va, tranquila!!- resolvió despreocupada y volvieron a sonreírse animosas
-Gracias, muchísimas gracias- le estrechó la mano encantada y muy agradecida
La noticia cayó de distintas maneras durante la cena: Norma se entusiasmó y saltaba radiante y feliz en su silla; Rubén se entristeció por el alejamiento de su hermana, aunque se peleaban continuamente, se querían con locura
-¿Sabes hermanito? El lunes se me presenta un reto interesante- comentaba entusiasmada durante la cena Beatriz a su hermano
-Ya sabía yo que algo enredabas, tienes ese brillo especial en la mirada- se sonrieron encantados- ¿De qué se trata?
-Una nueva alumna: rebelde, inquieta y que intenta esconder sus amplias aptitudes… me huele a un caso interesante- a Guillermo la joven de la librería le acudió a la mente, parecía estar describiéndola, sonrió entrañable
-¡Pobrecilla! ¿Y alguien la avisó a ella de dónde se mete hermanita?- repuso divertido y se rieron explayados continuando con la cena
-Me dio mucha lástima su hermana…- expresó de pronto abatida y Guillermo la miró intrigado- tuvo que hacerse cargo de ellos con apenas dieciocho años y asuntos sociales aún no los dejan tranquilos debido a la forma de ser rebelde de la pequeña- lo miró esperanzada y él se puso alerta temiéndose alguna loca propuesta de su parte- ¿Tú no podrías hacer algo por ellos Guille?- propuso alentada, él sonrió tierno
-Soy fiscal cielo, no Dios; no tengo jurisprudencia en esos asuntos- respondió cariñoso
 -¡¡Pero ayudaste a Gus!!- le reprochó tozudamente y él la miró fastidiado
-¡¡Pero no es lo mismo Betty!! A Gus lo pude ayudar porque fue en un juicio e intercedí por él ante el juez; no metí mis narices en asuntos sociales- explicó resuelto, su hermana lo miró suplicante- por favor Betty, no- exclamó fastidiado, sabía que no podía negarle nada con aquella mirada y ella siguió insistiendo- ¡Vale, está bien; has ganado de nuevo! Pero esperemos a ver si tú consigues algo con esa muchachita, o yo moveré algunos hilos ¿de acuerdo?- expresó derrotado y Beatriz sonrió triunfadora. El sábado regresó a la librería en busca de su pedido. La muchacha extrovertida estaba nuevamente tras el mostrador; repasaba unos libros de escuela nuevos y parecía entusiasmada y más serena -Buenos días- le dijo cordial Guillermo
 -Buenos días- le contestó agradable mirándolo y abrió burlona aquellos hermosos ojos azules- ¡Hombre, el listo que busca un libro en una librería!- añadió irónica
-Sí, he vuelto y esta vez sin ayuda ¿qué te parece?- bromeó chistoso guiñándole complacido un ojo y ambos se sonrieron agradables- Vengo a recoger un pedido, no sé si llegaría
-Pues mi hermana no está- comentó amable, Guillermo sintió una desazón sin entender el por qué- Pero a lo mejor le puedo ayudar yo- se mostró extrañamente encantadora y él se sintió turbado
-Me atendió otra chica… Cris creo que se llamaba- le expuso afable
-Tampoco está, libra cada dos sábados; pero con paciencia y explicándomelo bien puedo hasta llegar a encontrar un libro ¿sabía?- bromeó animosa, Guillermo no pudo más que esbozar una sonrisa amena, estaba desconcertado con aquella muchacha
-Pues veamos entonces si tú puedes ayudarme- repuso agradable y ella le sonrió, tenía una sonrisa preciosa, muy parecida a la de su hermana; se les formaban unos hoyuelos graciosos en las mejillas al sonreír- Es una primera edición de Los Miserables, Cris me dijo que estaría a finales de semana
-Pues a finales, finales no estamos, aún son las doce y no cerramos hasta las ocho- bromeó divertida y se sonrieron recreados- ¡¡Víctor Hugo!! Junto a Edgar Allan Poe, los mejores escritores para mí- comentó entusiasmada buscando en los cajones que había detrás de ella, Guillermo iba de asombro en asombro con aquella chiquilla tan extraordinaria y caótica
-No podría decirte, lo mío no es la lectura clásica- dijo distraído, ella lo miró interesada
-¡Ah, es un regalo entonces!- repuso pícara, él sonrió encantado
 -Sí, para una persona muy especial- comentó cariñoso, se sonrieron entrañables
-¿Muy, muy… especial?- inquirió maliciosa y él volvió a sonreír divertido
-¡Norma!- le regañó su hermana a las espaldas de Guillermo sobresaltando a ambos, no la habían oído entrar
 -¡¿Qué?!- repuso estremecida por el sobresalto, Guillermo aguantó como pudo una sonrisa divertida- ¡¿No me dijiste que me interesara por el cliente e intentara ayudarlo?!- reprochó exaltada
 -¡Una cosa es interesarse y otra cotillear!- expuso contundente
-¡Matices, simples matices!- contestó despreocupada volviendo a conseguir una sonrisa de Guillermo- Viene a recoger su libro para esa persona muy… especial- comentó guasona
-Tiene que estar atrás, llegó ayer por la tarde- le explicó cariñosa, le sonrió amable a Guillermo- buenos días
-¡Enano, búscame un Víctor Hugo que anda por ahí detrás que llegó ayer según Marinita!- despotricó yendo hacia la trastienda, Marina lo miró apenada y él le sonrió entrañable
 -¡Con lo bien que iba hasta ahora!- bromeó divertido y se rieron explayados. Apareció el muchacho sujetando el libro envuelto en papel de burbujas seguido de la muchacha
-¿Cuándo le vas a decir que me deje de llamar así?- le reprochó dolido a su hermana- ¡Solo nació diez minutos antes!
-¡Ah, se siente! ¡Nacieras tú primero, el camino lo teníamos los dos libres!- se burlaba guasona
-¡No estoy tan seguro! ¡Estoy por apostar que llevabas allí colocada dos meses antes solo para fastidiar!- repuso doliente entrando nuevamente en la trastienda- ¡¡Y aquí no vuelvas a entrar: este es mi lado; tú quédate en el tuyo!!- le increpó irritado cerrando la puerta
-¡A saber qué harás ahí metido todo el día! ¡¡Y solo!!- expresó irónica sonriendo socarrona -¡¡Estúpida!!- se oyó contestar enfadado a través de la puerta
-¿Por qué no puedes dejarlo en paz? No podéis estaros ni cinco minutos sin pincharos uno al otro- la reprendió amorosa Marina mientras le mostraba el libro a Guillermo que sonreía divertido, él lo examinó detenidamente
-Vaya, está en perfecto estado- se quejó asombrado, parecía desilusionado y ellas lo miraron sorprendidas
-¡No te digo! ¡Los hombres son incomprensibles!- repuso la muchacha burlona- ¡A cual el más tocado!
-Norma, por favor- la amonestó sonrojada
-Me interesaba un poco más estropeado… Pero no importa, está bien así- explicó él amable sonriendo entrañable
 -Por eso no hay problema: armando cristos soy especialista y se lo estropeó en menos de lo que canta un gallo- bromeó la muchacha haciendo amago de echarle agua por encima del florero que había junto a la caja registradora
-¡¡No, Norma!!- gritó aterrada Marina protegiendo el libro contra su pecho; Guillermo también la miró sorprendido por aquella inesperada reacción
 -¡Joder, tranquila ¿eh?!- expuso asombrada mirando incrédula a su hermana- ¡No iba a hacerlo, mujer! ¡Ni que estuviera loca! ¡¿No ves que aún no lo pagó Marinita?!- la tranquilizó burlona y él rió divertido- ¡¡Jesús, no sé cómo soy tan normal criándome entre estos dos chico!!- le soltó a Guillermo que aún seguía riéndose sin poder evitarlo. Aún sonreía recreado cuando salía de la tienda; aquella jovencita era realmente increíble a la vez que entrañable.
El lunes, para sorpresa de Marina, no discutieron durante el desayuno. Cuando llegó a la cocina, Rubén miraba atento el televisor mientras Norma oía tranquila música en su reproductor
-Jesús que milagro ¿Puede saberse que os ha pasado hoy para estar tan pacíficos?- inquirió sorprendida sirviéndose café
-Nada, está eufórica por su cambio de instituto- contestó ensombrecido el muchacho
-¿Y a ti?- preguntó cariñosa revolviéndole el pelo amorosa, él protestó levemente
-La voy a echar de menos- murmuró apenado
-¡Te estoy oyendo enano!- le dijo Norma divertida pero se la notaba amorosa y lo miraba enternecida -¡¡Imbécil!!- le gritó su hermano levantándose déspota de la mesa y tirando el resto de sus cereales por el vertedero, ellas sonrieron cariñosas- ¡¡Yo me largo!! ¿Vienes o te quedas?- le preguntó irritado por haber sido pillado por su hermana
-¡Voy, corazón! ¡No quiero que me eches de menos más de lo necesario!- se burlaba socarrona, Rubén se sonrojaba colérico camino del ascensor.
Norma estaba junto su taquilla en el pasillo de la escuela, había pasado media mañana y le gustaba el nuevo instituto; estaba ilusionada y contenta aunque reconocía que también echaba mucho de menos a Rubén, pensara en él toda la mañana.
 -¡Señorita Velázquez Soto, a dirección por favor!- resonó por el altavoz de la escuela. Ella miró a su alrededor asombrada
-¡Si acabo de llegar y aún no he hecho nada!- protestó desconcertada cerrando su taquilla y dirigiéndose a secretaría ante la mirada curiosa del resto de alumnos que había por el pasillo- ¡¿Qué pasa?! ¡¿Tengo monos en la cara o qué?!- les increpó pendenciera, todos apartaron la mirada rápidamente
 -Pasé señorita, la directora la está esperando- le expuso la mujer de secretaría al verla entrar. Ella obedeció entrando en la oficina que la mujer le mostraba desde el mostrador. Dentro la esperaba una mujer atractiva que le sonreía amable
-¡¡No he hecho nada!!- inquirió rápidamente cruzado el umbral- ¡¡No tuve ni tiempo!!
-Siéntese por favor, sé que no ha hecho nada- le contestó cordial la mujer mostrando la silla delante de su mesa, ella obedeció intranquila- solo deseaba conocerla, nada más- añadió dulcemente
-¡Ah, pues me diera un toque e íbamos a tomar un café!- comentó socarrona relajándose en la silla- ¡No me llamara como una delincuente por el altavoz!
 -Aún no tengo tu número, querida- bromeó divertida la directora- ¿Puedo tratarte de tú, Norma? -¡Oh, sí; por favor!- aclaró complacida- Esto de tanto “señorita Velázquez Soto” y tanto “usted” me está saturando- se sonrieron amistosas
-Yo soy Beatriz- le ofreció animosa la mano y Norma se la estrechó sorprendida, era la primera vez que un director le permitía tratarlo de tú- Quisiera aclararle algunos puntos antes de empezar la charla informal- se miraron fijamente, la mujer tenía unos ojos negros profundos y alegres; Beatriz descubrió unos ojos azules vivarachos y lozanos en la bonita muchacha- La vestimenta tiene que ser decorosa
-¿Estoy mal, luego?- repuso sorprendida observándose con sus jeggings negros debajo de la mini vaquera acompañados de una camiseta ajustada de cuello barco y manga larga, la directora sonrió entrañable
-No, estás bien; solo te aviso para el futuro- Norma se tranquilizó y le sonrió agradable
-Mi hermana nunca me dejaría salir de casa de manera escandalosa- aclaró tajante
-Hablando de tu hermana, la tienes muy preocupada- le comentó reprochadoramente, el rostro de la pequeña se entristeció
-Lo sé…- murmuró avergonzada- pero le prometo portarme guay y esforzarme al máximo- aseguró radical sonriéndole de nuevo animosa, Beatriz también sonrió dulcemente
-Eso espero- aclaró la mujer esperanzada- ¿Qué asignatura es la que más te gusta, Norma? -Matemáticas- respondió segura aunque sus ojos titubearon al instante- Bueno… también el dibujo, las ciencias… ¡¡Ah, y la literatura!!- aclaró contundente, Beatriz sonrió encandilada- eso según el escritor, claro está- añadió salerosa
 -¡¡Claro está!!- repitió divertida Beatriz y ambas rieron amenas- ¿Leíste el Quijote?
 -¡¡Oh Dios, sí!! ¡¡Menudo tostón!!- repuso atormentada provocando una risa divertida en la directora- no digo yo que no que sea un libro estupendo, pero es un tostón así de gordo- se expresó situando las manos a un metro una de la otra para mostrar una distancia considerable- ¡¡Tiene tanto de tostón como gordo que es!!- se burló socarrona, Beatriz rió recreada
-¿Te cuento un secreto Norma?- le murmuró cómplice echándose levemente hacia delante; Norma la imitó acercándose curiosa- ¡A mí tampoco me gusta!- declaró resuelta y se echaron a reír divertidas- Pero… ¡Son órdenes del ministerio de educación y hay que acátalas!- añadió afligida, Norma le sonrió entrañable- Tienes que entregar un trabajo sobre él y otro del Lazarillo ¿has leído ese?
-¡Ese sí me gusta!- repuso divertida y se rieron explayadas
-Me alegro de que todos no sean tostones así de gordos- comentó guasona abriendo ella también las manos como Norma había hecho anteriormente. Se volvieron a reír- Quisiera pedirte un favor, Norma- le habló más seria, Norma la miró intrigada- Si tienes algún problema hables conmigo en confianza antes de revelarte contra el centro; sea con algún compañero, un profesor, una asignatura o en casa mismamente… que me consideres una amiga más que tu tutora… ¡Y que, por favor, no me quemes el instituto!- bromeó finalmente y se rieron explayadas- Ve a comer, ya nos veremos- Norma asintió con la cabeza amistosa; le caía bien, parecía una tía enrollada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario