jueves, 24 de julio de 2014

-¡Guau tienes un guitarra!- explosionó fascinada al descubrirla en su soporte detrás del sofá, se acercó a ella y la acarició como con temor- ¿Sabes tocarla?
-Claro, si no ¿para qué la querría?
-Abril, una niña de la escuela muy repipi porque sus papás tienen mucho dinero, también tiene un piano pero no sabe tocarlo- habló resuelta y muy rotunda regresando a su lado en la cocina y él rió de nuevo entretenido
-¿Cómo te llamas chiquita? Aún no me lo has dicho
-Pues porque no me preguntaste- contestó resuelta subiéndose a un taburete al otro lado de la isla de mármol negro y él volvió a reír- Me llamo Abi- respondió despreocupada y se sonrieron amistosos
-¡Vaya! Me gusta mucho tu nombre: Abigail… siempre dije que si algún día tenía una hija la llamaría así- la niña le sonrió amena
 -¿No tienes familia Vega?- curioseó animada y él le ofreció cariñoso una galleta del bote sobre el mesado
-No, no tengo a nadie ¿por qué?
 -Porque no veo fotos por ningún lado, mi mami tiene la casa llena de fotos mías y de la abuelita- se sonrieron felices- ¿Y cuántos años tienes?
-Algunos más que tú, aunque a veces creo que demasiados- aclaró jocoso y ella rió divertida- ¿y tú?
-Siete- respondió mordisqueando la galleta pero, al hacerlo, hizo un gesto dolorido echándose la manita a su boca
 -¿Qué te pasa preciosa?- se interesó cariñoso
-Mira- repuso mostrándole su diente delantero de abajo que le bailaba adelante y atrás; casi estaba suelto- Mi mamá me dijo que cuando se me caiga, vendrá el ratoncito Pérez y me dejará un regalo; aunque tarda mucho en caerse el muy puñetero ¿son todos así Vega? Porque molestan y son fastidiosos al comer- protestó mortificada
-A ver chiquita, déjame ver ¿Es el primer diente que se te cae?- preguntó tomando su dulce carita entre sus manos y, despacio con su pulgar, se lo soltó
 -Ajá- exclamó tranquilamente sin darse cuenta de nada
-¡Pues este ya no te molestará más!- aclaró mostrándoselo y ella abrió aquellos lindo ojitos de par en par
 -¡¡Vaya Vega!! ¿Cómo lo has hecho?
-Con paciencia- contestó cariñoso entregándoselo en su pequeña manita, ella sonrió divertida
 -Pues yo no tengo según mi mami y quiero las cosas ya enfadándola mucho- explicó rauda y él rió alegre entregándole su tazón de chocolate caliente- pero después ella se lleva una bronca de la abuelita porque le dice que con qué cara me reclama a mí si soy igualita a ella- soltaron unas carcajadas al unísono y ella acabó su chocolate- Me voy que necesito una falda para el cole y mi mami solo tiene los sábados para llevarme de compras- explicó resuelta recogiendo su chaleco acolchado y su gorrito, Vega volvió a reír divertido; ella lo miró con aquellos ojillos negros y grandes cargados de dulzura- ¿Lo dejarás quedarse dentro Vega? Fuera hace mucho frío y te hará compañía ya que también estás solito- le indicó zalamera mirándolo melosa; él no podía dejar de sonreírle a aquella pequeña
-Vale, pero si me prometes que no volverás a ir a las escaleras de incendios; tu mamá tiene razón, es muy peligroso mi chiquita, puedes resbalar con el hielo y caerte abajo… mi puerta estará siempre abierta ¿vale?
-Vale- repuso dedicándole una feliz y enternecedora sonrisa agradecida antes de irse que lo encandiló; aquella pequeña le ganara ya el corazón en menos de tres días ¿cómo podía ser posible? El gato, después de acabarse toda la comida que le pusieran, saltó a uno de los sofás pequeños y se relamía gustoso
-Ey don Gato, no te acomodes ahí ¿eh? tendré que recogerte o la señorita Abigail se pondrá como una furia si te echo fuera... pero de acostarte en el sofá ¡¡de eso nada!!- le gritó rotundo pero el gato lo miró con aquellos ojos verdes y, recostándose plácido, se durmió- ¡¡Hala!! ¡¡Muy bien, hombre!! Así me gusta, aquí manda todo cristo menos yo- exclamó fastidiado pero lo dejó estar y, sonriendo entretenido, se fue a duchar.
 -¿Dónde estabas Abi? Sabes que tenemos que irnos- le regañó su madre al verla entrar en el piso
-¿Para qué preguntas hija? Seguramente en el ático de nuevo- expuso desenfadada la abuela
-Por favor mamá, déjalo ¿quieres?- protestó fastidiada
-¡¿Qué dije?!- exclamó ofendida por el reclamo de su hija
-¡Mira mami!- intermedió la pequeña mostrándole su diente en su manita
-¡Oh, qué bien; por fin se te ha caído ya mi sol!
 -No me ha caído, me lo quitó mi amigo y no me hizo nada nada de daño ¿a qué es guay?- explicó entusiasmada, su madre sonrió enternecida ante aquella carita tan dulce de su adorada hija
-¿Qué amigo corazón?
-El nuevo vecino que vive en el ático- respondió satisfecha y su madre volvió a sonreír tierna
-Parece que te cae muy bien ese nuevo vecino ¿no mi cielo?- indagó curiosa su abuela
-Sí, es muy bueno y divertido abuelita y muy cariñoso conmigo; me preparó chocolate caliente- expresó deleitada y ambas mujeres rieron amenas- tienes que ir a conocerlo mami…
-Vale Abi, pero en otro momento cielo mío; ahora vámonos que se nos hace tarde, despídete de la abuelita mi sol- la interrumpió recogiendo apresurada su bolso de encima del sofá
-¿Vendréis a comer?- indagó la abuela mientras su amorosa nieta la besaba en las mejillas correspondiéndole ella con gran ternura
-No mami, vamos a comer al Mamma Lucia, porfi; que hace mucho que no me llevas- propuso animada la pequeña provocando las sonrisas tiernas de ambas mujeres
 -Pues ya lo has oído mami, no cuentes con nosotras para comer entonces- resolvió encantada su madre besando también a la anciana mientras Abi daba saltos de alegría ante la resolución de su madre- ¿de verdad no quieres venir mamá?- invitó animosa a su madre mientras abría la puerta de casa y Abi salió ya corriendo al pasillo- ¡¡Abi espera, no corras por las escaleras!!
-No hija, ve tú y Abi que yo iré a recoger unos encargos que hice ayer y descansaré un poco; y vete ya o ese diablillo es capaz de intentar cruzar la calle sola- las despidió amena y su hija obedeció cerrando la puerta tras de sí
Vega después de comer estuvo ensañando para la actuación de la noche. Como le sucedía siempre, se evadió de tal manera tocando que se despistó de la hora. Sobresaltado porque llegaba tarde, metió la guitarra en la funda rápidamente, se puso el abrigo de paño negro con una bufanda blanca al cuello y se precipitó presuroso escaleras abajo llevando la guitarra en la mano. Recorrió apresurado el largo pasillo de la primera planta y tomó veloz la curva del tramo final de las escaleras dándose casi de bruces con una mujer que le hizo quedarse paralizado al instante, ella también abría sus ojos deslumbrada mirándolo estupefacta
-¡¡Esther!!- murmuró asombrado mirándola pasmado, era la madre de Alicia
 -¡¡Vega!!- exclamó al unísono ella boquiabierta y sobrecogida por el susto de encontrárselo casi encima inesperadamente; ambos reaccionaron al tiempo y se rieron alegres
-Discúlpeme Esther, no la oí subir- se disculpó amable
-¡Dios mío, Vega! ¿Cuándo has regresado?- hablaron al tiempo volviéndose a reír amenos
-Hace unos días ¿Pero qué hace usted aquí?- indagó nervioso latiéndole el corazón desbocado ¿Acaso Ali aún seguía viviendo en el edificio? Pensó esperanzado
-Vivo aquí desde ya hace unos años, cuando me enteré de que quedaba libre el segundo; sabes que siempre me encantó este lugar- explicó resuelta y se sonrieron agradados; aunque también parecía nerviosa, probablemente por el inesperado encuentro supuso Vega- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¿Has vuelto para quedarte definitivamente?
-No, solo por unos meses por ahora aunque nunca se sabe; pasé por aquí de casualidad y vi que se alquilaba el ático de nuevo así que me lo pillé
-¡¿Tú eres el nuevo vecino del ático?!- repuso estupefacta abriendo aún más los ojos mientras se sujetaba fuertemente al pasamanos y él le sonrió cohibido por su reacción; ella también mostró una sonrisa inquieta
-Pero, déjeme que la ayude- reaccionó amablemente intentando quitarle los paquetes de las manos pero ella denegó agradecida
-No es necesario muchacho, gracias; solo son telas y no pesan- se sonrieron amenos- además, parecía que llevabas prisa
-¡Uy; sí joder!- soltó examinando su reloj de pulsera- ¡Mierda! llego tarde y mi amigo Willy me va a matar; encantado de volver a verla mamá Esther y encontrarla tan bien- comentó presuroso besándola inconscientemente en la mejilla bajando las últimas escaleras de tres en tres
-Igualmente hijo, igualmente- respondió enternecida por aquel instintivo gesto mientras lo observaba desaparecer por el portal- ahora… no sé si pensará lo mismo alguien que yo me sé cuándo se entere de que estás aquí…- murmuró así hubo salido a la calle saltando los cuatros escalones al tiempo
 La mujer entró en el segundo B y se dirigió a dejar las compras en la cocina. Aún no acabara cuando se abrió de nuevo la puerta
-¡¡Abuelita, ya regresamos!!- se oyó la voz cantarina de Abi
-Hola mi sol ¿qué tal lo has pasado?- preguntó amorosa abrazando a su nieta preciosa mientras observaba inquieta a su hija colgando su abrigo negro en el perchero de la puerta de entrada; estaba confundida sin sabía qué hacer: ¿debía decirle quien era ese nuevo vecino del ático que Abi llevaba días hablando de él o esperar a que se encontraran? Aunque, si ella quedara impresionada; a su hija le daría algo si llegaba a encontrárselo inesperadamente…
-Muy bien abuelita, mami me llevó a comer pizza al mamma Lucia como me prometió- le explicó alegre y su abuela le sonrió agradada aunque no apartaba la vista de su hija- y lo mejor es que no vino el pesado de tío Carlos- añadió satisfecha
-¡¡Abi!!- le regañó al instante Alicia pero se quedó confundida al encontrarse con la mirada de su madre tan fijamente en ella- ¿ocurre algo mamá?- le preguntó ante su mirada desorientada pero ella parecía no reaccionar- Mamá ¿estás bien? ¿Por qué me miras así?- insistió inquieta por su silencio, al fin su madre pareció reaccionar
-¿Eh? Nada cielo, no pasa nada- respondió presurosa y, esquivando la mirada intrigada de su hija, besó de nuevo las mejillas de su nieta quedándose atónita al observar a su pequeño ángel- ¡¡Santo Dios, mi pequeña…!!- murmuró tomando su carita entre sus manos mirándola enternecida; no había caído en el gran parecido de su nieta con Vega ahora que lo había visto de nuevo; sus ojos eran negros y grandes como los de Alicia, pero en la totalidad, el parecido con su padre era enorme
 -¿Se puede saber qué te sucede?- se inquietó Alicia ante el extraño comportamiento de su madre que seguía sujetando a la pequeña mirándola fijamente como si no la hubiera visto en años
-Nada... ya te he dicho que no me pasa nada- repuso esquiva sin atreverse a mirar a su hija- anda, ve a hacer los deberes a tu cuarto mi chiquita linda- expuso besando de nuevo las mejillas de la pequeña
-Ya los tengo hechos abuelita ¿acaso no los hicimos ayer? no me seas tan mandona, anda - le contestó fastidiada la pequeña quitándose el plumas rosa junto al gorrito entregándoselo a su madre que los recogió mientras le peinaba tierna su pelo revuelto con la mano
-Pues… ve a jugar Abi- se inquietó su abuela estrujándose nerviosa las manos- pero ve a hacerlo a tu cuarto
-Vale, vale; ya lo pillo: queréis hablar sin que yo esté presente ¿no?- repuso la pequeña vivaracha obedeciendo desganada
-¿Se puede saber qué rayos te ocurre? ¿Por qué estás tan nerviosa?- le preguntó sorprendida su hija
-Necesito hablar contigo, es muy importante y debemos estar solas- Alicia se inquietó mucho al oírla
-¿Qué pasa mamita? ¿Te encuentras mal?
-No hija, yo estoy bien… pero no sé si tú lo estarás así te enteres mi niña…- se pasaba las yemas de los dedos nerviosa por la frente
-Me estás asustando mamá- dijo amedrentada- ¿De verdad estás bien?
-Sí, sí; yo estoy bien... lo he visto Ali, está aquí- dijo de pronto mirándola a los ojos fijamente sujetándola por los brazos fuertemente, Alicia la observaba intimidada
-¿A quién mamá?- indagó inquieta mientras su respiración se aceleraba nerviosamente
-Al dichoso vecino del ático del que tanto nos habla Abi, hija- expuso abriendo de par en par sus ojos
-¡Por Dios Santo mamá! ¡Me habías asustado caray! creí que…- clamó respirando de nuevo tranquilamente
-Es que mi niña… ¡¡Es quien sospechas!! el vecino del ático… es Vega hija- soltó de pronto; Alicia sintió que las piernas le cedían y se sujetó fuertemente al respaldo del sofá que tenía a su lado
-¡¿Qué?!- exclamó sobrecogida abriendo desmesuradamente sus ojos negros
 -Vega está aquí, ha vuelto; dice que por unos meses, aunque no lo tiene aún decidido del todo
-¡¿Qué?!- repitió atónita, Alicia no salía de su asombro; él aquí de nuevo, había regresado… Se sentó anonadada en el sofá; miraba a su madre con ojos desencajados. En su cabeza, miles de imágenes de Vega se le agolpaban atropelladamente y, de pronto, se entrecruzó en ellos el rostro de Abi... ¡Abi! Se levantó de repente como impulsada por un resorte, mirando a su madre con ojos desorbitados de terror- ¡¡Oh Dios mío, mamá!! ¡¿Te dijo algo de Abi?! ¡¿Te habló de ella?!- indagó tremendamente asustada
-No, tranquila… ¿qué me iba a decir si no sabe nada? ¡¡No seas boba, hija!!
 -¡¡Oh Dios mío ¿por qué ahora?!! ¡¿Por qué regresó?! ¡¿Por qué no se quedó allá?! ¡¡Mamá!!- chilló aterrorizada mirando a su madre completamente fuera de sí
 -No lo sé cielito, pero cálmate o te oirá Abi, Alicia- pero la niña ya se asomaba a la puerta de su cuarto sobresaltada por los chillidos de su madre y las observaba inquieta desde el quicio de la puerta de su dormitorio
-¡¡Oh santo Dios ¿vendrá a quitármela mamá?!!- chilló de nuevo horrorizada rompiendo a llorar desamparada
-¡Cálmate por Dios, mi niña! Nadie te la va a quitar y menos él…. ¡¡Si no sabe ni que existe Alicia!!
La niña caminaba despacio arrimando su hombro a la pared del pasillo mirándolas atemorizada ¿a quién se iban a llevar? ¿A quién temía tanto su mami?
-¿Qué pasa mami?- preguntó muy asustada
-¡¡Mi chiquita!!- clamó desesperada Alicia corriendo a ella y la abrazó con extrema fuerza aprisionándola contra su pecho mientras la besaba angustiosa en el pelo
-¿Qué pasa mami?- volvió a repetir más asustada aún
-Nada mi niña, no te asustes- Alicia la sujetó por sus pequeños hombros separándola levemente y la miró fijamente a los ojos- ¡No quiero que vuelvas al ático ¿me oyes Abi?! ¡No quiero verte cerca de ese hombre ¿me estás escuchando?!- la volvió a abrazar desesperadamente- ¡¡No subas más Abi, por Dios te lo pido mi chiquita; no te relaciones más con él mi niña!! ¡¡Ese hombre es… es…!!
-¿Quién mami? ¿Vega?- indagó confundida
-Sí Abi, Vega… no vuelvas a acercarte a él mi niña, ese hombre es... él es... ¡¡es malo Abi!!- soltó sin pensar y la pequeña abrió asombrada sus grandes ojos negros
-¡¡Por Dios santo Alicia!!- le increpó fuertemente su madre al escuchar aquella barbaridad sobre Vega- reacciona; estás diciendo majaderías y asustando a Abi; Vega es un bendito y nunca le haría daño a nuestra pequeña... lo sabes
-¡¡No, no lo sé mamá!! ¡¿Puedes asegurarlo tú acaso?!- increpó fuera de sí mirándola con ojos aterrados, su madre la miraba desconcertada- ¡¡Sabes cómo es mamá!! ¡¡Un atolondrado desconsiderado que solo piensa en sí mismo!! ¡¿Acaso puedes asegurarme que no reaccionará de malas maneras si llega a enterarse de que…?!- se calló de pronto mirando la dulce carita de su hija que la observaba muy asustada- ¡¡No vuelvas a verle Abi, por Dios te lo pido cielo mío, no vuelvas a acercártele!!- exclamó rompiendo a llorar desconsoladamente mientras volvía a abrazar desesperada el cuerpecito de su pequeña contra su pecho. Su madre tampoco se atrevió a decir nada.
La casa estaba en completo silencio. Pero Alicia, acostada boca arriba sobre su cama con la mirada clavada al techo, no podía conciliar el sueño. No podía creérselo, Vega había vuelto, estaba allí, solo dos plantas más arriba, apenas a 26 escalones de distancia… ¡¡Maldita sea, y se había cruzado con todos los vecinos menos con ella caray!! ¿Seguiría tan guapo como cuando se fue? ¿Cómo reaccionaría si se lo encontrara? ¿Podría disimular aquella alegría que sentía, aquellas ganas inmensas que tenía de volver a verlo y que le provocaban sentir aquella sensación extraña en las entrañas? ¿Y su corazón? Estaba desbocado desde que su madre le dijera que había regresado ¿lograría controlar aquel alocado latir cuando lo tuviera enfrente? No quería dar su brazo a torcer frente a su madre pero la verdad era que ella tenía razón: seguía amándolo tanto o más como el día que se fue, por eso denegaba las múltiples peticiones de matrimonio de Carlos en aquellos dos años poniendo a Abi de excusa como ella bien le decía siempre… Pero ¿por qué había vuelto después de ocho años sin saber de él? ¿Por qué precisamente ahora? ¿Y por qué a aquel edificio? Al instante su corazón se le encogió de tal forma que un dolor insoportable le asaltó faltándole el aire ¡¡ABI!! ¡¡No había otra explicación!! ¡¡Seguro que se había enterado de su existencia y había regresado a por su hija!! Sobresaltada e inquieta se sentó sobre la cama; estaba claro, lo conocía muy bien: era calculador, metódico y a veces hasta frío cuando se proponía algo… Por eso había vuelto, lo sabía y ¡claro! ¡por eso se había acercado primero a Abi! para conocerla y ganársela; luego a su madre, que siempre lo había querido muchísimo y sabía que tendría su incondicional apoyo como siempre ocurría cuando estaban juntos; dejándola a ella para el final para darle la estacada definitiva y vengarse de ella ¡¡Iba a intentar llevarse a Abi!!
-No puedo permitirlo, tengo que detenerlo, tengo que averiguar que se propone- expresó muy alterada y, saltando de la cama, se vistió rápidamente unos vaqueros y una camiseta.

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