lunes, 7 de julio de 2014


Observaba enternecida a los pequeñines durmiendo en sus cunas cuando entró Hugo en la sala con un batín verde y el pelo recogido por un gorro de divertidos muñequitos atándose la mascarilla junto a la enfermera que iba igual. Lo siguió con la mirada como pasaban a otra sala y su corazón se encogió de pena al descubrir bebés en sus incubadoras con vendas y tubos insertados en sus cuerpecitos; se les veían tan tiernos e indefensos y ya con todos aquellos cables y tubos… Hugo recogió muy dulcemente entre sus manos a una pequeña de una de las cunas que tenía un vendaje en el lado izquierdo de su costado. Verlo tan fuerte con aquella manos enormes sosteniendo con tanta ternura entre ellas a aquella cosita tan linda y chiquitina, conmovió a Norma. La examinó sobre una mesa alta ayudado por la enfermera que atendía a sus explicaciones. Un chiquitín con gorrito azul más cercano a ella rompió a llorar enterneciéndola tremendamente; quien le diera poder estar más cerca para consolar a aquella delicia… Entró otra enfermera con un biberón y se acercó a él recogiéndolo en brazos, reparó en su presencia y le sonrió amable, Norma le correspondió entrañable
 -¿Alguno es suyo? No la recuerdo- le preguntó extrañada a través de la cristalera retirándose la mascarilla para que la entendiera, Norma negó afectuosa y ella se dio por conforme dirigiéndose al butacón a darle el biberón al pequeñín. Norma observó que Hugo devolvía a la pequeña a su cunita no sin antes besarla tierno en la frente y desapareció por la puerta por donde habían entrado anteriormente. Ella se quedó observando encandilada a la enfermera que le daba el biberón al bebé. -Son encantadores ¿verdad?- le comentó tierno Hugo ya de vuelta a su lado, ella lo miró y sonrió entristecida
 -Estos sí; no me gusta ver a aquellos así, tan chiquititos y ya sufriendo- indicó abatida- ¿qué le ocurre?
-¿A Martita? Nada, puede ser una pequeña reacción a la alimentación ya que por fin le retiramos la vía y empezamos a darle leche- explicó cariñoso
-¿De qué está operada?- indicó apesadumbrada
-Nació con una sicrop…- se calló y sonrió tierno- tenía dos riñones en uno para que me entiendas y no le funcionaba; pero ya se lo solucionamos y será una niña sana que crecerá feliz- explicó orgulloso, Norma le miró sonriendo dichosa
-Al final te hiciste pediatra- indicó divertida
-No- respondió socarrón- cirujano pediátrico… para que las pobres criaturas no miren mi cara de ogro ¿era así, no?- le murmuró burlón al oído y se rieron recreados; él examinó su reloj y se asombró- ¡Dios, es tardísimo! ¡Se pasó el toque de queda!- la miró preocupado y sonrió ameno- Pero tengo una idea, ven: te hago un justificante conforme estuviste en el hospital y tendrán que dejarte entrar a narices- expuso convencido llevándola de la mano por el pasillo, ella lo detuvo tirando de su mano frenándolo
-No es necesario Hugo, de verdad; llamaré a Cris y dormiré en su casa- indicó serena pero Hugo la miró inquieto
-¿No tendrás problemas si no te presentas en la residencia?- preguntó nervioso, ella sonrió divertida -Hugo, tengo 24 años; les importa bien poco donde pase la noche ¿no crees? Ese horario es solo para no molestar a los demás internos, nada más- indicó deleitada y se sonrieron tranquilos- Llamaré a Cris y me iré a su casa, tranquilo- añadió sacando el móvil del bolso, él la detuvo quitándoselo de las manos
 -No de eso nada; entonces dormirás en mi casa y mañana te llevo a la residencia- indicó concluyente- Así podremos hablar al fin ¿qué te parece?
-A mi bien- contestó amena- Así también tendré oportunidad de saludar a tu mamá, que tengo muchas ganas de volver a verla- expuso alegre mientras se dirigían a la salida en dirección al coche -Pues si quieres saludarla tendrá que ser mañana entonces a la hora de comer- respondió placentero abriéndole la puerta educadamente de nuevo para que entrara y cerrándola tras ella
Condujo por la ciudad hasta entrar en un garaje de un edificio céntrico y de nueva edificación. Lo aparcó en su plaza y se apearon dirigiéndose al ascensor. Se detuvieron en la planta sexta y Hugo abrió la puerta D prendiendo la luz del recibidor, era grande y un mueble de estilo moderno con un gran espejo la recibió de frente a la puerta
-Pasa; no te asustes y procura no tropezarte con nada- la invitó sonriendo amable, ella obedeció y se dirigió a la única puerta que se veía en el recibidor; desembocaba en una hermosa estancia llena de cajas de mudanza ciscadas por todas partes, las miró intrigada y sorprendida, él rió divertido- Ya dije que no te asustaras; aunque ya llevo aquí semanas, aún no tuve tiempo de ordenar y voy desembalando según me van haciendo falta las cosas- explicó ameno apartando algunas cajas de camino hacia el sofá- ya no vivo con mi madre… Era la única manera de que permitiera mudarse a tío Eduardo con ella; debe pensar que me voy a asustar a estas alturas de que duerma con un hombre en su cama- expuso divertido y se rieron entrañables- Pasa y siéntate; yo tengo que anotar la nueva medicación de Marta en mi ordenador pero no tardo nada- aclaró amistoso señalando los tres sofás blancos que dominaba la estancia mientras él se sentaba ante el ordenador que había sobre un ancho escritorio que había en una esquina de la sala formando un pequeño despacho.
Norma caminó despacio hacia el sofá donde dejó su bolso en uno de ellos inspeccionándolo todo con la mirada. La estancia estaba dividida en tres zonas: la pequeña zona donde estaba trabajando Hugo en su mesa con estanterías que sostenían gruesos portapapeles bien ordenados; junto a la puerta de entrada una mesa comedor rectangular con seis sillas a su alrededor sobre una mullida alfombra negra y un bonito aparador de puertas acristaladas que estaba vacío; y la sala, con un elegante tresillo blanco de piel sobre otra mullida alfombra negra y en el centro una mesita de café de cristal, frente a ellos y en medio de las dos únicas puertas que se observaban en la estancia, estaba situado un gran televisor de plasma con un mueble modular a su alrededor en donde se encontraba solamente un reproductor de música y un par de libros. Un gran ventanal ocupaba la pared frontal, desde allí se observaba una hermosa vista de la ciudad- Ya está, acabado- repuso resuelto y se sonrieron amenos- ¿Has cenado ya?- se interesó cruzando la estancia por delante del televisor entrando por la puerta frente a Norma, ella lo siguió. Era la cocina. Bastante amplia y muy funcional, no le faltaba ningún detalle
 -Sí, gracias- le respondió apoyándose en la mesa redonda que había pegada a la pared frente a él mientras Hugo quitaba del frigorífico unas bandejas de embutido y recogía pan de molde de uno de los muebles altos
 -Pues yo no… ¡y tengo un hambre terrible!- expuso divertido metiéndose una loncha de pan en la boca mientras se hacía un bocadillo sobre el mesado, ella sonrió entrañable- ¿Un café? ¿Una copa? ¿Un vino? Yo me tomo un vino siempre con el bocadillo- indicó amable
-Sí, un vino estará bien- él cogió una botella de vino tinto del botellero que había en la esquina junto al frigorífico y la abrió hábilmente, tomó dos copas de pie alto de otro de los muebles y lo sirvió ofreciéndole la copa que ella recogió y le dio un sorbo
-¿Cómo se encuentra Marina? ¿El bebé nace para el mes verdad?- Norma le miró sorprendida y él rió divertido- Ya te dije que hablo a menudo con Guille- añadió ameno, ella también sonrió
-Pues sí, para el mes; al fin es un niño y Guille está como loco… Pero ya lo sabes, claro- añadió socarrona y él rió placentero asintiendo- Y que se llamará Alejandro también, claro está- volvió a asentir- ¿Qué quieres que te cuente luego? ¡Si ya lo sabes todo, Hugo!- expuso resuelta abriendo aquellos hermosos ojos mostrando un rostro precioso, él volvió a reírse
-No sé de todo; cuéntame de ti- dijo de pronto interesado mirándola embelesado- Guillermo habla solo por encima y yo no me atrevo a preguntar- declaró sincero, ella bebió un sorbo de vino
 -No hay mucho que contar la verdad ¿qué quieres saber?- indicó calmosa
-Todo- repuso contundente mirándola apasionado, ella se humedeció nerviosa los labios y suspiró hondamente ante su mirada tan penetrante y atrayente
-Pues… estoy estudiando bellas artes con notas estupendas, aunque está mal que yo lo diga- se sonrieron divertidos- y sigo pintando, hice un par exposiciones que me fueron bastante bien y ahí atrás una aquí en la capital, en la sala…
-Encrechendo; sí lo sé… Estuve allí- le interrumpió sin dejar de mirarla a los ojos, ella lo miró sorprendida
 -¿Y por qué no me saludaste?- le reprochó extrañada
 -No estabas… pregunté por ti pero me dijeron que vinieran a recogerte y acababas de irte; pensé que sería Gus y ya no esperé- comentó sereno
-No que va, Gus no estaba ya; este verano solo vino una semana apenas pues necesitaba la ayuda de Guille para no sé qué historia de un caso que estaba llevando- aclaró serena dejando a Hugo desconcertado por su indiferencia al hablar de Gus, se quedó dudando- que raro, si apenas salí de la galería…- murmuró confusa y de pronto lo miró recordando algo- ¿Fue al mediodía?- se interesó más resuelta y él asintió- ¡¡Ah, ya sé!! ¡¡Era Max!!- resolvió desenfadada
-¿Y quién es Max?- indagó inquieto
-El representante que Guille me contrató; tenía mucho interés en que conociera al dueño de otra galería y preparó una comida juntos- le sonrió dulcemente mirándolo intrigada- ¿Te gustaron? ¿Cuál te gustó más?
 -Me gustaron todos, son muy buenos… tienes un gran estilo y mucha maestría, además les pones tanto sentimiento que se aprecia perfectamente lo que quieres plasmar- respondió sincero, ella le sonrió agradecida- pero el que más me impactó fue uno con mucho color, eran dos figuras entrelazadas casi desesperadamente y expresaba tanta carga emocional e ímpetu que me impactó- ella le oía interesada- Se llamaba… reencuentro creo recordar- ella se puso seria de pronto mirándolo fijamente a los ojos- ¿Sabes cuál te digo?
-Sí, sé de cual hablas…y tenía que ser ese precisamente- murmuró aturdida bebiéndose de un trago su vino
-Se intuía mucha pasión en él y cuando leí el título, supuse que era alguna plasmación de algún reencuentro con Gus… era lo que me expresaba el cuadro y, cuando vi que era el único que no estaba en venta, lo tuve claro- explicó sereno sirviéndole un poco más vino
-Pues estás equivocado, no tiene nada que ver con Gus y conmigo- contestó decidida y se fue a la sala; Hugo la siguió y la encontró mirando la ciudad desde el ventanal, se acercó a ella y también miró la ciudad- Que bella imagen: las calles vacías y la ciudad durmiendo; da sensación de silencio y serenidad- hablaba serena e intensa
-A mí me gusta más el principio de la noche, cuando las ventanas de los edificios empiezan a iluminarse; transmite calor de hogar, intimidad, a familia unida cenando alrededor de una mesa… aunque me haga sentir aún más solo- comentó profundamente abrumado callándose que le recordaban a la casa de Guillermo, a aquellos meses tan maravillosos a pesar de estar encerrados, a sus animadas y alegres cenas todos juntos… y sobre todo le recordaba a ella, y su recuerdo siempre provocaba que una gran soledad le embargara y sentir un tremendo frío en sus brazos vacíos que anhelaban ansiosos tener su cálido cuerpo entre ellos. Norma lo miró enredada por aquel alicaído comentario y él se bebió el vino de su copa de un trago evitando dar explicaciones
-Eso a mí me ocurre cuando veo en invierno una casita con su humo saliendo de la chimenea y las ventanas iluminadas… me embarga una sensación de dulce y tierna calidez que calma algo esta inquietud que siempre llevo dentro- Hugo la miró interesado- siempre tengo la sensación de que me falta algo para ser totalmente feliz, algo importante, y que me está esperando en algún lugar… esa imagen me calma algo esta desazón- habló sosegada y su voz sonó melancólica y triste
-Eso es que estáis muy unidos y los echas de menos a todos- indicó dulcemente, ella sonrió ensombrecida
 -No, no es eso Hugo; no hecho de menos a nadie, estoy en contacto permanente con Rubén y Gus y voy todos los fines de semana a casa; además siempre me sentí así, ya mucho antes de que ellos se fueran o yo me viniera a la capital a estudiar… Es otra sensación ¿cómo lo explico?- se miraron a los ojos- es como si me faltara una parte de mí misma, algo íntimo y que solo es mío, y tengo la sensación de que está ahí fuera esperándome pero no lo doy encontrado y eso me inquieta… ¿me entiendes?- él asintió- se lo comenté a Betty y me respondió que eran inquietudes, que deseo mucho llegar a realizar algo y hasta que no lo logre no desaparecerá- le miró socarrona- Ahora debo descubrir que es eso que tanto ansío- bromeó chistosa y se rieron divertidos
 -Siempre fuiste muy impetuosa y lo querías todo y ya; será eso- repuso cariñoso y se rieron alegres; él la miró de nuevo inquieto a los ojos, como deseaba preguntarle por su relación con Gus pero no se atrevía ni sabía cómo afrontar la pregunta
-¿Qué quieres preguntarme hace rato y no te atreves Hugo?- expresó de pronto sorprendiéndolo y la miró confundido, ella sonrió dulcemente y él también sonrió derrotado
-Es que me tienes descolocado hablando tan tranquila y alegre de Gus estando él tan lejos… ¿Es que acaso ya no estáis juntos?- indagó confuso, ella le miró sonriendo tierna
-No, desde hace mucho; ya antes de irse a estudiar a Oxford- Norma observó la ciudad y guardó silencio unos segundos, se humedeció los labios con la punta de su lengua mordiendo suavemente el labio- nos dimos cuenta de que aquello se apagara ya hacía muchísimo tiempo, antes incluso de que él se viniera a la capital a vivir con su padre; solo nos mantenía unidos la rutina y el enorme cariño que nos tenemos, pero para nada era ya amor…- se miraron y se sonrieron tiernos- debe ser verdad eso que dicen que la distancia es el olvido…
-No, eso no es para nada cierto- respondió tan categórico que la asombró, su mirada intrigada y tan dulce lo puso muy nervioso- será mejor acostarnos, es muy tarde ya- resolvió presuroso esquivando aquella penetrante y atrayente mirada
-¿Trabajas mañana Hugo?- indagó esperanzada y sus bellos ojos azules brillaron ilusionados
-No ¿por qué?- ella sonrió encantada. Recogió los cojines del sofá y los tiró en el suelo junto al ventanal, volvió a la cocina y traía la botella de vino que dejó junto a los cojines con su copa; Hugo la miraba curioso sin comprender nada. Fue al mueble y miró el disco que estaba puesto en el reproductor, entrecerró disgustada el ceño mirándolo desconfiada -¿No tienes otra cosa menos marchosa? ¡Chico, lo tuyo debe ser marcha a todas horas!- indicó guasona y se rieron amenos
 -Sí, por ahí anda una caja con música y películas- dejó su copa también en el suelo junto a la de ella y buscó la caja- Aquí está- repuso cogiendo una que estaba cerca de la mesa de comedor, ella corrió a su lado y la abrió ansiosa, empezó a examinar los discos animadamente
-Menuda colección tienes- expuso sorprendida- Este es genial- dijo cogiendo un disco y levantándose hacia el reproductor comenzó a sonar música melódica y suave. Se sentó en uno de los cojines sonriendo animada- Apaga la luz y ven- expresó palmeando suavemente el cojín a su lado; él obedeció y ella sirvió más vino en las copas, se recostaron contra el respaldo del sofá a sus espaldas mirando por el ventanal
-¿Me puedes decir qué vamos a hacer aquí?- le preguntó intrigado
 -Esperar a ver amanecer, me encanta verlo… Observar los colores enrojecidos de la mañana dan tanta calma; y luego la luz lo inunda todo, borrando todo lo malo que pudo suceder ayer y mostrándonos que un nuevo día nace trayendo nuevas ilusiones, más sueños y nuevos propósitos- él la observaba encandilado a su lado escuchando su dulce voz, miraba su bello rostro sonriendo feliz y deseaba tanto besarla que le ardían los labios. Ella lo miró de repente, tenía aquel brillo en su mirada tan atrayente y seductor- no me mires a mí y mira el cielo- le recordó cariñosa
-Es que yo no quiero olvidar nada de lo que me ocurrió ayer, fue un día perfecto y maravilloso- expresó dulcemente, ella le sonrió encantadora avivando aún más sus ganas de besarla
-Pero sí querrás que se te cumpla algún deseo o sueño ¿no?- él asintió rotundo, claro que tenía un deseo, un gran deseo: que nunca se volvieran a separar de nuevo, que ahora que al fin la encontrara, se quedara para siempre en su vida; Norma posó suavemente las yemas de sus dedos en su mejilla obligándolo a mirar por el ventanal- Pues pídelo, puede que se te cumpla; o eso dice Ágata- le murmuró alentada y él le obedeció
-¿Quién es Ágata?- investigó curioso
 -Una ancianita que siempre estuvo junto a nosotros cuidándonos desde que murieron nuestros padres; Guille también la quiere un montonazo y viene a pasar muchos fines de semana a casa con nosotros- explicó con gran ternura hacia aquella mujer. Él la miró enternecido
-Sois una familia increíble- declaró conmovido, ella sonrió amena
-¿Ya no soy una mimosa niña de bien?- bromeó burlona y él rió divertido
 -De bien no… pero mimosa un rato largo- expuso chistoso apretándole dulcemente su respingona y fina naricilla con dos de sus dedos y ambos rieron divertidos. Se quedaron callados mirando el cielo, la suave música les envolvía convirtiéndolo en un momento muy íntimo
-Hugo- murmuró ella apagadamente sin moverse ni mirarlo
-Dime
-No me has contestado a lo que te pregunté en el pub- repuso muy pausadamente sin apartar su mirada del bello amanecer que empezaba a despuntar
-¿Y qué era?- repuso confundido mirándola extrañado, ella le clavó aquellos preciosos ojos azules inmensos
-¿Por qué no te casaste al final?- preguntó directa mirándolo fijamente a los ojos, él tomó aire profundamente esquivando aquella intensa mirada recostándose contra la espalda del sofá, ella abrió aún más aquellos grandes ojos azules mirándolo atónita- ¡¿No te espero?!- exclamó sobrecogida y él la miró a los ojos
-No Norma, no había ninguna chica esperándome; eso solo te lo dije para ponerle fin a aquella tremenda locura en la que nos vimos envueltos y que no nos llevaba a ninguna parte- aclaró sincero y ella se quedó mirándolo unos segundos más a los ojos fijamente. Luego tomó aire profundamente y apoyó su cabeza en su hombro, él la rodeó tierno con su brazo por los hombros y ella se recostó contra su pecho
-Hugo- volvió a murmurar sin moverse
-¿Qué?- respondió besándola tierno en la cabeza
-¿Crees realmente que nunca hubiera llegado a ningún lado?- interrogó curiosa pero él nuevamente la besó dulcemente en el pelo sin contestarle y se quedaron así quietos y callados observando como la luz de la mañana se abría paso lentamente.
Ya el día clareara iluminando toda la ciudad y seguían sin moverse; él sentía la respiración calmada de Norma recostada sobre su pecho y la observó sonriendo amoroso: estaba dormida. Acarició tierno aquel bello rostro que tanto había echado de menos y no pudo resistirse, la besó dulcemente en los labios aplacando un poco aquel anhelo que tenía. La tomó en brazos llevándosela a su cama, la cubrió con el edredón después de retirarle las botas y se quedó mirándola embelesado unos instantes mientras acariciaba tierno aquel precioso rostro que tanto había deseado volver a ver y por fin había regresado de nuevo a su vida.
 -Si supieras cuanto te amo y cuanto te extrañé, vida mía- murmuró apasionado y volvió a besarla dulcemente en los labios antes de regresar a la sala; recogió los cojines, la botella y las copas colocándolo todo en su lugar y se acostó en el sofá durmiéndose al instante.

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