jueves, 21 de agosto de 2014


Apareció Abi en la sala sorprendiéndolos a todos
-¿Qué haces aún despierta mi chiquita?- le sonrió tierna su madre intentando disimular la tensión que estaba padeciendo y ella corrió a sus brazos abrazándose a su cuello besándola cariñosa en la mejilla -Me acordé de que no le di el besito de buenas noches a mi hermanito mami- aclaró resuelta y todos sonrieron tiernos, acarició la tripa de Alicia y la besó delicadamente ante la mirada de los adultos- buenas noches Lucas, que duermas bien y sueñes con los angelitos- le dijo cariñosa y su madre le acarició enternecida la cabeza
-¿Ya diablillo?- le preguntó dulcemente su abuela y ella asintió- pues vamos a la cama
-¡No! ¡Quiero que me lleve papi!- aclaró decidida
-Papi ahora no puede corazón, está ocupado…- explicaba tierna Alicia cuando apareció de nuevo Vega en la sala, parecía más sereno
-¿Qué haces aquí mi dulce melocotón? ¿Y qué quieres de tu papi?- le preguntó cariñoso recogiéndola en brazos y besándola tierno en la mejilla
-Vine a darle el besito de buenas noches a Lucas y ahora quiero que me acuestes tú- explicó resuelta y él sonrió tierno pero la pequeña lo miró inquieta- ¿Has estado llorando mi papi guapo?- indagó triste acariciándole muy dulcemente sus mejillas provocando gran ternura en todos, sobre todo en su padre que sonrió conmovido
-Un poco mi ángel, pero ya estoy bien cielo mío- respondió complacido y se sonrieron tiernos- Bueno ¿Y ya se lo has dado mi chiquita hermosa?- preguntó amoroso besándola de nuevo en las mejillas -Ajá- exclamó asintiendo con la cabeza
-Pues vamos luego a la cama mi sol, que es tarde ¿cómo se dice mi vida?
 -Hasta mañana a todos... ah, pero si está aquí la rubia gilipollas- expuso al descubrir a Gabriela, todos se quedaron pasmados ante aquella salida de la niña
-¡Abi! se llama Gabriela y es amiga de papá ¡¡pídele disculpas inmediatamente!!- le regañó su madre rauda
-Amiga de papá pero bien que lo enfadó al echarle el polvo en la moqueta mami- replicó altanera quedando todos atónitos
-¡Abi, por Dios bendito!- exclamó sobrecogido Vega sonrojándose tremendamente y cubriéndole la boca con su mano
-¡Ay va la hostia; de lo que se entra uno!- exclamó boquiabierto Willy y Vega se sonrojó tremendamente- ¡Pero no le tapes la boca a la chiquitina; que siga contando, que esto se pone muy interesante!- añadió socarrón
 -¡¡Willy joder ¿quieres callarte?!!- exclamó fastidiado Vega colorado como una grana y ahora sí que el resto ya no pudieron aguantarse más la risa
-Abi, pídele perdón a Gabi por lo que has dicho- indicó autoritaria su madre mirándola reprochadora, la niña bajó su mirada abochornada
-Perdón Gabriela- murmuró avergonzada y ella le sonrió compasiva; pero al instante volvió a levantar la cabeza resuelta mirándola severamente- y ten más cuidado ¿sí? Esta alfombra es nueva y ya eres muy mayor para que tires las cosas; yo no quiero que mi papi vuelva a enfadarse tanto como aquel día ¿vale?- añadió contundente y todos volvieron a reírse divertidos
-¡Por Dios Abi, vámonos a la cama ahora mismo!- aclaró abochornado mientras apuraba el paso llevándosela al piso de arriba dejando a todos riendo entrañables
-Perdona Gabi, es solo una niña y se impresionó con la discusión que mantuvisteis en el ático- se excusó abochornada Alicia ante su silencio, ella le sonrió dulcemente
-No pasa nada, tranquila- expuso amistosa y le sonrió cariñosa- además me lo tengo bien merecido por aparecer así en el ático y desquiciar a Vega ante vosotras- expresó arrepentida, Alicia le sonrió amistosa- Bueno, por lo que entendí, esperáis un bebé- cambió animosa de tema, Alicia asintió con la cabeza sonriéndole dichosa y Gabriela sonrió melancólica- ¡Vaya! entonces, eso significa que definitivamente me has vencido...- repuso sin gota de resentimiento, Alicia le sonrió dulcemente
-Por mi parte no hay vencedoras ni vencidas; él escogió finalmente con quien quedarse y se acabó- dijo cordial; todos observaban en silencio y atentos a la conversación
-Ya… eres muy ingenua ¿sabías?- dijo despótica a lo que Alicia se puso seria e iba a encararla pero Gabriela le sonrió amistosa de nuevo- perdona, no era mi intención ofenderte pero es que si la elegida hubiera sido yo, te estaría restregando mi victoria por las narices toda la vida- aclaró resuelta, Alicia sonrió dulcemente- ¿sabes una cosa? Ya me impresionaste en aquel ático con tu serenidad y aplomo pero así y todo llegué aquí dispuesta a arrebatártelo a como fuera lugar, y me topé además con tu sencillez que me dejó completamente descolocada- guardó silencio unos segundos mientras se pasaba la lengua por los labios- si alguien me dijera lo que yo te dije en el pub la noche de Reyes, le arrancaría allí mismo los ojos pero tú mantuviste de nuevo la calma y me callaste con tu dulzura... eres buena persona Ali; hasta has cambiado a Vega, ya no es aquel hombre frío, calculador y con un genio endemoniado que conocía
 -El genio lo sigue teniendo, te lo aseguro- expuso dulcemente Alicia y se sonrieron amistosas
-La puntilla final me la diste hace unos días, me hizo comprender finalmente como eras- Alicia la miraba confundida de nuevo y ella esbozó una dulce sonrisa- Ni cuenta te das de lo buena que eres… sé de sobra que fuiste tú quien aplacó la ira de Vega cuando borré tus llamadas y el mensaje, él me degollaría sin más en cuanto se enterara de que le manipulé su teléfono ¡Lo conozco bastante bien aunque tú creas lo contrario!- se sonrieron amenas- además, he visto cómo te mira, como busca tus caricias sin apenas darse cuenta de sus actos… te quiere Ali, y siente pasión por tu hija
-No es mi hija Gabriela, es nuestra hija: Abi es hija de Vega; como ya sabes, estuvimos juntos antes de que él se fuera a Australia- explicó pausadamente y Gabriela sonrió desolada
-¡Más en mi contra!- exclamó derrotada y Alicia rió entrañable- enhorabuena Alicia, espero de corazón que seáis muy felices; de verdad- expuso mostrándole la mano amistosa
-Lo sé, y gracias- respondió estrechándosela amablemente
-Bueno, será mejor que me vaya… debo preparar mi maleta y aquí ya no pinto nada- expresó levantándose pero Alicia la detuvo por la muñeca
-Quédate Gabriela, tomemos otra té como buenas amigas… ¿por qué podremos ser buenas amigas, verdad?- expuso amistosa sin soltarle la mano
 -¿Ves? Eres una persona increíble cielo... realmente, ahora no sé quién tiene más suerte: si tú o él- expuso conmovida acariciando tierna la mejilla de Alicia que miró amorosa a su madre sentada frente a ella
 -Alguien me dijo una vez que se cazan más moscas con miel que con vinagre- resolvió satisfecha y Esther rió divertida al tiempo que todos sonrieron entrañables. Regresó Vega a la sala sentándose junto a Ali y la rodeó entre sus brazos recostándose ella contra su pecho, él la besó tierno en la frente -¿Qué te dijo Claire?- indagó inquieta Gabriela; él la miró abatido y sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente
 -Charles está muy grave Gabi; lo estaban operando y no le daban muchas esperanzas a la pobre Claire- repuso afligido
-¡Santo Dios!- murmuró angustiada ella cubriéndose la cara y rompiendo a llorar de nuevo, él tampoco pudo contenerse y escondió su rostro en el hombro de Alicia llorando desconsolado también ante la mirada afligida de todos
-Tranquilo amor, se recuperará; ya lo verás mi cielo- le murmuró melosa Alicia acariciándole cariñosa su cabello negro
 -Debo viajar a Sídney Ali, entiéndelo: debo estar junto a él, es mi hermano; y debo estar al lado de Claire y los niños por si...- no pudo continuar hablando, la congoja y las lágrimas lo ahogaron
-Chisss mi ángel, claro que lo comprendo; y ella te necesita más que yo en estos momentos- respondió dulcemente, él levantó su mirada y ella esbozó una sonrisa tranquilizadora al tiempo que acariciaba tiernamente su mejilla
 -¿Y tú mi dulce melocotón? ¿Estarás bien?- indagó inquieto
-Yo estaré bien, no te preocupes; está mamá, y Willy y Sarah, que no me dejarán sola
-Claro colega, no te preocupes por eso- habló tranquilizador Willy y él le sonrió agradecido; volvió su mirada hacia Alicia mirándola lleno de amor y tomó su dulce rostro entre sus manos
-Te quiero tanto mi vida- le dijo con toda la pasión de su alma y ella le sonrió encandilada
-No más que yo a ti mi amor, no más que yo- respondió y se besaron ardientes.
Pese a la insistencia de Vega y de Esther de que se quedara y se acostara, Alicia lo acompañó al aeropuerto; allí los esperaba ya Gabriela. Les costó horrores despedirse, no podían soltarse el uno del otro y, cuando ya el avión despegara, Alicia seguía observando por el ventanal la estela del avión que se alejaba
-Ali cielo, aquí no hacemos nada ya y puedes coger frío- le murmuró cariñoso Willy pasándole el brazo por los hombros, ella lloraba en silencio mirando las pistas vacías.
-¿Volverá verdad Willy? Dime por Dios que volverá a mi lado- suplicó con la voz acongojada
-¡¡Por todos los demonios Ali ¿qué estás diciendo?!!- exclamó atónito, ella lo miró con tal pánico en los ojos que lo impresionó muchísimo- Ali por favor: claro que volverá a tu lado princesa, eso ni lo dudes siquiera- expresó rotundo abrazándola tierno contra su pecho y ella rompió a llorar de nuevo. Sin soltarla de entre sus brazos, la guió dócilmente hasta el coche llevándosela a casa.
Aunque la obligaron a acostarse pues aún era de madrugada, no podía dormir; daba inquieta vueltas en la cama sin conseguirlo. Se recostó contra la cabecera y encendió el televisor del cuarto. Su madre, que tampoco dormía, vio el reflejo de luz por su puerta entreabierta y se acercó al dormitorio
-Hija ¿no eres capaz de dormir?- le habló desde el quicio de la puerta
-No mamá, extraño a Vega…- explicó melancólica con voz llorosa, su madre se acercó a ella y la tomó dulcemente entre sus brazos
-Todo estará bien mi niña, pronto se recuperará Charles y él regresará- la alentó cariñosa
-Mamá...- murmuró entre lágrimas pero rompió a llorar desconsolada
-Mi chiquita, cálmate; pronto lo tendremos de regreso con nosotras, ya lo verás
 -Te dije que temía tanta felicidad mamá- expuso decaída- me siento abandonada de nuevo como la otra vez y aquellos recuerdos amargos no se quieren apartar de mi cabeza
-Hija, no es ni por asomo parecido, descarta esas ideas absurdas; además piensa que, si de aquella regresó a buscarte sin esperanzas ningunas, más lo hará ahora que sabe que lo está esperando su familia ¿no?- Alicia tomó aire profundamente pero no dijo nada- anda, ven aquí mi chiquita miedosa, a ver si logras dormir un poco que debes descansar- expuso cariñosa recostándose a su lado y tomándola entre sus brazos, Alicia reposó su cabeza sobre su pecho. Pero no dejaba de pasar rápidamente canales en el televisor con el mando a distancia deteniéndose en los noticieros que apenas atendía unos segundos y volvía a pasar ligera de canal
-¿Qué estás buscando Alicia?- indicó su madre al poco rato ya casi mareada de aquel baile continuo de canales
-Nada- respondió serena
-Sé lo que estás buscando Alicia Martín y no me seas pájaro de mal agüero- replicó rotunda retirándole el mando de la mano y apagando al instante el televisor, su hija la miró sorprendida- ¿crees que me engañas a estas alturas? ¿Por qué te detienes solo en los noticieros? ¿Qué noticia esperas encontrar Alicia? Al avión de Vega no le va a pasar nada y pronto estará de vuelta; así que ahora: duérmete- le habló tajante, Alicia se recostó de nuevo sobre el pecho de su madre y, cuando ya amanecía, al fin se durmió.
Pero apenas eran las diez de la mañana cuando el teléfono sonó, Alicia lo descolgó rápida al segundo timbre
-¿Vega?- interrogó ansiosa
-Hola mi ángel, no me atrevía a llamar por si estabas aún dormida pero no me puedo aguantar las ganas de oír tu voz ¿has logrado dormir algo?- oír su voz la tranquilizó al instante
-Sí, estaba soñando contigo… te eché mucho de menos a mi lado- aclaró apasionada
-Y yo a ti mi vida- le murmuró meloso- ¿Y Abi? ¿Ya se ha despertado? Cuanto me duele no haberme podido despedir de ella- expresó entristecido
-No, aún duerme… ¿ya has llegado?- se interesó ansiosa
-No mi bien- expresó entre risas- acabamos de llegar a Nueva York; ahora tenemos que coger el trasbordo a Sídney, serán unas 20 horas más o menos de vuelo y por eso no me resistí a llamarte, será mucho tiempo sin poder oírte- explicó cariñoso y ella sonrió dulcemente- ¿Y nuestro machote? ¿Se ha portado bien?
-Él siempre se porta bien- respondió acariciándose su pequeña tripa por encima del edredón
-Te tengo que dejar cielo que ya anuncian nuestro vuelo, gracias a Dios no hemos tenido que esperar mucho en esta escala; así llegue te vuelvo a llamar
 -Estaré esperando… Vega, te quiero
-Y yo a ti mi amor, cuida mucho de nuestro pequeñín cielo mío
-Y tú también cuídate, regresa pronto que te necesitamos- lo oyó sonreír y ella también esbozó una sonrisa complacida.
-¿Más calmada cielito?- la voz de su madre a su lado la sacó de sus pensamientos pues se quedara absorta mirando el teléfono en su mano, le dedicó una cariñosa sonrisa
 -Sí mami, mucho más- se sonrieron y Esther se levantó a preparar los desayunos.
Los días no pasaban, las noches eran eternas y las mañanas lánguidas y tremendamente pesadas. Esther vigilaba atenta a su hija, su decaimiento la preocupaba; tenía la mirada vacía y cada día estaba más ojerosa. Abi y sus trastadas eran lo único que la hacía esbozar alguna pequeña sonrisa aunque sus dulces ojitos ya no brillaban nunca como antes. Cada día comía menos y sabía que no descansaba casi nada pues la oía a veces deambular por la casa durante la noche. Lo único que la mantenía alerta era el teléfono, así sonaba corría a contestar.
 Aquella noche, sentadas a la mesa de la cocina, volvía a revolver la comida de su plato sin probar bocado mientras su mente estaba en otro lado. Abi también la observaba muy callada, hacía días que dejara su parloteo continúo dándose cuenta de que su madre apenas la atendía, y luego miraba a su abuela con cara de preocupación que le sonreía tierna aunque la niña era demasiado espabilada para dejarse engañar
-Hija...- intentó quitarla de su ensimismamiento, Alicia la miró desubicada- Ali, hija...
-Dime mamá
-¿Por qué no comes algo? Abi se está empezando a preocupar por ti- Alicia miró a su hija que la observaba fijamente muy callada y su rostro parecía más triste de lo habitual; ella le sonrió dulcemente acariciándole su mejilla sonrosada
-Estoy bien mi rayito de sol, no te preocupes; no tengo hambre porque he comido algo por la tarde en el hospital- le explicó amorosa pero la niña seguía mirándola fijamente
-Llevas diciendo eso todas las noches mami y papi me dijo por teléfono que tenía que cuidarte mucho mientras él no estuviera aquí, por Lucas- Alicia sonrió cariñosa pero sus ojos se llenaron de lágrimas- mami, no llores otra vez- expuso rauda la pequeña abrazándose al cuello de su madre que la rodeó con sus brazos aprisionándola contra su cuerpo- papi volverá pronto, ya sabes lo que dijo, ahora que me conoce no se irá nunca más
-Mi chiquita- murmuró compungida abrazando aún más su cuerpecillo contra ella, su calidez le daba fuerzas
-Ali, si Vega llega a enterarse de cómo lo estás llevando se preocupará muchísimo y en estos momentos a él lo necesitan allá, compréndelo mi niña- la intentó calmar su madre
-Lo sé mamá... lo sé pero ¡lo echo tanto de menos!- lloró apesadumbrada- no sé por qué me tengo que sentir así, como la primera vez... sé qué no es igual, sé qué volverá de inmediato así Charles se recupere... pero es más fuerte que yo- sollozó afligida
-Mi niña, debes recuperarte; seguir así no es bueno para ti ni para Lucas ¿quieres qué le pase algo a ese pequeñín?
-No mamá
-Pues intenta venirte arriba hija, por él, por Abi... por Vega- le habló melosa pero contundente, ella le sonrió dulcemente
-Lo intentaré, te lo prometo- aclaró más serena, tomó la carita de su hija entre sus manos y le sonrió cariñosa- os lo prometo a las dos- la sonrisa de su hija le devolvió algo de ánimos, la sentó en su regazo- Cuéntame mi rayito de sol ¿qué has hecho hoy en el cole? No me has contado nada en estos días
 -Es que ya no me prestas atención mami- protestó la pequeña y su madre se mordió el labio desolada al percibir el abandono al que había sometido a su pequeña mientras sus ojos se volvían llorosos de nuevo- Vale, yo te cuento pero no llores más; yo te iré contando mientras tú vas comiendo mi mamita linda- expuso llena de ternura y empezó a charlar de su día mientras le iba dando de comer a su madre a la boca que masticaba desganada lo que su hija le entregaba bajo la tierna mirada de su abuela.
 Mientras, a miles de kilómetros, Vega se instaló en casa de Charles y tomó con decisión las riendas de todo inmediatamente. Su llegada había resultado un gran alivio para todos por lo que pudo descubrir Gabriela con asombro. A Claire, su avanzado estado de gestación y tanta tensión preocupaban a los doctores, pero solo la presencia allí de Vega la había tranquilizado de forma asombrosa; como si solo con su llegada, Charles ya se fuera a recuperar de pronto, y las cosas parecían ir más calmadas. Hasta los niños parecían más relajados con la llegada de tío Vega. Gabriela observaba conmovida el gran amor que Vega repartía a manos llenas con ellos, a Claire la cuidaba con esmero y dedicación y ella le obedecía en todo sin rechistar; con los niños tenía una paciencia increíble y hasta volvían a reír animados cuando él enredaba jugando con ellos. Por decisión de Vega y sin permitir reclamos, él dormía todas las noches en el hospital mientras ella acompañaba a Claire a casa; a la mañana muy temprano, regresaban al hospital y él era el que se iba a casa a asearse y a encargarse de los pequeños. Los preparaba y los llevaba a la escuela de vuelta al hospital, entonces se quedaba él acompañando a Claire y estar presente para la visita diaria de los médicos mientras Gabriela se encargaba de las oficinas y el trabajo en la empresa regresando a tiempo para quedarse con Claire de nuevo y Vega volverse para recoger a los niños de la escuela y ocuparse de ellos. Los dejaba preparados para que, a la llegada de Claire, solo tuviera que acostarlos. Bajo su organización y su vigilancia, todo parecía ir mucho mejor. También impresionaba como le hablaba a Charles. Que Claire no se moviera de su lado, hablándole melosa intentando sacarlo de aquel intenso coma mientras le sujetaba amorosa la mano sobre su abultado vientre para que sintiera a la pequeña, era algo lógico y normal. Pero la ternura con que Vega le hablaba a su amigo contándole las travesuras del día de sus cuatro pequeños y explicándole divertido sus comentarios o sus dibujos era increíble y conmovía al más entero.

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