jueves, 7 de agosto de 2014


Fue una velada encantadora. Cuando Alicia llegó al piso de Vega, la recibió muy elegantemente vestido y muy galante la acompañó hasta la mesa que tenía perfectamente preparada hasta con velas encendidas. Cenaron animados saboreando aquella exquisita langosta acompañada de un buen vino blanco salpicada con tiernas caricias que él le propinaba y dulces halagos que la hacían sentir muy bien. Pero lo más fantástico fue la noche de pasión que se regalaron tras la cena, nunca habían percibido tanto amor con solo caricias y besos como aquella noche durante los preámbulos acabando en una apoteósica y deslumbrante entrega que los dejó maravillosamente exhaustos.
-Ali, gatita, es hora de levantarse- percibió entre sueños despertándola meloso sintiendo sus ardientes labios besando tierno su hombro desnudo; ella sonrió encantada pero ni se movió- cielo, se te hará tarde de nuevo…- indicó sin dejar de besarla ahora por su cuello camino de su mejilla
-No quiero levantarme, aún no, estoy tan a gusto así contigo- protestó mimosa acurrucándose contra el cuerpo de Vega que rió divertido cobijándola entre sus brazos
-Ya lo sabía gatita, por eso te desperté una hora antes- ella volteó levemente su cara para mirarlo desconcertada a los ojos y él volvió a reírse pícaro- para tener tiempo y despertarte bien mi dulce melocotón- añadió socarrón y de un rápido movimiento, se posicionó sobre ella besándola ardiente en el cuello. Alicia chilló encantada rodeándole el cuello con los brazos y ambos rieron felices entregándose en un hermoso y fogoso beso que los encendió rápidamente entregándose en un acto maravilloso lleno de ardor.
Aquella mañana, Alicia trabajó sin tomarse ni un segundo de descanso para conseguir aquella hora que Vega le pidiera y a la hora de comer, casi exhausta pero feliz, corrió a su despacho para alistarse y no llegar tarde a la inmobiliaria donde había quedado con Vega. Su sorpresa fue cuando, al llegar a su despacho, se encontró a su asistente colocando otro precioso ramo de rosas sobre su escritorio
-¿Y eso Bárbara?- indicó desconcertada desde el quicio de la puerta, su asistente sonrió alegre
-Otro ramo para ti, y estas sí traen tarjeta- le indicó mostrándole un pequeño sobre de entre las flores; Alicia se aproximó temerosa: Vega no necesitaba mandar tarjeta y lo sabía… ¿de quién serían aquellas flores entonces? ¿De Carlos? ¿Aún intentaría continuar con el compromiso? ¿O sería alguna manera burlona de prevenirla de lo que le esperaba? Con cierto temor sacó la tarjeta del sobre y no pudo evitar una carcajada alegre al leerla: “Vi que te llevaste las flores que te envíe ayer para casa y quiero que tengas ahí un hermoso ramo; para que todos sepan que tienes quien te mande flores y para que te acuerdes de mí al verlas. Te quiero mi dulce melocotón”
 -Estás muy loco vida mía, maravillosamente loco- exclamó divertida oliendo una de las rosas y su enfermera la miró desconcertada, Alicia le sonrió dichosa- voy a salir a comer Bárbara y me tomaré una hora para unas gestiones ¿vale?- indicó recogiendo su abrigo y su bolso, también recogió una de las rosas y salió feliz del hospital al encuentro de su gran amor.
Acompañados de la mujer de la inmobiliaria y siempre tomados amorosos de la mano, recorrieron los locales de nuevo escogiendo Alicia sin saber el que también más le gustaba a Vega. Aquel inesperado detalle les hizo reír divertidos. Luego Vega le comentó que quería mostrarle una sorpresa. Ali estaba desubicada observando como la mujer conducía colina arriba hacia una zona residencial. Se detuvo ante la casa y él la ayudó a bajarse del coche
-¿Te gusta mi sol?- le dijo radiante señalándola
-Pero Vega…- dijo apabullada
-Este será nuestro nuevo hogar mi bien ¿no te gusta?- indagó inquieto, ella le sonrió amena
-Sí me gusta cielito, me gusta mucho pero… ¿dejáremos el piso?- expuso intranquila
-Se hace pequeño corazón, y el ático ni hablemos- expuso resuelto, ella sonrió tierna- ven que te la muestro primero y después decides; no te sientas presionada, no está nada apalabrado ni decidido- la tomó de la mano de nuevo y la llevó adentro. Era preciosa; amplia y llena de luz ya que el sol entraba por sus grandes ventanales. La planta baja era impresionante- Observa mi bien, aquí ya me imagino una salita donde pasar las tardes lluviosas sin hacer nada, solo relajándonos y disfrutando observando jugar a nuestra pequeña; es amplio para toda la juguetería de Abi y el sol entra toda la tarde ¿no es maravilloso?- abrió las puertas de la estancia que daban al jardín como las de la cocina- ¡Mira que jardín para jugar nuestra chiquita! Y está todo vallado, para estar tranquilos aunque ande sola por aquí fuera- exponía feliz- ven, ahora la planta superior; verás que hermosura- la guió escaleras arriba tomados de la mano, estaba tan ilusionado que a Alicia la inquietaba más aún- mira, este me gusta para nosotros mi amor- le dijo amoroso abrazándola por detrás aprisionándola contra su cuerpo y la besó tierno en el pelo, era una estancia grande con otro gran ventanal que daba al frente de la casa- es una habitación grande, cabe una gran cama mi sol ¿te gusta? Compraremos una cama enorme, cómoda y muy resistente… te voy a estar haciendo el amor todos los días y a todas horas mi vida, por mí ya la estrenábamos ahora mismo- le susurró meloso al oído besándola ardiente en el cuello y ella sonrió amena- Pero no dices nada Ali ¿qué piensas? ¿No te gusta?- indagó impaciente
-Sí me gusta… pero Vega…- expuso pausadamente mirándolo a los ojos, los planes que Carlos también tenía sobre su futuro la atormentaban ¿Acaso Vega pensaba igual que él?- ¿y mi madre Vega?
 -¿Qué le pasa mi cielo?- indagó inquieto
-¿Qué has pensado sobre mi madre?- dijo con los ojos húmedos sorprendiéndolo
-Pues cielo…- dijo desconcertado- pensaba ofrecerle la habitación más lejana a nosotros para no molestarla; aquella por ejemplo, además también es muy soleada- expuso indicando la del final del pasillo- pero… escoge tú la que desees: hay cuatro más y todas poseen su propio baño y dan a la parte trasera, son igual de soleadas- Alicia sonrió feliz aunque las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas- ¿Qué te pasa mi ángel, por qué lloras?- expuso preocupado abrazándola fuertemente contra él
-Porque soy muy feliz Vega ¡Muy feliz mi amor!- dijo emocionada asiéndose vigorosa a él- creí que no contabas con ella mi vida
-¡Por Dios santo Ali!- expuso pasmado retirándola levemente y sujetó su rostro con sus manos obligándola a mirarlo a los ojos- ¿Cómo se te ocurre esa estupidez tan grande? ¿Cómo has podido pensar ni un segundo que dejaría a mamá Esther sola en ese piso? Os estuvo cuidando y acompañando siempre y ahora ¿yo la abandono? ¡No puedo creer ni que lo pensaras siquiera mi cielo! ¡¿Por qué clase de hombre me tienes Alicia?!
-¿Por el más maravilloso del mundo?- expuso melosa acariciando su mejilla tiernamente
-¡¡Pues cómo será el peor si piensas así del más maravilloso!!- exclamó sobrecogido, ella sonrió alegre y lo besó tierna en los labios
-Te quiero tanto Vega, tanto mi vida- aclaró felizmente sincera, se besaron apasionados
-Lo malo es que tenemos un pequeño y peludo problemilla- repuso pesaroso, ella lo miró intrigada- don Gato cielo ¿qué hacemos con él? La verdad, no solo por nuestra chiquita, sino que yo también le he cogido cariño a ese pícaro- se sonrieron amenos
-Pues traerlo con nosotros, aquí tiene un jardín hermoso para disfrutar mejor que en el ático- explicó ella convencida
-Ali ¿Y la alergia de mamá Esther?- aclaró él resuelto
 -¿Qué alergia Vega? Mi madre no tiene alergia a nada que yo sepa- explicó resuelta, él la miró confundido
-Pero si Abi me dijo que vosotras no recogierais al gato de la señora Adela porque Esther les tenía alergia y por eso andaba abandonado por las escaleras de incendios- expuso desubicado, Alicia soltó una risotada divertida
-La señora Adela no tenía ningún gato Vega, yo pensé que era tuyo, que te lo trajeras de Sídney- aclaró sin poder dejar de reír
-¡Sí hombre; no me traje más que lo imprescindible para viajar cómodo y voy a cargar con un gato! Entonces ¿De quién rayos es don Gato?
-Pues de Abi seguramente, debió encontrarlo y lo tenía escondido en el ático; así lo alquilaste, te lo metió en tu piso porque yo le prohibí terminantemente recoger más animales callejeros desde que me apareció con una asquerosa rata en casa…
 -¡¿Una rata?! Sería un ratoncito, mira que te conozco cielo…- expuso cariñoso besándola en la mejilla recordando su asco a los ratones
 -No, no Vega: una rata- aseveró rotunda, él no podía dejar de reírse
 -¡¿Y dónde rayos pescó una rata?!- exclamó entre risas
-La señora Marta había puesto trampas en el sótano y ella dio con una; no te rías que era asquerosa y enorme ¿sabes la de enfermedades que pudo contagiarle a tu maravillosa hija si llega a morderla? me costó horrores que se deshiciera de ella: era Mickey decía sin querer soltar aquella mugrienta caja donde había metido a aquel repugnante bicho- explicó estremeciéndose asqueada, él no podía dejar de reír
-Tenemos una hija que es todo corazón mi vida- expuso orgulloso besándola en la sien
 -¿A quién saldrá?- respondió melosa mirándolo enternecida, se volvieron a besar- ¿Y qué hay ahí Vega?- indagó al descubrir una puerta junto a su dormitorio, al final de la curva del pasillo
-Ah, pues no lo sé, no me fijé en ella cuando estuve aquí ayer- repuso sorprendido dirigiéndose hacia allí, era una habitación no muy grande forrada de tableros de madera y linóleo en el suelo; aprovechaba una esquina de la casa lo que la hacía abuhardillada y tenía una hermosa ventana en el techo por donde entraba mucha luz- ¡Genial, acabo de encontrar el lugar perfecto para relajarme y tocar! Lo insonorizaré para no molestaros en mis noches de insomnio- aclaró alegre, Alicia le sonrió con aquella sonrisa que a él lo enloquecía- Entonces ¿sí te gusta mi reinita?- le murmuró apasionado tomándola de nuevo entre sus brazos y besándola ardiente en el cuello, ella cerró los ojos subyugada por aquella deliciosa e intensa caricia de sus labios
-Me encanta mi amor- respondió y se besaron ardientes mientras ella acariciaba su nuca aprisionándolo ambiciosa contra su boca; Vega deslizó las manos por sus muslos y comenzó a recoger la falda subiéndosela hasta sentir el suave encaje de sus medias sobre sus muslos; se retiró levemente para comprobar que sus manos no le engañaban encontrándose con las medias de liguero que tanto le gustaban
 -Uhmm, no sabes cómo me ponen estas medias- exclamó excitado acariciándole sus glúteos oprimiéndola contra su entrepierna, ella sonrió divertida
-Lo sé- aclaró pícara y ambos se rieron alegres atrapando de nuevo sus bocas; Alicia se frotaba ambiciosa contra él
-¿Estrenamos luego nuestra casa nueva mi vida?- le murmuró codicioso sobre los labios mientras ya intentaba retirarle la fina tanguita
-¿Estás loco? Esa mujer está abajo- murmuró aunque sonaba también apresurada por el deseo -Señores Sanlúcar- los llamó desde abajo la mujer, Vega soltó molesto un resoplido y Alicia rió divertida- siento mucho meterles prisa pero yo debo irme, tengo otra cita para mostrar un piso ahora mismo ¿qué han decidido?- Vega miró esperanzado a Alicia que sonrió dichosa afirmando con la cabeza
-¡Nos quedamos con la casa señora Estévez! ¿Podríamos quedarnos nosotros un rato más? Nos gustaría quitar algunas medidas para empezar a amueblarla de inmediato- aclaró resuelto asomándose por el hueco de las escaleras y Alicia abrió los ojos sorprendida
-Claro, ningún problema; si me firma aquí ¡La casa ya es suya y pueden quedarse el tiempo que quieran!- él descendió raudo las escaleras y ambos se sonrieron complacidos mientras estampaba su rúbrica sobre los papeles que llevaba la mujer en una carpeta negra- aquí tiene las llaves y enhorabuena, ha escogido el local más bueno y la casa más estupenda que teníamos; su esposa tiene muy buen gusto
-Lo sé, por eso quería traerla antes de firmar nada- le dijo alegre y se sonrieron felices
Se despidieron en la puerta y él subió de nuevo encontrando a Alicia examinado uno de los cuartos -Me gusta esta para Abi ¿a ti que te parece?- indicó animada, él la abrazó por detrás aprisionándola contra sí
-No estoy pensando en Abi ahora precisamente- aclaró soliviantado besándola en el cuello ardientemente, ella se escabulló y huyó fuera de la habitación dejándolo desconcertado. Alicia, mirándolo pícara desde la puerta, se retiró el jersey mostrando sus hermosos pechos envueltos en un hermoso y delicado sujetador negro de fino encaje mientras reía juguetona; él sonrió alegre y ella le lanzó el jersey escapando de su visión. Vega, sin dejar de sonreír dichoso, la siguió hasta la sala de música y allí la alcanzó atrapándola entre sus brazos- Me haces perder la cabeza mi palomita- le murmuró ardiente besándola ansioso en su boca; se besaban avariciosos mientras se deshacían apresurados de sus ropas mutuamente. Le aprisionó con su boca aquellos deliciosos pechos que lo enloquecían retirándole el sujetador por la cabeza sin desabrochar, ella gimió gustosa rozando su cuerpo contra su entrepierna, estaban presurosos y se deseaban con ansia. Vega bajó sus manos en una suave caricia retirándole el resto de su ropa íntima mientras Alicia le desabrochaba rauda los vaqueros empujándolos presurosa hacia el suelo arrastrando con ellos los boxers. Vega la elevó sujetándola por la cintura y ella se ensambló pronta en su miembro erecto; apoyándola contra la pared mientras la guiaba por los glúteos, la embistió una y otra vez con precisa fiereza al tiempo que Alicia gemía afanosa aferrándose a él con ambición llevando su compás frenético a la perfección. Sus cuerpos estaban llegando al límite de la condensación del placer, Vega se recostó sobre la mullida moqueta llevándola sobre él y ella cabalgó impetuosa al tiempo que él la apresuraba apretándole intransigente los muslos hasta que ella exhaló un gemido de completo placer que a Vega lo llenó de deleite. Se volteó hábil y la arremetió intransigente buscando su propio placer acelerando otra de aquellas enloquecedoras descargas en ella que le recorrió frenético todo su cuerpo induciéndola a chillar delirante de tal desborde de impetuoso goce arrastrándolo a él también a aquel delirante estallido de placer que los dejó complacidamente extasiados. Se miraron con pasión y no pudieron evitar reírse llenos de felicidad abrazándose encandilados por su mutua locura.
 La semana pasó entre breves encuentros llenos de frenética pasión aprovechando la hora de comer cuando él tenía la noche ocupada y entregas delicadas llenas de deleite en el ático durante sus noches libres después de cenar todos juntos y felices en casa de Alicia. Pero aunque Alicia era la mujer más feliz junto a Vega y su familia, no podía evitar que el miedo y el nerviosismo le asaltaran así llegaba al hospital. Aunque nada hacía prever que Carlos estuviera haciendo algo en su contra, ella no bajaba la guardia; había visto por fin su verdadera cara y sabía que no era hombre de quedarse con los brazos cruzados, en cualquier momento llegaría su venganza.
-Hola, ya estoy en casa- saludó animosa al llegar al piso y un olor delicioso a galletas recién horneadas le asaltó
-¡Estoy en la cocina cielito!- respondió su madre, Alicia se la encontró sacando otra hornada de deliciosas galletas; se sonrieron amenas
 -¿Estás sola mami? ¿A dónde han ido esos dos esta vez?- indagó curiosa cogiendo una galleta de la fuente sobre la mesa
-No, hoy no han salido; estuvieron aquí toda la tarde ayudándome a hacer la masa para las galletas pero Vega tenía que cambiarse ya que se le hace tarde para esa cena con Willy y su esposa y acaban de subir; me dijo que subieras en cuanto llegaras mi niña- explicó desenfadada colocando la última hornada de galletas sobre las que había en la fuente sobre la mesa
-Está bien, iré a ver que quiere entonces- repuso besando cariñosa la mejilla de su madre
-¡¿Qué va a querer hija?! ¡¡Lo mismo que tú estás deseando a rabiar: veros y haceros arrumacos, tortolitos!!- repuso mirando a Alicia picarona, ella sonrió divertida y, echándole la lengua burlona, recogió otra galleta e hizo amago de salir de la cocina- Manda a Abi ya para casa cielo- la detuvo su madre, ella asintió con la cabeza mirándola desde el dintel de la puerta- además de así quedaros solitos y poderos “saludar” a gusto, necesito que le lleve unas galletas que le hice a Marta porque si voy yo ya no regreso en toda la noche ¡Esa mujer se enreda como una persiana!- se rieron amenas y Alicia subió al piso de Vega. En el descanso de las escaleras los oía charlar entretenidos y como se reían divertidos; ella también sonrió animada, oírlos a ellos le hacía olvidar toda la tensión e incomodidad que sufría últimamente en el hospital esperando la puñalada de Carlos en cualquier instante.
-¿Qué se cuece por aquí?- dijo animada entrando en el apartamento
-¡Mami!- expuso feliz Abi corriendo a abrazarla y besarla en la mejilla mientras aparecía en la sala Vega que venía del baño ya preparado con un traje oscuro de chaqueta levita y una camisa blanca de cuello mao, estaba deslumbrante; se miraron amorosos sonriéndose cariñosos
-Hola mi sol ¿qué tal te has portado?
-Muy bien, la abuelita no tiene ninguna queja de mí- aclaró rotunda y ellos rieron animados
 -Eso ya lo veremos, ahora ve a casa, la abuelita necesita que le hagas un recado
-¡Voy! Chao Vega, no te vayas sin despedirte ¿eh?- avisó contundente saliendo del apartamento, ellos volvieron a sonreír dichosos; tenían la niña más bonita y encantadora del mundo
 -Ven aquí mi palomita- le murmuró meloso abrazándola contra él, ella rodeó su cuello con sus brazos- cuanto te eché de menos mi vida
-No creo que tanto como yo a ti- respondió complacida y se besaron apasionados. Se besaban ávidos, ambiciosos de saborearse
-Pena de este compromiso, me apetecía otra cosa mucho más- comentó pesaroso oprimiéndola aún más por sus glúteos contra su entrepierna, ella rió animada y se frotó provocadora contra él
-Y yo… pero que se le va a hacer- expuso zalamera y se rieron amenos besándose de nuevo
 -¿Por qué no te animas y me acompañas mi ángel? A Sarah le has caído muy bien, me pregunta a menudo por ti- la invitó esperanzado
-No Vega, no es plan de presentarme sin ser invitada ¿no crees?
-No les importará, seguro; son buena gente y como te he dicho les has gustado mucho, no así tu noviecito- añadió burlón
-Vega- protestó fastidiada, él rió divertido
-El fallo fue mío por no haberles dicho aún que hemos vuelto- se apesadumbró, ella le acarició tierna las mejillas
-No importa; además tenemos todo el fin de semana para estar juntos y el lunes es Navidad mi amor, un día más- expuso melosa y él le sonrió amoroso
-¿Me esperarás despierta, verdad?- preguntó interesado
 -Por supuesto- declaró tajante y se volvieron a reír felices entregándose en un beso apasionado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario