sábado, 13 de septiembre de 2014


-Debo irme ya- le sacó de sus pensamientos la voz dulce de Blanca que sonó muy abatida y Jorge la miró confundido
-¡Ya! ¿Por qué Blanquita? ¡¡Si acabas de llegar mi niña!!- se inquietó muy entristecida Alejandra adelantándose a las protestas que iba a realizar su hijo- No te vayas aún, hace tanto que no nos vemos…- añadió esperanzada mientras la sujetaba cariñosa por el brazo, Blanca le sonrió dulcemente
-Pero ¿No dijiste qué te ibas a tomar la tarde libre?- indagó desconcertado Jorge mirándola tierno
-Sí, pero no quiero molestaros más; creo que ya he alterado bastante a tu madre- indicó entrañable
-¡Por favor cielo! ¡Tú nunca has molestado ni molestarías jamás mi niña! ¿A qué no Juan?- volvía a adelantársele su madre
-No mamá, ella nunca molesta- él y Blanca se sonrieron amistosos- y eso ya pasó Blanca, no te preocupes; al contrario, la volverás a alterar si intentas marcharte ahora sin que ella aplaque sus ansias de estar contigo- le explicó atento y ella comprendió
 -Ven cielito, quiero enseñarte mis flores que están floreciendo hermosas mientras Gabi nos preparará algo de merendar a todos- indicó ilusionada Alejandra levantándose llevándola enganchada cariñosamente de su brazo; la mujer de Jorge dejó de jugar con los niños y acató los mandatos de Alejandra sin rechistar mientras él ocupaba su lugar entreteniendo a los dos pequeños que jugaban alegres y sonrientes sobre la hierba rodeados de los cientos de juguetes del pequeño Alonso que ambos se encargaran de vaciar felizmente de los contenedores plásticos que había en el jardín.
Mientras, enganchadas amenas del brazo, Blanca atendía las explicaciones alegres de Alejandra sobre sus bellas plantas sin poder retirar su mirada de Jorge; allí recostado de lado sobre la hierba, jugando entretenido con los pequeños, estaba encantador y muy atrayente. Ambos pequeños reían felices entretenidos con los juegos y carantoñas que Jorge les daba tierno. Siempre tuviera la certeza de que sería un padre increíble por la forma muy cariñosa y súper paciente con la que veía cuidar a su madre. Ahora lo estaba comprobando pero no con los hijos de ambos que tanta ilusión le harían y siempre había soñado, y una inmensa tristeza la asoló. Sus miradas se encontraron una vez más y se sonrieron amistosos de nuevo; Jorge la intentaba observar disimuladamente pero era siempre descubierto por la mirada de Blanca que tampoco podía evitar quitarle los ojos de encima.
 Gabi regresó con una bandeja donde llevaba una jarra de limonada recién hecha y algo de picar; Blanca observó que las buscaba con la mirada mientras la dejaba sobre la mesa de piedra y le sonrió entrañable
 -¡Le suena el teléfono en su bolso señorita Blanca!- le avisó amable y ella acudió a su encuentro
-Por favor, llámame Blanca simplemente- le pidió entrañable mientras lo recogía de su bolso y se sonrieron amistosas
 -Ciao mia cara ¿Dónde anda la mía piccola bambina?- se oyó la alegre voz de Francesco, Blanca sonrió amena al oírlo
-La tua piccola bambina está muy entretenida jugando con un amiguito- respondió divertida
-¡¿Un bambino spagnolo?!- intentó parecer ofendido provocando una risa alegre en Blanca- ¡Cuidado mío amore Bianca, los españoles son muy mujeriegos y enamoradizos! ¡Muy peligrosos!- bromeó socarrón
-¿Pero los ligones y peligrosos no dijiste que eran los italianos?- replicó divertida y se rieron amenos, Jorge prestaba atención disimuladamente a la conversación, oírla reír de nuevo con aquella sonrisa tan embriagadora que recordaba tan bien le hacía sentir placer aunque sentía unos terribles celos que fuera otra persona quien las estuviera provocando
 -Mía cara ¿te has tomado las medicinas? ¿Estás comiendo bien? ¿Descansas suficiente Bianca?- preguntó más serio
 -No empieces, Franco- protestó molesta; Franco ¿quién sería ese Franco? Se preguntaba inquieto Jorge
-¡Franco!- se ilusionó la niña feliz al oír a su madre y se levantó rauda ayudada cariñosamente por Jorge- ¡Jorge, es el mío caro Franco!- le decía entusiasmada la pequeña y él sonrió ameno al oírla pronunciar el italiano
-Sí estoy tomando mis medicinas y estoy comiendo bien, no te preocupes ¡Aquí está ya tu piccola bambina deseado hablarte!- respondía cariñosa Blanca; fuera quien fuera, se preocupaba por ella y a ella se la veía muy contenta con aquella llamada; eso solo podía significar una cosa: era alguien muy interesado en ella y Blanca también lo parecía en él.
 -¡Ciao mia bella bambina! ¿Come stai?- oyó Jorge al interlocutor, la niña sonreía feliz como su madre
-Molto bene, mio ​​caro Franco- le respondió ella dichosa
-Mia cara ¿la mamma sta riposando o è lavorando troppo, mia piccola?
 -Mamma lavora algo troppo pero dorme con me tutta la notte, mío Franco
-Habla en español Isabella o te quito el teléfono- le regañó tierna Blanca
-Ma mamma, è Franco che parla italiano con me- se defendió melosa provocando una sonrisa divertida en Jorge
-A Franco le voy a prohibir hablar contigo, sabe de sobra que prefiero que hables español…
-Dile a la tua mamma que no puede prohibírmelo; Io sono il tuo papà, mia principesa- le encomendó maliciosamente Francesco
-Dice que no puedes, que él es el mio papà- repitió la pequeña satisfecha, Blanca rió entrañable; Jorge también sonreía cordial aunque la noticia no le había hecho ninguna gracia. La pequeña siguió hablando español medio chapurreado con italiano mientras Jorge y Blanca se miraban a los ojos y se sonreían amenos escuchándola. De pronto la pequeña se quedó callada escuchando lo que le decía Francesco
-Sì, la mamma e io paseamos per el parque… Sí papà Franco, Julio vene con nosotras a veces…- el rostro de Blanca se puso serio al percibir que Franco intentaba sonsacarle a la pequeña- ¡¡No Franco, ahora no estamos con Julio!! Ora estamos en casa del mio amici Alonso…- repuso la pequeña desconcertada; Blanca corrió a quitarle el teléfono
-Te he dicho mil veces que no le sonsaques a mi niña Franco, pregúntame a mí ¿qué es lo que quieres saber?- le reprendió duramente
-Niente, mia piccola ragazza- se defendió raudo
-¿Perché stai mentendo?… ¡Ti ho sentito Franco!- increpó irritada ante la sorpresiva mirada de Jorge al oírla hablar tan fluidamente italiano
-En spagnolo mamma- le regañó avispada la pequeña provocando las risas jocosas de Jorge, Blanca tampoco pudo aguantar una sonrisa complacida
-¿Cuándo vienes?- preguntó más serena provocando desazón en Jorge que se alejó educadamente para dejarla hablar tranquila aunque sin perder detalle de la conversación- ¿jueves que viene aún? Entonces llegarás justo para la inauguración ¿no puedes venir antes?- parecía apesadumbrada- Va bene.... entiendo.... Ciao- repuso dándose por conforme. Se aproximó a ella cuando la vio cortar la comunicación mirando entristecida el teléfono. Sus miradas se encontraron de nuevo y se sonrieron entrañables- Un gran y buen amigo- indicó guardando el teléfono en su bolso, él siguió sonriendo; se sentaron en el banco observando distraídamente a los niños
-¿Cómo adoptaste a Isabella?- le preguntó de pronto intrigado- ¿Acaso no puedes tener niños?
-No lo sé, nunca me he planteado tener uno por ahora- repuso calmadamente, se miraron y se sonrieron cordiales- Fue en un viaje que hicimos a Hong Kong, tuvimos un desfile benéfico para recoger fondos para los huérfanos chinos y me afectó mucho ver la necesidad y lo mal atendidos que estaban eses pequeños…- guardó silencio unos segundos, recordar aquellas fotos e imágenes le seguían afectando- Francesco se apiadó de mí y, aprovechando sus grandes e importantes contactos, adoptó a Isabella…- se volvieron a sonreír dulcemente- Fue un regalo maravilloso e inesperado que me devolvió la alegría de vivir pues últimamente estaba demasiado obsesionada con el trabajo y apenas salía del taller.
 -Se nota que os quiere mucho y se preocupa por ti- indicó intentando parecer ameno aunque se sentía pesaroso y triste
-Sí, a veces demasiado volviéndose insoportable- expresó fastidiada y se sonrieron divertidos- yo también le quiero muchísimo- añadió muy cariñosa y profundamente sincera provocando en Jorge mucha pesadumbre y congoja. Alejandra y Gabi se aproximaron concluyendo la conversación entre ellos.
 Pasaron la tarde en amena compañía mirando entretenidos como los niños jugaban alegres.
 -Ahora sí me voy, empieza a refrescar y se hace tarde para Isabella- indicó amable Blanca cuando la tarde iba llegando a su fin
-¿Volverás, verdad querida?- preguntó inquieta Alejandra, ella la besó tierna en las mejillas
-Sí, volveré pronto, no se preocupe- Jorge le sonreía enternecido, también Gabi le sonreía amistosa- ¿Sabes el número de algún taxi, Jorge?- le preguntó entrañable
-No te preocupes, os acerco yo- indicó cordial sonriéndole mientras se levantaba de junto su madre
-No es necesario, no quiero molestarte más; un taxi nos valdrá- denegó amable
-¡Qué chiquilla esta!- le reprochó enternecida Alejandra- erre que erre en que molesta ¿verdad qué no molesta, Juan?
-No… y lo sabe ya, mamá- comentó parsimonioso mirando a Blanca molesto con su comentario
-Vale, acepto me regreses a la ciudad- indicó amena y se sonrieron- Alex, le traje estos dulces, son chocolates rellenos de vainilla y plátano; si los congela saben a nuestro helado favorito- le indicó alegre y la mujer le sonrió encantada recogiendo la caja de dulces
-¡Te has acordado!- repuso entusiasmada
-Nunca me olvido de usted- añadió amorosa y la mujer se lo agradecido con su mirada encantadora
-También le traje este detalle a Meli, lo hice expresamente pensando en ella y me gustaría que lo tuviera…- expuso acobardada a Jorge entregándole la bolsa mirando abochornada a Gabi- no se me ocurrió pensar en que habría nuevos miembros en la familia- la mujer le sonrió desconcertada ¿por qué la relacionaba con la familia?- En la próxima visita los detalles serán para ti y Alonso, prometido- le dijo amable y la mujer le sonrió acobardada
-No tienes por qué regalarme nada a mí, Blanca- indicó cordial, pero Blanca le sonrió tan dulcemente que ella no siguió protestando
 -Y a ti te traje esta pluma- indicó entregándole una caja de terciopelo con la tapa de plástico duro donde se distinguía una hermosa y elegante pluma dorada y negra; él la observó desconcertado y le sonrió agradado
-No tenías que traer nada, Blanca- repuso agradecido mirándola mientras sonreía ameno
 -Un director de banco debe poseer una elegante pluma en su bolsillo- bromeó cordial y se sonrieron amistosos
-Gracias, me gusta mucho- agradeció dominado por una gran ternura hacia ella
-¿De verdad te gusta?- instó esperanzada y él asintió con la cabeza
-Es muy fina y elegante- indicó satisfecho, ella sonrió feliz
-Me alegro de verdad, es una nueva colección que voy a lanzar y no las tenía todas conmigo- explicó alegre y ambos se sonrieron animados- ¡Vamos Isabella, nos debemos ir ya!- llamó amorosa a su pequeña
-¡¿Ya?! Un ratito más, porfa- protestó Alonso desamparado provocando la risa de los adultos pero acompañó a Isabella a lado de su madre, el niño parecía realmente apenado y Jorge lo abrazó cariñoso besándolo amoroso en la mejilla
-Volverá pronto campeón, su mami se lo prometió a mamá- indicó tierno
-¿De verdad regresaréis pronto?- interrogó interesado a Blanca que le sonrió cariñosa aún entre los brazos de su padre
-Prometido- respondió entrañable y el pequeño sonrió feliz. Jorge lo soltó no sin antes besarlo nuevamente en las mejillas
-Voy a sacar el coche mientras te despides- indicó amable dirigiéndose hacia el lado opuesto de la casa. Blanca se despidió de Alejandra y Gabriela con dos amistosos besos en las mejillas. Alonso sujetó tierno la mano de Isabella llevándosela despacio hacia el coche que ya apareciera en el camino de piedras que daba al garaje; Blanca los seguía fijándose en el gran coche de alta gama gris metalizado último modelo. Jorge se apeó y recogió jugueteando con Isabella que sentó en la silla trasera de Alonso
-¿Puedo ir papi?- inquirió interesado
 -Hoy no campeón ¿no ves que Isabella necesita tu silla?
-Pero tenemos la del coche de mami- exclamó resuelto provocando las risas de los adultos
-Te prometo que la próxima vez te llevo- él se entristeció nuevamente- Además, algún hombre tiene que quedarse con mamá ¿no?- él afirmó rotundo con la cabeza sonriendo satisfecho de ser reconocido como el hombre de la casa al faltar su padre mientras Jorge lo besaba tierno en las mejillas.
 Salieron a la carretera, Alonso e Isabella se despedían sacudiendo sus manitas alegremente, ellos se sonreían alegres observándolos
-¿No es demasiado grande para alguien que nunca le gustaban los coches para andar por la ciudad?- bromeó jocosa, Jorge rió divertido
-Las cosas cambian- indicó entrañable
-Sí, demasiado- murmuró apesadumbrada pero él no la oyó
 -Para llevar a toda la familia buena falta hace- siguió explicando ameno y se sonrieron amistosos- Además ¿te imaginas que mala imagen para el banco si el director llega en un destartalado pequeño utilitario?- bromeó él ahora y rieron divertidos; a Jorge, volver a oírla reír, le sonó precioso. Su risa era como campanillas alegres y contagiosas. El conducía hábilmente por la autovía adelantando por derecha e izquierda
 -No corras Jorge que llevamos a la niña- le avisó tiernamente, a Jorge le provocó una dulce sensación de placer y esbozó una sonrisa apesadumbrada; era increíble lo hermoso que sonaban aquellas palabras de su boca… como le hubiera gustado escucharlas más a menudo…
-¿A dónde os llevo?- indagó ya entrando en la ciudad
-Al Ritz, está en…- él la miró sorprendido
 -El Paseo del Prado, lo sé… ¿Te alojas en un hotel?- exclamó atónito, ella sonrió divertida mirándolo dulcemente
-¿Dónde quieres que me aloje?- él movió la cabeza reconociéndolo y se volvieron a reír. Aparcó delante del hotel. Se miraban sin decir nada, ninguno sabía que decir, pero tampoco deseaban separarse- Bueno, nos vemos- suspiró Blanca finalmente abriendo la puerta
-Espera, Blanca…- dijo de repente deteniéndola presuroso, ella le miró intrigada y él sonrió acobardado- Te ayudo a entrar a Isabella- aclaró más calmadamente bajándose también del coche recogiendo la bolsa y a la pequeña; la acompañó hasta dentro del hotel llevando a la niña en brazos- ¿Cuánto te vas a quedar?
-Hasta el sábado que viene- contestó amable y él asintió con la cabeza sonriéndole entrañable- ¿Por qué?
 -Podías venir mañana a comer con nosotros…- le propuso animado, Blanca lo miró cohibida; un día más con aquella tortura de mirarlo con su esposa…
-No puedo faltar dos días seguidos en estos momentos, Jorge…- aclaró serena acercándose al mostrador de recepción, él se sintió decepcionado
 -Yo lo decía por la pobre Isabella- expuso cariñoso besando la mejilla de la pequeña que le dedicó una preciosa sonrisa antes de abrazarse amorosa a su cuello que les provocó una sonrisa entrañable- para que pasara el día junto a Alonso, a él le gustó tener una nueva amiguita y a Isabella le vendría bien estar un poquito entretenida ya que me imagino que aquí no tendrá muchos compañeros de juegos- insistió amable y Blanca sonrió dulcemente
-No, la verdad es que la pobrecilla se pasa la vida encerrada en los talleres…- expresó conmovida acariciando la suave manita de su pequeña
-Señorita Varela, le han dejado estos mensajes- le comentó amable el recepcionista entregándole más de una docena de notas que ella revisó presurosa sin dar importancia
 -Trabajo, trabajo y más trabajo…- indicó molesta- ¿Y tú me dices de faltar también mañana?- repuso socarrona moviendo los papeles delante de él que sonrió divertido
-Pues, podemos quedar para…
-¡¡Blanca, por fin apareces!! Me tenías preocupado sin saber de ti en toda la tarde- le interrumpió el rubio atractivo que la acompañara al banco apareciendo junto a ellos con rostro impaciente
 -Te dije que me tomaba la tarde libre con mi hija Julio- contestó amable pero esquiva
-Sí, ya; pero Madrid es grande y…
-Y me crié aquí; no cambió tanto como para perderme- cortó molesta, el tal Julio parecía desconcertado mirando a Jorge que los observaba serenamente
 -Te llamé al móvil y lo tienes apagado- indicó acobardado; eso a Jorge lo descolocó ¿cómo apagado si hablara con el tal Franco ese?
-Si me tomo la tarde libre para estar con mi hija Julio: es libre y sola con mi hija, sin interrupciones de llamadas de teléfono- indicó fastidiada- Además ¿Ocurre algo? ¡Tantos mensajes no es normal!- le reprochó fríamente sacudiendo las notas ante su rostro y el hombre se sonrojó
-Es que el traje escarlata no lo han mandado aún y faltan algunos de los accesorios que se van a presentar de tu nueva colección- repuso lentamente pero ella parecía imperturbable
 -¿Y? ¿Acaso yo voy a solucionarlo por obra de magia?- le reprochó molesta encarándolo irritada- ¿No sabes llamar a Francesco o a Paolo para eso?
-Ya lo he hecho y Paolo los enviará mañana mismo- ella resopló irritada y lo miró despectivamente
-¿Ves? No es tan complicado ni era tan urgente; venga, nos veremos mañana- lo despidió desdeñosa, Julio bajó abochornado la cabeza pero seguía sin moverse- ¿Quieres algo más?- inquirió molesta al ver que no se iba
-Debemos hablar sobre el vestido de la marquesa…
 -Por favor Julio- lo interrumpió fastidiada- En cinco días aquí es mi primera tarde libre; estoy cansada y son cerca de las nueve, debo darle la cena y acostar a Isabella que es más importante para mí que el dichoso vestido de la marquesa; así que eso lo vemos mañana ¿vale?- le despidió fríamente dándole la espalda y mirando entrañable a Jorge- ¿Qué me decías antes de que Julio nos interrumpiera?- Jorge sonrió divertido por el corte que le pegara al pobre hombre
-Si quedábamos luego para domingo- repuso ameno
-Estoy de acuerdo, el domingo sí me viene bien- contestó encantada recogiendo a Isabella de entre los brazos de Jorge
-¿Os recojo a eso de las doce aquí mismo?
-Va vene, hasta el domingo entonces- se sonrieron amenos y él la besó involuntariamente en la mejilla después de hacerlo a la pequeña, se volvieron a sonreír entrañables. Ella también se despidió de Julio que seguía allí de pasmarote yéndose en dirección a los ascensores.

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