miércoles, 11 de marzo de 2015


   A la mañana siguiente la noticia fue tomada por toda la familia con euforia, todos estaban deseando lo mismo, pero ninguno se atrevía a decirlo, provocando risas divertidas. Pero la más entusiasmada fue Paloma, le encantaba vivir en casa de los abuelitos y quería estar para siempre cerca de Hugo y Javier.
 -Entonces ¿empezarás pronto con las obras, no hijo? ¿Habéis elegido ya la parcela? ¿Preferís el descampado u os quedais con la que está ahí enfrente? ¿Quieres que me encargue yo de disponer las cuadrillas, hijo?- se animó entusiasmado Alonso
-No papá, no vamos a hacer una casa para nosotros; nos quedamos aquí, con vosotros; la casa es grande y sería una tontería ¿no lo crees?- aclaró decidido, los rostros de ambos ancianos ya lo decían todo sin necesidad de palabras
-Pues entonces hay que redecorar vuestro dormitorio- expuso animada Ari
-¿Cómo qué Ari?- expuso atónita Carla por aquel inesperado comentario
-¡¡Claro cielito!! ¡ese cuarto lleva igual desde que Cris vivía aquí y van siendo horas de cambiarlo!- remarcó decidida
 -Pero Ari, el dormitorio está bien y…- iba a seguir protestando Carla
-Déjala mi niña, cuando se le mete una idea en la cabeza ya no hay vuelta atrás- habló alegre Alonso -¡Cris!- pidió ayuda pero él siguió comiendo despreocupado.
 -Hazle caso a papá cielo, cuando Ari se pone cabezona con que se necesitan cambios, es inútil entrometerse- replicó desenfadado
-Y aprovecharemos para redecorar también la de los niños, es muy infantil para Hugo y Javi que ya son unos hombrecitos; esa quedará para Óscar; y también arreglaremos el cuarto de juegos, ahora ya van necesitando un estudio donde hacer sus tareas y estudiar cómodos…- fue animándose entusiasmada
 -¡Santo Dios, otra vuelta a toda la casa como la de hace tres años mi viejito; que empezó por el cuarto de Susi y acabó redecorando hasta el jardín! ¡Dios nos coja confesados!- exclamó desarmada Marina y todos rieron divertidos
 -Déjala que haga lo que quiera mi viejita; pero te sigue vetada la salita de estar y esta vez a mi despacho no lo tocas ¿entendido cabeza loca?- aclaró rotundo Alonso y las risas volvieron.
 Sin ningún motivo comprensible para ellos o el pediatra, Alex cambió de pronto sus hábitos y ahora despertaba varias veces en la noche llorando desconsolada haciéndolas casi insoportables. Aquella noche de viernes, apenas hacia media hora que Carla regresara a la cama, cuando sus llantos volvían a resonar por toda la casa por tercera vez. Ella resopló exhausta
-Tranquila mi amor, voy yo esta vez- le murmuró cariñoso Cris besándola tierno en su hombro desnudo y salió del cuarto- vuelve a la cama mamá, ya estoy yo aquí- le oyó hablar en el pasillo, Carla cerró agotada los ojos- ¿qué te pasa diablillo? Estás decidida a no dejar dormir a nadie una noche más ¿verdad?- le escuchó hablarle con gran ternura por el intercomunicador sobre su mesilla, Carla sonrió enternecida; a comparación de ella que ya empezaba a agotársele, él tenía una paciencia infinita con las pequeñas
-¿Qué le pasa a Alex, papi?- apareció Paloma ante la puerta del dormitorio de su hermanita frotándose adormilada sus ojitos llevando a su eterna Ana bajo el brazo
 -Nada princesa, ya se ha vuelto a dormir, tranquila; vámonos a la cama preciosa mía- respondió amoroso recogiéndola en brazos
 -Espera papi, déjame darle un besito a Alex- pidió la pequeña, Cris sonrió tierno y acercó a Paloma a su hermanita. La besó en la frente- Toma Alex, te presto a Ana para que te cuide y no llores- expresó cariñosa dejando a su adorada muñeca junto a su hermanita. Cris sonrió conmovido por aquel tierno detalle de Paloma y, besándola encandilado en la mejilla, se la llevó de regreso a su cama. La arropó con el edredón y, besándola de nuevo en la frente, regresó al dormitorio. Envolvió gustoso entre sus brazos a Carla que se cobijó agradada contra su cuerpo y se durmieron de nuevo.
 Carla se fue despertando poco a poco. Sonrió complacida al sentirse rodeada aún por los fuertes brazos de Cris que seguía durmiendo bien pegado a ella. Tomó aire profundamente, se sentía bien, muy bien; por fin había logrado descansar. Examinó el despertador sobre la mesilla de Cris: las nueve...
-¡¡Santo Dios Alex!!- exclamó sobresaltada saltando al instante de la cama
 -¡¿Qué le ocurre?!- se despertó alertado Cris
 -¡Ha estado callada toda la noche Cris!!- aclaró aterrada y ambos corrieron al cuarto de la pequeña, pero se quedaron inmóviles en la puerta mirando atónitos su cunita- ¡¡Oh Dios mío, Cris...!!- exclamó estremecida Carla cubriéndose sobrecogida la boca con su mano y llenándosele los ojos de lágrimas -Tranquila mi amor, la muñeca no tiene por qué significar nada, Alex estará agotada de tantas noches sin dormir- habló conmovido Cris abrazándola tierno contra su cuerpo mientras no podía apartar sus ojos también sobrecogidos de su pequeña Alex durmiendo plácidamente en su cunita con la muñeca Ana a su lado.
-O su olor, lleva impregnado el olor a Paloma- dedujo conmovida, él le sonrió enternecido. Desde aquel día y sin que nadie le dijera nada, Paloma todas las noches dejaba a Ana junto a su hermanita y, coincidencia o no, Alejandra no volvió a llorar una noche más durmiendo de un tirón hasta la mañana siguiente. Lo que los adultos pensaban de aquello nunca se supo ya que ninguno se atrevió a hacer ni el más mínimo comentario sobre ello.
Pasaron los años y aquel lugar tenía cada día más hechizada a Carla. Era un pequeño paraíso muy distinto a las aglomeradas y ruidosas ciudades en las que ella había crecido y estaba acostumbrada ¿cómo Cris había podido preferir cambiar aquel remanso de paz por la agobiante vida en la ciudad? Por mucho que Marina lo atosigara con sus miedos, no era comprensible para ella. Y aquellas pacíficas tardes junto a Claudia, los más pequeños y los abuelos en la salita charlando animados alrededor de la chimenea solo alteradas por el sonido de las risas, o a veces las broncas, de los tres niños mayores arriba en la habitación de estudio; eran el contraste perfecto de los escandalosos fines de semana estando los mayores jugando con los pequeños, demostrando así que eran peores los adultos que los niños, como siempre bien decía jocoso el abuelo Alonso entre sonrisas complacidas. Pero el momento más hermoso del día para Carla ya siempre sería aquel: las alegres reuniones diarias de toda la familia junta a la hora de comer y cenar. En aquellas amenas tertulias bulliciosas era donde mejor se percibía el inmenso cariño que todos se tenían. Eran una gran y hermosa familia unida. Muchas veces, Carla se quedaba en silencio mirándolos deleitada y sonriendo feliz… su preciosa Alex, sentada a su lado derecho, que crecía feliz convirtiéndose en una niña alegre y risueña, muy tranquila y dulce, siempre cuidada y protegida con esmero por su hermana que daba la vida por ella y rodeadas ambas del gran amor de toda la familia; enredando con Óscar siempre sentado a su lado, que era un niño adorable también muy tranquilo y alegre como su pequeña prima. El eterno sito vacío de Susi junto el abuelo, que se le veía recuperado totalmente y de nuevo sano y fuerte; Hugo, un muchacho guapo con aquellos ojos negros profundos tan parecidos a Cris en contraste con el rubio de su pelo como sus padres. Era educado, cariñoso y atento, pero muy reservado y con un genio de mil demonios que, sobre todo Paloma siempre sentada entre él y Javier, sabía cómo hacerlo aflorar muy rápidamente; pero eso sí, muy responsable ya a sus escasos diez años. Su adorada Paloma, alegre, pizpireta y hermosa como pocas, muy cariñosa pero al tiempo traviesa al máximo; siempre acaba metiéndose en líos arrastrando a sus primos con ella que la seguían en todo a pies juntillas. La complicidad entre ellos era asombrosa, hicieran lo que hicieran, nunca se descubrían unos a otros. Además, había encontrado en los abuelos a sus mejores aliados; la consentían al máximo y saltaban en su defensa rápidamente aplacando la ira de Cris. Hasta llegado un punto en que Cris se rindió y tuvo que coger las riendas Carla, él no podía ir en contra de su adorada princesita y sus padres al mismo tiempo. Le sobrepasaba. Luego venía Javier, que era… aquel chiquillo era una locura deliciosa. Era tan dulce, dicharachero y tan atento con todos, siempre dispuesto a ayudar; gracioso a raudales y muy guapetón. Aquel muchacho a sus ocho años era un vivo retrato de su padre y su hermosa sonrisa encandilaba al más pintado. Y un cabeza loca contagiado por su prima Paloma. Claudia, siempre tan calmada y dulce dando ese punto de serenidad necesario al resto de la familia; Jacobo junto a la abuela que irradiaba siempre aquella felicidad al ver a la familia reunida a la mesa, aunque Carla la tenía encontrado muchas veces viendo ensimismada y con preocupación en sus ojos el sitio vacío de Susi; y por último y sentado junto a ella Cris... Su adorado Cris; tan guapo siempre, o ahora aún más si cabe con aquellas canas incipientes que ya aparecían en sus sienes, tan amoroso, tan dulce y comprensivo... se quedaba mirándolo extasiada mientras hablaba entretenido con Jacobo sentado frente a él, cada día que pasaba lo amaba más y más... Estaba observándolo deleitada un día más, cuando entró alegre Ari sobresaltándolos a todos
-¡Ari, mi niña! ¡Qué bien; creíamos que no vendrías a comer!- la recibió feliz la abuela como si hiciera meses que no la viera y no apenas cinco horas como pasara en realidad
-Ni yo tampoco mamita linda, pero Gracias a Dios la reunión acabó antes de lo que me esperaba- respondió también feliz besando a su madre en la frente con gran ternura; miró deleitada a Claudia y a ella y esbozó una gran sonrisa- ¡¡Mis dos preciosas, poneos muy guapas que esta noche nos vamos de cena!!- anunció entusiasmada abanicando unos papeles en su mano mientras besaba amorosa la mejilla de Claudia y Carla, todos se miraron desconcertados
 -¿De cena? ¿Esta noche?- exclamó Jacobo extrañado
 -Sí hombre, un martes; ésta ha perdido un tornillo- aclaró desinteresado Cris siguiendo con su comida
-Pero... ¿A dónde y por qué motivo Ari?- preguntó atónita Claudia
-¿Y los niños Ari?- expuso Carla
-¡Ah, uno a uno; uno a uno!- protestó por aquella avalancha de preguntas- Primero: de los niños ni te preocupes cielito que se quedan con los abuelos ¿verdad mamita?- expuso resuelta
-¡¡Estupendo!!- resolvió entusiasmada Marina sonriendo encantada
-Y nos vamos todos de cena “esta noche”...- remarcó mirando rotunda a su hermano que la observó desconfiado- porque, mi encantadora hermanita...¡¡Cris nos va a invitar!!- aclaró decidida sentándose en las rodillas de Cris
-Definitivamente has perdido el único tornillo que te quedaba, cielito- se burló él sarcástico
-No… he vendido el último chalet que quedaba ¡¡y mira los precios que obtuve!!- expuso orgullosa mostrándole los papeles que traía en la mano- te dije que te lo demostraría y te tragarías tus palabras, así que… ¡¡De cenita los cinco, y eligiendo yo el restaurante, que tú bien eres capaz de llevarnos a una hamburguesería!!- aclaró chistosa provocando las risas divertidas de todos; Cris sonrió satisfecho observando aquellas cantidades desorbitadas que había conseguido Ari por las últimas edificaciones -Nunca lo dudé de ti mi chiquita preciosa, pero a veces necesitas un empujoncito para sacar todo tu potencial- declaró orgulloso de su hermana besándola encandilado en la mejilla
-Bueno, también hay que reconocer que tú realizaste un gran trabajo; has creado unas casas que son realmente un encanto y se vendieron la mar de fácil- comentó muy satisfecha Ari estampándole un sonoro beso en la mejilla a su hermano, todos sonrieron alegres
-¡Pues no hay más que hablar entonces!! ¡¡Esta noche todos de cena que me toca pagar; y de verdad que lo haré con gusto!!- resolvió encantado y todos rieron amenos.
 -Y ahora voy a comer que tengo un hambre desesperada- aclaró resuelta sin moverse de las rodillas de su hermano poniéndose a comer del mismo plato de Cris donde se sirvió algo más de todo- Ah, vendrá también Berto, que hoy tiene la noche libre- añadió despreocupada sin dejar de comer
 -¿Y quién es ese Berto? ¿Una nueva conquista?- indagó guasón Jacobo provocando las risas divertidas de todos
-No… Ese amigo mío que se dedica a la bolsa- contestó sin darle importancia
-¡Vaya hermanita! ¿Vamos perdiendo sexapil, eh? ¡¡Cuando tienes que repetir… “amigo”!!- se burló guasón Cris
 -¡¡Mira tú que graciosito estás!!- expuso sarcástica mirándolo desdeñosa y todos rieron divertidos- pues para que sepas que no perdí nada y siguen cayendo como moscas en este hermoso tarro de miel… Pero Berto me cae muy bien y nos vemos muy a menudo, es muy divertido y para tu información: un amante extraordinario- dijo encantada
 -¡¡Ariadna!! ¡Más recato en la mesa y sobre todo, delante de los niños! ¡Y a mí no me interesa ni quiero enterarme para nada de tu atolondrada “vida social”!- regañó rotunda Marina remarcando sarcástica las últimas palabras quedándose Ari cohibida
-¡Ups, un día mamá te pegará un tironcillo de estas lindas orejitas, hermanita!- le murmuró burlón Cris al oído, ella le soltó un tierno codazo en el pecho que provocó las risas de todos de nuevo.
Fue una noche encantadora; la cena fuera estupenda en un impresionante y elegante restaurante de la ciudad, la compañía del atractivo Berto era realmente divertida, pero lo más maravilloso fue el resto de la noche en aquel salón de baile a donde los llevaron Ari y Berto. Cris bailó toda la noche con ella llevándola apasionado entre sus brazos demostrándole su gran amor a menudo con sus tiernos besos en sus labios mientras se sonreían enamorados. Regresaron a casa ya muy entrada la noche. Carla, aún envuelta en un hermoso ensueño y sin poder dejar de sonreír feliz extasiada por aquella maravillosa noche que había disfrutado muchísimo, se desnudaba despacio frente al espejo del armario mientras Cris hacía lo mismo sentado al borde de la cama
-La próxima cena que la alocada Ari proponga, será un viernes o sábado… se ha hecho tardísimo- comentó fastidiado Cris retirándose su reloj de pulsera y dejándolo sobre su mesilla
 -Cris…- musitó tierna volviéndose y mirándolo fijamente a los ojos sonriendo feliz
-¿Qué pasa mi cielo?- indagó intrigado por aquella intensa pero fascinada mirada de Carla
 -¿Sabes que, quitando nuestra luna de miel, es la primera vez que hemos salido los dos solos sin las niñas?- expuso encandilada, Cris la miró extrañado
-¿De verdad?- repuso incrédulo
 -¡Ajá!- exclamó asintiendo con la cabeza- Y es más: esta noche fue la primera vez que hemos vuelto a bailar juntos desde nuestra boda
-¿No me digas?- repuso atónito frunciendo desconcertado el ceño levantándose y acercándose a ella mirándola pesaroso
 -Pues sí te digo, y también te digo que me lo pasé muy bien amor mío- remarcó sonriendo dichosa mientras rodeaba amorosa su cuello con sus brazos cuando estuvo ya a su lado
-¡Vaya, pues lo siento mi ángel; ni cuenta me di!- exclamó arrepentido por su descuido tomándola tierno por la cintura y acercando su cuerpo al de él- pero te prometo que desde hoy saldremos más a menudo los dos solos ¿vale?- propuso tierno, ella sonrió complacida y él la besó tierno en los labios- ahora… lo de bailar… prefiero mil veces bailar a solas contigo aquí en la cama- musitó pícaro besándola ardiente en el cuello, Carla rió encandilada; él continuó recorriéndolo hasta su hombro y descendió muy despacio por su pronunciado escote hasta casi rozar sus pechos haciéndola prender al instante de pasión y deseo, apartó levemente el camisón y atrapó un pecho saboreándolo gustoso -Cris...- murmuró al tiempo que exhalaba un gemido complacido
-¿Sí mi ángel?- expresó sin dejar de saborear aquel delicioso pecho
 -¿No estabas protestando hace un instante que se había hecho muy tarde?- indicó pícara, él la miró a los ojos y sonrió encandilado
-Nunca es tarde para ésto- exclamó complacido y, tomándola en brazos, la dejó caer sobre la cama cubriéndola ya al instante con su cuerpo. Se amaron apasionadamente poniendo un perfecto y maravilloso colofón final a aquella noche de ensueño. Desde aquel día, todos los viernes salían acompañados de Jacobo y Claudia pasando unas veladas realmente encantadoras.
Todos dormían ya y Carla estaba preparándose para meterse en la cama mientras Cris acababa de resolver unos asuntos en el despacho, cuando oyó el leve tintinear del cascabel de Polly junto a la puerta de su baño
-¿Qué milagro no estar durmiendo junto tu amita, chiquitín?- dijo tierna recogiéndolo del suelo, se lo llevó al cuarto de Paloma descubriendo que no estaba en su cama- Paloma cielo, te has dejado a Polly fuera ¿acaso te has enfadado con él mi niña?- expuso dulcemente abriendo la puerta del baño pero allí tampoco estaba- ¿Paloma cielo, dónde estás? No son horas de jugar Pal…- repitió buscándola por el cuarto creyéndola escondida como muchas veces hacía cuando no quería dormirse aún, pero la niña no estaba allí; se dirigió al cuarto de Alex- ¿Cielito estás aquí?- sin respuesta, solo la pequeña dormía plácidamente en su cama; Carla la arropó besándola dulcemente y salió de nuevo; pensó en el estudio, aunque le echó una breve visual previsora al cuarto de Hugo y Javier que estaba vacía- Cielo es tarde, vamos a la cama- expuso entrando en el cuarto de estudio pero no estaba tampoco, se empezó a alarmar y se dirigió esperanzada al cuarto de sus suegros llamando suavemente a la puerta -¿Abuela?
-¿Sí mi niña?- la invitó a pasar Marina
-¿Está aquí Paloma con vosotros?- preguntó inquieta abriendo la puerta, ellos la observaron ya metidos en cama
-No cielito ¿acaso no está en su cama?- repuso desconcertado Alonso
-No abuelo; y no la encuentro por ningún lado- respondió ya angustiada
 -Tranquila cariño, seguramente estará abajo en la cocina… o con Cris ¿le has preguntado a él?- expuso sereno Alonso levantándose de la cama para ayudarla en su búsqueda. Carla corrió escaleras abajo
-¡Cris! ¡¿Está Paloma aquí contigo?!- indagó nerviosa asomándose al despacho
-No mi ángel ¿por qué?- repuso mirándola desconcertado
-¡¡No está en la casa Cris!!- gritó histérica
-¡¿Cómo que no está en la casa?!- repitió alterado levantándose del sillón, ella negaba angustiada con la cabeza al tiempo que rompía a llorar- tranquila mi amor, andará escondida en cualquier sitio- aclaró abrazándola para serenarla, oían a Marina llamarla por la parte superior de la casa buscándola por todos los cuartos mientras Alonso hacía lo mismo por la primera planta. Apareció Marina bajando muy nerviosa las escaleras
 -Arriba no está, hijo- notificó angustiada
 -¡La puerta de la terraza está abierta, Cris!- anunció Alonso desde la sala, todos acudieron a su lado comprobando que la puerta corredera que daba la jardín estaba entreabierta
 -¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío!- sollozó aterrada Carla, Cris la abrazó aún más fuertemente contra él -Tranquilízate amor, no pudo ir muy lejos- habló intentando serenarla
-¿Habrá ido a casa de Ari? ¿O con Claudia…?- expuso esperanzada Marina
 -Hubieran llamado avisando viejita- aclaró el anciano, Carla gimió angustiada- serénate cielito, piensa que la finca está completamente cerrada y no hay peligro mi niña- intentó tranquilizarla
-¡¡El estanque!!- gritó afligida Carla- ¡¡El estanque Cris!!- repitió aterrada sujetándolo fuertemente por la camisa
-¡¡Voy a buscarla!!- clamó ya también alterado dejando a Carla en brazos de Alonso y salió raudo de la casona.
 Corrió por la finca con premura llegando al estanque de inmediato pero allí Paloma no estaba -¡¡Paloma!! ¡¡Princesa ¿dónde estás?!!- gritó nervioso pero no obtuvo respuesta- ¡¡Claudia, Jacobo!!- llamó desesperado corriendo hacia su casa
-¿Qué pasa Cris?- salieron al porche sobresaltados al oírlo
 -¡¡Falta Paloma de casa ¿está aquí por un casual?!!- gritó aterrado
 -No, claro que no, te hubiéramos avisado- respondió nervioso Jacobo
-¡Santo Dios, a dónde habrá ido esa criatura!- exclamó sobrecogida Claudia- ¿Has revisado el estanque Cris?
-Sí, fue lo primero que hice pero allí no está ¿No se os habrá colado sin daros cuenta y estará arriba con Hugo y Javi, verdad?- expuso esperanzado, Jacobo corrió escaleras arriba
 -¡¡La madre que los parió!! ¡Faltan también esos dos!- lo oyeron bramar enfadado
-Bueno, al menos están juntos…- suspiró más relajado Cris- voy a casa de Ari, esa atolondrada tiene tan poco sentido como ellos y seguro que no se le ocurre avisar
 -Yo buscaré por entre los árboles, les gusta jugar a las escondidas allí- aclaró resuelto Jacobo echando a correr hacia la zona arbolada
Cris corrió hacia la casa de Ari, pero por entre los árboles ya los descubrió en el claro que Susi eligiera para su futura casa, tumbados sobre la hierba con Paloma en medio de ellos dos, reían divertidos mirando las estrellas. Cris respiró aliviado
 -¿Se puede saber qué rayos hacéis aquí a estas horas? ¿Sabéis el susto que nos habéis dado?- gritó enfadado acercándose a ellos, los niños se sobresaltaron poniéndose en pie rápidamente
-No hacíamos nada malo tío Cris- se defendió inocente Hugo
 -¿No hacíais nada malo? ¿Acaso escaparos así en medio de la noche no es nada malo?- exclamó irritado
-Solo mirábamos las estrellas mi papaíto lindo- dijo alegre Paloma corriendo a sus brazos y abrazándose a su cuello, él la recogió abrazándola con pasión contra su cuerpo; el susto aún no le saliera del cuerpo
 -¿No os llega todo el día para enredar o qué?- siguió regañándoles camino de regreso
 -Mi papi guapo… ¡¡Pero es que de día no se ven las estrellas!!- resolvió zalamera Paloma besándolo en la mejilla
 -¿Qué de día…?- iba a repetir irritado pero tuvo que reconocer que era una explicación demasiado lógica para refutarla, sonrió ya derrotado- seréis liantes… anda, vamos a casa- murmuró apaciguado y todos rieron amenos- pero no os vais a librar de una buena ¡¡menudo susto nos habéis dado a todos!!- determinó rotundo aunque a ellos ya no les importaba nada, se lo habían pasado de miedo escapándose de casa, habían encontrado una diversión la mar de excitante.
-Gracias a Dios que los has encontrado Cris…- expresó más relajada Claudia al verlos aparecer- ¡¡Jacobo vuelve, ya han aparecido!!- llamó a su esposo que seguía buscando entre la arboleda -¡¡Malditos chiquillos!!- bramaba furioso acercándose- ¿No estarían con Ari, Cris? Porque entonces me va a oír mañana esa atolondrada…- reclamaba irritado
 -No; estaban en el claro… solo querían ver las estrellas- se mofó burlón, Claudia tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse
-¡¿Las estrellas?!- repitió atónito Jacobo, Cris esbozó una tierna sonrisa y Claudia casi no podía aguantar la risa que aquella pequeña travesura le producía- ¡¡Pues si quieren estrellas, van a ver estrellas!! ¡¡Y muy de cerca te lo aseguro!! ¡¡Pasad para dentro y os quiero ver metidos en la cama y dormidos en menos de un segundo!!- clamó irritado y los dos niños corrieron dentro de la casa como centellas al tiempo que Paloma asustada escondía su rostro en el hombro de su padre, el tío Jacobo cuando se enfadaba le daba mucho miedo, era al único que le tenía algo de respeto- ¿Las estrellas?- musitó divertido para que Paloma no lo oyera y los tres rieron amenos; Cris regresó a la casona llevando en brazos a Paloma
 -Papi…- le musitó tierna la pequeña sin mover su cabecita del hombro de Cris
-¿Qué mi princesita?- respondió cariñoso besando tierno su mejilla
-¿El tío Jacobo no le irá a pegar a los primos verdad?- indagó inquieta
-¡Ah no sé, está muy requetenfadado mi reinita!- respondió aunque sabía de sobra que no
 -¡Es que fue idea mía papi! ¡Ellos no tuvieron nada que ver! ¡Es más papaíto guapo: Hugo no quería venir pero yo insistí tanto que...!- los defendió rotunda mirándolo cariñosa a los ojos, él sonrió tierno -De eso no tengo ni la más mínima duda princesa- declaró sincero- pero tú no te vas a librar de una buena muchachita ¡¡Mami está que echa chispas!!
-Bah mamá…- exclamó despreocupada volviéndose a recostar sobre su hombro- me da más miedo el tío Jacobo- declaró sincera y Cris rió divertido

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