domingo, 1 de marzo de 2015


    Estaban envueltos en una vorágine de cajas empaquetando las cosas de Carla y Paloma cuando, para sorpresa de ambos, a las cinco y media aparecieron inesperadamente Ari y Jacobo a echarles una mano trayendo con ellos a Hugo para que jugara con Paloma alejándola de aquel caos. Así todo fue más rápido y fácil, mientras los niños jugaban en el jardín de Cris con Polly, Carla seguía empaquetando las últimas cosas ayudada por una servicial Ari y Jacobo y Cris se encargaban de llevarlas de una casa a la otra. La sorpresa fue mayor cuando al caer la tarde, llegó Claudia acompañada de los otros dos niños y con comida casi para un regimiento enviada por su madre: “Con el trajín de la mudanza, pocas ganas tendrán de cocinar después los pobrecillos” repitió animada las palabras de su madre provocando las sonrisas agradecidas de Cris y Carla. Todo estaba resolviéndose de maravilla, aunque Ari estaba empecinada en transformar la habitación azul donde había estado durmiendo aquellos días Paloma en una habitación más acorde para la niña; cansados de su insistencia accedieron y aquel día de locos pasó a ser una semana cuyas tardes estuvieron ocupadas con la llegada de pintores, decoradores y muebles nuevos cuyo resultado fue una preciosa habitación de princesa que les encantó a todos y, sobre todo, enloqueció a Paloma. Cuando llegó el domingo y al fin todo estaba ya organizado y listo, Claudia les propuso pasarlo en la playa con ellos para despejarse y descansar de aquella semana delirante que habían pasado. Cris y Jacobo se preocuparon de atender en todo momento a los niños, aunque comportándose ellos peor que los pequeños, dejando a Carla y a Claudia que se relajaran tranquilas charlando animadas y creciendo entre ellas una buena amistad y complicidad. No es que sintiera que con Ari no podría llegar a tener una gran amistad, pero con Claudia era diferente. Ella era tan dulce, natural y sencilla, que a Carla le resultaba mucho más fácil conectar con ella.
-¿Cómo están tus padres?- se interesó cariñosa recogiendo a Óscar de su balancín cuando despertó de su siesta
-Bien, muy bien- respondió agradecida por su interés- aunque estos días mi madre anda entusiasmada como una niña con zapatos nuevos desde que sabe del regreso de Susi; tiene tantas ideas y quiere hacer tantas cosas para su llegada, que me está volviendo loca- explicó sonriéndose tierna, Carla también sonrió comprensiva- no es que ninguno de nosotros lleve bien su profesión, pero ella sufre de manera sobrehumana sabiéndola en medio de esas horribles guerras- aclaró conmovida
 -Normal, es su madre- expresó compasiva Carla mientras enredaba cariñosa con el pequeño en brazos
 -Y sé que Cris también, aunque lo disimule- siguió hablando despreocupada y ambas lo miraron como jugaba alegre con los niños- sé que nos quiere a todas con locura, y nosotras a él; pero lo que tienen él y Susi es algo muy especial
-Lo sé, se lo veo en su rostro cada noche que habla con ella a través del ordenador que tiene en el despacho contiguo al dormitorio- comentó enternecida y ambas volvieron a sonreírse
-Entonces ya sabes que llega este sábado...- expuso animada mirando que se le abría una vía para ayudar a su hermano con la invitación a la cena que estaban preparando en casa de sus padres, Carla asintió con la cabeza y Claudia iba a continuar hablando pero en ese momento Óscar se revolvió inquieto queriendo ir a lo brazos de Cris y Carla intentó dulcemente retenerlo; el pequeño, queriéndose desasir de su sujeción, se agarró impaciente al bañador deportivo que casi cubría hasta la mitad de la espalda de Carla moviéndoselo ligeramente y dejando al descubierto la brutal cicatriz de su costado. Claudia se quedó tan impresionada al verla que fue incapaz de seguir hablando.
-Tiene mala cara cielo ¿te encuentras bien?- expresó inquieto Cris cuando llegaron de regreso a casa y observó el rostro pálido y ojeroso de Carla
-La verdad es que no, me siento destemplada; creo que cogí frío- indicó estremeciéndose, él la besó tierno en la frente para comprobar si tenía fiebre
-Parece que tienes algo de fiebre... acuéstate, ahora te llevo leche caliente y una aspirina...
 -No Cris...- iba a protestar pero él la besó en los labios callándola
-Haz lo que te digo, y no te preocupes de nada: yo me encargo de nuestra princesa- expuso dispuesto, ella sonrió agradecida y obedeció. Arropada entre aquel edredón suave y caliente después de darse una ducha y tomarse la aspirina, empezó a encontrarse algo mejor. Adormilada, oía a Cris en el piso de abajo atendiendo a Paloma, lo hacía con tanta ternura y amor que conmovía.
No sabía cuándo se había quedado dormida, pero se despertó al meterse Cris en la cama junto a ella. La rodeó tierno con sus brazos por la cintura y la besó amoroso en la sien
 -¿Te encuentras mejor mi ángel?- le preguntó muy dulce
-Sí, la aspirina me vino muy bien- contestó acomodándose gustosa contra el cuerpo de Cris
-Mejor- expresó complacido besándola nuevamente en la sien. Se quedaron callados, sin moverse- Cielo, el sábado por la noche hay una cena especial en casa de mis padres por el regreso de Susi
 -Ajá- respondió tranquila, ya se estaba quedando dormida de nuevo
-Quiero que vengáis conmigo- repuso decidido besándola en el sien de nuevo; ella se despejó de pronto y se volteó rauda quedando frente a él
-¡¿Estás loco Cris?!- exclamó atónita
-¿Por qué?- expresó intrigado
 -¿Cómo qué “por qué”? ¿Qué pintamos nosotras allí, Cris?
 -¡¿Cómo qué que pintáis allí Carla?! ¡¡Pues lo mismo que Jacobo y los niños de Claudia, lo mismito!! ¿O es que acaso tú no eres mi mujer y Paloma nuestra hija? ¡¡Sois ya mi familia, Carla!!- reprochó incrédulo, ella lo miró confundida- además, ya los conoces a todos amor ¿a qué viene ese recelo a ir a casa de mis padres?
-No a los más importantes, Cris: tus padres... ¡Por favor Cris!- le imploró con ojitos mimosos -¡Pero… ¿qué pasa Carla?! Son personas normales como tú y yo, no son monstruos ni se comen a nadie
-No me entiendes...- murmuró apocada pero él la miraba insistente- conocer a tus padres es… es un paso muy importante Cris, es…- se calló, él la miraba insistente- significa mucho, Cris- declaró temerosa
-¿Qué puede significar Carla? ¿Qué te amo con locura y que estoy completamente decidido a todo contigo? ¿Significa decir que quiero casarme contigo?- declaró rotundo, ella lo miró pasmada- Pues sí Carla, eso es lo que quiero; dejar muy claro y demostrarte a ti y a todo el mundo que estoy completamente decidido a dar ese paso así tú decidas aceptar- aclaró contundente; ella lo miraba atónita- ¿O es que acaso tú no?- interrogó desconfiado
-Sí mi vida; claro que sí- contestó sincera, él la abrazó fuertemente contra su pecho y la besó en la frente
 -Pues no hay más que hablar, el sábado cenamos en casa de mis padres- resolvió decidido, le tomó dulcemente del mentón obligándola a mirarle a los ojos- y no te inquietes por nada mi ángel, de verdad te digo que mis padres son maravillosos; además, estarás arropada por Claudia, Susi y Ari que ya te quieren como una hermana más y yo siempre estaré a tu lado, no te dejaré sola ni un segundo; te lo prometo- expuso cariñoso, ella sonrió nerviosa
 -Pero... es que me da tanta vergüenza, Cris- aclaró mirándolo aterrorizada, él sonrió tierno
 -¡Pues mejor; si supieras lo arrebatadoramente hermosa que te pones cuando te sonrojas!- declaró enamorado
-¡Bobo!- exclamó y se rieron divertidos; Cris atrapó aquella boca que lo desquiciaba y se besaron ardientes.
Aquella semana pasaba mucho más rápido que ninguna otra para Carla. Así se iba acercando el día, ella más se atacaba de los nervios y, aunque intentaba disimular todo lo que podía, Cris se lo notaba a leguas aunque no decía nada. Pero la puntilla final para rematarla totalmente, llegó el viernes...
Fue una mañana de locos, era como si toda la ciudad acordara a ir aquel día a aquella cafetería. Al fin, cerca de la una, las cosas se calmaron.
Después de recoger las mesas y dejarlo todo ordenado y limpio de nuevo, Carla se entretuvo echándole una visual al periódico mientras su compañera se iba al vestuario a fumarse un cigarrillo. De pronto, sus ojos se abrieron aterrados y su corazón se paró al instante al leer una de las noticias: “Anoche en un callejón de la capital se encontró el cuerpo sin vida de un hombre cosido a puñaladas: unos transeúntes que paseaban por la Avenida Hispanidad hallaron el cuerpo sin vida de un hombre de 32 años y cuyo nombre pudimos averiguar es Adolfo S. J. Según el cuerpo policial, pudo tratarse de un ajuste de cuentas...” Pero Carla ya no pudo seguir leyendo. Unos sudores fríos le recorrieron el cuerpo y el estómago se le revolvió de pronto ¡¡“S. J. Sánchez Jiménez; Adolfo Sánchez Jiménez; Adolfo; el hermano de Toni”!! Unas tremendas arcadas le asaltaron la garganta y casi no tuvo tiempo de llegar al baño ¡¡Dios mío, era Adolfo; Adolfo!! pensaba afligida mientras las lágrimas acudían en torrente a sus ojos y las piernas le flaqueaban. No podía ser, aquello no podía ser...
-¿Qué ha pasado Carla?- preguntó su compañera apareciendo en el baño intrigada por su inesperada carrera, pero al verla tan descompuesta se alarmó- ¡Dios bendito Carla ¿qué te ocurre?!
 -No puede ser... no pudo haber sucedido eso... fue por mi culpa... por mi culpa...- balbuceó malamente mientras seguía llorando afligida y miraba con ojos aterrorizados a su compañera
-¿Qué no pudo ser? ¿Qué fue por tu culpa Carla?- instó Esther sin entender nada pero ella no pudo contestar y volvió a vomitar inevitablemente- Por todos los demonios Carla ¿qué te está pasando?- se asustó tremendamente su compañera; Carla recogió su bolso del vestuario
 -Llama a Cris a la oficina por favor...- expuso sacando la tarjeta que Cris le diera de su empresa por si ocurría algo- dile que recoja a Paloma; que yo me voy a casa- resolvió apresurada y, sin poder dejar de llorar, tomó el primer taxi que pasaba y se fue ante la mirada atónita de su compañera.
 -Cris, te llaman por teléfono- anunció su secretaria asomándose por la puerta abierta, él se volvió de su mesa de trabajo
-¿Quién es?- indagó despreocupado
 -Una tal Esther, dice que tiene que hablar urgentemente contigo- explicó, él se levantó raudo de la silla giratoria recogiendo al instante el teléfono
-¡Esther! ¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Carla está bien?!- preguntó precipitado y muy alarmado
-No Cris, se puso muy mal de pronto, no sé qué rayos le pasó pero no dejaba de llorar y vomitar, me he asustado muchísimo al verla Cris- explicó muy nerviosa
 -¡Por Dios santísimo! ¡Ahora mismo voy para allá!- exclamó alterado y ya iba a colgar
-No Cris, ya se fue a casa; me pidió que te dijera que recogieras tú a Paloma...
-Tranquila, lo haré; gracias Esther- expuso agradecido antes de colgar- ¡¡Malditos nervios de los cojones!!- exclamó irritado recogiendo su chaqueta del respaldo de su sillón y salió veloz del despacho
 -¿Ha ocurrido algo?- se interesó inquieta su secretaria
 -¡Sí, tengo que irme a casa que Carla se indispuso; avisa a mi padre que no volveré a la tarde y dile a Ari que a las cinco recoja a Paloma en el colegio Juan de Dios y la traiga para casa!- indicó apresurado sin detener su carrera hacia los ascensores- ¡Ah, y llama a mi madre, avísala que no me esperen a comer!- avisó antes de que se cerraran las puertas- ¡¡Carla!! ¡¡Carla mi amor ¿dónde estás?!!- entró precipitado ya en la casa buscándola desesperado por todos lados, la encontró sentada en el suelo del baño envuelta en un torrente de lágrimas
 -¡¡Oh Dios Cris; Cris!!- exclamó angustiada abriendo sus brazos con desesperación hacia él; Cris obedeció al instante y agachándose a su lado, la tomó fuertemente entre sus brazos
-¡Por Dios bendito Carla ¿qué te ocurre mi amor?!
-Está muerto Cris, lo han acribillado a puñaladas... y es por mi culpa, por mi culpa Cris...- expuso entre lágrimas acongojadas abrazándose con ansia a su cuello
-¿Quién ha muerto? ¿A quién han asesinado?- preguntó impactado por aquella inesperada noticia
-A Adolfo- exclamó y él abrió sus ojos atónito
-¡Dios santo!- exclamó impresionado- ¿Quién te lo ha dicho? ¿Acaso se han puesto en comunicación contigo?
-No, lo leí en el periódico... era las siglas de su nombre...- sollozó afligida
 -Carla, mi cielo, puede ser otro, no tiene porque...- intentó serenarla
-¡Sí Cris, es él; lo sé! ¡Adolfo S. J.” Adolfo Sánchez Jiménez, 32 años, en la capital, en la avenida Hispanidad, cerca de su casa... ¡¡es él!!- gritó espantada, él la tomó contra su pecho de nuevo intentando calmar su congoja- ¡¡y fue por mi culpa Cris!! ¡¡yo tengo la culpa de que esté muerto!!- añadió angustiada
-¡¿Qué rayos estás diciendo Carla?! ¡¿Qué tienes tú qué ver en eso mi ángel?!- clamó mirándola incrédulo a los ojos
 -No le di el dinero Cris, dijo que necesita urgentemente más dinero y yo me negué a dárselo y ahora está muerto; lo han matado por mi culpa...
 -¡Por todos los demonios Carla ¿qué estupidez estás diciendo mi vida?! ¡Tú no has tenido culpa de nada; eso iba a pasar tarde o temprano mi ángel!- exclamó conmovido oprimiéndola amoroso contra su pecho- Carla, era un jugador compulsivo que probablemente estaría cargado de deudas mi amor; aunque le hubieras dado ese dinero, nada te aseguraba que fuera a pagarla, lo más probable es que se lo jugara también aumentando aún más esa deuda y entonces vendría a por más y más... ¿Y qué crees que pasaría así lapidara todo el dinero de nuestra princesa y no le pudieras dar más? Pues lo mismo mi vida, acabaría de igual manera- explicó sensatamente mientras la acunaba tierno entre sus brazos- tú no has hecho nada mi ángel, tú no has tenido la culpa de su trágico final: solo él es el responsable de lo que le ha pasado Carla, solo él y su insensata cabeza...- ella levantó sus ojos hacia él mirándolo conmocionada
 -¿Lo crees así?- expresó incierta
-No lo creo mi ángel; estoy seguro de ello- aclaró rotundo, ella tomó aire profundamente recostándose nuevamente contra el pecho de Cris y siguió llorando desconsolada, él la besó tierno en la cabeza- tranquilízate ya mi vida, tú no has tenido culpa de nada- intentó una vez serenarla
-¿Y qué va a ser de él ahora Cris? no se merece acabar tirado en cualquier parte como un perro; aunque era como era, era el hermano de mi cuñado Toni y él a pesar de todo le quería, sé que le quería...- sollozó apesadumbrada
 -No te preocupes por eso mi vida, yo me encargaré de que tenga un entierro digno- expuso amable besándola de nuevo en la cabeza; ella lo miró conmocionada
 -Cris no... tú no tienes por qué...- él la besó en los labios callándola
-Tranquila, no te preocupes que yo me ocuparé todo; y sí tengo por qué amor mío: porque era el hermano del padre de mi princesita y por respeto a ese hombre que trajo al mundo a ese ángel que le devolvió la alegría a mi vida, sí debo hacerlo- aclaró sinceramente complacido, ella le sonrió agradecida
 -Te quiero muchísimo Cris ¿Qué haría yo sin ti?- expresó mirándolo llena de amor, él sonrió dichoso -No mi vida, qué haría yo sin vosotras; yo si que os amo con locura, a las dos- expuso apasionado y se besaron enamorados- ahora vente mi ángel... te has llevado un disgusto tremendo; te vendrá bien recostarte un poco y descansar- expresó tomándola en brazos; ella se dejó llevar recostada contra su cuerpo, se sentía sin fuerzas. La dejó sobre la cama y la cubrió cariñoso con una manta mientras la besaba tierno en la frente
-Quédate conmigo Cris- pidió temerosa de quedarse sola, él sonrió tierno y se recostó a su lado tomándola entre sus brazos. Carla se quedó dormida al poco rato envuelta entre aquellos protectores y maravillosos brazos. Cris la besó tierno en la sien y se dirigió a su despacho en la habitación contigua arrimando la puerta para no despertar a Carla pero tampoco perderla de vista por si necesitaba algo. Buscó la noticia en internet, rebuscó en todos los diarios hasta dar con uno local de la capital en el que venía la foto de la víctima. Sí, era él: Adolfo. Se quedó mirando apesarado unos segundos el rostro de aquel pobre hombre que su mala cabeza lo habían llevado a acabar así. Encendió un cigarrillo y rebuscó en el último cajón de la mesa de su escritorio. En el fondo, debajo de unas carpetas de documentos, encontró el teléfono móvil que buscaba y tenía allí guardado sin que nadie supiera de él por si tenía alguna urgencia. Lo encendió y empezó a hacer llamadas para enterarse que diligencias precisaba realizar para hacerse cargo del cuerpo de Adolfo y encontrar una funeraria en la capital que se ocupara de todo.
Aquella noche, a pesar de que cuando se despertó Cris le dijo que todo ya estaba arreglado referente a Adolfo, Carla la pasó muy inquieta entre sudores fríos. En sus sueños se entremezclaban imágenes de Adolfo culpándola de su muerte y los padres de Cris repudiándola. A la mañana siguiente se encontraba horrible y atacada completamente de los nervios. Y no era por lo de Adolfo, Cris tenía razón: ella no tenía la culpa de nada y Cris se había comportado extraordinariamente; eso estaba superado. Era por lo que le esperaba aquella noche, conocer a los padres de Cris era algo superior a ella y solo pensarlo las piernas le temblaban, se le cortaba la respiración y tenía el estómago más revuelto que nunca; tanto que, solo con oler el café, unas arcadas tremendas acudieron a su garganta y corrió al baño a vomitar.
-¡Dios santo Carla ¿estás bien amor?!- se alertó Cris apareciendo tras ella en el baño
 -Sí, solo tengo el estómago revuelto; algo me debió sentar mal anoche- intentó tranquilizarlo -¿Anoche? ¿Te sentó algo mal?- repitió mirándola desconfiado, ella asintió con la cabeza- Carla, ayer no has comido nada: te negaste a probar bocado cuando te despertaste y la cena solo la has revuelto en el plato sin tocarla- le indicó reprochador, ella tomó aire profundamente al verse descubierta en su mentirijilla
-Pues será eso entonces, con la noticia de ayer y que estoy en ayunas, tengo el estómago descompuesto; me haré una infusión y pronto estaré perfecta- remarcó decidida
-¿Seguro?- insistió receloso, ella asintió rotunda con la cabeza- entonces voy a hacértela- se ofreció servicial
-No Cris, yo me la hago; tú vete o llegarás tarde al aeropuerto- lo detuvo rauda, él volvió a mirarla indeciso
-No sé si dejarte sola Carla... Mejor voy a avisar a Ari para que vaya a recoger a Susi...- resolvió decidido
-Que no Cris, de verdad que estoy bien; te prometo tomarme la infusión y cuando regreses verás como ya estoy perfectamente- aseveró, Cris se quedó mirándola fijamente a los ojos y ella se la mantuvo lo más serena que pudo- ¿Estás segura?- instó inseguro, ella asintió de nuevo- está bien, pero me llevo conmigo a nuestra princesa para que puedas estar tranquila- le tomó el rostro entre sus manos mirándola fijamente a los ojos- cielo, en el último cajón de mi escritorio hay un teléfono y en él están grabados todos los teléfonos de la familia, si te encuentras mal, llama inmediatamente a Claudia ¿me oyes?- ella asintió con la cabeza- por favor mi vida, llama ¿vale?
-Que sí- instó y él sonrió más relajado, la besó dulcemente en los labios
-Y por favor, no le digas a nadie de mi familia que tengo ese teléfono ¿de acuerdo?- suplicó anhelante, Carla lo miró desconcertada
-Pero...  ¿por...?- iba a preguntar intrigada por aquella extraña petición
-Por favor ¿sí?- instó interrumpiéndola
-Vale- respondió obediente, él volvió a sonreír complacido y la besó tierno en la frente marchándose al fin. Carla se volvió y se apoyó en el lavabo mirando su reflejo en el espejo- ¡¿Quieres calmarte de una vez idiota?!- se gritó tajante- ¡Son personas, Carla; solamente personas! ¿Por qué no puedes ser un poco como Alejandra? ¡Venga anímate, tienen que ser personas maravillosas! No, seguro que lo son, porque así son sus hijos- se intentó animar y se quedó mirándose fijamente a los ojos; pero al instante rompió a llorar de los nervios- ¡Oh, Dios santo ¿a quién quiero engañar?! ¡¡No tengo tu fuerza hermanita y son los padres de Cris!! ¡¡Los padres de Cris, Alex!!- le gritó entre sollozos a su reflejo en el espejo- ¿Y si meto la pata Alex? ¿Y si no les gusto? ¿Qué hago si no me aceptan y pierdo a Cris con lo que lo amo?- exclamó angustiada, bajó la cabeza cerrando los ojos y se sujetó fuertemente al lavabo- ¡Cuanta falta me haces a mi lado, hermanita! Dame tu apoyo Alex, dame un poquito de tu valor hermanita...- sollozó abatida y lloró hasta cansarse intentando desahogar todos aquello miedos y frustraciones que la atenazaban.
 Cuando Cris regresó, ella ya se había tranquilizado un poco. Venía solo y traía una fuente con un delicioso asado y sopa caliente
-Mamá me obligó a traer la comida para que tú descansaras y estuvieras recuperada para la cena- aclaró besándola dulcemente en la sien- te ha hecho sopa caliente, dice que es un buen reconstituyente para el estómago- ella sonrió conmovida ¿ves boba, cómo son buenas personas? Pensó apesarada por su miedo hacia ellos
-Pero... ¿Y Paloma, Cris?- se alertó inquieta al darse cuenta que venía solo, él sonrió encantado -¡Cualquiera se la quitaba a papá, mi ángel! No me dejó traerla- explicó resuelto, ambos rieron tiernos- además lo estaba pasando en grande con los primos y dijo mi madre que era mejor que se quedara allí, así tú descansarías más tranquila; más tarde la traerá Susi, no te preocupes- siguió comentando despreocupado mientras dejaba las cosas sobre el mármol de la isla, Carla no podía dejar de sonreír conmovida aunque cada vez se sentía más estúpida por tener tanto pánico a conocer a unas personas que solo sabían demostrar cariño hacia ella sin conocerla. Pero aunque se daba cuenta que era irracional de su parte, no podía evitarlo.
Cuando Susi trajo de vuelta a Paloma pocas horas antes de la cena, se encontró a su hermano solo en la sala repasando unos documentos mientras escuchaba música clásica en un volumen muy suave. -¿Y mami? Quiero enseñarle lo que me regaló la abuelita- dijo entusiasmada Paloma enseñando su muñeca donde lucía una pulserita de corales rosas insertados en una fina cadenita de plata
-En el baño poniéndose guapa princesa, se la enseñas después ¿vale?- expuso recogiéndola en brazos, ella sonrió conforme y lo besó en la mejilla
-¿Necesitas algo o me voy?- preguntó servicial Susi
-Dos cajas de Tranquimacil vendrían estupendo- bromeó sonriendo inquieto, ambos sonrieron tiernos y Susi se sentó a su lado posando reconfortante su mano en la pierna de Cris- lleva más de una hora encerrada en el baño Susi, sé que no está mal del estómago, sé que superó la noticia de ayer... está atacada de los nervios porque va a conocer a papá y a mamá y no quiere reconocérmelo por más que se lo pregunto
-Y eso que no sospecha lo que se le viene encima- añadió ella guasona
-¡Susi no te burles!- le regañó inquieto- De verdad que estoy preocupado: no sé por qué se pone así por semejante tontería, no llego a comprender por qué- expresó desarmado
 -No es ninguna tontería Cris, es un paso importante y ella tendrá sus dudas y miedos como tú y como todo el mundo; pero tú o yo o cualquier otro, nos tenemos unos a otros para apoyamos y desahogamos, pero ¿Y ella Cris? ¿Te has parado a pensarlo? ¿A quién le cuenta sus temores? ¿Con quién se desahoga?
-¡Conmigo!- respondió rotundo
 -¡Claro hombre! ¡Tú sobre todo eres la persona más indicada para contarte sus miedos sobre ti! ¡No seas idiota!- exclamó desenvuelta
 -¿Miedos sobre mí? ¿Qué miedos puede tener de mí, Susi?- preguntó incrédulo, su hermana rió entretenida
 -¿Acaso crees qué lo que la tiene así es conocer a papá y a mamá? ¡¡Claro que no, Cris!! Lo que probablemente la aterra es no gustarles y que su opinión influya en ti; nos pasa a todos ¿no?
-Eso es una estupidez; nunca dejé influenciarme por las opiniones de otros para hacerlo ahora- clamó molesto
-Ya, pero ella no lo sabe ¿o acaso se lo has dicho?- él quedó callado mirándola atrapado
-Pero sabe que la amo con pasión Susi- añadió decidido
 -Vale, pero el terror es irracional y no te deja pensar claro, Cris; mírame a mí por ejemplo: me muevo en medio de balas, explosiones, cuerpos mutilados y tan tranquila… ¡Ah! pero es subirme a un avión y me entra un pánico atroz que no puedo superar- palmeó suavemente su pierna- hermanito, no la agobies tú también insistiéndole en que te hable; déjala que intente canalizar sus miedos como ella sepa y, en cuanto conozca a papá y mamá y descubra que ya están encantados con ella por haber aparecido en tu vida y haberte sacado de aquel profundo hoyo en el que estabas sumido, se tranquilizará- se sonrieron animados, Cris la besó apasionado en la mejilla
 -Te quiero mucho ¿lo sabes verdad?- expuso lleno de amor, ella sonrió complacida
-Sí, y yo a ti capullo; bueno, yo me voy a preparar también para la gran ocasión- se rieron alegres- Cris ¿no sería mejor que eso que te propones hacer lo dejaras para otra ocasión? -No- respondió categórico
-Pues entonces… piensa bien si no sería mejor hacerlo aquí a solas, si está tan atacada…- su hermano no contestó y ella se fue

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