lunes, 9 de marzo de 2015


   Las dos siguientes semanas se quedaron todos en la casona. Sin necesidad de planearlo y mucho menos discutirlo, se repartieron las tareas entre todos: Susi era la que se encargaba de Marina mientras Jacobo, Cris y Ari continuaban atendiendo la empresa turnándose de paso en llevar y traer los niños de la escuela para dejar a Claudia fuera de preocupaciones y estuviera siempre con Carla mientras atendían la casa. Cris llevaba a Carla a visitar a Alonso un ratito todas las tardes, pues no querían que estuviera mucho en el hospital rodeada de virus y enfermedades en su delicado estado; pero la alegría del abuelo Alonso por tocar y sentir a su inquieta nietecilla era demasiado fuerte para negárselo.
Aquella mañana de viernes por fin volvía a casa y todos estaban entusiasmados con su regreso. A los niños no hubo manera de llevarlos al colegio pues querían estar allí cuando llegara el abuelo. Cris encendió la chimenea de la salita pequeña para que estuviera bien acogedora para su llegada y después se llevó a su madre acompañado de Susi a recogerlo. Jacobo no tuvo más remedio que ir a la oficina pues debía resolver unos asuntos que no podían esperar pero haría todo lo posible para regresar de inmediato. Y Ari tenía una reunión importante con unos inversores que no había podido posponer. Se quedaron en casa Claudia y Carla con los niños preparándolo todo. Entusiasmadas cocinaban los platos preferidos del abuelo y Claudia, con su buena mano para la repostería como su madre, hiciera una rica y preciosa tarta de fresas y nata; también la preferida del abuelo. Sonó el teléfono, Claudia contestó presurosa
-Cielo, necesito de inmediato unos documentos que me quedaron en casa... ¿podrías acercármelos un momento?- expuso inquieto Jacobo
-Pero Jacobo, no ha llegado aún nadie y no voy a dejar a Carla sola...- aclaró atrapada
-Ve Claudia, no te preocupes por mí- la animó Carla
 -Pero… No puedo dejarte sola cielito…- indicó sin saber muy bien que hacer
-¿Por qué no? Me encuentro perfectamente y ellos pronto estarán de regreso- insistió serena, Claudia la miró confusa
-Claudia, mi vida: de verdad que los necesito; iría yo mismo a buscarlos pero tengo ya aquí reunidos a los directores del banco…- indicó nervioso Jacobo
-Claudia, además Ari está a punto de llegar...- instó animosa Carla
-¡No me hables de Ari, o entonces sí que no me voy!- exclamó sobrecogida y Carla rió divertida -¡Ah, no seas boba! Te digo que estoy bien, caray; y además no tardarás en regresar... ¡¡Anda ve!!- insistió Carla
-Está bien… ahora voy Jacobo- repuso aunque nada convencida y colgó; miró a Carla inquieta- pero si algo ocurre, cielito…
 -Sí, sí, tranquila… además, mira: me llevaré conmigo el teléfono a todas partes ¿ves?- indicó recogiendo el inalámbrico de la mano de Claudia- el uno es urgencias, el dos eres tú y el cuatro Susi que está con Cris… No me seas cansina como Cris, cielito; te prometo que estoy bien- reafirmó tierna, Claudia sonrió más serena
 -Está bien, pero me llevo a los niños conmigo- aclaró decidida recogiendo al pequeño Óscar en brazos que correteaba entretenido por la cocina al tiempo que llamaba al resto que bajaron al instante de la habitación de juegos
 -De acuerdo- se besaron en la mejilla y Carla la acompañó hasta la entrada principal
 -Dios santo, si Cris se entera de esto…- musitó temerosa
 -No se va a enterar porque nada va a pasar y además estarás de vuelta antes que él, anda vete ya- la agilizó despidiéndose de ellos mientras Claudia se alejaba en su coche
Claudia se cruzó con el coche de Ari que regresaba a casa a medio camino de la ciudad y respiró algo más tranquila; sí, es cierto que era Ari, pero al menos Carla no estaría sola.
Cuando Ari llegó a la casa, Carla estaba en la cocina continuando con la comida
-¿Aún no han regresado?- se interesó animada
-No cielo, no deben darle el alta al abuelo hasta después de comer- respondió despreocupada
-¿Y estás sola? ¿Dónde está Claudia y los niños?- indagó confundida
-Pues tuviste que cruzártela, cielo; fue a llevarle unos documentos a Jacobo que le hacían muchísima falta…- exponía tranquila cuando, de pronto, un fuerte dolor en el bajo vientre que la dejó sin respiración la atravesó, se sujetó fuertemente al respaldo de la silla que tenía delante con una mano mientras la otra se la llevó al punto de dolor- Santo Dios- musitó con voz entrecortada de dolor
 -¿Qué te pasó? ¿No te habrás dado con la silla Carla? ¡¡Mira que te tiene avisado Cris que andes con cuidado!!- le regañó tierna Ari acercándose a ella
 -No, no me he golpeado con nada, solo que…- pero no pudo seguir hablando ya que otro olor tan fuerte o más si cabe, la dobló sobre sí misma; parecía que la desgarraban por dentro- ¡¡Oh Dios santo!!- gritó despavorida
-¿Qué te pasa, Carla? No me asustes ¿eh?- la voz de Ari ya sonaba inquieta
-Ari… necesito que me ayudes a llegar al sofá...- expuso respirando dificultosamente mostrando su mano en busca de ayuda
 -Claro cielito ¿Pero qué tienes?- indagó tomándosela tiernamente mientras la sujetaba fuertemente por la cintura
 -Creo… que me he excedido, hoy no he descansando nada… llevo toda la mañana de pie y debo recostarme…- hablaba entrecortadamente y otro inmenso dolor la punzó terriblemente, como si le estuvieran arrancando las entrañas, volvió a chillar desesperada mientras se doblaba sobre sí misma sin poder contenerse; Ari la sujetó más fuertemente y descubrió los hilos de sangre descendiendo por el interior de las piernas de Carla
-¡¡Estás sangrando Carla!!- gritó aterrada sin poder apartar su mirada de aquellos hilillos: uno, dos, tres… cada vez aumentaban más en número y en densidad, Carla también miró sus piernas
-¡¡Oh Dios mío!! ¡¡Algo no va bien, Ari!! ¡¡Nada bien!!- exclamó angustiada mirando aterrada para Ari, pero su rostro congestionado y sus ojos desorbitados anunciaban el desastre- Ari cielo, no te vayas; necesito que me ayudes- le habló suavemente intentando parecer calmada, no podía asustarla más o se quedaría sola
-¡¡Sangre... es sangre... no, no puedo... no...!!- balbuceó espantada dando unos pasos atrás para alejarse sin poder apartar sus ojos de los riegos que corrían por las piernas de Carla
-¡Ari!- la llamó potentemente para sacarla del trance en que estaba pero ella siguió respirando agitada sin apartar sus ojos espeluznados de la sangre que ya iba formando pequeños charquitos en el suelo- ¡¡Ari!! ¡¡Mírame a mí, cielo!! ¡¡Deja de mirar la sangre y mírame a mí, Ari!!- indicó autoritaria aunque intentando mantener la serenidad, al fin Ari la miró a los ojos- Así me gusta cielo... tú mírame a mí ¿vale? No apartes tus ojos de los míos ¿de acuerdo?- le habló algo más amable, ella asintió con la cabeza, parecía que regresaba- Ari, cielo; es tu adorada sobrina… Alex te necesita aquí, corazón… ¿la vas a abandonar ahora?- le habló melosa, ella negó con la cabeza parpadeando repetidamente, ya estaba de regreso; otro terrible dolor la invadió y Carla se sujetó a la mano de Ari apretándosela fuertemente. Ella también gritó aterrorizada y dolorida
 -¡Carla, yo no puedo...! ¡No sé que hacer…! ¡Yo no tengo ni idea...!- balbuceaba de nuevo descontrolada
-¡Ari!- volvió a pronunciar rotunda- sabes conducir cielo, es lo único que necesitamos ahora; tu sobrina está en peligro y necesito que nos lleves al hospital inmediatamente ¿comprendes?- imploró más tensa, estaba realmente aterrada, los dolores eran insoportables y el esfuerzo por mantener la calma para apaciguar a Ari la estaban debilitando tremendamente pero no podía decaer o perdería a Ari y se quedaría completamente sola
-Aguanta un poco ¿sí? Ellos ya están a punto de llegar cielito y saben más que yo…- hablaba sin escucharla, la perdía de nuevo y eso aún la aterrorizó más; otro terrible dolor la atravesó, algo la estaba desgarrando implacable por dentro, sintió que iba a desmayarse e hizo un esfuerzo enorme por combatirlo; no podía desmayarse, no podía... respiró profundamente varias veces seguidas
 -¡Ari, escúchame!- habló autoritaria pero sin perder la dulzura, si ella también gritaba la perdería completamente- atiende cielo: no podemos esperar ¿no lo comprendes? no es nada bueno que esté sangrando ¿no crees?- Ari negó con la cabeza, parecía regresar- Ari cielo; escúchame corazón: llévame al hospital; vamos al hospital… ¡ya, Ari!- exclamó rotunda, ella movió afirmativamente la cabeza
 -Sí, claro, al hospital… Ahora mismo- reaccionó por fin tomándola de nuevo por la cintura firmemente y la ayudó a llegar a su coche
-Gracias a Dios- musitó completamente agotada cuando se encontró dentro del vehículo- llama al doctor Gerardo Ari, explícale que vamos al hospital
 -¡¡No sé su número Carla!! ¡¡Llámalo tú!!- exclamó muy nerviosa entregándole su móvil mientras ya se ponía rauda en camino, Carla sonrió tierna al ver que lo tenía en la memoria de su teléfono
 Cuando llegaron al hospital ya la estaban esperando con todo preparado para su intervención. En ningún momento Ari le soltó de la mano.
 -¿Cómo son esos dolores Carla? ¿Contracciones?- indagó muy calmado Gerardo examinándola -Creo que sí… Pero son horribles… es como si me arrancaran las entrañas ¡¿Qué le pasa a mi niña doctor?!- sollozó aterrada, al fin podía dar rienda suelta a todo su terror
 -Tranquilízate… lo que me temía: se desprendió la placenta, Carla; hay que intervenir de inmediato o Alex puede sufrir seriamente- anunció más serio
 -¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío!- balbuceó llena de pánico oprimiendo la mano de Ari
-Todo va a ir bien, cariño, ya lo verás; tranquila, ya estás en manos de Gerardo cielito y él no va a permitir que le pase nada a nuestra niña ¿verdad Gerardo?- le habló muy serena Ari. Carla la miró incrédula; aquello era increíble ¡¡Ari era ahora la templada y estaba intentando tranquilizarla a ella!! -Ari, te quiero mucho… no me dejes sola- lloró conmocionada Carla
-¡Chisss, tontita! Yo también te quiero mucho y claro que no boba, no me moveré de tu lado- le susurró melosa besándola tierna en la frente
-Hay intervenir de inmediato; ahora vienen a buscarte para bajar a quirófano- anunció Gerardo saliendo del cuarto
-¡¡No Gerardo!! ¡No sin Cris!! ¡¡Hay que avisar a Cris, Ari!!- exclamó afligida
-Vale, yo lo llamo, pero estate tranquila de una vez ¿vale?- Carla afirmó con la cabeza y Ari marcó el móvil de Susi pero la telefonista le indicó que estaba apagado o fuera de cobertura -Susi no contesta… Pero tranquila, probaré de nuevo- le habló tranquilizadora, probó con la casona y tampoco respondió nadie- Nada…
-¡Oh Dios mío!!- volvió a sollozar angustiada
-Tranquila cielito, te prometo que no pararé hasta que alguien responda; serénate- le habló cariñosa besándola de nuevo en la frente
-¡¡Fieras, aquí está ya el abuelo ¿no teníais tantas ganas de verlo?!!- anunció alegre Cris al abrir la puerta de la casa pero para sorpresa de todos, nadie salió a recibirlos- Que raro ¿no hay nadie?- exclamó desconcertado
 -Pero… ¡¿A qué rayos huele aquí?!- exclamó asqueada Susi percibiendo el fuerte olor que inundaba la casa
 -Viene de la cocina- indicó Cris dirigiéndose a ella
-No sé qué estarán preparando esas dos, pero por suerte yo ya comí en el hospital- bromeó chistoso Alonso y todos rieron divertidos siguiendo a Cris; la cocina olía terriblemente a quemado y estaba plagada de humo
 -¡¡Santo Dios!! ¡¡Esas insensatas se han ido y se han dejado la comida al fuego!!- indicó Cris corriendo a retirar la olla del hornillo- ¡¡Abre las ventanas Su!!- su hermana obedeció
-¿Qué diablos es esto?- exclamó Alonso observando las pequeñas pero abundantes manchitas en el suelo junto a la mesa, también Marina las observaba confundida
 -Qué extraño… mira, mi viejito, se dirigen hacia la entrada… - musitó desconcertada siguiendo el pequeño rastro hasta la alfombra de la entrada
-¿Qué es qué papaito?- repuso cariñosa Susi acercándosele y agachándose a examinarlas- ¡Santo Dios, Cris!- murmuró sobrecogida y miró aterrada a su hermano
-¿Qué es Su?- indagó curioso por aquella extraña mirada de su hermana
-Es… sangre Cris… ¡¡esto es sangre!!- declaró tragando nerviosa saliva
-¡¿Qué?!- corrió a su lado y también inspeccionó las manchas- ¡¡Santo Dios, Carla!!- exclamó aterrado- ¡¡Carla ¿dónde estás?!!- empezó a gritar histérico recorriendo la casa buscándola; sus padres y Susi se miraron angustiados
 -¡No te pongas así, no tiene por qué ser de ella!!- lo intentó calmar su madre siguiéndolo acompañada de Alonso y Susi que no sabían cómo reaccionar ante aquello
 -¡¡Carla ¿dónde te has metido?!! ¡¡Háblame corazón!!- seguía gritando fuera de sí mientras recorría la parte inferior con desesperación
-Tranquilízate hijo por Dios- instó preocupada cuando regresó a la entrada principal
 -¡¿Cómo quieres que me calme mamá?! ¡¿Dónde está Carla, mamá?!- increpó aterrado
-¡No lo sé mi niño!- le gritó angustiada- Pero no te pongas en lo peor cielito… esa sangre puede ser de cualquier otra cosa… ¿quién dice que no es de Claudia? ¿O de alguno de los niños?
-¡Oh Dios mío; los niños!- musitó angustiado- ¡¡No me estás ayudando precisamente mamá!!- le reclamó atormentado
-Cálmate por favor, poniéndote así no arreglas nada- habló menos convencida
 -¡¿Y cómo rayos quieres qué me ponga mamá?! ¡¡Hay sangre en la cocina y han desaparecido todos ¿crees que eso es normal?!!- siguió chillando desesperado, su madre quedó callada sin poder reprobarle aquella verdad- ¡¡Carla, Carla!!- gritó subiendo al piso superior, lo recorrió revisando todos los cuartos sin resultado- ¡¡Santo Dios!! ¡¿Dónde estás mi vida?!- sollozó afligido
Un coche se aproximaba a la casa y Susi corrió a ver quien era
-¡¡Aquí llega Claudia, Cris!!- anunció Susi al ver el coche de su hermana
-¡¿Carla viene con ella?!!- preguntó interesado bajando las escaleras como un rayo
 -No, viene sola con los niños- expresó mortificada pero él no se detuvo y corrió hacia el todo terreno -¡¿Dónde está Carla, Claudia?!- la asaltó frenético por la ventanilla
-¿Cómo que dónde está, Cris? En casa ¿no?…- respondió desconcertada
 -¡¡No, no está Claudia!! ¡¡Carla no está en casa!! ¡¿Y la dejaste sola insensata?! ¡¿Cómo se te ocurre?!- increpó furioso mirándola furibundo
 -¡¡No!! ¡¡Claro que no la dejé sola, Cris!!- respondió rauda temerosa de la reacción de su desquiciado hermano, él la miró suspicaz y ella tragó nerviosa saliva- quedó… con Ari- musitó acobardada
-¡¿Con Ari?!- exclamó sobrecogido abriendo aterrorizado sus ojos- ¡¿Estás imbécil o qué rayos te pasa?! ¡¿Cómo se te ocurre dejarla con Ari joder?!- chilló enfurecido y entró de nuevo en la casa -Pero ¿qué pasa?- indagó asustada Claudia
-Apareció sangre en el suelo de la cocina y no aparece Carla por ningún lado- le explicó nerviosa Susi
-¡Santo Dios! ¡¡Sangre y Ari juntos…!! ¡Eso es una catástrofe!- musitó angustiada Claudia cubriéndose sobrecogida la boca- sabía que no era buena idea dejarla sola… algo me decía que no debía hacerlo…- murmuró angustiada y rompió a llorar desesperada
-Tranquila cielo, no es tu culpa… además, es buena señal que el coche de Ariadna no esté ¿no estáis de acuerdo?- intentó consolarla su madre rodeándola entre sus brazos cariñosamente
-¿Le pasó algo a mi mami?- indagó sobrecogida Paloma junto a ellos, fue cuando repararon en que los pequeños habían descendido del coche y se habían acercado; Hugo cargaba a su hermano pequeño y todos los observaban muy asustados
 -No, que va mi princesita bella, mami está bien; solo que tía Ari se la llevó de paseo sin decírselo a papi y ya sabes cómo se pone si se hacen cosas sin que él lo sepa- resolvió ameno el abuelo Alonso, parecía que los niños se tranquilizaban con aquella explicación- anda, vamos a jugar un poco al jardín de atrás- los guío animado sacándolos de allí. Susi, Claudia y Marina entraron en la casa; Cris estaba en la cocina intentando marcar el teléfono
-623… 5...- enumeraba en alto y de pronto cortaba la llamada y lo intentaba de nuevo- 623… 52... ¡¡Joder, joder, joder!!- bramó enfurecido golpeándose frenético la frente
-¿Qué haces?- indagó Susi al ver su desesperación
 -¡¡Llamar a Ari!! ¡¿Tú qué crees qué hago estúpida?! 623… 52...- lo intentó de nuevo pero estaba bloqueado y no recordaba el número- ¡¡Joder!! ¡¿623 52… qué más, mamá?!- increpó desesperado -¡Trae y cálmate o acabarás enloqueciéndonos a todos!- le habló rotunda su madre quitándoselo de la mano, en ese instante el teléfono sonó y Cris se lo arrebató furiosamente de la mano a su madre -¡¿Ari?!- pronunció esperanzado
 -Sí Cris, soy yo; estamos en el hospital materno infantil, Cris; Carla se…- contestó su hermana pero no pudo decir nada más, Cris colgó de pronto y salió como alma que lleva el diablo hacia su coche -¡¿A dónde vas Cristóbal?! ¡¿Qué ha ocurrido?!- gritó su madre asustada de su reacción
 -¡No lo sé mamá; pero Carla está en el hospital de Gerardo!- respondió sin detenerse y arrancó su coche a toda velocidad provocando una polvareda asombrosa
 -¡Síguelo Susi! ¡Ese atolondrado va desquiciado y aún vamos a llevar un disgusto!- indicó atemorizara Marina y su hija obedeció al instante subiéndose al coche de Claudia
 -¡Voy contigo!- anunció presurosa Claudia siguiéndola
-¡¿No me colgó el muy imbécil?! ¡¡Ni me dejó explicarle!!- protestó atónita Ari mirando desconcertada su teléfono en su mano, Carla rió divertida
 -Solo espero que venga con cuidado- repuso más tranquila. No tardó en entrar como un vendaval en la habitación con la cara desencajada y los ojos aterrados. Se dirigió directo hacia Carla y la besó en los labios tomándole inquieto la mano
 -¿Cómo estas mi ángel? ¿Qué ha ocurrido? ¿Te has lastimado?- preguntaba presuroso sin dar opción a responder
 -¡Ey, tranquilo ¿eh?! ¡Después soy yo la irracional!- le recriminó Ari y él la miró atónito- Todo está relativamente bien dentro de lo que cabe; según Gerardo se desprendió la placenta y hay que realizar una cesárea cuanto antes para sacar a Alex o puede sufrir- explicó resuelta, él la miraba asombrado- nos explicó Gerardo que ya se lo esperaba y lo tiene todo preparado ¿verdad cielito?
 -¡Increíble! ¿Esta es nuestra Ari mi ángel?- preguntó escéptico Cris, ella sonrió conmovida
-Se portó genial Cris ¿No es maravillosa?- expresó cariñosa apretándoles suavemente las manos a los dos
-¡¡Ah no, otra vez no!!- gritó sobrecogida Ari huyendo rápidamente con su mano, ellos la miraron desconcertados- ¡¡Coño Carla, pensé que me ibas a apretar otra vez la mano como en la casona!!- exclamó aterrada, ellos rieron entrañables- ¡Caray cielito! Disculpa pero… ¡¿sabes que me la dejaste dolorida?! ¡¡Hasta creo que me has roto algo!!- explicó examinándosela atemorizada y moviendo los dedos. Los tres rieron divertidos.

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